Historia


La ciencia histórica en el siglo XX; George G Iggers


Este es el tercer y último trabajo de los pedidos en clase, se trata de la recensión del libro La ciencia histórica en el siglo XX con el subtitulo Las tendencias actuales y cuyo autor es Georg G. Iggers.

El libro representa básicamente en su totalidad el temario original de esta asignatura pues repasa la historia de la historiografía desde los tiempos de la Ilustración pasando por el giro de esta después de la II Guerra Mundial en 1945 hasta llegar a los momentos actuales que abarcan los tres últimos decenios. El libro en si es bastante denso pero se puede extraer de él a grandes rasgos la evolución continuada de la Historia, como se pasó de una concepción cientifista a estar hoy en día considerada como una ciencia social cuyo valor es de ser meramente un elemento narrativo.

El estudio de la Historia como disciplina educativa se empezó a institucionalizar como obligatoria en el estado prusiano de principios del siglo XIX, uno de los primeros pasos fue la creación de la universidad de Berlín en 1810 como modelo de universidad moderna. La Historia era utilizada como herramienta por la nueva clase burguesa que surgió en Europa tras la Revolución Francesa de finales del XVIII. Es de Prusia y luego desde 1880 desde la recién formada Alemania de donde salieron historiadores como Ranke y filósofos historiadores como Marx , Nietzsche, etc....serán los que guíen, iluminen y encaminen los pasos del estudio de la Historia, uno de los métodos para ello será el filológico. El interés suscitado por la Historia se debía en parte por el movimiento Romántico y por la oleada nacionalista que sacudía el mundo, la Historia así se convertía en el modo e instrumento para legitimar la unificación alemana un ejemplo de esto seria el libro Deutsche Geschichte (“Historia alemana”) de Karl Lamprecht. Esta búsqueda de las raíces culturales de un país se remonta al mundo medieval donde se van formando las grandes unidades territoriales.

Será desde el mundo anglosajón donde surja el movimiento llamado “Nueva Historia”, dando así un fuerte empujón a la teoría que defiende que la Historia es una ciencia pues como toda ciencia tiene un método aplicable, y la ciencia no es ciencia por su objeto de estudio sino por su método. Hasta entonces los métodos cualitativos y de consulta de registros y archivos habían sido suficiente, la veracidad de los datos se tenía que contrastar con otros registros y comprobar la autenticidad con todo tipo de pruebas gracias a la ayuda de disciplinas auxiliares de la Historia como la paleografía, la diplomática y los recursos filológicos, para la “Nueva Historia” eso ya no es suficiente pues se ha de contrastar con métodos científicos, son los métodos cuantitativos, es el método científico que permite demostrar empírica y racionalmente que esos datos son verídicos.

Este interés y obsesión por demostrarlo todo con cifras en vez de con letras es debido a que con la “Nueva Historia” la historia tradicional es solo una parte del estudio, ahora la Historia se fragmenta en apartados como son la “Historia económica”, “Historia de la demografía”, “Historia de la cultura”, etc...ahora las tablas y estadísticas son imprescindible: los ordenadores se ponen al servicio de los historiadores/ as.

Otro movimiento importante y que también consideran a la Historia como ciencia es la llamada escuela de Annales, aunque ellos no se consideren escuela. Fue fundada por Lucien Febvre y Marc Bloch. Los rasgos de este tipo de Historia seguían estando dispersos. La geografía apareció como complemento de la Historia. Surgen los estudios sobre una historia cultural llamada “Historia de las mentalidades”, es historia de los intelectuales, un toque individualista en esta historia generalizada. También se encargó en estudiar el surgimiento de nuevas formas políticas de la época - fascismos, bolchevismo y New Deal- , por lo que la Historia vuelve a dedicarse al estudio de la política. Los Annales extenderán su influencia por los países en la órbita socialista como fue el caso de la Unión Soviética.

Desde las dos alemanias que surgieron después de la II Guerra Mundial (1939-45), RDA y RFA, se cubren de una influencia marxista, lo que importa ahora a la Historia es el estudio del mundo obrero, además se plantea no la lucha de clases como postuló Karl Marx en el siglo anterior sino la lucha de sexos: la confrontación hombre-mujer.

Con la caída del socialismo real-marxismo y el cientifismo que conlleva se plantea si la Historia es realmente ciencia o no.

Se pasa de una “macrohistoria” de países y estados a una “microhistoria” de personas humildes y ajenas a las grandes personalidades, como ejemplo tenemos el libro de El queso y los gusanos del italiano Carlo Ginzburg.

En estos últimos años se ha hablado mucho del “final de la historia” al caer el muro de Berlín y acabar así el Telón de Acero y la bipolaridad mundial entre la Unión Soviética y los Estados Unidos de América: el marxismo ha fracasado dejando como único sistema posible y eficaz, por ahora, al liberalismo económico y capitalismo...Estas son las tesis del analista estadounidense Francis Fukuyama que tantas reacciones ha levantado, tanto malas como buenas.

La Unión Soviética no supo adaptarse a los nuevos tiempos y no se enganchó a la corriente técnico-científica de los últimos treinta años. Además el marxismo neutralizaba el valor del individuo y muchos se preguntaban que ¿qué seria de la Unión Soviética sin Breznev o Gorbachov?, ¿o la República Democrática Alemana (RDA) sin Honecker y su equipo de colaboradores?...

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    Enviado por:Etrusco
    Idioma: castellano
    País: España

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