Psicología


Psicología de la personalidad


1° Parte: Conceptualizaciones acerca de la teoría psicoanalítica.

I. Elaborar un esquema de la organización de la personalidad propuesta por Freud S. En la segunda tópica, constituida por Ello, Yo. Superyo.

Segunda tópica

distingue

Ello Yo Superyo

se refiere genera

tiene

influjo influencia

heredado innato Mundo exterior Paternal

algunos se

encuentran

es es

preconsciente razón-reflexión asimilada

en relación e influye

con

realidad desarrollo

papel

sustituye a

placer prohibitivo exigente

sentido inconsciente

culpabilidad

tiene influencias tiene

del pasado

II. Hacer una lista de las etapas de la evolución de la libido. Describa las características más importantes de cada una de las etapas.

La sexualidad no coincide con la genitalidad. Esta forma parte de aquella, que es mucho más amplia. La sexualidad no comienza con la pubertad, con la llamada maduración sexual, sino desde el nacimiento. En la teoría psicoanalítica el cambio se da a través de la evolución de la libido. Este desarrollo permite describir las etapas oral, anal , fálica, latencia y genitalidad.

Etapa oral: La zona erógena que predomina es la boca, en primer término sirve de auto conservación por vía del alimento. El niño persevera en el chupeteo hasta que luego se evidencia una necesidad de sastifacción que aspira a ganar placer independientemente de la nutrición y por eso es llamada sexual. Es una actividad censurada por el adulto como un mal hábito. El niño se conduce como si a través de la boca quisiera explorar todo el mundo a su alcance muerde , lame ,saborea.

Con la aparición de los dientes comienza a ejercitar la masticación, pudiéndose destruir todo lo que se lleva a la boca. Esta etapa ora (canibalística) es ambivalente en tanto existe el amor y el odio.

El niño se conoce así a través de la boca, explora todo el mundo a su alcance.

Etapa anal: la zona erógena predominante es el ano. Tiene dos fases, la primera se caracteriza por el placer de la expulsión llamada anal expulsiva. El placer consiste en “sacar afuera” y esta dada por el funcionamiento fisiológico. La expulsión equivale psicológicamente a la destrucción del objeto, dicha destrucción es la continuación del placer rádico que se inició en la etapa canibalística de la fase oral. El niño muestra notable interés por la materia fecal, trata de tocarla y jugar con ella.

La segunda es anal retentiva, el placer consiste en la retención de las heces. Aquí el sadismo se manifiesta reteniendo y dominando al objeto.” La llamamos sádica anal” porque la sastifacción es buscada en la agresión y en función escretora

El niño ya no es capaz de conservarse limpio, ya que defiende su derecho de eliminar las materias fecales cuando mejor le plazca y no quiere dejarse arrebatar su “derecho de propiedad”.

Etapa Fálica: El niño comienza a jugar con sus órganos genitales. Esta fase toma su nombre de la importancia se otorga a partir de la diferencia sexual anatómica al órgano sexual masculino (pene), asociado a la fantasía de plenitud y poder el falo en la niña esta representado, desde su anatomía por el clítoris. Esta etapa inicia el drama de edípico, ya que el niño y la niña comienza a sentirse eróticamente atraídos por el padre de sexo contrario y a vivenciar celos por el del mismo. La niña comienza la triangulación edípica envidiosa del pene, en tanto para el varón, el complejo de Edipo se supera fundamentalmente por la amenaza de castración.

El niño siente placer desnudando sus zonas genitales y en retribución exige ver la de los otros. Su afán de preguntas que giran alrededor de las diferencias de losa sexos y el origen de los niños. Por lo tanto el varón y la niña comienza a poner su actividad intelectual al servicio de la investigación sexual.”ambos parten de la premisa universal del pene”.

Período de latencia: La resolución edípica perteneciente a este período que existe hasta la pubertad, durante el mismo el niño se ocupa de cultivar sentimientos sociales e intelectuales, disminuyendo el narcisismo y el autoerotismo. El niño ya no esta dominado exclusivamente por los conflictos internos y sus intentos se han apaciguado en forma considerable, lo aprovecha la educación para iniciar el modeldeamiento intelectual.

En esta etapa el niño se posesiona y se evalúa en relación con los pares a partir de una determinada autoestima que ha ido construyendo durante la etapa del desarrollo , dada a partir de relaciones vinculadas en el núcleo afectivo.

Etapa genital: En la adolescencia junto con el desarrollo de los órganos sexuales y el incremento de las funciones glandulares, renace la sensibilidad en las zonas erógenas. El autoerotismo se expresa en la masturbación.

En la adolescencia es donde se recapitula la problemática edípica, abriendo paso a la genitalidad del adulto normal.

Dado que el nuevo fin sexual determina funciones diferentes para cada uno de los dos sexos, las evoluciones sexuales respectivas divergirán considerablemente. La del hombre es la más consecuente y la más accesible a nuestro conocimiento, mientras que en la de la mujer aparece una especie de regresión. La normalidad de la vida sexual se produce por la confianza de las dos corrientes dirigidas sobre el objeto sexual y el fin sexual, la de la ternura y la sensualidad, la primera de las cuales acoge en sí lo que le resta del florecimiento infantil de la sexualidad, constituyendo este proceso algo como la perforación de un túnel comenzada por ambos extremos simultáneamente.

III. Teniendo en cuenta los tres textos extraer conclusiones para el aprendizaje escolar.

Aprendizaje escolar: de acuerdo con Ana Freud y el psicoanálisis la educación de un niño comienza con el primer día de vida. De acuerdo con lo planteado en la evolución de la libido, la educación tendría la finalidad de coartar e impedir la realización de los deseos

hostiles que se generan durante la etapa edípica. La madre provee al niño de cuanto demanda, en cambio la educación siempre pretende algo del niño por lo tanto pretende que no se diferencie del mundo exterior.

Durante el segundo año de vida, transcurre bajo el signo de esfuerzos educacionales, que a menudo se impone con mayor energía (control de esfínteres, durante la etapa anal ). Aquí la madre debe procurar que el niño no juegue con su materia fecal, una vez que se lo impide con toda su energía logra evocar el recuerdo de ese placer con otro, tan apreciado como el juego con arena y agua o el ulterior “borroneo” con pinturas y lápices de colores.

Una vez que la educación higiénica ha alcanzado plenamente su objetivo, y pese a su resistencia, el niño ha llegado a dominar los procesos escretores, luego comienza a jugar con sus órganos genitales (etapa fálica). La educación trata de impedir dichos designios infantiles. Intenta sustituir el placer de la suciedad por la repugnancia, el impudor por la vergüenza, la crueldad por la compasión, el afán de destruir por el respeto a los objetos. La educación persigue justo lo contrario delo que el niño quiere. A partir de allí el niño ingresa al jardín, por lo tanto posee una serie de vivencias afectivas. Con los padres aprenden sentimientos de respeto y admiración, competencia y rivalidad.

