Psicología


Síndrome de Déficit Atencional


'Sndrome de Dficit Atencional'

'Sndrome de Dficit Atencional'

DEFICIT ATENCIONAL.

INTRODUCCIÓN

Habitualmente en las salas de clases, contamos con la presencia de alumnos que por sus características propias son distintos a la generalidad.

Pequeños que están en constante movimiento. Permanentemente se levantan de sus asientos, conversan durante toda la clase, y no logran finalizar una actividad o aquellos que viven distraídos, preocupados de las más insignificantes situaciones, como del compañero que se levanto de su asiento, del que está conversando del que llevo una nueva novedad a la escuela.

El Déficit Atencional es una situación clínica caracterizada por un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad impulsividad que se inicia en la niñez y tiende a perdurar en la adolescencia y la adultez.

Si bien hay gran evidencia de una causa neurobiológica (a nivel del funcionamiento cerebral) las manifestaciones clínicas están parcialmente moduladas por el ambiente.

Es muy posible que se trate de un grupo heterogéneo con compromiso de distintas dimensiones del funcionar mental superior (ej.función ejecutiva)

El cuadro no tratado puede traer grave deterioro académico, conductual y afectivo.

El tratamiento es multimodal (incluye aspectos médicos, educacionales, psicológicos y familiares).

La presentación clínica cambia con la edad.

Déficit atencional.

¿Son hoy en día los niños más hiperactivos y menos concentrados que antes?

La respuesta es sí, y están en las propias familias, y tienen relación directa con las costumbres de los padres de hoy, es la propia familia la productora de niños desconcentrados, pero es el colegio el que debe entenderse con ellos.

Aquel niño que aparentemente no escucha, le cuesta recordar detalles, olvida fácilmente lo que aprende, no se concentra en clases. Es decir, presenta serias dificultades en las áreas de:

•Concentración

•Control de impulsos (impulsividad).

•Hiperactividad (no siempre).

Historia del Síndrome

Entre los años 1970 y 1979, se empezó a estudiar una característica que se venía repitiendo a lo largo del tiempo y que era observada en una gran cantidad de niños en edad escolar y preescolar. Al no poder determinar que hacía que estos niños no se adaptaran a los términos de la educación tradicional, se le llamó Disfunción cerebral mínima, ya que no tenían asociadas otras deficiencias como disminución del CI (RM) o una patología central demostrable. Sus alteraciones eran de pequeña intensidad, mas el signo que sobresalía era la falta de atención sobre un estímulo dirigido. Por esto es que en el año 1979, el Manual de Diagnóstico estadístico de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM III), lo cataloga como una enfermedad cerebral de carácter mínimo que afecta a niños en edad preescolar y escolar. De esta manera pasó a llamarse Síndrome de déficit atencional con o sin hiperactividad.

En el año 1988 este mismo manual en una edición revisada, cambia la figura clínica a Síndrome de déficit atencional con hiperactividad, llegando a la conclusión que las características que lo conforman son básicamente conductas perturbadoras, impulsividad, hiperactividad y finalmente, falta de atención.

Este síndrome ha sido definido y confundido de muchas maneras. Así, nos encontramos con definiciones que nos hablan de hiperactividad o de hiperkinesia como términos diferentes o desadaptación escolar con falta de atención. Es por esto que se hace necesario realizar una definición que sea clara y que se apegue a criterios diagnósticos estandarizados. Es por esto que se ha elegido la definición del DSM IV para esclarecer las dudas. Además se han hecho observaciones acerca de oros fenómenos que el DSM IV no prevé. Estos son la falta de atención sin hiperactividad o la hiperactividad sin falta de atención. Este manual hace referencia a que existen tipos de déficit de atención combinados donde la tipificación se realiza por el predominio de la característica (falta de atención o déficit atencional), en otras palabras, uno no puede existir sin el otro.

