Ética y Moral


Manipulación genética: Clonación


INTRODUCCIÓN

¿Quién sabe lo que ocurrirá en unas décadas? ¿Quién sabe cómo seremos en el futuro? ¿Todos iguales? Quizás, ya veremos.

Si se hablara con algún científico de hace unos 50 años (medio siglo, tampoco es tanto) y se le dijera que las células se pueden dividir en un laboratorio y que se le puede extirpar el núcleo e introducírselo a otra célula cuando uno lo desee, lo más normal es que te dijera que estás totalmente chalado y que se echara a reír. Pero no se crean que todo sigue igual, no. Hoy en día se puede realizar y en casi cualquier laboratorio, o clínica de fertilidad.

Este tema tan delicado comienza cuando los científicos se proponen el hecho de producir dos seres iguales con el mismo núcleo y se quiere crear seres nuevos especializados cada uno en funciones diferentes como algún animal que produzca un determinado alimento o sustancia que pueda resultar beneficioso para el hombre, luego clonarlo y así poder tener un montón de animalitos o seres iguales y con la misma facilidad en eso que está especializado.

El fallo comenzará cuando se empieza a pensar que se puede emplear también en hombres, en nosotros mismos, cosa que creo que aunque hoy en día es totalmente ilegal en casi todo el planeta, y, sin embargo seguro que se estará poniendo en práctica (imagino que clandestinamente) en algún lugar del globo.

Una cosa que creemos que la gente no tiene clara es que hay aspectos del hombre que no son hereditarios, como puedan ser la fuerza o las ideas, solo algunos aspectos físicos serán hereditarios, pero eso no conlleva a que si un hombre es un atleta o un sabio, su clón sea un atleta o un sabio, porque también influirá su educación (que rara vez será exactamente igual), factores medioambientales, su forma de ser, que aunque sea igual de aspecto, de sentimientos no ha de ser igual.

1. LA INGIENERÍA GENÉTICA

1.1. ¿Qué es la Ingeniería genética?

Todo organismo, aún el mas simple, contiene una enorme cantidad de información. Esa información se repite en cada una de sus células organizada en unidades llamadas genes, los cuales están formados por ADN. Los genes controlan todos los aspectos de la vida de cada organismo, incluyendo metabolismo, forma, desarrollo y reproducción. De ellos depende la continuidad de la vida, porque constituyen el enlace esencial entre generaciones. Esta transmisión de información genética de los padres a los hijos se denomina herencia. Desde principios de siglo, la ciencia de la Ingeniería Genética ha experimentado notables avances.

La Ingeniería Genética es un término que abarca distintos caminos para cambiar el material genético. El ADN (código en el organismo vivo) es el cual contiene toda la información almacenada en una larga cadena de una molécula química que determina la naturaleza del organismo así sea una amiba, un árbol de pino, una vaca o un hombre y el cuál caracteriza las particularidades individuales. A diferencia de los gemelos el mapa genético de cada uno de nosotros es único. Los genes individuales son secciones particulares de esta cadena, quienes determinan las características y funciones de nuestro cuerpo.

Los defectos de los genes individuales pueden causar alteraciones en el metabolismo del cuerpo, y es el origen de muchas enfermedades genéticas.

La investigación biogenética ha logrado encontrar hasta este momento una serie de genes causantes de enfermedades y se persigue modificar dichos genes para evitar de esta manera las enfermedades originadas genéticamente. Esto es posible tanto ética como jurídicamente. El ser humano, como dijera Sócrates, no solamente tiene derecho a la vida, a secas, sino a una buena vida, con bienestar y sin enfermedades, lo cual confirma que no todo en la naturaleza es perfecto, que hay mucho por perfeccionar y que el hombre todopoderoso tiene el derecho y el deber de perfeccionarlo.

Ciertamente que no solamente esto está determinado por los genes, sino todos los otros factores biológicos, como pueden ser el color de la piel, el color de los ojos o la forma de la nariz. El dominio de la biogenética unido a la clonación permitirá el que nazcan individuos de acuerdo con los deseos de las personas.

Uno se pregunta ahora para qué sirve esta producción de clones. ¿Simplemente para satisfacer una curiosidad del hombre y nada más? Ciertamente que no. Estamos muy lejos de esto, así, por ejemplo, al vincularse la genética con la reproducción clónica tenemos que se ampliará enormemente el banco de órganos para facilitar el transplante que sirve para salvar tantas vidas humanas que encuentran la muerte al no poder obtener un riñón o un corazón que reemplace a los que tiene deteriorados. Esto se ha logrado mediante la reproducción de animales modificados genéticamente con la simple inserción de genes de otras especies, produciéndose así los denominados animales transgenéticos.

En la ingeniería genética se busca el conocimiento de lo que son los cada uno de los genes de un mapa genético. Esto no está tan lejos como parece, la capacidad de eliminar el factor azar de nuestro perfil, genético esta cada vez mas cerca.

Lo ideal de recurrir a la ingeniería genética es que la utilicen para prevenir o corregir enfermedades serias y no para tener un hijo mas inteligente, o para que sea alto y de ojos celestes. El problema es que la ciencia sigue progresando a velocidad de un tren bala, llegando a menudo a una estación determinada mucho antes de que hayan podido analizarse y comprenderse a fondo todas las consecuencias derivadas de los adelantos.

La única terapia genética permitida hoy para su aplicación en seres humanos es la vinculada a las enfermedades.

La ingeniería genética puede definirse como "La manipulación deliberada de la información genética, con miras al análisis genético o al mejoramiento de una especie". Con el descubrimiento de la estructura del material genético, en 1953, nace la biología molecular y con ello se inicia una nueva etapa en la historia de la biología. El año de 1970 marca otra etapa importante: el comienzo de la manipulación enzimática del material genético, y por consiguiente, la aparición de la ingeniería genética molecular, que constituye la más reciente evolución de la manipulación genética.

Los procedimientos que se utilizan reciben el nombre de métodos del ADN “recombinante” o clonación molecular del ADN. En el pasado se utilizaban en forma empírica los sistemas biológicos existentes, hoy ya no solamente se seleccionará uno de esos sistemas para llevar a cabo un proceso, sino que se diseñarán genéticamente atendiendo a la posibilidad real de manejar su información genética y la de incorporarles la de otros organismos.

1.2. Beneficios de la ingeniería genética

La ingeniería genética tiene un gran potencial. Por ejemplo, el gen para la insulina, que por lo general sólo se encuentra en los animales superiores, se puede ahora introducir en células bacterianas mediante un plásmido o vector. Después la bacteria puede reproducirse en grandes cantidades constituyendo una fuente abundante de la llamada insulina “recombinante” a un precio relativamente bajo. La producción de insulina “recombinante” no depende del, en ocasiones, variable suministro de tejido pancreático animal. Otros usos de la ingeniería genética son el aumento de la resistencia de los cultivos a enfermedades, la producción de compuestos farmacéuticos en la leche de los animales, la elaboración de vacunas, y la alteración de las características del ganado.

