Periodismo


Medios de comunicación en la dictadura argentina


Introducción:

El proceso, la represión, la censura, los militares, la violencia, los desaparecidos, Estados Unidos, el F.M.I., Videla, el ejército, los campos de tortura. Son palabras que todos conocemos y que están relacionadas con un hecho en particular: el golpe de estado del `76.

Todos conocemos la historia de los militares llegando al poder por la fuerza, de la falta de juicio justo para los culpables de los problemas previos -->[Author:A]y sobre todo para gente inocente; de la política fascista y de la creciente falta de equidad. También sabemos de la ausente libertad de opinión, del silencio de todo el pueblo argentino y de la falta de divulgación de cualquier idea contraria al gobierno.

¿Por qué pasó esto? ¿Por qué nadie se animaba a hablar? ¿La prensa se enteraba de lo que estaba pasando? ¿Y si se enteraban, lo decían? ¿Quiénes preferían callar y quienes hablar?

Según lo que yo sé, los medios tenían prohibido criticar al gobierno militar y su política. Por eso la mayoría prefirió quedarse con algo de culpa y no hacer su trabajo a arriesgar su carrera, su vida y hasta la de sus familiares y amigos.

Los medios, en general, no estaban de parte de nadie, de nadie más que de ellos mismos, sólo querían mantenerse de pie y si era posible con un prestigio y un poder que sólo podían conseguir si “se portaban bien”.

A lo largo de este trabajo intentaré contestar estas preguntas que planteé y espero darme cuenta que los medios, cuando pudieron, ayudaron a la Argentina y a sus ciudadanos, a enterarse de lo que en realidad sucedía en las calles de nuestro país.

La Radio

Por aquellos años en que la violencia alcanzaba dimensiones increíbles y la muerte se convertía en tema de todos los días, la radio argentina estaba en pleno desarrollo, por lo que este proceso fue más largo y dificultoso de lo que tendría que haber sido.

Además de esto la TV le estaba ganando territorio a este medio y se habían convertido ya, en enemigos íntimos. El papel de reunir a toda la familia a la hora de la cena o del almuerzo ya estaba a cargo de la TV y la radio se había convertido en algo que le hablaba al oyente al oído, que se comunicaba con cada uno en particular.

El 24 de marzo de 1976 a las 3:15 a.m. comenzó el sexto golpe de estado desde 1930 conducido por la FF.AA. Todos los programas de radio estaban pendientes de cada movimiento que hiciera cualquier oficial y a las 3:21 de la madrugada ya era un hecho, los militares gobernaban otra vez al pueblo argentino. A las pocas horas se estaban desmantelando todas las radios estatales comerciales y las dependientes del Servicio Oficial de Radiodifusión y la LRA y sus filiales. Mientras que las de radiodifusión argentina al exterior eran condenadas al anonimato. En ese mismo día, a las pocas horas de lo sucedido llegaron distintos comunicados a los medios de todo el país donde estaban los nombres de los “prohibidos” y de los sospechosos.

Desde ese día lo único que abundó en los estudios de radio fueron censuras y cuidados en los mensajes, llamados de atención, levantamiento de programas, clausuras de emisoras, prohibiciones, temas y personas de las que por “órdenes superiores” no se podía hablar.

Los puestos de asesores literarios fueron ocupados por militares que tenían una función mucho más importante que la de aconsejar a los locutores y productores de los programas, ellos registraban todo lo que se decía y salía al aire. Esto se convertía en una problemática mayor cuando los programas eran con invitados, ya que a muchas celebridades se las acusaba de peronistas o comunistas y por lo tanto tenían la entrada prohibida a cualquier medio. Después de unos meses los periodistas encontraron la forma de evadir, al menos un poco, a esta persona: sólo le pasaban títulos y resúmenes de las notas y en el aire, respetando el título y el contenido inicial, como al descuido, pasaban a otro tema. De todas formas había que ser precavido en cada palabra que pronunciaban.

A continuación hay un testimonio de Silvio Soldán quien trabajaba en radio en ese entonces, donde cuenta parte del funcionamiento de ese medio: “En la radio Splendid, donde pasaba tango, el interventor manejaba la radio como un cuartel y responsabilizaba a los locutores de turno de cualquier cosa. Una vez echó a dos locutores porque encontró roto un inodoro y creyó que había sido su culpa. Como me pareció injusto fui a interceder, pero me acusó de traidor y me tuve que ir”

Los programas informativos, a falta de información política, se tenían que conformar con los primeros pasos de Diego Maradona y los triunfos de Reutemann y Vilas. Al principio la gente se entusiasmó mucho con estos nuevos ídolos pero luego los programas cayeron en la repetición y el aburrimiento.

La década del 70 fue una época de violencia desatada, atentados, secuestros, crímenes nunca pagados, desapariciones de personas, exilios y en todo esto, los medios tuvieron mucho que ver, y la radio no se quedó atrás. En octubre del 76 el diario La Nación informó que las radios: El Mundo, Mitre y Antártida habían sugerido que se redujera la información de importantes artistas como Yupanqui, Sosa, Guarany, José Larralde, Sui Generis, Vox Dei, Lito Nebbia, Spinetta, Charly García, Los Beatles, etc. Y aunque luego se supone que esto se desmintió, los hechos demostraron que era cierto.

