Literatura


Reed. Ballard. Delany


UNA NUEVA LITERATURA PARA UNA FORMA DIFERENTE DE INTERPRETAR LA REALIDAD: REED, BALLARD Y DELANY

Si tuviéramos que seleccionar algunos fenómenos definitorios del siglo XX deberíamos citar la explosión demográfica, la planetización de la guerra, la descolonización, o la transformación del lenguaje artístico; en esta relación emblemática no debería olvidarse la revolución científica.

Sin duda constituye uno de los signos de nuestro tiempo y el fenómeno que ha contribuido de forma más decisiva a modificar la vida del hombre.

La revolución se ha producido en todos los órdenes: conocimiento de la estructura de la materia, imagen del universo, concepción de la vida, inteligencia artificial. Entre las diversas disciplinas la Física ha asumido una función rectora. En esta edad de oro se han sucedido los titanes del pensamiento: Einstein, Planck, Bohr, Heisenberg, Hawking ocuparán un puesto de privilegio en el panteón de los grandes de la Humanidad.

No se trata únicamente del progreso de los conocimientos sino también de una forma de considerar la realidad como algo que no es evidente, tal y como se nos aparece, sino que exige una indagación crítica. “Los triunfos de la ciencia se deben a la sustitución de la autoridad por la observación y la inferencia”, escribió Bertrand Russell, otro de los colosos del pensamiento de nuestro siglo.

Pero centrándonos ya en los EE.UU., diremos que hacia 1950 los Estados Unidos se han convertido en un símbolo de riqueza y su poderío alcanza cotas hasta entonces desconocidos. Sus metáforas y su estilo de vida se imponen en todos los continentes. Todas las cifras de producción nos hablan de un crecimiento económico sin precedentes; en muchos capítulos ocupa el primer lugar mundial, y en el peor de los casos, el segundo o el tercero. Orillando tablas y números que nos abrumarían, debemos fijar nuestra atención en los posibles factores de este poder.

Factor clave ha sido la dimensión de las empresas. El gigantismo de la empresa ha desembocado en la aparición de las sociedades multinacionales, que tienen negocios en varias naciones pero mantienen sus centros rectores y la mitad de su capital en los Estados Unidos.

El Estado aparentemente no interviene -como en Alemania Federal-, contemplando poco menos que impasible el juego de fuerzas del mercado, pero en realidad apoya con su política los intereses de las grandes empresas; por ejemplo, el plan Marshall supuso convertir a Europa en un campo de inversiones para los empresarios norteamericanos.

El “modo de vida” americano, basado en un consumo sin freno y en la ostentación de la opulencia material ofrece también sombras. El paro reaparece intermitentemente, la prosperidad general ha hecho olvidar la insuficiencia de rentas de las minorías. En otro orden el déficit de la balanza de pagos ha sido preocupación para los gobiernos. A él han contribuido el sobreconsumo de energía, con importaciones crecientes de petróleo, y las exportaciones de capitales privados y públicos.

Los Estados Unidos de la posguerra ofrecen una realidad bifronte, por una parte una prosperidad sin precedentes, por otras contradicciones y fallos que hacen dudar que sea una modelo exportable.

Los fallos se han hecho perceptibles en la década de los ochenta, cuando autores diversos e informes de instituciones internacionales hablan de decadencia de la industria americana, que ha sufrido profundas conmociones, erosionado su potencial por las dos crisis del petróleo y presionada por la competencia japonesa.

En muchos aspectos Estados Unidos ha dejado de ser el gigante por antonomasia. Es en este mundo de contradicciones, cambios y, en cierta manera, de decadencia; en esta sociedad cibernética y automatizada debemos encuadrar a autores como Ishmael Reed, Samuel Delany y Ballard.