Otro tipo de abordaje para la definición es el cognitivo-conductual, que más que clasificarlo, lo define por conductas que se podrían observar. Esta orientación, si bien es menos estigmatizante, es menos precisa en cuanto se refiere a los diagnósticos diferenciales, a las edades de inicio, las características o requisitos mínimos que se deben cumplir para poder establecer un diagnóstico.

Déficit atencional con hiperactividad (DSM IV)

Para el establecimiento de los diagnósticos de cualquier enfermedad clasificable en la psiquiatría, se deben cumplir con una serie de criterios. Esto, abarca el déficit de atención con hiperactividad, clasificado dentro de los trastornos de inicio en la infancia, niñez y adolescencia, y a su vez dentro de los trastornos con déficit de atención y comportamiento perturbador.

Evolución histórica del concepto.

  • Siglo XIX “ Insania Impulsiva” “Inhibición Defectuosa”

  • 1902 : Still “Defectos mórbidos en el control moral”

  • 1917 : Strauss “Daño Cerebral Mínimo”(sugiere una base orgánica, apoyado en las secuelas de la Encefalitis Letárgica)

  • 1962 : Clements y Peters “Disfunción Cerebral Mínima”

  • 1965 - 1968 : CIE9, DSMII “Síndrome Hiperkinético de la niñez”

  • 1980 : DSMIII “Déficit Atencional con o sin Hiperactividad”

  • 1987 : DSMIII-R “Trastorno Déficit Atencional Hiperactivo”

  • 1991 : CIE10 “Trastornos Hipercinéticos”

