Psicología


Trastornos de personalidad en el cine


LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD EN EL CINE

Psicología de la comunicación

Comunicación audiovisual 3º

LAS PSICONEUROSIS

Las psiconeurosis suelen ser trastornos menores. No se observan en ellas lesiones físicas a las que pudieran atribuirles la anormalidad. Son, pues, de origen psicogénico.

  • Neurastenia:

El ejemplo de 3 Mujeres, de Robert Altman:

3 Mujeres es la última parte de una trilogía de filmes concebidos y dirigidos por Altman que abordan temas misteriosos dentro de la psique femenina. La primera, rodada en 1968, se llama Un frío día en el parque. La otra cinta está titulada Imágenes, de 1972.

Todas tienen elementos en común: las atmósferas que se dislocan sin previo aviso, las superficies de espejos se disuelven y a veces los reflejos engañan, mientras que los diálogos aparentemente banales dan pie a momentos reveladores de los personajes, de manera casi inesperada.

Altman nos introduce al mundo de las protagonistas: la primera es una muchacha de edad y aspecto indefinidos; pálida, borrosa, dibujo a medio terminar, que dice llamarse Pinky Rose (Sissy Spacek). Esta post-adolescente llega de Texas a trabajar en un balneario geriátrico a las afueras de Palm Springs, California. Ahí conoce a otra asistente de fisioterapia, la locuaz y muy consciente de su atuendo Millie Lammoreaux (Shelley Duvall), quien se cree el ente más sofisticado en los apartamentos Purple Sage; imposiblemente chic - según ella -, Millie (interpretación magistral de Shelley Duvall) en realidad todo lo que sabe de la vida lo ha aprendido de revistas femeninas que lee fervorosa, mientras habla como tarabilla y salpica su retahíla con toda clase de clichés y frivolidades tomadas verbatim del Cosmopolitan; su neurastenia le impide ver el escarnio (disimulado a duras penas) con que es tratada por vecinos y compañeros de trabajo, que componen el mundo del que, está convencida, es el centro, aún cuando en realidad es poco menos que invisible, ya que todos o la ignoran o la tratan como su burla.

Tanto Shelley Duvall como Sissy Spacek representan a sus personajes con la misma lógica de sueños con que Altman filma la cinta. Todas las idiosincrasias de Millie - hablar de manera incesante aún si el presunto interlocutor no escucha; su obsesión por los prácticos tips ofrecidos por las revistas (“Millie vive en House & Garden,” declaró la actriz en una entrevista de la época), coordinar su atuendo de acuerdo a la decoración de su departamento y actuar con una cierta ambigüedad moral al respecto de su vida sexual (nunca se refiere a sí misma como promiscua, aunque se percibe como una consumada femme fatale, aunque más bien parece el tipo de figura patética con la que alguno tiene o tendría sexo como limosna, aún si ella está convencida en su hueca cabecita de ser importante - fueron creadas por Duvall para darle una muy lograda tercera dimensión al personaje que se siente real en sus patetismos y anhelos. Todos hemos conocido alguna vez a una mujer como Millie Lammoreaux, que se va todas las noches a la cama preguntándose por qué el mundo no la aprecia si es tan superior al montón.

Películas de superhéroes: el ejemplo de Batman Begins:

Adaptaciones al cine de cómics de superhéroes clásicos. Batman Begins es un film de aventuras cargado de introspección psicológica, ambigüedad moral y unas gotas de reflexión filosófica (la inutilidad de la venganza, el poder del miedo como arma de control social), con un protagonista embarcado en un viaje iniciático en el que trata de exorcizar sus demonios interiores. Aquí el protagonista no es Batman (como en todas las películas anteriores de la saga) sino Bruce Wayne, un personaje de carne, hueso y neurastenia, interpretado con intensidad y convicción por Christian Bale, y muy bien narrado, mediante un entramado de flashbacks.

Los personajes que sufren neurastenia son frecuentes para encarnar superhéroes de cómics.

