Sociología y Trabajo Social


Modernización reflexiva; Ulrich Beck, Scott Lash y Anthony Giddens


INTRODUCCIÓN PREVIA

Modernización reflexiva. Política, tradición y estética en el orden social moderno es un libro compuesto por tres grandes sociólogos, que son: Ulrich Beck, Scott Lash y Anthony Giddens.

Ulrich Beck es un sociólogo alemán, profesor de sociología de la universidad de Munich, que formuló el concepto de sociedad y riesgo, que intenta describir la nueva modernidad, es decir, la estructura social en transformación que caracteriza al capitalismo tardío. Tiene actualmente 56 años y es consejero informal del canciller alemán Gerhard Schröder.

Los libros más importantes de Beck son: El riesgo de la sociedad (1985), La reinvención de la política (1996) y Democracia sin enemigos (1998).

Scott Lash nació en Chicago, enfermo. Comenzó su carrera de enseñanza como conferenciante en la universidad de Lancaster, allí se convirtió en profesor en el año 1993. Su investigación empírica en años recientes se ha referido a la biografía de productos culturales globales y de los nuevos medios en Londres. Lash se ha interesado en la investigación de la sociedad de información, los medios globales, la filosofía continental, la tecnología y la cultura y el problema de “flujos”.

Los libros más importantes escritos por dicho autor son: El final del capitalismo organizado (1987), Max Weber, Racionalidad y Modernidad (1987), Sociología del Postmodernismo (1990), Modernidad e Identidad (1992), Economías de muestras y del espacio (1994), Modernización reflexiva (1994), Modernizaciones globales (1994), Riesgo, Medio Ambiente y Modernidad (1995), Destradicionalización (1996), Tiempo y valor (1998), Otra modernidad, una diferente racionalidad (1999).

Giddens nació en el Reino Unido el 18 de Enero de 1938 en una familia de clase media baja en el norte de Londres, y fue el primer miembro de su familia en ir a la Universidad. Actualmente está casado y tiene dos hijos. Sus estudios de filosofía los realizó en la Universidad de Hull y en la London School of Economics -que dirige desde 1997-, cuando eran focos de la ultraizquierda en la década del `60. En 1976 fue admitido como profesor en Cambridge, pero durante sus 15 años allí fue nueve veces rechazado para una promoción. Algunos lo atribuyen a su imagen humilde.

Es autor de 31 libros y más de 200 artículos publicados en 29 idiomas. Su penúltima obra, Un mundo desbocado, fue lanzada en la Argentina en el 2000. Más allá de popularizar la idea de la tercera vía, Giddens ha desarrollado la teoría de la “estructuración”, que consiste en comprender la relación entre los individuos y las condiciones que los rodean. “Deberíamos ver a la sociedad como una serie de actividades y prácticas que la gente lleva a cabo, pero que al mismo tiempo reproducen a grandes instituciones”, señala.

Entre los libros más recientes escritos por el autor destacan: “Un mundo desbocado”, que fue lanzado al mercado el año 2000; “Modernidad e identidad del yo”; “La transformación de la identidad”; ”sociología”; ”Más allá de la izquierda y la derecha”; “In defense of Sociology” ;“La tercera Via: la renovación de la socialdemocracia” y “On de Edge” que ha sido su último libro.

La idea de este libro fue sugerida originalmente por Úlrich Beck. Durante algún tiempo, Scott Lash dio clases en Alemania, y Lash y Beck dieron se dieron cuenta de que en sus obras había líneas comunes. Giddens y Beck solo alcanzaron un conocimiento adecuado de sus escritos respectivos en una etapa posterior.

Sin embargo, una vez que llegó a establecerse este intercambio en tres direcciones, surgieron unas cuantas convergencias sorprendentes entre lo que, en un principio, habían sigo obras independientes. Estas se centran en torno a los siguientes temas dominantes: la reflexividad, la noción de descentralización, la preocupación por cuestiones ecológicas y el concepto de medio ambiente. Del análisis de estas cuestiones se derivan consecuencias políticas prácticas.

CONTENIDO DEL LIBRO

¿Que significa la modernización reflexiva?

Tal y como se plantea la modernización reflexiva esta es un cambio de la sociedad industrial que se produce de forma subrepticia y no planeada, a remolque de la modernización normal, de modo automatizado, y dentro de un orden político y económico intacto. Todo esto implica lo siguiente: una radicalización de la modernidad que quiebra las premisas y contornos de la sociedad industrial y que abre vías a una modernidad distinta.

