Literatura


La colmena; Camilo José Cela


LA COLMENA

- La novela de “ La Colmena “ está situada en el Madrid de la primera época de post- guerra. Nos encontramos con una ciudad sometida al régimen fascista. Son personas que pueblan la incómoda vecindad impuesta por las consecuencias de la Guerra Civil: el meollo de una paz que no ofrece consuelo, sino, al revés, se dibuja como agobiante pesadumbre. La ceguera social, el egoísmo, la falta de solidaridad, el aislamiento conformista, la ausencia de juicios equitativos, sustituidos por obsesiones y miedos, y por la desesperanza ( dice Filo: “Ahora, esperar que los hijos crezcan, seguir envejeciendo y después morir. Como mamá, la pobre” ). - Encontramos una sociedad con una gran incertidumbre sobre sus vidas. Hay temas que definen las preocupaciones del momento: el hambre, el dinero, el sexo, el recuerdo de la guerra...

Son gentes que no saben nada sobre el futuro que les espera, no saben si sobrevivirán o no, tanto ellos como los demás. Hay mucho pesimismo ( “ Como todos - le contestó don Ricardo Sorbedo -. Ése es un niño como todos. Cuando crezca, si es que no se muere antes...” )

- Se oye algún comentario sobre la guerra mundial contemporánea y, sin decirlo, desean que no les salpique. Este es otro motivo de incertidumbre ( la Segunda Guerra Mundial ). Doña Rosa lee las noticias del diario “ Madrid “ en las que se habla de la derrota de los alemanes. Según ella “ lo que hay es que los alemanes, que son unos caballeros como Dios manda, se fiaron demasiado de los italianos, que tienen más miedo que ovejas “, lo que hace referencia a Italia como estado aliado, y a la caída de Mussolini en 1943. Con este dato podemos situar esta novela en el Madrid de 1943,sumado al hecho de la referencia a la Conferencia de Teherán celebrada a finales de noviembre y principios de diciembre de 1943. Participaron Rooselvet, como presidente de EEUU; Churchil, jefe del gobierno británico; y Stalin de la antigua URSS

( “Radio Moscú anuncia que la conferencia entre Churchill, Roosevelt y Stalin se ha celebrado hace unos días” ).

- Encontramos algunos rasgos de la política sociolaboral de la época. Doña Rosa, por ejemplo, se refiere a las Bases de Trabajo ( “¿Lo ves? ¡Lo ves! ¡ Así no hay quien pueda! ¡Y después que si Bases de trabajo, y que si la Virgen!” ): el régimen franquista prohibió los sindicatos obreros y creó una organización oficial que dictó las bases de trabajo, como normas generales. Se prohibieron la huelga y la libertad de asociación. La pertenencia a los “ sindicatos verticales “ fue obligatoria, mediante el pago de una cuota descontada del salario. La Ley de unidad sindical suprimía la lucha de clases y el pluralismo sindical. La huelga era ilegal y el gobierno se encargaba de fijar los salarios. El sindicato vertical agrupaba a empresarios y trabajadores. Éste dió trabajo a numerosas personas más o menos amigas o recomendadas. Por lo general, eran trabajos administrativos y de escasa importancia, ya que los puestos de dirección tenían carácter político ( “Parece así como una chica de buena familia. Ahora estará trabajando en alguna oficina, seguramente en un sindicato” ).Se nombra al C.N.S, es decir, Central Nacional Sindicalista, que era la central oficial de sindicatos que funcionaba en exclusiva.

- Algún personaje histórico relacionado con Franco y su dictadura lo hallamos, por ejemplo, en la mención a Gil Robles: “Don Trinidad estuvo coqueteando varios años con algunos personajes de tercera fila del partido de Gil Robles [ ... ] Oyó buenas palabras, pero al final no presentaron su candidatura por lado alguno y ni siquiera lo llevaron a la tertulia del jefe”. Gil Robles al comienzo de la Segunda República fundó el partido denominado “Acción Popular” y, posteriormente, la “Confederación española de derechas autónomas” con la que ganó las elecciones generales de 1933. Fue ministro de la Guerra y presidente del gobierno. La juventud de la JAP ( “Juventudes de Acción Popular” ), con cierto regusto hacia los métodos fascistas, llamaron a Gil Robles “el jefe”.

