Psicología


Teoría de los constructos de Kelly


1.- INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DE G.A. KELLY

La Teoría de los Constructos Personales de George KeIly (1905-1967) ocupa una interesante posición dentro de la Psicología de la Personalidad, al insistir en que la clave para entender la Personalidad humana y todos sus procesos psíquicos está en las categorías cognitivas conceptuales que el individuo utiliza para “construir” el mundo (metáfora que aquí pretende significar “interpretar “, “reconstruir mentalmente “, “construir mentalmente copias de”). Su carácter marcadamente indeterminista y clínico, así como el acento que pone sobre las formas subjetivas de ver el mundo, le ha acercado a autores humanistas y fenomenólogos, aunque el tono general de su teoría (cibernético y cognitivo) separa de forma insalvable ambos enfoques.

Los individuos, afirma Kelly, buscamos encajar nuestras experiencias del mundo en unas pautas o categorías cognitivas; cada día, la experiencia influye para que consolidemos ciertos aspectos de nuestra visión de las cosas, revisemos algunos y abandonemos decididamente otros. Estas pautas, o categorías cognitivas, mediante las cuales construimos el mundo son los constructos cognitivos. Un constructo, pues, es una categoría descriptiva que se utiliza para categorizar acontecimientos y que representa nuestra especial manera de construir el mundo. El concepto de “constructo” se encuentra cercano aunque no es idéntico (y Kelly advierte del grave error que sería confundir ambos conceptos) al concepto de “concepto”.

La teoría de Kelly, es, por tanto, (1) esencialmente idiográfica, centrada en los modos particulares en que un individuo se enfrenta a su mundo, (2) holista, le interesan los aspectos totales de la personalidad, más que modos específicos de funcionamiento, y pretende dar lugar a un sistema psicológico total que elimina aspectos tradicionales como “motivación”, “aprendizaje”, "emoción” o “conducta”, y (3) constructivista, por la noción de que un aspecto decisivo en el hombre es su esfuerzo por “construir” conceptualmente su mundo; los fenómenos solamente logran significado cuando se relacionan con el modo en que el individuo los construye.

Kelly juega constantemente con el modelo del hombre como científico informal. Así, encuentra unas importantes semejanzas entre la actividad intelectual del científico y la actividad diaria del hombre de la calle. Los hombres son científicos informales, movidos por su afán de predicción y control de la realidad, e, igual que ellos, proceden reconstruyendo la realidad mediante procesos deductivos e inductivos, realidad respecto de la cual sólo se pueden establecer conjeturas. Las hipótesis de los científicos son las expectativas del hombre normal. La conducta es el proceso (constante en este caso) de experimentación del mundo que utiliza el individuo normal (cada vez que doy un paso realizo un experimento para “construir” la firmeza del suelo) y está motivada por el afán de predicción y control del mundo (cada paso que doy está motivado por mi afán de “construir” la firmeza del suelo). El carácter epistemológicamente idealista de Kelly se pone de manifiesto en esa concepción de la teoría científica como pura suposición acerca de un mundo real y material pero incognoscible. De esta forma, la Teoría de los Constructos Personales es mentalista, ya que sólo admite el conocimiento como reconstrucción subjetiva por parte del sujeto.

Tanto los modelos teóricos de los científicos como las filosofías de la vida de las personas (en definitiva, los constructos) coinciden en ser útiles para cierto tipo de fenómenos, no para todos, y en ser especialmente adecuados para unos pocos. A ello se refiere Kelly cuando señala que los constructos tienen un rango de conveniencia determinado, que marca la amplitud de los fenómenos que abarca, y un foco de conveniencia, que cubre aquellos aspectos de la realidad para los que el constructo es más útil. Por elemento se entiende cada uno de los objetos, seres o acontecimientos sobre los que recaen los constructos. De estos constructos se desprenden predicciones concretas (hipótesis y expectativas) que, en un proceso posterior, serán aceptadas o rechazadas en función de su utilidad para anticipar adecuadamente los acontecimientos. Es en virtud de esta confrontación empírica por lo que el modelo inicial está sometido a un continuo cambio (`solamente un mal científico mantiene su modelo inalterado; solamente una persona que no aprende de la experiencia puede mantener expectativas rígidas y teorías personales equivocadas).