  • 1994 - 2000 :DSMIV,DSMIVTR“ Trastornos por Déficit Atencional/Hiperactividad

Definición DSM IV

La característica esencial del trastorno por déficit de atención con hiperactividad es un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad, que es más frecuente y grave que el observado habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar (Criterio A). Algunos síntomas de hiperactividad-impulsividad o de desatención causantes de problemas pueden haber aparecido antes de los 7 años de edad. Sin embargo, bastantes sujetos son diagnosticados habiendo estado presentes los síntomas durante varios años (Criterio B). Algún problema relacionado con los síntomas debe producirse en dos situaciones por lo menos (p. ej., en casa y en la escuela o en el trabajo) (Criterio C). Debe haber pruebas claras de interferencia en la actividad social, académica o laboral propia del nivel de desarrollo (Criterio D). El trastorno no aparece exclusivamente en el transcurso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno sicótico, y no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o trastorno de la personalidad) (Criterio E). Las deficiencias de la atención pueden manifestarse en situaciones académicas, laborales o sociales. Los sujetos afectos de este trastorno pueden no prestar atención suficiente a los detalles o cometer errores por descuido en las tareas escolares o en otros trabajos (Criterio A1a). El trabajo suele ser sucio y descuidado y realizado sin reflexión. Los sujetos suelen experimentar dificulta-des para mantener la atención en actividades laborales o lúdicas, resultándoles difícil persistir en una tarea hasta finalizarla (Criterio A1b). A menudo parecen tener la mente en otro lugar, como si no escucharan o no oyeran lo que se está diciendo (Criterio A1c). Pueden proceder a cambios frecuentes de una actividad no finalizada la otra. Los sujetos diagnosticados con este trastorno pueden iniciar una tarea, pasar a otra, entonces dedicarse a una tercera, sin llegar a completar ninguna de ellas. A menudo no siguen instrucciones ni órdenes, y no llegan a completar tareas escolares, encargos u otros deberes (Criterio A1d). Para establecer este diagnóstico, la incapacidad para completar tareas sólo debe tenerse en cuenta si se debe a problemas de atención y no a otras posibles razones (p. ej., incapacidad para comprender instrucciones). Estos sujetos suelen tener dificultades para organizar tareas y actividades (Criterio A1e). Las tareas que exigen un esfuerzo mental sostenido son experimentadas como desagradables y sensiblemente aversivas. En consecuencia, estos sujetos evitan o experimentan un fuerte disgusto hacia actividades que exigen una dedicación personal y un esfuerzo mental sostenidos o que implican exigencias organizativas o una notable concentración (p. ej., tareas domésticas o tareas de papel y lápiz) (Criterio A1f). Esta evitación debe estar causada por las deficiencias del sujeto relativas a la atención y no por una actitud negativista primaria, aunque también puede existir un negativismo secundario. Los hábitos de trabajo suelen estar desorganizados y los materiales necesarios para realizar una tarea acostumbran a estar dispersos, perdidos o tratados sin cuidado y deteriorados (Criterio A1g). Los su-jetos que sufren este trastorno se distraen con facilidad ante estímulos irrelevantes e interrumpen frecuentemente las tareas que están realizando para atender a ruidos o hechos triviales que usual-mente son ignorados sin problemas por los demás (p. ej., el ruido de un automóvil, una conversación lejana) (Criterio A1h). Suelen ser olvidadizos en lo que concierne a actividades cotidianas (p. ej., olvidan citas, olvidan llevarse el bocadillo) (Criterio A1i). En situaciones sociales, los déficit de atención pueden expresarse por cambios frecuentes en la conversación, no escuchar a los demás, no atender las conversaciones y no seguir los detalles o normas de juegos o actividades. La hiperactividad puede manifestarse por estar inquieto o retorciéndose en el asiento (Criterio A2a) (no permaneciendo sentado cuando se espera que lo haga así) (Criterio A2b), por un exceso de correr o saltar en situaciones en que resulta inadecuado hacerlo (Criterio A2c), experimentan-do dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio (Criterio A2d), aparentando estar a menudo «en marcha» o como si «tuviera un motor» (Criterio A2e), o hablando excesivamente (Criterio A2f). La hiperactividad puede variar en función de la edad y el nivel de desarrollo del sujeto; el diagnóstico debe establecerse con cautela en niños pequeños. Los niños pequeños y preescolares con este trastorno difieren de los niños pequeños normalmente activos por estar constantemente en marcha y tocarlo todo; se precipitan a cualquier sitio, salen de casa antes de ponerse el abrigo, se suben o saltan sobre un mueble, corren por toda la casa y experimentan dificultades para participar en actividades sedentarias de grupo en las clases preescolares (p. ej., para escuchar un cuento). Los niños de edad escolar despliegan comportamientos similares, pero usualmente con menos frecuencia que los más pequeños. Tienen dificultades para permanecer sentados, se levantan a menudo, se retuercen en el asiento o permanecen sentados en su borde. Trajinan objetos, dan palmadas y mueven sus pies o piernas excesivamente. A menudo se levantan de la mesa durante las comidas, mientras miran la televisión o durante la realización de tareas escolares. Hablan en exceso y producen demasiado ruido durante actividades tranquilas. En los adolescentes y adultos, los síntomas de hiperactividad adoptan la forma de sentimientos de inquietud y dificultades para dedicarse a actividades sedentarias tranquilas. La impulsividad se manifiesta por impaciencia, dificultad para aplazar respuestas, dar res-puestas precipitadas antes de que las preguntas hayan sido completadas (Criterio A2g), dificultad para esperar un turno (Criterio A2h), e interrumpir o interferir frecuentemente a otros hasta el punto de provocar problemas en situaciones sociales, académicas o laborales (Criterio A2i). Los su-jetos afectos de este trastorno típicamente hacen comentarios fuera de lugar, no atienden las normas que se les dan, inician conversaciones en momentos inadecuados, interrumpen a los demás excesivamente, se inmiscuyen en los asuntos de los demás, se apropian objetos de otros, tocan cosas que no debieran, hacen payasadas. La impulsividad puede dar lugar a accidentes (p. ej., golpearse con objetos, golpear a otras personas, agarrar una cazuela caliente) y a incurrir en actividades potencialmente peligrosas sin considerar sus posibles consecuencias (p. ej., patinar en un terreno abrupto). Las manifestaciones comportamentales suelen producirse en múltiples contextos, que incluyen el hogar, la escuela, el trabajo y las situaciones sociales. Para establecer el diagnóstico, se precisa que exista alguna alteración en por lo menos dos de tales situaciones (Criterio C). Es muy poco frecuente que un sujeto despliegue el mismo nivel de disfunción en todas partes o permanente-mente en una misma situación. Habitualmente, los síntomas empeoran en las situaciones que exigen una atención o un esfuerzo mental sostenidos o que carecen de atractivo o novedad intrínsecos (p. ej., escuchar al maestro en clase, hacer los deberes, escuchar o leer textos largos, o trabajar en tareas monótonas o repetitivas). Los signos del trastorno pueden ser mínimos o nulos cuan-do la persona en cuestión se halla bajo un control muy estricto, en una situación nueva, dedicada a actividades especialmente interesantes, en una situación de relación personal de uno a uno (p. ej., en el despacho del clínico) o mientras experimenta gratificaciones frecuentes por el comporta-miento adecuado. Los síntomas tienden a producirse con más frecuencia en situaciones de grupo (p. ej., en grupos de juego, clases o ambientes laborales). Por consiguiente, el clínico debe investigar el comportamiento del sujeto en distintas circunstancias dentro de cada situación.

