Historia


Virreinato de Perú


El virreinato del Perú

Virreinato del Perú

Formalmente el virreinato del Perú fue creado a partir de las leyes nuevas en Barcelona, el 20 de Noviembre de 1572, desde ese momento desaparece la Gobernación de Castilla entregada inicialmente a Pizarro, y los territorios descubiertos pasaban a ser entregados a un representante del directo del rey, el virrey. Blasco Núñez Vela fue el primer virrey del Perú. Sin embargo las luchas entre los conquistadores, entre estos y la corona, y por supuesto entre los españoles y la gente andina, hicieron que la organización de nuevo virreinato, se consolidara recién en la década de 1570 con el virrey Francisco Toledo.

La Conquista Social

Los últimos años del siglo XV pusieron fin al proceso de reconquista del suelo español (con la expulsión de los moros y mas delante de los judíos); de este modo se echaron a perder las posibilidades que muchos individuos tenían de adelantarse socialmente. La sociedad española reconocía a los hidalgos la legitimidad de un linaje y la condición de cristianos viejos, sin mezcla de moros y judíos. Por eso, aquellos que no lo eran, tenían la esperanza de llegar a serlo por meritos. Pero entonces se descubrieron vastos territorios ultramarinos que debían ser conquistados por la reciente monarquía española unificada. A ellos se dirigieron grandes grupos de empresarios, visionarios, aventureros e hijos menores de la nobleza en busca de las riquezas y los honores que la península ya no podía ofrecerle. En su empresa, muchos de estos inmigrantes, los conquistadores y los primeros pobladores constituirían las nuevas aristocracias hispanoamericanas, encabezadas originalmente por los grandes conductores de la gesta, tales como los Cortés en México y los Pizarro en Perú.

Las Ciudades: colonización y gobierno

Las ciudades desempeñaron un rol importante en la colonización española en América, pues además de hacer mas consistente la ocupación de los territorios, otorgaban una base jurídica y solían constituir puestos de avanzada para nuevas expediciones. Las ciudades se fundaban mediante un complejo ritual que sancionaba la conformación oficial del territorio como parte de la Corona castellana, lo ponía bajo la protección divina y, por ultimo, transformaba la ocupación en un derecho establecido.

La organización de las ciudades se hizo, por lo general, siguiendo el trazado en cuadrícula propio de la tradición española. Esta puede verificarse en la construcción de la ciudad de Santa fe durante de la guerra de Granada en los tiempos de los reyes católicos. El “damero de Pizarro”, en Lima, es el ejemplo clásico. En algunas de las ciudades andinas tradicionales hubo una modificación sustancial del patrón urbano. En el caso del Cuzco, se construyeron manzanas de casas entre Acaipata y Cusipata (los dos sectores de la gran plaza). La mayoría de las plazas fueron ampliadas haciendo correr uno de los muros laterales.

En la medida que se fueron fundando ciudades españolas, se concentraron en ellas pobladores de variada fortuna. De todos ellos, los únicos que adquirieron la categoría de “vecinos” fueron los encomenderos, es decir, aquellos conquistadores que mas habían destacado en la incorporación de estas tierras al dominio de la Corona castellana y por cuyos méritos se les había otorgado el derecho de beneficiarse con el trabajo y el tributo de determinado número de indígenas, los mas poderosos pronto controlaron el gobiernos de las nuevas urbes a través de la institución de cabildo (nuestras actuales municipalidades), sucediéndose en cargos de alcaldes, regidores, alfereces, procuradores, tesoreros, jueces de aguas y otros.

En el Perú como en otras latitudes, algunas de estas posiciones se hicieron repetitivas (por no decir hereditarias) en las familias mas influyentes y reforzaron así su dominio. En Lima, por ejemplo, dinastías de conquistadores compañeros de Pizarro, tales como los Aliaga, los Agüero, los Rivera y otros, virtualmente controlaron el gobierno local por siglo, pugnando por el poder entre sí y con grupos que habían llegado posteriormente. Así, el vecino feudatario se derivó de esta realidad en conjunción con otra, la encomienda.