La modernización reflexiva significa también un cambio de la sociedad industrial de forma cautelosa y no planeada, dentro de un orden político y económico intacto. Los marxistas y funcionalistas dicen que una sociedad nueva sustituirá a la antigua sin que exista una revolución.

La nueva sociedad no nace siempre con dolor, no es el aumento de la pobreza sino la creciente riqueza la que produce un cambio axial en los tipos de problemas dentro del ámbito de relevancia y la cualidad de la política.

La modernización social por tanto, puede distinguirse analíticamente de las categorías convencionales de cambio social.

Autocrítica de la sociedad del riesgo

La causa de la obsolencia de la sociedad industrial es la aparición de la sociedad del riesgo. Este concepto desigua una fase de desarrollo de la sociedad moderna en la que los riesgos sociales, políticos, económicos e individuales tienden cada vez más a escapar a las instituciones de control y protección de la sociedad industrial. En este contexto existen dos fases:

La primera de ella en la que las auto amenazas son producidas de forma sistemática, pero no se convierten en tema de debate público o en el centro de conflictos políticos.

La segunda surge una situación distinta, surge una situación completamente distinta cuando los peligros de la sociedad industrial comienzan a dominar los debates y conflictos públicos, políticos y privados.

Reflexión y reflexividad

Teniendo en cuenta las dos fases anteriores es necesario introducir una diferenciación en el concepto de modernización reflexiva para evitar errores de interpretación. Reflexión en este caso significa auto confrontación.

La sociedad del riesgo no es una opción que se puede elegir o rechazar en el curso de diputas políticas. Surge como continuación de procesos de modernización autonomizados que son ciegos y sordos a sus propios efectos y amenazas. Con el surgimiento de la sociedad del riesgo, los conflictos y la distribución de los males se superponen a los conflictos _ la distribución de los bienes.

En el contexto de la teoría social y el diagnóstico cultural, el concepto de sociedad del riesgo designa una fase de la modernidad en el que las amenazas que ha ido produciendo el desarrollo de la sociedad industrial empiezan a predominar.

El retorno de la incertidumbre

La crisis ecológica actual ya no se presenta como una profunda crisis institucional de la propia sociedad industrial.

La categoría de riesgo representa un tipo de pensamiento y acción social que no fue percibida en absoluto por Max Weber.

En cuestiones de riesgo nadie es experto y a la vez todos somos expertos puesto que ellos son quienes dan por supuesto lo que se supone que tienen que hacer posible y producir. Esto quiere decir que los riesgos suponen decisiones y también las liberan.

Subpolítica: el retorno de los individuos a la sociedad.

Individualización no significa aislamiento, soledad, desconexión..etc, sino que significa en primer lugar el proceso de desvinculación y en segundo lugar, el proceso de revinculación a nuevas formas de vida de la sociedad industrial en sustitución de las antiguas.

La industrialización no está basada en la libre decisión de los individuos. La individualización es una compulsión, pero una compulsión a fabricar y a auto diseñar.

La política y la subpolítica

Los individuos son construidos mediante una compleja interacción discursiva. Por el contrario, los programas y instituciones se están haciendo dependientes de los individuos.

En estos momentos estamos presenciando el surgimiento de un mundo nuevo, un mundo que es muy desorganizado y lleno de conflictos, juegos de poder, instrumentos y ámbitos que pertenecen a dos épocas distintas, una es la modernidad inequívoca y otra es la modernidad ambivalente.

En este mundo doble la política penetra y se manifiesta mucho más allá de las responsabilidades y jerarquías formales. Esto es malinterpretado por los que identifican política y estado.

El término subpolítico, por otra parte, significa configurar la sociedad desde abajo. Visto desde arriba, la consecuencia que tiene es la pérdida de la capacidad implementativa.

Vías a la nueva modernidad

Como causa del cese de la guerra fría llegó el renacimiento político de Europa. La Ilustración es la excepción en la que aquellos que han vencido ganan a través de su derrota.

El fatalismo optimista y el pesimista están de acuerdo únicamente en un punto: solo hay una forma de modernidad; la de la sociedad industrial.

De la lectura de una parte del libro podemos interpretar que en el mundo social nos enfrentamos a un periodo de transición evidente.