Tipos de Déficit Atencional

Déficit Atencional con Hiperactividad:

•Demasiado inquieto

•Dificultad para permanecer sentado.

•Se distrae fácilmente.

•Dificultad para esperar su turno en actividades en grupo.

•Responde sin pensar.

•Dificultad para seguir instrucciones

•Dificultades para mantener la atención.

•Se cambia de una acivilada otra sin terminar ninguna.

•Dificultad en los juegos.

•Conversa demasiado.

•Interrumpe a los demás.

•Parece no escuchar.

•Pierde las cosas.

•Olvida las tareas.

•Se involucra en acciones peligrosas.

Déficit Atencional sin Hiperactividad:

• Presenta problemas con su organización.

• Puede verse muy tranquilo o pasivo.

• Mucha facilidad para distraerse.

• Se hace difícil su diagnóstico.

• Está en mayor riesgo de fracaso escolar.

• Muestran mayores riesgos de ansiedad.

• Presentan mayores problemas de aprendizaje que de conducta.

Síntomas evidentes:

•Disminución de la concentración

•Distracción.

•Impulsividad

•Inconsistencia en el desempeño.

•Dificultad de la autoevaluación

•Baja autoestima.

•Hiperactividad global

Características descriptivas y trastornos mentales asociados. Las características asociadas varían en función de la edad y del estado evolutivo, pudiendo incluir baja tolerancia a la frustración, arrebatos emocionales, autoritarismo, testarudez, insistencia excesiva y frecuente en que se satisfagan sus peticiones, labilidad emocional, desmoralización, disforia, rechazo por parte de compañeros y baja autoestima. Con frecuencia, el rendimiento académico está afectado y devaluado, lo que conduce típicamente a conflictos con la familia y el profesorado. La inadecuada dedicación a tareas que requieren un esfuerzo sostenido suele interpretarse por los demás como pereza, escaso sentimiento de responsabilidad y comportamiento oposicionista. Las relaciones familiares acostumbran a caracterizarse por resentimientos y antagonismos, especialmente a causa de la variabilidad de las características sintomáticas, lo que facilita la creencia de que toda el comporta-miento anómalo es voluntario. Los sujetos con trastorno por déficit de atención con hiperactividad pueden alcanzar niveles académicos inferiores a los obtenidos por sus compañeros y conseguir rendimientos laborales inferiores. Su desarrollo intelectual, verificado por tests de CI individuales, parece ser algo inferior al de los otros niños. En su forma grave, el trastorno es muy perturbador, afectando la adaptación social, familiar y escolar. Una sustancial proporción de niños atendidos en centros clínicos a causa de su trastorno por déficit de atención con hiperactividad sufren también un trastorno negativista desafiante o un trastorno disocial. En los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad puede presentarse una elevada prevalencia de trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos del aprendizaje y trastornos de la comunicación. No es raro este trastorno entre sujetos con trastorno de la Tourette; cuando coexisten ambos, el inicio del trastorno por déficit de atención con hiperactividad suele preceder al inicio del trastorno de la Tourette. Puede haber una historia infantil de maltrato o abandono, diferentes situaciones de adopción o acogida, exposición a neurotóxicos (p. ej., envenenamiento por plomo), infecciones (p. ej., encefalitis), exposición in útero a fármacos, escaso peso en el nacimiento y retraso mental.