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La Encomienda y los conquistadores

La encomienda fue una institución de importancia fundamental en las primeras décadas de la colonización del Perú ya que a través de ella se articularon las relaciones entre españoles e indígenas. Esta institución tubo como origen la encomienda medieval española, un modo de patrocinio muy difundido que consistió en la cesión de tierras a cambio de protección y defensa. En el caso de la encomienda americana, la encomienda no significo la entrega de tierras, pero si se mantuvieron los conceptos de protección y defensa. Así que a diferencia de la encomienda medieval española, la encomienda americana (también llamada repartimiento de indios) significó el otorgamiento de fuerza de trabajo de indígenas a determinados españoles. La institución de la encomienda tuvo su fundamento jurídico en la obligación de los indígenas a pagar tributo a la Corona de Castilla en su condición de “vasallos libres” del rey. Así la encomienda se suscita a partir de la cesión de del goce de tributo hecho por el monarca a favor de los encomenderos, en premio de los servicios de dichos personajes en la incorporación de nuevos territorios al patrimonio de la Corona.

Los deberes de los encomenderos eran varios: quizá el mas importante era el de la doctrina, es decir, que debían sufragar los gastos de los curas doctrineros encargados de tal labor y, a falta de ellos, ver la forma de asegurar que la evangelización se propagara. Igualmente los encomenderos debían cumplir con la denominada “carga militar”, que consistía en la obligación de acudir “con sus armas y caballos” a la defensa de la tierra cada vez que las autoridades lo solicitaran, bien fuera el caso de levantamientos o de ataques de otro tipo.

Si bien en los primeros años muchos encomenderos vivieron en los propios de indígenas, pronto la Corona prohibió dicha practica por los abusos perpretados en perjuicio de los indígenas. Así le legislación impuso a los encomenderos el deber de “residencia”, que obligaba a vivir en la ciudad cabecera de la jurisdicción en la que habitaran sus encomenderos. Las autoridades querían lograr un efectivo poblamiento del Perú por parte de los españoles y ver garantizado el cumplimiento de la carga militar. Finalmente los encomenderos estaban obligados a dar buen trato a los indígenas, aunque esto estuvo lejos de ocurrir, sobre todo en los primeros tiempos.

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Consolidación Del Poder Real

El presidente de la audiencia de Lima don Pedro de la Gasca, venció en la batalla de Jaquijahuana, en Abril de 1548. Allí termino la rebelión de los encomenderos dirigida por el ultimo de los Pizarro en el Perú, pero también se inicio la organización definitiva del control español de los Andes. Aunque hasta entonces el espacio político había sido dominado por el grupo de los Pizarro en el Perú, pero también se inicio la organización definitiva de control español de los Andes. Aunque hasta entonces el espacio político había sido dominado por el espacio de los Pizarro autoridad real no tuvo rival. Los encomenderos mantuvieron parte de su poder, especialmente económico, gracias al tributo indígena. La gran modificación económica había empezado con el descubrimiento de las minas de Potosí y la exportación de la plata se expandió al entrar en crisis el poder de los Pizarro. Gasca dio un tono nuevo a la autoridad española al organizar la primera visita general, que buscaba la información demográfica y económica necesarias para establecer el tributo indígena. La visita fue confiada al arzobispo de Lima, Jerónimo Loayza, al dominico Domingo de Santo Tomas y al funcionario Polo de Ondegardo; entre las instrucciones que recibieron los visitadores nombrados se hallaba la de contar con adecuados intérpretes. La visita de Gasca produjo el primer ordenamiento de la información sobre los Andes. Ya se disponía no solamente de un relato de las hazañas de los conquistadores ni tampoco únicamente de las historias escritas con informaciones muchas veces andinas, sino del número y distribución de los habitantes y de manejo de recursos y datos sobre la capacidad económica de la población registrada bajo pautas europeas y no locales.

Gasca dispuso nuevas encomiendas, castigo a quienes habían seguido hasta el final a Gonzalo Pizarro y premio a quienes se le enfrentaron, e incluso a los traidores de este que al ultimo minuto se habían plegado a las tropas reales. Además Gasca dispuso la organización de expediciones de conquista. El salió del país en 1550 dejándolo bajo la autoridad e la Audiencia de Lima. La tasación de todas las encomiendas no fue tarea fácil porque el Perú no estaba en calma.

