Turismo, Hostelería, Gastronomía y Restauración


Turismo cultural


EL DEBATE ACTUAL EN TORNO AL TURISMO CULTURAL


ÍNDICE

Página

Introducción…………………………………………….................... 3

Los impactos del turismo en la cultura……………………………... 5

¿Cómo gestionar el turismo cultural?................................................. 7

Conclusión………………………………………………………….. 9

Bibliografía…………………………………………………………. 10


INTRODUCCIÓN

Desde los años 80 el turismo de masas ha sido el principal protagonista del sector turístico, pero, en los últimos años, la demanda y sus necesidades han cambiado. Los turistas, a día de hoy más informados y con mayor experiencia, han pasado de comprar paquetes turísticos con destinos de sol y playa a solicitar viajes que ofrezcan más alternativas para el disfrute de su ocio; que tengan un valor añadido, como es la cultura.

Son varios los factores que han propiciado este cambio: los consumidores, los operadores turísticos, las nuevas tecnologías, etc.

Los consumidores han aumentado su tiempo de ocio y gozan de mayores ingresos. Además, cada vez se sienten más preocupados por el entorno tanto cultural como medioambiental y exigen una mayor calidad en sus viajes.

La cada vez más diversificada demanda exige a los operadores turísticos una oferta segmentada que cubra las necesidades de todos los grupos del sector.

Por último destacar también la importancia de las nuevas tecnologías, que además de hacer llegar información diversa utilizando diferentes medios, también ofrecen posibilidades innovadoras, como las reservas online.

Estos factores han desencadenado una demanda que se caracteriza por buscar nuevos modelos de turismo, entre los que cabe destacar el denominado turismo cultural.

Según Bonink y Richards (citados por Valdez Muñoz, 2002) se puede definir el turismo cultural de la siguiente manera:

“Todos los movimientos de personas hacia atracciones culturales específicas como sitios histórico-patrimoniales, y/o manifestaciones artísticas y culturales fuera de su lugar normal de residencia.”

La población adulta ha incrementado en las últimas décadas, y así mismo lo ha hecho el nivel educativo, quizá por ello haya aumentado el interés de la sociedad por el conocimiento del patrimonio y la democratización de la cultura. Estos aspectos y las cada vez más modernas tecnologías, que consiguen un mayor alcance, han impulsado el turismo cultural en los últimos años.

En el presente el entorno medioambiental y la cultura son motivos de preocupación de la sociedad, y las consecuencias que el turismo trae consigo han sido siempre muy discutidas. Es por ello que en el primer apartado del presente trabajo se especificarán cuáles son los impactos del turismo, tanto positivos como negativos, haciendo especial hincapié en los culturales.

En segundo lugar se tratará de reflejar qué medidas deben adoptarse para llevar a cabo un turismo sostenible y respetuoso con el entorno, que ofrezca beneficios tanto a la población como al propio recurso turístico. Para ello se tomarán como referencia las opiniones de los expertos en esta materia, reflejando así las diferentes ponencias que existen en el presente.

Y finalmente, una conclusión en la que se recogen de manera más breve todas las ideas expuestas con anterioridad.

LOS IMPACTOS DEL TURISMO EN LA CULTURA

Los impactos del turismo podemos dividirlos en los que repercuten sobre la economía del destino, los que repercuten en el medio ambiente, y por último, los que influyen en los aspectos socioculturales.

El turismo se ha considerado siempre muy beneficioso para la economía de la región turística, ya que gracias a su efecto multiplicador actúa como motor de la actividad empresarial. Además, contribuye a la creación de empleo y al aumento de la renta, lo que supone una mayor calidad de vida.

Sus beneficios trascienden también al ámbito medioambiental, porque revaloriza el entorno del destino y ello provoca medidas para preservarlo (como estándares de calidad), por lo que la Administración se verá también más involucrada.

Además del entorno, el turismo también contribuye a revalorizar las costumbres locales, preservando y rehabilitando el patrimonio e induciendo a un intercambio entre las culturas visitantes y las locales, que desemboca en un mayor respeto y tolerancia para con los demás.

Resulta necesario especificar que los impactos del turismo dependerán en parte del tipo de turistas que visiten un lugar, y de su relación con el entorno y los residentes. Esto no implica que los turistas de masas, que apenas tienen contacto con las gentes y costumbres del destino, tengan menor influencia que los que si lo hacen, porque el sólo hecho de observarles puede provocar cambios en las mentalidades de los locales.

Este fenómeno, denominado efecto demostración, tiene mayoritariamente efectos negativos sobre la población residente, en especial cuando se trata de clases sociales muy diferenciadas, ya que puede hacer sentir al lugareño en un marco inferior o de mayor fracaso que el del turista.

No es éste el único impacto negativo del turismo, en el ámbito económico también genera inflación, dependencia de divisas y costes debidos a las incesantes variaciones en la demanda, pero en la actualidad resultan más importantes los impactos producidos en los entornos medioambiental y sociocultural.