Bajo el foco de la educación ha sufrido gran angustia y se ha sometido a modificaciones, por lo que es un ser humano mas o menos sensato.

En el aula ya no reclama una situación de privilegio ya que posee cierta capacidad de adaptación social. Ahora se muestra dispuesto a adiestrarse en el empleo de las letras y en los números.

Las represiones demandadas en las etapas anteriores, provocan que con parte de sus energías y talentos se sacrifique la espontaneidad del niño; que se traducirá mas tarde en el empobrecimiento de sus dotes intelectuales y en la coartación de su actividad.

La finalidad de la escuela es instruir o sea formar la inteligencia y transmitir nuevas representaciones y aptitudes espirituales. La otra labor pedagógica le corresponde salvar los posibles defectos que la educación instintiva pueda haberle infundido durante la temprana infancia.

En conclusión el psicoanálisis impera en la necesidad de recurrir al desarrollo de las tres etapas de la libido y su adecuada interpretación, hasta arribar al periodo de latencia en el cual el niño dispondrá de toda su energía al estudio. Aquí es donde los docentes deben recurrir para aprovechar al máximo la capacidad del niño. Pues en el período anterior los padres fueron los encargados de reprimir todo aquello que no es socialmente aceptado pero que le causa placer, por lo tanto el niño se encuentra preparado para ingresar a un nuevo medio social.

2° Parte: características generales del adolescente normal:

I. Procesos de duelo

+ Buscar una frase de los autores donde queden sintetizados los procesos de duelo.

“Tanto las modificaciones corporales incontrolables como los imperativos del mundo externo, que exige al adolescente nuevas pautas de convivencia, son vividas al principio como una invasión. Esto lo lleva como defensa a retener muchos de sus logros infantiles, aunque también coexiste el placer y el afán de alcanzar su nuevo status. También lo conduce a un refugio en su mundo interno para poder reconocerse con su pasado y desde allí enfrentar el futuro. Estos cambios en los que pierde su identidad de niño, implican la búsqueda de una nueva identidad que se va construyendo en un plano consciente e inconsciente.”

+ Enumerar conductas del adolescente que sean indicadoras de:

  • elaboración de pérdidas;

  • negación de pérdidas: una conducta regresiva,

una conducta de aparición precoz.

- Una conducta de elaboración de pérdidas de un adolescente puede ser, que frente a la pérdida del cuerpo infantil, las jóvenes escondan su cuerpo, ya sea usando ropa holgada o adoptando una postura encorvada para disimular su busto.

Esta conducta actúa como un mecanismo defensivo para no aceptar que es el propio cuerpo en el que se están produciendo los cambios.

Otra conducta que refleja la elaboración de pérdidas, es cuando el individuo tiende a maltratar a los objetos que se encuentran en su medio, ya sean éstos seres humanos, animales o simples pertenencias materiales.

Este mecanismo de defensa surge para eludir los sentimientos de dolor y pérdida que se dan en los procesos de duelo, ya que al desvalorizar los objetos, éstos no podrán afectarlos cuando, por algún motivo, ya no estén.

Es normal también que el adolescente pase largas horas aislado en su cuarto escuchando música o escribiendo. Esto ocurre porque el adolescente al no poder hacer planes sobre su propio cuerpo ya que éste se transforma sin posibilidad de ser modificado por el individuo, y al no poder hacer planes sobre su identidad, dado que para que ésta quede conformada es necesario que pase por todos los duelos, recurre a la planificación y a la verbalización como un método defensivo. Para el adolescente, pronunciar la palabra es como realizar el acto y frente a las frustraciones que encuentra en el mundo real externo, adopta un autismo defensivo, refugiándose en la planificación y en las ideologías.

Este autismo también conduce al adolescente a una cierta torpeza para comprender lo que pasa a su alrededor, por eso es normal que los individuos que transitan por este período de la vida, discutan con los adultos y no comprendan las razones que ellos les dan para imponerles o negarles determinadas acciones.

- Cuando el adolescente, al darse cuenta de su crecimiento se siente invadido puede adoptar una conducta regresiva. La misma consiste en no aceptar su verdadera edad. Puede ser el caso de un adolescente que frene a la maduración de su órgano genital, decida emplearlo pero sin haber llegado aun a la genitalidad procrativa, por lo que no es capaz de enfrentar las posibles consecuencias del acto sexual.

Podría ocurrir que en dicho acto, el cual representa una madurez de los órganos genitales, el individuo conciba un hijo y frente al hecho decida negarlo o no responsabilizarse por el mismo argumentando que todavía es muy chico para ser padre. Esto estaría representando una conducta regresiva, ya que en un primer momento, el individuo se sintió “maduro” para consumar el acto sexual, pero a la hora de enfrentar las consecuencias del mismo hace una regresión y comienza a sentirse niño no sólo para ser padre, sino para otras actividades de la vida cotidiana.

- Un adolescente que a los 17 años se muestra maduro y capaz de realizar las obligaciones de un adulto, como ser responsabilizarse por alguien más pequeño que él, estaría teniendo una conducta de aparición precoz ya que quizás haya adoptado la identidad de un adulto cercano, pero no ha terminado de elaborar los duelos necesarios para desarrollar su propia identidad adulta, como ser la pérdida del cuerpo infantil, la pérdida de la identidad infantil y la pérdida de los padres de la infancia.

Es lógico suponer que este joven no ha elaborado estos duelos ya que a los 17 años todavía no ha transcurrido un tiempo lógico para que se produzcan estos procesos, pues los mismos requieren de un período prolongado, en el cual el individuo deberá atravesar muchas fluctuaciones y contradicciones para así poder llegar al logro de su identidad adulta.

II. El síndrome normal del adolescente.

+ Definir el concepto de síndrome y relacionarlo con el concepto de normalidad.

Si síndrome es el conjunto de síntomas que caracterizan a una enfermedad es de suponer que quien padezca algún síndrome está enfermo o no es normal.

El concepto de normalidad varía en relación con el medio socioeconómico, político y cultural.

La normalidad se establece sobre las pautas de adaptación al medio, lo que no significa sometimiento al mismo, sino la capacidad de utilizar los dispositivos existentes para el logro de las satisfacciones básicas del individuo en una interacción permanente que busca modificar lo displacentero o lo inútil a través del logro de sustituciones para el individuo y la comunidad.

Lo que nos sugiere el título de este capítulo es que en la adolescencia se darán determinadas características en el individuo que podrán parecer patológicas, pero no lo son. Muy por el contrario es normal que en los adolescentes se den ciertas anormalidades ya que son propias de la etapa evolutiva del desarrollo que están transitando, debido a los procesos de elaboración de duelos.

+ Analizar las características fundamentales o síntomas del adolescente normal propuestas por el autor.

  • Búsqueda de sí mismo y de la identidad.

  • Se comienza a elaborar la personalidad desde el nacimiento en un proceso psicológico que en un continuum llevará al individuo hacia la madurez.

    El período infantil y el de la adolescencia deben ser enfocados con un criterio de momento actual del desarrollo y de lo que significa el ser humano en esa etapa de la vida..