Entre todo este caos, hubo algo bueno, pequeño, pero bueno. Antonio Carrizo (periodista) y Jorge Luis Borges hicieron 10 entrevistas consecutivas en la radio Rivadavia por las que luego el famoso escritor escribió y publicó en 1980 el libro de diálogos “Borges, el memorioso”. Cuenta Carrizo que a la hora de las entrevistas todo el personal presente, directores, locutores, personal de limpieza y hasta los mismos militares, se sentaba en silencio a escuchar las charlas de una hora de estos dos personajes.

Las otras radios:

A mediados de 1975 ocurrió algo que marcó a las radios para siempre: llegó la F.M. a nuestro país. Pero la F.M. recién comenzó a crecer en el 79. Estas radios se dedicaban más que nada a pasar música, ya sea argentina o extranjera. La poca información que se transmitía por los programas de estas radios era pura y exclusivamente sobre la farándula. Estas radios tuvieron tres problemas: el primero: que a partir del 82 (Guerra de Malvinas) no se podía pasar música extranjera; en segundo lugar, no toda la música nacional estaba permitida; y por último, mucha gente famosa (argentina o no) no podía ser nombrada y mucho menos entrevistarla. Por otro lado, estaban las radios llamadas ilegales, clandestinas, “truchas”, libres, piratas, de baja potencia, barriales, alternativas o comunitarias, que se “pusieron de moda” a partir del 88, pero que existían desde mucho antes de comenzado el período dictatorial. En esos momentos fueron aprovechadas por gente que quería contar y gente que quería escuchar lo que realmente estaba sucediendo en nuestra nación. Algunas de ellas eran Capricornio, Robin Hood, Coronel Suárez, etc. El mayor problema de estas radios, no era el hecho de que los pudieran llegar a censurar, sino la poca pero muy cara tecnología que se necesitaba para que la radio pudiera tener la frecuencia necesaria para ser escuchada.

En 1980 el Ministro del Interior de entonces, Harguindeguy, convocó a un grupo de periodistas mujeres para hablar de la actualidad del país. Entre ellas había una sola representante de este medio, que se encargó de que la mayor cantidad de información posible llegara a la gente (ya que si daban a conocer todo lo que se había dicho en la reunión podían llegar a correr un gran peligro). Entre las cosas que se dijeron se habló de la gran importancia que habían adquirido la TV y la radio, y que se habían convertido en los primeros medios de difusión de la información, quedando en un tercer lugar la prensa gráfica. Este señor también señaló los temas de los que se podía hablar sin tener ningún tipo de problemas (la idoneidad del gobierno, el papel del estado, la institucionalización y la representatividad) y sugirió que se los den a conocer a sus colegas de trabajo. Estas mujeres le hicieron unas cuantas preguntas al ministro sobre el funcionamiento de los medios y la censura de los mismos, pero este señor les explicó a estas periodistas que él no estaba apto para contestar sus cuestionamientos ya que no estaba al tanto ni de la mitad de las cosas que sucedían.

Magdalena R. Guiñazú era una famosa periodista en esos años y trabajaba en uno de los noticieros más importantes del país. Ella aseguró que había una censura muy directa a los noticieros porque no había información internacional lo que hacía bajar el rating y además hacía más difícil su credibilidad. Otro periodista destacado de la época fue Bernardo Neustad, quien apoyó incondicionalmente al gobierno militar en cada uno de sus actos. A pesar de esto estaba considerado como un periodista serio y digno de ser respetado, por eso sus programas eran muy escuchados.

Hay dos acontecimientos de esa época que si bien merecen un trabajo aparte no puedo dejar de mencionar: La Guerra de las Malvinas y el Mundial de fútbol del 78. Ambos me remiten a otro periodista exitoso del momento, José María Muñoz, director de radio Rivadavia y relator de todos los partidos del campeonato de fútbol. Sus eufóricos gritos de gol junto con los de las miles de personas que concurrían al Estadio de River Plate en cada fecha lograban tapar los tiros que provenían de la E.S.M.A., ubicada a dos cuadras del lugar y uno de los tantos centros de tortura. Meses antes de comenzar el mundial ya los medios tenían prohibido criticar al equipo, a los técnicos y hasta sus estrategias de juego, por lo que se podía escuchar en todas las radios frases como: “De la única manera que podemos jugar es jugar limpio” y “La selección será de todos o no será de nadie”.

El 2 de abril de 1982 la FF.AA. invadieron las Islas Malvinas y Muñoz desde la radio, e incitó la concurrencia de la gente a Plaza de Mayo, para respaldar al gobierno por la ocupación de las Islas. Luego de setenta y tres días de engañarnos con una victoria inalcanzable, los medios tuvieron que admitir nuestra derrota con 635 muertos y una oscura sospecha que todavía pesa sobre ellos.

Debido a la falta de información certera Radio Colonia se convirtió en una de las radios más escuchadas en ese momento. Esta no era una radio clandestina, sino una radio uruguaya que solía sintonizar el pueblo argentino para enterarse de lo que aquí sucedía y mucha gente no quería o no podía contar.

Los Diarios del país:

La Prensa:

Quiero empezar hablando de este diario ya que de los diarios comerciales, éste fue el que más se animó a contarle al pueblo lo que sabía, en un momento donde el hablar podía estar ligado a la muerte.

Una de las cosas que me pareció muy valiente de parte de los directores de este diario fue que al año de comenzada la dictadura aproximadamente publicaron una solicitada pidiéndole al estado que le dijera la verdad al pueblo sobre muchas de las cosas que estaban pasando.

