Psicología
Psicología de la senectud
PSICOLOGIA DE LA SENECTUD
Cátedra: Psicología General I
INTRODUCCIÓN
El tema elegido corresponde a la Psicología de la Senectud, el que será abordado considerando la vejez como un proceso fisiológico normal en el ciclo vital de todo ser humano.
Considerando la definición que hace la Organización Mundial de la Salud de que la “salud” es un estado de bienestar físico y psicosocial, además de los datos obtenidos en el último Censo realizado en Chile en Abril del año en curso, de que en el año 2010 habrá 50 personas de 60 años y más por cada 100 menores de 15 años, es muy importante de que como sociedad se les pueda brindar una vejez saludable, basada en los derechos que tiene todo ser humano de vivir y morir con dignidad.
Además, como futuros psicólogos y tomando en cuenta que un gran porcentaje de nuestros futuros pacientes serán adultos mayores, cantidad que según las actuales tendencia demográficas de nuestro país irá en aumento progresivo, es que nosotras, las autoras de este trabajo, consideramos que es de vital importancia poseer las herramientas profesionales necesarias para otorgarles una atención adecuada para que tanto ellos como su familia aprendan a vivir esta etapa de la vida en forma óptima.
MARCO CONCEPTUAL
Antes de avanzar en el estudio de la psicología del adulto mayor sano, es necesario definir que se entiende por “adulto mayor”.
Por fines legales, médicos, económicos y estadísticos se considera adulto mayor todo varón de 65 años o más, y a toda mujer de 60 años o más; en esta época de la vida, el proceso de envejecimiento, que según la Organización Mundial de la Salud se inicia desde la concepción y que finaliza con la muerte del individuo, se hace más evidente, trayendo consigo cambios tanto a nivel físico como en el ámbito psicosocial del individuo que hacen cada vez más difícil la adaptación del sujeto al mundo que le rodea.
Cambios físicos:
Estos tipos de cambios son los más evidentes...basta con levantarse en la mañana y mirarse al espejo para darse cuenta del proceso de envejecimiento, de pérdida de la “juventud”, pérdida que es vivida con dolor, porque aunque el sujeto no quiera, no puede aislarse de una sociedad en que existe una sobrevaloración de la juventud y de todo aquello que se le relacione (el aspecto físico, por ejemplo), y que, en contrapartida, acumula todo tipo de estereotipos negativos respecto a los ancianos, los cuales son considerados como personas inútiles, sin fuerza, torpes y lentos, desmemoriados y con un nivel de inteligencia en constante declive, que de alguna manera deben ser marginados de la sociedad.
Sin embargo, es importante recordar que el ser humano evoluciona en su interior de manera diferente a como cambia su aspecto biológico, y por lo tanto, la etapa de adultez mayor y el proceso de envejecimiento no deben ser vistos como una etapa final en la vida del sujeto sino como una época de maduración y de evolución.
Corresponde mencionar a continuación, de manera sucinta, los principales cambios observados a nivel físico en los ancianos:
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Problemas de irrigación sanguínea: la caja torácica se vuelve más rígida, lo que se traduce en una disminución de la capacidad respiratoria y las consecuentes fallas en el sistema respiratorio del sujeto; además, disminuye el ritmo cardiaco, aumenta la presión arterial, disminuye el suministro de sangre a todo el organismo en general debido a la disminución del volumen de contracción del corazón.
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La sexualidad: las glándulas sexuales se atrofian, disminuye en las mujeres el nivel de estrógenos circulante, con la consecuente disminución de lubricación vaginal que entorpece el acto sexual; en el hombre, se hace más difícil la erección y la eyaculación precoz se hace más frecuente.
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Los sentidos: respecto al plano funcional de los procesos sensoriales, el sentido de la visión y de la audición son los que se deterioran antes, lo que significa una limitación de sus funciones. Los demás sentidos también se ven afectados, pero de manera menos intensa.
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Aspectos externos o estéticos: se acentúa la canicie, la calvicie, la piel se hace más friable, lo que aumenta la cantidad de arrugas; hay cambios en la postura, lo que se traduce en una disminución en el tamaño del individuo, la fuerza muscular y la velocidad de reacción también disminuyen; se produce acumulación de tejido graso en determinados sectores del cuerpo. Se observa también atrofia muscular, caída de dientes
Cambios psicológicos:
Estos son los cambios que tienen mayor impacto en el sujeto. No porque los otros cambios sean menos importantes, sino porque además de las alteraciones psicológicas propias de esta etapa hay que sumar los efectos que tienen sobre la dimensión psicológica todos aquellos cambios físicos y sociales que vive el adulto mayor.