Un caso de enorme utilidad es, por ejemplo, el de los cerdos, cuya sangre ha sido modificada al introducir en ella genes humanos, produciéndose así cerdos cuyos órganos al ser transplantados a seres humanos producirían menor rechazo que si no se hubiera efectuado esta modificación transgenética. Mediante procedimientos similares se ha logrado también la producción de salmones de crecimiento rápido en beneficio de una mejora en la alimentación de la humanidad. La producción, ya lograda en octubre de 1997, de embriones de ranas sin cerebro, facilita la obtención de órganos para el transplante, mejorando así la calidad y cantidad de vida del ser humano.

Se ha trabajado tanto en este campo que actualmente ya se han producido 10,000 especies de animales transgenéticos como por ejemplo ratones sensibles al cáncer o a la obesidad o a la enfermedad de Alzheimer cuyo objetivo es precisamente lograr curar estas enfermedades en los seres humanos.

La tecnología transgénica también se está usando de manera intensiva para producir en la leche de los animales proteínas humanas terapéuticas. Estas proteínas son extraídas de la leche de los animales, filtradas y empleadas como productos farmacéuticos. Se obtienen de una hembra escogida por su habilidad para producir en su leche altas concentraciones de proteínas específicas y esta habilidad se ha logrado al introducir genes de otra especie los cuales han tenido como efecto una mayor producción de las glándulas mamarias.

Las pruebas comenzaron primero en ratones y después de ver el efecto positivo se hicieron con otros animales como las ovejas. Esto se origina también en Escocia cuando en 1987 se introdujo un gen en el material hereditario de un ratón hembra y se constató que dicho gen era activo únicamente en las glándulas mamarias; así se abrió el campo de lo que ahora se denomina el ordeño de medicamentos.

Precisamente Dolly es clon de una oveja especializada en dar en su leche altas cantidades de proteínas humanas terapéuticas. La producción de proteínas terapéuticas en la leche de las ovejas se logró introduciendo genes humanos en el animal.

2. LA CLONACIÓN

2.1. ¿Qué es la clonación?

Si nos referimos al ámbito de la Ingeniería Genética, clonar es aislar y multiplicar en tubo de ensayo un determinado gen o, en general, un trozo de ADN. Sin embargo, Dolly no es producto de Ingeniería Genética. En el contexto a que nos referimos, clonar significa obtener un individuo a partir de una célula o de un núcleo de otro individuo.

En los animales superiores, la única forma de reproducción es la sexual, por la que dos células germinales (óvulo y espermatozoide) se unen, formando un zigoto (o huevo), que se desarrollará hasta dar el individuo adulto. La reproducción sexual fue un invento evolutivo (del que quedaron excluidas las bacterias y muchos organismos unicelulares), que garantiza que en cada generación de una especie van a aparecer nuevas combinaciones de genes en la descendencia, que posteriormente será sometida a la dura prueba de la selección y otros mecanismos evolutivos.

Las células de un animal proceden en última instancia de la división repetida y diferenciación del zigoto.

Las células somáticas, que constituyen los tejidos del animal adulto, han recorrido un largo camino "sin retorno", de modo que, a diferencia de las células de las primeras fases del embrión, han perdido la capacidad de generar nuevos individuos y cada tipo se ha especializado en una función distinta (a pesar de que, salvo excepciones, contienen el mismo material genético).

Desde hace unos años se vienen obteniendo mamíferos clónicos, pero sólo a partir de células embrionarias muy tempranas, debido a que aún no han entrado en diferenciación. No es extraño pues el revuelo científico cuando el equipo de Ian Wilmut, comunicó que habían logrado una oveja por clonación a partir de una célula diferenciada de un adulto. Esencialmente el método (que aún presenta una alta tasa de fracasos) consiste en obtener un óvulo de oveja, eliminarle su núcleo, sustituirlo por un núcleo de célula de oveja adulta (en este caso, de las mamas), e implantarlo en una tercera oveja que sirve como "madre de alquiler" para llevar el embarazo. Así pues, Dolly carece de padre y es el producto de tres "madres": la donadora del óvulo contribuye con el citoplasma (que contiene, además mitocondrias que llevan un poco de material genético), la donadora del núcleo (que es la que aporta la inmensa mayoría del ADN), y la que parió, que genéticamente no aporta nada.

Científicamente se trata de un logro muy interesante, ya que demuestra que, al menos bajo determinadas circunstancias es posible "reprogramar" el material genético nuclear de una célula diferenciada (algo así como volver a poner a cero su reloj, de modo que se comporta como el de un zigoto). De este modo, este núcleo comienza a "dialogar" adecuadamente con el citoplasma del óvulo y desencadena todo el complejo proceso del desarrollo intrauterino.

Dolly no es una copia idéntica de la "madre" que donó el núcleo (no se olvide que el óvulo contiene ese pequeño ADN de la mitocondria). Aunque ambas comparten el mismo ADN nuclear, las instrucciones genéticas de Dolly no experimentaron exactamente el mismo tipo y combinación de estímulos que los de su "madre nuclear". Esto se debe a los fenómenos de epigénesis, complejas series de interacciones entre los genes y el entorno, y aquí entendemos por entorno desde los factores presentes en el citoplasma del óvulo, pasando por los procesos de formación del embrión/ feto, a su vez sometidos al peculiar ambiente uterino, y alcanzando a la vida extrauterina (estímulos al nacer, periodo de lactancia, relaciones con la madre, interacciones "sociales" con otros individuos de la especie, etc).

En resumidas cuentas, el ADN no contiene un programa unívoco de instrucciones, sino que es flexible, y la expresión genética en cada individuo queda matizada por multitud de factores, quedando "abierta" con una finalidad adaptativa clara.

2.2. Clonación en humanos 

Como es sabido, cuando una técnica se pone a punto en un animal doméstico o de laboratorio, sólo es cuestión de tiempo y dinero el que pueda ser aplicada a humanos. Esta perspectiva es la que, obviamente, ha despertado esa mezcla de fascinación, ansiedad y temor en la opinión pública. El ciudadano actual percibe los adelantos científicos con cierta ambivalencia: si bien reconoce como positivos el avance del conocimiento y del bienestar, es igualmente consciente de que pueden acarrear problemas ambientales, y amenazar valores y creencias importantes para la cohesión social. El mito de Frankestein no es más que la plasmación simbólica del temor a que nuestras creaciones tecnológicas nos sobrepasen y nos dominen, una idea sistematizada por las recientes aportaciones de la filosofía y sociología de la ciencia y la tecnología.