    La identidad es una característica de cada momento evolutivo. Dado que la adolescencia es también un momento del desarrollo aparecen en ella una serie de características.

    Poder llegar a utilizar la genitalidad en la procreación determina una modificación esencial en el proceso de la identidad adulta y caracteriza la turbulencia e inestabilidad de la identidad adolescente. La maduración genital, la reactivación de todas las etapas pregenitales de la evolución libidinal y la interacción de la proyección, introyección e identificación, irán estableciendo, confusamente al principio y más estructurada después, la personalidad más o menos definida. Sería esta una de las funciones esenciales de esa etapa de la vida.

    Según Nixon la autocognición es un fenómeno esencialmente biológico y se relaciona con el concepto de “sí mismo” (self).

    Es el conocimiento de la individualidad biológica y social, del ser psicofísico en su mundo circundante que tiene características especiales en cada edad evolutiva. La consecuencia final de la adolescencia sería un conocimiento de sí mismo como entidad biológica en el mundo, el todo biopsicosocial de cada ser en ese momento de la vida.

    El cuerpo y el esquema corporal son dos variables íntimamente relacionadas que no

    deben desconocerse en el proceso de definición del sí mismo y de la identidad.

    En la pubertad ocurren cambios físicos en tres niveles fundamentales:

    • Primer nivel: las activación de las hormonas producen el estímulo fisiológico para la modificación sexual.

    • Segundo nivel: consecuencias de la secreción de la gonadotrofina hipofisiaria, secreción de la hormona del crecimiento, producción de óvulos y espermatozoides maduros, aumento de la secreción de hormonas.

    • Tercer nivel: desarrollo de las características sexuales primarias, desarrollo de las características sexuales secundarias, modificaciones fisiológicas del crecimiento en general, cambio de tamaño, peso y proporción del cuerpo.

    El esquema corporal es la representación mental que el sujeto tiene de su propio cuerpo como consecuencia de sus experiencias en continua evolución. Aquí adquieren importancia los procesos de duelo con respecto al cuerpo infantil perdido, estos obligan a una modificación del esquema corporal y del conocimiento físico de sí mismo. Esto va ocurriendo con características diferentes desde el comienzo mismo de la vida, pero cristaliza en la adolescencia. Concomitantemente se va formando este sentimiento de identidad, verdadera experiencia de autoconocimiento. El psicoanálisis integra todo lo pasado, lo experienciado, lo internalizado, lo desechado, con las urgencias instintivas. El adolescente necesita darle a todo esto una continuidad dentro de la personalidad, por lo que se establece la búsqueda de un nuevo sentimiento de continuidad y mismidad.

    Para Erikson la identidad no significa un sistema interno, cerrado, impenetrable al

    cambio, sino más bien un proceso psicosocial que preserva algunos rasgos esenciales tanto en el individuo como en su sociedad.

    Para Sorenson la identidad es una unidad de la personalidad sentida por el individuos reconocida por otros, que es el “saber quién soy”.

    En esta búsquedas de identidad, el adolescente recurre a las situaciones que se presentan como más favorables en el momento. Una de ellas es la uniformidad, que brinda seguridad y estima personal. Ocurre aquí el proceso de doble identificación masiva.

    Ocasionalmente el adolescente puede buscar lo que Erikson denomina identidad negativa, basada en identificaciones con figuras negativas pero reales. Esto ocurre muchas veces, sobre todo cuando ya hubo trastornos en la identidad infantil; además cuando los procesos de duelo por los aspectos infantiles se realizan en forma patológica.

    Grinber destaca la posibilidad de la disconformidad con la personalidad adquirida y el deseo de lograr otra por medio de la identificación proyectiva. Esto puede ser movilizado por la envidia de los atributos masculinos o femeninos y la identidad sexual del sujeto se perturba dificultando notablemente la solución del proceso edípico adolescente.

    Existen también problemas de seudoidentidad, manifestación de lo que se quisiera o pudiera ser y que ocultan la identidad latente, la verdadera.

    Buscando la identidad adulta, pueden llegar a la adquisición de “ideologías” que son sólo defensivas o, en muchos casos, tomadas en préstamo de los adultos, las que no están auténticamente incorporadas al yo. Todo lo antedicho, puede llevar al adolescente a adoptar distintas identidades. Las identidades transitorias son las adoptadas durante un cierto período; las identidades ocasionales son las que se dan frente a situaciones nuevas; las identidades circunstanciales son las que conducen a identificaciones parciales transitorias que suelen confundir al adulto, sorprendido a veces ante los cambios en la conducta de un mismo adolescente que recurre a este tipo de identidad. Este tipo de “identidades” son adoptadas sucesiva o simultáneamente por los adolescentes, según las circunstancias. Son aspectos de la identidad adolescente, que surgen como una de sus características fundamentales, relacionadas con el proceso de separación de las figuras parentales, con aceptación de una identidad independiente.

    Se experimenta el desprendimiento como una prueba definitiva para el yo, puesto que solo perdiendo los aspectos que resultan ya inútiles se pueden integrar otros nuevos dentro de la personalidad Se configura un sentimiento depresivo que precipita un anhelo de completarse que puede producir un sentimiento anticipatorio de ansiedad y depresión referida al yo, y que obliga a aferrarse a precarios estados de identidad con el fin de preservarse de alteraciones muy temidas.

    La situación cambiante que significa la adolescencia obliga a reestructuraciones permanentes externas e internas que son vividas como intrusiones dentro del equilibrio logrado y que obliga al adolescente, en proceso para lograr su identidad, a tratar de refugiarse en su pasado, mientras trata de proyectarse en el futuro.

    Realiza un verdadero proceso de duelo, al principio niega la pérdida de sus condiciones infantiles y tiene dificultades en aceptar las realidades más adultas que se le van imponiendo.

    Los cambios físicos, participan activamente del proceso adolescente. El muchacho presenta el crecimiento del pelo axilar, pubiano, facial, el cambio de voz, el incremento muscular y el comienzo de la emisión seminal. La niña también muestra la aparición de pelo axilar y pubiano, la acentuación de las caderas, el desarrollo del busto, y el comienzo de la ovulación y de la menstruación.

    Cambios corporales son vividos como perturbadores, la incoordinación muscular, el aspecto desmañado, la falta de similitud con los que lo rodean en el medio familiar, despiertan en el adolescente sentimientos de extrañeza e insatisfacción, lo que contribuye a generar ese sentimiento de despersonalización. Hay aquí ciertos patrones de aspecto físico que se tratan de imitar y de seguir en las identificaciones, y que están culturalmente determinados.

    Estos cambios son percibidos en el exterior corporal como una sensación general de tipo físico.

