Literatura


Relato de un náufrago; Gabriel García Márquez


I RESUMEN

 

“Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre.” Esta es la definición que le da Gabriel García Márquez a la aventura protagonizada por un marinero de la armada colombiana. Este relato es una entrevista entre el náufrago y el autor de esta obra, es decir, es un echo real.

 

Luis Alejandro Velasco, natural de Bogotá, se encontraba en la ciudad norteamericana de Mobile, en el condado de Alabama. Debían esperar allí cerca de ocho meses mientras que el A. R. C. Caldas, destructor de la armada colombiana, era sometido a diversas reparaciones. En Mobile pasaba el tiempo libre con sus compañeros de buque y con su novia llamada Mary Address en el cine y en una taberna del puerto llamada Joe Palooka. Al principio nos relata cómo eran sus ocho compañeros ahogados en alta mar y concluye diciendo sus últimos momentos antes de zarpar.

 

Ya a bordo del buque lo difícil que fue para algunos el acostumbrarse de nuevo a las travesías en barco. Todos y cada uno de los regalos que habían comprado en territorios estadounidenses estaban fuertemente amarrados. Apenas faltaban algo menos de 24 horas para llegar a su destino, comenzó a levantarse un fuerte oleaje. Esto propició que el 28 de Febrero de 1955, cuando faltaban apenas 10 minutos para el mediodía, y 2 horas para llegar a su destino un brutal golpe de oleaje tiró a nuestro personaje junto con ocho compañeros al mar. Luis Alejandro veía impotente cómo cuatro de ellos se ahogaban pero pudo descubrir a tiempo dos balsas aparejadas y nadó hacia ellas y se puso a salvo, aunque sufrió un fuerte golpe en la rodilla.

 

Diez días duró la travesía en la balsa. En la primera noche trató de orientarse por medio de la puesta del sol y por la localización de la Osa Menor. El náufrago no paraba de pensar que el buque no sólo habría llegado, sino que ya habrían comenzado las operaciones de búsqueda de los supervivientes. Pero esta esperanza desaparecía poco a poco. En el segundo día vio un punto negro en el horizonte que se acercaba a gran velocidad hacia la balsa. Poco a poco ese punto negro se convertía en un avión, pero debido a la velocidad del aparato y de la gran altura a la que se encontraba resultó imposible el divisar al náufrago y volvió por donde vino. A los 5 minutos apareció de nuevo y nuestro protagonista pensó que lo habían visto, pero realizó la misma operación. De ese día Luis Alejandro tomo nota de que los aviones partían y volvían desde la misma dirección, desde Cartagena de Indias, y de que todos los días, desde las 5 de la tarde hasta el anochecer aparecían los tiburones merodeando la balsa. El tercer día fue el más desesperante de todos. A parte de no ocurrir nada en particular comenzaba a tener visiones. Veía a su mejor amigo en la marina, Jaime Manjares.

 

 

 

Al cuarto día perdió la noción de los días y no estaba segura de si la balsa avanzaba o retrocedía. También fue el primer día que bebió algo de agua salada. En la noche del cuarto al quinto día, mientras que conversaba con su amigo Jaime, vio las luces de un barco pero a los 20 minutos desapareció. Al amanecer comenzó a pensar en un relato, recientemente leído, en el que hablaba de un náufrago que en una balsa llegaba a una isla desierta en la que era devorado por caníbales. A lo largo del día una molestia le repercutía en su estado físico y pensó que ya había llegado el momento, pero descubrió que desabrochándose el pantalón y descargando el vientre sobre la mar, volvía a sentirse con fuerzas. Lo más importante de ese día fue la visita de 7 gaviotas. Pensó que se encontraba muy cerca de la costa y eso le dio fuerzas. De repente una de las gaviotas descendió su vuelo y se posó sobre la balsa. Luis Alejandro permaneció inmóvil y la gaviota se confió en exceso. No es digno de un marino matar una gaviota pero el hambre lo puede todo y con dos vueltas de pescuezo sintió la sangre caliente chorreándole los dedos. La repugnancia ante tal amasijo de huesos, carne y sangre le hizo desperdiciar el manjar y lo desechó por la borda después de desestimar la idea de usarlo como carnaza.