Primero se abordarán aquellas alteraciones psicológicas propias de un anciano sano, y luego se comentarán como influyen en su salud mental todos aquellos cambios físicos y sociales que vive el sujeto.
Dimensión psicológica:
Existen muchos mitos respecto a los cambios cognoscitivos que vive un adulto mayor.
Respecto al intelecto, mucha gente cree que el intelecto de los adultos mayores está en franco deterioro según éste avanza en edad: por ejemplo, un sujeto joven que olvida algo no genera mayores comentarios, pero el olvido en un anciano es la confirmación de la decadencia que éste vive.
Sin embargo, muchas investigaciones han demostrado que la pérdida de memoria relacionada con la edad no es tan general, tan representativa o tan severa como se suele pensar; existe un deterioro en cuanto a la velocidad del proceso cognoscitivo, por lo que la gente de más edad reacciona con menor rapidez, sus destrezas preceptúales y cognoscitivas son más lentas, pero la naturaleza ha provisto que hayan compensaciones, de modo que cualquier pérdida tiene efectos mínimos en la vida diaria.
Tomando como base el modelo del “Procesamiento de la información”, al parecer los adultos mayores son capaces de captar y conservar en la memoria sensorial un poco menos de información que los adultos jóvenes: en promedio tienen un ciclo de percepción un poco más corto, sobretodo cuando pasan dos informaciones a la vez.
Referente a la memoria a corto plazo, las investigaciones señalan que las diferencias entre los adultos jóvenes y los ancianos no es significativa; en cuanto a la memoria a largo plazo, las diferencias si aumentan: los ancianos son menos eficientes para organizar, repetir y codificar el material que se debe aprender; sin embargo, esta debilidad mejora con instrucción y práctica.
La memoria de los adultos mayores es selectiva y es mejor en las tareas de reconocimiento que de recuerdo.
La personalidad, en la senectud, se vuelve egocéntrica, debido principalmente a la resistencia al cambio, a su manera de ser conservadora y autoritaria, y a la necesidad de reafirmar su personalidad.
Influencia de los cambios físicos y sociales en el carácter psicológico del adulto mayor:
En la senectud se va adquiriendo una incapacidad de adaptación, tanto a los cambios biológicos y las limitaciones físicas, como a las nuevas condiciones de vida que supone el envejecimiento.
Desde el fin de la madurez, el individuo vive un periodo de crisis al enfrentarse a la aparición de algunas situaciones críticas, normales en esta etapa de la vida, pero que sin duda repercuten en su salud mental. Es importante recordar que el deterioro de las facultades mentales no es independiente de la forma en que el hombre acepta su vejez, y por eso influye su afectividad y emotividad.
Es por esto que quizás, el mayor reto de un anciano es poder enfrentar la pérdida de control; los cambios ocasionados por la jubilación, las enfermedades, los cambios en la imagen, los cambios financieros y la muerte de sus seres queridos pueden hacerlos sentir impotentes; cada uno de estos cambios no sólo significa perder algo, sino que también suponen un proceso de adaptación que será determinante en el sentimiento de satisfacción o insatisfacción de los ancianos respecto a sus vidas. Analicemos algunas de estas situaciones:
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Jubilación: algunos adultos mayores la consideran como el inicio de una época para disfrutar del tiempo libre, mientras que para la gran mayoría de los demás ancianos éste es un momento de estrés, una situación que supone una pérdida de prestigio y poder adquisitivo, descenso en la autoestima y/o una merma en el círculo social que le rodeaba.
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Duelo: es una de las tares principales de esta etapa, ya que la mayoría debe enfrentarse a un sinnúmero de pérdidas, tanto de amigos como familiares; además, en esta etapa de la vida es muy importante lograr hacer un balance de la vida del sujeto y asumir la proximidad de la propia muerte.
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Viudez: una de las duras realidades que se presentan en la tercera edad es la pérdida del ser con el que se ha compartido una larga etapa de la vida; la repercusión por la perdida del cónyuge dependerá, sobretodo, del grado de dependencia que haya existido entre ambos. Agravando esta situación está la soledad que aparece entonces en la vida del anciano viudo, la que puede empeorar sus condiciones de vida.