    Los procesos de identificación que se han ido llevando a cabo en la infancia son los que permitirán una mejor elaboración de las situaciones cambiantes adolescentes. El proceso de duelo que se efectúa necesita tiempo para ser realmente elaborado, lo que indica que el verdadero proceso de entrar y salir de la adolescencia sea tan largo y no plenamente logrado. Las fuerzas necesarias para superar estos microduelos y los duelos aún mayores, se obtienen de las primeras figuras introyectadas que forman la base del yo y del super yo, de este mundo interno del ser. Un buen mundo interno surge de una relación satisfactoria con los padres internalizados y de la capacidad creadora que ellos permiten. Este mundo interno es el que facilita un buen reajuste emocional y el establecimiento de la identidad adolescente.

    Esta identidad adolescente se caracteriza por el cambio de relación con las figuras parentales internalizadas. Durante la adolescencia los seres humanos quieren desesperadamente. Dentro del continuum de su identidad, los elementos biológicos introducen una modificación irreversible. Ya no se volverá a tener el cuerpo infantil. En la adolescencia se inicia un duelo mucho más evidente y significativo, al cual acompañarán los duelos por el rol y la identidad infantiles.

    La presencia concreta de los padres empieza a hacerse innecesaria; la separación es posible y necesaria. Las figuras parentales están internalizadas; si lo están adecuadamente, enriquecieron el yo, reforzaron sus mecanismos defensivos útiles, permitieron el desarrollo de sus áreas más sanas, estructuraron el super yo, y lo dotaron de las necesarias características encauzadoras de la vida sexual que comienza a poder exteriorizarse en la satisfacción genital, ahora biológicamente posible. El llamado de la sexualidad a la satisfacción genital es ahora una realidad táctica.

  • La tendencia grupal.

  • El individuo recurre como comportamiento defensivo a la búsqueda de uniformidad, que puede brindar seguridad y estima personal. Hay un proceso de sobreidentificación masiva, donde todos se identifican con cada uno.

    Las actuaciones del grupo representan la oposición a las figuras parentales y una manera activa de determinar una identidad distinta de la del medio familiar y ofrece un reforzamiento para los aspectos cambiantes del yo. Se transfiere al grupo gran parte de la dependencia que antes se mantenía con la estructura familiar y con los padres en especial. Constituye así la transición necesaria en el mundo externo para lograr la individualización adulta. Después de pasar por la experiencia grupal, el individuo podrá empezar a sumir su identidad adulta. La utilización de los mecanismos esquizoparanoides es muy intensa durante la adolescencia, y el fenómeno grupal favorece la instrumentación de los mismos. Por los mecanismos de tipo esquizoide el individuo siente que están ocurriendo procesos de cambio, en los cuales él no puede participar en forma activa, y el grupo viene a solucionar gran parte de sus conflictos, pero el individuo se siente totalmente irresponsable por lo que ocurre a su alrededor.

    El fenómeno grupal facilita la conducta psicopática normal en el adolescente.

    Frente a la pérdida del cuerpo infantil y del rol infantil aparecen conductas de desafecto, de crueldad con el objeto, de indiferencia, de falta responsabilidad, que son típicas de la psicopatía, pero que encontramos en la adolescencia normal; la diferencia con el psicópata es que esta conducta, el adolescente normal es un momento circunstancial y transitorio, que se somete a rectificación por la experiencia. También se dan manifestaciones de conducta neurótica o psicótica de distinta naturaleza.

    El adolescente normal tiene conflictos de dependencia pero puede reconocer la frustración

    El conflicto de identidad en el adolescente normal lo lleva a expresiones de pensamiento de tipo cruel, desafectivo, ridiculizante de los demás, como mecanismo de defensa frente a la culpa y al duelo por la infancia perdida que no puede ser elaborada..

  • Necesidad de intelectualizar y fantasear.

  • La realidad impone renunciar al cuerpo, al rol y a los padres de la infancia, así como a la bisexualidad, esto enfrenta al adolescente con una vivencia de fracaso o de impotencia frente a la realidad externa; recurre al pensamiento para compensar las pérdidas. Las fantasías conscientes y el intelectualizar, sirven como mecanismos defensivos frente a estas situaciones de pérdida tan dolorosas.

    Anna Freud señala la intectualización y el ascetismo como manifestaciones defensivas típicas de la adolescencia. La función del ascetismo es mantener al ello dentro de ciertos límites por medio de prohibiciones, y la función de la intelectualización sería ligar los fenómenos instintivos con contenidos ideativos y hacerlos así accesibles a la conciencia y fáciles de controlar.

    La incesante fluctuación de la identidad adolescente adquiere caracteres que suelen ser angustiantes y que obligan a un refugio interior. Es allí donde el mundo infantil desempeña un papel predominante.

    Señala Arminda Aberasturi que sólo teniendo una relación adecuada con objetos internos buenos y también con experiencias externas no demasiado negativas, se puede llegar a cristalizar una personalidad satisfactoria. La huida en el mundo interior permite un reajuste emocional, un autismo positivo en el que se da un incremento de la intelectualización que lleva a la preocupación por principios éticos, filosóficos y sociales.

  • La crisis religiosa.

  • En cuanto a la religiosidad, se observa que el adolescente puede manifestarse como un ateo exacerbado o como un místico muy fervoroso, como situaciones extremas.

    La preocupación metafísica emerge con gran intensidad, y las crisis religiosas son un intento de solución de la angustia que vive el yo en su búsqueda de identificaciones positivas y del enfrentamiento con el fenómeno de la muerte definitiva de parte de su yo corporal. Comienza a enfrentar la separación definitiva de los padres y también la aceptación de la posible muerte de los mismos. Por esto, el adolescente hace identificaciones proyectivas con imágenes muy idealizadas que le aseguran la continuidad de la existencia de sí mismo y de sus padres infantiles.

    En la construcción definitiva de una ideología es preciso que el individuo pase por algunas idealizaciones persecutorias, que las abandone por objetos idealizados egosintónicos para luego sufrir un proceso de desidealización que permita construir nuevas y verdaderas ideologías de vida.

  • La desubicación temporal.

  • El adolescente vive con una cierta desubicación temporal; convierte el tiempo en presente y activo como un intento de manejarlo.

    El individuo se inicia como ser unicelular absolutamente dependiente de su medio (madre) y se desarrolla y diferencia progresivamente.

    La adolescencia se caracteriza por la irrupción de partes indiscriminadas, fusionadas, de la personalidad en aquellas otras más diferenciadas.

    Las crisis de ambigüedad son unas de las expresiones de conducta más típica de este período de la vida.

    El tiempo está dotado de indiscriminación. Es durante la adolescencia que el tiempo adquiere lentamente características distintivas. El adolescente tiene dificultad para distinguir presente-pasado-futuro. En la dimensión temporal se expresa claramente la ambigüedad del adolescente.

    Podría hablarse de un tiempo existencial, que sería el tiempo en sí, un tiempo vivencial o experiencial y un tiempo conceptual.

    La noción temporal del adolescente es de características fundamentalmente corporales o rítmicas, o sea, basadas en el tiempo de comer, el de defecar, el de jugar, el de dormir, etcétera. Ese es el tiempo vivencial o experiencial.

