Antropología


Prehistoria en España


- INDICE -

  • Definición del proceso de Hominización.

  • Paleolítico.

  • Paleolítico Inferior.

  • 2.1.1. Atapuerca.

    2.2. Paleolítico Medio.

    2.3. Paleolítico Superior.

    2.4. Arte Paleolítico.

    3. Neolítico.

    3.1. Revolución Neolítica.

    3.2. Yacimientos.

    3.3. Poblados.

    4. Edad de los Metales.

    4.1. Periodo del Cobre y del Bronce.

    4.2. De la Edad del Bronce a la Edad del Hierro.

    4.2.1. El mito de Tartessos las sociedades meridionales.

    4.2.2. Los grupos del nordeste: Indoeuropeos.

    4.2.3. La primera Edad del Hierro en la Meseta.

    5. Bibliografía.

    1. DEFINICIÓN DE PROCESO DE HOMINIZACIÓN

    La búsqueda del registro fósil de nuestros antepasados ha sido uno de los temas prioritarios de la investigación y además ha tenido siempre una gran repercusión en la sociedad. Las teorías sobre la evolución humana han constituido, por tanto, un foco de debate continuo que ha atraído la atención de numerosos especialistas.

    Nuestra línea de ascendencia se remonta al Terciario, en donde los primates se diversificaron hasta llegar, una de estas ramas, a los seres humanos actuales. Los grandes primates (gorilas, chimpancés y orangutanes) son, por tanto, nuestros primos en la escala evolutiva, determinándose por los rasgos del esqueleto que compartimos con ellos, ya que todos descendemos de un antepasado común cuyas raíces se encuentran en el Mioceno.

    2. PALEOLÍTICO

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    2.1. PALEOLÍTICO INFERIOR

    Tal como ocurre en el resto de Europa, la muestra de fósiles humanos pertenecientes al pleistoceno inferior y medio es muy reducida y de difícil clasificación, ya que no se sabe con certeza si pertenecen al Homo erectus o al Homo sapiens.

    Uno de los hallazgos más polémicos lo constituye un fragmento de cráneo procedente del yacimiento granadino d4e Venta-Micena, en Orce, en la cuenca de Guadix-Baza. La zona de Orce, fue en el pasado un gran lago de unos doce metros de profundidad, en cuyas orillas se acumularon los restos óseos que constituyeron el yacimiento de Venta-Micena.

    Otro yacimiento importante es Cueva Victoria (Murcia). Ha proporcionado una segunda falange del quinto dedo de la mano derecha de un homínido. Por la diagnosis diferencial establecida, dicho fósil se diferencia de todos los mamíferos no humanos y se deduce, a partir de la comparación con la población humana actual, que perteneció a un individuo adulto con un quinto dedo robustísimo.

    La tecnología: cantos tallados y bifaces.

    Las industrias líticas más antiguas de Europa resulta difícil atribuirlas a la especie de homínidos que los fabricó, aunque se consideran como un producto de los grupos Homo erectus que ocuparon el territorio peninsular. El Paleolítico inferior se divide en dos fases. La más antigua se denomina Paleolítico inferior arcaico, y el más moderno es el Paleolítico inferior propiamente dicho. Formando un complejo lítico constituido por un utillaje bifacial y en el que destacan los bifaces o hachas de mano, los hendedores y los triedros, y otro caracterizado por instrumentos efectuados sobre cantos rodados y lascas.

    La fase más antigua del Paleolítico inferior recibe el nombre de abbevilliense, y se caracteriza por la presencia de guijarros toscos y voluminosos. Le sigue el achelense, cuyos tipos son muy variados: desde las hachas elípticas hasta las triangulares, así como útiles sobre lascas. Aquí se empieza a utilizar la técnica Levallois.

    Campamentos base y campos de trabajo.

    Es la especie Homo habilis a quien se le ha atribuido haber organizado, por primera vez, el espacio. En algunos casos se habla de áreas de descuartizamiento, y en otras ocasiones se especula sobre la existencia de áreas de talla en lugares ricos en materiales de buena calidad para ser trabajados. El Homo habilis se instalaba allí y fabricaba sus herramientas. Otras áreas se interpretan como verdaderos campamentos.

    El primer hogar base documentado fue el DK1 A de Olduvai, fechado en 2.000.000 de años.

    A partir del descubrimiento del DK1 A se detectaron otros campamentos evidenciados por una gran acumulación de útiles, desechos óseos de animales y restos de vegetales desaparecidos, situados en zonas de abundante caza o ricas en árboles frutales y siempre cercanas a puntos de agua, en donde las hembras recolectaban y los machos cazaban. Los restos indican una dieta variada y oportunista, relacionada con el carroñeo.

    La subsistencia durante el pleistoceno medio.

    Hasta la década de los setenta ha predominado lo que puede denominarse modelo cazador para explicar los orígenes de la humanidad. A cambio del apoyo económico del macho, las hembras realizan las funciones sexuales y reproductoras. Aparece el desarrollo del bipedismo.

    En la actualidad, existe la opinión de que la morfología de la dentadura del Australopithecus indica omnivorismo, sin una especialización clara y definida para cortar. Pulverizar semillas o roer huesos.

    Estrategias de subsistencia de los grupos de Homo erectus.

    La recolección parece una actividad más practicada que la caza, al menos en lo que respecta a los orígenes. El modelo recolector, seguido en la actualidad por muchos investigadores, resalta el éxito productor y reproductor de las homínidas. Sin embargo, algunos investigadores consideran que la división del trabajo entre los sexos tuvo lugar desde los orígenes y otros propugnan que esta división apareció en un momento ya tardío de la evolución humana.

    2.1.1. Atapuerca.

    Las cuevas de la sierra de Atapuerca (Burgos) constituyen otro yacimiento rico en fósiles humanos y presenta dos conjuntos de un gran valor arqueológico, antropológico y paleontológico, Cueva Mayor y la Trinchera del Ferrocarril. En esta última los sedimentos han constituido catorce terrazas. La superior se fecha a principios del pleistoceno inferior, alrededor de 1.500.00 años, y la última terraza pertenece a época histórica.

    Sabemos que la flora no era muy diferente a la actual, aunque más abundante y variada. Así mismo, la presencia notable de aves indica la existencia de formaciones lacustres y aguas remansadas.

    Estos parajes fueron ocupados por grupos de homínidos, algunos de cuyos restos se han hallado en la Gran Dolina y en la Sima de los Huesos de Cueva Mayor. En la Gran Dolina se han descubierto diversos estos fósiles que justifican la definición de una nueva especie bautizada como Homo Antecessor datable en unos 800.000 años, constituyendo el primer colonizador de Europa.

    Cráneo de la Gran Dolina de Atapuerca. Reconocido como el Homo antecessor aparecido en Burgos.

    La sierra de Atapuerca presenta una serie de yacimientos arqueológicos en la denominada Trinchera del Ferrocarril, así como el yacimiento de Cueva Mayor. Durante un período de tiempo de 800.000 años, aproximadamente, las diferentes comunidades de Homo antecessor y de anteneandertales ocuparon de manera intermitente esta zona. Las manifestaciones más antiguas en lo que respecta a la industria lítica se han hallado en la base de Gran Dolina y en la parte superior de Galería los vestigios corresponden al final del pleistoceno medio.

    El objetivo principal de los grupos, en cuanto a la alimentación, era la consecución de caballos, ciervos, bisontes y rinocerontes.