Aunque es cierto que al principio este diario no se sentía tan incómodo con este gobierno ya que estaba en contra de la política anterior, paso a paso fueron descubriendo la verdad de éste nuevo y catastrófico gobierno. Algo que me llamó mucho la atención fue en episodio sucedido con el diario “La Nación”, donde un periodista que trabajaba allí llamado Víctor E. Seib fue raptado de su casa y desaparecido y a los pocos días la mamá de este señor se presentó en el diario pidiendo que publicaran su desaparición, obviamente los directores del diario dijeron que no, pero esta mujer insistió tanto que finalmente consiguió un “lo vamos a pensar”. Le hicieron escribir todo lo que ella había visto en no más de dos carillas, donde esta señora escribió con la letra más diminuta posible, todo lo visto (ya que el secuestro había sido en su presencia). El primer número publicado después de esto, su nota no salió, entonces le dijeron que saldría el próximo y el próximo, así sucesivamente hasta que le confesaron que su nota jamás sería publicada. Cuál fue su justificación? Parece que le explicaron a la madre de este periodista, que había estado al servicio de éste periódico por más de 2 años, algo de un precio muy alto. Esta dama intentó por todos los medios que estos dos incidentes se supieran pero nadie quería escucharla, hasta que llegó a “La Prensa” donde le dieron un espacio para contar lo sucedido con su hijo e intentaron hacer una denuncia a “La Nación”, pero lo consideraron demasiado arriesgado. De todas formas dentro, de sus posibilidades, hicieron que esto salga a la luz, dejando así una rivalidad implícita entre estos dos diarios

Clarín:

Este diario no fue la excepción, apoyó a la dictadura en todo momento hasta casi el final de la Guerra de Malvinas, cuando por fin se animó a contar aunque sea parte de lo que en realidad estaba pasando como por ejemplo al hablar de los exilios. Hasta que el gobierno militar no concluyó, no se pudo leer en ninguna de sus páginas alguna nota sobre los desaparecidos o los muertos, aunque vale aclarar que más de una vez los militares irrumpieron en la imprenta donde se hacía el diario amenazando con el cierre del mismo por algún artículo “incorrecto” haciendo que en el número siguiente del diario se le dedicara un espacio a la explicación del artículo del día anterior diciendo que no era “eso” lo que habían querido decir. Gracias a estos espaciados y leves riesgos que decidió correr de vez en cuando “Clarín”, el diario “Medios y Comunicación”, que se caracterizó por ser uno de los medios argentinos que más criticaba al gobierno y su política, en uno de sus números publicó un artículo felicitando a “Clarín” por su desempeño y su crecimiento, que claramente quiere decir que lo felicitaba por estas exposiciones que se animó a tener.

Una de estas exposiciones fue un artículo donde defiende la libertad de prensa luego del cierre de “Crónica”, este artículo dice: “Los órganos periodísticos se manejan con prudencia. El gobierno no ejerce presión indebida... La prensa se alinea sin dificultades en el rumbo general del proceso, y si tropieza lo hace en temas que, o bien son de interpretación dificultosa o bien carecen de un completo esclarecimiento por parte de los poderes públicos”.

Por otro lado están las muchas veces que este diario no se animó a decir absolutamente nada. Prefirió mirar para otro lado, como si nada estuviera pasando con tal de no arriesgarse. Hay muchos ejemplos de ésta actitud, como cuando la iglesia católica hacía declaraciones en contra del gobierno y de los militares o hablaba de los desaparecidos y muertos en nuestro país. Es cierto que éstas declaraciones, si eran muy importantes, aparecían en el diario pero sin hacer comentario alguno sobre las mismas y mucho menos intentaban, por algún medio, que los lectores pudieran llegar a creer que algunas de esas declaraciones del Papa fueran ciertas.

Otro claro ejemplo de esta actitud es la muy famosa visita del Comité Internacional de Derechos Humanos, donde este diario no paró de decir una y otra vez en distintos artículos lo muy innecesaria que era la misma ya que aquí se respetaban todos los derechos. Pretendían que los lectores se convencieran que todo era para darle mala fama a la Argentina. Por esa época, también, publicó, junto con “Crónica”, un listado de firmas de 200 cámaras empresariales y otras organizaciones civiles que se preparaban para dar a conocer la solicitada de despedida de la Comisión. En esta se decían es un poco fuerte tales como que “ la guerra (Malvinas) no fue privativa de las Fuerzas Armadas, todos les pedimos a éstas que entraran en guerra”.

A pesar de que esto parece terrible, no se compara con lo que fue la máxima distracción para la masacre que los militares hicieron al pueblo argentino, o sea, el mundial de fútbol del año 1978. “Clarín”, entre otros, apoyó descaradamente este evento antes durante y después de que sucediera intentando y logrando así que el país entero se concentrara en eso. Como último error (pero no por eso menos importante) que, a mi parecer, cometieron los dueños del diario fue que las pocas veces que dejaban ver un poco la realidad, que no disfrazaban nuestra verdadera república con frases y discursos tan hermosos como falsos, le “echaban la culpa” a otro medio o a otra persona. Que quiero decir con esto? Que para no arriesgarse al hablar sobre algo que podía llegar a traerle problemas, publicaba los artículos con frases como “según x diario”, o “como dijo ese periodista” o “según tales fuentes”, etc.

Con respecto al formato del diario, “Clarín” en esos tiempos era un diario corto (36 a 48 páginas) que no tenían impacto visual a excepción de sus páginas de deportes que eran un poco más vivas. Las primeras páginas de espectáculos del país aparecieron aquí y fueron un gran éxito.

