Filosofía y Ciencia


Ilustración


Marco Teórico

Ciertas ideologías predominaron en el siglo XVIII. Una era de carácter político, el liberalismo político que proponía la desaparición del absolutismo monárquico. Otra, de naturaleza económica, el liberalismo socioeconómico. La tercera, ideológica y filosófica, el racional empirismo..

Estos valores pertenecían a un grupo social concreto del cual procedían, la burguesía.

El ideal político del siglo XVIII sostenía, en primer lugar, que el gobernante tenía que ser filósofo; de este modo, un príncipe culto tenía que ser benefactor, racional, eficaz y útil.

En materia económica, los teóricos más representativos (Adam Smith, David Ricardo, Thomas Robert Malthus) proponía que el mercado no necesitaba leyes para su regulación y funcionamiento, salvo la da la oferta y la demanda. En segundo lugar, y por extensión, sostenían que el interés de los sujetos económicos se equilibraba entre si.

Por último, insistían en que la idea de que cualquier intervención estatal obstaculiza y termina paralizando la vida económica que está exclusivamente encomendada a los individuos.

El gran siglo contempló también, desde un punto de vista económico, el inicio de una nueva fase del capitalismo, caracterizada por la hegemonía de la industria sobre los demás sectores productivos

Se produce una expansión de la economía industrial basada en la reinversión y en la aparición de inventos revolucionarios que modificaron ampliamente la historia tecnológica.

El siglo proponía al hombre como centro de la naturaleza y por ello se empeñaba en adaptar los cambios a las necesidades humanas. La búsqueda de soluciones tuvo pronto un término inglés; el confort.

En el siglo XVIII tuvo lugar en el terreno de las ideas religiosas y filosóficas, “El siglo de las luces”. Se le llamó así por que buscaba una luz nueva, porque esperaba del espíritu lo que hasta entonces se había esperado del alma, y porque combatía a la religión aún con el riesgo de destruir los valores tradicionales que sujetaban y constreñían la sensibilidad. En una palabra, frente a la religión, imperante hasta entonces, se fue alzando con la victoria de la filosofía racionalista y el sistema cultural de la ilustración.

Los ilustrados defendieron con ardor que todo debía regirse por las normas de la razón, la Ilustración no era una mera aspiración a la comprensión racional de las cosas, o un mero proceso secularizador. La Ilustración como movimiento cultural iba más allá: expresaba una nueva forma de concebir al ser humano.

Esta corriente emitía un juicio, no solo favorable, sino apasionado de las facultades intelectuales del hombre.

La fe en la ciencia, “el Cientificismo”, constituye otro de los caracteres esenciales del movimiento. Las ciencias no debian limitarse a ampliar y fijar los conocimientos humanos, sino que debían asegurar la explotación y el dominio de la naturaleza. Este anhelo partía del principio de que la humanidad tenia que gozar del mayor bienestar posible. Para ello era preciso poner en juego y aprovechar todos los recursos por el mundo material.

Los primeros creadores y difusores de la nueva ideología eran hombres de negocios, pues la ilustración va ligada íntimamente al mundo de la burguesía. Puede hablarse, por ello, de los rasgos burgueses de la ilustración, el primero de los cuales era el aprecio de los ilustrados por el trabajo. Para lograr la perfección terrenal - es decir, el éxitos-, era necesario el trabajo. La ilustración elevó el trabajo humano a la categoría de valor independiente.

Los principales promotores de la filosofía ilustrada en Gran Bretaña fueron E. Herbert, Lord de Cherbury y, sobre todo Locke. Sin embargo, Hume fue el iniciador de las divergencias respecto a las opiniones dominantes en la época , aunque partía de ellos.

En Francia su mayor representante fue Voltaire; sin él no se concibe la ilustración europea, ni la mentalidad del siglo.

La Alemania del siglo XVIII está representada por Leibniz, Ch. Wolf e I. Kant.