Lo que se juega en el debate sobre la clonación no es obtener copias de Einstein o de Hitler, (algo imposible, porque en cada individuo influye poderosamente el ambiente y la educación). Olvidémonos de anti-utopías de tipo Un mundo feliz. Efectivamente, nuestros genes no determinan nuestra individualidad ni nuestra dignidad como personas. Pero la auténtica oposición a la clonación en humanos no va por esos derroteros.

Evidentemente, un individuo clónico (aparte de no ser totalmente idéntico al original, por las razones ya apuntadas) tendría su propia individualidad, y es absurdo hablar en este sentido de "fotocopias humanas" (sobre todo en lo referente al carácter y conducta). Independientemente de la influencia real que tengan los genes en la conducta humana (desde luego, no superior a la ambiental y cultural), el clónico se sentiría como individuo diseñado ex-profeso por terceras personas, y su situación, a diferencia de lo que se ha dicho, no es en absoluto equivalente a la de los gemelos idénticos. Mientras los gemelos comparten simultáneamente en el tiempo un mismo genotipo aleatorio totalmente nuevo, del que nadie sabe nada a priori, al clónico se le impone un genotipo ya experimentado anteriormente por otra persona.

La clave de la crítica estriba en que esto crearía una situación asimétrica del clónico respecto del original: el clónico tendrá encima la "losa" de saberse fruto de diseño de otras personas, y su autopercepción se resentiría por ello. Todo el proceso de su autodescubrimiento y sus relaciones con los demás quedarán marcados indeleblemente. Una vez más: no se trata de determinismo genético, sino de la intromisión de un conocimiento perturbador en lo más central de lo que constituye la búsqueda que cada individuo hace de su propia personalidad.

Cada uno de nosotros responde a la pregunta "¿Quién soy yo?" partiendo de un genotipo nuevo (con sus potencialidades desconocidas para todos) y del secreto. Pero el clónico tiene un genotipo ya vivido (no original), y tenderá a creer que sabe demasiado de sus propios límites y posibilidades: este mero conocimiento puede ser profundamente condicionador de su personalidad. ¿Dónde quedaría la aventura de sentirse único e irse descubriendo a sí mismo? Por estas razones, y al igual a lo que se ha propuesto para los avances en las técnicas de sondeo de propensiones genéticas, la bioética y el bioderecho están articulando y reclamando la proclamación de un "derecho a ser fruto del azar" y de un "derecho a la ignorancia", a no saber (o creer saber) demasiado de uno mismo por adelantado.

Y, por supuesto, paralelamente a estos argumentos, no deja de resonar un viejo principio ético básico de nuestra cultura: los seres humanos son fines en sí mismos, y no pueden ser medios para otros fines, por muy loables que éstos sean (incluyendo el avance científico). ¿Con qué autoridad y con qué sabiduría podríamos imponer a otros seres humanos nuestro diseño en su misma entraña biológica, a carecer de la referencia a un padre y una madre, a ser fruto de una unión sexual? ¿Seríamos capaces de experimentar ("a ver lo que sale") con otros seres humanos con el pretexto de eliminar el azar biológico? ¿Quiénes somos nosotros para abrogar este mecanismo de lotería genética que lleva miles de millones de años funcionando, qué criterios usaríamos en su lugar, y quién decidiría? El debate de la clonación (junto con otros avances derivados de la biotecnología) va a ser un buen campo para poner a prueba la capacidad de nuestras sociedades para discutir racional y democráticamente sobre la posibilidad de encauzar la tecnología. ¿Tendremos en nuestras manos la oportunidad de ponerla al servicio de las profundas necesidades de la humanidad, o seguiremos deslizándonos por la pendiente del sonambulismo tecnológico?

3. LA ÉTICA Y LA MORAL EN LA CLONACIÓN Y EN LA MANIPIULACIÓN EN HUMANOS

3.1. Ciencia y ética

Arthur Caplan , profesor de bioética, comenta que “este tipo de investigaciones aplicadas a personas puede llevar mucho antes a la cárcel que al premio Nóbel”.

Sin embargo hasta la fecha de presentación de Dolly existían “exclusivamente recomendaciones más que normas”. Por tanto, es lógico pensar que se necesitan, tanto a nivel nacional como internacional , unas normas legislativas y/o jurídicas que regulen los nuevos avances biotecnológicos de una manera muy fina, de manera que dichas normas prohíban lo que tengan que prohibir, permitan lo que tengan que permitir y restrinjan lo que tengan que restringir. Esto es sumamente complejo, pues no servirían legislaciones restrictivas en unos piases y permisivas en otros, ya que de esta manera no se evitaría la tan repudiada clonación humana.

Así lo explicaba Harold Varmus, cuando decía que “si en EE.UU se prohíbe la clonación, los que la deseen irán a otro país”; Lora Andrés, lanzaba una mirada retrospectiva cuando comentaba que “en los primeros días de la FIV , Australia prohibió su práctica . Entonces , todos los científicos se mudaron a Singapur”. Por tanto , no es la decisión unilateral de un país la que va a resolver la situación, sino el acuerdo multinacional. Es entonces cuando surgen las preguntas: ¿Qué es lo que hay que prohibir , en el supuesto de que haya que prohibir algo?, ¿cómo habremos de hacer para que , sea cual sea la decisión que se tome , se respeten todas las ideologías y religiones afectadas(que son todas)?, y ¿qué opinarían las generaciones futuras de que nosotros, sus antepasados , hayamos predeterminado intencionadamente la configuración de su material genético?, ¿no estaríamos minando de esta manera la libertad de esas generaciones?, ¿qué derecho tenemos para configurar a nuestro gusto a estas futuras personas?.

Para Carlos M.Romeo Casabona, la toma de decisiones acerca de los nuevos descubrimientos biológico ha de aceptar como mínimo cuatro premisas:

1.- La búsqueda de principios regulativos o la imposición de limitaciones no corresponde de modo exclusivo a los investigadores pues, al afectar sus descubrimientos a toda la colectividad, en la discusión debe participar también esta colectividad a través de personas o grupos cualificados.

2.- Debe asegurar el pluralismo ideológico para garantizar que en la discusión se integran los diversos puntos de vista .

3.- Son importantes los “Comités Nacionales de Bioética” como medio de canalización de estos objetivos, creación de opinión, fomento del debate en la opinión pública y orientación de las instancias pública. Un comité ha de ser independiente de los poderes públicos, ha de ser plural en las representaciones ideológicas y científicas , y no debe ser directiva, pues no puede pretender reemplazar los procedimientos jurídico-constitucionales establecidos .