El turismo de masas de las últimas décadas ha impulsado en varios destinos la urbanización masiva y sin planificación, lo que fomenta también la erosión y la contaminación (en todos sus sentidos). Además, la eterna rivalidad entre el beneficio económico y la preservación del medioambiente han producido disputas en torno a la utilización de los recursos naturales.

En lo que al ámbito sociocultural se refiere, esta tendencia turística ha desembocado en procesos de desculturización debido al escaso intercambio cultural, que conlleva a la creación de estereotipos, formaciones de ghettos y muchas veces fomenta el crimen; claro ejemplo son los atentados terroristas en Bali o Egipto.

Ante esta situación en la que el turismo ha generado increíbles beneficios pero también muchos deterioros, tanto en el medio natural como en las formas de vida de los residentes, el mundo se plantea la necesidad de gestionar el turismo y sus flujos de manera que evite al máximo estos impactos negativos e intente intensificar aquellos beneficiosos. De esta manera nace el término turismo sostenible, entendiendo sostenible como aquello que “satisface las necesidades del presente sin comprometer la posibilidad de satisfacciones propias de las generaciones futuras” [según Brundtland citado por la OMT (1998; 259)].

El turismo cultural es hoy en día el más relevante en cuanto a estos impactos se refiere, porque su principal atracción es el patrimonio local, ya sea tangible como intangible, natural o histórico, y es preciso que todos los agentes interesados en el fomento de este tipo de turismo se pongan de acuerdo.

El turismo puede contribuir a revalorizar ese patrimonio tanto ideológicamente, en los ciudadanos y visitantes, como materialmente, destinando los beneficios obtenidos a través de la actividad turística al propio patrimonio, que es el que principalmente genera estos flujos.

Para ello será necesaria la implantación de ciertas políticas que regulen la actividad y gestionen los fondos y beneficios siempre a merced de la preservación de dicho patrimonio; que tengan en cuenta los puntos de vista de todos los expertos, y que generen una estrecha colaboración entre el sector público y privado.

¿CÓMO GESTIONAR EL TURISMO CULTURAL?

Miguel Ángel Troitiño, en su artículo titulado “El Patrimonio Arquitectónico y urbanístico como recurso turístico” (2002), manifiesta que “la intervención en el patrimonio arquitectónico y urbanístico, de cara a su adecuación como recurso turístico, debe abordarse desde una perspectiva integradora, considerando a la ciudad como una realidad social dinámica donde el turismo y la cultura ofrecen oportunidades para la recuperación funcional”. Así mismo, considera también que “la integración del turismo debe realizarse en una realidad urbana viva y multifuncional. Los circuitos turísticos y las rutas deben rediseñarse para que la visita se configure como una nueva fórmula de práctica cultural, enriquecedora para los turistas y para los residentes.”

De este planteamiento resalta el concepto de planificación integrada, que se desarrolla con más profundidad desde Stoa, propuestas culturales y turísticas SL., enumerando ciertos principios que deben seguirse para llevarla a cabo.

En primer lugar se insiste en evitar las “falsas culturas turísticas”, centrando los esfuerzos en la protección del patrimonio y de la identidad local, debiendo reinvertirse los beneficios en la propia mejora y desarrollo de ese patrimonio con la finalidad de mejorar la calidad de vida de los residentes.

Por otro lado, se considera esencial la implicación del sector público tanto en la planificación territorial como en el control de los impactos negativos que puedan generarse. Además, resulta muy importante su vinculación con el sector privado, al que debe motivar e incentivar para que lleven a cabo actividades relacionadas con el turismo y el desarrollo.

También hacen referencia a la necesidad de formar a todos los agentes del sector para poder hacer frente a los cambios, creando a su vez nuevos empleos.

Finalmente proponen que las personas sean las protagonistas de este desarrollo, que deben implicarse en el, ya que son el recurso principal y más importante.

En este último principio se puede apreciar la referencia a los conceptos de empoderamiento y participación de los ciudadanos que el informe Nuestra Diversidad Creativa de la UNESCO explica con mayor profundidad.

Siguiendo la línea que defiende la participación de la población, Alfredo Ascanio dice que no se debe imponer el turismo, ya que es en estas ocasiones cuando la población lo rechaza. Considera que ambas partes (turista y local) deben tener una alta responsabilidad moral, para así poder minimizar los impactos negativos, ya que son ellos quienes van a apreciar detalles que quizá los agentes hayan pasado por alto.

Además de la necesaria participación de los residentes, también se precisa que los agentes de todos los sectores que estén relacionados con el desarrollo del turismo cultural formen parte de la planificación de dicho territorio, así podrán tenerse en cuenta los puntos de vista de expertos en diferentes campos.

Desde Stoa persiguen la conversión del patrimonio en un producto, pero no refiriéndose a dicho patrimonio como producto, sino a las experiencias y servicios que se crean en torno a él. Para poder desarrollar este “producto” se debe dar sentido al patrimonio mediante la interpretación del mismo, y lo argumentan de la siguiente manera: “La interpretación, como método para dar sentido, contenido y utilidad social al patrimonio, y un adecuado sistema de organización y gestión de los recursos culturales y naturales nos permitirán dar lecturas coherentes y promover el desarrollo sostenible de los territorios; y aplicada a la explotación turística del patrimonio de un lugar determinado, aparece como respuesta a la necesidad de cada territorio de posicionarse frente a sus competidores”.