    Otros yacimientos importantes son el de Arganda I, Torralba (Soria), y la Solana del Zamborino (Granada, en el término municipal de Fonelas).

    2.2. EL PALEOLÍTICO MEDIO

    Los fósiles pertenecientes a neandertales localizados en el territorio español no son muy abundantes ni completos y algunos de ellos plantean problemas de tipo cronológico. En Gibraltar, destacan el cráneo femenino de Forbes Quarry, clasificado como neandertal clásico europeo y asociado a la industria lítica denominada musteriense típico.

    En Andalucía, debe mencionarse un frontal infantil, dos fragmentos de parietal y otros restos de neandertales de la cueva de Carigüela.

    También se tienen noticias de neandertales descubiertos en antiguas excavaciones efectuadas el la cueva de Horá (Granada), en la Cova Negra (Valencia), en la cueva de Los Casares (Guadalajara), entre otras.

    La tecnología: el debate musteriense.

    El Paleolítico medio se ha caracterizado como un complejo industrial definido como musteriense.

    En Europa, el Paleolítico medio y el musteriense han sido considerados términos sinónimos. En la actualidad, algunos investigadores llegan a hablar de la “confusión musteriense”.

    Respecto a las características del musteriense, podemos afirmar, que algunos datos recientes permiten asociar grupos arcaicos del Homo sapiens sapiens con instrumental musteriense , y grupos neandertales con industrias típicas del Paleolítico superior inicial.

    El musteriense se ha considerado como una industria lítica caracterizada sobre todo por el desarrollo de útiles sobre lascas, en cuya talla podía o no emplearse la técnica Levallois, y algunos bifaces.

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    Modo 3 o Musteriense: en el Paleolítico Medio se produjo una gran innovación. Los seres humanos aprendieron a sacar del mismo volumen de piedra mayor cantidad de filo. A la técnica para conseguir esto se la denomina Levallois. Primero se talla un canto al que se le da una forma estándar. A partir de ahí se van extrayendo las lascas con un percutor blando intermedio. En Europa este modo de talla está íntimamente relacionado con los neandertales ya que con ellos aparece y con ellos desaparece.

    En Cantabria y País Vasco, debe mencionarse la ausencia de musteriense tipo La Ferrassie, el escaso desarrollo de la técnica Levallois, la carencia de técnica laminar y el poco empleo que se hace del sílex, sustituido por la cuarcita y la ofita.

    En Cantabria destacan el musteriense de tradición achelense del nivel intermedio de Cueva Morín y el del nivel alfa de la cueva del Castillo.

    En el litoral mediterráneo, que abarca desde los pasos orientales de los Pirineos hasta Gibraltar. En Cataluña, el sílex es empleado en el sur y el centro, mientras que en el norte y noroeste predomina el cuarzo o la cornubianita.

    En la Comunidad Valenciana, el musteriense más representado es el subtipo La Ferrassie, documentado en los niveles inferiores de la Cova de la Petxina, la cueva del Cochino, etc.

    Finalmente, destaca la cueva de Zahara (Almería) y el Devils Tower (Gibraltar).

    En el interior peninsular abundan los yacimientos al aire libre, en especial en depósitos fluviales del curso alto del Guadiana y el Manzanares, etc…

    Asentamientos y subsistencias.

    El tipo de asentamiento localizado varía según las características del marco geológico-geográfico seleccionado por las comunidades de neandertales y las actividades que en ellos realizaban.

    En el área peninsular, alternan los yacimientos al aire libre, en las terrazas de los ríos meseteños, con los abrigos y cuevas, de los litorales cantábrico y mediterráneo.

    Se acepta que la densidad de población neandertal era escasa y que los grupos estaban formados por un número bastante reducido de individuos.

    Durante el Paleolítico medio, la caza, la pesca y la recolección de vegetales y mariscos continúan. Sin embargo se aprecia un progreso técnico.

    Las técnicas de caza entre los neandertales y los primeros Homo sapiens sapiens no debieron ser muy distintas a las practicadas durante el Paleolítico inferior.

    2.3. EL PALEOLÍTICO SUPERIOR

    Desde hace 40.000 a 35.000 años aproximadamente se documenta la presencia de la subespecie Homo sapiens sapiens en la Península Ibérica, cuando en la mayor parte del globo dominaba un clima ártico.

    Los testimonios disponibles permiten suponer que, entre el 30.000 y el 16.000, el clima europeo era más seco y frío y el mar se encontraba a un nivel más bajo que el actual.

    Las poblaciones Homo sapiens sapiens se extendieron por casi todo el mundo, llegando hasta América e incluso Oceanía.

    Las características morfológicas de estos grupos humanos primitivos eran muy similares a las del actual.

    Los orígenes del Homo sapiens sapiens constituyen un tema controvertido. Tres teorías intentan solventar el problema. La primera defiende un único origen a partir de Homo sapiens antiguos africanos que se extendieron, mas tarde, por el resto del globo.

    La segunda considera que el paso hacia las formas humanas modernas se efectuó en diferentes lugares a la vez y a partir de diversas subespecies arcaicas de sapiens. La tercera, una solución intermedia, propone que el grupo se desarrollaría en un único lugar.

    La tecnología.

    Las industrias líticas desarrolladas entre el musteriense y el Epipaleolítico conforman el Paleolítico superior y se caracterizan por un marcado regionalismo tecnológico. En general, los útiles son más variados y ligeros que los de las etapas precedentes y se constata un ahorro de materia prima y una gran rentabilidad en el trabajo. La mayoría de las herramientas se consiguen a partir de hojas extraídas de núcleos preparados para tal fin.

    Se emplea un mayor número de materias primas como el marfil, el hueso, el asta, las conchas, la arcilla, e incluso el ámbar, lo que posibilita la fabricación de nuevos instrumentos y de útiles secundarios de enmangamiento.

    Dispersión de los complejos industriales en la Península.

    La distribución de los complejos industriales del Paleolítico superior en iberia es fundamentalmente periférica distinguiéndose dos áreas definidas, la cantábrica y la mediterránea.

    Zona cantábrica:

    Ocupa una franja de unos 320 kilómetros desde el río Nalón hasta el pirineo occidental . la mayoría de los yacimientos son cuevas situadas en altitudes moderadas, cercana a la costa y junto a los cursos medio y bajo de los ríos.

    La materia prima más empleada en Cantabria es el sílex, así como la cacdonia y el jaspe.

    Área mediterránea.

    Dicha zona se relaciona con la del valle del Rodano y los yacimientos conforman cuatro áreas definidas: la catalana , la valenciana, el sudoeste y Andalucía oriental. Las diferencias con el grupo cantábrico son , sobre todo de tipo paleontológico y paleoeconómico y el paleolítico superior inicial, excepto en Cataluña, se caracteriza por el predominio del peregordiense sobre el auriñaciense.

    Asentamientos y economía.

    En cuanto a los asentamientos, los grupos del paleolítico superior, como sus antecesores, ocuparon durante un periodo más o menos breve campamentos base, campos de trabajo dedicados excluidamente a una tarea concreta y como novedad con respecto a las etapas anteriores, lugares relacionados con las manifestaciones artísticas. En general se admite que los asentamientos son más sólidos que los del Paleolítico medio, están mejor acondicionados y presentan sistemáticamente restos de hogares, lo que indica una mayor protección contra el frío , al igual que lo sugieren las ropas conservadas en el enterramiento de un hombre adulto de Sungir y la poresencia de agujas de coser a partir del periodo solutrense.