  • Estados de ansiedad: el ejemplo de Lost in translation

La película y sus protagonistas se hacen preguntas sin respuestas: ¿Quién soy? ¿Qué hago yo aquí? Las dudas existenciales aparecen a lo largo del desarrollo de la película, removiendo los cimientos de la comodidad y provocando ansiedad. Los viajes, y más a lugares lejanos, acentúan esa propensión a la melancolía; la distancia física de los lugares de origen favorece la introspección y el replantearse si las formas de vida son las que se desean realmente.

Desde el primer fotograma, Tokio aparece como el prototipo de ciudad devoradora, símbolo de la sociedad consumista e impersonal a la que los protagonistas se dirigen sin remedio. Entre tanta luz de neón, máquina de videojuego y tecnología futurista, dos seres huérfanos de sí mismos, abandonados a la vorágine de una vida conformada, se dan cuenta de la soledad que puede producir estar inmersos en ese mundo ultramoderno, donde miles de personas andan apelotonadas por las calles, sin rumbo fijo aparente. El hotel en que se hospedan los protagonistas aparece como una isla de soledad, entre tanto caos; así, también el templo budista que Charlotte visita, donde pervive lo tradicional y que provoca en la joven un estado de ansiedad porque, como le dice llorando a su madre por conferencia, "no sentí nada estando allí", como si la propia existencia se hubiese encargado de suprimir toda afectividad con el paso del tiempo.

Charlotte representa la crisis de una joven veinteañera, dos años casada con un tipo que parece más enamorado de su trabajo que de su cónyuge, con un futuro por delante y el temor a haber tomado el camino erróneo. Bob es el otro lado del espejo, tras veinticinco años de matrimonio, dos hijos, una fructífera carrera como actor, fama y decadencia, que le han provocado un estado de ánimo parecido a la catatonia: bebe por beber, no puede dormir y ya nada le sorprende. Pasados los cincuenta se ve fuera de juego y camino de la vejez, sin posibilidad de huída. Como le dice a Charlotte, en un pasaje: "He preparado un plan de fuga de este hotel; será peligroso, pero necesito un cómplice."

  • Fobias:

En determinados casos las fobias se producen a causa de un elemento externo que condiciona el miedo (ya no tan irracional), pero la mayoría se dan por mecanismos internos psíquicos que forman el miedo irracional.

El ejemplo de Fear of clowns (2005). Película de horror independiente americana que nos cuenta la historia de un artista con fobia a los payasos, realmente seres terroríficos, que es perseguido por un psicópata que se ha disfrazado como uno de los payasos que el ha pintado. Un recurso escalofriante el utilizar la figura infantil del payaso como un feroz icono asesino.

  • Personalidad múltiple: el caso de Las tres caras de Eva (1957)

Las tres caras de Eva es una extraña aportación dentro del género fantástico norteamericano de la segunda mitad de los años cincuenta. La extrañeza que proporciona en el film la aparición y el análisis de la personalidad múltiple, tiene en este caso una fuerza inusitada, representada en la persona de la tímida e introvertida Eve White (Joanne Woodward). Eva está casada con Ralph (David Wayne), un hombre al que pronto se describe como de característica mediocridad -su forma de vestir y sus actitudes son reveladoras al respecto-, y ambos son padres de Bonnie, una pequeña de poco más de cuatro años de edad. Sin embargo, en un entorno aparentemente cómodo y arquetípicamente representativo del American Way of Life, se suceden una serie de hechos que por sí solos provocan una extraña inquietud. Esas inusuales compras de vestidos y zapatos de estridente diseño, o el peligroso ataque que Eva iba a proporcionar a su hija -le pone una cuerda alrededor del cuello-, de alguna manera me hacen recordar ese panorama casi pesadillesco que se vivía en el aparentemente idílico hogar de los Carey, cuando este iba viviendo en sus carnes los primeros indicios del ciclo que llevará a su protagonista a convertirse en una infinitésima partícula del universo.