- Dentro de los temas sociales, hay que destacar la frecuencia con que se habla del dinero y de la comida, apuntando al hambre y a la penuria económica. . Hay prestamistas; para conseguir productos básicos tienen que echar mano del estraperlo( al mercado negro en el que se adquirían productos tan básicos ahora como el azúcar ),también del “ suministro “, con el que se racionaron los alimentos en la década de los 40, a causa de la escasez y de las dificultades económicas ( “ Hay tardes en que la conversación muere de mesa en mesa, una conversación sobre gatas paridas, o sobre el suministro, o sobre aquel niño muerto que alguien no recuerda...“). La cartilla de racionamiento se mantuvo hasta 1952. Además, existía por entonces la Comisaría de Abastos, que fue creada para el control de alimentos. Los empleados de aquel lugar gozaban de influencia y de cierto prestigio social ( “Ése tiene cara de pobre cornudo, seguramente su señora se le escapó con alguien, a lo mejor con un corredor de bicicleta, quién sabe si con uno de abastos” ).

De la penúltima cita podemos deducir, además, dos cosas: por un lado el recuerdo en la memoria de todos de la muerte, que les ha rodeado en el periodo de la guerra y de la que aún quedan “fantasmas”; y, por otro, es perceptible la ausencia del derecho de expresión. Las conversaciones de la gente son siempre sobre lo mismo, lo que se agrava por la falta de información sobre otras ideas no fascistas. La libertad de expresión estaba vedada en cuanto a otros ideales políticos distintos de los franquistas, como podemos deducir del hecho de que el Movimiento Nacional hiciese suya una cadena de periódicos en toda la geografía española (“Colaboro en la prensa del Movimiento, pueden ustedes preguntar en la vicesecretaría ahí en Génova“, dice Martín Marco ). La censura y la represión llegaban, también, a los medios literarios. Se escondían libros de algunos pensadores por quienes los poseían, todo para que no fuesen hallados por los guardias o “chivatos” de estos( “...en la portada de dentro aparece la marca de los editores: un busto de señorita con gorro frigio - el cual es un emblema republicano de origen francés - y rodeado, por abajo, de una corona de laurel y, por arriba, de un lema que dice: Arte y Libertad” “Hay párrafos enteros que Celestino se los sabe de memoria. Cuando entran en el bar los guardias del garaje, Celestino Ortiz esconde el libro debajo del mostrador, sobre el cajón de los botellines de vermú” ).

Tenemos ante nosotros una sociedad reprimida y perseguida de manera constante por la policía, y por los “ jefes de casa “ a que se refiere uno de los personajes, don Antonio Pérez Valenzuela : “¡Debemos abstenernos de opinar antes de tiempo!¡Soy el jefe de casa y tengo el deber de evitar toda posible coacción al poder judicial!”; durante los primeros años de la posguerra se escogía en cada casa al vecino más adicto a la causa franquista para encomendarle la vigilancia del resto de los habitantes del inmuebles. Su firma era imprescindible para algunos documentos. La sombra de esa represión la encontramos, también, en la frase “¡ La culpa la tengo yo por no denunciaros a todos !”:una acción punitiva podía desencadenarse por una simple denuncia, la cual podía ser fruto de un odio personal. Pero no queda aquí la represión policial, ya que también existía una práctica de los servicios de orden público para tener constancia de los individuos que delinquen o sospechosos de hacerlo. Eran las fichas policiales. También existió en la época de posguerra la Ley de vagos y maleantes, que permitía vigilar las conductas sólo por sospechas, entre ellas las de los homosexuales, como en este caso ( “En la dirección de seguridad no fue preciso ficharlos, ya lo estaban, bastó con añadir una fecha y tres o cuatro palabritas que no pudieron leer...” ).