    A medida que van elaborando los duelos, la dimensión temporal adquiere otras características. Surge la conceptualización del tiempo, que implica la noción discriminada de pasado, presente y futuro, con la aceptación de la muerte de los padres y la pérdida definitiva de su vínculo con ellos, y la propia muerte.

    La percepción y la discriminación de lo temporal sería una de las tareas más importantes de la adolescencia, vinculada con la elaboración de los duelos típicos de esa edad. Cuando el adolescente puede reconocer un pasado y formular proyectos de futuro, con capacidad de espera y elaboración en el presente, supera gran parte de la problemática del adolescente.

    La búsqueda de la identidad adulta del adolescente está estrechamente vinculada con su capacidad de conceptualizar el tiempo.

  • La evolución sexual desde el autoerotismo hasta la heterosexualidad.

  • En la evolución del autoerotismo a la heterosexualidad que se observa en el adolescente, se puede describir un oscilar permanente entre la actividad de tipo masturbatorio y los comienzos del ejercicio genital, donde hay más un contacto genital de tipo exploratorio, que la verdadera genitalidad procreativa, que sólo se da con la correspondiente capacidad de asumir el rol parental, recién en la adultez.

    Los cambios biológicos de la pubertad son los que imponen la madurez sexual al individuo, intensificándose todos los proceso psicobiológicos que se viven en esa edad. La aceptación de la genitalidad surge con fuerza en la adolescencia, impuesta por la presencia difícil de negar de la menstruación o de la aparición del semen. Ambas funciones fisiológicas imponen al rol genital la procreación y la definición sexual correspondiente.

    En la adolescencia, la posible instrumentación de la genitalidad, con significados adultos, reagudiza las fantasías y experiencias pasadas hasta ese entonces. La evolución del autoerotismo a la heterosexualidad se da primero con la masturbación, como fase genital previa; actividad lúdica que lleva al aprendizaje (que es el aprendizaje lúdico del otro sexo a través del toqueteo, bailes, juegos, deportes), lo que constituye también una forma de exploración.

    Durante la fase genital previa se establece el triángulo edípico, en la adolescencia éste se reactiva con toda intensidad porque como la instrumentación de la genitalidad se hace factible, el individuo se ve obligado a recurrir a mecanismos de defensa más persistentes y enérgicos.

    Al ir elaborando el complejo de Edipo, en el varón aparecen idealizaciones del padre. Puede identificarse con los aspectos positivos del padre, superar el temor a la castración por medio de realizaciones y logros diversos que son los que le demostrarán que es en realidad el propio adolescente el que tiene potencia y capacidad creativa.

    En la niña, al elaborar su situación edípica puede aceptar la belleza de sus atributos femeninos y realizarse en el trabajo o en el estudio de una manera netamente femenina, aceptando que su cuerpo no ha sido ni destruido ni vaciado, pudiendo entonces identificarse con los aspectos positivos de su madre.

    Es necesario aceptar que la posición heterosexual adulta exige un proceso de fluctuaciones y aprendizajes en ambos roles (bisexualidad).

    La sexualidad es vivida por el adolescente como una fuerza que se impone en su cuerpo y que le obliga a separarlo de su personalidad mediante un mecanismo esquizoide por medio del cual, el cuerpo es algo externo y ajeno a sí mismo. Al tratar de recuperar maníacamente su sexualidad perdida, tienen que optar por la masturbación. Esta es fundamentalmente un intento maníaco de mantener la bisexualidad que a veces se exterioriza por la práctica homosexual.

    La falta de la figura paterna hace que tanto el varón como la mujer queden fijados a la madre.

    La raíz de la homosexualidad es preciso buscarla en las circunstancias de que el padre no asume sus roles o está ausente. Entonces, tanto el varón como la niña van a ir a la homosexualidad, porque ambos quedan así obligados a mantener la bisexualidad como defensa frente al incesto.

    La masturbación es primero una experiencia lúdica en la cual las fantasías edípicas son manejadas solitariamente. Es además del intento maníaco de negar la pérdida de la bisexualidad, parte del proceso del duelo normal de la adolescencia. Lo lúdico y preparatorio de la infancia y la niñas se modifica en la pubertad y en la adolescencia. Aquí, la madurez genital, al dar al sujeto la capacidad de unión en un nivel genital, y al otorgarle su capacidad procreativa, hace que las fantasías incestuosas se incrementen lo mismo que la frustración, puesto que el individuo ya posee el instrumento efector de la genitalidad, el cual aun no se puede usar por restricciones socioculturales.

    Frente a la definición de la necesidad de la satisfacción genital se reactiva e intensifica la actividad masturbatoria iniciada en la temprana infancia, como un intento desesperado de mantener al sujeto en la bisexualidad.

    También tiene aquí la masturbación finalidad exploratoria, de aprendizaje y preparatoria para la futura genitalidad procreativa. La masturbación, como fenómeno normal de la adolescencia, le permite al individuo en esta etapa de su vida pasar por la etapa esquizo-paranoide de su personalidad, considera a sus genitales como ajenos a sí mismo, tratar de recuperarlos e integrarlos y finalmente realizar el proceso depresivo a través de una angustia, primero persecutoria y luego depresiva e integrar sus genitales a todo el concepto de sí mismo, formando realmente una identidad genital adulta con capacidad creativa, independencia real y capacidad de formar una pareja estable en su propio espacio y en su propio mundo.

    Es decir, habrá llegado el individuo a la genitalidad procreativa.

    La genitalidad adulta como el pleno ejercicio de la capacidad libidinal de un sujeto y, con otro sujeto del sexo opuesto, con la aceptación implícita de la capacidad de procrear.

  • Actitud social reivindicatoria.

  • Es toda la sociedad la que interviene muy activamente en la situación conflictiva del adolescente, ya que este no es una unidad aislada en un mundo que no existe.

    Las primeras identificaciones son las que se hacen con las figuras parentales, pero el medio en que se vive determina nuevas posibilidades de identificación, futuras aceptaciones de identificaciones parciales e incorporación de una gran cantidad de pautas socioculturales y económicas. La ulterior aceptación de la identidad está forzosamente determinada por un condicionamiento entre individuo y medio.

    Los conflictos inconscientes están moldeados sobre la sociedad en la que el individuo vive.La cultura modifica enormemente las características exteriores del proceso, aunque las dinámicas intrínsecas del ser humano sigan siendo las mismas. Las características básicas del adolescente se exteriorizan de diferentes maneras de acuerdo con los patrones culturales.

    El fenómeno de la subcultura adolescente se trata de identificaciones cruzadas y masivas, que ocurren como una necesidad de defensa yoica en ese período de la vida, mediante la cual el sujeto va desprendiéndose de situaciones infantiles y viendo al mismo tiempo como peligrosa e indefinida su entrada al mundo de los adultos.

    La actitud social reivindicatoria de el adolescente se hace prácticamente imprescindible.

    La sociedad impone restricciones a la vida del adolescente, el cual, con su actividad, con la fuerza reestructuradora de su personalidad, trata de modificar la sociedad, que por otra parte, está viviendo constantemente modificaciones intensas.