La Razón:

Como observamos anteriormente cada diario tiene sus características, algunos buenas y otros no tanto. En el caso de este diario sus características fueron paupérrimas, ya que apoyó descaradamente al régimen en todos sus aspectos desde el comienzo hasta el final del golpe y justo cuando éste concluyó cambiaron totalmente de opinión y empezaron a decir que los militares mataron, torturaron e hicieron del pueblo lo que quisieron y aunque es cierto que muchos de los diarios hicieron lo mismo, éste fue en el que más se notó el cambio.

Otra particularidad de este diario es el tipo de lenguaje que usaba. Siempre complicaba todo lo que escribía cambiando las palabras por otras más difíciles, y siempre que podía agregar algo con palabras relacionadas al ejército lo hacía complicando aun más su entendimiento.

Lo cierto es que a pesar de lo dicho anteriormente de que éste fue uno de los medios que más apoyó a la dictadura, en las páginas del diario no se encuentran demasiadas notas hablando de lo buenos que eran los militares, o del bien que le estaban haciendo a nuestra nación, ni nada que se le parezca, lo que hacía “La Razón” era no hablar de nada, absolutamente de nada que tuviera que ver con los supuestos subversivos, y mucho menos publicar un artículo o a alguien conocido hablando mal del aquel entonces gobierno, lo cual no es ni peor ni mejor que lo que hacían los otros diarios, simplemente es detestable.

La Nación:

En esos años era el diario más importante de la Argentina, superando a “Clarín” y a “La Razón”, y fue por esto, quizás, que fue uno de los que menos se animó a decir, justamente por esa cuestión mencionada anteriormente de que si vale o no le pena.

Era un diario muy prestigioso, mucho más que ahora y era uno de los más lindos a nivel visual ya que tenía algo más de color que sus adversarios y la tipografía era bastante superior a la de los otros, sin contar el lenguaje que, sin llegar a ser casi inentendible como en el caso de “La Razón”. Un titular donde se ve claramente el apoyo que le daba este diario al gobierno militar, es en la portada del primer número publicado bajo el mandato del señor Videla donde se leía “La edad de la razón”. La nota que se desarrollaba a continuación contenía en casi todas sus frases alguna recriminación a los peronistas, o algún fallo cometido por ellos.

Algunos periodistas especializados que luego estudiaron lo sucedido aseguran que este diario junto con algunos otros que apoyaron fervientemente el proceso militar fueron una estrategia más para el estado.

Los que se animaron:

Dentro de toda la desorganización, el miedo y la censura hubo algunos diarios que se animaron, periodistas que a pesar de estar arriesgando sus vidas y las de sus familias y amigos, decidieron hablar y contarle al pueblo lo que sabían, al menos gran parte.

Una de las publicaciones que dejó a un lado sus temores para poder decir la verdad y no ocultarlo todo estuvo el diario “Buenos Aires Herald”. Este es un diario inglés, escrito en este idioma, que hoy en día sigue vigente en nuestro país. En él aparecían las listas de desaparecidos y también se podían leer en sus páginas varios artículos de los derechos humanos y sus violaciones. Por supuesto todo en inglés, y existe una suposición de que fue por esta razón, y no porque los militares no sabían de la existencia del mismo, que no censuraron el diario. Lo que sí hicieron fue meter preso al editor del mismo, como amenaza para que dejaran de publicar los nombres de los desaparecidos (que fue en vano, ya que el diario continuó haciéndolo). Lo más curioso del asunto es que podrían haber matado a este señor y de esta forma tener más posibilidades de que en el diario ya no se dijera ni una palabra más sobre el asunto de los desaparecidos que tanto incomodaba al estado, pero decidieron no hacerlo ya que éste hombre era una figura internacional.

Otros diarios que intentaban destapar la verdad sin importar cual era el riesgo fueron los diarios judíos, como por ejemplo el diario “Nueva Presencia”. Este diario además de dar bastante información sobre los destrozos que estaban haciendo los militares con nuestro país, intentaba mostrar en sus notas cierta idea de libertad que muchos argentinos para ese entonces ya habían perdido Es cierto que al ser un diario perteneciente a la comunidad judía lo leía menos gente y quizás por esto era menos arriesgado escribir cosas prohibidas allí que en un diario cualquiera, pero no por esto hay que desprestigiar a la gran cantidad de personal, judío o no, que arriesgaban todo para que al menos parte de la población supiera la verdad.

En general, podemos observar que muchos diarios y sobre todo los más importantes ayudaron mucho al gobierno promoviendo sus ideas. Si bien hay algunos que enfrentaron la realidad podemos estar casi seguros que si no hubiera sido por ellos y por el poder que tienen sobre las masas, muchas personas hubieran estado en desacuerdo con la ideología fascista del momento y otras que apoyaron fervientemente a los dictadores no se hubieran fijado en la política. O sea que muchos de los simpatizantes del gobierno, éste los consiguió gracias a los medios, su poder de convención y su falta de sinceridad.

La televisión:

La tele no quedó exenta de la censura en absoluto. Se prohibieron muchas cosas y muchas otras pasaron a ser no aptas para menores, como programas enteros, o sketchs de distintos tipos o simplemente avisos publicitarios. Algunos de estos eran, por ejemplo, un sketch del programa “La Tuerca” llamado “las empleadas” sobre empleadas estatales ineficientes, o una propaganda de televisores Hitachi cuyo eslogan era “Que bien se TV”.