Ishmael Reed es una de los escritores afroamericanos más controvertidos de este siglo. Su estilo literario se caracteriza por el uso de la parodia y la sátira como intento de crear nuevos mitos y cambiar las convenciones literarias de la literatura tradicional. Las obras de Reed, por una parte, han sido criticadas de incoherentes, desordenadas, oscuras, aunque por otra parte también han sido encumbradas como muliticulturales, revolucionarias, vivas y contenedoras de un gran conocimiento de los arquetipos míticos.

Desde la publicación de su primera novela, The Free-Lance Pallbearers (1967), Reed se ha dedicado a la producción de un sustancial grupo de literatura, tocando todos los géneros posibles: ficción, poesía y ensayos, con el objetivo de satirizar la vida, política y represión religiosa en Norteamérica. Ha expresado su rechazo a la política en parodias tales como el racismo y la avaricia de la época de Reagan en The Terrible Twos (1982) y en Japanese by Spring (1993); los valores de la supremacía del Cristianismo blanco en The Terrible Thress (1989) y las parodias de las mismas formas literarias y a las historias al más estilo norteamericano en Yellow Back Radio Broke-Down;; la narrativa de la esclavitud en Flight to Canada (1976) y la novela detectivesca en Mumbo Jumbo (1974) que propone como pilares básicos el racionalismo y el militarismo en detrimento de la magia y la intuición.

Ishmael Reed ofende frecuentemente a sus lectores, quienes sienten que las instituciones que ellos creían sagradas (la Iglesia, la historia de América, las escuelas, etc.) son atacadas y ridiculizadas. Sus exageraciones y críticas mordaces muchas veces son malinterpretadas. Además, muchos lectores ignoran las muchas contribuciones que los escritores de color han dado a la cultura norteamericana. La cultura negra y las minorías tienen mención especial en la obra de Reed. Aunque, eso sí, él tiene su propia versión de la historia, la política, la literatura y la cultura.

Sin embargo, una vez que somos capaces de reírnos con el humor de Reed, podemos ver de manera más objetiva la sociedad en general y todas sus carencias. Y es que ésta es la meta que Reed verdaderamente persigue: que sus lectores no acepten un punto de vista único sino que veamos las múltiples facetas de la realidad.

Reed cubre todos los temas; escribe sobre política, asuntos sociales, racismo, historia y sobre todo lo demás. Mira a la contracultura como la fuerza vital y predice que la parte “bella” de la vida triunfará sobre la represiva.

Su estilo se caracteriza por ser experimental, por introducir formas de la literatura tradicional que distorsiona y manipula para así crear resultados realmente sorprendentes. Para él, el género que más facetas permite es la ficción:

“No one says a novel has to be one thing. It can be anything it wants to be, a vaudeville show, the six o'clock news, the mumblings of wild men saddled by demons” Reed

J.G Ballard, por su parte, aun compartiendo la afición por el humor de Reed, trabaja sobre todo con las estructuras. The Atrocity Exhibition (1970), por ejemplo, se compone de una seria de historias cortas que el mismo Ballard denomina “condensed novels”. Estas historias están relacionadas temática y formalmente. Los párrafos cortos, sacados de las novelas más tradicionales, causan un efecto narrativo que recuerda a la psique moderna, al estado de la mente. La línea entre lo interior y lo exterior, entre la conciencia fragmentada de los protagonistas y el violento y mediatizado mundo en que viven, queda de manifiesto.

La notable mezcla de Ballard entre la indiferencia y, al mismo tiempo obsesión por la ciencia es evidente en su uso de recursos tales como listas ordenadas por ítems y su interés surrealista por el collage como forma narrativa:

“But isn't Kennedy already dead?” Captain Webster studied the documents laid on Dr. Nathan's deomonstration table. These were: (1) apectroheliogram of the sun; (2) tarmac and take-off checks for the B-29 Superfortress Enola Gay; (3) electroencephalogram of Albert Einstein; (4) transverse section through a Pre-Cambrian Trilobite; (5) photograph taken at noon, 7th August, 1945, of the sand-sea, Quattara Depression; (6) Max Ernst's “Garden Airplane Traps.” He turned to Dr. Nathan. “You say these constitute an assassination weapon?”