El nuevo virrey, don Antonio de Mendoza, Márquez de Cañete, llego en Septiembre de 1551 luego de haber ocupado el puesto de virrey de la Nueva España. Por encargo suyo, su hijo visito Huamanga, Potosí y La Plata para poner orden en los repartimientos de hombre andinos para las minas, pues Mendoza recibió una real cedula que abolía el servicio personal indígena. La ultima rebelión de los encomenderos contra la corona se levanto en el Cuzco en 1553 y estuvo dirigida por Francisco Hernández Girón. Fue vencida en Pucara en Octubre de 1554 por los oidores de la Audiencia de Lima que gobernaban por la muerte del virrey.

El virreinato alcanzó nuevo orden con el tercer virrey Andrés Hurtado de Mendoza, quien llego en Junio de 1556, antes de esa fecha había empezado a funcionar la Universidad Mayor de San Marcos. En 1551 una real cedula creó en el monasterio de Santo Domingo el estudio general, base de la universidad. El gobierno de Hurtado Mendoza fue enérgico y logro organizar el virreinato. En su tiempo, los curacas comenzaron a solicitar la devolución de los pobladores andinos que habían sido encomendados en los lugares donde hacían las mitas en ese entonces, como ocurrió con los lupacas de Sama y Moquegua; el virrey ordeno que devolvieran a su grupo étnico y, para indemnizar a los encomenderos perjudicados, puso a otros hombres en manos de estos. En ese el Inca Sairi Túpac salió de Vilcabamba. El hijo de Manco Inca se estableció en el Cuzco y recibió la encomienda de Yucay. De otro lado la economía del estado colonial alcanzó un importante crecimiento con el descubrimiento de la mina de azogue en Huancavelica.

Entre 1561 y 1564 gobernó el conde de Nieva (Diego López de Zúñiga y Velasco). Este continuo la política de las visitas a la población andina, y en su tiempo se encrespo la polémica sobre la perpetuidad de las encomiendas. El conde de Nieva murió antes de la llegada de su sucesor Lope García Velasco. Durante su gobierno se expandieron noticias de posibles alzamientos de los andinos, y comenzaron a formarse nuevas audiencias como las de Quito y Chile.

A partir de 1565 se establecieron los corregidores de indios quienes, se encargaron desde aquel momento de la recolección del tributo además de las tareas judiciales y gubernativas. Entonces comenzó la decadencia de la encomienda al ser privada de su fuente principal de poder, relacionada con el ingreso tributario.

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Las Reformas de Francisco de Toledo

Felipe II, le nombró virrey del Perú en 1568 con el fin de consolidar los derechos y privilegios reales frente a los encomenderos y poner término a las sublevaciones de los indios. Tomó posesión del cargo en noviembre de 1569, sustituyendo al virrey interino Lope García de Castro. Inició su gobierno llevando a cabo una visita al virreinato, gracias a la cual pudo conseguir información sobre la demografía del territorio y la organización administrativa incaica. El virrey Toledo es considerado el organizador del virreinato peruano, ya que estableció las bases de lo que sería el sistema colonial en el Perú, especialmente a través de las llamadas Ordenanzas del virrey Toledo, redactadas por los juristas Juan de Matienzo y Juan Polo de Ondegardo. Durante su mandato, centralizó los aspectos esenciales de la administración colonial, reguló la encomienda y la mita, convirtiendo a esta última en una forma de garantizar mano de obra barata para distintas actividades, especialmente para el desarrollo de la actividad minera en Potosí y en Huancavelica (cuya ciudad fue fundada a instancias suyas en agosto de 1570 con el nombre de Villarrica de Oropesa). Asimismo, ordenó a la población indígena en un sistema de pueblos de indios bajo un patrón español que recibieron el nombre de reducciones.

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. LA IMPLANTACIÓN DE LA ENCOMIENDA

El establecimiento legal de las encomiendas o de los repartimientos de indios surgió de una Real Provisión de 20 de diciembre de 1503, en la que se establecía la libertad de los indios, su obligación de convivir con los españoles y la de trabajar para ellos a cambio de salario y manutención, junto con la obligación de los encomenderos de educar a los naturales en la fe cristiana. Este documento, elaborado con el consejo de expertos letrados, juristas y teólogos, pretendía garantizar la mano de obra necesaria para explotar las minas y asegurar el asiento de una población castellana que afianzara la colonia recién descubierta. Mostraba, asimismo, la intención monárquica de legitimar sus decisiones y de que sus actuaciones fueran “conformes a derecho humano y divino”.