La ciencia se modificó profundamente durante el siglo XVII, pero lejos de desaparecer el amor por la investigación, los inmensos progresos realizados -al provocar una fe ciega en el valor explicativos y práctico de la ciencia- posibilitaron nuevos trabajos y descubrimientos. Por todo ello, el siglo XVIII se inauguró en una atmósfera de optimismo. Pronto la mayoría de los monarcas competían por la fundación de academias o apoyando a numerosos científicos, permitiéndoles trabajar con comodidad y sin entremeses. La ciencia tuvo un papel fundamental; representaba para los enciclopedistas un poderoso agente del progreso social que permitía una mejor indudable de las condiciones de vida de los hombres. Esta confianza casi ilimitada en las posibilidades de la inteligencia humana fue causa -y efecto- de la realización de fantásticos progresos científicos.

Ilustración y Progreso

La ilustración, más que una filosofía, constituye una mentalidad; es decir, una concepción unitaria del mundo y de la vida. La filosófica es una conciencia y un aspecto de esa mentalidad. Lo básico en ella es la fe en las fuerzas de la razón.

La razón, para los ilustrados, era capaz de resolver definitivamente los problemas de la vida, de la ciencia, del ser humano. La razón que abanderaban los ilustrados poseía un carácter crítico y analítico. La razón ilustrada no se oponía sin más al pasado, sino contra la tradición entendida como la carga que presiona y se soporta solo por el hecho de ser pasado. La razón que postulaban los ilustrados era crítica porque arremetía también contra el presente y lo vigente, si no se ajustaban a lo racional, si no se sometían al juicio de la razón. Finalmente, la razón era crítica contra la superstición y la idolatría; no se dirigía contra la credulidad no contra la idea de Dios o lo divino, sino contra una determinada representación de Dios.

La razón crítica no negaba ciertas dimensiones de la vida y de la realidad, ni la historia o la religión, sino el modo irracional de entender esos conceptos o de vivir esas realidades.

Además, la razón por la que abogaban los ilustrados era analítica, y servía como instrumento o medio para conocer y con el cual interpretar el mundo y ejercer la crítica. Frente a la razón deductiva, la razón ilustrada se entendía como capacidad para adquirir conocimientos y analizar lo empírico y lo racional -la ley de la experiencia de lo dado-.

Así pues, esa confianza ciega en la razón iba unida al concepto mismo del hombre. La ilustración consideraba al hombre como centro de todas las cosas. Pero el hombre según los filósofos ilustrados, había vivido hasta entonces en la oscuridad, en las tinieblas. Era necesario liberarlo y no existía método mejor para ello que ilustrarlo, de tal manera que, desaparecido el retraso en que se hallaba, pudiese llegar a participar de las ventajas del progreso. Se llega así a otra de las ideas básicas -aunque original- del movimiento ilustrado: su fe en el progreso.

Turgot, proclamó con gran insistencia el progreso humano. Condorcet, por su parte, afirmaba que el progreso técnico elevaría al hombre a la suma perfección . Estos postulados incluían también su apreciación moral., que se expresaba, al mismo tiempo el deseo que al progreso hiciera a los hombres cada vez mejores y mas dichosos. Simultáneamente, la confianza en el progreso concedió a la educación una importancia inusual. La tarea educativa en todos los niveles y sobre todo en el primario, se convirtió en la escencia misma de la Ilustración. El objetivo consistía en fomentar la educación para erradicar la ignorancia, la “sin razón” , los abusos y los prejuicios de los hombres.

La ilustración consideraba al hombre como racional innato. Esa racionalidad podría estar escondida u oculta en su interior, por ese motivo era tarea de las Instituciones educarlos y de esa manera hacer surgir su racionalidad.

Éste fue uno de los motivos, entre otros, que impulsaron a Diderot a comenzar la elaboración de La Enciclopedia

El objetivo de Diderot era convertir a la Enciclopedia en una obra divulgadora. Es la manifestación más reveladora del espíritu de la ilustración. Los hombres más relevantes del siglo-Voltaire, Diderot, D´Alambert, Rosseau- colaboraron en ella. Por otro lado, algunos escritores no participaron en ella directamente, pero eso no significó que sus nombres estuvieran ausentes en sus páginas.