En este caso, pronto veremos como la apocada Eva White alberga en su mente otra personalidad; la de la denominada -de forma un tanto simplista- Eva Black. En la oposición de sus personalidades cabría definirlas como una lucha entre la mediocridad y la vulgaridad. Indudablemente, hacía falta un elemento de estabilidad y este hará acto de presencia en una de las ya acostumbradas citas con el Dr. Luther (Lee J. Cobb), apareciendo la personalidad de Jane -en un magnífico plano fijo que no altera la tonalidad del film-, que en buena medida tiene la templanza y la cordura de la que sus compañeras de cuerpo carecen. El tiempo irá pasando y lógicamente Jane llegará a relacionarse con un hombre de aparentes bruscas intenciones, pero no se atreve a dar el paso adelante al no tener claro el devenir de su extraña situación, ya que ni recuerda su pasado y de alguna manera tampoco ve con optimismo su futuro vital.

Un equilibrio este que permite que la película concluya de forma tan sobria con la que ha discurrido, con esa insólita “muerte” de las dos personalidad contrapuestas que acompañan a la finalmente victoriosa Jane, y que no obstante permite la presencia de algunos instantes tan decididamente fantastiques como la secuencia que se desarrolla en el subsuelo de la casa de los padres de Eva, cuando esta recuerda la referencia que ella tuvo en su infancia. En un fondo que logra trasladar una sensación de soledad e inquietud, el encuadre simétrico desliza un impetuoso travelling hacia el rostro de Eva -en mi opinión el momento más memorable de la película-, que tras la exploración del psicólogo nos llevará a la secuencia que revelará el origen de la presencia de las personalidades múltiples -un obligado encuentro con el cadáver de su abuela que se muestra con una fotografía más contrastada a la del resto del film, y que logra transmitir un aire siniestro y  malsano-.

LAS PSICOSIS

Las psicosis son formas de enfermedades mentales muy intensas e incapacitantes. El término "locura" se usaba antiguamente para referirse a esa clase de trastornos; todavía en la actualidad la "locura" es un término legal empleado para referirse a aquellos individuos que no pueden manejar sus propios asuntos de manera adecuada, como resultado de trastorno mental grave.

La personalidad del individuo psicótico por lo general es desorganizada, incapaz de desenvolverse socialmente de manera normal, y en ocasiones debe ser internado en un hospital. Algunos expertos en ese problema creen que existe continuidad desde lo normal, o sea desde los bien adaptados, a través de la psiconeurosis, hasta la psicosis. Las diferencias son consideradas en su mayor parte como asunto de intensidad de los síntomas, más que de diferencias de clases. Sin embargo no todos los psicólogos y psiquíatras sostienen esta actitud. Algunos creen que las psicosis son diferentes de las neurosis.

  • Demencia senil: el ejemplo de El diario de Noah

El argumento de El diario de Noa está basado en el best-seller de Nicholas Sparks The Notebook (título original del film). La película comienza en la época actual, en una residencia donde un anciano (James Garner) lee un libro a una mujer que padece demencia senil (Gena Rowlands). La historia del libro gira en torno a dos jóvenes que en los años cuarenta se conocen durante un verano y se enamoran perdidamente el uno del otro. Pero, como no todo podía ser perfecto, Noa (Ryan Gosling) es pobre y trabaja en el aserradero local ganando muy poco dinero, mientras que Allie (Rachel McAdams) proviene de una familia adinerada y posee altas aspiraciones con respecto a su vida. Aunque la joven parece dispuesta a dejarlo todo por seguir junto a su amado, los padres de ella (sobre todo la madre, una malvada Joan Allen) se oponen a la relación de los jóvenes y la apartan de él radicalmente. Tras la marcha de Allie, Noa parte a combatir en la Segunda Guerra Mundial, pero no deja de escribirle ni un solo día durante todo un año. Sin embargo, ahí está la pérfida madre de Allie para esconder todas y cada una de las cartas que Noa envía, con lo que Allie nunca recibirá ninguna y creerá que él la ha olvidado.

El desenlace de la película revela que los jóvenes de la película son los propios ancianos, y que Noa, ya mayor le relata su propia historia a su mujer, que debido a la demencia senil lo ha olvidado.

