Literatura


Psique y Cupido. El asno de oro; Lucio Apuleyo


ÍNDEX

* Biografía 2

* Psique y Cupido 4

* El asno de oro 7

* Opinión personal 8

BIOGRAFÍA

Lucio Apuleyo:

Escritor latino de la segunda mitad del s. II. Apuleyo (Apuleius) es el nomen o primer apellido, siendo su única designación usual, pues no hay noticia de cognomen o segundo apellido, y en cuanto a praenomen o nombre inicial, consta el de Lucio (Lucius), pero sólo en algunos manuscritos tardíos y en la Anthologia latina (nll 712 de la ed. de Riese), y, no siendo por ello seguro, suele omitirse. N. en Madaura (hoy Mádíirrug, en Argelia), ciudad en la que su padre tenía, en calidad de duunviro, una posición ilustre. La fecha de nacimiento no consta con seguridad, pero puede aceptarse como probable el a. 124. Se educa en Cartago y en Atenas; viaja al parecer bastante, actúa en Roma como abogado, vuelve a Madaura y contrae matrimonio con una acaudalada viuda de Ea (hoy Trípoli), Emilia Pudentila, matrimonio que le cuesta un proceso, por haberle acusado algunos parientes de Pudentila de haberla inducido al matrimonio por procedimientos de brujería. El juicio se vio ante el procónsul Claudio Máximo en tiempo del emperador Antonino Pío, y probablemente terminó en absolución; del juicio sólo sabemos lo que se contiene en la Apología o discurso de defensa de A. Con posterioridad estuvo en Cartago con un cargo honorífico de sacerdote, y tanto allí como en otras ciudades se le erigieron estatuas y se le otorgaron distinciones, Nada se sabe de su muerte.

Su actividad literaria y profesional puede situarse con probabilidad en las primeras décadas de la segunda mitad del s. II, sin que sea posible precisar más. Su producción literaria fue múltiple y polifacética, en latín y en griego, en prosa y en poesía, descollando, sin embargo, más como prosista latino, y concretamente en prosa narrativa, en oratoria y en filosofía. De entre sus obras conservadas, a la prosa narrativa pertenece su máxima creación, las Metamorfosis; a la oratoria, Apología (Apología sive pro se de magia liber) y una colección de extractos de discursos o declamaciones titulada en latín Florida, esto es, Trozos floridos; y a la filosofía, las obras Acerca de Platón y de su doctrina (De Platone et eius dogmate), Acerca del dios de Sócrates (De deo Socratis), AsclepiO (Asclepius), Acerca del universo (De mundo) y Acerca de la predicación (Peri hermeneias), siendo estas dos últimas sendas traducciones de tratados aristotélicos.

La obra más importante es la novela Metamorfosis, en la que se narran tres o cuatro metamorfosis, de entre las cuales sólo son importantes la del protagonista en asno y la de este asno en la primitiva forma humana de aquél; el título en latín es Metamorphoseon libri XI (Once libros de metamorfosis), a partir de las inscripciones y subscripciones con que comienzan y terminan los libros en los manuscritos. Ha sido usual, sin embargo, en la tradición clásica otro título, El asno de oro, mencionado por S. Agustín en La ciudad de Dios (XVIII 18 sicut Apuleius in libris, quos Asini aurei tituló inscripsit), y en el que el calificativo «de oro» no significa que fuera un asno de ese metal, sino que hace referencia, ya sea a la excelencia de la obra, ya al hecho de que el asno en que el protagonista se transforma conserva siempre, como es usual también en las metamorfosis míticas, su alma anterior, es decir, su razón y mentalidad humanas, de modo que el cambio es meramente corporal.

En efecto, el tema, tomado de un modelo griego desconocido, del que es trasunto abreviado el contemporáneo Lucio o asno de Luciano de Samosata, es la metamorfosis narrada en primera persona del protagonista en asno por equivocación, puesto que él había pedido, a la criada de cierta bruja, que lo transformase en búho, pero la criada se equivocó de hechizo. Las vicisitudes de su existencia asnal ocupan algo menos de la mitad del total del relato, si de éste se exceptúa el delicioso y espléndido cuento de Cupido y Psique, contado por una vieja a una joven cautiva en presencia del asno, reproducido por éste, y que ocupa un espacio de dos libros hacia el centro de la obra. En la literatura latina es esta novela una obra singular, con una gran variedad de tonos, y con una lengua y un estilo personalísimos, de robusto e inagotable preciosismo.