El sistema de la encomienda, implantado inicialmente en la isla de La Española, constituía una delegación del poder real en el encomendero para recoger el tributo y usar los servicios personales de los indios, pero la monarquía, que velaba por sus propios intereses, no hizo nunca concesión de este derecho a perpetuidad, excepto en México con Hernán Cortés. En la práctica, la encomienda fue el subterfugio legal que enmascaraba los abusos cometidos por los conquistadores con los indios. La tradición feudal, fuertemente implantada entre los conquistadores, y la distancia entre España y las nuevas tierras favorecían las aspiraciones señoriales de éstos y limitaban el cumplimiento de las Leyes de Indias. La deplorable situación a que estaban sometidos los indios provocó, ya en los primeros años, la denuncia de los religiosos dominicos.

. LAS LEYES DE BURGOS

Pocos días antes de la Navidad de 1511, fray Antonio de Montesinos pronunció un sermón ante las autoridades de La Española que atacaba duramente el sistema de la encomienda y cuestionaba la legitimidad de la soberanía castellana sobre aquellas tierras. Su denuncia y la polémica que desató tuvieron amplio eco en España. Desde el verano de 1512, se reunió en Burgos una Junta de expertos para debatir y pronunciarse sobre el problema. El 27 de diciembre de 1512, se promulgaron las Reales Ordenanzas dadas para el buen regimiento y tratamiento de los indios, más conocidas como Leyes de Burgos, que constaban de 35 artículos, a los que se sumaron cuatro preceptos dictados el 28 de julio de 1513 en Valladolid. Esta legislación estableció disposiciones para regular y mejorar el régimen de las encomiendas y dio un gran protagonismo a la figura del visitador o encargado de vigilar el cumplimiento de las leyes, pero, en la práctica, los abusos continuaron y la población indígena de las Antillas siguió sufriendo un acentuado descenso demográfico.

. LAS LEYES NUEVAS Y EL FINAL DE LA ENCOMIENDA

El Repartimiento General de 1514, también conocido como Repartimiento de Alburquerque, vino a agravar aún más la situación. Por las instrucciones de 4 de octubre de 1513, se dio poder a los repartidores Pedro Ibáñez de Ibarra y Rodrigo de Alburquerque para encomendar los indios en nombre del rey y conceder a los futuros beneficiarios del repartimiento el derecho a la encomienda por dos vidas, es decir, por la vida del encomendero y la de un heredero. Asimismo, dejaban al arbitrio de los repartidores el poder trasvasar población indígena de un poblado a otro, lo que provocó el cambio de trabajo y de dueño y el subsiguiente desarraigo de muchos indios.

Gobierno y administración del virreinato

Dentro de los dominios desplegados en el vasto ámbito del contente americano, el Perú, durante el periodo de la dominación española se hallaba inscrito como un territorio orgánicamente constituido que, si bien jurídicamente había sido incorporado al reino de Castilla, de hecho se articulaba dentro de la estructura de la monarquía universal hispánica a través de la dependencia personal del rey. Se organizaba de esta forma: el mas alto cargo era el del Virrey que era la representación personal del soberano y su nombramiento lo hacia el mismo monarca puesto que estaba constituido como su mandatario en la sede de la delegación, era la instancia suprema dentro se su ámbito jurisdiccional y ejercían poderes de vigilancia, control y aún de intervención que solo utilizaban en circunstancias graves o anormales. En el Perú este también era presidente de la Real Audiencia de Lima lo cual representaba al monarca en la justicia. Luego seguía a la Audiencia que era un organismo de justicia, existieron dos audiencias en el Perú: la audiencia de Lima y la audiencia del Cuzco 1787. La audiencia estaba conformada por un presidente, un numero variable de oidores y funcionarios subalternos. Los integrantes de la Audiencia también cumplían la función de informar al virrey sobre los últimos litigios y resoluciones. La instancia inferios a la Audiencia fueron los Corregidores este cargo estaba dirigido a buscar el bienestar de españoles e indios, pero en el último caso estas fueron las que pusieron mas carga sobre los indígenas en vez de velar por sus derechos. Los Cabildos o su equivalente actual a las municipalidades, que constituía la base jurídica de la ciudad pues la representaba y abogaba por los intereses locales aun frente a la autoridad real. Los Curacas se instituyeron con la finalidad de respetar alguna de las instituciones andinas servían de enlace entre el corregidor y el pueblo.