La nueva agenda de la ciencia social concierne a dos ámbitos de transformación directamente relacionados. Cada uno corresponde a procesos de cambio que, aunque tienen sus orígenes en el primer desarrollo de la modernidad, se han hecho particularmente agudos en la era actual.

Por un lado, encontramos la difusión extensional de las instituciones modernas, generalizada por medio de procesos globalizadores. Por otro lado, existen procesos de cambio intencional, a los que podemos referirnos como radicalización de la modernidad.

Ante la distinción existente entre política oficial y subpolítica surge otra división que aparece a través de las ya mencionadas, que son, la política dirigida por reglas y política modificadora de reglas.

El primer tipo de política, es creativo y conformista, pero opera dentro del sistema de reglas de la sociedad del estado industrial y de bienestar de la nación. La política modificadora de reglas, tiene por objeto la política de la política, en el sentido de modificar las propias reglas del sujeto.

Inventar lo político, quiere decir una política creativa y auto creativa que no cultive ni renueve las antiguas hostilidades, ni derive de ellas sus instrumentos de poder y los identifique; en lugar de ello se trata de que la política diseñe y forje nuevos contenidos, nuevas formas y nuevas alianzas.

Debido a esta necesidad de cambiar lo político, el estado moderno se encuentra en una etapa de metamorfosis, debido a que por un lado se está extinguiendo, pero por otro lado es más urgente que nunca dicho cambio.

Guardianes y expertos

Weber estaba muy atraído por el conocimiento experto en las sociedades modernas.

Bajo la autoridad tradicional, este trata básicamente a los gobernantes. Esta autoridad se caracteriza por ser aquella en la que los señores designan según sus formas tradicionales y son obedecidos por su status tradicional. Se genera, por tanto, una confianza, gracias también la lealtad personal.

Este señor que tiene poder es conocido por Weber como “señor personal, que tiene libertad para hacer todo aquello que desea.

En este apartado también vemos el término racional-legal, en el que la institución esencial de la autoridad es la organización burocrática, puesto que la disciplina y el control son básicos en la conducta de los funcionarios.

La autoridad de los guardianes, por otra parte, frente a los expertos es semejante al patronalismo y la burocracia, en donde Weber ve al mundo atrapado por la dominación burocrática.

La institución esencial de la autoridad, es la organización burocrática puesto que la disciplina y el control son básicos en la conducta de los funcionarios.

Finalmente se define al experto como cualquier individuo que puede reivindicar las capacidades o tipos de conocimiento.

Sabiduría y conocimiento experto

No sólo existen diversos tipos de comunicación, sino que también existen conflictos.

Las discusiones siempre han existido ya que los expertos ofrecen un conocimiento universal y a menudo mantienen diferentes opiniones entre ellos porque provienen de diferentes escuelas de pensamiento aunque se dice que estos desacuerdos son vitales para su desarrollo.

Popper, afirma que “todo está abierto a la duda” y, por tanto, el pluralismo ofrece una diversidad cultural.

Las cultura tradicional no consta de autoridades definitivas pero si que sigue siendo importante para la vida cotidiana.

“La ciencia se construye sobre arenas movedizas”, esta metáfora de Popper se puede aplicar no solo a la investigación científica, sino también a la vida cotidiana. Así la ciencia debe ser considerada como problemática a partir de sus propias premisas.

En la vida social moderna todos los expertos son especialistas pero no existe un único camino hacia la especialización, ya que esta va determinada por la división del trabajo.

La naturaleza problemática de la confianza en las condiciones sociales modernas es especialmente significativa en los sistemas abstractos, aunque la falta de confianza tiene una mayor implicación. Por ejemplo la desconfianza de un gobierno en un banco puede provocar grandes y graves consecuencias en la sociedad.

Tradición en la modernidad

En este apartado podemos deducir que la modernidad destruye la tradición.

La nación estado y la empresa capitalista eran agentes de poder en los que el desarrollo garantizaba una integración social mediante el espacio y el tiempo. La reflexividad institucional se convirtió en el principal enemigo de la tradición. “La tradición es el propio medio de la realidad del pasado”. Así, existe a menudo, una relación entre modernidad y la tradición.

Globalización y racionamiento de la tradición

La alteración del equilibrio del tradicionalismo ha dado lugar a la globalización.

La primera fase de globalización se dio en Occidente por donde se extendió rápidamente.

El mundo de la sociedad tradicional, es un conjunto de sociedades pluralistas, en cambio, la sociedad postradicional es bastante distinta, pues no puede adoptar la forma de centros separados.