  • Psicosis alcohólicas: el ejemplo de Días de vino y rosas:

El director Blake Edwards rodó en el año 1962 esta película en la que aborda el tema del alcoholismo. El era un especialista en las comedias pero también era un buen director de dramas. Esta película esta basada en una novela J. P. Miller. Narra las relaciones entre Joe Clay un relaciones públicas y Kristen Arnesen, la hija de los propietarios de unos viveros que trabaja como secretaria en una gran empresa. Se conocen en una fiesta y se casan. El tiene problemas con la bebida y ella acaba bebiendo también, lo que convertirá la relación en un tormento. La primera parte de la película es bastante cómica, con escenas muy divertidas como la cena en casa de Kristen, donde va a quedar muy clara la afición de el por la bebida y la de ella por el chocolate. Después la película se convierte en un drama a partir del momento en que Joe la acostumbra a beber y Kristen le prende fuego a la casa durante una borrachera. Se va a ir produciendo un largo proceso de degradación. Uno de los puntos fuertes de la película son las interpretaciones de los protagonistas, Jack Lemmon y Lee Remick. Además las escenas duras están tratadas con mucha delicadeza. La película además de mostrar los desastres que el alcohol hace en la vida de las personas nos enseña lo difícil que es abandonarlo y las recaídas que sufren los protagonistas.

  • Epilepsia

Walt Disney ya mostró la enfermedad de la epilepsia en la gran pantalla con Blancanieves y los siete enanitos. Quienes sufren este trastorno neurogenético presentan cierto retraso mental, ausencia del habla, un modo particular de andar y una apariencia feliz (es fácil provocarles la sonrisa, incluso las carcajadas). Igual que Mudito, uno de los enanos que acompañaban a Blancanieves en la película animada. Algunas escenas incluso retratan patrones característicos de estos pacientes, como su fascinación por el agua o un ataque convulsivo nocturno. Ésta es una de las primeras representaciones de la epilepsia en el cine.

Según este artículo, en 'Blancanieves y los siete enanitos' (1937), al igual que en otros filmes de la época como 'A vida o muerte' (1946), el tabú en torno a la epilepsia era tan grande que, aunque algún personaje tuviese convulsiones, ni siquiera se mencionaba el nombre del trastorno.

Todo lo contrario a lo que sucede hoy en día, en parte gracias a la aparición de los telefilmes en los años 70: no sólo no se oculta esta patología cerebral, sino que se ha convertido en tema central de algunos argumentos. Incluso Meryl Streep (en 'Juramento hipocrático', de 1997) ha interpretado a una madre coraje con una hija epiléptica que lucha contra las altas esferas médicas.

Pero, aunque parece haberse dado una clara tendencia histórica desde la ocultación al tratamiento abierto de la epilepsia, no puede decirse lo mismo de la evolución en los estereotipos asociados a la enfermedad. Existen múltiples ejemplos cinematográficos de viejas creencias sobre el trastorno, como enfermos con tendencias asesinas, ideas sobrenaturales de espiritualidad asociadas a los ataques y, sobre todo, clichés que cambian en función del sexo del afectado.

Así, muchos de los personajes femeninos que tienen convulsiones necesitan «ser salvados», como en 'Novecento' (1976) o 'Malas Calles' (1973), o bien la enfermedad es un recurso para «hacer los caracteres más exóticos». Tal es el caso de Laia (Nuria Espert en el filme del mismo nombre, de 1971) o Elina en 'Simple men' (1992).

Cuando de hombres se trata, el cine oscila entre dos tipos de roles muy distintos. En primer lugar, están los varones que sufren ataques debido a algún traumatismo —una causa que sólo supone el 3% de los casos de epilepsia, pero que constituye el 10% de las películas revisadas—, ya fuesen heridas de guerra (David Niven en la mencionada 'A vida o muerte'), lesiones deportivas (Ronald Reagan en 'The winning team', 1952) o accidentes en acto de servicio (el policía Denzel Washington, en 'El coleccionista de huesos', 1999).