El proyecto de la Enciclopedia era el de reunir todos los conocimientos adquiridos por la humanidad, su espíritu, una crítica de los fanatismos religiosos y políticos, y una apología de la razón y la libertad de pensamiento. Diderot aúna el proyecto enciclopédico con la filosofía, que tiene en este siglo su máximo desarrollo. Las corrientes filosóficas que mejor caracterizan la Enciclopedia, son el sensualismo y el empirismo, base fundamental de la filosofía de la Ilustración. Diderot influido por la lectura de una obra del pastor y erudito alemán Johann Jakob Brucker (1696-1770) —autor también de una Historia crítica de la filosofía (1742-1744)— que fundamenta una apología de la Reforma sobre la idea del progreso de la humanidad, cree en el poder de la sabiduría: la Enciclopedia debe hacer una síntesis y clasificación del saber humano y trazar una genealogía de los conocimientos. Diderot emplea la imagen del árbol tan apreciado por Descartes y por la escolástica medieval: desde las raíces hasta las últimas ramas, el conocimiento progresa y da sus frutos. La imagen es mordaz si se piensa que ese árbol es, por tanto, el del conocimiento. La imagen bíblica del libro del Génesis se invierte, el proyecto antirreligioso se explicita. No sólo no se prohibe el conocimiento, sino que además se afirma que éste está construido por el hombre, y que en él debe basarse para obtener la felicidad.

Se puede finalizar afirmando que el verdadero sentido del análisis político de la enciclopedia se apoyó más en el método que en el contenido teórico: es muy importante el recurso a la razón como argumento que sustenta la nueva ideología, y como instrumento capaz de construir un modelo social y político que se guíe por principios optimistas y en armonía con la propia naturaleza.

La Ilustración pretendía, con ello, dar la felicidad al hombre. El individuo sería feliz en la medida en que se perfeccionase a si mismo. Lo que aprovechaba el hombre era bueno; lo que le dañaba era malo. Precisamente por ello, a los ilustrados le preocupaba lo que sucedía en el ámbito de lo visible, de lo tangible. Este fue uno de los motivos más importantes de su ruptura con la doctrina tradicional de la iglesia católica: las cuestiones dogmáticas y teológicas eran de segundo orden.

La religión se convirtió, para los ilustrados, en un medio para fomentar la virtud. Sin virtud no era posible la felicidad. La virtud aseguraba la moralidad y el bien general, siendo aún más importante que la religión. Por esa razón, afirmaban los ilustrados, se puede ser virtuoso sin religión. No obstante, la mayoría de los ilustrados, exceptuando los arbitrariamente ateos, sostenían que la moral necesitaba da la filosofía y de la religión, al mismo tiempo que consideraban a la fe en Dios como condición indispensable para ser virtuoso y feliz. Puede afirmarse sin temor que las doctrinas cristianas influyó sobre el movimiento ilustrado de muchas formas. Sin embargo, quedó excluida una noción: la del pecado original. El hombre era bueno, el mal no era más que un ligero extravío, una manifestación de la debilidad humana.

En es caso de Voltaire, él mismo tenía una fuerte reacción contra la religión. Voltaire representa, en el conjunto de movimiento ilustrado, el espíritu de la crítica y la lucha contra la intolerancia y las injusticias; es el defensor de la libertad del razonamiento, de la inteligencia crítica y la claridad. Voltaire es, en definitiva, un símbolo vivo del enciclopedísmo.

Voltaire rompió así con los fundamentos de la monarquía del Antiguo régimen y luchó a favor de la libertad, igualdad y fraternidad entre los hombres. Pero sin embargo no creía en la igualdad.

Se sabe bien que Immanuel Kant fue el autor que, a pesar de profesar las ideas del siglo, puso fin de la Ilustración, tanto en un plano meramente cronológico como en el estrictamente filosófico.

El pensamiento de Kant constituye un esfuerzo y un intento original de superar, sintetizándolas, las dos corrientes filosóficas clave del mundo moderno: el racionalismo y el empirismo. La diversidad de interpretaciones de la razón , propia del

S XVIII fue vivida intensamente por Kant. La tarea que se proponía el filosofo alemán fue someter a juicio a la propia razón para resolver el antagonismo entre las interpretaciones. En segundo lugar, Kant busco superar el dogmatismo racionalista , es decir, la pretensión racionalista de que al sola razón, autosuficiente y al margen de la experiencia, es capaz de interpretar la totalidad de la realidad. De otra parte era necesario resolver el positivismo, cuya expresión última es el escepticismo, como intento de reducir el pensamiento a lo dado, con la consiguiente derrota de la razón. Por último, Kant, consideraba que el irracionalismo -entendido como hipervaloración del sentimiento, como exageración de la fe mística y como negación de la razón misma- exigía llevar a cabo una crítica de la razón misma.