No existen características físicas específicas asociadas al trastorno por déficit de atención con hiperactividad, aunque pueden producirse algunas anomalías físicas menores (p. ej., hipertelorismo, paladar ojival, implantación baja de los pabellones auditivos) con una frecuencia superior a la observada en la población general. También puede darse una frecuencia superior de lesiones físicas (accidentes).

Diagnóstico

•Desde los primeros años los padres pueden observar el problema.

•En el colegio se observan las dificultades para organizar la información, terminar tareas y seguir instrucciones.

Causas del Déficit Atencional

• Condiciones prenatales y/o perinatales.

• Retraso maduraciones.

• Diversas toxinas ambientales.

• Alergias a ciertos alimentos.

• Causas derivadas del proceso educacional.

• Explicación neurofisiológica. (Neurotransmisores).

• Baja del metabolismo de la glucosa cerebral en los centros de la atención

Definición Cognitiva Conductual

Esta definición esta más bien enfocada a una afección del proceso del desarrollo de ciertas habilidades de relación. En otras palabras tiene una orientación funcional y se piensa, según Zafen y Allen, que es " un trastorno del desarrollo concebido como retraso en el desarrollo, que constituye una pauta de conducta persistente, caracterizada por inquietud y falta de atención excesivas y que se manifiesta en situaciones que requieren inhibición motora. Aparece entre los dos y los seis años y comienza a remitir durante la adolescencia." Uno de los aspectos positivos de este tipo de definiciones es que deja abierta la posibilidad de que el trastorno del déficit atencional sea secundario al mal manejo del entorno. Si bien, esta definición, identifica a cierto grupo de niños con problemas para enfocar la atención, no nos entrega referencias acerca de los grados de severidad o aún si la patología se podría referir secundariamente a un daño orgánico o datos que nos permitan realizar un diagnóstico diferencial claro.

La perspectiva cognitiva conductual es muy útil si queremos pesar un la terapia. Esta nos entrega datos de cada uno de los pacientes y no nos da datos generalizados de un trastorno. En otras palabras, la evaluación es individual y se dirige especialmente al niño. Esto se convierte en una ventaja para el niño, ya que el estigma de tener un diagnóstico así, lo limitaría tremendamente. Por otra parte el diagnóstico cognitivo conductual entrega detalles acerca del comportamiento que tiene el niño y detalles acerca de la evaluación misma llevada a cabo en las salas.

Clasificación

La clasificación del DSMIV responde principalmente a los criterios de tipificación estandarizados ya que algunos sujetos que en un primer estadio del trastorno presentaban el tipo con predominio de déficit de atención o el tipo con predominio hiperactivo-impulsivo pueden llegar a desarrollar el tipo combinado y viceversa. El subtipo apropiado (para un diagnóstico actual) debe indicarse a partir del patrón sintomático predominante durante los últimos 6 meses. Si se mantienen síntomas clínicamente significativos, pero ya no se cumplen los criterios de ninguno de los subtipos, el diagnóstico apropiado es el de trastorno por déficit de atención con hiperactividad, en remisión parcial.