El modelo de hombre que se desprende del modelo del científico aparece representado como un ser cuya actividad fundamental no es responder a estímulos sino organizar la realidad, es decir, abstraer, generalizar, enjuiciar, valorar, y sobre todo predecir. Para Kelly, a diferencia de psicoanalistas o conductistas, la conducta humana se rige más por el futuro que por el pasado, en tanto es esencialmente anticipatoria, no reactiva. Nuestra preocupación fundamental es predecir eficazmente la realidad. Toda predicción se hace a partir del sistema total de constructos, de categorías cognitivas de cada individuo. Las diferencias entre los hombres, pues, no estriban solamente en las diferentes historias personales o su diferente genética; dependen especialmente del modo particular en que cada uno construye su propio mundo de acuerdo con sus propias categorías cognitivas.

Filosóficamente, Kelly afirma que su teoría deriva del “alternativismo constructivo”, la consideración de que la realidad no es una, sino que existen múltiples maneras simultáneas y coexistentes de construirla, cada una de ellas adecuada para unas cosas más que para otras, de forma que los estilos de construcción que tiene una persona pueden cambiarse si resultan inadecuados. Epistemológicamente, Kelly se considera un cierto positivista, y ontológicamente se apunta a un monismo confuso que da a la reconstrucción mental del mundo el mismo nivel de materialidad que tiene el mundo.

2.- FORMULACIÓN DE LA TEORÍA DE G.A. KELLY

La teoría de los constructos personales se encuentra expuesta en la obra principal de Kelly (“The Psychology of Personal Constructs”, 1955). Ya que no se encuentra traducida al español, se puede obtener información sobre esta teoría en dos obras más recientes: el libro de Landfield y Leitner (“Psicología de los Constructos Personales”) y el libro de Fransella (“Personalidad”).

2.1.- El postulado fundamental y los once corolarios

El postulado fundamental de la teoría de Kelly viene a decir que todos los procesos psíquicos de una persona, incluida su conducta externa, están determinados por el modo en que un individuo anticipa lo que va a pasar en el futuro: `Los procesos de una persona están psicológicamente conformados por los métodos mediante los que anticipa los acontecimientos.” En esta anticipación se resuelve toda la teoría motivacional de Kelly: las personas se comportan movidas por un principio intrínseco de anticipación de los acontecimientos. No es válida la metáfora física del organismo como objeto que necesita una fuerza para externa para ser movido; el organismo se mueve per se, porque es organismo.

De este Postulado, base de la teoría, se derivan los siguientes once corolarios:

1) Corolario de construcción: “Una persona anticipa los acontecimientos construyendo sus réplicas.

Así, al enfrentarse a los fenómenos externos, las personas llevan a cabo procesos de abstracción mediante los cuales encuentran en aquéllos un cierto orden y una cierta lógica. Cuando se encuentra una significación y una regularidad, es posible anticipar los acontecimientos (por ejemplo, las noches y los días, las estaciones del año, y, sobre todo, el comportamiento de otras personas). En cualquier caso, es necesario señalar que la estructura construida no está, para Kelly, en la sustancia estructurada, sino que es creada por la persona.

2) Corolario de individualidad: “Las personas difieren unas de otras por el modo en cómo construyen los acontecimientos.”

Se expresa que la base esencial de las diferencias individuales estriba en los procesos cognitivos de construcción (interpretación). El claro carácter fenomenológico de la teoría se pone de manifiesto aquí: dos personas con historias similares pueden tener procesos psíquicos distintos (“no importa lo que el pasado hace con el hombre, sino lo que el hombre hace con su pasado'), y, a la vez, una cierta similaridad en la construcción asegura una semejanza en otros procesos psíquicos, aun con historias personales dispares. La causa de estas diferencias interpretativas entre personas de historia semejante no es explicada por Kelly.

3) Corolario de organización: “Cada persona desarrolla, de modo característico y con arreglo a su conveniencia para anticipar acontecimientos, un sistema de construcción que implica relaciones ordinales entre los constructos."