- La pobreza es visible también por la existencia de la “cola de los cuarteles”, referido a que en algunos cuarteles se repartía a los pobres lo que sobraba del rancho de los soldados (“Bueno, pues le voy a dar una ocasión para que no acabe en un asilo o en la cola de los cuarteles” ); del “ desliamiento de las colillas “; del “Auxilio Social”, organismo de asistencia creado en la Guerra Civil, que tuvo a su cargo, dentro de los servicios dependientes de la Falange española, el funcionamiento de comedores gratuitos y otras ayudas de beneficencia ( “...fregaba unos despachos de la Gran Vía y comía en el Auxilio Social...” ). Llegó a afectar, incluso, al mercado textil ( “Ahora no hay ropa de cama” ).

- Estamos ante una sociedad enferma unas veces por la escasez de dinero para poder comprar comida, es decir, la enfermedad era producida por el hambre de la mayor parte de la sociedad; por otro lado, nos encontramos con la proliferación de enfermedades infecciosas (tuberculosis, meningitis) ( “Después miraba para una persona cualquiera fijamente, casi con impotencia: ¿tendrá hijos esa mujer? A lo mejor, es una vieja poribunda, ¿Cuántos tuberculosos habrá ahora en este café?”) Vemos la preocupación por las enfermedades y, también, que la sociedad de posguerra, en su mayoría, está compuesta por personas asustadas, disminuida por los largos sufrimientos, sin más norte que la supervivencia. Ese es su único objetivo, sobrevivir, aunque algunos son tan hipócritas que quieren hacer ver que ese no es el suyo, que tienen el dinero suficiente para conseguirlo, cuando, en verdad, están en una situación pésima como la gran parte del resto de españoles..Es una sociedad que necesita disimularse y arrinconar los apuros del momento y, a la mañana siguiente, volver a empezar. Claro ejemplo de ello es también Don Leonardo Meléndez ( “ Don Leonardo es un punto que vive del sable y de planear negocios que después nunca salen [ ... ] Don Leonardo lleva unas corbatas muy lúcidas y se da fijador en el pelo. Tiene aires de gran señor y un aplomo inmenso... “

- Existen un gran número de estratos sociales. Así, tenemos a los ricos, a los triunfadores (doña Rosa, Vega “ el impresor “, el señorito Pablo Alonso, el prestamista), los cuales expresan , a menudo, un odioso desprecio hacia los demás. Por debajo, encontramos diversos escalones que van desde “ los que quieren y no pueden “ hasta los que viven en la vida más miserable. Esto nos demuestra que en general se trata de gentes mediocres. Pocos se salvan de la vulgaridad. Abundan los despreciables, especialmente entre los acomodados, lo que encontramos por ejemplo en la “escena” en que Vega está fumando un puro “de un duro”, y tras la invitación a un pobre hombre raquítico a uno, y la aceptación de éste, le dice “Pues trabaje usted como yo trabajo”. Son frecuentes los hipócritas. Ellos entienden la moral a su manera, tienen “su propia moral”, es una sociedad moralista. Es una sociedad que a ciertos sectores da mucha importancia. Está la burguesía de la época, que creen que son los únicos que trabajan y que los demás no lo hacen porque no quieren, cuando realmente eran ellos mismos quienes controlaban la fluidez o no de empleo en muchos casos. Además, vemos la importancia en aquellos momentos de los Notarios y de los Registradores de la Propiedad, a los cuales se les da un tratamiento de “ superhombres “. Algo parecido ocurre con los estudiantes de bachiller, sobre todo tomando en cuenta la gran restricción a los jóvenes de aquel momento histórico al acceso a la educación, y cuánto más, por supuesto, al nivel de estudios de bachiller. Se les veía como jóvenes privilegiados.

Otro punto a destacar es la importancia del sexo, pero de una forma poco inocente. Por un lado, tenemos a las prostitutas, deseosas de encontrar a un hombre que “las apañe la vida”, como por ejemplo Elvirita. También tenemos a Dorita que “estuvo aslgún tiempo tirada por los burdeles de Valladolid y de Salamanca “ “ De la casa la sacó don Nicolás de Pablos, un ricachón de Valdepeñas que se casó por lo civil” , el cual le dice a su sobrino: “lo que yo quiero es una cachonda con arrobas que me haga gozar, ¿me entiendes?, una tía apretada que tenga a donde agarrarse. Todo lo demás son monsergas y juegos florales”. Y, otro caso, es por ejemplo es de la niña de trece años vendida a un hombre ( “Doña Carmen vendió a Merceditas por cien duros, se la compró don Francisco, el del consultorio. Al hombre le dijo:

  • ¡Las primicias, don Francisco, las primicias! ¡Un clavelito!”