Se crean diferencias entre los valores de la sociedad y para esto las personas recurren a la incorporación de la tradición, el discurso o diálogo y la coerción a la violencia.

La modernización pues, supone una creciente individualización, aumentando así también la libertad de los individuos. Son las estructuras, información y comunicación las que mantienen el espíritu reflexivo de la sociedad.

Estética, étnia, étnicidad

Esta teoría de la modernidad reflexiva o cualquier teoría de la reflexividad es reflexiva en la medida en que se refiere a la mediación de la experiencia cotidiana, sea esta mediación conceptual o mimética.

La reflexividad estética, bien la de las formas culturales, bien la de los individuos que experimentan, no es conceptual sino mimética. Es reflexiva en la medida que opera míméticamente sobre la experiencia cotidiana; se hace crítica solo cuando su punto de referencia mimético deviene “sistema”. Lo mismo puede decirse de la reflexividad cognitiva; la de Habermas, por ejemplo es una teoría crítica.

Bauman a diferencia de Beck y de Giddens, no pudo ver otra modernidad; para él, su otra modernidad estaba más cercana al modernismo estético y discurriría paralela a su equivalente cartesiano y utilitario. La cultura de la alteridad de Bauman es, por un parte, la crítica mimética de la alta modernidad ilustrada. En lugar de lo estético, en lugar de la inseguridad como mimesis disruptiva, en lugar de la fortuna o la ambivalencia para él está el judío. El judío, como el “extraño” de Simmel, es el visitante que “llega hoy y se queda mañana”.

El proyecto de Bauman es, en último término, un proyecto ético. La idea del proyecto es construir un ética estetizada y entenderla en término de etnicidad.

El yo o el nosotros

Algunos de estos sociólogos ( Beck, Giddens, Lash), filósofos de la alegoría comparan esta inversión de sujeto y objeto, de universal y particular relacionada con la reflexividad estética, con otro conjunto de fenómenos en el contexto de prácticas más directamente sociales.

Los que está indicando Lash en esta parte es un déficit sustancial de cualquier tipo de noción convincente de comunidad o del “nosotros”, en estos análisis. Y para entender los nacionalismos actuales, bárbaros aunque fragmentados, por no mencionar otros tipos de éticas de la praxis contemporáneas, sin duda se refiere a algún tipo de pensamiento fundamental sobre el nosotros.

También sostiene Lash que una ignorancia de los significados compartidos, una imposibilidad sistemática del “nosotros”, es sistemáticamente inherente al pensamiento alegórico. Sostengo, dice Lash, que analistas en la tradición de la alegoría, de Nietzsche, a Benjamín y Adorno, a Derriba, Rorty y Bauman, presumen un individualismo estético: no un individualismo de un yo controlador, sino el individualismo de un deseo heterogéneo, contingente, que en sí mismo difícilmente conduce a la comunidad.

Lash dice que para poder tener acceso al “nosotros”, a la comunidad no debemos deconstruir, sino interpretar hermenéuticamente y evitar de este modo las categorías de agencia y estructura, de sujeto y objeto, de control frente a contingencia y de lo conceptual frente a lo mimético.

Por otra parte lo que quizá sea necesario para cualquier tipo de grupo de comunidad, del “yo” no es ninguna clase de hermenéutica de la sospecha sino una hermenéutica de la recuperación ( esta intentará dar a luz los fundamentos ontológicos del ser en el mundo comunitario.

Esta también intentará señalar un conjunto de bienes sustantivos como la base de cualquier tipo de ética comunal.

No se encontrará, en sospecha fáustica, crónicamente al acecho de significados sino que mirará de bajo de ese significado para acceder a los significados compartidos que son las condiciones de existencia, es más que son la misma existencia del “nosotros”..

De la subjetividad a la comunidad

Un intento actual particularmente fructífero de entender la comunidad y la colectividad se encuentra en la literatura de los estudios culturales.

En esta literatura se han encontrado los instrumentos precisos para analizar: la importancia de la clase social, los factores culturales,( en comparación con los sociales) y la mayor importancia del ocio en comparación con la esfera de la producción. Los estudios culturales se han ocupado cada vez en mayor medida de los medios de comunicación y se ha sostenido que lo importante no es la producción cultural, sino el consumo cultural.

Los consumidores culturales, con colectividades de prácticas básicas compartidas, significados compartidos, actividades rutinarias compartidas implicadas en la consecución de significado.

