Literatura


Teatro anterior a 1936


TEATRO ANTERIOR AL “36”

El teatro español del primer tercio del siglo se reparte, a grandes rasgos, en dos frentes:

  • EL TEATRO QUE TRIUNFA

  • Continuador, en gran parte, del que imperaba a finales del XIX: drama posromántico de Echegaray, alta comedia costumbrista... en tal línea se sitúan:

  • Una comedia burguesa

  • Con Benavente y sus seguidores, en la que hay, a veces, tolerables atisbos de crítica social

    • BENAVENTE

    Tuvo en comienzo audaz con “El nido ajeno” (1894), sobre la situación opresiva de la mujer casada en la sociedad burguesa. Fue un fracaso.

    El tono se va atemperando en sus obras siguientes: “La noche del sábado” (1903). Sigue retratando a las clases altas, con sus hipocresías y convencionalismos.

    Sus obras se mantendrán en la línea de “comedia de salón”, excepto “ Los intereses creados” (1907), su obra maestra, farsa que utiliza el ambiente y personajes de la vieja comedia dell'arte.

    Intentó el drama rural en “La Malquerida” (1913) sobre una pasión incestuosa.

    En 1922 se le concede el premio Nobel.

  • Un teatro en verso

  • Neorromántico y con aportaciones formales del Modernismo (el verso sonoro, los efectos coloristas). Todo ello asociado a una ideología tradicionalista que exalta los ideales nobiliarios y los grandes hechos del pasado, incluso hay cierta voluntad de emular el teatro del Siglo de Oro, aunque hoy nos parezca más cercano a Zorrilla.

    • FRANCISCO VILLAESPESA

    Es autor de poemarios de un modernismo fácil y superficial. Sus dramas son ejemplo de aquellas miradas a las glorias pasadas: “La leona de Castilla” (1916).

    • EDUARDO MARQUINA

    Cosechó grandes éxitos de público con dramas históricos, como “Las hijas de Cid”.

    • LOS HERMANOS MACHADO

    También se inspiraron en personajes históricos, como en “Juan de Mañara” (1927), sobre el famoso Don Juan sevillano. Otras obras son de tema moderno, como “La Lola se va a los puertos”, sobre una cantaora, encarnación del alma andaluza.

    Un teatro en verso verdaderamente poético y renovador lo veremos en Valle o Lorca. Añadir Lorca si se os pone esta pregunta, insistiendo en que pertenece al teatro que pretende innovar.

  • El teatro cómico

  • Los géneros cómicos que alcanzaron el éxito entre el público fueron: la comedia costumbrista y el sainete. Tal es la línea de los siguientes autores:

    • LOS HERMANOS ÁLVAREZ QUINTERO

    Llevan a escena una Andalucía tópica y sin más problemas que los sentimentales. De su extensa obra, sobresalen los sainetes en un acto o ciertas comedias que son en realidad sainetes en tres actos. Ejemplos son: “El patio” o “El genio alegre”.

    • CARLOS ARNICHES

    Ha merecido mayor interés de la crítica. Dos sectores presentan su producción. De una parte, los sainetes de ambiente madrileño, interesantes por un habla castiza: “El santo de la Isidra” (1898); “Don Quintín el amargao”

    Su otra vertiente, a partir de 1916, es lo que él llamó “tragedia grotesca”, interesante intento de un género nuevo. Son obras en las que se funde lo risible y lo conmovedor, con una observación de costumbres más profunda y una actitud crítica ante las injusticias. Ejemplo de ello es “La señorita de Trevélez” (1916), trata sobre una sangrante broma de unos señoritos provincianos (en ella se inspira la película de Bardem “Calle Mayor”). La visión social alcanza cierta agudeza en “Los caciques” (1920).

  • EL TEATRO QUE PRETENDE INNOVAR

  • Sea aportando nuevas técnicas, sea adoptando nuevos enfoques ideológicos o ambas cosas a la vez. En esa dirección se hallan:

    • Unamuno

    Cultivó el teatro como cauce más para presentar los conflictos humanos que lo obsesionaban. Estamos ante dramas de ideas, con diálogo denso y sin concesiones a las exigencias escénicas. No era teatro que podía triunfar: “Fecha” (1911) y “El otro” (1917).

    • Azorín

    Hizo tardíamente unos experimentos teatrales que iban en la línea de lo irreal y lo simbólico. Su obra más interesante, “Lo invisible” (1928), trilogía integrada por un prólogo y tres piezas independientes, unidas por el sentimiento de angustia ante la muerte.

    • Jacinto Grau

    Se dedicó exclusivamente al teatro, un teatro “distinto”, denso, culto, que despertó el interés en París, Londres, Berlín... y fracasó en España. Su obra se interesa especialmente por grandes mitos o temas literarios. Parte del Romancero en “El Conde Alarcos” (1930) trata el tema de Don Juan en Don Juan de Mañara (1913)... su obra maestra es “El señor de Pigmalión” (1921) transposición del famoso mito clásico, en la que presenta a un artista, creador de unos muñecos que, anhelantes de vida propia, se rebelan contra él.

    • Valle Inclán

    En la generación del 98

    • Ramón Gómez de la Serna

    Pionero del Vanguardismo, presenta un teatro audaz.

    TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 27

    Tres facetas destacaremos en la dramática de la generación:

  • Una depuración del “teatro poético”

  • La incorporación de las formas de la vanguardia

  • El propósito de acercar el teatro al pueblo

  • Estas tres facetas confluyen en García Lorca

    • Pedro Salinas

    Su teatro es casi todo del exilio.