4.- Se ha de tender hacia la uniformidad de criterios , incluso en el ámbito supranacional e internacional , armonizando las legislaciones correspondientes . De este modo se previene que se pueda burlar una ley nacional acudiendo a otro país carente de regulación a con una normativa más permisiva.

¿Hay que prohibir totalmente la clonación?, ¿se deberían clonar seres humanos?, ¿donde están los límites de la clonación?. He aquí el núcleo de toda la discusión: ¿cual es el límite?. He aquí donde todos los saberes confluye: ¿es moralmente lícito?, ¿éticamente correcto?, ¿biológica y técnicamente posible?, ¿ideológicamente permisible?.

Por un lado, los expertos en bioética aseguran que éticamente la clonación humana es ilícita porque daña el derecho de toda persona a la originalidad genética. Por otro lado, Gino Concetti , opinaba que “en la investigación científica y en la experimentación existen límites insuperables que surgen no sólo del orden ético sino del orden mismo de la naturaleza(...)todo cuanto es técnicamente posible no es moralmente lícito”. Sin duda alguna, toda esta filosofía católica es enormemente bella , pero ni la grandilocuencia vaticana ni la palabra del Dios cristiano podrían parar a un embriólogo que, conociendo la técnica, deseara practicar con ella por iniciativa privada.

Cuando se posee una técnica no se guarda en un rincón, se utiliza, y ahí estaba Noëlle Lanoir , presidenta del Comité Internacional de Bioética, para recordarnos que “todas las técnicas realizadas en animales han pasado al ser humano”, ahí está la FIV para demostrarlo. Sin duda, debemos tener esto en cuenta a la hora de legislar o de preparar una normativa reguladora eficaz .

Muchos países ya han formado sus Comisiones de Bioética. Así, la Comisión Asesora Nacional de Bioética es la que informa al presidente norteamericano; en Inglaterra es la Comisión Asesora en Genética Humana, y en España el, recientemente creado, Comité de Expertos sobre Bioética y Clonación . A nivel europeo se ha constituido el Grupo Asesor sobre Aspectos Éticos de la Biotecnología. La función de estos comités consiste en sondear la opinión pública y la de las instituciones y organizaciones privadas con la finalidad de elaborar un documento que refleje el estado de la cuestión en bioética y clonación .

La opinión pública ya se había posicionado: prohibición. Pero, ¿qué opina la comunidad científica?. Lógicamente ,encontramos dos líneas de opinión opuestas: una a favor y otra en contra .

OPINIONES A FAVOR

Tito Ureta, explica que “la prohibición de la experimentación con la clonación humana nos va a dejar sin conocer procesos importantes ; por ejemplo, cómo se produce el envejecimiento”, además, “la clonación es importante en la producción de vacunas , porque contra más uniforme sea la población de animales, mejor”.

Harold Varmus, consideró que “quizá hay situaciones en las que consideremos útil hacerlo. Podría clonarse un niño a partir de la médula ósea de un hombre estéril y un ovocito de la madre”.

Joshua Lederberg, premio Nóbel de medicina, defendía “el clonaje humano como medio de reproducción , sin peligro de deterioro genético , de los individuos superiores”.

Robert Edwards, declara que”sería bueno disponer de cepas celulares para fabricar órganos de recambio en caso de enfermedad o accidente”.

Simon Fishel, también se declaró favorable a la idea de “hacer un clon de un enfermo para hacer células madre embrionarias que pudieran utilizarse para reparar los tejidos dañados” o , por qué no , “para hacer copias de seres humanos en estado de muerte cerebral , como reserva de trasplante de órganos”

Phillip Wyatt, piensa que, en ciertos casos, la clonación será absolutamente deseable a condición de que se observen unas reglas determinadas. “En un diabético se podrán tomar células de su páncreas para crear un segundo páncreas y hacerlo crecer un carnero”

Ruth Deech, considera que “puede pensarse en autorizar a una pareja, con riesgo a tener un hijo anormal , a hacer un clon , pero sugiere una ley que controle su uso” .

Brigid Hogan, y Leonard Fleck piensan que “valdría más clonar a un niño destinado a vivir que tener un niño con un gran riesgo genético; en tanto que aquel niño sea criado y educado como otro, no habrá ningún problema moral”

OPINIONES EN CONTRA

Georges Wald, premio Nóbel de medicina, declaraba como “inviolable el patrimonio genético humano”.

Lori Andrews plantea que “pueden producirse delitos, tales como clonar personas sin conocimiento ni consentimiento de ellas”.

Harry Griffin platea que“en el hipotético caso de que el niño sea viable y sano, desconocemos si existe o no un legado oculto en sus genes . A la hora de seleccionar las células donantes no podemos saber que esta no tenga mutaciones genéticas”

J.A.Abrisqueta reflexionó sobre las implicaciones biológicas que la clonación humana supondría: “A nivel biológico , este tipo de experimentos supone una involución hacia formas inferiores en la escala biológica , que se reproducen de forma asexuada. Precisamente , la reproducción asexual es la fuente más importante de variabilidad genética, la cual propicia la adaptación ante situaciones nuevas y facilita la evolución (...) La clonación humana condenaría a nuestra especie a una indefectible desaparición pues colocaría al hombre en una posición de indefensión frente al ataque de agentes patógenos o frente a situaciones ambientales hostiles”.

Robert M. Moore asegura que ”los ovocitos que se producen en la ovulación , aparte de ser muy pocos , están poco capacitados”

  • Problemas éticos de la Clonación

Es una manipulación radical de la relacionalidad y complementariedad constitutivas, que están en la base de la procreación humana, tanto en su aspecto biológico como en el propiamente personal. En efecto, tiende a considerar la bisexualidad como un mero residuo funcional, puesto que se requiere un óvulo, privado de su núcleo, para dar lugar al embrión-clon y, por ahora, es necesario un útero femenino para que su desarrollo pueda llegar hasta el final. De este modo se aplican todas las técnicas que se han experimentado en la zootecnia, reduciendo el significado específico de la reproducción humana.

En esta perspectiva se adopta la lógica de la producción industrial: se deberá analizar y favorecer la búsqueda de mercados, perfeccionar la experimentación y producir siempre modelas nuevos.

Se produce una instrumentalización radical de la mujer, reducida a algunas de sus funciones puramente biológicas (prestadora de óvulos y de útero), a la vez que se abre la perspectiva de una investigación sobre la posibilidad de crear úteros artificiales, último paso para la producción «en laboratorio» del ser humano.

En el proceso de clonación se pervierten las relaciones fundamentales de la persona humana .Una mujer puede ser hermana gemela de su madre, carecer de padre biológico y ser hija de su abuelo. con la clonación se llega a la ruptura total de estos vínculos.