La tele no fue la excepción y al igual que todos los medios de comunicación, también usó el doble sentido en muchas ocasiones. El clásico “Tato” se burlaba una y otra vez de los militares y de muchas cosas que ellos hacían. No era demasiado sutil en sus acostumbrados monólogos pero los militares no podían censurarlo debido a que jamás los nombraba, solo daban pie para que uno sepa de quienes estaba hablando.

La dictadura militar se inició cuando la televisión era en blanco y negro en nuestro país. Pero, como una forma de demostrar una pujanza y desarrollo, que en realidad no existían, para el Mundial de fútbol del año 78 se introdujo el color. De la TV por cable ni siquiera había rastros. En la Argentina se podían ver tan solo 4 canales y uno era del estado (Canal 7). Los otros eran: Canal 9, Canal 11 y Canal 13, y sus respectivos dueños eran: Romay, H. García y Goar Mestre. En 1973 las licencias de TV vencieron y los dueños de cada canal habían pedido el renuevo de éstas y se les estaban por dar cuando subieron los militares al poder y no se las quisieron renovar, entonces tomaron los canales, los estatizaron y pusieron a la cabeza de los mismos distintos sectores del estado. La armada se hizo cargo del Canal 9, el Canal 13 quedó a cargo de la fuerza naval, la fuerza aérea tomó Canal 11, mientras que Canal 7 quedó en manos del poder judicial. Los tres dueños de los respectivos canales comenzaron un juicio por la toma ilegal de los mismos que no terminó hasta una vez concluida la dictadura, cuando subió Alfonsín y le devolvió Canal 9 a Romay y les pagó a los dos restantes debido a que ya no querían poseer ningún tipo de licencias.

Algo que también fue muy importante es que todos los canales antes de que llegara la Junta al poder se habían asociado económicamente con cadenas internacionales, o mejor dicho, norteamericanas, que en el período dictatorial comenzaron a retirar sus capitales del país. Canal 9 estaba asociado desde 1960 con la NBC, el Canal 13 estaba asociado con la CBC y por último Canal 11 que estaba con la ABC.

Por último, quiero decir que la televisión por ese entonces ya era algo imprescindible en cualquier casa y todo el mundo almorzaba con Mirtha Legrand y cenaba con Tato Bores. La televisión ya estaba instalada por ese entonces en todos los hogares de nuestro país. Era un elemento casi tan importante como lo es en nuestros días, y es por eso que los militares quisieron apoderarse de ella sea como sea.

El cine y la música:

Estos son dos medios muy particulares. Por un lado está la gente que cuando va al cine va a ver una simple película, a divertirse, pasar el rato, ver a su actor preferido o algo así. En el caso de la música es parecido, uno con la música se relaja, se divierte, baila. Sobre todo en esos tiempos donde ésta no era lo que es ahora donde muchos adolescentes la aprovechan para hacer protesta. Pero por otro lado, están esas personas que usan estos u otros medios para reflexionar sobre diversas cosas. Esto ocurrió sobre todo en estos años, donde mucha gente escuchaba música de protesta o iba al cine a ver películas comprometidas y muchos creadores trabajaban para testimoniar o criticar la época en la que vivían y trabajaban para ese público que no era el más masivo.

También es cierto que la música y el cine tuvieron más posibilidad de expresarse que los grandes medios de comunicación (la TV, la radio y los diarios) no solo porque no eran considerados medios masivos, sino también por el hecho de que tuvieron más recursos para hacerlo, como por ejemplo el sentido indirecto o la ironía, usado muchas veces por ambos.

La música tenía la ventaja de ser escuchada por el público, en principio, tal como la había creado su autor. Después de su primera presentación, si era considerada inconveniente por el gobierno, era censurada. Las películas, en cambio, eran censuradas sin ser vistas por nadie, excepto por el mismo censor. Muchos films fueron tan “cortados” que perdieron completamente el sentido de lo que el autor pretendió expresar.

Además de esto, hay varias diferencias, empezando por los protagonistas hasta llegar a los lugares donde se desarrollaban pasando por los distintos métodos que usaba cada uno para comunicarse con su público, que las iré desarrollando poco a poco a continuación.

Música:

Así como todos los medios de comunicación, la música, también estuvo muy censurada, pero a diferencia de los grandes medios (los diarios, la radio y la TV), la música en su mayoría, tuvo más posibilidades para demostrar, a pesar de todo, su desacuerdo con lo que estaba pasando que los otros

Muchos cantantes y compositores, como por ejemplo Mercedes Sosa y León Gieco se fueron del país por decisión propia, para poder hacer su trabajo con libertad en otro lado, o por amenazas del gobierno obligándolos a dejar de cantar, tocar y/o componer.

La radio se vio muy afectada por la censura, ya que había que tener mucho cuidado con las canciones argentinas que se pasaban, porque no todas estaban permitidas. Había verdaderas “listas negras” con los nombres de los autores, cantantes y canciones que no podían ser escuchados. Pero a partir de 1982, con la Guerra de Malvinas, la música extranjera estuvo prohibida, lo que complicó más la situación de ese medio aunque a la música argentina la ayudó ya que le permitió una mayor difusión (por ejemplo León Gieco).

Los militares creyeron que impidiendo que la música de otros países se escuchara acá y censurando ellos mismos la nacional, éste era un medio por el cual no se diría nada “malo” de ellos ni de sus obras, pero no pensaron en el hecho de que la gente tiene códigos propios, y puede decir cosas sin nombrarlas, y esto es exactamente lo que sucedió en la música. Las canciones jugaban con el doble sentido y se decían cosas que en realidad no se podían, como por ejemplo en la canción de Charly García titulada “Los Dinosaurios” donde habla de los militares y de todas las atrocidades que ellos le estaban haciendo a la gente y al país; pero lo dice en forma indirecta, citándolos a ellos como dinosaurios, como monstruos y no como gente. Esta canción se podía cantar en la calle, se podía pasar en las radios y se podía tocar en los recitales. Como ésta canción hubo muchas más donde se podía distinguir el desprecio a los entonces gobernantes.