    En la medida en que el adolescente no encuentre el camino adecuado para su expresión vital y la aceptación de una posibilidad de realización, no podrá ser un adulto satisfecho. El adolescente puede reaccionar a través de una crisis violenta para superar la desigualdad social Otras veces puede adoptar la forma de una reestructuración yoica revolucionaria, conducente de ese superyo social cruel y limitante.

    La juventud revolucionaria del mundo tiene en sí el sentimiento místico de la necesidad del cambio social. Lo que puede explicarse como el manejo omnipotente del mundo que necesita lucubrar el adolescente como compensación, encuentra en la realidad social frustrante una imagen especular de su superyo cruel y restrictivo. Las partes sanas de su yo se ponen al servicio de un ideal que permite modificar estas estructuras sociales colectivas y surgen así grandes movimientos de contenido valedero y noble para el futuro de la humanidad.

    Las actitudes reivindicatorias y de reforma social del adolescente pueden ser la cristalización en la acción de lo que ha ocurrido ya en el pensamiento.

    Frente al adolescente individual, gran parte de la oposición que se vive por parte de los padres, es trasladada al campo social. El adolescente siente que son sus padres y la sociedad los que se niegan a seguir funcionando como padres infantiles que tienen con él actitudes de cuidado y protección ilimitados. Descarga contra ellos su odio y su envidia y desarrolla actitudes destructivas.

    Si puede elaborar bien los duelos correspondientes y reconocer la sensación de fracaso, podrá introducirse en el mundo de los adultos con ideas reconstructivas, modificadoras en un sentido positivo de la realidad social y tendientes a que cuando ejerza su identidad adulta pueda encontrarse en un mundo realmente mejor.

  • Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta.

  • La conducta del adolescente está dominada por la acción, que constituye la forma de expresión más típica en estos momentos de la vida, en que hasta el pensamiento necesita hacerse acción para poder ser controlado.

    El adolescente es tiene una personalidad en la que los procesos de proyección e introyección son intensos, variables y frecuentes.

    Esto hace que no pueda haber una línea de conducta determinada. Sólo el adolescente mentalmente enfermo podrá mostrar rigidez en la conducta.

    En el adolescente normal se observa la habilidad de su organización defensiva. El mundo adulto no tolera los cambios de conducta del adolescente, sus identidades ocasionales y transitorias, exigiendo de él una identidad adulta.

    Estas contradicciones, con la variada utilización de defensas, facilitan la elaboración de duelos típicos de este periodo de la vida y caracterizan la identidad adolescente.

  • Separación progresiva de los padres.

  • La aparición de la capacidad efectora de la genitalidad impone la separación de los padres y reactiva los aspectos genitales que se habían iniciado con la fase genital previa. La intensidad y calidad de la angustia con que se maneja la relación con los padres y su separación, estará determinada por la forma en que se ha realizado y elaborado la fase genital previa de cada individuo, a la que se sumaran las experiencias infantiles anteriores y ulteriores y la actual de la propia adolescencia.

    La presencia internalizada de buenas imágenes parentales, con roles bien definidos, y una escena primaria amorosa y creativa, permitirá una buena separación de los padres, un desprendimiento útil, y facilitará al adolescente el pasaje a la madurez, para el ejercicio de la genitalidad en un plano adulto.

    Las figuras parentales no muy estables ni bien definidas en sus roles, pueden aparecer ante el adolescente como desvalorizadas y obligarlo a buscar identificaciones con personalidades más consistentes y firmes, por lo menos en un sentido compensatorio o idealizado.

  • Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo.

  • Un sentimiento básico de ansiedad y depresión acompañarán permanentemente como substrato a la adolescencia.

    La cantidad y la calidad de la elaboración de los duelos de la adolescencia determinarán la mayor o menor intensidad de esta expresión y de estos sentimientos.

    En el proceso de fluctuaciones dolorosas permanentes, la realidad no siempre satisface las aspiraciones del individuo. El yo realiza intentos de conexión placentera con el mundo, que no siempre se logra, y la sensación de fracaso frente a esta búsqueda de satisfacciones puede ser muy intensa y obligar al individuo a refugiarse en sí mismo y en el mundo interno que ha ido formando durante su infancia preparándose para la acción, mientras elabora y considera sus vivencias y fracasos.

    La intensidad y frecuencia de los procesos de introyección y proyección pueden obligar al adolescente a realizar rápidas modificaciones de su estado de animo.

    Los cambios de humor son típicos de la adolescencia y es preciso entenderlos sobre la base de los mecanismos de proyección y de duelo por la pérdida de objetos.

    3° Parte: Adolescencia y escuela.

    I. Elaborar un listado comparativo de las características de la modernidad y de la posmodernidad propuesta por los autores.

    AUTORES

    MODERNIDAD

    POSMODERNIDAD

    Esther Díaz

    El proyecto de la modernidad apostaba al progreso. Se creía que la ciencia avanzaba hacia la verdad, el arte se expondría como forma de vida y la ética encontraría la universalidad de normas fundamentadas racionalmente.

    Tenían ideas totalmente contrarias a las de la modernidad, debido a las conmociones sociales y culturales.

    Filósofos hegemónicos, siglo XVII y XIX, el Iluminismo, Positivismo y Marxismo.

    Ideales universalistas, lo que significa que debían valer para toda la humanidad.

    Época de desencantos, del fin de las utopías, de la ausencia de los grandes proyectos. Esto se produce porque se considera que los ideales de la modernidad no se cumplieron.

    Lyotard

    Los grandes relatos eran proyectos cuya finalidad era legitimar y fundamentar las instituciones y las prácticas sociales y políticas, las legislaciones, las éticas y las maneras de pensar. El primer se refiere a la marcha del espíritu hacia la libertad, el otro es la emancipación de los trabajadores y la lucha por la sociedad sin clase, otro promete un mundo de bienestar para todos basándose en el desarrollo de la ciencia y de la industria.

    Todos los relatos de la modernidad entran en crisis y fueron invalidados en el curso de los últimos cincuenta años. Esto da como resultado la muerte de las ideologías.

    Gilles Lipovetsky.

    La sociedad moderna era conquistadora, creía en el futuro, en la ciencia y en la técnica, se instituyó como ruptura en las jerarquías de sangre y las jerarquías sagradas con las tradiciones y los particularismos en nombre de lo universal de la razón, de la revolución.

    Reina la indiferencia de masa, predomina el estancamiento, la autonomía privada. Donde lo nuevo se acoge como lo antiguo, el futuro no se asimila ya a un progreso ineluctable.

    Se disuelve la confianza y la fe en el futuro, ya nadie cree en el porvenir radiante de la revolución y el progreso.

    Se vive el ahora, conservarse joven y no forjar el hombre nuevo.

    Louse J. Kaplan.

    Considera al modernismo como esperanzador y visionario.

    El posmodernismo trae consigo una fuerte dosis de desilusión.