Sociedad Virreinal

Pirámide social:

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RELIGIÓN VIRREYNAL

La presencia de la religión católica en el Perú, se remonta sin lugar a dudas a la época de la conquista. Y es gran parte de la adición colonizadora española del siglo XVI estaba sustentada en la evangelización de pueblos infieles. Con el tiempo, se fue trasladando al virreinato del Perú, la estructura eclesial y universal fue evangelizando al pueblo andino. Al final, que duda cabe, la iglesia trascendió al fenómeno emancipador y el cristianismo se consolido como uno de los pilares de la nación peruana.

Santa Rosa de Lima

Santa Rosa de Lima (1586-1617), monja y mística peruana, primera religiosa americana canonizada por la Iglesia católica. Isabel Flores de Oliva, su verdadero nombre, nació el 20 de abril de 1586 en Lima (entonces capital del virreinato del Perú), hija de un puertorriqueño y una limeña. Pronto comenzó a ser llamada Rosa, debido a su belleza, y con dicho nombre recibió en 1597 el sacramento de la confirmación de Toribio Alfonso de Mogrovejo, arzobispo de Lima desde 1579. Su precoz voto de virginidad y su temprana consagración a una vida contemplativa, sirven de testimonio de la firme vocación religiosa que mostró desde muy joven. Su vida monjil comenzó en 1606, año en que ingresó en la orden terciaria de los dominicos. A partir de ese momento, y hasta el final de sus días, Rosa de Santa María (nombre que adoptó tras tomar los hábitos) se dedicó en plenitud a la contemplación, la oración, la mortificación y la penitencia, actividades que parece ser la condujeron a alcanzar frecuentes éxtasis místicos. No obstante, también reservó gran parte de su existencia a sus semejantes, adquiriendo notoriedad los cuidados físicos y espirituales que dispensaba en su propia casa a los enfermos y a los niños. Falleció el 24 de agosto de 1617. Beatificada en 1668 por el Papa Clemente IX (quien un año más tarde la nombró patrona de Lima y del Perú), fue declarada patrona de América y Filipinas (1670) y canonizada (1671) por el Papa Clemente X. Su festividad se celebra el 23 de agosto.

San Martín de Porres

San Martín de Porres (1579-1639), fraile dominico peruano. Nació en Lima, hijo de Ana Velásquez, negra panameña, y padre desconocido. A los ocho años de edad fue adoptado por un noble español que se encargó de su educación. Aunque estudió para ser cirujano (profesión que en aquella época incluía las de barbero, farmacéutico, doctor y cirujano, todo a la vez), consagró su vida a ayudar a los más necesitados. Fue monje en el monasterio dominico del Santísimo Rosario e ingresó en la orden nueve años después. Su santidad se manifestó a través del amor que mostró por los demás y la gran pureza de su vida, especialmente en el cuidado que siempre dispensó a los pobres y los enfermos. Falleció el 3 de noviembre de 1639. El Papa Juan XXIII le canonizó en 1962 y su festividad se celebra el 3 de noviembre. Es el patrono de la justicia social.

Santo Toribio de Mogrovejo

Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo (1538-1606), religioso español. Nació en Mayorga (Valladolid) en noviembre de 1538 y se formó en las universidades de Valladolid, Salamanca y Santiago de Compostela. Inquisidor en Granada en 1573, fue nombrado arzobispo de Lima (Perú) en 1579, siendo todavía laico, por lo que recibió las órdenes religiosas y el nombramiento de obispo pocas semanas antes de acceder al arzobispado limeño. Mantuvo un permanente enfrentamiento con las autoridades civiles en defensa de los privilegios eclesiásticos y se significó por su protección de los indios frente a los abusos que recibían en las reducciones, creando hospitales y escuelas de música. Promovió los colegios mixtos para hijos de caciques y españoles y la publicación del catecismo elaborado en 1552 en español, quechua y aymará. Murió en Saña (Perú) en febrero de 1606. Fue beatificado en 1679, canonizado en 1726 y declarado patrono del episcopado latinoamericano en 1983.