    Nuevas etapas de caza.

    Las técnicas de matanza mejoraran notablemente hace unos 30.000 años con los grupos Homo sapiens sapiens, así como también aumento el numero de materias primas utilizadas. La lanza se doto de una estrecha punta de hueso o de marfil menos susceptible de desplazarse lateralmente que la ancha punta musteriense y al mismo tiempo mas penetrante. Durante el Paleolítico superior, sobre todo en su momento final se documentan armas arrojadizas- arpones azagayas, propulsores , arpones , arco y flechas - que permiten el desarrollo de un tipo de cacería ligado al desarrollo del ojeo el acecho y a la caza a distancia de animales de rápida carrera.

    Las actividades subsistenciales de los grupos Homo sapiens sapiens están relacionadas con el clima y el relieve circundante.

    Las sepulturas.

    La costumbre de enterar a los muertos iniciada durante el Paleolítico medio se generaliza durante el Paleolítico superior, tanto en cuevas como en asentamientos al aire libre. Son comunes los enterramientos múltiples y la presencia de adornos, característicos inexistentes en el periodo anterior.

    Algunos autores sostienen que los vestidos, los ornamentos, los objetos de producción decorados y las figurillas de animales o mujeres indican la posición social de los individuos enterrados. Así mismo sostienen que l diferenciación personal se expreso mediante la posesión de objetos que implicaban una gran inversión de tiempo y habilidad.

    2.4. ARTE PALEOLÍTICO

    Una de las innovaciones exclusivas del Paleolítico superior que se manifiesta exclusivamente en Europa queda plasmada en el terreno artístico con la aparición alrededor del 25.000, del arte mobiliar y el pariental o rupestre.

    El arte mobiliar.

    Esta documentado en niveles de habitación o frecuentación lo que implica que normalmente se manifestaciones se hallan dentro de un contexto arqueológico determinado y pueda determinarse su posición espacial con respecto al resto de los elementos del mismo conjunto y su datación.

    El arte mobiliar comienza durante el Paleolítico superior inicial.

    Se resaltan las nalgas , los senos y la zona genital de ahí la implicación del rito. Sin embargo se han encontrado algunos rostros muy elaborados tanto de hombre como de mujer que rompan la rutina estilística y permiten suponer que un mayor numero de hallazgos puede en un futuro , obligar a una redefinición de los modelos clásicos.

    El arte mobiliar del solutrense se encuentra sobre todo en Aquitania y la Península Ibérica. Se caracteriza por la ausencia de figuras femeninas y son más frecuentes los bajorrelieves sobre la piedra y el hueso, tal como el de la cueva de Isturitz, y los de las plaquitas grabadas, cuya colección más importante procede de la cueva del Parpallo.

    Arte rupestre.

    El arte pariental o rupestre se realiza sobre las paredes y techo de cuevas y abrigos rocosos. Las pinturas grabados y relieves están en la entrada o en el interior de las cuevas, incluso en muchas ocasiones los murales principales se hallan en los lugares más recónditos de las grutas. Los temas más representados son extraídos del contexto faunístico.

    Abundan la representaciones de bisontes uros, caballos , ciervos, enos y , en menor numero , mamuts , rinocerontes , leones , pájaros y peces.

    En la Península Ibérica se conoce sobre todo la cueva de Altamira (Cantabria)

    El arte prehistórico tiene su más importante monumento en las cuevas de Altamira, que han sido denominadas como la "Capilla Sixtina del arte cuaternario", y están situadas junto a Santillana del Mar, población que por sí sola es una joya artística. Aunque su descubrimiento fue casual por un cazador en 1.868, y en un principio se llamó la cueva de Juan Montero, la apreciación de su valor y su estudio fue obra de Marcelino Sáinz de Sautuola, dinámico promotor al que también se debe la introducción del eucalipto en los bosques de Cantabria. Fue una hija de éste, María de ocho años de edad, la que en 1879 llamó la atención de su padre sobre las pinturas de la gran sala.

    3. NEOLÍTICO

    3.1. REVOLUCION NEOLÍTICA

    El neolítico fue considerado como un periodo de historia de las sociedades caracterizado por la existencia de herramientas de piedra pulimentada frente a los útiles de piedra tallada del paleolítico.

    El modo de conseguir alimentos era diferente en el neolítico que en el paleolítico.

    Mientras que en el Paleolítico se conseguían mediante la depredación en el neolítico se producían. En el Neolítico se controla por primera vez el abastecimiento de alimentos gracias al cultivo de las plantas y a la domesticación de animales. La autosuficiencia económica, el sedentarismo, la oportunidad y el motivo de un sobrante para momentos críticos, el aumento de la densidad demográfica debido a las mejores condiciones de vida, el desarrollo de la alfarería, del labrado de la madera, y de los productos textiles, todo ello ligado a un esfuerzo cooperativo y a una organización social capaz de coordinar y controlar las actividades de la comunidad fueron los rasgos distintivos del Neolítico. El fósil más característico del Neolítico antiguo ha sido y sigue siendo la cerámica cardial, cuyo nombre deriva de su decoración a base de impresiones efectuadas con el borde de la concha de un berberecho antes de la cocción del recipiente.

    3.2. YACIMIENTOS

    Las cuevas han sido consideradas el patrón de asentamiento por los grupos del Neolítico hispano. En general esas cuevas se hallan en el área costera comprendida entre Provenza y Gibraltar, cubriendo, a veces, zonas más interiores.

    Como yacimientos mas importantes pueden citarse entre otros, Cova Gran, Cova Freda, Cova del Toll, Cova de l'Esquerda de les Roques del Pany y Cova de Can Sadurni (Barcelona), Cova de Fontmajor (Tarragona), Cova del Parco (Lérida), Cova de la Sarsa (Valencia), Cova de les Cendres y Cova de l'Or (Alicante), cueva de la Cariguiela (Granada) y cueva de Chaves (Huesca).

    Los yacimientos al aire libre correspondientes a esta fase han aumentado de forma considerable y ello hace que se deba replantear este modelo de ocupación único.

    En el sur de Francia se han detectado en los últimos años veinticinco yacimientos al aire libre en el Languedoc, Provenza y Alpes Marítimos. Estos hallazgos han planteado una nueva problemática relacionada con la estacionalidad o la ocupación prolongada de las cuevas. En el territorio peninsular, podría señalarse el yacimiento de Les Guixeres de Vilovi o el poblado al aire libre de La Draga junto al lago de Banyotes (Girona). Este yacimiento constituye el mayor testimonio de un asentamiento del Neolítico en toda la Península. Otros yacimientos al aire libre son los de Roc d'en Sardinya (Barcelona) y Mas del Pla y Bancal de Satorre (Alicante).

    3.3. POBLADOS

    Aragón.

    En esta región existen dos grupos que ocupan ecosistemas y desarrollan estrategias de subsistencia diferentes.

    Núcleo del Alto Aragón:

    Esta fuertemente vinculado al área catalana y, desde momentos antiguos, se tiene información sobre la domesticación de animales asociada a artefactos semejantes a los de Cataluña. El yacimiento mas representativo es la cueva de Chaves (Huelva).