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Cambios físicos: cuya importancia va más allá del plano estético, sino más bien su influencia pasa por crear en el adulto mayor una sensación de que como es más débil físicamente, dependiente de terceros, más lento y torpe, ya no sirve, que es casi un estorbo, creencia que es apoyada por la actual sociedad que le rinde culto a la “Eterna Juventud”.
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Enfermedades: a esta edad es posible que enfermedades crónicas se agudicen, o bien, dadas las características propias de las personas de la tercera edad, aparezcan otras nuevas, como por ejemplo alteraciones del sueño, trastornos de la alimentación, enfermedades del sistema óseo, cardiovascular, etc., cada una de las cuales repercutirá negativamente en la salud mental del anciano.
Respecto a las psicopatologías en la senectud, éstas tienen características propias, distintas a las otras etapas de la vida. En lo que podría denominarse un envejecimiento normal, el sujeto se adapta, con más o menos facilidad, a su nueva situación; de no ser así, y si además se presentan circunstancias muy adversas, el anciano se va descompensando y entra en un estado de senilidad con algunos trastornos, los cuales, por no ser el objetivo del presente trabajo, serán solamente mencionados algunos ejemplos: depresión senil, neurosis, demencia senil, enfermedad de Pilk, enfermedad de Alzheimer, etc..
Visión epidemiológica: Chile y los adultos mayores en el siglo XXI
Según datos obtenidos en el último Censo de Población y Vivienda, realizado por el Instituto Nacional de Estadística, INE, es posible señalar que Chile está viviendo un proceso de transición demográfica hacia el envejecimiento, proceso que generará un fuerte impacto en nuestra sociedad.
Los adultos mayores, al iniciar el siglo XXI, de los 15 millones de personas que constituyen la población del país, un millón y medio de ellos son adultos mayores, lo que significa que actualmente, un 10% de la población tiene 60 años y más. En el año 2010, en nuestro país habrán 50 adultos mayores por cada 100 menores de 15 años, situación que se verá igualada en el año 2034; pero, a partir del año 2035, los adultos mayores superarán en número a los jóvenes.
Este explosivo aumento de las personas de la tercera edad está ligado a la baja sostenida de la mortalidad y al aumento en la longevidad (capacidad de sobrevivir de un año a otro), gracias a los progresos en medicina preventiva y curativa (descubrimiento y mejora de medicamento y vacunas), mejorías en el ambiente y la higiene (prevención de enfermedades infectocontagiosas), mejorías en la nutrición, mejor protección social, disminución de la tasa de natalidad, entre otros.
Este gran cambio demográfico generará nuevas demandas a la sociedad entera, principalmente en las áreas de la economía, de salud, educación y de seguridad social, agregando nuevas necesidades que reemplazarán las antiguas.
Actualmente, del millón y medio de adultos mayores que viven en Chile, unos 400 mil residen en hogares y casa de reposo; las razones para llevar al anciano a dichas instituciones son varias, dentro de las cuales son más frecuentes la falta de espacio en la casa de los hijos, ausencia de una persona capaz de cuidar al anciano durante el día, la mayor longevidad de estos sujetos y finalmente, la ingratitud de sus “seres queridos”…
ANÁLISIS Y APLICACIÓN DEL TEMA
Vanessa Aguilar, Matrona
A los 17 años decidí ser matrona.... entonces, tenia la ilusa idea de que sólo tendría que ayudar a nacer a los bebés, pero a los 22 años, cuando egresé y comencé a trabajar, nunca más tuve que atender un parto; me dediqué a ser matrona de ginecología, y entonces fue en esa época que brotó en mi el deseo de ser psicóloga.
Por definición, en las salas de ginecología se encuentran mujeres enfermas físicamente...dentro de ellas, un número importante padece cáncer... cáncer de mama, cáncer de útero, cáncer de endometrio u ovario, cánceres que afectan sólo a la mujer y que lamentablemente, generalmente atacan a la mujer adulta mayor.
Trabajando en esa realidad, me tocó atender a muchas mujeres enfermas, que además de su propia enfermedad corporal padecían grandes alteraciones en su salud mental, desequilibrios que entorpecían su tratamiento y relación con los demás.