    • Rafael Alberti

    Había estrenado antes de la guerra dos obras muy distintas. Una “El hombre deshabitado” (1930), de tipo surrealista, nos presenta a un hombre perdido frente a un Dios absurdo. La otra obra, “Fermín Galán” (1931), trata sobre un héroe comprometido. Su obra teatral más importante la escribirá en el exilio.

    • Miguel Hernández

    Cultiva un teatro social con ecos de Lope y cuyo mayor acierto es “El labrador de más aire” (1937)

    • Alejandro Casona

    Es un dramaturgo puro. Se reveló con el premio Lope de Vega otorgado en 1934, a “La sirena varada”.

    • Max Aub

    Es un importante dramaturgo, escribe, como él dice, “comedias de vanguardia” impropias para los teatros españoles. Su tema central es la incapacidad del hombre para comprender la realidad y ara comunicarse; escribe “Narciso ” por el mito clásico.

    • GARCÍA LORCA

    • Mundo dramático: temas centrales

    La temática profunda de las obras teatrales de Lorca asombra por su unidad, y no es distinta de la que vertebra su poesía: el mito del deseo imposible, el conflicto entre la realidad y el deseo. García Posada señala: “ el elemento neurálgico del universo lorquiniano es la frustración

    Esa temática hace de Lorca un singular revitalizador de los grandes mitos trágicos.

    • Concepción teatral

    Se hermanan la dimensión humana -cálida y hasta desgarrada- de su teatro, y la dimensión estética: convivencia de poesía y realidad.

    Con el tiempo, va haciéndose más fuerte en Lorca una idea didáctica del teatro, persuadido de su función educadora. Ello va acompañado de un creciente enfoque social o popular.

    • Tradiciones, géneros, lenguaje

    Lorca se nutrió de muy diversas tradiciones teatrales. En sus comienzos hay una raíz modernista, tuvo en cuenta el drama rural. Amó con fervor a nuestros clásicos (Lope de Rueda, Lope de Vega, Calderón...), pero también le apasionaban las formas populares y sencillas; sus grandes obras nos traen ecos de la tragedia griega y de Shakespeare.

    De ahí la variedad de géneros que cultivó:

    Estilo: hace uso del verso y la prosa. Sus dos primeras obras están escritas totalmente en verso; pero poco a poco el verso va reduciéndose a momentos de intensidad.

    A medida que va ganando terreno la prosa va creciendo también el arte del diálogo, hasta alcanzar una gran intensidad.

    En cuanto al lenguaje, hemos de hablar de connivencia de poesía y realidad, con un claro sabor popular y con un gran aliento poético.

    • Trayectoria dramática

    Comienza Lorca con “El maleficio de la mariposa”, obra de raíz simbolista, sobre el amor de un “curianito” por una bella mariposa. (1920)

    Compone luego varias piezas breves, “Títeres de cachiporra”, inspirads en el teatro del guiñol. (1923)

    Su primer éxito es “Mariana Pineda” (1925), sobre la heroína ejecutada en Granada en 1831. Se trata de un drama en verso, con resabios históricos modernistas.

    Siguen otras obras y en 1926 traza ya una pequeña obra maestra “La zapatera prodigiosa”, subtitulada “farsa violenta”, trata de una hermosa joven que se casa con un zapatero viejo. Escrita en prosa y en verso, esconde el mito de la ilusión insatisfecha.

    “El retablillo de don Cristóbal” (1931), es una farsa para el guiñol y un nuevo caso de amor desigual.

    • La experiencia vanguardista

    Lorca sufre una profunda crisis vital y estética surrealista, fruto de ello surge, por un lado, “Poeta en Nueva York” (poesía) y por otro, sus obras dramáticas de vanguardia: “El público”, del que solo se ha salvado un borrador y “Así que pasen cinco años” (1931), que nos ha llegado más elaborada. Presenta a un joven que lucha por una paternidad imposible.

    • La plenitud

    Tras estos pasos vanguardistas, Lorca dará un giro decisivo hacia un camino propio, cuya identidad radica en hermanar rigor estético y alcance popular.

    Por este camino encontrará la plenitud de su arte dramático y un gran éxito de público. A esta etapa corresponden dos tragedias, dos dramas y una comedia inacabada.

    En casi todas ellas la mujer ocupa un puesto central.

    • “Bodas de sangre (1933)

    Se basa en un hecho real:

    Una novia que escapa con su amante el día de la boda. Se trata de una pasión que desborda las barreras morales y sociales, que desembocará en muerte. En una Andalucía que cobra valores tan universales como en la Grecia de la tragedia clásica. Mezcla prosa y verso.

    • “Yerma (1934)

    Es el drama de una mujer condenada a la infecundidad, con todo su alcance simbólico. De un lado el ansia insatisfecha de la maternidad: de otro, la fidelidad al marido; el ansia de realizarse frente a la sumisión a la moral recibida. De ese choque surge la tragedia.

    • “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935)

    Es un drama sobre la espera inútil del amor. Lorca se asoma ahora a la soltería de las señoritas de provincia, y a su marchitarse como las flores. De nuevo la condena a la frustración.

    • “La casa de Bernarda Alba (1936)

    Auténtica culminación del teatro lorquiano. La obra se subtitula “Drama de mujeres en los pueblos de España”. Sin embargo el mismo Lorca la llamó tragedia en alguna ocasión.

    Tras la muerte de su segundo marido, Bernarda Alba impone a sus cinco hijas, como luto, una larga y rigurosa reclusión. Se trata de una exageración de una costumbre real, de una tradición llevada a extremos increíbles; en esa situación los conflictos, las pasiones, las fuerzas se agrandarán hasta la exasperación y la muerte de la hija pequeña.

    En esta obra, se observa la maestría del diálogo; pero, sobre todo, asombra la unión de realidad y poesía.




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    Enviado por:Mayte
    Idioma: castellano
    País: España

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