    Núcleo del Bajo Aragón:

    Las comunidades de esta zona siguen dedicándose a la caza, recolección y pesca y, de un modo paulatino, irán incorporando rasgos neolíticos del grupo anterior. Los yacimientos mas importantes son Botiqueria dels Moros (Teruel) y Costalena (Zaragoza) donde en los niveles mas modernos con industria de tipo geométrico, aparece representada la cerámica cardial.

    Comunidad Valenciana.

    La distribución de los yacimientos Neolíticos cubre las tres provincias de la Comunidad Valenciana. En Castellón, merece especial atención la Cova Fosca; en Valencia, los yacimientos se concentran en dos núcleos básicos, el e los alrededores de Gandia y el de la alineación montañosa de las sierras de Agullent, Ontiyent y Benicadell, donde están emplazadas la Cova de l'Or y la Cova de la Sarsa: en Alicante, en la zona costera, destacan la Cova de les Cendres y la Cova Ampla de Montgó.

    Andalucía.

    Neolítico Antiguo:

    El fósil director lo constituye la cerámica cardial y todas aquellas características arqueológicas y ecológicas definidas al desarrollar el Neolítico antiguo en la Península.

    Neolítico Medio:

    Los patrones de asentamiento, al igual que en el neolítico antiguo, están localizados en cuevas y en yacimientos al aire libre: hallazgos de superficie de la Dehesa (Cádiz), el Judío (Huelva) y catorce fanegas (Granada) así como estructuras de habitación y enterramientos individuales en fosa de la Molaina (Granada).

    Neolítico Final:

    Al parecer no existe ningún tipo de ruptura entre el Neolítico medio y el final en Andalucía, ya que en el patrón de asentamiento y la cultura material siguen siendo parecidos. Las únicas diferencias se concretan en un claro aumento de las cerámicas lisas y en la desaparición de los brazaletes de caliza.

    4. EDAD DE LOS METALES

    4.1. PERIODO DEL COBRE Y DEL BRONCE

    El uso de los metales nace en la península de Anatolia a partir del 5000,a.C. De allí se difunde a Mesopotamia y Egipto, pues carecen de yacimientos minerales y se inicia un comercio de metales a través del Mediterráneo, en busca de cobre y estaño.

    Es económicamente hablando un Neolítico muy desarrollado que usa el cobre para fabricar instrumentos.

    Es un material blando que encontramos en la naturaleza en forma de láminas que se pueden trabajar manualmente, un ejemplo moderno son los esquimales del cobre que fueron estudiados a mediados del siglo XX.

    Con el tiempo el hombre aprende el proceso de la metalurgia, a través de la experimentación o de la casualidad ( caída de cobre al fuego ).

    El cobre se utilizó primero en estado nativo y luego mediante la metalurgia de minerales como la azurita y la malaquita pudieron fabricarse instrumentos de mayores dimensiones como las puntas de flecha.

    Con la aparición de esta nueva técnica aparece también un afán por la búsqueda de estaño, lo que origina la llegada de los pueblos mediterráneos alrededor del año 2000 al noroeste de la Península Ibérica.

    Estas gentes debieron de llegar a la península en varias oleadas, trayendo consigo nuevas técnicas para el cultivo de los campos, nuevas ideas sobre la organización social y lo más importante, la metalurgia. El cobre en estado nativo había sido empleado en pequeños objetos desde el noveno o séptimo milenio a.C.

    Las primeras oleadas llegaron en la denominada primera edad del cobre, se difundió hacia el Occidente europeo por intermedio de las primeras sociedades complejas del Egeo. Los pueblos pertenecientes a ella han dejado una importante cantidad de testimonios entre los cuales destacan sus grandes monumentos funerarios,( las estructuras de habitación suelen ser de planta circular u oval con zócalo de piedra el alzado y la cubierta son de barro y materia orgánica, en el interior de alguna de ellas se han documentado hogares circulares de alrededor de un metro de diámetro, rodeados de un anillo de barro), pero con una característica común : el rito del enterramiento colectivo. Utilizaban distintas clases de sepulcro : el dolmen (cámara circular o poligonal.), el sepulcro de galería (de planta longitudinal) y el sepulcro de corredor (una simbiosis de los anteriores con pasillo y cámara bien diferenciados).

    Una vez que llegaron a las costas mediterráneas se adentraron hacia el interior y llegaron hasta Málaga,(los tres sepulcros megalíticos más grandes se encuentran en Antequera, el de Viera es el más regular y de más cuidada arquitectura), Huelva, Extremadura(La Pijotilla, El Lobo y El Jardinero), Granada, (en las serranías granadinas, la presencia de cerámicas campaniformes en los yacimientos megalíticos es casi inexistente, puede ser por el alejamiento de las principales rutas de intercambio y por el carácter conservador de estos pueblos) , Galicia, dónde aparecen unas cámaras rectangulares o circulares cerradas con techo que imita una cúpula falsa.

    Los ajuares encontrados en los enterramientos de esta primera oleada son notablemente arcaicos. Se conservan escasos restos metalúrgicos debido a que el metal era aún poco abundante y reutilizado.

    A partir del año 3000 llega, también en búsqueda de cobre y estaño una nueva oleada que establece su asentamiento en el sureste de la península(Almizaraque, Campos, El Tarajal, Terrera, Ventura y Cerro de las Canteras, Cabezo del Plomo-Murcia, Cerro de la Virgen, El Malagón, y Las Angosturas). Construyen poderosos recintos con doble y triple muralla, entre los cuáles destaca el de los Millares (Almería), que data sobre el 2340. Este pueblo es el más conocido. Sus característicos poblados amurallados tienen una amplia difusión por el interior. De los Millares poseemos objetos de cobre, hachas planas, puñales de hoja corta y vasos campaniformes de alabastro, dado este nombre por su forma de campana invertida. El fenómeno campaniforme no se limita a la mera aparición de vasos acampanados, hay otros objetos que aparecen como brazales de arquero, botones de hueso o marfil con perforación en forma de U.

    Aún se puede distinguir un tercer grupo que viene a asentarse en los espacios no denominados por las otras dos culturas : el que se conoce por el nombre de una de sus manifestaciones más típicas, el vaso campaniforme. Poseía dos núcleos diferenciados : el campaniforme marítimo o internacional y el local o clásico, que surgió en Carmona, Sevilla y culmina en las piezas de Ciempozuelos, Madrid.

    Las gentes del vaso campaniforme ocupaban principalmente las zonas montañosas como pastores, metalúrgicos o mercaderes trashumantes, por lo que no tenían poblados fijos. Sus enterramientos siempre son individuales (a lo sumo familiares) y aislados.

    Parece probable que los primeros pobladores peninsulares fueran los pitecantropos, desarrollados en un clima cálido, interglaciar, entre gramíneas, bosques de pinos y robles.

    Al paleolítico inferior pertenecen culturas de influencia africana. Los grupos humanos seguían el curso de los ríos, habiéndose encontrado yacimientos líticos junto al Tajo y al Manzanares. Del Musteriense son los restos del hombre de Neanderthal, hallados en Gibraltar y Bañolas.

    Las culturas del Paleolítico Superior abarcan gran parte de la Península. El Homo Sapiens, habitante entonces, desarrolló una técnica más precisa en el trabajo de la piedra ; con ella introdujo multitud de tallas ; el uso de arpones, flechas y anzuelos y aumentó su destreza cinegética. De este periodo es el arte rupestre realizado generalmente en paredes de cuevas o abrigos, por ciertas comunidades peninsulares con posterioridad a la última glaciación, plasmaban escenas de la vida cotidiana en imágenes de gran movimiento como si se tratara de una instantánea. Estas representaciones suelen ser de trazo grueso y monocromo : naturalista en la provincia cántabra y expresionista en la levantino-española.