Como en toda actividad artificial se «emula» e «imita» lo que acontece en la naturaleza, pero a costa de olvidar que el hombre no se reduce a su componente biológico, sobre todo cuando éste se limita a las modalidades reproductivas que han caracterizado solo a los organismos más simples y menos evolucionados desde el punto de vista biológico.

Se alimenta la idea de que algunos hombres pueden tener un dominio total sobre la existencia de los demás, hasta el punto de programar su identidad biológica -seleccionada sobre la base de criterios arbitrarios o puramente instrumentales-, la cual, aunque no agota la identidad personal del hombre, caracterizada por el espíritu, es parte constitutiva de la misma. Esta concepción selectiva del hombre tendrá, entre otros efectos, un influjo negativo en la cultura, incluso fuera de la práctica -numéricamente reducida- de la clonación, puesto que favorecerá la convicción de que el valor del hombre y de la mujer no depende de su identidad personal, sino solo de las cualidades biológicas que pueden apreciarse y, por tanto, ser seleccionadas.

La clonación humana merece un juicio negativo también en relación con la dignidad de la persona clonada, que vendrá al mundo como «copia» (aunque sea sólo copia biológica) de otro ser. En efecto, esta práctica propicia un íntimo malestar en el clonado, cuya identidad psíquica corre serio peligro por la presencia real o incluso sólo virtual de su "otro". Tampoco es imaginable que pueda valer un pacto de silencio, el cual sería imposible y también inmoral, dado que el clonado fue engendrado para que se asemejara a alguien que "valía la pena" clonar y, por tanto, recaerán sobre él atenciones y expectativas no menos nefastas, que constituirán un verdadero atentado contra su subjetividad personal.

Si el proyecto de clonación humana pretende detenerse «antes» de la implantación en el útero, tratando de evitar al menos algunas de las consecuencias que acabamos de señalar, resulta también injusto desde un punto de vista moral.

En efecto, limitar la prohibición de la clonación al hecho de impedir el nacimiento de un niño clonado permitiría de todos modos la clonación del embrión-feto, implicando así la experimentación sobre embriones y fetos, y exigiendo su supresión antes del nacimiento, lo cual manifiesta un proceso instrumental y cruel respecto al ser humano.

En todo caso, dicha experimentación es inmoral por la arbitraria concepción del cuerpo humano (considerado definitivamente como una máquina compuesta de piezas), reducido a simple instrumento de investigación. El cuerpo humano es elemento integrante de la dignidad y de la identidad personal de cada uno, y no es lícito usar a la mujer para que proporcione óvulos con los cuales realizar experimentos de clonación.

Es inmoral porque también el ser clonado es un «hombre», aunque sea en estado embrional.

En contra de la clonación humana se pueden aducir, además, todas las razones morales que han llevado a la condena de la fecundación in vitro en cuanto tal o al rechazo radical de la fecundación in vitro destinada sólo a la experimentación.

El proyecto de la "clonación humana" es una terrible consecuencia a la que lleva una ciencia sin valores y es signo del profundo malestar de nuestra civilización, que busca en la ciencia, en la técnica y en la "calidad de vida" sucedáneos al sentido de la vida y a la salvación de la existencia.

Es preciso subrayar, una vez más, la diferencia que existe entre la concepción de la vida como don de amor y la visión del ser humano considerado como producto industrial.

Frenar el proyecto de la clonación humana es un compromiso moral que debe traducirse también en términos culturales, sociales y legislativos. En efecto, el progreso de la investigación científica es muy diferente de la aparición del despotismo cientificista, que hoy parece ocupar el lugar de las antiguas ideologías. En un régimen democrático y pluralista, la primera garantía con respecto a la libertad de cada uno se realiza en el respeto incondicional de la dignidad del hombre, en todas las fases de su vida y más allá de las dotes intelectuales o físicas de las que goza o de las que está privado. En la clonación humana no se da la condición que es necesaria para una verdadera convivencia: tratar al hombre siempre y en todos los casos como fin y como valor, y nunca como un medio o simple objeto.

3.2. Ciencia y empresa

Por otra parte, no debemos pensar que las investigaciones científicas las elige el científico con total libertad y aleatoriedad. Ahora más que nunca la investigación científica está encaminada a resolver problemas específicos. Nada se hace ni se hará en la rama biomédica que no esté destinado a este fin. R.Cacabelos lo explicaba de la siguiente manera: “La ciencia sólo trabaja por el conocimiento de la naturaleza, el dominio de los elementos, el entendimiento de lo normal para poder tratar lo patológico , en definitiva , mejorar la calidad de vida de nuestra especie “.

Si esto es así, ¿para que queremos clonar ovejas , vacas , cerdos, ...? . Muy sencillo: Para la producción “natural” de proteínas humanas de interés terapéutico en la leche de ovejas y vacas. Por su parte, la introducción de genes humanos en cerdos puede originar cerdos con órganos humanizados que no plantean problemas de rechazo en los trasplantes. Una vaca transgénica podría proporcionar 80 kilos de albúmina al año y teniendo en cuenta que al año se consumen en el mundo cerca de 440 toneladas de esta proteína de la sangre tremendamente necesaria si se ha sufrido una perdida de sangre .

Como vemos, detrás de los laboratorios se esconde un negocio multimillonario. En Wall Street, el mercado de las proteínas terapéuticas asciende a 7000 millones de dólares (se espera que sean 18500 para el año 2000). ¿Le queda alguna duda a alguien de que la clonación animal tiene, por encima de todo, un objetivo económico?, ¿si?. Bueno , pues entonces vamos a despejar dudas. Desde que nació Dolly hasta que se dio a conocer, el 23 de febrero de 1997, pasaron seis largos meses. ¿Por qué esperaron tanto?. Muy sencillo: Porque seis meses fueron los que necesitaron para obtener las tres patentes que salvaguardaban los derechos de uso de los tres pasos esenciales del experimento:

1.- Cómo tratar las células del donante.

2.- Cómo trabajar con las células del receptor.

3.- Cómo reprogramar los pares resultantes.

Cuando el Instituto Roslin consiguió las patentes dio a conocer los resultados. No antes. Aquel 23 de febrero era domingo. En tan sólo cuatro días las acciones de la empresa gestora del Instituto, la empresa PPL Therapeutics , habían ascendido en un 67% , aumentando su valor en la bolsa londinense en 25 millones de libras:¿un negocio o no? .

Es posible que todo esto no sea muy noble por parte de nuestra especie. Pero lo que sí es cierto es que, por dinero o por placer, la clonación humana es , o será dentro de poco, importantísima para la medicina y su regulación debe ser inminente pero como dice el director del lnstituto Roslin, Graham Bulfield , “es necesario que la clonación animal prosiga”.