El modelo de los estudios culturales parecía excluir esto, podemos decir también que éste se parece al modelo de la economía neoclásica, con “productores” y consumidores abstraídos de las prácticas compartidas e integradas y que en vez de ello actúan como individuos que eligen racionalmente con tablas de preferencia, con productos culturales con los que elegir en el mercado. Todo esto tiene enormes implicaciones respectos a los cambios en las formas de comunidad e identidad colectiva.

Habitus, habiter, hábitos

¿Por que fracasaron en último término incluso los más enérgicos de estos intentos hasta los de lo pensadores más dotados, de derivar el “nosotros” del “yo”, de derivar la comunidad al individuo?

Este es el punto de partida de Pierre Bourdieu en su noción de “habitus”.Dicho habitus, como actor social efectivo está implicado en la producción o construcción de estructuras sociales. Pero el propio Bourdieu ha llegado a sostener que su idea de “habitus” ha sido mal interpretada.

Una forma de entender la cuestión es entender la idea de reflexividad de Bourdieu. Dicha reflexividad se refiere a “categorías no pensadas” que no son tan directamente accesibles para nosotros como las estructuras sociales.

Con esta idea Bourdieu lo que sugiere es una relación hermenéutica en la que las categorías no pensadas no son causas.Este autor habla de habitus, también, no desde el punto de vista de categorías clasificatorias, sino de esquemas clasificatorios.

Por otra parte las reglas o estructuras para Bourdieu ni siquiera tienen parte en la estructuración del habitus; en su lugar los hábitos y predisposiciones.

La antropología reflexiva supone el aprendizaje mediante el habitus, de raíces similares al habiter, en el que la verdad no es conceptual ni mimética, sino que se hace evidente mediante las prácticas compartidas.

La antropología reflexiva significa que vemos nuestros propios conceptos no como categorías sino como esquemas interpretativos, es decir, como nuestros propios hábitos.

La comunidad reflexiva y el yo

La comunidad, en un sentido muy fundamental, debe ser un mundo, o estar “mundanizada”.Incluso la reflexividad en el contexto de comunidad, debe estar “ en el mundo”.

Dicha comunidad no implica una problematización crónica del significante, sino que está arraigada en significados compartidos y prácticas rutinarias de base. Estás prácticas compartidas tienen fines o un “telos” que los guía y que es interno a la práctica.

La “comunidad reflexiva” puede entenderse por referencia a la noción de “campo” de Pierre Bourdieu. Para dicho autor, en la sociedad tradicional no hay campos, sino comunidad. En la modernidad, sin embargo, existe, la diferenciación de cierto número de campos “delimitados”, que se convierte entonces en el “campo social” general.

Existe, otro tipo de comunidad reflexiva que no puede asimilarse a los campos de Bourdieu; son las llamadas comunidades “diásporicas” que no son reflexivas en el sentido de que uno no elige formar parte de ellas, sino que es arrojado a ellas. Sin embargo, son reflexivas en dos sentidos.

En primer lugar, en tanto diásporica, la suya es una forma “móvil” de estar en el mundo, que le confiere una cierta mediación respecto a la etnia “original” de su país de origen; en segundo lugar, tal comunidad es reflexiva porque el yo diásporico es inmediatamente consciente de la heterodoxia y de la posibilidad de una posición des-mundanizada.

Finalmente, difícilmente puede decirse que ni siquiera la relación emocional de la semántica de alta densidad sea la comunidad.

Autodisolución y autoamenaza de la sociedad industrial: ¿que es esto?

La controversia entre modernistas y posmodernistas se supera mediante una tercera vía llamada: la modernización reflexiva.

El sujeto de esta modernización reflexiva son desde agentes individuales y colectivos, o científicos y personas ordinarias, o instituciones y organizaciones, hasta estructuras; el medio, es el conocimiento científico, experto y cotidiano.; el motor de la misma no es una modernización sino la modernización conocida en el modelo de la sociedad industrial occidental.

En cuanto a los agentes, Lash parece atender más a los agentes individuales (y sociales) en tanto que Giddens trata adicionalmente, y de forma principal, del papel de los “sistemas expertos” y de la “reflexividad institucional”.

La distinción entre (conocimiento) y reflexividad (autodisolución)

Bourdieu ocupa una posición de medidor al concebir la reflexividad como reflexión sistemática sobre las presuposiciones inconscientes(categorías) de nuestro conocimiento. Giddens también muestra cómo la reflexividad y circularidad del conocimiento social puede cambiar de forma imprescindible las condiciones de acción.