Es evidente que es una sociedad hipócrita, la cual se atreve a hablar de moral, cuando no cumplen lo que predican.

- Con lo social se enlazan alusiones políticas: la frecuencia con que se lanza el insulto de “rojo”, apelativo con ánimo de insulto con el que se acusaba a los que mantuvieron una postura favorable a la República. En la época de la represión política de la posguerra, representaba una acusación grave. “Rojo” vino a ser todo disconforme con el régimen del general Franco ( “Una vez, hace ya un par de años, poco después de terminarse la guerra civil, tuvo un altercado con el violinista. La gente, casi toda, aseguraba que la razón la tenía el violinista, pero don José llamó a la dueña y le dijo: o echa usted a puntapiés a ese rojo irrespetuoso y sinvergüenza, o yo no vuelvo a pisar el local” ) ; las persecuciones policiales, la admiración por Hitler en algunos personajes. Se menciona al Papa Pio XII, Papa de reconocida tolerancia al nazismo, vigente en la época con gran plenitud, y simpatizante con el triunfo en España del régimen franquista, reflejo del por qué del nacionalcatolicismo ( “Delante de Hitler me quedaría más azarada que una mona” “Ese y el Papa, yo creo que son los que azaran más” ). Incluso en el café de doña Rosa nos encontramos con que “ un jovencito melenudo hace versos entre la marabunda [ ... ] Dos dudas, sin embargo atormentaban aún al joven poeta: el poner o no poner el Laus Deo rematando el colofón ... “La frase latina “ Laus Deo “ ( albado sea Dios ) tiene en esta época un matiz religioso. El clima de nacionalcatolicismo que envolvió la postguerra hizo más frecuente el uso de la frase, aunque no revistiera un carácter tan político como algunas otras directamente alusivas al triunfo de la dictadura y que a veces aparecían, como por ejemplo “ Por Dios, España y su revolución nacional-sindicalista“. Son constantes las alusiones a “Dios”, además.

Mientras que los regímenes fascistas italiano y alemán eran oficialmente laicos, el franquista se decantó por un catolicismo conservador , que otorgó a la Iglesia católica un protagonismo ilimitado en la vida política española.

- Se nombran las elecciones generales de 1936, que dieron el triunfo al Frente Popular. La represión de la postguerra indagaba en el signo de los votantes, como indicio de su adhesión o su desafecto. Ventura escribe una carta a con Roque moisés en la que le dice: “Muy señor mío: ahí le mando la foto que en el valle de Josafat podrá hablar contra usted. Ándese con tiento y no juegue, podría ser peligroso. Cientos ojos le espían y más de una mano no titubearía en apretarle el pescuezo. Guárdese, ya sabemos por quienes votó usted en el 36”.

- También se nos habla de la creación de las Cortes, todo como simulacro democrático (“Don José Sierra acabó de leer una editorial sobre previsión social y se metió con otro que trataba del funcionamiento y de las prerrogativas de las cortes tradicionales españolas”). El día 17 de julio de 1942 se instauraron las Cortes como órgano legislativo. Hasta entonces, Franco, jefe de Estado y de gobierno, había concentrado en su persona todos los poderes. Pero estas Cortes nada tenían que ver con los Parlamentos democráticos europeos, ya que seguía existiendo una única vía de acceso a la vida política a través de una organización única, el Movimiento Nacional. Según la Ley de Cortes, sus miembros sólo tenían poderes de deliberación y asesoramiento. El régimen nunca fue una democracia abierta, sino una dictadura que se dio en llamar “democracia orgánica”.

