Sociología y Trabajo Social
Homosexualidad
INTRODUCCION
El tema de la homosexualidad es uno de los más discutidos en el campo de la conducta humana. Tal discusión, que hace poco tiempo todavía era poco menos que clandestina, se ha hecho pública y abierta durante los últimos años.
Por otro lado, es un tema capaz de suscitar vivas preocupaciones, tanto a los padres, como a los muchachos y muchachas en la fase de la pubertad y maduración sexual.
El grado de indiferenciación sexual que caracteriza todo el proceso de la adolescencia, hace surgir todo género de dudas en los chicos y chicas acerca de la dirección definitiva que tomará su instinto sexual.
La confusión que se crea en los padres y educadores si en un momento determinado tienen que enfrentarse con inquietudes y dudas de los chicos, creándose de esta manera un círculo vicioso de perplejidades, confusiones y silencios.
JUSTIFICACION
Además de ser un ejercicio pedagógico, este trabajo fue hecho con el fin de dar a conocer que tan alto o bajo es el grado de tolerancia y aceptación de una orientación sexual -que ha sido generalizada como “disfuncional”- en un ámbito inmerso en dos corrientes: una cultural que proclama por el “macho puro y nada afeminado” y otra cuya consigna es la pluralidad y la tolerancia hacia todas las manifestaciones que haga el individuo (sin agredir a sus congéneres) con y en su vida.
OBJETIVOS GENERALES
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Analizar el grado de homofobia que se presenta en los padres de familia de las alumnas de undécimo grado del colegio de la Presentación.
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Este análisis lo realizamos basándonos en el marco teórico, que nos sirvió como estructura comparativa para demostrar la existencia de una brecha entre lo escrito y la aceptación real de esta conducta sexual en un grupo representativo de la sociedad.
OBJETIVOS ESPEIFICOS
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Localizar los campos donde la homofobia sea mayor.
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Detectar la relación que puede establecerse entre homofobia y poder, donde el uno y el otro no pueden estar juntos (de acuerdo a lo que comúnmente se piensa).
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Demostrar mediante el resultado obtenido de las encuestas cómo aún se presenta un serie de contradicciones con un tema que hasta ahora se ve medianamente aceptado; es decir, demostrar que pese a todo, los tabúes culturales aún quedan en el inconsciente colectivo.
ANTECEDENTES HISTORICOS
Hasta el siglo XX no se conocía prácticamente nada sobre la historia mundial de la homosexualidad, ya que existía en la vieja mentalidad occidental un tabú de inspiración religiosa que impedía su investigación y divulgación. Sin embargo la investigación histórica de la homosexualidad, que empezó en Berlín en 1899, fue suprimida por los nazis en 1933 y volvió a renacer en Estados Unidos en 1950, ha conseguido sobrevivir y se ha convertido en un importante campo objeto de estudio.
Dos conclusiones destacan entre las extraídas de la información ahora existente: la primera es que en todas las sociedades humanas parece haber existido algún tipo de homosexualidad. La segunda es que existen tres tipos distintos de relaciones homoeróticas: sexo diferenciado, edad diferenciada y androfilia mutua.
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El tipo de sexo diferenciado es familiar para la mayoría de los europeos del Sur, pero poco a poco va perdiendo peso en el mundo occidental. En él existe una estricta división entre los papeles activos y pasivos. El macho activo (que penetra) es considerado un macho normal o típico, no está estigmatizado, y se espera que con el tiempo se case y tenga hijos. El compañero pasivo es tratado socialmente como mujer o, por lo menos, como un tercer sexo no masculino, y sigue desempeñando el mismo papel durante toda su vida. La relación imita a las relaciones heterosexuales.
Los antiguos babilonios, asirios fenicios, canaanitas y hebreos conocieron este tipo de homosexualidad, pero realmente dominó en el siglo XVIII en el Reino Unido, aunque desde el siglo XIX ha persistido como tipo de homosexualidad cada vez más minoritario en Europa y Estados Unidos. Eso sí, en Japón sigue persistiendo como tipo más característico.
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En el tipo de edad diferenciada, más conocido en la antigua Grecia o en la moderna África y a menudo denominado pederastia, un hombre adulto ("normal"), se relaciona con un chico de entre 12 y 17 años, que normalmente permanece pasivo. El papel del joven termina cuando este alcanza la madurez, y lejos de encasillarse en un papel pasivo para toda la vida, la relación le prepara para convertirse en un típico hombre adulto activo. Aprendizaje que suele ir acompañado de un proceso educacional y formativo.
Hoy en día la pederastia está considerada como delito en el mundo occidental, pero es la principal forma de homosexualidad en el mundo musulmán y en zonas de Filipinas, Java y algunas regiones africanas.
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Predomina absolutamente en la actualidad en EEUU y Europa, denominándose androfilia mutua. Implica una relación entre dos adultos que se identifican a sí mismos como hombres y que, al menos teóricamente, son iguales dentro de la pareja. Este tipo de homosexualidad se caracteriza por la reciprocidad en los temas sexuales más que por unos papeles prefijados.
Durante la mayor parte de este siglo, y a principios del XX, convivió con la efebofilia y otros tipos de homosexualidad previamente dominantes (pederastia y sexos diferenciados), pero a partir de la II Guerra Mundial se convirtió en el tipo dominante, siendo actualmente el tipo mayoritario.
En la Grecia antigua las conductas homosexuales masculinas eran el común. Los griegos practicaban simultáneamente las relaciones homosexuales y heterosexuales, tanto dentro como fuera del matrimonio.
Los grandes pensadores, filósofos y, en general, los hombres famosos tenían sus amantes jóvenes (conocidos como éfebos), algo conocido y respetado socialmente, pues se concebía que el maestro (papel activo => masculino) enseña y quiere al alumno (papel pasivo => intersexual). Sin embargo, la figura del homosexual pasivo que sobrepasara los 16 o 17 años se veía como una perversión; un ejemplo era el desprecio que se profesaba a las ligas masculinas de este tipo, como el Tropel Sagrado de los 300 tebanos.
ANTECEDENTES ZOOLOGICOS
El hecho de que se haya comprobado que la conducta homosexual (o mejor dicho, bisexual) está ampliamente extendida en las especies animales, incluso en las inferiores, abre la puerta a consideraciones que tienen gran interés por sus posibles implicaciones con la especie humana.
Los animales primitivos, o simples, tienden a ser hermafroditas, o bien actúan como bisexuales. Existen casos de fecundación mutua (lombriz de tierra), y existen individuos que de jóvenes actúan primero como machos (protoandría), y que de adultos se transforman en hembras. Evidentemente deben producirse unas variaciones en sus pautas de conducta en el tránsito de la etapa masculina a la femenina.
Por otra parte, se ha comprobado que las condiciones ambientales modifican el ritmo natural de las costumbres sexuales de los animales. Así, el hacinamiento y la desnutrición provocan en ciertas especies el nacimiento de un mayor número de machos, cuando en condiciones normales se habían reproducido exclusivamente como hembras partenogenéticas durante muchas generaciones.
En los vertebrados, la homosexualidad manifiesta va haciéndose más frecuente a medida que va complicándose su estructura cerebral y va ascendiéndose hacia los mamíferos.
Los posibles factores casuales de la homosexualidad animal pueden estar relacionados, según los naturalistas, con los siguientes hechos:
En primer lugar, la falta de una diferencia clara del sexo de cada miembro de la pareja en especies en las que no existe un completo dimorfismo sexual (ranas), puede producir el acercamiento indiscriminado de miembros del mismo sexo, siendo entonces la conducta de la pareja solicitada la que advierte el error.