Un asunto llamativo y común en todos estos filmes es que los personajes masculinos con epilepsia postraumática son retratados como héroes, en contraste con sus homólogos trastornados con epilepsia idiopática [de causa desconocida]. Así, Washington interpreta a un agente criminalista que ayuda a una compañera (Angelina Jolie) a resolver un crimen. Pese a tener epilepsia y estar tetrapléjico, su personaje se las arregla para localizar (¡y combatir!) a un psicópata asesino.

Frente a estos intrépidos, los demás varones epilépticos suelen ser locos, malos y, en general, peligrosos ('El impostor', 1997). Otra de las vertientes oscuras de la enfermedad son los ataques fingidos como recurso para cometer crímenes. Así, en 'JFK' (1991), un hombre simula un ataque justo antes del asesinato de Kennedy.

  • Esquizofrenia o demencia precoz: el ejemplo de Una mente maravillosa

Esta película, basada en un libro de Sylvia Nasar, trata de la vida suavizada de John Forbes Nash Jr., un famoso matemático que ganó en 1994 el Premio Nobel de economía tras sobrevivir a una enfermedad tan destructiva como la esquizofrenia. Precisamente la forma en que se trata esta enfermedad en la película es parte importante de la misma y hay asociaciones que le han dado premios y alabanzas por ello. El director decía que esperaba que después de ver la película la gente mirara de forma diferente a una persona a la que vieran en una esquina hablando sólo, porque esta enfermedad es muy dura y a los esquizofrénicos les hace ver un mundo tan real como en el que vivimos el resto. También se ve la dureza que supone para los amigos y familiares. De todas formas de los años en que la sufrió Nash a ahora se ha avanzado mucho.

Para este hombre la enfermedad empezó ya en la Universidad, pero como a los genios siempre se les ha considerado muy excéntricos, no recibió tratamiento. Ahí es donde empieza la película y ya entonces se ve como le atormenta el mundo y la dificultad para integrarse en la sociedad. Es primera parte está rodada en Princeton, en su maravilloso campus. Nash es interpretado por Russell Crowe, que pone toda la carne en el asador para recrear el mundo personal de este hombre.

Después de plantear la teoría la película pasa a tratar sus años trabajando para el gobierno. Es un cambio radical en el estilo y lo que se cuenta es algo menos realista, ya que lo que él hizo durante ese tiempo es confidencial, Top Secret, ni siquiera la tecnología que aparece es de esa época.

En la que podríamos definir como la tercera parte de la película vemos el desarrollo y los peores momentos de la enfermedad. Ahí tiene gran importancia el papel de Ed Harris. En la última parte de la película vemos el envejecimiento de todos los personajes, mediante exagerado maquillaje, la curación de Nash, su vuelta a Princeton como profesor y el premio Nobel, sufriendo todavía esquizofrenia.

  • Paranoia: el ejemplo de Freeze Frame:

Thriller de estética intencionadamente moderna, que utiliza diversas texturas audiovisuales con el fin de representar la paranoia del protagonista, acusado de un crimen que dice no haber cometido. El director de 'Freeze Frame', John Simpson, alterna varios soportes tecnológicos con conocimiento de causa en una pieza experimental. El torbellino de imágenes puede epatar al público despistado, que se ve sumergido en una atmósfera irrespirable.

Un sospechoso de asesinato vive sumido en la paranoia y se graba en vídeo constantemente para tener una coartada sólida por si es acusado de otro crimen. Sin embargo, se sucede una nueva muerte, y la cinta que podría demostrar su inocencia desaparece. Lee Evans, conocido cómico británico visto en 'Algo pasa con Mary', da un volantazo a su carrera. El cómico se afeitó todo el cuerpo, cejas incluidas, para enfatizar el grado de delirio del protagonista.

«Siempre acostumbro a interpretar personajes que no están muy alejados de mí mismo», responde el actor sobre su 'tour de force'. «Intentan resistirse o enfrentarse a la autoridad, a las convenciones. O son tipos que no acaban de cuajar, de encontrar su sitio en al sociedad». A través de este prisma óptico, la variedad de géneros en la que puede implicar su talento sin voltear su trayectoria es significativa.




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Enviado por:Aquela
Idioma: castellano
País: España

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