PSIQUE Y CUPIDO

En una ciudad de Grecia había un rey y una reina que tenían tres hijas. Las dos primeras eran hermosas. Para ensalzar la belleza de la tercera, llamada PSIQUE, no es posible hallar palabras en el lenguaje humano. Tan hermosa era que sus conciudadanos, y un buen número de extranjeros, acudían a admirarla. Incluso dieron en compararla a la propia VENUS, y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a esta diosa, tal vez estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa joven un destino funesto.

Venus, la diosa que está en el origen de todos los seres, herida en su orgullo, encargó a su hijo Cupido: "Haz que Psique se inflame de amor por el más horrendo de los monstruos" y, dicho esto, se sumergió en el mar con su cortejo de nereidas y delfines.

Psique, con el correr del tiempo, fue conociendo el precio amargo de su hermosura. Sus hermanas mayores se habían casado ya, pero nadie se había atrevido a pedir su mano: al fin y al cabo, la admiración es vecina del temor...

Sus padres consultaron entonces al oráculo: "A lo más alto contestó: la llevarás del monte, donde la desposará un ser ante el que tiembla el mismo Júpiter". El corazón de los reyes se heló, y donde antes hubo loas, todo fueron lágrimas por la suerte fatal de la bella Psique. Ella, sin embargo, avanzó decidida al encuentro de la desdicha.

Sobre un lecho de roca quedó muerta de miedo Psique, en lo alto del monte, mientras el fúnebre cortejo nupcial se retiraba. En estas que se levantó un viento, se la llevó en volandas y la depositó suavemente en un pradera cuajada en flor. Tras el estupor inicial Psique se adormeció.

Al despertar, la joven vio junto al prado una fuente, y más allá un palacio. Entró en él y quedó asombrada por la factura del edificio y sus estancias; su asombro creció cuando unas voces angélicas la invitaron a comer de espléndidos platos y a acostarse en un lecho. Cayó entonces la noche, y en la oscuridad sintió Psique un rumor. Pronto supo que su secreto marido se había deslizado junto a ella. La hizo suya, y partió antes del amanecer.

Pasaron los días por la soledad de Psique, y con ellos sus noches de placer. En una ocasión su desconocido marido le advirtió: "Psique, tus hermanas querrán perderte y acabar con nuestra dicha". "Mas añoro mucho su compañía ­dijo ella entre sollozos­. Te amo apasionadamente, pero querría ver de nuevo a los de mi sangre". "Sea ", contestó el marido, y al amanecer se escurrrió una vez más de entre sus brazos.

De día aparecieron junto a palacio sus hermanas y le preguntaron, envidiosas, quién era su rico marido. Ella titubeó, dijo que un apuesto joven que ese día andaba de caza y, para callar su curiosidad, las colmó de joyas. Poco antes de que anocheciera, Psique tranquilizó a sus hermanas y las despidió hasta otra ocasión.

Con el tiempo, y como no podía ser de otra forma, Psique quedó encinta. Pidió entonces a su marido que hiciera llegar a sus hermanas de nuevo, ya que quería compartir con ellas su alegría. Él rezongó pero, tras cruzar parecidas razones, acabó accediendo.

Al día siguiente llegaron junto a palacio sus hermanas. Felicitaron a Psique, la llenaron de besos y de nuevo le preguntaron por su marido. "Está de viaje, es un rico mercader, y a pesar de su avanzada edad..." Psique se sonrojó, bajó la cabeza y acabó reconociendo lo poco que conocía de él, aparte de la dulzura de su voz y la humedad de sus besos... "Tiene que ser un monstruo ", dijeron ellas, aparentemente horrorizadas, "la serpiente de la que nos han hablado. Has de hacer, Psique, lo que te digamos o acabará por devorarte". Y la ingenua Psique asintió.

"Cuando esté dormido ­dijeron las hermanas­, coge una lámpara y este cuchillo y córtale la cabeza". Enseguida partieron, y dejaron sumida a Psique en un mar de turbaciones. Pero cayó la noche, llegó con ella el amor que acostumbraba y, tras el amor, el sueño.