También las conductas de agresión producidas por individuos del mismo sexo sobre individuos con actitudes pasivas pueden inducir a error en el apareamiento (gallinas).
Por último, los juegos entre animales jóvenes pueden observarse prácticamente en todos los mamíferos.
LA HOMOSEXUALIDAD
Consideramos que es homosexual aquel individuo hombre o mujer que siente atracción erótica hacia miembros de su propio sexo, puesto que es posible sentirse atraído por alguien sin que haya en ello nada erótico. Habría que distinguir entre personas con inclinaciones homosexuales, o cuya orientación sexual es homosexual, y personas que toman parte en actos homosexuales. Se puede admitir que un individuo puede ser homosexual por inclinación y, sin embargo, tener una conducta heterosexual y al contrario, ser heterosexual. y por diversas razones, comportarse homosexualmente. Un término muy utilizado en los escritos sobre homosexualidad más recientes es el de “Identidad homosexual”.
Homosexualidad es todo tipo de acción o atracción sexual entre individuos del mismo sexo. Actúa (se estimula) en una persona cuando y solamente entonces los atributos del mismo sexo han sido previamente erotizados es decir, cuando han llegado a ser considerados como sexualmente significativos (sexualmente estimulantes). Desde el momento en que un sujeto se ve estimulado sexualmente por otro individuo del mismo sexo, es que al menos parte de esos atributos de ese sexo han sido erotizados y que la experiencia es plenamente homosexual.
Michael Foucoult Filósofo e historiador francés plantea que:
La homosexualidad es una tradición y el homosexual no es algo que esté allí en el mundo real listo para ser descrito y explicado como un monumento.
Según esta visión, el homosexual en realidad no existe, sino que, es más bien un artificio, “una construcción social”. Sostiene que fue una idea creada a finales del siglo XVIII y XIX por la comunidad médica con el fin de tomar el control de un sector de la sociedad que hasta entonces había estado bajo la competencia exclusiva de la iglesia y la justicia. De ahí, la necesidad de convertir el concepto de homosexual en una faceta de la realidad
De modo similar, el historiador inglés Woeks (1917, 1981) sostiene que:
El concepto de homosexual es algo hecho, no descubierto. No se puede hablar de homosexualidad, ni de individuos homosexuales. Más correcto es hablar de una “identidad homosexual” o heterosexual.
Socarronamente, el término homosexual está compuesto por un prefijo griego y una raíz latina (de hecho, un híbrido de mal recibo en la construcción de un neologismo). Su significado más evidente es “De un sólo sexo” (como “homogéneo” significa “De una sola clase'). Esta definición es bastante adecuada si se refiere a una relación o un acto sexual: Una relación sexual que implica a das personas “Del mismo sexo” es en realidad una relación homosexual, pero ¿Que es un homosexual? ¿Es alguien de un sólo sexo? por extensión se supone que persona “homosexual” es una persona dada a actos homosexuales.
Si bien la mayoría de los individuos homosexuales tienen una declarada actividad sexual con miembros del mismo sexo y, por lo general no sienten atracción por los del sexo contrario, no se precisa de ninguno de estos dos requisitos para entrar en la definición que hemos ofrecido. Es obvio que una persona, aunque carezca de todo tipo, de experiencia sexual, puede seguir considerándose homosexual.
Para esclarecer la idea de que la heterosexualidad, la bisexualidad y la homosexualidad forman una secuencia interrumpida en la vida real, Kinsey y colaboradores, 1948 elaboraron una escala de catalogación que iba del 0 al 16 para encajar las experiencias sexuales manifiestas en las relaciones psicológicas internas de un individuo.
Una persona que se clasifica con Kinsey 0, es aquella que durante todo su vida solamente ha tenido comportamientos, enamoramientos y deseos por personas del otro sexo, es decir, es exclusivamente heterosexual. Una persona Kinsey 6 es aquella que durante toda su vida, su comportamiento, afectos y deseos han sido solamente por personas de su mismo sexo, es decir, es u homosexual exclusivo. En el intermedio se van dando las personas con una mayor o menor afinidad en el sentido heterosexual (parte superior de la gráfica) o en el sentido homosexual (parte inferior de la gráfica). En la parte intermedia se ubican las personas bisexuales.
¿A qué llamamos sexo?
Los biólogos dedicados a la antropología consideran que hay al menos 5 tipos de sexo que de "dentro hacia fuera" son:
Sexo Genético. Es el más simple. El hombre tiene 22 pares de cromosomas morfológicamente iguales y un par morfológicamente distintos que es precisamente el par que determina el sexo físico; mientras que la mujer tiene 23 pares de cromosomas morfológicamente iguales. La diferencia de forma en los cromosomas del par 23 en el hombre es que uno de ellos es menor que el otro por lo que tradicionalmente se representa como XY mientras que la mujer se dice que es XX, donde X es el mayor y Y el menor. No está demostrado, o por lo menos no he encontrado indicios, que el cromosoma Y contenga porciones que no estén presentes en el cromosoma X, mientras está claro que el cromosoma X contiene fragmentos que no están presentes en el cromosoma Y, ya que este es menor. Un ejemplo más concreto es la hemofilia que se considera un gen recesivo que se presenta en el cromosoma X. Todos los hijos varones de una mujer hemofílica con un hombre no hemofílico, serian hemofílicos mientras que ninguna de sus hijas lo seria. En la mayoría de los peces los cromosomas responsables de la diferenciación sexual no son morfológicamente diferentes y se dan muchos casos de cambio de sexo espontáneo por la edad e incluso por un simple desequilibrio en la proporción de sexos en una zona, como puede comprobar fácilmente cualquiera que tenga solo machos de guppi en un acuario.
Sexo Físico o Biológico. Son los atributos físicos y funcionales primarios y secundarios que caracterizan aun sexo. Los primarios están presentes ya desde el nacimiento, los secundarios se presentan durante la pubertad por la maduración de los primarios, o sea, por acción de hormonas segregadas por los primarios. Ya desde antes este tipo de sexo se ha modificado; por ejemplo los castrados. Hoy en día, entre la química y la cirugía, se hace casi cualquier cosa.
Sexo Mental. La auto-identidad es el fenómeno que permite que una persona se identifique con un determinado colectivo. Una persona puede sentirse hombre o puede sentirse mujer a pesar de su sexo genético y/o biológico. Hoy se admite ampliamente o por lo menos así se dice que una persona tiene una determinada personalidad "encerrada" en un cuerpo del otro sexo. El budismo atribuye la homosexualidad a una disparidad entre el cuerpo y el alma de una persona (causa de un error en la reencarnación).
Sexo Cultural. Es el que determina las características de cada sexo en una determinada sociedad. Lo que se denomina masculino y femenino. Se compone no solo de una serie de pautas de comportamiento y tabúes sino también de objetos propios de las tareas para las que piensa que están capacitados. Un ejemplo: las pistolas en esta sociedad son un objeto masculino mientras que las faldas son un objeto femenino.
Sexualidad. Es el hecho de la actividad sexual de una persona. Cabe preguntase si solo la plasmación de que los distintos sexos reseñados anteriormente están armonizados o si tiene una vida propia. Como parecen indicar aquellos que piensan que la violencia sexual de cualquier tipo por parte de un homosexual (violación, tocamientos e incluso intento de seducción sin contacto) puede generar homosexualidad y que justifican la no adopción de niños por parte de homosexuales por el evidente peligro de corrupción de los mismos.