Ni hay dos personas con los mismos constructos ni, si las hubiera, habría dos personas con la misma organización jerárquica de los constructos. Así, existen constructos supraordenados y constructos subordinados (por ejemplo, inteligente/tonto puede ser un constructo subordinado a bueno/malo si la persona cree que “inteligente” es un subconjunto de “bueno” y “tonto” lo es de “malo “. También inteligente tonto puede ser un constructo subordinado a descriptivo/evaluativo, en el sentido en que pertenece a uno de los polos del constructo supraordenado). La estructura del sistema de constructos tiene como función evitar el conflicto que podría crearse si de dos constructos diferentes se desprendieran anticipaciones y predicciones contradictorias sobre un mismo suceso. La estructura jerárquica del sistema y las relaciones ordinales entre sus elementos organizan y establecen prioridades entre los mismos, de forma que uno de los constructos enfrentados siempre será prioritario frente al otro.

4) Corolario de dicotomía: “El sistema de constructos de una persona se compone de un número limitado de constructos dicotómicos.”

Nuestros modos de ver la realidad se estructuran alrededor de ciertos constructos (positivo/negativo, bello/feo, interesante/aburrido, etc.) que son bipolares, y que se forman por la conjunción de dos elementos que se parecen en una característica y un tercero que se diferencia de los anteriores en dicho rasgo. Uno de los polos, llamado polo nominal o de semejanza, implica siempre la semejanza entre dos elementos al menos: el otro, polo de contraste, sirve de opuesto o negativo de aquél. La semejanza en el polo de semejanza no asegura la semejanza del polo de contraste (por ejemplo, ¿qué quiere decir una persona cuando califica a otra de “amigo”? ¿qué no es enemiga? ¿qué no es desconocida? ¿que es algo más que un simple conocido?). Toda la estructura del sistema cognitivo se presta a este análisis matemático binario. Existen constructos que aparentemente caen fuera de esta regla del corolario de dicotomía, pero un análisis atento demuestra que no es así (por ejemplo, `alegre” se opone a “triste “, “rojo” se opone a no rojo “, y “mesa “puede oponerse a “muebles que no son mesas“ ya que “mesa” se configura por diferenciación ante “silla “, "cama” o “armario “, no por diferenciación ante `intestino “, “atardecer” o “afluente'). Los constructos que aparentemente toman una forma continua y no dicotómica podrían ser en verdad descomponibles en subconstructos dicotómicos, de cuya combinación resulta una aparente escala “sin peldaños” (por ejemplo, “guapo “/`feo').

Cuando de un constructo solamente se conoce el polo nominal, se habla de constructo sumergido con un polo emergente y un polo implícito. La tarea del investigador será elicitar la expresión verbal de ambos polos con el fin de identificar la dimensión personal completa del sujeto.

5) Corolario de elección: `Una persona elige para sí misma aquellas alternativas de los constructos dicotómicos a través de las cuales anticipa la mayor posibilidad de extensión y/o definición de su sistema.”

Aquí, “una persona elige para sí misma...” ha de entenderse como “una persona elige para construirse a sí misma...”. Las personas se construyen a sí mismas utilizando aquel polo de cada constructo que nos sirva mejor para predecir los acontecimientos (“el tartamudo, el fumador, el depresivo, eligen serlo ya que así el mundo es más coherente, tiene más sentido para ellos'). La ganancia en predicción viene expresada por el concepto de elaboración del sistema. Esta elaboración posee dos posibilidades distintas: la extensión o la definición. La elaboración por extensión se consigue ampliando el rango de conveniencia de los constructos del sistema de modo que se abarque un mayor número de fenómenos; la ganancia en extensión tiene la contrapartida lógica de un mayor riesgo de error. La elaboración por definición implica una precisión mayor, como si se fuese afinando en las predicciones de modo que cada vez se predijera mejor el número reducido de sucesos; la precisión predictiva supone la limitación consiguiente en el número de fenómenos que abarca. ¿En virtud de qué procesos va a optar el individuo por la extensión o por la definición? Unicamente en función de que sea arriesgado o precavido (éste es un ejemplo de cómo las explicaciones cognitivas se detienen enpseudoexplicaciones).

6) Corolario de rango: “Todo constructo es conveniente para anticipar un rango limitado de acontecimientos.”

Expresa que, como las teorías científicas, los constructos tienen siempre un rango de conveniencia determinado, más allá del cual no son útiles, y un foco de conveniencia referido a aquellos aspectos para los cuales son especialmente adecuados.

7) Corolario de experiencia: “El sistema de construcción de una persona varía con la construcción sucesiva de réplicas de los acontecimientos “.