 

Al sexto día, debido al hambre, recordó que tenía varias tarjetas de Mobile en el bolsillo y no dudó en echárselas a la boca. Fue un gran alivio y eso supuso un aumento en su imaginación, llegando a probar el sabor de los zapatos. En el séptimo día pensó, al ver tantos peces alrededor de la balsa, que podía coger uno con facilidad, pero los peces le respondieron mordiéndole y desgarrándole las yemas de los dedos. La mezcla de la sangre con la gran cantidad de peces hizo de imán para los tiburones que aparecieron en gran número. De repente uno de los tiburones dio un aletazo y apareció en la balsa. Desesperadamente el marinero agarró uno de los remos y se lió a remazos con el animal hasta que se dio cuenta de la situación: uno de los peces, perseguido por los tiburones había logrado introducirse dentro de la balsa junto con medio cuerpo de un tiburón que desistió de su presa y regresó al mar. Despedazó al pez de medio metro y después de limpiarlo como pudo le engatusó dos bocados que le saciaron el hambre. Mientras iba a limpiar su presa, ingenuamente a los tiburones, uno de ellos envistió contra la presa y se la arrebató al náufrago. En un ataque de rabia asestó un duro golpe contra el tiburón y éste respondió tragándose medio remo.

 

En la noche del séptimo al octavo día se levantó un oleaje aún más fuerte que el del día del naufragio. Una gigantesca ola dio una fuerte sacudida y despidió al náufrago fuera de la balsa. Al salir a la superficie contempló horrorizado que la balsa ya no se encontraba, había desaparecido, pero a un metro de distancia apareció de las profundidades como por arte de magia y volvió a incorporarse a ella. Aquí no acabó sus problemas con el oleaje, una segunda ola volvió a destronar al rey de su trono y mandó de nuevo al náufrago al agua como si ya formara parte de ella. Luis Alejandro se encontraba debajo de la embarcación, ya que la ola la había volteado. El oleaje logró darle la vuelta de nuevo a la balsa y como esfuerzo sobrehumano nuestro protagonista logró introducirse de nuevo en la balsa, exhausto por el esfuerzo. Al amanecer del octavo día una gran gaviota revoloteaba en las inmediaciones de la balsa, no había duda, estaba cerca de tierra firme. Por la noche la gaviota se acercó y comenzó a picotear suavemente la cabeza del náufrago, entonces, sin saber si lo hacía por un acto de cariño o por la hambruna, agarró la gaviota con fuerza. Así despertó la mañana del noveno día. Tras dejar en libertad a la gaviota se percató del tremendo mal estado en el que se encontraba. Tenía pensamientos de dejarlo todo y esperar a que la muerte lo viniera a buscar. Por la tarde fue sorprendido por una extraña raíz oscura que sobresalía por la superficie del mar enredada a los cabos sueltos de la balsa. Sin pensárselo dos veces hincó el diente a la misteriosa raíz de medio metro. Le supo a veneno pero ya le daba igual.

 

La novena noche resultó ser la más larga de cuantas había estado a la deriva. Fue una noche de recapitulación y comenzó a reflexionar sobre los últimos acontecimientos acaecidos en los últimos días y le llevó toda la noche sin pegar ojo. Se despertó al amanecer con estado de locura avanzado a su entender y vio una sombra que le hacía suponer tierra firme, pero pensó que se trataba de otra alucinación. Se arrepenchó contra el borde y se percató del contorno de la costa. Se pensó mucho el arrojárse al agua y nadar hacia la costa ya que calculaba que se encontraba a unos 2 kilómetros y medio pero decidió que el esfuerzo sería recompensado y se tiró al agua, eran las 10 de la mañana del 9 de Marzo.

 

Fue una sensación extraña el volver a pisar tierra bajo sus pies. Completamente agotado por su esfuerzo se tumbó entronco cercano y escuchó el ladrido de un perro y apareció una joven. Intentó comunicarse con ella y ésta huyó espantada. La segunda persona que se topó con el náufrago fue un hombre con un burro y con un perro y le descubrió que había llegado a la población de Urabá, en Colombia. Junto con su mujer y subido al burro le condujeron hasta su casa en dónde fue atendido sorprendido al saber que no tenían ningún tipo de noticia. Pronto, tras oír levemente las noticias del naufragio en una radio, la muchedumbre se agolpaba en la casa para prestarme ayuda. La multitud, dirigidos por el inspector de policía, le llevaron al pueblo de Mulatos.