Existen diversas teorías (ninguna comprobada) que pretenden dar explicación al la homosexualidad desde diferentes puntos de vista:
CONSTITUCIONAL Y BIOLÓGICO
Teoría genética. Desde hace varias décadas la ciencia ha tratado de explicar el origen de la homosexualidad por factores constitucionales hereditarios o genéticos. Lan y otros investigadores sostuvieron la teoría de que la predisposición a desear eróticamente a personas del mismo sexo se hallaría en los genes mismos del homosexual, en su código genético corno se dice. Esta tesis no ha podido ser demostrada aún en forma satisfactoria, y es rechazada hoy en día por los científicos en general, por ejemplo por Pare de un lado y por Money de otro; éste demostró que los hermafroditas propiamente dichos se orientan sexualmente hacia el sexo que se les atribuyó en la niñez y no necesariamente hacia el sexo somático que predomina en ellos. O sea, en general, los factores ambientales son los realmente decisivos aún en el caso de que hubiera una predisposición de tipo genético. La simple observación muestra que los homosexuales casi siempre tienen ascendientes heterosexuales y que entre aquellos que se casan y tienen descendencia, esta es heterosexual casi siempre; si bien algunos homosexuales tienen ocasionalmente hermanos, tíos o ascendientes también homófilos, ésto se explica más fácilmente con las teorías psicológicas: Un ambiente familiar semejante tiende a producir resultados semejantes.
Sin embargo, Kalman trabajó con una serie de parejas de gemelos homosexuales, tanto monocigóticos como heterocigóticos, y construyó una hipótesis genética similar a la de Lang, la cual, con todo, no ha convencido aún a la mayoría de los investigadores por demostración insuficiente, según síntesis de West.
De todos modos, si tenemos en cuenta el continuo heterosexual-homosexual de Kinsey y el hecho de que muchas personas son bisexuales en mayor o menor grado, los posibles descubrimientos tal vez se limiten a señalar predisposiciones preferenciales, al menos para todas aquellas personas que no son homosexuales del todo excluyentes, si bien no es imposible que resuelvan finalmente la cuestión total de la orientación erótica.
Por primera vez se encuentra evidencia científica de un gene responsable de la homosexualidad. Una anomalía en el último par de cromosomas, concretamente en el X, parece influir en forma determinante en la orientación sexual masculina.
Este es el primero en aportar pruebas válidas en el estricto criterio científico. Los investigadores estudiaron el mapa genético de 40 parejas de hermanos homosexuales, para sorpresa, encontraron que 33 de estas parejas tenían la misma característica en una región del cromosoma X, conocida como Xq28.
En los hombres, el cromosoma X hace pareja con el cromosoma y para formar el llamado cromosoma del sexo, en el último de los 23 pares de cromosomas encontrados en todas las células del cuerpo humano.
Este cromosoma X del hombro es “heredado” de la madre, quien otorga a su hijo varón una versión de uno de sus dos cromosomas X. Aunque los investigadores aún no saben cómo el gene puede influir en la proclividad sexual, piensan que posiblemente contribuye a formar ciertas partes del cerebro que muestran el comportamiento sexual'
Tiempo después se dieron a conocer los resultados de otra investigación neuroanatómica dirigida a establecer posibles diferencias en la estructura de la comisura cerebral anterior de acuerdo con la orientación sexual.
Los doctores Laura S. Allen y Roger A. Gorsky, reconocidos investigadores de la Universidad de California, en los Angeles, examinaron los cerebros de 90 personas divididas en tres categorías: Hombres homosexuales, hombres heterosexuales y mujeres heterosexuales.
Se comprobó que la comisura anterior es más grande (13%) en las mujeres heterosexuales que en los hombres heterosexuales. El hallazgo mayor fue la demostración de un tamaño mayor en los hombres homosexuales que en las
Mujeres y hombres heterosexuales ( 18% y 34% respectivamente).
Una vez más la situación en los hombres homosexuales se aproxima o se hace semejante a la de las mujeres heterosexuales. Es evidente que, aunque existen factores o elementos biológicos y hereditarios, hay contribuyentes del ambiente social, cultural y educativo en juego. No todo es biología pero, de la misma manera, el peso es creciente en favor de componentes hereditarios y de bases anatómicas u orgánicas para la preferencia sexual.
Teoría endocrina u hormonal. Diversas investigaciones de distinta índole han llevado a muchos a especular sobre la posibilidad de que los factores hormonales causen o predispongan a la homosexualidad. Se ha podido corroborar con pruebas sólidas que en diversas especies de animales el tratamiento prenatal con hormonas genera pautas de conducta homosexual en machos o hembras, según el caso (Dorner, 1968, 1976; Money y Ehrhardt, 1972; Hutchiso, 1978).
En segundo lugar algunos hallazgos dispersos muestran que el exceso o la deficiencia de hormonas sexuales en el ser humano durante la fase prenatal puede desembocar en la homosexualidad.
En tercer lugar hay que señalar que se ha prestado considerable atención a la comparación de los niveles hormonales en los homosexuales y los heterosexuales adultos.
Si por un lado varios estudios han detectado la presencia de bajos índices de testosterona o un exceso de estrógenos en individuos homosexuales (varones) y otra investigación halló un porcentaje más alto de testosterona hemática en las mujeres lesbianas que en las heterosexuales, por otro lado estudios realizados con independencia de los anteriores, no han logrado repetir los resultados (Meyer — Bahiburg, 1977, 1979; Tourney, i98O)'
No obstante, todo este aporte de datos científicos presenta serias limitaciones.
Los informes y estudios contradictorrios sobre la condición de las hormonas sexuales en los homosexuales adultos, deja muchos interrogantes en el aire. A pesar del indudable interés que presenta la teoría del influjo de los mecanismos hormonales como agentes inductores de la homosexualidad, en la actualidad no hay ningún científico serio que afirme la existencia de una simple relación de causa o efecto. Por el contrario, se está considerando la hipótesis de que los influjos hormonales en la fase prenatal repercuten de tal modo en la evolución cerebral, que predispone al sujeto a determinadas pautas de conducta homosexual en la etapa adulta.
Teorías psicodinámicas. Sintéticas e interrogadoras.
Teoría psicoanalítica de Sigmund Freud. Teoría psicoanalítica de Sigmund Freud., el fundador del psicoanálisis, llegó a afirmar que todos los niños desean eróticamente a su madre y sienten rivalidad y odio por su padre, todo lo cual ocurre en una edad no definida ni igual para todos, pero que oscila entre los 2.1/2 y los 6 años.
Los deseos eróticos del niño, por ser incestuosos le producen intensos sentimientos de culpa, y estos junto con sus celos por el otro de sus padres, van acompañados de un fuerte temor a ser castigados con la castración, futura en los varoncitos y retrospectiva en las niñas.
Este “conjunto” de sentimientos contradictorios constituye el complejo de Edipo (el positivo, pues también se da un negativo, como veremos).