- Tenemos ante nosotros dos tendencias políticas, la de “izquierdas”, representada por los comunistas, y la de “derechas”, representada por los seguidores del General Franco. Lo que está claro es que el terror a las penas por ser de izquierdas podían a la libertad de elegir una postura política distinta a la impuesta en esos momentos. Podía haber, hasta cierto punto, libertad de pensamiento, pero nunca de expresión. Se alude a la desaparición de la FUE, Federación Universitaria Escolar, que era una asociación de estudiantes creada durante la dictadura de Primo de Rivera. Participó en las campañas contra el dictador. Tuvo que desaparecer tras la guerra civil ( “Martín habla con Nati Robles, compañera suya de los tiempos de la FUE” ).

- Las notas comunes de todo el mundo serían las de insolidaridad e impotencia. En cuanto esto último ( la impotencia ), vemos como nadie parece rebelarse. Siguiendo con el altercado de don José con el violinista, se sigue diciendo que “Doña Rosa, entonces, puso al violinista en la calle. Los clientes que antes daban la razón al violinista, empezaron a cambiar de opinión, y al final ya decían que doña Rosa había hecho muy bien, que era necesario sentar mano dura y hacer un escarmiento”. Vemos como sigue existiendo el miedo a decir “no” al régimen franquista.

En cuanto a la insolidaridad, podemos referirnos al momento en que un chico no “quiere” pagar el café y ante la idea de Elvira de que a lo mejor no había tomado nada en todo el día, doña Rosa replica “ ¿Usted también me sale romántica? ¡Pues vamos servidos! Le juro a usted que a corazón tierno no hay quien me gane, pero, ¡con estos abusos!”.

- Hipocresía y falta de solidaridad no sólo con aquellos que han que dado peor parados económicamente, sino también con los que sufren otras desgracias: sobre la señora que se sentaba en las escaleras y que había perdido un hijo a causa de la meningitis, se dice: “ Desde la muerte del hijo, doña Rosa estaba muy cariñosa con ella. Hay personas a quienes les gusta estar atentas con los que van de luto. Aprovechan para dar consejo o pedir resignación o presencia de ánimo y lo pasan muy bien”

- Y, en relación con todo ello, hay una sátira de la moral conservadora que es lo que algunos quieren que sea, resultando ser ellos los más inmorales de todos ( “Tiene que haber más moral, sino estamos perdiditas “ ), cuando no aliada con la hipocresía social ( dice Doña Visi : “ Los obreros también tienen que comer, aunque muchos son tan rojos que no se merecían tanto desvelo “ ). Y entre las “miserias morales”, resultan claros los casos en que la degradación tiene concretas causas sociales ( véase la historia de Victoria por ejemplo, la cual se vende para llevarle medicamentos y comida a su novio tuberculoso ).

En el momento de la Historia en la que nos situamos con esta novela, estamos ante una España en la que aún podemos encontrar los restos de la Guerra Civil. El país está en crisis económica y bajo el régimen fascista. La incertidumbre está latente en todo momento; nadie sabe que va a ocurrir con su futuro y, viendo la situación de esos momentos, lo que menos piensan es que vayan a salir bien parados. La mayoría tiene hambre, no tienen trabajo y, menos aún, dinero con el que subsistir. Acaba de terminar una guerra, pero aún hay otra que continúa, la Segunda Guerra Mundial, que no saben si les “salpicará” en gran medida o no, nadie sabe cuándo va a finalizar.

Estamos ante una “España rota” socialmente, económicamente, moralmente...Tienen miedo a otra Guerra; los recuerdos sobre la que ha pasado siguen vivos. Es un fantasma que les atolondra constantemente. Pero, además, cómo va a cambiar la situación bajo un régimen en el que está prohibido pensar sobre otra forma de ser de la política, de la religión, del pensamiento. Están acobardados por la represión y “lo más cómodo” es seguir siendo pobre, pero en libertad y no estando detenido, preso, amenazado por tener otras ideas. Ante todo esto, para ellos, es muy difícil ver una salida que les saque de sus penurias. Esto fue lo que consiguió el régimen de Franco y la Guerra Civil española.

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Idioma: castellano
País: España

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