La sucesión de acontecimientos somete al sistema de construcción a un proceso permanente de validación. La experiencia es la reconstrucción del sistema que realiza la persona. Así, no es lo que ocurre alrededor del individuo lo que constituye su experiencia, sino las construcciones y reconstrucciones que realiza de lo que ocurre (“la experiencia no cambia al hombre, sino que el hombre se cambia a sí mismo mediante un proceso llamado `experiencia”).

8) Corolario de modulación: “La variación del sistema de construcción está limitada por la permeabilidad de los constructos dentro de cuyo rango de conveniencia caen las variantes.” El aprendizaje está limitado por características del sistema total de constructos personales. La posibilidad de aprender de la experiencia y, por tanto, de modificar el sistema dependerá de las características de aquél, y muy especialmente de su permeabilidad. Un constructo es permeable si admite en su rango de conveniencia nuevos elementos que aún no han sido construidos dentro de ese marco, lo que supone la capacidad de añadir de modo discriminado experiencias nuevas a las que ya abarca.

9) Corolario de fragmentación: “Una persona puede emplear sucesivamente una variedad de subsistemas de constructos que inferencialmente son incompatibles entre sí.”

Para responder al problema de la excesiva racionalidad y lógica que parece desprenderse de los principios anteriores, Kelly señala que en diferentes momentos, un mismo individuo puede utilizar partes del sistema que no se deducen lógicamente unas de otras; subsistemas inferencialmente incompatibles pueden ser integrados a un nivel superior, con lo que queda explicada la existencia de contradicciones en el comportamiento.

10) Corolario de comunalidad: “Los procesos psíquicos de una persona serán similares a los de otra en la medida en que esa persona emplee una construcción de la experiencia similar a la de la otra.”

Dos personas expuestas a un mismo ambiente pueden construirlo de forma diferente y ser

diferentes, dos personas expuestas a ambientes diferentes pueden construirlos de forma igual y ser iguales. Sin embargo, una base cultural común, a través de las normas y roles sociales, asegura una cierta semejanza en los procesos psíquicos. Por eso, los instrumentos que evalúan los constructos personales encuentran, además de los constructos idiosincrásicos, un número de constructos compartidos por los miembros de una misma cultura.

11) Corolario de sociabilidad: “Una persona podrá desempeñar un papel en los procesos sociales que involucran a otra en la medida en que esa persona construya los procesos de construcción de la otra.”

Se trata del corolario “psicosocial”: solamente podremos influir en otra persona si construimos correctamente sus procesos psíquicos con nuestras propias categorías. La capacidad de anticipar correctamente los constructos ajenos es esencial para ciertas profesiones, como por ejemplo la psicoterapia o los liderazgos.

2.2.- Estructura de la personalidad y tipología de los constructos

Según Kelly, la estructura de la personalidad consiste en un sistema de compartimentos formados por distinciones binarias -constructos- en el que cada compartimento se puede identificar por la relación que guarda con todos los demás. Así, cada constructo supone una probabilidad lógica para anticipar sucesos dentro del marco general del sistema de constructos del sujeto, tanto por sí mismos como por sus interrelaciones con otros constructos.

Junto al postulado general y los once corolarios, Kelly realiza una tipología de los constructos personales. Así, entiende que hay constructos nucleares, centrales para el sistema, y periféricos, menos decisivos para la organización interna; permeables, que permiten nuevos elementos en su rango de conveniencia, e impermeables, que no los admiten; firmes, si ofrecen predicciones específicas, y vanos, de los que no se desprenden expectativas concretas; verbales y preverbales, siendo estos últimos aquéllos en los que la abstracción no se ve acompañada por una representación verbal correspondiente. Los constructos pueden calificarse también por su grado de abstracción, estableciendo niveles diferentes, de forma que existen constructos supraordenados, superiores en centralidad y grado de abstracción, y otros subordinados a ellos. Según las implicaciones entre unos constructos y otros, Kelly distingue entre constructos apropiativos, constelatorios y proposicionales. Un constructo es proposicional cuando deja a sus elementos libres y no supone ninguna implicación con respecto a la inclusión de sus elementos en otras categorías (por ejemplo, una mujer, por ser alta, puede ser buena o mala, simpática o antipática, lista o tonta). Un constructo es constelatorio cuando determina de forma segura a qué otros constructos van a pertenecer sus elementos (aunque cierto nivel constelatorio es necesario para construir el mundo, su exceso lleva al pensamiento prejuicioso. Por ejemplo, todo melenudo es gamberro, vago y maleante). Finalmente, un constructo apropiativo ejerce un poder determinante sobre sus elementos, de forma que un elemento que pertenezca a uno de esos constructos no puede pertenecer a ningún otro (por ejemplo, si alguien es extranjero, entonces sólo es “un extranjero').

