Psicología
Interacción simbólica
Interaccionismo simbólico
La Interacción Simbólica se refiere a un proceso en el cual los humanos interactúan con símbolos para construir significados. Mediante las interacciones simbólicas adquirimos información e ideas, entendemos nuestras propias experiencias y las de los otros, compartimos sentimientos y conocemos a los demás. Sin símbolos nada de lo anterior podría ocurrir. Nuestro pensamiento y acción serían totalmente restringidos.
Dicha corriente surgió a partir del pragmatismo filosófico (de William James y Charles Peirce), ya que con William James, pero más concretamente con John Dewey y George Herbert Mead, el pragmatismo se define como una filosofía de la acción, y la acción que tiene lugar en la vida grupal es, de hecho, la interacción y por eso la sociedad humana consiste en gente ocupada en interaccionar .
Continuando con la exposición, el interaccionismo simbólico debe su nombre a Herbert Blumer (quien establecía dicha denominación para referirse a la psicología social y sociología generadas en la Escuela de Chicago durante el primer tercio de siglo) y, como contenido, posee una perspectiva que se basa en el pensamiento y los escritos de dicho personaje, H. Mead, y E. Cassirer. Pero también se encuentra influenciado por J. Dewey, W. Thomas y C. Cooley. Cada uno de estos autores se interesó por la interacción del hombre y cada uno de ellos reconoció que la interacción social es un proceso, pues tiene por esencia el intercambio comunicacional, además dieron a conocer la importancia que posee la comunicación simbólica en cualquier interacción significativa entre los seres humanos.
Como otro de sus aportes (en la Universidad de Chicago en 1890-1940), también se puede decir que las definiciones de las relaciones sociales son establecidas interactivamente por sus participantes.
A continuación voy a enfatizar en el personaje que tiene mas importancia en esta corriente filosófica: George Herbert Mead.
George Herbert Mead (EEUU, 1893-1931)
Estudió en Harvard filosofía y psicología, y fue discípulo de Wundt y Ebbinghaus, aunque Dilthey influyó sobre él en cuanto a concebir la psicología como ciencia del espíritu. También fue pragmatista, siguiendo la huella de W. James, y su postura se llamó conductismo social (según Morris) o interaccionismo simbólico (según Blumer).
Para Mead el individuo es un producto de la interacción entre el individuo y la sociedad, de la cual surge la “mente”. Mead plantea que la mente surge cuando se da la comunicación (la conversación de gestos significantes) y en la experiencia social de las personas.
Por otro lado, Mead dice que muchas de las acciones humanas se dan como respuesta a otras acciones del grupo, porque todo grupo tiene un sistema de signos que significan algo. Aquí es importante resaltar que los signos se pueden entender como elementos que representan otros elementos y que tienen dos categorías: las señales y los símbolos.
Una señal es algo que se refiere directamente a alguna cosa especifica, porque cada señal establece un significado preciso y único.
Los símbolos son muy diferentes a las señales. Un símbolo es una designación arbitraria, ambigua y abstracta de algo -objeto, evento, personas, relación, condición o proceso-, porque tanto como las personas que los usan y las personas que los ven, lo pueden entender e interpretar de distintas maneras. Además, hay que tener en cuenta que los símbolos son abstractos y son usados para referir el mundo de cada persona y su percepción de las experiencias propias. Palabras como libertad, honor, fe y lealtad son bastante abstractas. Existen acciones concretas, eventos y objetos que estos términos representan, pero los mismos términos son más amplios que cualquier particularidad característica de estas acciones o eventos que representan.
Volviendo a Mead, tenemos que él propone una nueva y diferente concepción del “yo”. Tener un yo es poder hacer un objeto de uno mismo. No todo lo vivo puede poseer un “yo”. Para tenerlo es necesario poder interaccionar con uno mismo, hablar con uno mismo, comunicarse como si uno se saliera de sí y se pudiera observar como un objeto mas del mundo. Digo que no todo lo vivo puede tener un “yo” porque, por ejemplo, los animales no poseen la capacidad de cuestionarse ellos mismos ni de salirse de sí para verse como simples objetos.
Herbert Blumer, su discípulo, sintetizó los fundamentos del interaccionismo simbólico en tres puntos:
Los seres humanos actúan hacia los objetos en base a los significados que estos tienen para ellos. Con sus palabras: “Los seres humanos actuamos hacia las cosas sobre la base de los significados que estas tengan para nosotros”.
El significado surge en la interacción social. Como lo dice él: “el significado que atribuimos a las cosas surge de la interacción social que uno tiene con sus congéneres”.
3) Los significados se modifican a través de un constante proceso de interpretación. Precisamente: “los significados son manipulados y modificados a través del proceso de interpretación utilizado por la persona al relacionarse con las cosas que encuentra en el mundo que le rodea”.
Según Blumer y otros interaccionistas simbólicos, el entendimiento del comportamiento humano debe buscarse en los significados que los seres humanos tienen para los fenómenos de sus propias experiencias. Los factores externos pueden existir, pero hasta no ser interpretados por una persona, éstos no tienen significado. Es la interpretación individual de los elementos externos la que crea un significado para los mismos. Este significado es utilizado por el individuo para guiar su comportamiento. No se puede entender la acción humana si se miran solamente los factores externos o la sola conducta. En su lugar, se debe centrar la atención sobre los significados que los individuos atribuyen a los fenómenos externos, porque son estos significados los que guían la conducta.
Entre los interaccionistas simbólicos modernos se cuenta E Goffman (1922-1982) con su enfoque dramatúrgico: él concibe la interacción como un drama donde todos los individuos de un grupo se influyen recíprocamente mediante impresiones cotidianas: los hombres encarnan roles sociales (patrón global de actividad que se prescrito para cada persona en una posición de status particular), usan recursos, etc, y así el actor presenta su actividad ante otros y controla así la impresión de los demás. La organización social resulta de estas interacciones.
Harold Garfinkel (Studies in Ethnomethodology, 1967), por su parte trabajó en la “etnometodología” estudiando el análisis de la conversación y las demás prácticas de la vida cotidiana, buscando analizar como la gente construye colectiva y significativamente la realidad y convierten estos significados en la interpretación de sus propias actividades. La sociedad es producto de interpretaciones continuas. Este enfoque etnometodológico trabaja en contextos naturales donde se producen realmente las interacciones, y rechaza aspiraciones como la “objetividad”, ya que son los individuos los que crean las reglas.
Tomado de la página: www.ucaldas.edu.co/prop/tsocial/luicom.html. Luis González López
Comportamiento social como interacción simbólica. Página 7. Herbert Blumer
Tomado de: www.galeon.hispavista.com/pcazau.html
Tomado de la página: www.ucaldas.edu.co/prop/tsocial/luicom.html. Luis González López
Tomado de la página: www.ucaldas.edu.co/prop/tsocial/luicom.html. Luis González López
Tomado de la página: www.ucaldas.edu.co/prop/tsocial/luicom.html. Luis González López
Comportamiento social como interacción simbólica. Página 19. Herbert Blumer
Tomado de la página: www.ucaldas.edu.co/prop/tsocial/luicom.html. Luis González López
Tomado de la página: www.ucaldas.edu.co/prop/tsocial/luicom.html. Luis González López
Tomado de la página: www.ucaldas.edu.co/prop/tsocial/luicom.html. Luis González López
Comportamiento social como interacción simbólica. Página 34. Herbert Blumer
Tomado de: www.galeon.hispavista.com/pcazau.html
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Enviado por: | Mamacita |
Idioma: | castellano |
País: | Colombia |