Dicho ejemplo provoca en el niño serios sufrimientos psicológicos, un conflicto interno, para salir de esta dolorosa situación, el niño hace un gran esfuerzo, en parte para abandonar sus deseos incestuosos y en parte para reprimirlos, con lo que envía los sentimientos torturantes al llamado inconsciente (subconsciente) , donde quedan olvidados casi para siempre. Luego, en la pubertad, reaparecen parcialmente y el niño “normal” logra remplazar a la madre por otra mujer, mientras que el “anormal” no lo consigue pues no quiere o no puede someterse a la realidad, y entonces puede ser que traspase su afecto a una persona de su mismo sexo en un complicado proceso dinámico.
Freud afirmó que todo niño es sexualmente indiferenciado (bisexual) durante las llamadas etapas oral y anal (en la oral el niño deriva placer sexual de la succión del pecho materno, y en la anal, de la defecación y la retención de las heces). En cambio, en la etapa de Edipo y en la que el niño deriva placer sensual del manoseo y excitación del
falo, y la niña, del clítoris, ya el niño (según queda implícito en el planteamiento original freudinano) no actúa como bisexual sino como heterosexual puesto que desea a una persona del sexo opuesto: la madre.
El complejo de Edipo negativo. Hasta aquí se ha hablado del complejo de Edipo Positivo, el planteado originalmente por Freud en 1900. Posteriormente el psicoanálisis descubrió, el complejo de Edipo Negativo, el cual consiste en que, en ciertas circunstancias, el niño o la niña desea eróticamente al padre do su mismo sexo y siente celos y odio por el de sexo opuesto, o sea que adopta una posición psicológicamente homosexual. Los psicoanalistas ortodoxos encontraron luego que este complejo negativo u homosexual era corriente en todos los niños, varones o mujeres, enfermos o sanos, y más aún, que coexistía con el positivo, aunque uno de los dos finalmente prevalecía en intensidad sobre el otro.
Esta tesis de la coexistencia de los complejos positivo y negativo de Edipo no contradice del todo a Freud pues éste estableció como un hecho científico la llamada “ambivalencia”: La coexistencia en el niño de sentimientos libidinales de amor y de odio por ambos padres.
Viniendo ya a la resolución del complejo de Edipo en la adolescencia, el psicoanálisis en general sostiene que los jóvenes que no consiguen sustituir la madre por otra mujer, dado que conservan obstinadamente su fijación en aquella, siguen atormentadas por los sentimientos de culpa incestuosa hacia la madre y de hostilidad hacia el padre, y dejan sin resolver el conflicto, o lo que es lo mismo, lo resuelven mal, en unas de tres forma:
Unos se vuelven impotentes, en un proceso inconsciente, para no tener que realizar ninguna clase de actos sexuales con otra persona, ya que éstos los llenarían de sentimientos de culpa, vergüenza y temor al castigo.
Otros no pueden cohabitar si no con prostitutas, porque éstas, al ser consideradas por ellos como envilecidas, no se parecen a su madre.
Los del tercer grupo se enamoran de personas de su mismo sexo.
Esta solución homosexual del conflicto se hace posible en virtud del complejo de Edipo, pero es una solución inadecuada (afirma el psicoanálisis tradicional) porque la persona conserva los sentimientos contradictorios de dicho complejo, sobre todo el de culpa, y es así un neurótico.
En la solución del Edipo entra también el narcisismo, concebido por Freud. El homosexual es (según éste) un enamorado de sí mismo y de su propio cuerpo, y se ve reflejado como un espejo en las personas de su mismo sexo.
Las actividades homosexuales físicas, a su vez, son interpretadas por el psicoanálisis como fijaciones o regresiones a las etapas infantiles: La pedicación pasiva, a la anal, y la felación a la oral.
Hay otras explicaciones psicoanalíticas de la homosexualidad. De la masculina, la más conocida es la de la identificación del hijo varón con la madre, una mujer dulce, tierna, víctima del esposo brutal, duro, tiránico.
El hijo se revela contra esta tiranía machista y en vez de imitar al padre, trata de parecerse a la madre en todo, y se vuelve pasivo, delicado, suave y enamorado con ella de los varones, precisamente de los duros y agresivos.
Este homosexual resulta feminizado a veces hasta en el porte y en los movimientos y suele ser pasivo en la pedicación; además idolatra a la madre como el ser más perfecto, el único realmente, de todo el universo. Esta aplicación psicoanalítica es mucho más conocida que la siguiente por cuanto los varones homosexuales afeminados son los más visibles, aunque sean minoría.
La otra explicación es la de la madre castradora, una mujer varonil, enérgica, nada afectuosa con su hijo, y figura dominante en el hogar, ya que su esposo es blandengue, bonachón, pasivo, lo bien ha desaparecido por muerte o por otras razones. El hijo varón se siente rechazado por ella en el plano afectivo y no puede más tarde sentir interés erótico por otras mujeres, como si estuviera castrado (para la reproducción desde luego). Sin embargo, es de aspecto varonil ordinariamente y sumamente masculino en todas sus actitudes. Este tipo de homosexual es incomprendido por el anterior, dado su desamor a la madre, a quien no idolatra aunque puede que sí respete y admire.
Lo malo de estas dos explicaciones psicoanalíticas, a más de parecer contradictorias entre sí (quizás no lo sean realmente), es que muchos varones exclusivamente heterosexuales también han tenido padre brutal y madre dulcísima, o bien padre blandengue o ausente y madre castradora, y sin embargo, este tipo de educación en la niñez no ha influido en su orientación sexual posterior de ninguna manera (al menos aparente).
En cuanto a la teoría edípica cabe formular varias preguntas que no tienen respuestas claras, precisas ni seguras, hasta donde llega mi información sobre el psicoanálisis:
¿Por qué en unos individuos prevalece finalmente el Edipo positivo y en otros en negativo?
¿Por qué unos hombres resuelven el complejo y otros no, o lo resuelven patológicamente?
¿Por qué unos, los “normales”, se someten a la realidad y otros, los “perversos”, se revelan contra ella?
¿Por qué hay tantos adultos indiscutiblemente bisexuales?
¿Por qué hay millares, y quizás millones, de homosexuales que no son neuróticos en grado notable y otros millares que lo son en la misma medida que la mayoría de los heterosexuales excluyentes?
¿Por qué hay tantísimos heterosexuales narcisistas en grado sumo, hombres y mujeres, que sin embargo emplean como espejo a personas del sexo opuesto?
TEORÍA DE LA PSICOLOGÍA EXPERIMENTAL
“Las facultades mentales actúan sobre el potencial biológico e interpretan las experiencias a fin de sintetizar un conjunto de fantasías, creencias, recuerdos, deseos, anhelos y conducta y luego integrarlos en una personalidad individual”
Esta y muchas conclusiones resultantes de estudios socioanalíticos llevaron a los sexólogos e investigadores a tratar de explicar la homosexualidad como una cuestión multicausal .
El aprendizaje social es una modificación relativamente permanente del comportamiento debido a ciertas experiencias. Es un cambio por adición y no por sustitución. No requiere la enseñanza por parte de otra persona, se aprende por sí mismo, resulta de la asociación o conexión de un estímulo y una respuesta, ejemplo: Quien aprende a correr, no deja de caminar; puede aprender a correr por si mismo y como resultado de esa explicación, en un momento dado puede sentir el deseo de iniciar la carrera.
La teorías del aprendizaje social sostienen que “ Tanto el comportamiento homosexual como el heterosexual tienen por causa el aprendizaje y por consiguiente la conducta heterosexual no es innata, no es resultado de un instinto específicamente heterosexual”.
