Historia


Luis Carrero Blanco


La noche del 19 de diciembre de 1973 se produce en Madrid una reunión en una cafetería de la calle Diego de León, en la que cinco hombres dialogan sobre fútbol, toros y lotería. En un momento dado, uno de los hombres repite un número y un santo ”San Francisco de Borja 20” frase clave para el comienzo de la OPERACIÓN OGRO.

En la mañana del día 20 de diciembre de 1973, el Presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco, se dirigía a su domicilio después de oír misa en la iglesia de San Francisco de Borja, en Madrid, y al llegar a la calle Claudio Coello, esquina a Maldonado, una inmensa explosión lanzó al coche en que viajaba a una altura de más de veinte metros provocando su muerte y la de otras dos personas más. Inmediatamente tres miembros del comando etarra vestidos con sendos monos azules de trabajo, comenzaron a gritar ”explosión de gas, peligro explosión de gas”, al mismo tiempo que corrían en dirección contraria, allí fue la última vez que fueron vistos...

El asesinato del almirante Luis Carrero Blanco fue preparado por ETA durante 12 meses. Esta acción, la de mayor alcance de todas las perpetradas por la organización terrorista en sus 40 años de existencia, no sólo eliminó al delfín de Francisco Franco, sino que también minó los cimientos del régimen. ETA, en un principio, había planeado secuestrar al previsible sucesor del dictador, para canjearlo por sus militantes presos. Sin embargo, la designación de Carrero Blanco como presidente del Gobierno, y el consiguiente aumento de su escolta, dieron al traste con este proyecto, que de pronto excedía la capacidad operativa de la banda armada. Fue entonces cuando la cúpula etarra optó por asesinar al almirante. ETA tenía en 1973 cerca de 60 activistas, de los que más de 20 pasaron por Madrid durante aquel año, para preparar el atentado contra Luis Carrero Blanco. Los terroristas llegaron a considerarse tan seguros en la capital que incluso celebraron una asamblea de la organización en la Villa y Corte.

Ni tan siquiera la muerte, en un enfrentamiento con guardias civiles, de Eustakio Mendizabal, Txikia, considerado entonces como el número uno de ETA, alteró los planes de la organización armada. Como referencia, se había pintado una raya roja de un metro de altura en la fachada del edificio. Cuando llegara a ella el vehículo de Carrero Blanco, que circulaba a escasa velocidad para sortear un turismo aparcado en segunda fila por los terroristas, debía accionar el mando.

Así lo hicieron. El vehículo, de casi 1.800 kilos de peso, fue lanzado por encima de la fachada del colegio de los jesuitas, en un vuelo de casi 35 metros.

Nos planteamos dos cuestiones:

1- De no haberse producido el magnicidio, ¿se hubiera podido llevar a cabo la Transición?

2- Y sobre todo ¿tenía ETA por aquellos tiempos una infraestructura tan importante como para llevar a cabo una operación de esta magnitud de manera tan exacta y precisa?

1- Luis Carrero Blanco era almirante de la Armada y jefe del Gobierno. También era el brazo derecho, y el izquierdo, de Francisco Franco.

La Transición democrática no hubiera sido igual si el 20 de diciembre de 1973 ETA, en el marco de la operación Ogro, no hubiera volado su automóvil al salir de misa, en pleno centro de Madrid.

Hombre de profundas convicciones religiosas y fiel al caudillo, Carrero Blanco representaba mejor que nadie la continuidad del régimen. Con él, Franco lo hubiera dejado todo «atado y bien atado», pero al almirante le fallaron sus servicios de seguridad y le traicionaron sus aliados. La historia de España cambió ese día y pudo encauzar la Transición por otros derroteros que los deseados por el generalísimo.

El magnicidio probablemente facilitó las cosas para una Transición más rápida, lo cual no impide que incluso con su presencia se hubiera adoptado igualmente, pero desde luego con mayores costes y mayor duración de tiempo.

En definitiva, el asesinato de Carrero, desde el punto de vista de los intereses de España fue ambivalente. Es posible que su desaparición fuese útil para el éxito de la Transición, pues dejó en manos de Torcuato Fernández-Miranda la batuta que la presidió, el cual tenía un proyecto que no podía compartir aquél. Pero, en cambio, fortaleció el terrorismo de ETA que ha sido durante 25 años un enorme escollo que ha tenido que afrontar la democracia española.

Cabe la posibilidad de que estemos ya en el umbral de superar esta anormalidad y que el nacionalismo vasco entre en el juego democrático con la consecución de metas que todavía desconocemos.