2.3.- Evaluación del sistema de constructos

Para conocer el repertorio de constructos mediante el cual las personas construyen su entorno (y más concretamente sus relaciones sociales), Kelly elaboró un par de técnicas conocidas como “autocaracterización” y “test de repertorios de constructos de roles(Rep-Test o Test de la Rejilla).

La autocaracterización es tan simple como decir al sujeto que nos diga lo que es personalmente significativo para él, que se describa como si fuera el personaje de una novela, en tercera persona, con todo detalle, como si estuviera siendo descrito por alguien que le conoce perfectamente. No importa la certeza de lo que el sujeto nos diga, sino descubrir cuáles son los constructos más importantes con los que las personas son construidas y evaluadas por el sujeto (“Primer principio de Kelly: si no sabes qué es lo que anda mal en tu cliente, pregúntaselo').

El Rep-Test busca el mismo fin de una forma más sofisticada y completa. Aunque ha admitido muchísimas variantes desde su formulación original, su versión más simple se realiza de la siguiente manera. El primer paso consiste en la elaboración de una lista de roles o figuras sociales que son significativos y supuestamente importantes para las personas (padres, hermanos, esposo, amigos, etc.). El sujeto tiene que escribir los nombres concretos de las personas que representan esos roles. A continuación debe ir tomándolos por pares y comparándolos entre sí en función de una característica que los diferencie de cada uno de los restantes elementos de la lista tomados de uno en uno, (por ejemplo, el sujeto debe encontrar una cualidad en la que su padre y su madre sean semejantes entre sí y que a su vez los distinga de sí mismo, otra que a su vez los distinga del médico, etc.). De esta forma se va revelando la estructura cognitiva de la persona. La técnica del Rep-Test toma la forma gráfica de una rejilla (grid) que Kelly elaboró y en la cual el sujeto, una vez obtenidos sus constructos, va evaluando cada uno de los roles o elementos de la lista con arreglo a las dimensiones que ha generado, tomando los constructos como columnas y los roles como filas. Con este procedimiento, si atendemos a los constructos (las columnas) vamos encontrando el ámbito de aplicación y el uso de cada uno de sus dos polos; si nos fijamos en los roles o elementos (las filas) vamos obteniendo las definiciones operativas que el sujeto hace de las personas según sus propias categorías. El carácter binario y estructurado de la técnica hace que sea susceptible de muchos y muy complejos análisis matemáticos acerca de las relaciones que guardan entre sí los constructos y los elementos, etc.

El Rep-Test es considerado un instrumento consistente, que arroja datos muy aceptables de fiabilidad test-retest. Parece que las personas utilizamos consistentemente ciertos constructos, no sólo para evaluar a las mismas personas en diferentes ocasiones sino también para evaluar a personas distintas. Asimismo se ha demostrado la relación existente entre el nivel de consistencia en las respuestas y ciertas patologías.

2.4. - Dinámica de la personalidad y desarrollo evolutivo

Kelly insiste en que el ser humano es básica e intrínsecamente activo, por lo cual el concepto de motivación es innecesario e irrelevante (el ser humano no es un cuerpo físico inerte que necesite de una fuerza externa a él que le afecte para moverse). La estructuración cognitiva que conforma la personalidad es responsable de la actividad, direccionalidad y propositividad de la conducta. El esfuerzo por lograr un control sobre el medio mediante predicciones más exactas de los acontecimientos es la fuerza activadora que dirige la conducta.

La teoría de Kelly puede considerarse una teoría del cambio constante. Para poder anticipar adecuadamente el medio e ir ganando conocimiento sobre el mismo, es necesario ir modificando progresivamente el sistema de constructos con arreglo a la propia experiencia. En este proceso, se van a producir importantes cambios emocionales subsiguientes a las necesarias modificaciones cognitivas. El tratamiento que Kelly hace de conceptos emocionales habituales en la dinámica de la personalidad (por ejemplo, ansiedad, amenaza, hostilidad, agresividad, culpa, etc.) tiene como principal característica el ser básicamente cognitivo, al explicarlos como efectos de los cambios sustanciales que se dan en el sistema de constructos. La emoción depende de la cognición.