La curiosidad y el miedo tiraban de Psique, que se revolvía entre las sábanas. Decidida a enfrentar al destino, sacó por fin de bajo la cama el cuchillo y una lámpara de aceite. La encendió y la acercó despacio al rostro de su amor dormido. Era... el propio dios Cupido, joven y esplendoroso: unos mechones dorados acariciaban sus mejillas, en el suelo el carcaj con sus flechas. La propia lámpara se avivó de admiración; la lámpara, sí, y una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro del dios, que despertó sobresaltado.

Al ver traicionada su confianza, Cupido se arrancó de los brazos de su amada y se alejó mudo y pesaroso. En la distancia se volvió y dijo a Psique: "Llora, sí. Yo desobedecí a mi madre Venus desposándote. Me ordenó que te venciera de amor por el más miserable de los hombres, y aquí me ves. No pude yo resistirme a tu hermosura. Y te amé... Que te amé, tú lo sabes. Ahora el castigo a tu traición será perderme". Y dicho esto se fue.

Quedó Psique desolada y se dedicó a vagar por el mundo buscando recuperar, inútilmente, el favor de los dioses: la cólera de Venus la perseguía. La diosa finalmente dio con ella, menospreció el embarazo de la joven, le dio unos cuantos sopapos y la encerró con sus sirvientas Soledad y Tristeza.

El caso es que Venus decidió someter a Psique a varias pruebas, convencida de que no podría superarlas; mas acudieron en ayuda de la joven las compasivas hormigas, las cañas de los ríos y las aves del cielo. La última prueba, en cambio, fue la más terrible: Psique bajó a los infiernos en busca de una cajita que contenía hermosura divina. En el camino de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco y, al abrir la caja, un sueño insoportable se abatió sobre ella. Y habría muerto, de no ser porque Cupido, su loco enamorado, acudió a despertarla: "Lleva rápidamente la cajita a mi madre, que yo intentaré arreglarlo todo" dijo, y se fue volando.

En la morada de los dioses, a petición de Cupido, Zeus determinó que los amantes podían vivir juntos. Así que Hermes raptó a Psique y la llevó al cielo, donde se hizo inmortal. Y fueron juntos felices Cupido y Psique y a su debido tiempo tuvieron una niña a la que en la tierra llamamos Voluptuosidad.

EL ASNO DE ORO

El protagonista, Lucio, hace un viaje hacia Tessália (Grecia) y después de escuchar historias de magia i de brujería, en Hípata, donde se detiene, descubre que su anfitriona es una bruja. Lucio asiste a la transformación de una persona en pájaro i él quiere experimentar el mismo cambio. La magia se equivoca y lo convierte en un asno, pero conservando la inteligencia humana. Para recobrar su forma primitiva, Lucio tiene que comer pétalos de rosa. La bruja se los tiene que llevar cuando se haga de día, pero esa misma noche lo raptan una banda de malhechores.

Después de diferentes desgracias lo conducen a una cueva de bandidos donde oye como una vieja narra la historia de Psique y Cupido, cuento que le gusta mucho. Cuando ha conseguido huir de la cueva, pasa sucesivamente por distintos dueños, un sacerdote de la diosa Síria, un molinero, un hortelano, un soldado y un cocinero. Todos estos personajes, como sólo ven a Lucio un asno normal, hablan y actúan delante de él con toda naturalidad, mostrándose tal y como son. Al fin, huye hacia Céncreas, uno de los puertos de Corinto, y pide a la diosa Isis que le devuelva a su forma humana. Ésta le aconseja que participe en una procesión que tendrá lugar al día siguiente, y que coma las rosas que traiga el sacerdote. El asno sigue estas indicaciones i recupera la forma humana provocando la admiración de todos. Lucio da gracias a la diosa y se inicia en sus misterios. A continuación va a Roma, donde empieza la carrera de abogado.

OPINIÓN PERSONAL

En mi opinión, este libro está muy bien escrito, tiene un vocabulario bastante completo y aún que la historia sea corta es muy compleja.

Es una historia muy bonita que habla del amor, tema del cual se sostiene el argumento y aún que me ha gustado leerlo, ha sido bastante pesado.

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Enviado por:Heidi
Idioma: castellano
País: España

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