 

El doctor Humberto Gómez fue el primer médico que reconoció al náufrago y después lo llevaron en avioneta hasta Cartagena de Indias en donde le aguardaba su familia. Una vez allí lo trasladaron al Hospital Naval en donde no se le permitió la entrada más que a su padre, los médicos y los guardias. La historia del náufrago le proporcionó riquezas por derechos de publicidad y relatado su historia por televisión y radio. Hoy en día es un héroe olvidado por su país.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

II ESTRUCTURA

 

 

El relato esta dividido por capítulos, exactamente catorce, pero podríamos dividir el libro principalmente en cuatro partes:

 

·        Una primera que abarcaría desde el primer capítulo hasta la mitad del segundo. En este tramo del libra nos cuenta cómo era su vida en la ciudad de Mobile en los Estados Unidos. También explica cómo eran sus compañeros ahogados en alta mar y los demás tripulantes del buque con los que tenía relación.

 

·        La segunda parte consta desde la mitad del segundo capítulo hasta el tercer capítulo. En esta ocasión describe la tragedia ocurrida en el buque y la manera en la que pudo salvarse y ver cómo morían sus compatriotas.

 

·        La tercera es la más extensa, ya que narra sus diez días a la deriva por el mar del Caribe y cuenta sus peripecias como náufrago. Constaría desde el cuarto episodio hasta el undécimo.

 

·        Para concluir y como última parte, que va desde el duodécimo capítulo hasta el final, revela lo que le ocurrió a su llegada a tierra firme y al final cuenta cómo es su vida rutinaria.

 

 

 

III AMBIENTE EN EL QUE SE DESEMVUELVEN LOS PERSONAJES

 

 

Luis Alejandro Velasco, protagonista de esta historia, era un marinero del ejército colombiano. Pertenece a la clase media, pero una vez concluida su trágica aventura, su estatus y el de su familia se convirtió en personas de clase alta, ya que fue hecho rico por la publicidad y es sabido por todos que el dinero la característica que impera para determinar al estatus social de las personas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

IV CARACTERÍSTICAS DEL LOS PERSONAJES

 

 

Por orden de aparición:

 

·        Luis Alejandro Velasco

 

Protagonista del relato. Joven marinero macizo de apenas 20 años de edad. Natural de Bogotá provenía de familia humilde como la que imperaba entonces en aquella época. Tenía un instinto excepcional del arte de narrar (de echo la obra está firmada en primera persona), una capacidad de síntesis y una memoria asombrosas y de bastante dignidad silvestre como para sonreírse de su propio heroísmo.

 

·        Mary Address

 

Era la novia que tenía Luis Alejandro en Mobile. Tenía gran facilidad para aprender el castellano y entre el medio inglés de Luis Alejandro y su medio castellano, se entendían bastante bien.

 

·        Diego Velázquez

 

Compañero del buque de Luis Alejandro que, tras ver una película en el cine con sus compañeros, tuvo el presentimiento de la catástrofe.

 

·        Luis Rengifo

Era el marinero primero y uno de los ocho marineros que perecieron durante el accidente. Era un marino completo, nacido en la población de Chocó y llevaba el mar en la sangre. Hombre serio y estudioso y hablaba el inglés perfectamente. Graduado de ingeniero civil en Washington, esteba casado con una dama dominicana.

 

·        Ramón Herrera

 

Amigo íntimo de Luis Alejandro, hombre siempre alegre y de singular habilidad que consistía en imitar a todos los cantantes de moda. Fue otro de los marineros muertos en el naufragio.

 

·        Miguel Ortega

 

Cabo primero, artillero y, sobretodo, muy juicioso. No paraba de hablar de su mujer y sus hijos y no desperdició ni un dólar en su estancia en Norteamérica para comprar regalos a su familia. Acabó ahogado en el fondo del mar.

 

 

 

 

·        Jaime Martínez Diago

 

Teniente de fragata y segundo oficial de operaciones y único oficial muerto en la catástrofe. Era un hombre alto, fornido y silencioso, nacido en Tolima y excelente persona.

 

·        Julio Amador Caraballo

 

Suboficial primero y segundo contramaestre del buque, hombre alto y bien plantado. Ahogado tras el accidente.

 

·        Elías Sabogal

 

Suboficial y jefe de maquinistas, fue quien más estrepitosamente manifestó su alegría de volver a casa. Era un lobo de mar de unos 40 años de edad, pequeño, de piel curtida, robusto y conversador.

 

·        Guillermo Rozo

 

Suboficial de guardia.

 

·        Eduardo Castillo

 

Almacenista, bogotano, soltero y muy reservado. Otro de los muertos en el accidente.

 

·        Dámaso Imítela

 

Hombre blanco, pálido, con sombrero de caña y con pantalones enrollados hasta las rodillas y con una carabina terciada a la espalda. Fue el primer hombre que prestó ayuda al náufrago tras pisar tierra firme.