La Ilustración también viene acompañada de una filosofía política-económica tal como la de Adam Smith. Smith está considerado como el verdadero fundador de la economía política. Su obra más conocida Indagación acerca de la naturaleza y las causas de las riquezas de las naciones (1776), fue el libro de cabecera de los economistas durante todo el S XIX. Smith fue un optimista, participó en la idea de un orden natural y de una moral solidaria, y estaba convencido firmemente de la existencia de una providencia cuyo deseo era felicidad de los hombres.

La tesis fundamental de Smith es una apología de la libertad económica como producto de la libertad natural. Afirmaba que es inútil la intervención estatal destinada a la producción y las necesidades, pues el orden se establece por si mismo, contal de que exista competencia entre los hombres. En este sentido Smith -que es un autentico psicólogo- creía que la conducta humana se quiebra por varios factores: el amor a uno mismo, la simpatía o la solidaridad natural, el deseo de libertad, el sentido o el habito del trabajo y, por último, la tendencia a cambiar unos bienes por otros, en función de las inclinaciones naturales y de la necesidad. Estos motivos que guían la conducta estás equilibrados de tal manera que el beneficio de un individuo no puede oponerse al bien de todos. Ésta tendencia condujo a Smith a la tesis de que, al buscar su propio provecho “cada hombre es conducido por una mano invisible” a promover un fin que no entraba en sus cálculos.

Smith creía que la intervención de los gobiernos en la actividad económica era dañosa y negativa.

En una palabra, el principal y único deber de la política económica de los gobiernos se debía limitar a fomentar y conservar la libre competencia. Solo ella era coherente con la libertad natural del hombre, y solo ella podría asegurar que cada individuo lograra la recompensa de sus esfuerzos.

El mensaje de Smith fue bien recibido por un auditorio compuesto por grandes comerciantes, industriales y políticos. Su éxito fue inmediato, sobre todo por que aquellos hombres justificaron teóricamente -y gracias a Smith- su oposición a las restricciones económicas propias del Antiguo Régimen. La coincidencia de intereses y de teorías era manifiesta: Smith abogaba por progreso económico haciéndolo dependiente de la supremacía de la iniciativa privada, y los hombres de negocio creían que el progreso no sería posible sin la independencia del capitalismo industrial.

Hablando de política es necesario mencionar una nueva forme de gobierno: el Despotismo Ilustrado.

Más que la concepción política que caracteriza a las monarquías europeas del S XVIII, el Despotismo Ilustrado es una línea de gobierno, una práctica política. Se basaba en la doctrina del poder absoluto del monarca cuya tradición se remonta a los orígenes del Medievo y que inspiró la tendencia hacia la concentración del poder en manos del Rey.

Los filósofos ilustrados del S XVIII alabaron a muchos príncipes llamándolos Déspotas Ilustrados, los cuales pusieron en marcha los procesos de racionalización de sus monarquías.

Los soberanos se declararon fieles servidores del pueblo, se auto denominaron “virtuosos, sensibles y patriotas”. “El soberano debía garantizar los derechos del individuo”. Debían garantizar su libertad individual, suprimir la esclavitud y la servidumbre, conceder libertad de movimientos, de comercio, de industria, conceder libertad civil pero no política, o una libertad política limitada. Los hombres no tendrían libertad hasta que no se ilustraran.

El príncipe también debía asegurar una igualdad anta e la ley. Todos los súbditos serían iguales ante el poder del Rey.

De esta manera surgía una nueva división social: la aristocracia del dinero y el resto de la población ignorante. Como la propiedad provenía del desarrollo de la libertad, era natural, sagrada, y por eso el príncipe debía mantener su inviolabilidad.

Lo que los príncipes necesitaban era el prestigio de los filósofos, los únicos dueños de la opinión. Así que se consiguió que nadie se opusiera a la monarquías, siempre y cuando ésta respetase las libertades privadas y trabajase para el bien común.

Lo que realmente hacían los reyes era adaptar las ideas enciclopédicas para realizar reformas necesarias en la sociedad del momento; pero en estas reformas se manifestaba el propósito de actuar en beneficio propio.