Hablando de recitales, éstos eran un evento donde se podían escuchar las canciones “subversivas”, ya que la mayoría de los artistas se arriesgaban a cantar y tocar sus canciones prohibidas en esos momentos. Uno de los sitios donde se podía escuchar este tipo de espectáculos era en las sociedades judías como por ejemplo Hebraica y Hacoaj, ya que eran como “burbujas” por el hecho de ser judías y comunitarias. Por esta misma razón la gente que no podía dar seminarios o conferencias de prensa iba allí y lo hacía, al igual que con las películas que se suponían prohibidas.

Creo que todos sabemos que a los artistas de televisión y a la gente conocida, en este caso los músicos, pareciera que se los respeta más, o al menos se los escucha más que a mucha gente que en verdad lo merece, y creo que por primera vez esto fue de utilidad, ya que gracias a muchas de las cosas que se decían en las canciones la gente abrió los ojos y se dio cuenta de que esos rumores que se corrían por las calles del país no eran sólo eso, sino que era la penosa realidad de nuestra embarrada y destrozada nación.

Fue gracias a esta forma tan singular de expresarse, el doble sentido, la ironía, la metáfora, que el rock nacional le sirvió a muchos jóvenes y otros no tan jóvenes para expresar su desagrado por la sociedad en la que vivían, y para poder sentir que no eran los únicos que pensaban y sentían de esa forma.

Cine

El cine cuenta historias, historias de guerras, de amor, de fantasmas o de lo que a uno se lo ocurra. Pero, creo yo, que el cine hace mucho más que eso si uno le presta un poco de atención e intenta fijarse en los detalles como la ropa, la comida, la escenografía y las palabras que usan los actores para comunicarse. Uno de esta forma puede ver un mundo de cosas muy distintas a lo que se ve a primera vista, hasta, creo, que se puede ver una película diferente a la que uno cree estar viendo.

Esto es exactamente lo que ocurrió y lo que aun se puede ver en las películas de los tiempos en los que aquí gobernaban los militares, ojo, también hay excepciones donde las películas que a simple vista parecen tontas, simplemente lo son. El cine fue tan censurado como los grandes medios (y de una forma similar) y es por eso que los directores hacían esto de esconder sus verdaderos pensamientos bajo guiones “vacíos” y así manifestar sus verdaderos pensamientos. Por eso decimos que en esa época cuanta más ficción, más documental. A esta forma de expresarse se la llama doble sentido o sentido indirecto, usado en muchos medios pero con otros recursos.

Algo que caracterizó las producciones cinematográficas de este período, además de sus tramas “pobres”, su doble sentido y los rasgos típicamente argentinos, fue la gran influencia proveniente del cine de Europa.

En 1976 recién comenzada la dictadura ya había películas de este estilo, lo que indica que antes de empezado el proceso militar en nuestro país ya se percibía una vida lo suficientemente triste y censurada, como para que los cineastas no se animaran a decir lo que querían directamente y tuvieran que emplear otros recursos para hacerlo.

Una película donde se puede observar claramente este “decir sin nombrar” es una de 1976 dirigida por Enrique Dawin llamada “Los chiflados dan el golpe” donde además de este título que de por sí solo nos sugiere muchas cosas, al comienzo de la película aparece un cartel agradeciendo a los que “ hacen el mar nuestro de cada día por dejar intercalar un toque de alegría en una pausa de su esforzada y patriótica labor”.

Por otro lado, estaba Palito Ortega que desde su debut como director en 1977, usó la escenografía, la trama y todos sus recursos posibles para justificar el golpe y lavarle la cara a los militares. En el 76, apenas subieron los militares al poder, hicieron una reunión que convocó a todos los partícipes de nuestro cine (productores, directores, autores y actores) donde el interventor del Instituto Nacional de Cinematografía, Jorge Bitleson, declaró entre otras cosas el 3-4-76: “...ayudar económicamente a todas las películas que exalten valores espirituales, cristianos, morales e históricos o actuales de la nacionalidad o que afirmen los conceptos de familia, orden, trabajo, respeto, esfuerzo fecundo y respeto social, buscando crear una actitud popular optimista en el futuro...”. Lo que deja claro que las películas que no trataran alguno de estos temas de la manera en que ellos lo dispusieran estarían censuradas total o parcial, temporaria o permanentemente.

La excepción de la que hablábamos anteriormente en la cual los argumentos que parecían faltos de imaginación se miraran por donde se miraran así lo eran, es el cine llamado cine hueco, que se basaba en humor liviano y comedia musical. Éstas tramas poco interesantes, carentes de profundidad con temáticas superficiales, salvo excepciones, estuvo destinado básicamente a entretener y distraer, ofreciendo así un espectáculo evasivo o tendiente a una propaganda pro militar, como el citado caso de Palito Ortega.

A pesar de toda la censura que hubo y los grandes impedimentos que tenían que superar los cineastas para poder comunicarse con el público hubo algunos que, al menos, entre líneas manifestaban la realidad represiva por la que transitaba nuestra nación, o bien ponían todas esas películas prohibidas con títulos en inglés y así poder verlas al menos en algunos lugares como ya mencionamos antes, por ejemplo, los centros comunitarios judíos.