Ambas conductas son hábitos aprendidos en forma natural, resultado de determinadas experiencias que dependen a su vez de las circunstancias especificas del niño en su
desarrollo en su ambiente familiar. Generalmente los condicionamientos sexuales no son enseñados propiamente por nadie, sino que son fruto de autoaprendizaje, y casi siempre se producen en los cinco primeros años de vida, aunque en su forma no genital todavía y pueden ser reforzados en la adolescencia y hasta la adultez.
La psicología experimental mediante observaciones metodológicas, ha logrado establecer que los humanos, como todo mamífero, tienen la capacidad fisiológica, es decir, natural, de dar respuesta positiva a todo estímulo sexual suficiente del sexo opuesto, de su propio sexo o de ambos. Tal respuesta positiva acompañada del refuerzo, origina el comportamiento heterosexual, el homosexual o el bisexual. Es así como un individuo puede condicionarse de manera natural en cualesquiera de estas orientaciones sexuales. Así D. 3. West (1967) escribe:
La necesidad que tiene el niño durante el desarrollo, de cierta libertad de expresión y de un padre debidamente masculino a quien emular para poder asumir el papel social que se espera de él, constituye una explicación plausible del hecho observado de que los padres y las madres ejercen una influencia decisiva en la orientación sexual de sus hijos.
West en 1977, recomienda ser cautos al pensar que durante la infancia se determina la orientación sexual, puesto que una mala experiencia en la adolescencia podría ser suficiente para orientar definitivamente hacia la homosexualidad a un niño que ya está inclinado a ella.
Paralelamente Wainwrigt Churchill (1967) describe que las experiencias sexuales durante la adolescencia pueden tener un profundo efecto en la orientación sexual adulta. Basándose en Kinsey, Churchill sugiere que una “buena experiencia, homo o heterosexual, puede ser suficiente para fijar todo el futuro sexual de una persona
Albert Bandura (1969) en un plano más general y teórico, hace hincapié en que, aunque aprender supone en cierto modo seguir el ejemplo de alguien, hay que evitar las relaciones simplistas. Un muchacho, por ejemplo, no aprende a ser hombre sólo porque sigue el ejemplo de su padre (y por tanto un individuo homosexual no es homosexual por el simple hecho de no haber encontrado un sólido modelo heterosexual en su padre).
Los profesores, los compañeros, las estrellas de cine, y demás son modelos también. Quizás el más importante de todos sea la madre (es decir, alguien que no es del mismo sexo).
Pero ¿Por qué lleva a un individuo a condicionarse de manera natural? Todo condicionamiento sexual, o no obedece a tres leyes principales: La prioridad, la intensidad y la proximidad en el tiempo. O sea que las experiencias primeras, las más intensas y las más frescas en la memoria son las más eficaces en la consolidación de un comportamiento habitual.
En el condicionamiento sexual humano, estas tres leyes obran así:
a. Los primeros episodios hetero u homosexuales, no necesariamente genitales, son más efectivos que episodios posteriores.
b. Entre dos episodios, uno homosexual y otro heterosexual, el que produjo la mayor excitación es más influyente en 1a formación del hábito que el otro.
c. Los episodios más recientes influyen más que los más alejados en el tiempo, salvo que éstos hayan sido los primeros de todos y los más gratificantes. Estas leyes explican por qué entre dos varones que aprendieron de niños tanto la conducta homoerótica como la heteroerótica, uno llega a ser heterosexual y el otro homosexual.
La ley de intensidad está relacionada con el esfuerzo. Para precisar la noción de éste hay que mencionar que hay dos clases de condicionamiento: El clásico, debido a Pavlov, y el operante, a Skinner y Thorndike; el condicionamiento clásico (el de los reflejos condicionados) da poca importancia al refuerzo y es poco frecuente en las conductas humanas si se le compara con el operante. Este se llama así por que la persona o animal hace una operación, si se le premia con algo que satisfaga necesidades primarias suyas, este premio es el refuerzo.
Aplicando estos principios generales al condicionamiento sexual humano, el estímulo, es el cuerpo o partes del cuerpo de la otra persona o de uno mismo; la operación o respuesta es cualquier acto erótico, de la masturbación o el beso hasta el coito, el cual incluye una tensión y una descarga, y el refuerzo es el placer resultante, que en la persona adulta, si se da intervención de órganos genitales, consiste en el orgasmo , meta de toda actividad realmente genital.
Lo contrario del refuerzo se llama castigo, o refuerzo negativo, que en el ser humano puede ser desde una paliza, un regaño o una burla, hasta un simple gesto de desaprobación.
Con el castigo y su repetición, las personas aprenden un comportamiento de aversión o evitación, una conducta aversiva o evitativa, es decir, un descondicionamiento o desaprendizaje. Por ejemplo, si cada vez que un niño se toca los órganos sexuales se le regaña y se le pega, aprende a evitar el tocamiento y a creer que el sexo es algo malo: En su organismo se establece una conexión entre el estímulo aversivo (castigo) y la respuesta prohibida (el tocamiento), ese descondicionamiento es poco duradero ordinariamente, pero casi siempre deja en el fondo de la mente un sentimiento permanente de vergüenza, asco o miedo por los genitales, el cual sentimiento es un tipo de conducta, aversiva en este caso.
De análogo modo, se aprende las conductas de un condicionamiento inicial hacia ambos sexos, que es casi general en los primeros años de vida, en forma no genitalaún. Sin embargo, según Thorndike y otros psicólogos parece que el efecto del refuerzo negativo o castigo es menos duradero que el del refuerzo positivo o premio.
Al respecto “El ser humano busca más gozar del placer que evitar el dolor” finalmente, hay una característica de todo aprendizaje o condicionamiento: La repetición. Repetir un acto placentero fortalece el hábito o conducta y si un acto se realiza con muy poca frecuencia, el hábito puede perder fuerza dependiendo de las tres leyes (vistas anteriormente) y hasta llegar a extinguirse, producir falso olvido o falsa extinción, ejemplo: Un hombre casado que en el pasado tuvo satisfacciones homosexuales mucho más placenteras e intensas que la heterosexuales y que cree que ha dejado de ser homoerótico puede tener una sorpresa, tarde o temprano de que reaparezca con gran fuerza la conducta homosexual aparentemente extinguida.
El caso contrario ocurre también de vez en cuando. La gente ignorante en este campo (la mayoría de las personas) llama “degeneración” al primer caso y “curación” al segundo, cuando en realidad se trata simplemente de la reaparición de un antiguo condicionamiento falsamente olvidado.
En los mecanismos del condicionamiento homosexual, heterosexual y homofóbico intervienen tres clases de aprendizaje: El no verbal a nivel personal e imitativo y el verbal, y la genitalización.
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Aprendizaje no verbal personal. Es un aprendizaje sexual básico en todos los seres humanos; en este proceso interviene el llamado objeto que casi siempre es una persona y de ordinario la madre, quien produce una impresión perpetua en el organismo joven (niño); este se acerca al objeto impresor y queda ligado a él en forma tal que altera su comportamiento en un futuro de tal modo que buscará y seguirá a un objeto sexual parecido al objeto impresor original, que actuó en un “período crítico” en la más temprana edad, ejemplo: Erotización de los contactos, no genitales pero si sensuales en la diada madre hijo como refuerzo vago que irá adquiriendo poco a poco un contenido más preciso de actividad corporal placentera, es decir, erótica, manifiesta en: La excitación de las partes del cuerpo llamadas erógenas, los órganos sexuales, la boca y la zona anal, por medio de tocamientos y roces realizados por las personas que le rodean o por sí mismo.