Hasta ahora solo Lash ha desarrollado la dimensión estética, indudablemente importante, de la modernización reflexiva pero al mismo tiempo pasa por alto la distinción central entre reflexión (conocimiento) y reflexividad ( autodisolución autoamenazamiento no intencionales).

Reflexión de la modernidad puede reducirse a la siguiente tesis: cuantas más sociedades se modernizan tantos más agentes adquieres la capacidad de reflexionar sobre sus condiciones sociales de existencia y cambiarlas.

La teoría de la reflexividad es la siguiente: cuanto más avanza la modernización de las sociedades modernas, tanto más se disuelven, consumen, cambian y son amenazadas los fundamentos de la sociedad industrial.

Ambas sostienen que en la modernidad reflexiva, los individuos se han ido liberando progresivamente de la estructura; de hecho tienen que redefinir la estructura o, de mas radicalmente aún, reinventar la sociedad y la política.

La teoría de la reflexividad incluye la teoría de la reflexión de la modernidad, pero no a la inversa.

La teoría cognitiva de la modernización reflexiva es en el fondo optimista: más reflexión, más expertos, más ciencia; sin embargo, la teoría de la reflexividad de la modernidad no comparte ese optimismo, ni tampoco, el pesimismo de la posición opuesta.

Autoamenaza de la modernidad ¿qué significa esto?

Este argumento de la modernidad ya se podía encontrar en la sociología clásica.

Los comunitaristas entre otros afirman y elaboran la tesis de la pérdida de la comunidad. Los problemas secundarios según esta tesis no afectan a las instituciones, organizaciones, subsistemas; no ponen en peligro las pretensiones de estas de controlar y regular, ni la autorreferencialidad y autonomía de los subsistemas.

El argumento puede clasificarse una vez más analizando la objeción que ha formado Lash contra el concepto de la modernización reflexiva de Ulrick Beck.

Lash dice que como la dialéctica de riesgo y seguro se desarrolla y extiende en la fase de la sociedad industrial clásica, es decir, en la modernidad simple, y la anticipación de las consecuencias es sin duda un desarrollo de la reflexión institucional altamente desarrollada, en su argumento no son de aplicación los criterios de diferenciación entre la modernidad simple y la reflexiva

Riesgo, confianza, reflexividad.

El riesgo y la confianza, así como sus diversos opuestos, tienen que ser analizados conjuntamente en las condiciones de la modernidad tardía. La “primera sociedad Global” está, ciertamente unificada de forma negativa, como afirma Beck, por la generación de riesgos comunes. Los “bienes “ creados por el desarrollo industril están manchados por una gama muy obvia de “males”. Esta sociedad, sin embargo, no es solo una “sociedad de riesgo”. Es una sociedad en la que los mecanismo de confianza se desplazan de formas interesantes e importantes. Lo que puede denominarse confianza activa se hace cada vez más significativo para el grado en el que surgen relaciones sociales pos- tradicionales.

En este apartado también se dice que en ciertas circunstancias, la proliferación de reflexividad es emancipatoria. En otros respectos, y en una diversidad de contextos, produce el efectos contrario: una intensificación de la estratificación .Lash enfatiza este punto con bastante razón. La creciente libertad para algunos generalmente acompaña, o incluso es la causa, de una mayor opresión para otros.

Cultura e intenciones en el capitalismo desorganizado.

Lo que desea hacer notar el Scott Lash en este apartado, no es tanto hasta qué punto los teóricos son cognitivistas o culturalistas. El aspecto que a mí me interesa se refiere, por el contrario, a los actores, instituciones y políticas cotidianas y no iniciados. Se trata de que la sensibilidad o actitud de la vida cotidiana en la modernidad reflexiva es cultural/hermenéutica de una forma tan relevante como cognitiva o cientifista. Se trata de que las instituciones y la política en la modernidad tardía se han hecho cada vez más culturales.

La cuestión es que el virtual descuido de teorías como las de Beck o las de Giddens de las fuentes culturales/hermenéuticas del yo moderno tardía conlleva al mismo tiempo un descuido de esta dimensión crucial de la política y de la vida cotidiana. Significa, además, que sus concepciones de la “subpolítica” o de la “política de la vida” se centran en los expertos con un relativo descuido del público general. Significa que ellos se concentran en lo formal y en los institucional a expensas de la creciente proposición de la interacción social, cultural y política en nuestro mundo capitalista cada vez más organizado que se desenvuelve fuera de las instituciones.