Modo de proceder de la Inquisición

La finalidad buscada era la conversión de los herejes y su reintegración a la Iglesia. Por lo mismo, los métodos preferidos eran los que manifestaban mayor misericordia, mientras que el recurso a la fuerza era considerada como una medida extrema, que atendía más que nada al bien común de los demás miembros de la sociedad.

Había todo un procedimiento dividido en etapas, de acuerdo al cual se llevaba a cabo la labor de los inquisidores. Una vez llegados al pueblo donde se sospechaba de la existencia de herejes, se proclamaba el tiempo de gracia, que variaba de 15 a 30 días. En este tiempo, todo hereje podía confesar sus errores, siendo a cambio tratado benignamente y recibiendo penas menores. Se proclamaba el edicto de fe y, bajo pena de excomunión, se exigía de todos que delatasen a los herejes o sospechosos de herejía. Terminado el mes de gracia, se procedía a la persecución y se citaba de manera enérgica a los sujetos acusados, que, en caso de no acudir, eran declarados contumaces, con pena de excomunión provisional (definitiva pasado un año).

Luego seguía el interrogatorio, donde se procedía a examinar a los acusados para verificar si procedía o no la acusación hecha. Esto generalmente se hacía ante dos religiosos y un notario, que ponía por escrito los descargos del acusado. En caso de que el acusado se negase obstinadamente a confesar su culpa, habiendo indicios bastante probables de que hubiese incurrido en herejía, se procedía a la tortura. El notario debía estar preparado para escribir la confesión que el acusado hiciera en este caso.

Luego venía la sentencia, en la que varias personas, entre religiosos y laicos de probada honradez, examinaban los datos que se tenían sobre el incriminado y emitían su opinión sobre si había culpabilidad o no. En caso de haber sido arrancada la confesión por medio de la tortura, también se examinaba su veracidad, es decir, si había sido hecha solamente por miedo a los castigos corporales o si se podía considerar auténtica. En sesión pública, generalmente en domingo para que pudiese asistir la población, se proclamaba la sentencia.

El último paso era la ejecución de la sentencia, que era llevada a cabo por la autoridad civil («el brazo secular»). En caso de que se aplicara la pena de muerte, ésta no debía conllevar derramamiento de sangre; por lo tanto, la hoguera era el medio preferido. Otras penas para el delito de herejía que se aplicaban con mucha mayor frecuencia que la pena de muerte, que era considerada una medida extrema y excepcional, eran: remar en las galeras, el destierro, la confiscación de bienes, la cárcel. Otras sentencias menos duras eran las peregrinaciones, los azotes, los signos de infamia (vestidos humillantes de color amarillo, vela verde, soga a la garganta, coroza blanca).


ECONOMIA

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Sello de la inquisición

Virrey Conde de Nieva

MINERIA: fue la actividad mas novedosa que los españoles introdujeron al Perú, también fue la misma que les trajo como consecuencia trabajos forzados “mitas mineras” a los indios. Los principales centros mineros de los cuales sacaban oro y sobre todo plata fueron: Potosí, Huancavelica, Castrovirreina, Oruro, Cailloma, etc

TRABAJO EN EL CAMPO se introdujo nuevos cultivos y nuevas especies que fueron traídas por los españoles, y una nueva organización del trabajo en el campo: nuevas técnicas. Las nuevas especies se difundieron rápidamente por todo Sudamérica y Centroamérica pero también conservaron cultivos nativos como la coca, la papa, maíz que ahora también estuvo al alcance de la elite.

OBRAJE TEXTIL durante el virreinato hubo notable crecimiento de la industria textil aunque los resultados no lograron superar a los de los antiguos peruanos. Los propietarios de los obrajes abusando del trabajo operario de los indígenas obtuvieron muy buenas ganancias ya que las exportaban hacia España.




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Enviado por:Palola
Idioma: castellano
País: Perú

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