2- De toda aquella operación etarra surgieron toda clase de absurdas especulaciones acerca del asesinato del almirante Carrero.

Primero y de inmediato se pensó que habían sido los comunistas de Carrillo, segundo, que los mismos falangistas se habían cobrado su vendetta de años contra el carrerismo, por haber aguantado tantas faenas de patio de banderas y patio de capilla y sacristía de parte del almirante. Durante mucho tiempo esta hipótesis tuvo sentido, lo que promovió la idea de que la misma CIA había apoyado el golpe, pero sólo faltó la prueba documental... Tercero, que la agencia de la CIA americana había realizado la mejor operación en suelo español ,para conseguir aislar y doblegar al generalísimo y que entrara de lleno en el seno de la agrupación militar de la OTAN. Después se implicó a la URSS, por medio de unos recortes de la agencia rusa TASS, para recordar a Franco que nunca debía entrar en la OTAN, so pena de pagar un alto precio de todo tipo de atentados, y se creía que la URSS estaba detrás de ETA con apoyo militar y bélico. Posteriormente se especuló con una unión de todas las fuerzas terroristas GRAPO, FRAP y ETA... también se sostuvo que hubo una conspiración

desde el gobierno, pero todas estas fabulaciones son una muestra de que nadie sabía nada de nada de la Operación Ogro, pero se demostraba que nadie pensaba que ETA tuviera capacidad autosuficiente para llevar a cabo ella sola un atentado tan eficaz.

La tesis de Álvaro Baeza que expone en su libro “ETA nació en un Seminario” es la que más me convence personalmente, sobre todo, por su aportación de datos y de testimonios y algunas pruebas definitivas para intentar explicar el atentado que cambió el rumbo de nuestro país....

Según Baeza, la mayoría de los entendidos de ETA sostiene que la valiosísima información del entorno privado del almirante Carrero sólo pudo salir con tal exactitud de su más íntimo entorno religioso, precisamente de sus servicios “La Capilla”, El templete” y el centro “B5”. Lo más importante es que la información nunca fue vendida a ETA, sino regalada y aumentada con diferentes colaboraciones añadidas del Partido Comunista y dos servicios secretos. Así que toda la exacta valiosa información sobre Carrero, salió de su cohorte religiosa, eclesial y opusdiana, muy bien obtenida por los enlaces de la curia y clero vasco, que también actuaban y estaban situados en Madrid alrededor del almirante, y que guardaban especiales y secretas relaciones con el Partido Comunista y Comisiones Obreras. La conexión clave del entorno religioso de Carrero que facilitó a ETA todo los detalles del almirante , era un religioso francés infiltrado en el templete, que el día del atentado mostraba un pañuelo azul en la ventana de la iglesia de San Francisco de Borja. Este religiosos jesuita, se consideró por parte del clero vasco como un honesto religioso colaborador de Euskadi y ETA en determinado momento, por parte de los servicios secretos y policiales españoles un “cura Vasco hijo de puta traidor” y por parte de la CIA, aquel hombre era un religioso infiltrado por la ETA, en el entorno religioso de Carrero durante 1973 del que nunca más se supo. Lo cierto es que Álvaro Baeza en su libro, se muestra convencido de que este jesuita sirvió de cepo y se introdujo en el entorno religioso de Carrero Blanco.

Carrero tuvo sus mayores y más odiados enemigos en el Partido Comunista y en los religiosos del pueblo vasco, que nunca habían perdonado ni olvidado la sangrienta represión franquista ejercida contra la curia y el clero vasco. Había veces que Carrero el mismo día acudía por la mañana para su Misa y luego volvía por la tarde a entrevistarse y mantener reuniones con diferentes miembros del estamento religioso. Incluso ,un día el propio general Franco, al conocer que se pasaba todo el día entre curas se mostró muy contrario a la actitud de su brazo derecho y sus relaciones;” estos curitas y meapilas me lo quieren hacer santo y al final lo van a conseguir”. El entorno religioso de Carrero estaba formado por sacerdotes jesuitas y muy especiales religiosos asesores del Opus Dei. Todo ello significó para al almirante una desprotección total con respecto a ETA que no dudó en aprovechar tantas facilidades y tanto descuido por parte de la seguridad de Carrero Blanco y le asestó al régimen una estocada que dejó muy mal trecho a Franco y a su movimiento, para bien de la transición española...




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Enviado por:Luis Gallo
Idioma: castellano
País: España

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