Cuando los síntomas de un sujeto no cumplen actualmente todos los criterios del trastorno y no queda claro si tales criterios se cumplían con anterioridad, debe diagnosticarse un trastorno por déficit de atención con hiperactividad no especificado.

Criterios para el diagnóstico de trastorno por déficit de atención con hiperactividad

A. (1) o (2):

(1) seis (o más) de los siguientes síntomas de desatención han persistido por lo menos durante 6 meses con una intensidad que es desadaptativa e incoherente en relación con el nivel de desarrollo:

Desatención

  • a menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades

  • a menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas

  • a menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente

  • a menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos, u obligaciones en el centro de trabajo (no se debe a comportamiento negativista o a incapacidad para comprender instrucciones)

  • a menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades

  • a menudo evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos)

  • a menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (p. ej., juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas)

  • a menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes

  • a menudo es descuidado en las actividades diarias

  • (2) seis (o más) de los siguientes síntomas de hiperactividad-impulsividad han persistido por lo menos durante 6 meses con una intensidad que es desadaptativa e incoherente en relación con el nivel de desarrollo:

    Hiperactividad

  • a menudo mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento

  • a menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado

  • a menudo corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos subjetivos de inquietud)

  • a menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio

  • a menudo «está en marcha» o suele actuar como si tuviera un motor

  • a menudo habla en exceso

  • Impulsividad

  • a menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas

  • a menudo tiene dificultades para guardar turno

  • a menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (p. ej., se entromete en conversaciones o juegos)

  • B. Algunos síntomas de hiperactividad-impulsividad o desatención que causaban alteraciones estaban presentes antes de los 7 años de edad.

    C. Algunas alteraciones provocadas por los síntomas se presentan en dos o más ambientes (p. ej., en la escuela [o en el trabajo] y en casa).

    D. Deben existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral.

    E. Los síntomas no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno sicótico, y no se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o un trastorno de la personalidad).

    Diagnósticos Diferenciales

    Durante la primera infancia puede ser difícil distinguir los síntomas de trastorno por déficit de atención con hiperactividad de ciertos comportamientos propios de la edad en niños activos (p. ej.,actuar ruidosamente). En niños con CI bajo situados en centros académicos inadecuados para su capacidad intelectual son frecuentes los síntomas de desatención. Estos comportamientos deben distinguirse de signos similares en niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad. En niños con retraso mental debe establecerse un diagnóstico adicional de trastorno por déficit de atención con hiperactividad sólo si los síntomas de desatención o hiperactividad son excesivos para la edad mental del niño. También puede observarse desatención en el aula cuando niños de elevada inteligencia están situados en ambientes académicamente poco estimulantes. Debe distinguirse asimismo el trastorno por déficit de atención con hiperactividad de la dificultad experimentada en comportamientos dirigidos a un objetivo por niños pertenecientes a ambientes inadecuados, desorganizados o caóticos. Los datos suministrados por distintos informadores son útiles en cuanto que suministran una confluencia de observaciones concernientes a la desatención, hiperactividad y capacidad del niño para autorregularse adecuadamente en distintas situaciones. Los sujetos con comportamiento negativista pueden resistirse a realizar tareas laborales o escolares que requieren dedicación personal a causa de su renuencia a aceptar las exigencias de otros. Estos síntomas deben diferenciarse de la evitación de tareas escolares observadas en sujetos con trastorno por déficit de atención con hiperactividad. El diagnóstico diferencial puede complicarse cuando algunos sujetos con trastorno por déficit de atención con hiperactividad presentan secundariamente actitudes negativistas hacia dichas tareas y devalúan su importancia, a menudo como una racionalización de su fracaso. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad no se diagnostica si los síntomas se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., trastorno del estado de ánimo, tras-torno de ansiedad, trastorno disociativo, trastorno de la personalidad, cambio de personalidad debido a una enfermedad médica o un trastorno relacionado con sustancias). En todos estos trastornos, los síntomas de desatención tienen típicamente un inicio posterior a los 7 años de edad, y en general la historia infantil de adaptación escolar no se caracteriza por comportamiento perturbador o por quejas de los maestros concernientes a un comportamiento desatento, hiperactivo o impulsivo. Cuando coexiste un trastorno del estado de ánimo o un trastorno de ansiedad con un trastorno por déficit de atención con hiperactividad, debe diagnosticarse cada uno de ellos. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad no se diagnostica si los síntomas de desatención e hiperactividad se producen exclusivamente durante el curso de un trastorno generalizado del desarrollo o un trastorno sicótico. Los síntomas de desatención, hiperactividad o impulsividad relacionados con el uso de medicaciones (p. ej., broncodilatadores, isoniacida, acatisia por neurolépticos).