3.3. Ciencia y sociedad

El 27 de febrero de 1997 Ian Wilmut y Keith Campbell , del Instituto Roslin, informaron en Nature, una de las revistas científicas más prestigiosas en el mundo, del nacimiento de un cordero clónico nacido a partir de células adultas: Dolly.

La clonación de animales no era ninguna novedad, por lo menos para los científicos. Lo que si resultaba más novedoso era que esta clonación hubiese sido realizada a partir de células adultas, utilizando el concepto de “novedoso” siempre desde el ámbito científico pues para el individuo de la calle resulta tan novedoso lo uno como lo otro. Y si uno se para a pensar , termina por preguntarse: ¿Cuanta gente de esa que camina habitualmente por la calle sabía hasta el 27 de febrero que los científicos llevaban casi ¡¡50 años!! Clonando animales?. Podríamos asegurar que muy poca. Sin embargo, en la rueda de prensa que se dio para conmemorar el “pequeño-gran” avance hubo un periodista al que se le ocurrió la genial idea de preguntarle a Wilmut algo sobre la clonación humana, y Wilmut dijo que no había “razón biológica por la que los seres humanos no puedan ser clonados”. ¡¿qué?!, ¡¿cómo?!. Probablemente no fue necesario que lo repitiera, probablemente todos se quedaron en blanco. Fue inútil, lógicamente, que el mismo Wilmut intentara quitarle hierro al asunto diciendo que “clonar gente sería meternos en el terreno de la ciencia-ficción” y que la clonación humana es “contraria a la ética” y que “sería desesperadamente triste si la gente empezase a usar esta técnica con la gente”.

Resulta gracioso comprobar cómo a veces un elogiable descubrimiento puede convertirse en una horrible pesadilla y de cómo unos “inocentes” comentarios pueden convertirse en una bomba de relojería.

A lo largo de la historia no han faltado mentes lúcidas que , por una oscura razón que desconocemos, se han dedicado a inculcar en la “gente de a pie” una idea tan aterradora como equivocada de lo que ocurre en un laboratorio de investigación científica . ¿Acaso son los científicos esos estereotipados monstruos con batas blancas, que se esconden en sus laboratorios al caer la noche para realizar siniestros experimentos?. Pues ... no. Por lo menos los que nosotros conocemos. Sin embargo, hay “personajes”, como Alvin Toffler que en 1970 ya quería llenar la Tierra de personas repetidas . O Woody Allen que en 1973 se le ocurrió la idea de clonar a un líder político a partir de ... ¿una célula? ... ¿un tejido?

En 1978 , en “Los niños del Brasil “, Ira Levin tramaba clonar, no se cuantas veces, a Hitler (¡que Dios nos proteja!); y ese mismo año, David Rorvik desarrolla, en “In his image: The clonning of a man”, algo parecido a lo de W. Allen pero con la alta burguesía.

Pero la mejor historia es , en nuestra modesta opinión , el “Doedalus” de John Aldane , quien ya mostraba una época en la que los bebés son seleccionados eugenésicamente y gestados en úteros artificiales .

Evidentemente , todo esto es ciencia-ficción . Pero sin saber por qué , a la gente se le quedan todos estos “pajaritos” en la cabeza .¿Y qué pasa cuando un científico que sale en las portadas de los periódicos y las revistas dice que la clonación humana ya no es cosa de película?. Pues que la gente , por poco que lea los periódicos y menos las páginas dedicadas en ellos a la ciencia, ve esos grandes titulares, los lee y recuerda a Hitler, a Alvin Toffler, llegándose a horrorizar.

Desde que le Instituto Roslin nos enseñó a Dolly se han producido verdaderas olas de opinión contra la clonación humana, y se ha suscitado todo un terremoto político a nivel nacional e internacional .

El clonaje de los seres humanos a gran escala pondría en peligro incluso la supervivencia de una sociedad democrática.

El sensacionalismo de los medios de comunicación hacen temblar a las masas, que rápidamente dan su opinión: el 87% de la población norteamericana se muestra partidaria de prohibir legalmente la clonación de seres humanos por considerarla una práctica inmoral, el 44% se muestra contraria tanto a la clonación humana como a la clonación animal, el 93% jamás se dejaría clonar y al 7% sí que les gustaría clonarse. En España, las cosas son muy parecidas, hasta el punto de que el 93% de los españoles se declara contrario a la clonación humana mientras que un 7% se declara claramente a favor . en conclusión : la gente pide prohibición. Pero la cosa no es tan fácil. No se puede prohibir por prohibir.

Si bien es cierto que es urgente y necesario que la sociedad entable un debate y una discusión acerca de lo que se debe o no se debe hacer , no es menos cierto que , si se prohíbe de plano la clonación se va a perder la oportunidad de avances importantes. La comunidad científica jamás pensará en algún proyecto de los arriba indicados. “La ciencia es buena pero la técnica es ambivalente.

Quién adultera la ciencia, no es el científico sino los mercaderes oportunistas que transforman la plusvalía de la ciencia en una moneda de cambio podrida de intereses ajenos a la mentalidad del científico.

Por lo tanto, urge el análisis de los problemas que se puedan derivar de estos nuevos métodos de investigación .

3.4. Ciencia y religión

La postura del cristianismo está perfectamente definida :

En 1987 , la “Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe” establecía en su “Instrucción sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación “ que : “Las técnicas de FIV pueden hacer posible otras formas de manipulación biológica o genética de embriones humanos(...)Estos procedimientos son contrarios a la dignidad del ser humano propio del embrión y, al mismo tiempo , lesionan el derecho de la persona a ser concebida y nacer en el matrimonio y del matrimonio. También los intentos y las hipótesis de obtener un ser humano sin conexión alguna con la sexualidad mediante “fisión gemelar”, clonación partenogénesis , deben ser considerados contrarios a la moral en cuanto que están en contraste con la dignidad tanto de la procreación humana como de la unión conyugal”

En una nota publicada el 26 de febrero de 1997 en “L´Osservatore Romano” bajo el título “Una demanda imperiosas de la razón y de la humanidad” , solicitan la prohibición de la clonación humana:”No hacer concesiones frente a la presión de las corrientes positivistas”.

  • La Iglesia opina:

La iglesia católica, también hace una opinión, que para muchos es muy valorada, pero que a la vez puede ser alarmante.

Embarcarse en esta empresa puede responder a finalidades puramente experimentales, cognoscitivas, lucrativas, psudoterapéuticas o de puro desafío a los límites humanos y al poder divino.