Reflexividad institucional: responsabilidad, tradición, verdad

En este libro, los tres autores han desarrollado nociones de reflexividad colectiva. La contribución de Lash trata de la “comunidad reflexiva”; Beck y Giddens han hablado de reflexividad institucional. Esta última es la que desarrolla Lash en este apartado.

La contribución de Beck se forma a partir de la distinción entre “reflexividad” y “reflexión”. Aquí, la reflexión es individualista, consciente e institucional. La reflexividad es como un reflejo. Beck afirma, sin embargo, que no es ni un “realista” ni un “constructivista”, sino un “institucionalista”. Lo más importante de las instituciones por su parte, es la responsabilidad, una noción que puede ser la clave de su obra. Para Beck, la responsabilidad está implicada en el “principio de aseguramiento” de la modernidad simple.

Tanto Beck como Giddens han supuesto que, con el advenimiento de la modernidad tardía o reflexiva, vivimos por primera vez en una sociedad plenamente postradicional. Hasta ahora, sin embargo, ninguno había abordado, que se entiende por tradición. Para Giddens, la característica paradigmática de la tradición tiene que ver con la naturaleza de la verdad.

En las sociedades tradicionales, los especialistas en conocimiento son “guardianes” y la verdad es formular. En la modernidad, sin embargo, los especialistas en conocimiento son “expertos” y la verdad es proposicional.

¿Democracia las emociones o emocionalización de la democracia?

En el presente libro, Giddens desarrolla su noción de relación pura de dos formas. En primer lugar, expone con más claridad el hecho de que los sistemas expertos implicados son instituciones científicas basadas en conocimientos proposicional. En segundo lugar, aplica el modelo de la política de la esfera pública a lo que denomina una “democracia de las emociones”, que está basada en un nuevo “principio de autonomía” postradicional, basado él mismo en una “capacidad para representar los propios intereses” y en “la posibilidad de resolver conflictos de intereses a través del diálogo (público)”.

Giddens plantea con valentía todas las preguntas relevantes en su obra sobre las relaciones íntimas y la yuxtaposición de estas y la política pública. Particularmente perspicaz en su intento de cuestionar presunciones la izquierda de la contractualidad y el procedimiento al buscar en la filosofía política conservadoras formas de obligación y confianza que no son contractuales y son críticas respecto al constitucionalismo. En este punto, sin embargo, uno tendría, según Lash, que empezar a reconocer la validez de tradiciones que no son compulsiones; en este punto, además, uno haría mejor en hablar no tanto de la “democratización de las emociones como de la emocionalización de la democracia.

Cultura, hermenéutica y los límites de las instituciones

Scott Lash cree que la idea de reflexividad institucional de Beck y Giddens tiene un gran respaldo en la vida social y política contemporánea.

Pero en este apartado, dicho autor, sugiere tres modificaciones sustanciales de la misma.

En primer lugar, las instituciones están adquiriendo un carácter más cultural.

En segundo lugar, no solo son las instituciones que, previamente, eran ante todo sociales, las que han adquirido un carácter más cultural, sino que instituciones más estrictamente culturales, se han hecho más cruciales para la modernidad reflexiva.

Por último, en tercer lugar, una proporción creciente de nuestras interacciones sociales e intercambios comunicativos se desarrollan de forma externa a las instituciones.

Postmodernismo y capitalismo desorganizado

No lo sabemos exacto pero si la difusión de la concepción del mundo analítico- científico a las amplias masas del público profano es lo que Giddens desea denominar modernidad tardía, la difusión de la sensibilidad del modernismo estético a las amplias masas de ese mismo público, relatada por innumerables comentaristas, es lo que muchos otros desean entender como postmodernidad.

Por otra parte, en el contexto en el que vivimos, con “estructuras de comunicación e información” podemos llegar a apreciar hasta qué punto vivimos en un capitalismo literalmente “desorganizador”, no tanto en el sentido de reflexividad institucional como en el “fin”, o, más modestamente, en el de la decadencia de instituciones y organizaciones. Esto se debe a que intercambios socio-culturales tanto intensivos como extensivos tienen lugar, cada vez más, fuera de instituciones/organizaciones.




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Idioma: castellano
País: España

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