    Aspectos para mejorar en el colegio.

    1.-Madurez escolar.

    2.-Ubicación en curso apropiado.

    3.-Estilo de aprendizaje: Desarrollo de un trabajo

    •Kinestésico

    •Auditivo

    •Visual

    4.-Desarrollo del lenguaje y la lectura

    Estrategias Generales

    * Usar el refuerzo positivo

    * Respeto a las diferencias individuales

    * Establecer un ambiente de bondad y cooperación

    * Establecer un sistema de compañerismo.

    * Determinar las potencialidades del niño.

    * Manejar los medicamentos con responsabilidad.

    * Desarrollar el hábito de comenzar y terminar un trabajo.

    * Permitir la actividad física, e incorporar música

    Tratamiento psicofarmacológico.

  • Los Psicoestimulantes siguen siendo de primera elección.

  • Otras alternativas farmacológicas deben tenerse muy presentes debido a :

    • Riesgo de abuso o mal uso de estimulantes

    • Jornadas prolongadas

    • Menor supervisión parental

    • Comorbilidades

  • Se debe discutir y explicar al menor el tratamiento farmacológico, sus objetivos, implicancias y riesgos.

  • A veces es válido posponer inicio de fármacos para lograr convencimiento y adherencia del menor.

  • Ser especialmente cauto en la selección de los períodos para los intentos de suspensión.

  • Mitos y Realidades del tratamiento con estimulantes

    • El uso de estimulantes conduce al abuso de sustancias.

    Se demostró que los adolescentes y adultos con ADHD tratados con metilfenidato disminuyeron un 85% su riesgo relativo de padecer abuso de sustancias

    • El tratamiento se debe discontinuar al llegar a la adolescencia.

    Este trastorno persiste en la adolescencia y adultez en más de un 50% de los casos, y se halla indicado continuar con el tratamiento.

    • El tratamiento con estimulantes produce trastornos del crecimiento en niños.

    Existe controversia en este punto, y hay evidencia de que los trastornos del crecimiento se podrían deber a la enfermedad y no al tratamiento en sí.

    Bibliografía y Referencia

  • DSM IV, “Manual de Diagnóstico y Estadístico de los trastornos Mentales”, Edición española, Editorial Masson, 1997, San Francisco, EEUU.

  • Benavente, A., “El Síndrome del déficit atencianal desde una perspectiva pedagógica”, Revista Psicopedagógica REPSI, número 3, año 3, 1997.

  • Rosan Antonio, “Trastorno Déficit atencional con y sin hiperquinesia tratdo con precursores de bioaminas”, Revista ALMEOC , año VIII, Vol 2, Número 1, 1997.

  • Apunte de Seminarios “Déficit Atencional en Neuro Psiquiatría”, dictados por el Doctor Novoa, Neuropediatra, Hospt. C. Van Buhren.

  • http://www.laprensahn.com/socarc/9905/s04003.htm

  • http://www.el-mundo.es/salud/262/25N0143.html

  • Resultado de Búsqueda de http://www.yahoo.com/

  • Resultado de Búsqueda de www.altavista.com




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    Enviado por:Rominima
    Idioma: castellano
    País: Chile

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