Así algunos plantean la clonación como medio de producción de duplicados humanos que, congelados, podrían constituir un banco de órganos a medida del interesado; puede servir para crear un ejército indefinido de autómatas, de soldados prefabricados, de científicos o de obreros de segunda categoría; puede ser la variante para dar descendencia a parejas de lesbianas y homosexuales o simplemente para quienes deseen tener hijos idénticos a sí mismos; puede ser el modo de crear una raza superior, proyectada en el laboratorio, depurada de nuestras taras actuales; puede ser la solución para fabricar individuos sin familia sobre los que pueda experimentarse sin que nadie llore los resultados y las pérdidas.

El motivo es que estamos hablando del ser humano y, al actuar sobre él, la clonación pervierte dos dimensiones fundamentales: la dignidad inderogable e intangible de su concepción y la dignidad de su individualidad.

3.5. Bioética

Partimos de la base de que la Bioética es actualmente una disciplina cosmopolita. En efecto, su temática, su metodología y sus fines vienen siendo objeto de estudio, investigación y enseñanza en diversos ámbitos académicos y profesionales. En la práctica institucional, los Comités de Bioética son una realidad con clara conciencia de su razón de ser y de su cometido. Asimismo, los principios bioéticos y los postulados que de ellos se derivan vienen obteniendo una categórica recepción legal y jurisprudencial.

Vivimos en un mundo multicultural, en el que se discuten difíciles cuestiones que incumben a todos los seres humanos, por ello aceptamos el legítimo pluralismo de opciones éticas y de diversidad de proyectos de vida. Y afirmamos que la Bioética es, por definición, una disciplina racional y ecuménica. Con tales premisas, consideramos que aquellas cuestiones deben ser públicamente debatidas, respetándose, siempre y democráticamente, las opiniones propias de las diversas cosmovisiones que coexisten en nuestro mundo actual, así como también las discrepancias que de ellas resultan.

  • El desafío actual de la bioética

Durante la última década, la comunidad internacional se ha visto conmovida por los anuncios de espectaculares avances en el campo de la biología molecular, centrados, sustancialmente, en el ámbito de la genética. Lo que hasta entonces parecía ser un territorio vedado al conocimiento del hombre -la clave del misterio mismo de la vida- comenzó a ser desentrañado.

Estos promisorios avances de las ciencias biológicas tomaron desprevenidas a las disciplinas del deber ser y las enfrentaron, cruda e inesperadamente, a una serie de acuciantes preguntas; y aunque esos interrogantes no configuran, en esencia, más que la nueva formulación del ancestral dilema de los límites del obrar humano -si deben existir y cuáles son- lo cierto es que la respuesta ética resultante no ha alcanzado -hasta el presente- la profundidad, la amplitud y la riqueza que el tema en estudio requiere.

Este panorama, trasladado al ámbito de formación de la conciencia de la comunidad sobre tal problemática, adquiere ribetes aún más alarmantes. El ciudadano medio sólo accede a noticias defectuosamente elaboradas por los medios masivos de difusión, que se manejan en base a dos premisas antagónicas: el milagro o el Apocalipsis, sin dejar espacio para una aproximación racional al tema.

No es ajena a la confusión reinante la falta de precisión -o, incluso, de conocimiento- sobre el exacto contenido de estas nuevas prácticas científicas, sus alcances y sus posibilidades reales.

En una primera visión, es fácil detectar que el discurso habitual confunde los procedimientos de ingeniería genética con las prácticas terapéuticas destinadas a paliar la infertilidad. Valga entonces precisar que la ingeniería genética comprende la totalidad de las técnicas dirigidas a alterar o modificar el caudal hereditario de alguna especie, ya sea con el fin de superar enfermedades de origen genético (terapia genética) o con el objeto de producir modificaciones o transformaciones con finalidad experimental, esto es, de lograr un individuo con características hasta ese momento inexistentes en la especie (manipulación genética).

Cada ser humano cuenta con una dotación de aproximadamente cien mil genes, ordenados de a pares, que son los que le otorgan su carácter diferencial. A lo largo de su existencia desarrollará parte de la información contenida en esos genes, pero lo que nunca podrá lograr es que su organismo exprese una información ausente de su cromosoma. El lenguaje en que tal información está escrita es el mismo para todo ser viviente.

Dos serían los caminos a recorrer por parte de los científicos:

traducir la totalidad de la información contenida en el cromosoma de los distintos seres vivientes, con miras a la concreción de una medicina predictiva, y, en un futuro más lejano, a una terapia génica que reconstruya los cromosomas portadores de graves dolencias;

b) explorar la posibilidad de que la información genética contenida en un organismo pudiere ser insertada en otro que carezca de ella, aun atravesando la barrera de las especies.

El panorama es complejo y requiere de una urgente reflexión bioética que sirva como faro para la elaboración de normas que encaucen toda actividad hacia el objetivo supremo del bien común. Estas normas, por su parte, no pueden ser el producto de uno u otro grupo de presión, sino de una maduración profunda y sabia sobre el tema, que reconozca como antecedente el consenso de la comunidad debidamente informada sobre los postulados básicos que se intenta proteger.

El camino emprendido no tiene retorno, resulta pueril pretender la eliminación de la biotecnología en el mundo actual, pero resulta igualmente irresponsable cerrar los ojos ante esta realidad que nos supera, delegando en los científicos las decisiones que debe tomar toda la comunidad.

La supervivencia de la especie humana y los derechos de todo hombre a ser único e irrepetible, a poseer un patrimonio genético inviolado y a preservar la privacidad de ese patrimonio son los valores fundamentales que están en juego.

También, por ejemplo, tenemos que saber, que la clonación de un ser humano va a ser relativamente costosa, al menos en principio, y que sólo va a estar al alcance de las personas con dinero, y la ingeniería genética, puede estar dedicada al mejoramiento de la raza humano, creando como consecuencia, una nueva raza, la de los mejorados genéticamente, probablemente superiores, y los no mejorados que serían los hijos de las personas más humildes.

4. DECLARACIONES Y NORMATIVAS INTERNACIONALES Y NACIONALES

España es uno de los países que posee una legislación mas avanzada respecto a la clonación existiendo como textos legales “la Ley de Reproducción Asistida (1988)”. Este reglamento es el primero en el mundo que hace mención a la clonación de seres humanos y ha sido la base de posteriores legislaciones en algunos países como Gran Bretaña

En España y sobre la legislación sobre manipulación genética existen en el nuevo Código Penal cuatro artículos que hacen referencia a este tema.

El primero es el 159 que dice: “Los que, con finalidad distinta a la eliminación o disminución de taras o enfermedades graves, manipulen genes humanos de manera que se altere el genotipo serán castigados con penas de dos a seis años de prisión”.

El segundo artículo es el 160 que dice: “Entre tres y siete años de prisión es la pena para aquellos que utilicen la ingeniería genética para producir armas biológicas o exterminadoras de la especie humana”.