En los labios y en la boca, por la succión, los besos y demás; en la zona anal, por la defecación placentera y laretención de las heces; y en los genitales, por los roces del aseo y por los del juego consigo mismo o con otras personas, niños casi siempre.
Las prohibiciones a tales actividades por parte de los padres, conllevan a que el niño otorgue un valor especial a las zonas erógenas o sea que se sensibilicen eróticamente. El niño aprende a excitarlas en busca de placer sensual más no genital el cual le servirá de refuerzo hacia la consolidación del hábito respectivo de donde resulta una conducta erótica respectiva, que en las primeras etapas toma como forma predominante la masturbación, conducta que el varón conserva toda la vida y por los menos en nuestra cultura la mujer adulta la frecuenta mucho menos.
A la par con este aprendizaje personal se da el interpersonal cuando quienes rodean al niño manifiestan afecto por él; así el bebé, queda condicionado sexualmente, en forma heterosexual si quienes lo rodean son del otro sexo, u homosexual si pertenecen al suyo. Pero casi siempre aquel las personas son de uno y otro sexo, y así la conducta resultante es de tipo bisexual. Sólo más tarde mediante el aprendizaje aversivo, se vuelve monosexual para la mayoría de las gentes en nuestra cultura monosexual (excluyente).
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Aprendizaje no verbal imitativo. En este tipo de aprendizaje interviene la persona que aprende, sea por sí misma o interactuando con otra. Tanto el joven como el niño aprenden mirando experiencias ajenas. El niño al mirar un acto erótico, genital o no, entre dos personas, nota el placer que revelan al hacerlo.
Esta experiencia indirecta es suficiente para aprender una conducta hetero u homosexual , sobre todo la primera , que es la más corriente. El niño imita y trata de hacer lo mismo con otra persona, de su misma edad.
En una cultura como la nuestra en donde las actividades homosexuales se realizan casi siempre en forma clandestina es rara la vez en que una persona aprende el comportamiento homosexual a través de un aprendizaje imitativo. Por otra parte la ausencia de comportamientos heterosexuales frente a los niños podrían explicar una forma de homosexualidad excluyente.
Para Churchil “El aprendizaje por imitación, por el ejemplo, es quizás el más importante en la consolidación del condicionamiento sexual humano”
Pero es durante la adolescencia cuando el aprendizaje por imitación resulta particularmente eficaz para la consolidación del condicionamiento heterosexual positivo y más aún para la formación de la homosexualidad. El jovencito vagamente bisexual, con o sin experiencia genital en una dirección o en otra, se da cuenta muy pronto de que la sociedad rechaza fuertemente la conducta homosexual en todas sus formas y de que las relaciones heterosexuales son, como quien dice, la moda, lo “in” y con la misma lógica con que prefiere cierta vestimenta porque es la moda y por su pavor a hacer el ridículo, abandona cualquier tipo de actividad homoerótica, si tenía al mismo tiempo la tendencia hacia el sexo opuesto.
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Aprendizaje verbal y gestual. En este tipo de aprendizaje interviene el lenguaje, en especial el articulado: La persona adquiere conocimientos a través del lenguaje, sea leído u oído, o por gestos de otras personas que le transmiten información.
Tales conocimientos, en forma de prejuicios, ideas, sentimientos verbalizados, influyen en la conductas social del individuo y por lo tanto en lo sexual. La psicología del aprendizaje le ha dedicado hasta ahora mucha mayor atención al aprendizaje no verbal que al verbal. Sin embargo el lenguaje en el desarrollo del niño y su repercusión en la conducta social del futuro adulto ha sido estudiado por el análisis transaccional o (conciliatorio).
Los mensajes parentales, es decir, el sinnúmero de órdenes afirmativas y negativas que los padres y los mayores imparten diariamente a los niños pequeños y sobre todo las ideas que les enseñan autoritariamente racionales unas do ellas pero del todo irracionales la mayoría: Los prejuicios o preconceptos. Parte de estos mensajes parentales se transmiten con gestos, ademanes o miradas. Son formas de lenguaje gestual, más que verbal propiamente
Para el condicionamiento heterosexual, este tipo de aprendizaje es fundamental; el niño está oyendo todos los días en una forma o en otra desde los dos o tres años de edad y aún desde antes, referencias claras a las relaciones sociales entre los dos sexos e indicaciones prácticas de lo que es masculino y lo que es femenino, roles que se le enseña a diario con palabras y gestos en forma inexistente.
Ahora bien, junto con es la enseñanza verbal y gestual de los roles sociales, los mensajes parentales le transmiten al niño toda la tradición heterosexual excluyente de la cultura cristiana.
Al varón se le pondera la belleza de las mujeres, se le dice claramente que algún día deberá enamorarse de una de ellas y casarse, que ésto lo hará feliz, y cuando ya parece “persona” se le incita a tener novia, a quererla, a andar con ella a besarla, en fin se le presenta el ideal del matrimonio heterosexual como e único canino posible en este sentido. Es innegable que este aprendizaje verbal refuerza el condicionamiento heteroerótico ya adquirido en forma personal y/o imitativa, aunque no es probable que faltando estos dos tipos de aprendizaje, el verbal por sí sólo pudiera llevar a experiencias conducentes al condicionamiento mismo o a su consolidación permanente.
En cambio, el condicionamiento homosexual no recibe apoyo del aprendizaje verbal y gestual, sino que al contrario éste desestimula a aquel. Pero en forma indirecta el. aprendizaje verbal en el hogar sí estimula la homosexualidad excluyente, en un caso especial mediante el heterofobia; por ejemplo, al niño varón se le dice que las mujeres son el diablo, que debe huir de ellas, que es pecado tocarlas, que el ideal es la castidad perpetua, y a las niñas se les enseña que los hombres son como el demonio, que debe evitarlos, que el matrimonio es horrible, que el ideal es la vida religiosa.
En muchos de tales hogares al mismo tiempo se omite toda mención a la homosexualidad porque creyendo que los homosexuales son escasísimos, resulta innecesario hablar de una posibilidad tan remota, y porque muchas personas devotas todavía creen que es pecado hablar de estas cosas, en virtud del mito medieval que a afirma que la sexualidad es un pecado nefando (innombrable) falsamente basado en Pablo de Tarso.
En la inmensa mayoría de los hogares cristianos o no se les predica a los hijos en todos los tonos la antihomosexualidad. Más aún, la causa principal de la conducta antihomosexual y de la homofobia propiamente dicha, es, en la mayoría de los casos el aprendizaje verbal y gestual, más bien que el personal e imitativo.
Es un aprendizaje do aversión hacia el propio sexo porque en él entra el refuerzo negativo o “castigo” en la forma de amenaza o incluso de terror. El niño aprende a tenerle miedo, a veces pánico, a la homosexualidad. La información recibida en los hogares puede ser de dos formas: La primera es una enseñanza de ideas erróneas acerca de los homosexuales que son indignos de respeto y consideración, asesinos, sádicos, merecedores de asco, que deben ser aislados socialmente y que es lo peor que le puede suceder a un ser humano.
En estas condiciones es obvio el elemento de terror porque todo niño que oye estas afirmaciones teme las consecuencias de la conducta homosexual si llega a adoptarla en forma definitiva para sí mismo.
Algunos niños se sobreponen a estos temores pero la gran mayoría optan por abandonar las tendencias hacia el propio sexo en virtud de este aprendizaje verbal antihomosexual se orientan más o menos definitivamente hacia el sexo opuesto en forma excluyente.