    No hay diálogo. Predomina el egoísmo y éxtasis violento buscando una moralidad que pudiera contenerlos, desafiantes ambigüedades, sus posibilidades especulativas y sus generosas diversidades se ha consumido en una fría sensación de futilidad y finalización, en una resignada aceptación de la carencia y el vacío de valores.

    J. Habermas.

    Reconstruye el proyecto moderno, el cual consistió en un esfuerzo por desarrollar una ciencia objetiva, una moralidad, leyes universales y un arte autónomo para el enriquecimiento de la vida social cotidiana.

    La posmodernidad se parece a la premodernidad.

    Este proyecto moderno hoy se encuentra a merced de los imperativos de un sistema económico casi autónomo y sus complementos administrativos.

    III. Comparar, desde una mirada psicoanalítica, la crisis del adolescente moderno con el adolescente actual.

    MIRADA PSICOANALÍTICA

    MODERNIDAD

    POSMODERNIDAD

    Según J.L.Pinillos

    La adolescencia no deja de ser una etapa del ciclo vital

    Se convierte en un modo de ser que amenaza por envolver a la totalidad del cuerpo social.

    Según Luise Kaplan.

    El conflicto de brecha se mantenía en base a la existencia de otros conceptos tales como el del niño y el del adulto, entre medio de las cuales la adolescencia era descripta como un pasaje durante el cual se producía la crisis.

    La mayoría de los adolescentes de clase media alta son conformistas, cínicos, interesados, indolentes y no comprometidos políticamente.

    Según Arminda Aberastury.

    La crisis de la adolescencia debe superar tres procesos de duelo:

    1. Duelo por el cuerpo perdido. El adolescente debía resignarse a la perdida de su cuerpo infantil y comenzar a tener un cuerpo que se irá convirtiendo poco a poco en adulto. Su cuerpo era un pasaje, desde lo infantil perdido hasta el cuerpo adulto, claramente diferenciado.

    2. Duelo por los padres de la infancia. Los padres de la infancia son quizás los únicos adultos en estado que se encuentran a lo largo de la vida, con características claramente establecidas.

    3. Duelo por el rol y la identidad infantil. Todavía se conservan ciertos valores como el esfuerzo y los limites.

    El ideal del yo termina de configurarse en la adolescencia.

    Si el narcisismo es estimulado y los valores del yo ideal son estimados como los más apreciables.

    Un cuerpo de adolescente modelado por la gimnasia, bronceado al sol, mejorado por la cirugía ya no es un pasaje, es un punto de llegada a partir del cual sólo queda la decadencia. No hay cuerpo adulto después de la adolescencia, su próximo cambio será cuando la ciencia y la técnica no puedan evitar el envejecimiento del cuerpo. En este cuerpo quedará mucho de lo infantil. No habrá una idea neta de duelo, de sentir la pérdida, nada se pierde, todo se recicla.

    El adulto pierde definición. Este se desdibuja y como consecuencia el objeto de idealización se parecerá a él mismo.

    Se pierden este tipo de valores constituidos en la modernidad.

    Allí donde debería estar el ideal del yo, estará el yo ideal, con omnipotente consecuencias.

    Según kernberg los sentimientos son superficiales. Esta superficiabilidad lleva a la promiscuidad bordeline y que aparece pasajeramente en la adolescencia.

    No hay duelo por aquello que no muere, ni tiene porque morir.

    Según Blos.

    El conflicto generacional y su posterior resolución es la tarea normativa de la adolescencia. Su importancia para la continuidad cultural es evidente. Sin este conflicto no habría reestructuración psíquica adolescente.

    El conflicto generacional es esencial para el crecimiento del self y de la civilización.

    Según Aberastury

    Sólo cuando la madurez biológica esté acompañada de madurez afectiva e intelectual que le permitan al adolescente su entrada en el mundo adulto, estará equipado de un sistema de valores de una ideología que confronta con la de su medio y donde el rechazo a determinadas situaciones se cumple con una critica constructiva.

    Erickson.

    Basándose en la idea antes citada, opina que la critica constructiva era constituyente de la propia identidad.

    Cuando los adolescentes cuestionaban las ideologías vigentes y asumían la propia decretaban la muerte de la ideología de los padres.

    Cuando la cultura que los rodea les ahorra el trabajo de sepultar la ideología de los padres, se asumen como unicos o escépticos.

    El adolescente no encontrará en la sociedad la solucion a su conflicto, sino que lo verá en ella misma.

    III. Analizar la implicancia de estas modificaciones en la escuela actual.

    La enseñanza en la sociedad posindustrial y en la cultura posmoderna es un subsistema dentro del sistema social en el cual lo mas importante es la eficacia. Se pretende que este subsistema constituya a un mejor funcionamiento del sistema social.

    Frente al deslizamiento posmoderno,la escuela todavía es rígida y disciplinaria: hay timbres, horarios, agrupamientos de alumnos y materias más o menos fijas.

    La escuela privilegia la palabra como contra partido al predominio de ésta, las imágenes son pocas y viejas: alguna lámina, algún mapa que evidentemente no puede competir con un videoclip o con un film publicitario.

    La escuela apela al futuro, frente a alumnos interesados en el presente.

    Alain Finkielkraut dice: la escuela es la ultima excepción al self cervices generalizados. Esto quiere decir que la escuela es moderna y los alumnos posmodernos,ella tiene por objeto educar, ellos retraducen este objetivo como un programa arcaico de sujeción y confunden, en un mismo rechazo de la autoridad, la disciplina y la transmisión, el maestro que instruye y el amo que domina.

    Finkielkraut rechaza los intentos de resolver la contradicción entre alumnos y escuela.

    El modelo tradicional de escuela secundaria sufre una doble erosión: por un lado una pedagogía de la técnica que sólo valora los estudios de ingles y computación, en la escuela para los sectores altos; por el otro una pedagogía de la amabilidad, en la cual el papel del docente queda reducido a un simple papel de animador en lugar de cumplir con el rol para el cual fue preparado.

    No faltan las escuelas en que ambas pedagogías se mezclan. Hasta se ha teorizado una redefinición del rol docente en función de las nuevas condiciones. El docente comparte en el aula con sus alumnos una situación viva y dinámica que se establezca entre todos día a día. En donde cada uno comunica verbal o actitudinalmente es recogido por el otro y reelaborado. El conocimiento va creciendo a impulsos de todo y sus resultados son detectados y explicitados por un profesor que también aprenden y alumnos que también enseñan. Lo más importante es la motivación para llegar a los contenidos a través del descubrimiento. Conocer es descubrir. El profesor ya no es modelo arcaico que todo lo sabe. Aquí se desdibuja totalmente el rol docente, se convierte en el animador de un grupo con el que tiene que establecer relaciones casi a nivel primario y debe hacerse cargo de una tarea difusa en lo cual lo mas importante ya no es la traslación de conocimientos sino la interacción.