El artículo 161 que dice: “ Serán castigados con la pena de prisión de uno a cinco años quienes fecunden óvulos humanos con cualquier fin distinto a la procreación humana”.

Y finalmente, el último artículo referente a la manipulación genética es el 162, que castiga con la pena de prisión de dos a seis años a quien practique reproducción asistida a una mujer sin su consentimiento”.

La conclusión es que la pena máxima que se puede imponer por un delito de manipulación genética, considerando los cuatro artículos, es de siete años de cárcel.

En Estados Unidos el presidente Bill Clinton prohibió la utilización de fondos federales para posibles experimentos que intenten aplicar la clonación al ser humano, pidiendo una moratoria temporal para todos los experimentos de este tipo que se pudieran estar en curso.

Actualmente ,las leyes de EE.UU. prohíben el uso de fondos federales para la experimentación científica con embriones humanos, y la decisión de Clinton va un poco más allá al extenderse a cualquier experimento de clonación en el hombre, aunque por el momento no hay constancia de que los haya.

A pesar de todo esto las actuales normas no aseguran el cumplimiento de este objetivo en los Estados Unidos, ya que muchos laboratorios son financiados de forma privada por lo que no les afectan las restricciones de forma que será necesaria una moratoria voluntaria para que las presuntas clonaciones en EE.UU. puedan ser efectivamente descartadas.

5. ARTÍCULOS DE INTERÉS

Clonación candente

El doctor Antinori quiere crear el primer humano clonado.

Los médicos que promueven el proyecto de producción del primer clon humano abrieron un intenso debate sobre la ética de su trabajo.

En una reunión de expertos científicos, en Washington, los doctores Panayiotis Zavos y Severino Antinori dijeron que estaban preparados para practicar las clonaciones en un lugar secreto "dentro de pocas semanas". Añadieron que tenían a 200 parejas como voluntarios.

Los críticos de la clonación dicen que la técnica no es ni segura ni fiable.

El cuerpo que regula su trabajo en Gran Bretaña, la Autoridad de Embriología y Fertilización Humana, asegura que la clonación humana no debería estar permitida en este país.

Una representante de la organización, Ruth Deech, aseguró que "el niño clonado va a tener un futuro genético programado, si es que tiene algún futuro".

"Será un ser extraño. Será el primer niño de la historia de la humanidad que tendrá un solo progenitor", añadió.

Sin embargo, el embriologista Sammy Lee cree que si los clones humanos pueden ser reproducidos de forma segura, no debería haber razón para no hacerlo.

Y todavía añadió: "¿Es que creen que un clon es menos que un humano? No lo creo. Es sólo una pequeña diferencia".

El “padre” de Dolly

Los doctores Zavos y Antinori intentaron convencer al comité investigador de la Academia Nacional de Ciencia de que el uso de la clonación para ayudar la concepción para parejas sin hijos era aceptable a nivel ético y práctico.

Pero el profesor Ian Wilmut, quien lideró el equipo que había creado la oveja Dolly, replicó: "La clonación es ineficiente en todas las especies".

"Debemos esperar el mismo resultado en humanos, así como en otras especias: abortos tardíos, niños muertos y niños que sobreviven pero con deformidades", aseguró.

El doctor Zavos dijo a la comisión que él y Antinori informarían a los pacientes de los riesgos de la clonación.

Dijo: "No existe la perfección total en la reproducción humana".

"Efectivamente, hay dificultades, hay problemas, pero... no vivimos en un mundo perfecto", acabó.

Por su parte, otra organización, Clonaid, asegura que ya ha llevado a cabo la clonación humana que "se ha conducido de forma clara en la dirección correcta".

6. CONCLUSIÓN Y OPINIÓN PERSONAL

Después de toda esta información y conocer las distintas opiniones y argumentos de grandes científicos sobre estas técnicas, nos preguntamos:

¿Es ético que se clonen seres humanos? ¿Puede ser beneficioso para la raza humana? Lo normal es que la gente diga que no es ético ya que los hombres son los hombres y si Dios nos hizo a cada uno diferentes, es así como hemos de seguir, y que si la naturaleza nos conduce por estos senderos, ¿porque hemos de abrir otro camino nuevo que nos desvíe de lo que nosotros en realidad hemos hecho hasta ahora? También hay otras partes que dicen que puede ser muy beneficioso porque se podrían extirpar enfermedades clonando seres que no las padezcan y perfeccionando más aún si se puede nuestra especie, pero eso son ya sólo eso: opiniones.

La cuestión no es tanto si se está a favor o en contra de la ciencia y la tecnología en términos generales, sino con qué tipo de ciencia y tecnología estamos de acuerdo.

Nosotras estamos a favor de aquellas aplicaciones médicas que contribuyan a la curación de personas que han enfermado, para corregir las anomalías y detener el progreso de la enfermedad.

El nacimiento de la oveja Dolly, hace unos años, ha creado una polémica entre los científicos y la sociedad, ya que en un futuro se especula de que estas técnicas podrían llegar a ser aplicadas en humanos.

En nuestra opinión creemos que ya no es solo el hecho de aplicar esta técnica sobre los hombres, sino el motivo de porqué se hace. Se podría decir que se desarrollan por meros motivos económicos o que se realiza por poner en práctica todos los conocimientos que se han obtenido hasta ahora.

Por ello, se debe imponer un límite para la utilización de estas técnicas, porque no todo lo que se sepa debe de ser llevado a cabo sin tener en cuenta una mínima de moralidad.

Otra cuestión sería quién debe imponer ese límite, si el gobierno, el paciente o los científicos. Pero todo esto es muy relativo y complejo para imponer unas leyes para todos los casos. La respuesta no es algo precisa puesto que deberíamos tener en cuenta el caso, que tipo de paciente y las circunstancias que le rodean.

Pero hay que diferenciar dos tipos de clonaciones y la opinión que tenemos sobre cada una de ellas: la clonación con fines terapéuticos y la clonación con fines reproductivos. Si nos referimos a fines terapéuticos nos mostramos de acuerdo ya que estamos a favor de la tecnología que nos soluciona y previene enfermedades. Hay técnicas que se aplican utilizando células obtenidas de embriones. En este caso estaríamos ante un dilema ya que debemos tener claro el concepto de la vida y estar en contra de crear vida para destruirla, aunque se salve otra. Pero creemos que está bien la utilización de embriones que van a ser eliminados ya que así se aprovecha para ayudar a pacientes que están enfermos.

En lo que sí estamos en total desacuerdo es en la clonación con fines reproductivos, ya que como dijimos al principio no podemos contradecir al destino natural de la humanidad.

La revolución de estas tecnologías nos harán que tengamos claro una serie de valores ya que puede que sea una importante contribución al mundo de la medicina. Pero sin dejar el verdadero valor de la vida a un lado.

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