En la segunda forma de enseñanza terrorífica y dramática, los padres y personas mayores, sobre todo si el niño o el adolescente es ya sospechoso de esta tendencia homosexual, emplean con el una especie de terrorismo que llega hasta la tortura y violencia física; le insultan, le remedan, le propugnan amenazas más o menos graves anunciando la expulsión temporal o perpetua del hogar, la suspensión de ayuda económica y otras sanciones aterradoras. Pero hay amenazas menos graves en cuanto a la integridad física pero con efectos mucho más devastadores como el retiro del afecto o el respeto por parte de los padres y mayores, la humillación cotidiana, la preferencia de los padres por los hijos no afeminados y otras torturas psicológicas.
El efecto de este terrorismo en la mayoría de los casos, es la conducta antihomosexual que genera aversión o evitación; en algunos casos la conducta antihomosexual no es muy segura ni muy firme y la persona oscila a entre la homofilia y la homofobia; otras veces aquel aprendizaje terrorista no surte el efecto esperado y la conducta sexual del niño sigue siendo monoerótica, todavía a nivel progenital, pero él puede mostrar dos actitudes diferentes: La más común es la de someterse aparentemente a todo terrorismo de los padres y los mayores, fingir el haber abandonado toda clase de tendencias homosexuales, aparentar, mentir, hacer comedia; la otra actitud es la de revelarse y desafiar todos los peligros, ejemplo: El niño que no disminuye su amaneramiento y la niña viril que sigue portándose como marimacho.
También fuera del hogar, obviamente se adquiere el aprendizaje de la homofobia: en las calles, sitios de reuniones sociales, establecimientos educativos y de recreación donde los niños y los jóvenes están expuestos permanentemente al aprendizaje verbal y gestual aversivo hacia el propio sexo, cuya eficacia es análoga al condicionamiento en el hogar, ya que los modelos son en esencia los mismos.
El niño y el joven están presenciando: Burlas, humillaciones, insultos e intimidaciones y acoso insensato hacia todo individuo sospechoso de homosexual, sea o no afeminado o marimacho.
En los medios de comunicación el joven ve, oye o lee a humoristas que con frecuencia ridiculizan en todos los tonos a los homófilos. En el aprendizaje de aversión, el refuerzo negativo o de “castigo” que establece la correspondiente conducta, es el ridículo, el arma social más poderosa, en especial para los adolescentes, en el combate de cualquier comportamiento, dado el conformismo de la mayoría de las gentes al medio social.
Es importante anotar que es la lectura quien más contribuye a consolidar la conducta heterosexual, pero es notorio su efecto indirecto sobre todo si se trata de lecturas religiosas que conducen no solo a la androcracia sino también a la sexofobia.
La sistemática enseñanza de la sexofobia disfrazada de castidad heroica, desemboca en la consolidación, más bien que el aprendizaje, de la homosexualidad excluyente. Claro está, que es una concausa hoy en día poco frecuente de homosexualidad, debido a la deficiente afición por las lecturas religiosas.
Lo curioso es que si la conducta heterosexual requiere del apoyo en los medios de comunicación para consolidarse. ¿Por qué, la conducta homosexual sigue atrayendo a un 10% de los varones adultos que contra viento y marea obedecen a la tendencia también natural del propio sexo teniendo en los medios de comunicación su mayor obstáculo?
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Genitalizacion y seducción. Casi todo lo explicado por Ebel Botero sobre esta teoría, se aplica al aprendizaje sexual pregenital, en sus formas, personal, imitativa, verbal y gestual. De ordinario, el niño pequeño o mayorcito no tiene experiencias eróticas con otra persona que impliquen excitación intencional de los órganos genitales. Menos aun penetración en orificios corporales. Pero al entrar en la adolescencia (de los 11 o 12 años en adelante aunque algunos se demoren más para entrar en ella) la persona joven tiene ya un comportamiento sexual pregenital hacia uno de los dos sexos o hacia ambos, que la predisponen para experiencias genitales en la misma dirección o sea para la genitalización de aquel.
Las primeras experiencias genitales se llevan a cabo por lo general con personas de la misma edad aproximadamente. Pero las de tipo heterosexual entre éstas suelen limitarse la mayoría de las veces, a la excitación intencional de los genitales sin penetración, al menos en la vagina; porque en esa edad los jóvenes casi siempre conocen, clara o vagamente las consecuencias del coito vaginal (algo que está comenzando a cambiar a causa de los anticonceptivos populares).
En nuestra cultura, los jóvenes se genitalizan por lo general, penetrando a las mujeres adultas, prostitutas o servidumbre, mientras que la joven tiene que esperar, en la mayoría de los casos, hasta su noche de bodas para tener esta experiencia completa.
En cambio, las primeras experiencias genitales plenas de tipo homosexual se llevan a cabo, en la mayoría de los casos, entre personas de la misma edad ya que aquellas están libres obviamente, del riesgo del embarazo.
En una minoría de casos, la genitalización la hace inicialmente una persona joven con una adulta. Es lo que se llama seducción.
Apariencia de un homosexual
Según uno de los mejores tratados de modernos sobre el tema, existen cuatro estereotipos de homosexuales varones:
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LLAMATIVOS. Realizan movimientos femeninos, se maquillan y visten ropa de mujer (aunque la mayoría de los travestidos no son homosexuales).
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MACHOS. Amantes al fisiculturismo, usan camisas ajustadas y pantalones ceñidos para ostentar sus abultados genitales.
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AMANERADOS. Hablan con voz suave y se mueven con ligera muestra de dulzura.
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NO IDENTIFICABLES. Parecen completamente comunes y no despiertan sospechas; la mayoría es así. En este grupo se encuentran los bisexuales, que mantienen relaciones con personas de ambos sexos.
ANTE LA LEY
En los Estados Unidos, por ejemplo, son considerados como delictivos los actos homosexuales entre varones, pero no existe jurisprudencia para la homosexualidad femenina en ningún Estado. No obstante, existe una gran variedad de criterios sobre la pena a atribuible a los actos homosexuales, e incluso en la calificación misma de tales actos.
En principio se prohíben los actos <<contra natura>> y se valora tanto el acto en sí como el consentimiento o violencia existente en la realización del acto.
Por lo general, la ley no especifica claramente lo que constituye el delito del acto sexual <<contra natura>>. Las penas comprenden privación de libertad, que puede oscilar entre uno y diez años.
Los <<perversos sexuales>> también caen dentro de la sanción legal, y las penas oscilan de uno a quince años de reclusión.
Las calificaciones legales de <<psicópatas sexuales>> comprenden asimismo penas de reclusión, tanto en instituciones penales ordinarias como en psiquiátricas.
Sobre este punto se señalan situaciones verdaderamente abusivas de las instituciones legales y médicas, que realizaban experimentaciones mutiladoras (esterilización), o terapéuticas psiquiátricas, al margen de toda ética humana y científica.
En algunos estados americanos, los actos homosexuales son calificados de sodomía y su castigo oscila entre uno y cinco años de reclusión. Se considera sodomía al coito anal u oral con cualquier ser humano. Considerándose, pues, como delito tanto si es realizado con una mujer que con otro hombre, con consentimiento o sin él, con un niño o con un adulto.