    En este tipo de concepciones el profesor que ha aprendido una determinada disciplina, se encuentran ahora enfrentado en un papel que desconoce, el de una de especie de animador cultural y guisa psicológico que debe motivar constantemente a sus alumnos y hacer divertida la enseñanza, en esta marca la pasividad de los alumnos, criticada en el rol tradicional, lleva al planteo de actividades grupales en lugar de promover el desarrollo de nuevas habilidades, sólo logran, en el mejor de los casos, que los alumnos discutan a partir de su leal saber y entender un pequeño fragmento de un texto o la resolución de un problema.

    Se trata de una pedagogía liviana, acorde a la época. Esta pedagogía tiene efectos desmoralizadores en la mayoría de los docentes. La escuela se convierte en un centro asistencial.

    4° Parte: Apunte lectura psicoanálisis.

    I. Elegir una de las temáticas tratadas en el apunte y desarrollarla estableciendo todas las vinculaciones posibles con el resto de la bibliografía.

    Para el psicoanálisis el proceso de aprendizaje surge a partir del nacimiento y en primera instancia es la madre quien se encarga de la educación del niño pues el lactante necesita de ella, no solamente para alimentarse sino también para compartir con ella estímulos psíquicos, una carga de afectividad que neutralizan las sensaciones displacenteras. Por lo tanto cuando ella no acude al encuentro de la necesidad del niño, este se ve forzado a poner en marcha formas prematuras de compensación.

    Una vez que el niño sobrepasa la lactancia y el primer año de vida comprende que la madre no le pertenece en modo alguno sólo a él. Esto ayudará a que el niño comprenda que no es omnipotente y por lo tanto no controla el ir y venir de los objetos externos.

    Desde el psicoanálisis podemos observar que el aprendizaje es la posibilidad de utilizar las primeras formas de relación madre-hijo en otras relaciones sujeto-objeto que reemplacen el primer contacto ya perdido. Según Aberastury la correcta elaboración del conflicto edípico favorecerá el proceso de la maduración genital procreativa, cuando el niño haya internalizado figuras parentales buenas, en la adolescencia generará relaciones que lo ayudarán a llegar a la genitalidad procreativa. La ausencia de la figura paterna, podría conducir al individuo a la homosexualidad, ya que inconscientemente desarrollará un mecanismo de defensa (mantener la bisexualidad) para evitar el incesto.

    Según el psicoanálisis las necesidades del sujeto son el fundamento del proceso de aprendizaje. El adolescente, necesita llegar a conformar su personalidad adulta para lo que deberá adoptar identidades transitorias. Por esto se podría decir que se “aprende” a ser adulto a través del conocimiento necesario de las diferentes identidades.

    De acuerdo con lo planteado por el psicoanálisis la familia es el ámbito determinante de los primeros y más significativos aprendizajes, pues es ella quien debe determinar durante las etapas del desarrollo de la libido que aquellas acciones que le producen placer serán reprimidas y posteriormente sustituidas por el juego. A través de la familia se transforma en un sujeto portador de normas, ideas por lo tanto en cada experiencia hay un aprendizaje que se objetiva y condensa en un contenido o una habilidad, dicha experiencia deja una huella que luego se transmite en la escuela.

    Los procesos de aprendizaje tienen una historicidad, con continuadas y discontinuidades, en relación con las diversas formas de aprender. Durante la etapa oral la modalidad aprendida de mamar, masticar, tragar y digerir inicial se manifiesta posteriormente en el conocimiento, comprensión y elaboración de los hechos. El niño conoce el mundo exterior a través del chupeteo y de destruir con los dientes durante la etapa oral canibalística, se da en incorporar destruyendo. El interjuego placentero de expulsar y retener (etapa anal), aquí debe aprender a conocer las modificaciones que provienen de su cuerpo, es por ello que hay otro que interviene y exige a través de la higiene, esta etapa se expresa en olvidar o negar a olvidar, es la eliminación del accesorio que debe perderse para buscar contenidos nuevos más ricos y vitales, el niño aquí sustituye el placer de jugar con su materia fecal por el de jugar con agua, arena y luego el “borroneo” con pinturas y lápices de colores. Cualquier conocimiento se logra regulando la distancia entre el sujeto y el objeto de conocimiento. Una ansiedad muy intensa puede provocar en el sujeto una reacción en el área del cuerpo, en un sujeto en desarrollo puede ser una conducta regresiva, según S. Freud, existen sectores de la libido que no acompañan el desarrollo normal, y permanecieron fijados a objetos, se produce un debilitamiento que se muestra en inclinación de la libido a retroceder hasta investiduras pregenitales anteriores en caso de no satisfacción genital o de dificultades objetivas.

    Las perturbaciones en la relación pueden volcarlas el sujeto sobre sí mismo produciendo como consecuencia una perturbación en la capacidad intelectual.

    Se produce un proceso de autoaniquilación intelectual, como lo hace todo mecanismo defensivo, según S Freud “lo inconsciente puede ser hecho consciente en virtud de nuestro empeño; A raíz de lo cual es posible que tengamos a menudo la sensación de haber vencido una resistencia intensísimas.”

    La contra inteligencia puede actuar contra la adquisición de datos de la realidad, se hace preferentemente mediante la percepción de datos, la contra inteligencia debe atacar ante todo la capacidad de ver, oír, sentir, gustar, etc. Puesto que cuando recibimos noticias del interior del cuerpo, los sentimientos ejercen un influjo imperioso sobre la vida anímica que las percepciones externas brindan sensaciones de dolor, diversas de sus percepciones especificas.

    Entre los objetos de la realidad externa capaces de crear conflictos se encuentran en su propio cuerpo y para negar este dato la contrainteligencia recurre a inhibir las funciones kinestésicas.

    Según el psicoanálisis el sujeto, para perder contacto con los objetos de conocimientos, se

    separan de la realidad. Aberastury señala que esto es normal en los adolescentes, ya que necesita conocerse a si mismos debido a los cambios que ocurren en este periodo de la vida, por lo que adoptan una conducta autista. La misma hace que no comprendan, ni les interese la realidad que los rodea.

    También, como indica el psicoanálisis, desvaloriza los objetos, para evitar el sentimiento de dolor y perdida.

    Contra la conservación de los datos de la realidad. El olvido es represión y consiste en apartarlo del campo perceptivo, puesto que si un contenido preconsciente puede ser temporariamente inaccesible, está bloqueado por resistencia, puede ser trasladado temporariamente al estado inconsciente.

    La contra elaboración de datos: la negación, el aislamiento de la realidad como mecanismo de defensa, se unen para negar la existencia de otros.

    Según el psicoanálisis cuando un sujeto reclama lugar para su palabra y su experiencia de aprendizaje, revela un modelo es aprender a aprender, en el que se autoadjudica una función activa, protagónica. Como señala Aberastury, el sujeto lograra ir interiorizándose en el mundo adulto, cuando la madurez biológica esté acompañada de madurez afectiva y madurez intelectual la cual se desarrollará en el proceso de aprender a aprender que indica el psicoanálisis




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    Enviado por:Laly
    Idioma: castellano
    País: Argentina

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