    Del Neolítico, las cerámicas, desconocidas en el Paleolítico, junto con útiles de piedra pulimentada, madera y hueso, ayudan a reconstruir las culturas, las culturas llegadas a la Península Ibérica de origen oriental y, por ello, localizables en costas mediterráneas, principalmente en Almería, centro difusor de la agricultura y la ganadería neolíticas, así como de la religión megalítica. Hay que destacar el poblado de los Millares como muestra del sedentarismo agrícola. Es posible que también del foco andaluz proceda el vaso campaniforme.

    El bronce aparece en Mesopotamia como resultado de la aleación entre el cobre y el estaño. Es un periodo convencional con el que tradicionalmente se pretendía designar, por una parte, grupos humanos con un grado de desarrollo tecnológico caracterizado por la plena asunción de la metalurgia del cobre y, por otra parte, estructuras sociales articuladas en base a la división del trabajo social. Las formaciones socioeconómicas están mejor definidas y dominan territorios más concretos.

    Entre el 1900 y el 1600 a.C. arraiga la metalurgia del bronce ; su cultura principal es la del Argar (Almería). Con El Argar como referente se configuró durante la postguerra, una dicotomía cultural entre el Bronce mediterráneo de influencia argárica y el Bronce atlántico ,debido a la diferencia étnica entre los mundos céltico e íberico de la posterior Edad del Hierro.El Argar representa una de las sociedades de mayor relevancia de Europa del segundo milenio, por dos razones, en primer lugar, los restos arqueológicos ofrecen un excelente estado de conservación, gracias al grado de aridez de la región, en segundo lugar, los yacimientos presentan asociados lugares de habitación ,talleres de trabajo y deposiciones funerarias, esto permite conocer, la dieta de la población, sus índices demográficos, su esperanza de vida, sus paleopatologías y las secuelas acarreadas por los distintos tipo de trabajo en la salud de los individuos. Frente a los poblados argáricos de sólida arquitectura de piedra y barro, con ajuares domésticos y funerarios de gran valor arqueológico, en muchas regiones del interior y del norte peninsular los asentamientos eran de cabañas de materiales perecederos, y además con una variedad menor de productos y además con una mayor diversificación local de normas de producción y de las formas de vida.

    Piezas como la punta de flecha y los recipientes cerámicos son elementos habituales en los ajuares argáricos, estas piezas sirven para estudiar la categoría social del difunto al que acompañaban. Los objetos argáricos, era el resultado de la fusión del cobre y el arsénico, es menos resistente que el verdadero bronce que surge de la unión del cobre con el estaño.

    Una de las culturas más conocidas de la Edad de Bronce peninsular es la de El Argar (Almería), cuyo yacimiento fue excavado por los hermanos Siret a fines del siglo XIX.

    Es un enterramiento argárico, localizado

    Bajo una vivienda. Obsérvese que al cadáver le acompaña una vasija, con la función de ajuar funerario.

    La edad del bronce en el Levante peninsular tiene elementos propios que difieren de la cultura argárica típica, perdurando las industrias propias de periodos anteriores. La industria de útiles de sílex perduró durante toda la Edad del Bronce y es frecuente encontrar cuchillos y rudimentarias hoces empleadas en la siega de cereales. El metal es poco habitual en los yacimientos levantinos sobre todo en el interior. Otras zonas donde tiene repercusión, son en el Sistema Ibérico, La Mancha,(El poblado de Las Cogotas en Ávila, es una buena muestra de la Edad del Bronce en la Meseta, las cerámicas encontradas tiene trazos lineales efectuados con puntos, con motivos geométricos de gran complejidad que se identifican con estilo campaniforme de Ciempozuelos, los objetos casi siempre son vasijas, ollas de boca estrecha y copas con pie alto ), El Bajo Guadalquivir, El Sudoeste, el País VasCo y cuenca del alto y medio Ebro,(el grupo de Los Husos se sitúa en el alto valle del Ebro y en lo rebordes montañosos adyacentes y la vertiente septentrional de la cordillera Cantábrica, en este caso no se han descrito muchas diferencias de su desarrollo), El Nordeste de la península(en las regiones del litoral después de una etapa calcolítica relacionada con los grupos meridionales franceses y con la presencia de cerámica de estilo campaniforme puede identificarse un grupo con manifestaciones que incluyen cerámicas decoradas con incisiones y puntillados, la comarca más importante en la producción minerometalúrgica es la comarca del Priorato en Tarragona), y algunas regiones atlánticas. En Baleares, junto a la producción agropecuaria se practica la metalurgia en algunos asentamientos, básicamente en las montañas septentrionales mallorquinas donde existen minerales de cobre. La cultura de los Talaiots,(construian torres defensivas con megalitos), se manifestó con unos exclusivos monumentos megalíticos llamados

    taules(dos megalitos uno en posición vertical y sobre él otro en posición horizontal) y navetes, (en forma de nave invertida).En Menorca las comunidades pretalayóticas utilizaron como lugares de enterramiento colectivo cuevas naturales hipogeos artificiales y sepulcros megalíticos.

    El hábitat era así mismo troglodita, pero se inicia en este periodo la vida comunitaria en poblados que posteriormente alcanzaron grandes dimensiones, como Caka Morell y Torre Den Gaumes. Los materiales arqueológicos que se encuentran en todas las unidades son en esencia instrumentos de hueso,(punzones, agujas, botones perforados), de piedra(raspadores, cuchillos, afiladores),de silex (microlitos, cuchillos, puñales, buriles), de cobre(punzones; agujas), y un repertorio cerámico que presenta formas, básicamente semiesféricas, globulares y troncocónicas realizadas a mano y en ocasiones decoradas con incisiones o perforaciones. En Ibiza y Formentera apenas hay datos relevantes sobre la población del segundo milenio, la información se reduce al sepulcro megalítico de Ca Na Costa de Formentera, el cual, junto con los dólmenes de San Bauló de Dalt en Mallorca y otros cuatro en Menorca constituyen las únicas construcciones megalíticas de las Baleares.

    La aparición de la sociedad neolítica, es muy importante por el hecho de que el hombre pasa de ser un depredador de la naturaleza a convertirse en su colaborador . La necesidad de una intensa recolección permitió el proceso de reproducción de las plantas y hacerse cargo del que podría intervenir en sus ciclos y estimularlos. Era el nacimiento de la agricultura. Los grupos humanos se hacen sedentarios para atender a las nuevas ocupaciones de la agricultura y la ganadería, se establecen en las comunidades cada vez más numerosas y surgen poblados con los que comienzan los esquemas que llevarían a una sociedad urbana. Las asociaciones se complican, aparecen oficios diferenciados y se ponen las bases de la estructuración social en función de la capacidad y de la importancia del oficio que se ejerce. Surgen líderes capaces de regular y coordinar a los demás en el trabajo o en la defensa de los bienes acumulados, frente a peligros exteriores. Progresan rápidamente las técnicas y el utillaje para atender a las nuevas ocupaciones. Por otra parte el hombre dispondrá de ratos de ocio que le permitirán profundizar en sus ideas y desarrollar su espiritualidad.