De esta manera, la interpretación se convierte en un instrumento de planificación, que deberá traducirse en un plan de actuación, como pueden ser las políticas culturales o turísticas.

Finalmente, recojo la idea de “El turismo cultural como alternativa para el desarrollo de las áreas deprimidas”, artículo de Dionisio Miguel, quién también insiste en la implicación de la población.

Dionisio propone la implantación de infraestructuras, siempre integradas con el medio y adaptadas a la población, que colaboren al desarrollo de nuevas empresas dedicadas a actividades turísticas. Así, existirá una alternativa a la agricultura y al haber más empleo se evitará la incesante despoblación por parte de los jóvenes.

Igualmente señala que el turismo genera beneficios e infraestructuras que además de afectar a la actividad turística en sí, también repercuten en la mejora del bienestar de los ciudadanos y de la zona. Sin embargo, advierte que no debe ser el turismo el motor del desarrollo, sino que debe integrarse con el medio, concluyendo que “debemos, por tanto, incentivar las actividades turísticas allí donde las potencialidades del área y su inserción en un proceso de desarrollo general, reúnan los requisitos oportunos.”

CONCLUSIÓN

La cada vez más intensa preocupación de los ciudadanos por el cuidado y la preservación tanto del medioambiente como de la cultura, ha llevado a la disputa entre expertos sobre la mejor manera de gestionar el turismo.

La finalidad de estos planes es conseguir sacar el mayor beneficio de las actividades turísticas minimizando sus impactos al máximo. Para ello es necesario que todos los agentes involucrados en los procesos pongan sus ideas en común para llegar a acuerdos que tomen en cuenta las perspectivas de todos los ámbitos relacionados.

Así mismo, se promueve también la participación del sector público, que debe tomar responsabilidades ante los impactos negativos e intentar promover un turismo sostenible y enriquecedor tanto para el visitante como para el residente. Para ello podrá llevar a cabo acciones que motiven a las empresas privadas a dedicar mayor atención al sector del turismo, incentivándolas tras labores exitosas.

Todas las opiniones actuales coinciden en la importancia otorgada a la población receptora. Se debe procurar integrar el turismo de acuerdo con el modo de vida de la población, que no suponga un cambio radical para ellos, ya que cuando algo es impuesto suele ser rechazado. Se hace especial mención a los conceptos de empoderamiento y participación que se refieren a la capacidad de poder elegir entre más opciones, gracias a la participación o la influencia que se puede ejercer sobre quienes tienen el poder de decidir.

De esta forma, se le proporciona mayor importancia al beneficio, satisfacción o crecimiento personal, que puedan obtener los sujetos que al propio beneficio económico en sí, que deberá ser utilizado siempre en la preservación del propio patrimonio, tanto cultural como natural.

En resumen, es necesario planificar la actividad turística de manera sostenible, que reduzca los impactos negativos, en especial los que afectan al entorno medioambiental y los que provocan cambios negativos en los locales, para poder desarrollar actividades que enriquezcan tanto a turista como a residente y que además contribuyan a la mejora de la calidad de vida de la población. El patrimonio debe estar siempre en el eje central de la planificación local, ya que éste, según L. Prats “tiene la capacidad de integrar, implicar e ilusionar a la comunidad local en la construcción del futuro.”

BIBLIOGRAFÍA

  • ASCANIO, A. (2004). “Las contradicciones del turismo cultural, la economía y la política” en Santana, A. eds. Pasos Vol.2 nº1. Madrid: Varadero Informática.

  • MIGUEL RECIO, D. (2002). “El turismo como alternativa al desarrollo en las áreas deprimidas” en La función social del patrimonio histórico: el turismo cultural. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.

  • PRATS, L. (2003). “Patrimonio + turismo = desarrollo?” en Santana, A. eds. Pasos Vol.1 nº2. Madrid: Varadero Informática.

  • OMT (1998) . Introducción al turismo. Madrid: OMT

  • TROITIÑO VINUESA, MA. (2002). “El patrimonio arquitectónico y urbanístico como recurso turístico” en La función social del patrimonio histórico: el turismo cultural. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.

  • VALDEZ MUÑOZ, R. (2002). “Turismo cultural: la experiencia mexicana” en La función social del patrimonio histórico: el turismo cultural. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.

  • Otros materiales entregados en clase:

    • Padró, J. - Miró, M. - García, JM. La planificación del patrimonio y del desarrollo del turismo cultural.

    • Alonso Hernández, J. Cultura, desarrollo, empoderamiento, patrimonio.

    • Declaración de Helsinki sobre la dimensión política de la conservación del patrimonio cultural en Europa

    • Padró, J. Estrategias de desarrollo cultural y turístico del patrimonio local: el Puerto de Santa María.

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Enviado por:Geno
Idioma: castellano
País: España

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