Formas de la censura

Hay muchas formas de censurar, muchas formas de callar a la gente, de impedirle que diga la verdad. Se puede hacer en forma pacífica o con violencia, ya sea dialogando, a los golpes o simplemente matando. A continuación están las tres formas que usaron los gobernantes de ese entonces para censurar a los periodistas de los grandes medios, para que no pudieran aclararle a nadie la verdad de lo que estaba ocurriendo.

Censura previa: Esta consistía, como bien lo dice la palabra, en revisar todo lo destinado a los grandes medios antes de que llegara al público. Por aquí pasaban todas las noticias que se querían publicar, todos los diálogos o monólogos que pudieran llegar a tener los locutores y todo lo que saldría al aire en la TV. Aquí trabajaban unos militares “especializados” que sabían perfectamente lo que estaba permitido y lo que no. Una vez un periódico quería publicar una nota sobre un enfrentamiento que había habido entre las Fuerzas Armadas y un grupo de Montoneros y esta gente se lo prohibió, entonces lo que hicieron fue dejar el espacio donde se suponía iba a ir esa noticia, en blanco. Esto obviamente más tarde les trajo problemas.

Simplemente Censura: Esta es la clásica censura, la que hoy en día nosotros espero que no, la que hacen nuestros padres cuando cortan algunos canales, esa misma. Los militares esperaban que la noticia sea publicada, en el caso de los diarios, y sí después consideraban que lo que estaba escrito producía algo “negativo” en la gente prohibían su publicación y quemaban los que ya existían.

Autocensura: por último, está este tipo de censura, que obviamente se trata de cuando los periodistas, los editores o locutores y todo el personal que trabaja en los distintos medios elegía directamente callar o no. Esto es por un lado entendible porque era muy peligroso decir cualquier cosa, por más insignificante que fuera, que no favoreciera a los militares, pero por el otro creo que, tal vez, si todos se hubieran unido para luchar por sus derechos y su libertad, hoy, los argentinos tendríamos menos vergüenza y más dignidad al recordar ese momento de nuestra historia.

Alguien muy especial:

Hace más de 25 años que mataron a Rodolfo Walsh. Lo mataron, lo censuraron, lo callaron. Él, como tantos otros, quiso contar lo que estaba pasando con los argentinos, pero no pudo terminar su trabajo, no lo dejaron.

A los pocos días de la divulgación de la Carta abierta a la junta militar6 donde Walsh se dirige a los militares, hablando de las atrocidades que estaban cometiendo, Walsh fue emboscado por el subcomisario Webber y todo un pelotón especializado, a las dos de la tarde, curiosamente a la misma hora de su nacimiento, un año y un día después de comenzada la dictadura en nuestro “glorioso” país.

Según se sabe, la orden era de aprehenderlo vivo. Pero él se resistió e hirió a uno de los hombres armados, entonces lo mataron. Su cuerpo nunca apareció.

Para ese momento todo lo que Rodolfo Walsh decía era una locura, era imposible, los ciudadanos argentinos, o al menos la mayoría de ellos, no le creyó. Nadie podía pensar que ESO estaba pasando en la Argentina, y mucho menos, que era todo para implementar el plan económico del F.M.I.

Este gran hombre fue escritor, traductor y asesor de colecciones. Además fue uno de las primeras personas en la Argentina en hacer periodismo de investigación. Pero lo más importante es que fue argentino, uno muy particular, uno que se animaba a decir lo que pasaba, a investigar y a contar en un momento donde la mayoría prefería quedarse callado.

Nacido en 1927 en Chole-Chole, provincia de Entre Ríos, se casó con y tuvo tres hijas. Todos eran parte de la asociación “Montoneros”7.

Algo que me gustaría destacar, es que esta agrupación defendía y fomentaba el uso de una pastilla que al tomarla mataba instantáneamente. Según ellos era mejor suicidarse a ser torturado por los militares y correr el riesgo de dar información sobre alguno de sus compañeros o de futuros ataques.

Una de las hijas de Walsh murió de esta forma y al poco tiempo él escribió una carta a favor de esta pastilla a pesar de lo que había ocurrido con su hija días antes.

Repasando un poco más su obra fuera del período dictatorial y todo lo que tiene que ver con él, podemos decir que Walsh comenzó trabajando en la editorial Hahette, de Buenos Aires, que se dedicó a escribir libros de género policial, periodístico y testimonial. Escribió textos muy reconocidos como “Operación masacre”, “¿Quien mató a Rosendo?” Y uno por todos conocido “Tres portugueses bajo un paraguas”. También fundó la agencia de noticias “Prensa Latina” y dirigió varios periódicos políticos.

Quería concluir este pequeño recorrido por la vida de Rodolfo Walsh expresando mi admiración por él, por su valentía e inteligencia demostradas no sólo a través de su obra sino también a través de hechos concretos. En primer lugar me impresionó su decisión de mandar una carta dirigida a la Junta militar expresando todo su pensamiento. Además su percepción de la realidad al comprender que la represión que se ejercía sobre los argentinos, en ése momento era entre otros motivos, para que acatemos las órdenes impartidas por el F.M.I. Por último, y ya fuera del ámbito estrictamente político, no debemos olvidar que uno de los géneros periodísticos tan apreciado y utilizado hoy en nuestros medios de comunicación como es el periodismo de investigación, fue introducido en el país por este gran hombre.