    Por lo que podemos ver, el hombre neolítico no tiene grandes diferencias con el hombre de los Millares, tan sólo la práctica de la metalurgia, (Cobre) lo que impulsó y diferenció el desarrolló de esta cultura, por lo demás es todo lo mismo, el hombre de los Millares tenía como principal actividad económica la agricultura (trigo, cebada, lino…) en torno a la cual giraba la vida del poblado. También la ganadería (ovejas, cerdos, cabras…) y la caza (ciervos, gamos, jabalíes…) desempeñan un papel importante. La mayoría de las viviendas se encontraban próximas a las de cuatro a siete metros de diámetro, con zócalos de piedra de mampostería y cubierta probablemente por vegetal. Huellas de hogares, cerámicas domésticas y molinos de mano son los restos más conocidos de esta vivienda.

    Respecto a la religión, los hombres de los Millares tenían una serie de ídolos cuya forma simple de cruz de malta parece representar a un personaje con las manos enlazadas, también tenían los llamados ídolos-cilindros que suponen una intención de obtener de algún modo el aspecto de corporeidad de la figura humana que se refleja, a la vez, en los ídolos formados por huesos. Abundan los ídolos de piedra, hueso, marfil, muchos de los cuales presentan la figura y caracteres femeninos. Otros ídolos tienen los llamados “ojos-soles” y motivos geométricos como los de la cerámica simbólica.

    Como podemos ver el pueblo de Millares era grande en todos sus campos, incluso en el emplazamiento, puesto que permitía un refugio natural.

    Por el norte del pueblo podemos distinguir un conjunto de alineaciones montañosas paralelas, y en el otro lado podemos observar el valle del río Andarax. Respecto a las sierras, distinguimos la sierra de Gérgal, desprendida de la de los Filabres, cuyas cuestas abruptas cortan el horizonte. A la izquierda de las sierras citadas se abre el paso la rambla de Gérgal, Que se une al río Andarax al oeste de Santa Fe. Hacia el este la sierra de Tabernas desciende suavemente y por una línea montañosa baja, va Sierra Alhamilla.

    Este emplazamiento no está elegido al azar, sino por su valor estratégico. Es defendido naturalmente por dos de sus lados, a las orillas de un río, entonces navegable, cerca de minas de cobre de la sierra de Gádor y con un medio físico menos árido que el actual, con campos fértiles para el cultivo y abundante caza.En cuanto a la necrópolis, estaba fuera del poblado y consta de más de cien tumbas colectivas en las que se enterraba a los miembros de un mismo clan con sus ajuares personales (armas, herramientas, adornos, cerámica simbólica, ídolos…). Hay diversas tumbas que quedaron englobadas en los poblados al construirse las diversas murallas. El resto de “tholos” consta de un atrio destinado a la celebración de rituales funerarios, un corredor con lajas de piedra perforadas y nichos laterales para los enterramientos infantiles y una cámara sepulcral colectiva en forma circular y cubierta con una falsa cúpula.

    La antigüedad de ciertas culturas neolíticas de Europa, del Sahara, o de otros sitios hacen pensar cada vez más en una multiplicidad de focos de aparición de los nuevos modos económicos y sociales (ya sabemos que la cultura de los Millares tan sólo se diferenciaba del Neolítico en la aparición de la metalurgia).

    Más concretamente, para nuestra zona, se admite que la neolización es un fenómeno importado, traído por gente que modelaban una característica cerámica impresa, llamada cardial, que se decoraba por la impresión en el barro tierno el borde o el fondo de una concha cardium. Procedían del mediterráneo oriental por un camino costero que enlaza Grecia, Italia y la costa Catalano-levantina, sin descartar otras posibles vías.

    Varios factores han invitado a pensar en su posible origen autóctono por las condiciones tan idóneas para la agricultura. Claro que hay que tener en cuenta otros fenómenos como la continuidad de la región mediterránea o la posible presencia de un Neolítico cerámico

    Hoy día se baraja la posibilidad de que el origen de los Millares fuera una mezcla entre lo autóctono y la llegada de otros pueblos.

    4.2. DE LA EDAD DE BRONCE A LA EDAD DE HIERRO

    El Bronce final y el Hierro antiguo en la península Ibérica se conciben como etapas durante las cuales las diferentes comunidades peninsulares mantienen intercambios a largas distancias con distintas regiones. En este marco se desarrolla la transformación de las sociedades del Bronce pleno en formaciones socioeconómicas con nuevas características. A estas sociedades se las tiende a catalogar en un estadio evolutivo más avanzado, considerado cada vez más próximo a la civilización, a la historia, o a un nivel de complejidad más cercano a la idea de lo que son las sociedades actuales.

    Las bases cronológicas sobre las que se asientan las periodizaciones, las dataciones de carbono 14 sin calibrar y las fechas más o menos precisas en términos absolutos de los objetos importados desde el Mediterráneo oriental, que llegan a la Península con asiduidad desde este período, muestran en gran medida contradicciones, las cuales restan valor, como referentes temporales, a las secuencias normalmente admitidas.

    En la primera Edad del Hierro resultan evidentes los contactos que algunas sociedades peninsulares establecieron con otras sociedades mediterráneas. Son sobre todo los fenicios, establecidos en núcleos costeros del sur peninsular, los que gestionaron directamente, los intercambios. Con su presencia potenciaron la importación de objetos de lujo de origen oriental e introdujeron modas y estilos ornamentales con una iconografía que imitaba las formas artísticas egipcias, asirias y sirio-palestinas, que fueron copiadas en los talleres locales.

    En torno al año 800 a.C. se sitúa el inicio de la Edad de Hierro en la Península Ibérica, coincidiendo con el establecimiento de los núcleos fenicios en las costas del litoral meridional de Málaga y Granada, en cuyos talleres se fabricaron cerámicas a torno y manufacturas de hierro desde los primeros momentos. En las regiones interiores del sur y sudeste peninsular, se inicia la importación de vajillas fenicias y se organiza la producción, en función de los intercambios mediatizados por los fenicios.

    Es en este sentido en el que se inicia la fundición de hierro metálico en talleres del Sudeste.

    La presencia de productos de hierro entre los objetos que forman parte de las relaciones de intercambio en los ámbitos atlánticos señala que su uso empieza a ser habitual.

    Los productos de hierro se generalizan por toda la Península en el siglo VII a.C. Sin embargo, la producción metalúrgica siguió fundamentada en el bronce y sólo algunas armas y adornos son de hierro. Hasta el siglo VI a.C. los talleres autóctonos no adoptaron los procesos de trabajo del hierro, sobre todo los posteriores a la fundición. En ese momento existían las condiciones político-económicas necesarias para que la metalurgia del hierro se desarrollara a gran escala, y para que se fabricaran instrumentos de trabajo destinados a los trabajos agrícolas y artesanales. La adopción de las técnicas de manufacturación a torno y de cocción oxidante regular también se inicia en el siglo VIII a.C., en el sur peninsular, donde durante el siglo VII a.C. las cerámicas a torno van desplazando los productos fabricados a mano, para luego generalizarse en el resto de la Península.