Con respecto a la adquisición de poder por una sola persona, D´Alambert y Diderot afirmaban en un artículo de la Enciclopedia que el verdadero y legítimo poder tiene necesariamente limitaciones....El príncipe recibe de sus mismos súbditos la autoridad que tiene sobre ellos, y esta autoridad está limitada por las leyes de la naturaleza y el Estado.

El pensamiento político de Locke influyó mucho en el desarrollo de la filosofía política liberal, que se opuso al absolutismo político.

Su filosofía política comenzaba haciendo una distinción entre naturaleza y convención, y proponía una modelo nuevo de hombres que, en su estado natural, eran libres e iguales entre si. Locke no adoptó ninguna postura extrema, y defendió que, si bien el hombre en estado natural podía valorar los derechos y libertades de los demás, también en ese estado natural el hombre cuenta con una ley moral natural que impone los límites a la conciencia y a la conducta humana.

Para él, el hombre tiene ciertos derechos (el más importante, el trabajo).

Locke definía la sociedad política como algo útil y necesario para defender el disfrute de los derechos naturales por una vía pacífica.

A través de éstos, los hombre prescinden de una parte de su libertad, sometiéndose a la voluntad de la mayoría.

Exploró su teoría sociopolítica basada en las relaciones que se establecen entre una forma de gobierno y las circunstancias en que se desarrolla. Por otro lado, analizó las condiciones que deben darse en cualquier régimen para que sea posible la libertad, rechazando así al despotismo.

Pensó que el régimen despótico va en contra del principios ilustrados como la libertad, la educación -que se propone la elevación de los espíritus- y la justicia.

Lo que Montesquieu proponía era una estructura política fundamentando sus leyes en la ley natural guiada por la razón

El barón de Montesquieu recabó la necesidad de la división de poderes políticos: los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial deben ser independientes entre sí, como única garantía de unv funcionamiento democrático. Montesquieu analiza las diversas formas políticas de estructura política tomando en cuente las circunstancias concretas. Incluso las geográficas y climáticas.

Los Ilustrados o filósofos al servicio del Estado absoluto concienciaban al pueblo de que, solo a través de la educación y la cultura, la sociedad realizaría su ideal de perfección, bienestar, progreso y justicia. La Ilustración despertó en el hombre su interés por la educación, que se convirtió en una tarea política y social. Efectivamente, el estado debía preocuparse por la elevación del nivel cultural popular, como instrumento que servía a los mismos fines de la política general. A raíz de esta preocupación surgieron academias, sociedades literarias, científicas y económicas, con el propósito de elevar el nivel social y cultural del pueblo. Aparte se proclamó tolerancia religiosa, se controlaron las actividades de la iglesia, se apoyaron las doctrinas hostiles a la preponderancia pontificia y se suprimieron las órdenes religiosas.

Pero la figura mas grandiosa de la Ilustración política es, sin duda, Jean-Jackes Rousseau. Sus obras mostraron un profundo distanciamiento del enciclopedísmo y su postura revolucionaria: la cultura, las ciencias y el arte han sido las causas de la degeneración del hombre. Con estas denuncia Rosseau hace una clara reivindicación del hombre en su estado natural.

En estas declaraciones se observa un rechazo del orden social dado, de la idea de la cultura, del optimismo y de la fe ciega en el progreso. Aunque Rousseau realizó una gran contribución al movimiento por la libertad individual y se mostró contrario al absolutismo de la Iglesia y el Estado en Europa, su concepción del Estado como personificación de la voluntad abstracta de los individuos, así como sus argumentos para el cumplimiento estricto de la conformidad política y religiosa, son considerados por algunos historiadores como una fuente de la ideología totalitaria. Su teoría de la educación condujo a métodos de enseñanza infantil más permisivos y de mayor orientación psicológica.