Decidí ser psicóloga para poder ayudar a estas mujeres; quiero ser psicóloga para enseñarle a una mujer sin una mama que no está “ incompleta “ que sigue siendo mujer... quiero poder ayudar a la mujer sin útero y decirle a ella y a su marido que no está “hueca”, ”vacía”, que sigue siendo mujer capaz de dar y recibir amor.
Como matrona-psicóloga, deseo poder ayudar a todas las viejitas que llegan enfermas a cualquier hospital...
Quizás después de todo, no me equivoqué...si en un principio la idea de ayudar a un ser humano a nacer me impulsó a ser matrona, ahora como matrona psicóloga, podré ayudar a otro ser humano a” renacer” a un nuevo estado en donde pueda aprender a volver a aceptarse tal cual es y a ser feliz así.
Gabriela Carvajal, Tecnólogo médico
Desde mi perspectiva, como hija única, de dos adultos mayores, de 77 y 81 años, es que me he dado cuenta de cuan importante es la etapa que ellos están viviendo.
Acostumbrada a ser yo la que ellos acompañaban y tenían todas sus preocupaciones puestas en mi, hubo un momento en que tuve que ser yo la que tenía que asumir los roles que antes ellos desempeñaban conmigo, como por ejemplo llevarlos al médico, acompañarlos a las compras del supermercado, etc.
Es doloroso ver como tus padres envejecen y dejan de ser autovalentes y pasan a depender de otras personas, incluso en necesidades básicas como vestirse solos. Ver como físicamente han cambiado, sus cuerpos ya no son los mismos, no tienen la energía de antes, están mas llorones, se sienten solos, incapaces de realizar tareas que antes no les costaba. Se les dificulta incluso salir de “su” ambiente.
Aprendo mucho de ellos, con su experiencia y sabiduría acumulada a lo largo de los años.
Por este motivo y no asociado a mi formación como profesional, a pesar de ser del área de la salud, es que me incliné por estudiar con mayor profundidad este tema.
Carla López, Educadora de párvulos
Como leímos anteriormente, el ser anciano implica muchos cambios, tanto biológicos como psicológicos y a este último se le suma el peso de vivir en un país donde ser viejo es sinónimo de inutilidad.
Yo como Educadora de párvulos siento que es un tema que no puede quedar fuera de la educación pre-escolar, creo que a través de la educación es donde se pueden cimentar las bases para una sociedad basada en la tolerancia, en el respeto, donde el individuo se conozca a si mismo, a los demás y lo que va a llegar a ser
. La Educación es el segundo agente socializador y educativo, por lo tanto se deben generar instancias donde se eduque para la vida.
Entonces como Educadora de párvulos y futura psicóloga siento la responsabilidad de conectar y preparar a los niños(as) para este presente y futura realidad, favoreciendo una educación para el auto-conocimiento y para la vida, que les sirva para respetar y aceptar a los demás y prepararse para su propia vejez.
Análisis grupal
Debido a la diversidad profesional de las integrantes del grupo es que cada una ha dado su visión personal del tema.
Sin embargo, a pesar de la gran diferencia en el plano profesional actual, se han aunado criterios para referirnos a la “Psicología de la Senectud” respecto a nuestro futuro quehacer como psicólogas.
Debido al aumento de la población chilena adulta mayor, consideramos muy importante estar preparadas como psicólogas para atenderlos de manera competente…talvez, si supiéramos más de los ancianos, los veríamos de diferente manera y en consecuencia los trataríamos de forma distinta, más justa y humana, y trabajando como psicólogas cada una de nosotras, desde esta perspectiva, podríamos ayudarle al anciano a aceptar su realidad, y a los familiares a saber tratarlos y comprenderlos.
Pero antes de terminar, añadiremos que la realización de este trabajo nos sirvió a nosotras mismas como personas…antes que ser psicólogas, tecnólogo médico, educadora de párvulos o matrona, somos mujeres que vamos envejeciendo y que ven como sus padres y demás seres queridos también envejecen, y a pasos agigantados…ahora, trataremos de ser más tolerantes con la lentitud de una anciano y lo trataremos con más respeto, considerándolos una fuente de sabiduría, ya que el adulto mayor, con todas las limitaciones que pueda tener, siempre tendrá ideas o experiencias que aporten a la comunidad.
CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS
La vejez es un proceso fisiológico normal dentro de la vida de todos los seres humanos; incluye tanto cambios en el aspecto físico, como aquellos que involucran alteraciones en el ámbito psicológico y social.
Además, en esta etapa, como en todas las anteriores en la vida de un sujeto, es posible presentar enfermedades mentales, cuyo estudio no fue objeto de esta investigación, en la cual sólo se analizaron los aspectos más importantes que ocurren en el adulto mayor sano.
Actualmente, la tendencia demográfica de Chile es al envejecimiento; actualmente la población de tercera edad alcanza al millón y medio, cifra que irá en un aumento sostenido y progresivo según avance la centuria.
A pesar de esta realidad, Chile, hoy en día, no está preparado para enfrentar todas las demandas, sociales, de salud, entre otras, que hará este sector de la población.
Por otra parte, la sociedad occidental actual mira desdeñosamente la ancianidad, considerándola una parte de la población que ya no sirve para nada.
Por todos estos antecedentes, se hace perentorio un cambio a nivel social respecto a la tercera edad, cambios que abarquen desde la forma personal de tratar a los ancianos hasta aquellas modificaciones en el quehacer de, sino todas, muchas de las profesiones, considerando que una parte sustantiva de sus usuarios serán estos adultos mayores.
Por la misma razón, se decidió profundizar en este tema, para estar mejor preparadas a la hora de enfrentar profesionalmente a un adulto mayor y a su familia.
Al finalizar este documento, consideramos útil agregar sugerencias, algunas a mediano y otras a largo plazo, pero que sin duda todas ayudarían a sensibilizar a la sociedad chilena frente a la ancianidad:
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Promover un adecuado estilo de vida, desde la infancia, para llegar en óptimas condiciones de salud a la adultez mayor, lo que incluye una alimentación adecuada, actividad física, artísticas, de recreación, etc..
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Mejorar las actuales políticas del Estado en cuanto a la accesibilidad de los ancianos a todos aquellos beneficios que les brindan: programas del adulto mayor que incluyan actividades médicas preventivas, curativas y paliativas, pensiones, hogares de reposo estatales, etc.
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A nivel de nuestra profesión, incluir en la formación de pre grado el tema de los adultos mayores, para dar a los futuros psicólogos las armas para poder hacer frente a este gran número potencial de pacientes. Asimismo, sería conveniente hacer realidad la posibilidad de realizar un postgrado de nuestra profesión referente a este tema, ya que hasta donde nosotras sabemos, en nuestro país, a diferencia de otros más desarrollados y con un respeto mayor a las personas de la tercera edad, no existen.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA
Belsky, Janet: “Psicología del envejecimiento”.
Lehr, Ursula: “Psicología de la senectud: proceso y aprendizaje del envejecimiento”.
Orellana Otero, María Verónica: “Tiempo nuevo para el adulto mayor: manual para monitores”.
Papalia, Diane: “Psicología del desarrollo”; Colombia, Editorial Mc Graw Hill.
“Gran Enciclopedia de Psicología”, Rueda y Follo Editores, S:A..
“Enfoques estadísticos: Adulto mayor”, boletín informativo número 8, Instituto Nacional de Estadísticas, Santiago, año 2002.
En Internet:
- “ Los ancianos, una aproximación psicológica”:
-
mucuy.uady.mx/ sitios/educacio/servivio/editorial/educycien/ar21
- “Aspectos epidemiológicos del envejecimiento”:
- “El deterioro cognitivo en la senectud”:
- “ El desarrollo de la conducta, la involución de la conducta”:
- “Fisiología del envejecimiento”:
- “Etapa de la vejez”:
- “Psicología del envejecimiento”:
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lectura.ILCE.edu.mx:3000/sites/ciencia/volumen3/ciencia3/156/htm/sec
INDICE
Tema Página
Introducción………………………………………………………..….. 2
Marco conceptual……………………………………………………… 3
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Cambios físicos………………………………………………... 3
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Cambios psicológicos…………………………………………. 4
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Visión epidemiológica: Chile y el adulto mayor en el siglo XXI 7
-
Análisis y aplicación del tema………………..………………………. 9
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Conclusiones y sugerencias…………………………………………... 12
-
Revisión bibliográfica.………………………………………………... 14
-
Indice ………………………………………………………………… 15
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Enviado por: | Vanessa Aguilar |
Idioma: | castellano |
País: | Chile |