La ansiedad se concibe como el reconocimiento de que los acontecimientos con los que el hombre se encuentra caen, en su mayor parte, fuera del rango de conveniencia de su sistema de constructos. El ansioso es aquel que se ve enfrentado a una realidad que no sabe cómo manejar. Su sistema de constructos no le sirve para anticipar los hechos, y, por tanto, carece de recursos para funcionar ante ellos. El ansioso no es, por tanto, una víctima de sus conflictos internos, ni el producto de una historia automática de asociaciones; es alguien que tiene dificultades en la construcción y anticipación de su entorno habitual. Por otro lado, la ansiedad no es en sí perjudicial, sino que es una condición previa a todas las revisiones y modificaciones del sistema de constructos.

Si la persona vive repetidamente la sensación de ansiedad se sentirá amenazada. La amenaza se define como la conciencia de la proximidad de un cambio importante en la estructura del sistema de constructos (por ejemplo, la amenaza la pueden sufrir los científicos que tras toda una vida de trabajo en un marco teórico se enfrentan a la posibilidad de que sea falso, o un paciente al que el terapeuta propone toda una nueva forma de ver la vida diferente de la que utiliza normalmente).

Ante la amenaza, puede aparecer una reacción de hostilidad. Por hostilidad se entiende el esfuerzo continuo por distorsionar la evidencia y hacerla congruente con alguna predicción social que ha demostrado ya ser un fracaso; es una manera de preservar al individuo de la situación caótica que le supondría reconocer que su sistema de constructos ha fracasado. Cuando la propia visión de las cosas choca con la de otras personas del entorno, es probable que, antes de aceptar la evidencia de la equivocación, se genere un sentimiento de hostilidad hacia los otros con el que se pretende validar la propia opinión.

La hostilidad es distinta de la agresividad. La persona agresiva se comporta así para tratar de validar sus constructos y de extender hasta donde pueda su ámbito de aplicación mediante la acción (por ejemplo, el vándalo, el ejecutivo). La agresividad es la extensión activa del propio campo perceptivo.

El sentimiento de culpa se interpreta como la conciencia de haberse desviado de la estructura fundamental del rol que se ha asumido frente a los demás. En la teoría de Kelly es central el rol básico que una persona se atribuye a sí misma en la vida. Una vez asumido ese rol, se produce la culpa cuando el individuo funciona de modo inconsistente con él, al margen de connotaciones éticas específicas (por ejemplo, un delincuente puede sentirse culpable si ayuda a una ancianita a cruzar una calle).

En la toma de decisiones, se da el ciclo que Kelly denomina C-A-C: circunspección - apropiación- control. La circunspección se produce al observar de un modo multidimensional todas las posibles alternativas implicadas en la decisión (por ejemplo, ¿qué carrera estudiaré? ¿atenderé al constructo trabajo/paro, vocación/imposición, facilidad/dificultad, etc.?); la apropiación es la elección de una de ellas (elegiré el constructo trabajo/paro), y el control, la selección, entre los dos polos del constructo que se utiliza como categoría para apresar la situación, de aquél que permita una mayor elaboración cognitiva (ele giré la carrera que más posibilidades de trabajo me ofrezca). La impulsividad es el acortamiento excesivo de la fase de circunspección. La indecisión es el alargamiento excesivo de dicha fase.

La creatividad se produce al intentar yuxtaponer y jugar con los diferentes elementos implicados en un problema de un modo flexible, sin tratar de encontrar una solución inmediata, hasta que el sujeto vislumbra repentinamente la posibilidad de una nueva construcción, o la yuxtaposición de dos constructos nunca observada antes. El ciclo de creatividad parte de un juego de constructos muy permeables y termina con una construcción impermeable y validada.