Pero la obra en donde viene perfectamente elaborada su teoría política es en Contrato Social (1762). En ella se parte de la idea de que el hombre ha nacido libre y que, sin embargo, por todos lados se encuentra encadenado. Por eso, si la sociedad está llena de desigualdades que coartan la libertad del hombre, es preferible encontrar nuevas formas de asociación, de manera que uniéndose a todos, no obedezca sino a si mismo y que quede tan libre como antes

La ciencia y el progreso científico

La ciencia se modificó profundamente durante el siglo XVII, pero lejos de desaparecer el amor por la investigación, los inmensos progresos realizados -al provocar una fe ciega en el valor explicativo y práctico de la ciencia- posibilitaron nuevos trabajos y descubrimientos. Por lo tanto, en el S XVIII se inauguró en una atmosfera de optimismo. Pronto, la mayoría de los monarcas europeos competirían por la fundación de academias o apoyando a numerosos científicos, permitiendoles trabajar con comodidad y sin estrecheces. De este modo, la ciencia tubo un papel destacado en el movimiento filosófico del Siglo de las Luces: representaba para los enciclopedistas un poderoso agente del progreso social que permitia una mejora indudable de las condiciones de vida de los hombres. Esta confianza casi ilimitada en las posibilidades infinitas de la inteligencia humana, fue causa y a su ves efecto, de la realización de fantásticos progresos científicos. Estos progresos captaron la etencion del publico culto, quien a su vez se propuso a participar activamente en las investigaciones.

Esta fiebre cultural que recorrio toda Europa de la mano de los libros, especialmente la enciclopedia, logro que se constituyese una organización, si bien rudimentaria, del trabajo científico. En ese sentido, algunos centros universitarios destacaron porque acogieron en sus aulas a sabios de renombre o porque conjtaron con medios de investigación sofisticados.

Además de los centros de enseñanza, las sociedades o academias de ciencia se multiplicaron por Europa gracias al apoyo material e institucional de los monarcas ilustrados.

Se desarrollo de esta manera, un cosmopolitismo científico hasta el momento desconocido y sin igual.

Sin embargo la ciencia estaba aun detenida en los umbrales teóricos. Por ello es raro que contribuyese al progreso industrial, pues las aplicaciones prácticas estaban todavía supeditadas a los planteamientos filosófico-científicos.

Los progresos teóricos de la física y la química

La ciencia del S XVIII era, en lo teórico, tanto newtoniana como cartesiana, pues no renuncio al principio de la evidencia. En física y química, había mayor propensión, por ejemplo, a especular sobre la naturaleza de los fenómenos y a medirlos. Las ciencias naturales, mas que por descubrir el porque de las cosas, existía una preocupación clara por describir, clasificar, catalogar e incluso almacenar especies y plantas. Matemáticas, astronomía y geometría, se tendía a conquistar una autentica autonomía científica. Con lo que se refiere a la astronomía, la ciencia del S XVIII concluyo que el hombre ya no era el centro del universo, y que el planeta en el que habitaba era pequeño con relación a la inmensidad del sistema solar.

Sobre la base de la observación y la experimentación, los naturalistas comenzaron por intentar una descripción y clasificación de las especies animales y vegetales.

Por último, una de las cuestiones que mayor entusiasmo genero, fue la referida a la reproducción animal: se disipo el enigma de la generación espontánea y se afrimo el papel que jugaban en esos procesos los genes y la segmentación de las células.

La medicina conoció pocos, pero interesantes, progresos en este siglo gracias sobre todo a los descubrimientos realizados en la fisiología y biología, y a la subordinación de las tareas teóricas a las prácticas. Los médicos comenzaron a basarse en las observaciones directas y en las disecciones para considerar los trastornos, desterraba la teoría de los humores, sin base real. Estas actitudes motivaron el avance de la anatomía y la patología. Por otro lado la terapéutica también conoció algunos progresos.

El arte, la literatura y la música

Mientras que la cultura del barroco no podría entenderse sin las manifestaciones artísticas que le acompañan, el arte, en sentido general de la ilustración no presenta un estilo uniforme, carece de personalidad autónoma y no toma una dirección determinada. Se entiende, de esta manera, la coincidencia de distintos estilos en un mismo artista o grupo de artistas o la combinación del barroco y el rococó con antiguas formas clásicas.

Filosofía

“La Ilustración”

Docente: Dolores Santamarina

Alumnas: Ofelia Lesta

Florencia Femopase

Instituto de Educación Córdoba

21 de Octubre de 1999.




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Enviado por:Dolores Santamarina
Idioma: castellano
País: España

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