    4.2.1 El mito de Tartessos y las sociedades meridionales.

    Las reiteradas referencias a Tartessos en las fuentes escritas han contribuido a mantener una de las principales hipótesis en que se basa la tradición humanista grecolatina, por lo que respecta a la península Ibérica. Tras el éxito de H.Schliemann en la búsqueda de Troya y Micenas apoyándose en los poemas homéricos, A.Schulten, a principios de siglo, contando con las referencias geográficas de las fuentes antiguas, fracasó en su búsqueda por Andalucía occidental de una ciudad a la que llamar Tartessos. Luego se desarrolló la idea de que las referencias a Tartessos reflejaban la existencia de una sociedad aristocrática, enriquecida con el comercio de la plata, gobernada por una dinastía real y que había creado sus propias tradiciones mitológicas. Esta concepción, con más o menos matices, se ha mantenido hasta la actualidad, incorporando desde los año setenta las interpretaciones que han reconocido el mito de las evidencias arqueológicas de las sociedades del Bronce final y el Hierro antiguo de la Andalucía occidental.

    Tartessos: historia de una leyenda.

    La referencia más extensa sobre Tartessos procede de la Ora Maritima de Avieno, escrita en el siglo IV de nuestra era, aunque se supone que contiene fuentes más antiguas. En el relato se describe la topografía de la ciudad de Tartessos, ubicada en una isla del río homónimo y que se identifica con Gadir, la ciudad fenicio-púnica de Cádiz.

    En los relatos míticos grecolatinos, Tartessos aparece relacionada con los trabajos de Hércules, que lucharía contra Gerión para apoderarse de su rebaño de bueyes en algún lugar relacionado con el territorio tartésico. Cuando concluyó sus doce trabajos, Hércules habría erigido las dos columnas que señalaban el extremo del mundo, identificadas como los peñones que flanquean el estrecho de Gibraltar. En textos de los siglos II y III d.C. Norax, un sucesor de Gerión, aparece colonizando Cerdeña. La identificación de los personajes citados como reyes se enmarca en una perspectiva que concibe la existencia de una monarquía tartésica de tipo oriental.

    La búsqueda romántica de Tartessos.

    Schulten excavó numerosos yacimientos sin llegar a identificar Tartessos, pero se ha mantenido la idea romántica de que en los textos escritos se encontraba la certidumbre de una realidad del pasado, de una ciudad o un reino que podrían sintetizar la esencia de una civilización desaparecida. Así, aún sigue debatiéndose si el núcleo de Tartessos era el bajo Guadalquivir, Huelva e incluso Cartagena. En otro sentido, se admite que aun cuando resulta imposible ubicar Tartessos como ciudad, podría corresponder a la sociedad del Bronce final-Hierro antiguo del mar peninsular. La cultura tartésica se define en las mediaciones arqueológicas de Andalucía occidental, cuya riqueza material, con un gran desarrollo de la metalurgia de la plata, está bien constatada, y cuya clase dominante era una aristocracia poseedora de objetos de lujo. Todo ello se correspondería con lo que los textos escritos greco-latinos habían recogido en forma de mitos y de relatos legendarios.

    Estatuilla de alabastro de origen sirio-fenicio que representa a la diosa de la Fertilidad sentada en un trono flanqueado por dos esfinges y conocida como Dama de Galera, Granada (Museo Arqueológico Nacional, Madrid).

    Es un vaso ritual de interior hueco, que dispone de un orificio de entrada del líquido en la cabeza y otros de salida en los pechos con un recipiente para recogerlo frente a ellos que la diosa sostiene mediante ambas manos.

    La producción orientada al intercambio.

    Durante todo el desarrollo de las sociedades meridionales de la transición a la Edad del Hierro, la actividad económica estuvo enmarcada en las relaciones de intercambio. Esta orientación se mantendría gracias a la existencia de un poder instituido, que permitía un control sobre la población, la producción y las vías de comunicación. El fundamento de ese control político-económico debe buscarse en los grupos dominantes de las comunidades tartésicas, las aristocracias que se beneficiaban de los excedentes, gestionaban la economía y disfrutaban de los bienes importados adquiridos en los intercambios.

    Durante el Bronde final se manufacturaron armas de bronce en cantidades importantes, según indican los moldes de fundición hallados en algunos talleres (Peña Negra de Crevillente).

    En Huelva y Jaén la producción minerometalúrgica muestra una cierta orientación hacia la obtención de plata. Desde finales del siglo IX a.C., antes de la presencia de importaciones fenicias, y hasta principios del siglo VI a.C., existen poblados o barrios metalúrgicos relacionados con la explotación minera y con la transformación de la plata de Riotinto y de Sierra Morena. La plata se beneficiaba, casi con seguridad, mediante el procedimiento de la copelación, que implicaba una captación inicial de la plata que contiene el mineral gracias a la adición de plomo, para posteriormente separar la plata del plomo añadiendo una copela (mezcla de cal y hueso), lo cual implica un alto dominio de la tecnología metalúrgica.

    Los metales, básicamente plata y cobre, permitieron mantener el comercio en los circuitos mediterráneos. El comercio mediterráneo permitía la llegada al sur peninsular de objetos de lujo de origen oriental, entre los cuales destacan las vajillas griegas de época geométrica y arcaica.

    El inicio de una actividad minerometalúrgica, relacionada con la explotación de los minerales de hierro, está atestiguado en El Castellar de Librilla (Murcia). Se registró un horno de fundición de hierro metálico, donde se procesaban minerales locales y cuyo funcionamiento empezaría en el siglo VIII a.C. Se trata de una producción destinada a intercambios, probablemente dependientes de los núcleos fenicios, entre los que el hierro se utilizaba como materia prima para fabricar manufacturas y como metal de exportación.

    Diferencias sociales y ajuares.

    A pesar de la variabilidad morfológica, las diferencias sociales se ponen de manifiesto en las diferencias de los ajuares. Muestran una gran distancia entre los enterramientos correspondientes a los grupos dominantes y las demás sepulturas. Los ajuares incluyen brazaletes, fíbulas de doble resorte y broches de cinturón de bronce, cuchillos y collares de hierro, botellas de alabastro y recipientes de barniz rojo. Más excepcionales son los ajuares de algunas tumbas del Guadalquivir y Huelva, que incluyen muebles y objetos de tocador de marfil, grabados con temas orientalizantes, escarabeos, huevos de avestruz decorados, jarros y recipientes de bronce y joyas de oro o de plata. Algunos enterramientos muestran un carácter singular como los de la necrópolis de La Joya (Huelva), donde en dos tumbas de inhumación los ajuares incluyen sendos carros, con refuerzos metálicos, aparentemente similares a los representados en las estelas grabadas, junto a otros objetos de bronce, marfil y cerámica.

    La orfebrería también permite reconocer la existencia de una acumulación de riqueza. El tesoro hallado en El Carambolo (Sevilla), formado por 21 piezas de oro (collar, pectorales, brazaletes, y elementos de una diadema y un cinturón) se interpreta como el atavío ceremonial de algún alto dignatario o de un rey.

    En el sudoeste de la Meseta también hay tumbas de inhumación relacionadas con enterramientos de la clase dirigente del Hierro antiguo.

    4.2.2. Los grupos del nordeste: Indoeuropeos.

    Lo que se conoce en la actualidad del Bronce final-Hierro antiguo en el nordeste peninsular ha sido sucesivamente sistematizado atendiendo a los esquemas cronológicos elaborados sobre todo en Europa central y en Francia. Así se ha hablado de culturas hallstátticas, de cultura de los campos de urnas, o del Bronce final I, II y III.