Respecto al desarrollo evolutivo de la personalidad, se considera que puesto que los procesos psíquicos operan dentro de un sistema que el propio individuo construye, la evolución psíquica debe correr paralela a los cambios en el sistema de construcción del mundo. Se postula, pues, una evolución desde unos constructos vagos globales y no verbalizados a otros específicos, precisos y verbales. Los principales cambios que se operan van en dirección de una mayor diferenciación en los constructos, la generación de constructos más abstractos y disposicionales y la formación de pautas jerárquicas de interrelación entre constructos. Con la edad, se reduce el uso desequilibrado de los constructos en favor de uno de sus polos, se incrementan los matices en la aplicación de los constructos y se utilizan menos calificaciones extremas.

2.5.- Las alteraciones psicopatológicas y su tratamiento

Para Kelly, más que enfermos mentales, existen malos científicos: todos los que tienen ideas vagas, erróneas y desordenadas sobre la realidad, los que generan hipótesis no testables, los que se niegan a revisar sus modelos cuando la experiencia los desconfirma, y quienes distorsionan los datos y experiencias para que apoyen su teoría personal. Algunos de los trastornos psicopatológicos que más se han relacionado con las alteraciones en el sistema de constructos son la esquizofrenia, la psicosis maníaco-depresiva y el pensamiento obsesivo.

Se considera que en la esquizofrenia existe un sistema de constructos desordenado, con pocas relaciones entre sus elementos (que son vagos, irrelevantes y poco consistentes en el tiempo). Los trastornos maníacos y depresivos fueron interpretados por Kelly como casos extremos de extensión y definición del sistema de constructos. En la manía, se utilizan constructos excesivamente amplios, en un intento de extender en exceso el campo perceptivo, por lo que se produce una dilatación del sistema. En el extremo opuesto, el depresivo exagera el proceso de definición, constriñendo y limitando la amplitud del sistema. El caso extremo de constricción lo constituye el suicida, que, según la teoría, no puede manejar cognitivamente el mundo, bien sea porque la predicción le es excesivamente fácil (y, por tanto, sin interés) o por dificultades e inhabilidad total para predecir. El sistema de constructos de pacientes que sufren neurosis obsesiva es básicamente inarticulado e impermeable, con una gran variedad de subsistemas inferenciales incompatibles entre sí.

La terapia cognitiva que Kelly ofrece se basa en la idea de que los problemas psíquicos son efecto de constructos inadecuados, por lo que la intervención terapéutica irá encaminada a cambiar esos constructos, a conseguir el uso de otros que funcionen mejor en la realidad del sujeto. El cambio, eso sí, ha de ser experimentado; si se incorporan nuevas formas de ver el mundo, éstas han de validarse, experimentarse, vivirse.

Así, Kelly propone la Terapia de Rol Fijo, una técnica basada en un importante concepto de su teoría como es el concepto de “asunción de roles”. Asumir un rol consiste en ver el mundo a través de los constructos cognitivos de otra persona y guiar la conducta mediante este nuevo sistema de constructos. Ahora bien, si asumimos el rol de la persona que queremos ser. es decir, si nos comportamos como la persona que queremos ser, acabaremos siendo dicha persona que queremos ser (por ejemplo, a base de fingir ser una persona extravertida llegará el día en que en verdad se será una persona extravertida).

Más concretamente, dentro de la Terapia de Rol Fijo, en la fase inicial de diagnóstico se evalúan los constructos y problemas actuales del sujeto, y se conviene con él la inadecuación de los constructos y la conveniencia de reconvertirlos; ya en la siguiente fase, entre el terapeuta y el sujeto se diseña un nuevo modo de funcionar, que es lo que se denomina “Rol Fijo”, adecuado a las posibilidades del sujeto y que éste debe poner en práctica. Durante esta fase de diseño de papeles se han de especificar todos los detalles que el sujeto va a desarrollar en la vida real (hasta detalles triviales como comida, libros que se leen, forma de vestir, etc), pudiendo servir la propia clínica para los primeros entrenamientos de role-playing. Una vez definidos los papeles y garantizado que el sujeto pueda cumplirlos, éste sale al escenario de la vida real. La siguiente sesión se centra en la superVisión de la ejecución del sujeto. En definitiva, el procedimiento se hace semejante a la supervisión de una investigación, donde el terapeuta hace el papel de director, analizando la “teoría” del paciente, reformulando las partes erróneas y dirigiendo “experimentos cruciales” cuyos resultados se analizan después con él.