The Atrocity of Exhibition es una obra que no sigue una secuencia espacial o heterogénea. Las conexiones entre las imágenes que aparecen están más allá de la propia lógica y muchas veces tienen el peligro de no ser entendidas. Este hecho nos lleva muchas veces al llamado “Mental Breakdown”. Y es que Ballard no es nada optimista con respecto al futuro:

“The future is going to be boring. The suburbanization of the planet will continue, and the suburbanization of the soul will follow soon after”.

Por último, destacaremos a uno de los máximos exponentes de la literatura de ciencia-ficción, hablamos de Samuel R. Delany . Dhalgren (1975) ha sido considerada como la novela de ciencia-ficción más polémica de su década. Fue todo un escándalo por la simpatía del autor tanto por el comportamiento heterosexual como el homosexual. Delany ha mezclado mundos en los que el sexo no es motivo de distinción, donde las razas se mezclan; mundos en los que nadie mira a nadie, en que cada uno es libre de sus actos y no se preocupa ni por el mal ni por el bien ajeno. Esto puede verse claramente en el mundo que crea en Triton. En esta obra inventa una sociedad utópica que está en guerra con el planeta Tierra. Esta comedia futurista les permite cuestionarse la llamada batalla de los sexos, el concepto de sexualidad. Todos los estereotipos son cuestionados:

“This is classic Delany that maintains a cutting edge of sheer platinum. Delany sets his interrogation of the myth and politics of a central culture within an infinitely richer galaxy of interwoven margins. The dazzle always illuminates: the novel offers vision-altering thrills on the order of paradigm shifts or sex at its most rapturously cataclysmic”

“Delany's most controlled, and therefore his most succesful, experiment to date... Triton is a noveld of manners -those of a rich and complex society in which the avowed highest good is the free expression of each individual's personality”

Delany, cuya ciencia-ficción sofisticada y teórica le ha hecho ganar un gran puñado de seguidores de la llamada ciencia-ficción postmodernista, ofrece ,asimismo, revelaciones de sí mismo como escritor, crítico y teórico. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en On Language, Race, Sex, Science Fiction, and Some Comics. En esta selección de ensayos, por supuesto, el tema del sexo y la pornografía está presente. Delany piensa que el “sexo público” es una forma de interacción entre las diferentes clases sociales y, por lo tanto, puede llegar a ser motivo de tolerancia y entendimiento.

Lo que está claro es que Delany escribe sobre su tiempo, aunque siempre en tono futurista y quizá irónico, no tanto como Reed o Ballard, pero sí que se puede vislumbrar una cierta amargura detrás de todas es comicidad implícita en sus obras. Y puede que escriba sobre su tiempo porque piensa que esta época tiene algo de especial. Él mismo declaró:

“When you live in interesting times, you tend to write about what's going on”.

¿Interesante? Puede que la llegada del siglo XXI sea motivo de nerviosismo, puede que el caos en que vivimos sea interesente. Aunque más que interesante, pienso que es morboso ver como los seres humanos nos vamos degradando cada vez más... Lo que está claro es que lo importante es saber reírnos de nosotros mismos y estos tres autores lo han conseguido; quizás sea ése su mayor mérito.

BIBLIOGRAFÍA

DELANY, Samuel R. Triton. New York: Bantam Books, 1976

DERRIDA, Jacques. “Structure, Sign and Play in the Discourse of the Human Sciences.” The Structuralist Controversy. Eds. R. Macksey and E. Donato. Baltimore: Johns Hopskins UP, 1970. 247-264.

INTERNET SITES ON BALLARD AND REED.

BALLARD entrevistado por LUKAS Barr,1995

EARL JACKSON, JR., en Fantastic Living: The Speculative Autobiographies of Samuel Delany

GERALD JONAS en New York Times Book Review

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Enviado por:Carmen Rizo
Idioma: castellano
País: España

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