 

·        Inspector de policía

 

Inspector de policía de la población de Mulatos. Fue la primera persona que prestó protección para el superviviente del naufragio.

 

·        Humberto Gómez

 

Primer médico que realizó un examen detenido del estado de Luis Alejandro.

 

En un segundo plano quedan los peces, tiburones y gaviotas que acompañaron a nuestro héroe durante su travesía, y a estos hay que contar los seiscientos hombres que le condujeron a San Juan, el guardia que custodiaba su habitación en el Hospital Naval y el reportero que logró infiltrarse en la habitación.

 

 

V DISCERNIR ENTRE LOS PERSONAJES PRINCIPALES Y SECUNDARIOS

 

 

Aquí todo el protagonismo se le atribuye al narrador de su propia aventura, la del náufrago Luis Alejandro Velasco. No hay más personajes principales. El resto de personajes son simplemente piezas extras del juego, son relleno, que la casualidad de la vida les hizo estar en el momento preciso de la aventura, ya que es un echo real.

 

 

VI APROXIMACIÓN DEL AUTOR A SU OBRA

 

 

“Relato de un náufrago” no es ni mucho menos la primera obra ni la que más fama y prestigio que le ha proporcionado a Gabriel García Márquez. En sus comienzos el autor escribió obras como “La hojarasca” en la que explora el mundo de su infancia, etapa preparatoria para su mundo narrativo de madurez, que desembocará en una de sus obras más célebres “El coronel no tiene quien le escriba” en 1958. Pero esta madurez dará sus frutos en su obra cumbre “Cien años de soledad” escrita en 1967. A partir de esta obra da un vuelco a la imaginación, en la que realidad y mito se funden resultando tal magnífica obra. En “Relato de un náufrago” Gabriel García Márquez deja a un lado el mito, lo imaginario, y se centra en la realidad aunque para algunos cueste creer en el relato.

 

Cuando el náufrago Luis Alejandro Velasco y el escritor Gabriel García Márquez se pusieron manos a la obra para realizar este relato ninguno de los dos podría imaginarse las consecuencias que iba a acarrear dicha novela en su país. Colombia estaba entonces bajo la dictadura militar del general Gustavo Rojas Pinilla. La prensa estaba censurada y el problema diario con el que se encontraban las imprentas era el de publicar noticias sin gérmenes políticos. El periódico “El Espectador” era sacado adelante por Guillermo Cano, director, José Salgar, jefe de prensa, y Gabriel García Márquez que era el reportero de planta.

 

El relato había sido contado a pedazos muchas veces, con verdades a medias, estaba manoseado y pervertido y los lectores estaban ya hartos de verle en multitud de anuncios publicitarios. La dirección del periódico pensó que acudió a su medio para tratar de sacar tajada de la situación y lo mandaron por donde vino, pero en una corazonada del director, aceptó su propuesta y lo puso en manos de García Márquez. Fueron veinte sesiones de seis horas diarias, durante las cuales García Márquez tomaba nota y soltaba preguntas tramposas para detectar las contradicciones del náufrago. Al final lograron reconstruir el relato compacto y verídico de sus diez días en el mar. El único problema al que ahora se enfrentaban era el de conseguir que el lector lo creyera.

 

 

 

La historia, dividida en catorce episodios, se publicó en catorce días consecutivos. El periódico dobló sus ventas y la gente se agolpaba en la rotativa por conseguir números atrasados para completar su serie. Más tarde se publicó el relato completo en un suplemento pero esta vez venía decorado con fotos de los marineros. En las fotos se podía apreciar el sello de las fábricas en las cajas de las mercancías, lo que supuso el acabóse de la paciencia de la dictadura y como consecuencia de ello, el cierre del periódico.

 

 

VII OPINIÓN PERSONAL

 

 

Realmente no sé que más añadir a este espectacular relato, uno de los mejores que me he encontrado, aunque ciertos aspectos me dejan un poco en duda e intriga por saber si son ciertos o no. A parte de esto me ha gustado mucho la reacción del protagonista ante esta situación que le sorprendió en alta mar y el gran coraje y nivel de supervivencia mostrados. Para mi gusto, una obra perfecta, un diez.

 

 

VIII BIBLIOGRAFÍA

 

 

·        “Relato de un náufrago” Gabriel García Márquez, 40º edición: Noviembre de 1999, Tusquets editores-Cuadernos Marginales.

 

·        Nueva Enciclopedia Larousse, tomo 6

 

·        Enciclopedia Encarta 99, Microsoft.

 




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Enviado por:Bafles
Idioma: castellano
País: España

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