La Argentina en esos años vivió un silencio casi total impuesto a la fuerza por los militares. Pero hubo quienes quisieron romper este silencio, no lo digo solo por Rodolfo Walsh, lo digo también por las personas que desde sus pequeños lugares hicieron lo posible para mostrarnos a todos la realidad del país, por más fea que fuese.

Conclusión:

Los ciudadanos argentinos no podían hablar contra el gobierno por que eran hechos prisioneros, torturados y muertos.

El sistema anuló a los prisioneros, haciéndolos pasar por desaparecidos. Estos desaparecidos se encontraron años más tarde en fosas comunes dispersas en todo el territorio Argentino. Las mujeres embarazadas que eran hechas prisioneras daban a luz en las cárceles y sus hijos no eran entregados a los familiares, sino que eran adoptados por militares, policías y civiles.

Así se anuló toda una generación de treinta mil personas que se atrevieron a romper el silencio y a pedir una Argentina más justa.

Los medios, a diferencia de lo que yo creía, adhirieron masivamente al gobierno militar y esto ayudó a desinformar a la gente. No sólo a desinformar sino también a engañar a la población con publicaciones mentirosas.

Pero creo que no hay que dejar de nombrar al grupo de personas que lo arriesgaron todo para informar a la gente, a los periodistas que se jugaban hasta su propia vida con tal de hacer su trabajo: hablarle a los ciudadanos con sinceridad, decirles la verdad, contarles lo que pasaba y lo que no. Ese grupo de personas a quienes, en parte, les debemos la libertad de expresión que tenemos hoy en día.

Para mí y para mi generación, que nacimos en democracia, es muy difícil imaginarnos un país donde se escuchaba una sola voz, la voz mentirosa del gobierno y de los que lo apoyaron. También se me hace difícil entender que los ciudadanos argentinos se conformaban con imágenes falsas, en donde se representaba un país en crecimiento y no se mostraban los cadáveres que yacían enterrados en sus tierras y ahogados en sus ríos. Frases como “El silencio es salud” o “Los argentinos somos derechos y humanos” se escuchaban permanentemente en televisores y radios y hasta eran orgullosamente pegados en distintos lugares como autos, ventanas y carteles.

La mayoría de los medios de prensa, el quinto poder, tapó la corrupción, el asesinato y las torturas.

Para el gobierno, el apoyo de los medios, fue una estrategia inteligente que masificó y confundió la mente de muchos millones de argentinos.

Fue un genocidio que abarcó a varios países latinoamericanos. Nunca fueron castigados los culpables pero si logramos recordar eso, podremos lograr que NUNCA MÁS halla DESAPARECIDOS en la Argentina.

La contradicción desapareció por la inclusión del párrafo de los medios que si dijeron las cosas

Índice:

Introducción Pág.: 2

Desarrollo:

Las radios Pág.: 2

Las otras radios Pág.: 4

Los diarios del país:

La Prensa Pág.: 6

Clarín Pág.: 7

La Razón Pág.: 9

La Nación Pág.: 9

Los que se animaron Pág.: 10

La televisión Pág.: 11

El cine y la música Pág.: 12

Música Pág.: 13

Cine Pág.: 15

Formas de la censura pag:17

Alguien muy especial Pág: 18

Conclusión Pág.: 19

Bibliografía Pág.: 22

Bibliografía:

Libros

  • Ulanovsky, Carlos, Días de radio, ed. Espasa Calpe, Buenos Aires, 1995

  • Dussel; Finocchio; Gojman, Haciendo memoria en el país del nunca más, Eudeba, 1997

  • Ferreira, Fernando, Una historia de censura, ed. Norma, Buenos Aires, 2000

  • Finkelstein, Oscar, León Gieco, crónica de un sueño, ed. AC, Buenos Aires, 1993

  • Jordan, Alberto, El proceso, ed. Emecé Editores, Buenos Aires, 1993.

  • Diario Pagina/12 del 25/4/02

  • Diario La Nación del 25/4/02

  • Academia Argentina de Letras, Diccionario enciclopédico ilustrado, ed. Argentino, Buenos Aires, 1997

  • Diccionario de lengua castellana, ed. Sopena, Buenos Aires, 1997

Videos

  • Programa de televisión: El día que..., Azul TV, conductor: Jorge Marrale

  • Película: La historia oficial, director: Luis Puenzo

Carlos Ulanovsky: Días de radio, editorial: Espasa Calpe, Buenos Aires, 1995, página 110

Más adelante se desarrollará el tema de la música más detalladamente

Alberto R. Jordán, El proceso, editorial: Emecé Editores, Buenos Aires, 1993.

Los amigos del barrio pueden desaparecer
los cantores de radio pueden desaparecer
los que están en los diarios pueden desaparecer
la persona que amas puede desaparecer.

Rins Cristina; Winter, María, La Argentina, una historia para pensar (1776-1996), ed: Sopena, Buenos Aires, 1994

6 Esta carta comenzaba con las siguientes palabras:“La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años”

7 Montoneros era una agrupación izquierdista salida del PJ. Ellos querían nacionalizar la banca, las empresas y fueron los que comenzaron con los secuestros de empresarios extranjeros fundamentalmente para financiarse. En la dictadura anterior(66-73), junto con el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), fueron los primeros que se animaron a hacerle frente a los militares.

1

Ojo! QUYE CASTIGO MERECÍAN? LA DESAPARICION, LA TORTURA? QUIENES ERAN CULPABLES MERECIAN ESTO? NO, MERECIAN UN JUICIO Y UNA CONDENA




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Enviado por:Sol
Idioma: castellano
País: Argentina

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