3.- EVALUACIÓN CRÍTICA DE LA TEORÍA DE G.A. KELLY

La teoría de los constructos personales de Kelly pasó ligeramente desapercibida en el momento de su formulación, siendo necesaria la llegada del auge constructivista de los años 80 en Psicología de la Personalidad para que fuera redescubierta y se la reivindique como una teoría pionera dentro de esta orientación.

Kelly inaugura una tendencia que entiende que la conducta está movida por la estructura cognitiva del sujeto (sus esquemas mentales, sus mapas cognitivos, sus constructos, etc). Esta estructura, aunque se forja en la relación del sujeto con su ambiente, pasa a independizarse rápidamente del ambiente, y a poseer textura causal de la conducta por sí misma. De esta forma, se considera que la explicación de la conducta se resuelve en la formalización del proceso mental interno que la determina. Así, al fin, esta orientación psicológica acaba dando lugar a una práctica abiertamente dualista (estructura mental/conducta fisica), por más que algunos de sus autores (Kelly entre ellos) no se reconocieran como tales.

Los enfoques cognitivistas en Psicología de la Personalidad se ofrecen como superaciones de los esquemas burdamente mecanicistas del conductismo primitivo o watsoniano. El esquema mecanicista pavloviano (E-R) es completado con un tercer término “organísmico” (E-O-R) que pueda dar cuenta de la determinación del sujeto sobre la conducta, si bien, en la práctica, esta forma de hacer Psicología de la Personalidad acaba convirtiéndose en una Psicología Q-R (e, incluso, una Psicología O), ya que los aspectos estimulares (E) pierden toda importancia protagonista que no sea la de su representación mental una vez ingresados dentro del organismo. Además, el término nuevo introducido (O) es de una cualidad diferente a los términos E y R, por lo que su conexión con ellos se vuelve conceptualmente más problemática.

Pretender superar el esquema E-R a través del esquema E-O-R o el esquema O-R es ignorar que lo verdaderamente grave del esquema E-R no es su olvido del organismo o del sujeto (antes bien, el sujeto no es una parte del esquema porque el sujeto es todo el esquema, es el fruto del esquema: la persona seria el conjunto de conexiones E-R que la conforman psíquicamente), sino su carácter fisicalista y mecanicista, que entiende a la persona como si fuera una máquina, como si fuera un sistema fisico comportándose de forma mecánica. Y en este sentido, el esquema E-O-R es exactamente igual de mecanicista y de fisicalista que el esquema E-R (y más tramposo). Esta consideración mecánica del hombre se ve agravada con la llegada de la metáfora computacional, la Psicología del Procesamiento de la Información, la consideración de que la emoción y la conducta abierta son derivados de la cognición y otros “signos de nuestra época” que pretenden reentender al hombre a través de categorías cibernéticas (de esta forma, la psicología E-O-R es la continuación lógica de la psicología E-R, no su oposición, en la medida en que ambas comparten presupuestos epistemológicos básicos).

También merece ser comentada la proposición básica sobre la que se sustenta la Terapia de Rol Fijo: “si te comportas como la persona que quieras ser, terminarás siéndolo”. Esta afirmación puede ser entendida desde dos puntos de vista diferentes: (1) si por “comportamiento” se entiende el conjunto de la actividad de la persona, entonces la frase es obvia, ya que, efectivamente, “ser” es “hacer”, (2) si por “comportamiento” se entiende el conjunto de actividades visibles y públicas (como es seguro que quería entender Kelly), entonces la frase se convierte en “si reproduces la conducta abierta de la persona que deseas ser, terminarás reproduciendo también su conducta encubierta”. Lo cual es también una muy interesante afirmación que no tendría problema en suscribir el conductismo. Al final, la bondad de las terapias cognitivas va a depender de la cantidad de principios conductuales que de una forma más o menos enmascarada incorporen. La Terapia de Rol Fijo de Kelly es un excelente ejemplo de una terapia conductual (y bastante sensata, por cierto) envuelta en un ropaje conceptual superfluo e innecesario para explicar sus efectos terapéuticos. Incorpora como factor decisivo prácticas efectivas y guiadas del sujeto en el mundo (y por ello es eficaz), aunque los principios conductuales pueden reconstruirla de una forma más parsimoniosa y potente a sus propias categorías, y no viceversa.




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Enviado por:César Alvarez García
Idioma: castellano
País: España

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