    La cronología inicial de este período había oscilado entre el siglo X a.C. y el siglo VIII a.C. En esta perspectiva, los grupos de la cultura de los campos de urnas se mantendrían dentro de su tradición hasta incorporarse a la cultura ibérica a raíz de las relaciones con los fenicios y los griegos.

    El mito Indoeuropeo.

    La idea de una penetración indoeuropea en la Península se ha mantenido bajo el convencimiento de que hubo ciertos grupos que hablaban y escribían lenguas indoeuropeas, cuando se produjo la conquista militar romana. Se trata de una presunción próxima al mito arqueológico. La búsqueda de un foco originario de pueblos indoeuropeos en Europa central y oriental sigue siendo uno de los temas arqueológicos que más tinta hacen correr.

    La especulación sobre la migración indoeuropea siempre ha buscado apoyo en los cambios de la cultura material. Los elementos identificados como rasgos indoeuropeos han sido muy diversos y contradictorios; con el aumento de la información arqueológica, la variaciones sufridas ante el fracaso de estos argumentos han sido también numerosas. La incineración, como innovación del ritual funerario, constituye uno de los rasgos que más se han relacionado con una religión indoeuropea. Sin embargo en la actualidad se habla de influencias coloniales semitas para su práctica en el sur peninsular. Otro rasgo, considerado típico, han sido las casas de plantas rectangulares con varias estancias y banco corrido, unidas entre sí por paredes medianeras, pero éstas también se encuentran en el Bronce final del sur, donde ya nadie se atreve a buscar raíces indoeuropeas.

    En definitiva, aunque en general, sigue hablándose de la entrada de poblaciones transpirenaicas, cada vez son menos los fundamentos arqueológicos que apoyan una situación de ruptura y una presencia de rasgos culturales. Como colofón, cabe decir que en la región donde supuestamente se dejaron sentir con mayor intensidad las influencias indoeuropeas, el Nordeste y el valle del Ebro, cuando se utiliza por primera vez la escritura (en la segunda Edad del Hierro), no será una lengua indoeuropea la que se utilizará, sino una lengua autóctona, el ibérico.

    Patrones de asentamiento y organización de los poblados.

    Los emplazamientos de los poblados de la cuenca del Ebro se sitúan en los cerros que emergen en las llanuras aluviales, muchas veces ocupados ya en etapas anteriores. En estos casos se observa que se efectúan reestructuraciones de los asentamientos, de acuerdo con una planificación que permite la construcción de barrios de casas con paredes medianeras, en torno a un espacio o calle central. En general se detecta un incremento en el número de asentamientos que normalmente son de reducida extensión.

    Las normas funerarias y la estratificación social.

    Las prácticas funerarias en el Nordeste siguen las pautas de las necrópolis de incineración generalizadas por toda Europa, pero la inhumación, colectiva o individualizada, se mantuvo, no sólo en zonas periféricas y montañosas, en tumbas megalíticas y cuevas sepulcrales, sino también en sepulcros tumulares de las tierras bajas del Ebro.

    Se distinguen varios tipos de necrópolis de incineración: unas constituyen grandes conjuntos con varios cientos de enterramientos o diferentes conjuntos de tumbas tumulares que forman grupos diferenciados en las cercanías del asentamiento, mientras en otros casos se trata de pequeños grupos con algunos enterramientos. Estas necrópolis representan diferentes grupos sociales, bien pertenecientes a pequeñas comunidades que ocupan un asentamiento, bien a diferentes unidades sociales que conviven en el mismo poblado.

    Actividades económicas de los grupos del nordeste.

    La agricultura documentada en yacimientos del Nordeste, corresponde, casi con seguridad, a sistemas de cultivos basados en la alternancia de cereales y leguminosas, aunque en las llanuras aluviales pudo desarrollarse una agricultura extensiva de secano, complementada con el pastoreo de ovejas y cabras. En los poblados se almacenaban cereales (trigo, cebada, mijo), leguminosas (habas) y semillas oleaginosas, pero también bellotas, que demuestran la práctica de la recolección.

    En los poblados del alto Ebro, los estudios faunísticos indican la existencia de una ganadería de ovicápridos, destinada al consumo de carne, que aprovecharía los barbechos para pastos, y que pudo mantenerse en régimen de trashumancia en los prados de los rebordes montañosos, mientras que el ganado vacuno se destinaba en principio, al trabajo, al tiro y a la obtención de productos secundarios como la leche.

    4.2.3. La primera Edad del Hiero en la Meseta.

    En las regiones occidentales de la Meseta norte se ha reconocido un grupo cultural diferenciado, la cultura del Soto de Medinilla, denominada así a partir de un poblado de Valladolid. Abarca las llanuras y cuencas aluviales al norte del río Duero, en Burgos, Valladolid, Palencia, León y Zamora, incluso en las comarcas al oeste del río Esla, que en la segunda Edad del Hierro se desvincularon de la dinámica del resto de la Meseta norte y se define a partir de su cerámica y de su arquitectura características. La arquitectura se caracteriza por la construcción con adobe, tapial y madera. La estratigrafía del Soto de Medinilla permitió a Palol y Wattemberg diferenciar dos fases, que abarcarían los períodos correspondientes al Bronce final y al Hierro antiguo.

    En la Meseta oriental se ha observado la existencia de una cultura castraña a partir de las escavaciones de un conjunto de poblados fortificados en las tierras altas de Soria y Guadalajara. Son pequeños asentamientos defendidos por murallas, fosos, torreones y campos de piedras hincadas. Su ocupación se inició en el Bronce final y se mantuvo durante toda la primera Edad del Hierro.

    La cultura Talayótica.

    En Mallorca y Menorca, durante el periodo denominado talayótico, se observa un considerable incremento demográfico y un notable desarrollo cultural. En Mallorca, los monumentos escalonados, con habitaciones en la parte superior y los talayots macizos, con corredor transversal, presentan indicios de abandono o reestructuración en torno al año 1000 a.C. y constituyen los precedentes de los talayots clásicos del primer milenio a.C. En este momento se produce una reestructuración general de las pautas de asentamiento, ahora más heterogéneas (poblados amurallados, con torres dispuestas en el centro o a lo largo de las murallas, talayots aislados utilizados como torres de vigía, y lugares de habitación dispersos, tanto en abrigos como al aire libre).

    El término talayótico, que traspasa toda la prehistoria de las dos islas mayores del archipiélado Balear (Mallorca y Menorca) se acuña a partir de la construcción más visible y popular del conjunto de edificaciones prehistóricas características de estas islas: las torres o atalayas. El mero hecho de la apariencia de un tipo de edificio turriforme y de unas técnicas constructivas megalíticas ha permitido caracterizar todo lo anterior a ellas como un período pretalayótico, y lo posterior como un periodo postalayótico. La secuencia prehistórica mallorquina ha quedado así estructurada siguiendo el sistema de las tres edades. El segundo período, el talayótico, es considerado como el período de máximo esplendor, en el que proliferan los talayots aislados o bien formando parte de poblados amurallados.

    5. BIBLIOGRAFÍA.

    - Enciclopedia de Historia de España.

    Tomo 1: Prehistoria y Edad Antigua.

    Editorial: Instituto Gallach.

    - Gran Atlas España.

    Editorial: Aguilar “El País”.

    - Atlas de Geografía e Historia.

    Editorial: Círculo de lectores.

    - Enciclopedia Universal Salvat.




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