En otros estados en los que su jurisprudencia no habla de delitos contra natura, se engloba con el término de sodomía toda una serie indiscriminada de actos tanto homo como heterosexuales, definiéndolo como: <<vinculación carnal contra el orden de la naturaleza de hombre con otro hombre, o de la misma manera antinatural con una mujer>>.
Ya se ha dicho que además de las leyes civiles, los homosexuales pueden ser incluidos en la categoría de psicópatas sexuales, cayendo entonces dentro de los controles psiquiátricos que, a menudo, merecen muy poco el calificativo de científicos.
La intención de esta legislación es en principio la protección de los menores, y evitar los actos de violencia hacia otras personas. Difícilmente la ley podrá alcanzar a dos personas adultas que en privado y libremente, realizan actos homosexuales u otros calificados de antinaturales.
En Inglaterra, todavía se consideraba un delito todo tipo de conducta homosexual hasta la última reforma legislativa de 1967.
En 1885, la Criminal Law Amendment Act, determinó que todo individuo que intervenía en un acto sexual o indecente con otro varón en público o en privado, sería culpado de mala conducta y castigado hasta un máximo de 2 años de reclusión. Esta ley no sufrió cambios substanciales hasta 1954, en que una Comisión de la Cámara de los Lores, presidida por Sir John Wolfenden, fue designada para estudiar el problema de la homosexualidad. El informe Wolfenden proponía que la homosexualidad no fuera considerada como un delito criminal cuando se realizaba entre adultos que presentasen su libre consentimiento y la realizaran en privado, considerando que en una sociedad libre tiene que existir un campo en la expresión privada de la moral individual en el que la ley no debe intervenir.
Presentada la moción en la Cámara de los Comunes, en 1960, fue rechazada por 213 votos contra 99.
En julio de 1967, la misma Cámara de los Comunes aprobó una ley que permitía las relaciones entre homosexuales mayores de 21 años, reformándose y atenuándose las sanciones que se aplicaban en los otros casos. Quizás alguien que haya seguido este caso en la legislación inglesa haya interpretado erróneamente que se autorizaba el llamado <<matrimonio homosexual>>. Tan sólo se eliminaron los efectos penales sobre actos homosexuales efectuados por adultos, en privado y libremente.
Es evidente que la mayor parte de las legislaciones vigentes en materia de homosexualidad está por completo en desacuerdo con los derechos humanos. En muchos casos es incluso poco racional, al situar bajo el mismo calificativo de sodomía o delito contra natura a actos tan diferentes como pueden ser los atentados contra la moral realizados sobre una menor, y las relaciones sexuales oro-genitales practicadas voluntariamente entre dos esposos.
No parece ser de derecho que la sociedad, a través de sus legisladores, (grupo de individuos con sus prejuicios, condicionamientos, desconocimiento y parcialidad en el terreno de la sexualidad) se proponga influir sobre los miembros adultos de la comunidad, sin realizar distinciones entre los actos sexuales que atentan a la seguridad pública de aquellos otros que son expresión privada del libre juego de las tendencias amorosas y sexuales entre las personas maduras.
De las leyes vigentes sobre la homosexualidad, Szasz desprende algunas conclusiones ciertamente paradójicas:
Que la homosexualidad masculina es un delito mayor que la femenina, puesto que prácticamente en ninguna legislación se regula la homosexualidad entre mujeres. Parece ser que tal distinción deriva de las leyes rabínicas que consideraban un delito grave la homosexualidad masculina. Nuestras leyes actuales reflejan esta concepción antigua aún no superada en nuestra sociedad, en el sentido de que las mujeres, al igual que los niños, son seres inferiores: los varones que legislan no tienen por qué interesarse por las relaciones sexuales que tengan entre ellas.
También se desprende que la homosexualidad es considerada un delito por ser <<antinatural>>. Este concepto refleja otro criterio tradicional judeocristiano sobre la llamada ley natural, bajo la cual engloba incluso los actos <<antinaturales>> entre esposos, parangonándolos jurídicamente con los actos sexuales realizados con animales.
Otra conclusión es la que castiga al homosexual en cuanto es miembro de un grupo minoritario, siendo discriminado por la mayoría heterosexual que es la que impone la norma, las leyes y el tipo de sanciones.
Por último, se considera al homosexual común enfermo psíquico o mental. Además de delincuente, se le considera enfermo. El homosexual puede ser, pues, tributario de tratamiento social y psiquiátrico obligatorio, sea en la cárcel, sea en un hospital psiquiátrico.
ANTE LA RELIGION
El rechazo a la homosexualidad que ha existido tradicionalmente en el mundo occidental proviene de la tradición judeocristiana, que condenó éstas prácticas desde los tiempos más remotos. A partir de la Edad Media la influencia de la Iglesia Católica fue creciendo, de tal manera que al llegar el 1500 se había pasado de la indiferencia relativa hacia estas prácticas sexuales que existía en el año 500 d. De c., a considerarlas un grave delito, con la consiguiente aplicación de crueles castigos en muchos casos.
De hecho, el nuevo pensamiento moral que comenzó a imponerse en Europa a principios de esta época, promovido por teólogos como Tomás de Aquino, condenaba toda forma de placer sexual que no tuviera el fin de procrear. Tanto las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo como la masturbación o el sexo oral pasaron a ser considerados ilegítimos.
Así, la Inquisición empezó a perseguirlos bajo el pecado de la sodomía. Además, esta acusación se relacionó con la de herejía y se utilizó también como arma política para perseguir a judíos -la legislación inglesa del siglo XIII estipulaba que las personas que habían mantenido relaciones con judíos o con gente del mismo sexo fueran enterradas vivas-, árabes o individuos con demasiado poder político. Un ejemplo de ello fue el desmantelamiento de la Orden de los desmantelamientos en el sur de Francia, bajo los cargos de herejía y sodomía, a comienzos del siglo XIV.
Lev. 18, 22: "No te acostaras con varón como con mujer, es abominación".
Lev. 20, 13: "Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio, su sangre caerá sobre ellos".
Rom. 1, 27: "Igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseo los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío"
1 Cor 6, 9-10: "... No erréis; ni los fornicarios,... ni los afeminados, ni los que se echan con varones... heredaran el reino de Dios".
DE PECADO A ENFERMEDAD
A mediados del siglo XIX se produce un cambio: los psiquiatras forenses Michea, Casper y Ulrichs elaboran la idea del homosexual como especia, mientras que teorías como la de Krafft- Ebing lo reducen a una categoría degenerativa. Este proceso, por el que pasa de ser considerado un criminal a verse como un enfermo, culmina a finales del siglo, cuando aparece la noción de homosexualidad como categoría clínica, con una connotación de desviación, y surgen distintas teorías que intentan explicar, desde el punto de vista médica, el concepto de orientación sexual. Paralelamente, las culturas homosexuales europeas florecen. En Berlín y París se abren docenas de bares y se celebran bailes trasvestis. A principios del siglo XX también comienzan a hacerse más visibles algunas subculturas lésbicas.
A partir de los años sesenta -y tras un inmenso paréntesis de oscurantismo sexual que se da en Europa desde la década de los treinta a la de los años cincuenta debido al acoso nazi, en Alemania y al de Stalin, en Rusia- se gesta un cambio radical.
Gracias a la revolución sexual, se derogan las leyes que discriminan a los homosexuales y poco a poco el colectivo gay va abriendo un nuevo espacio político en la sociedad. Se gesta un auge en las diversiones y del hedonismo hasta que en los años ochenta aparece el sida, que acaba con personajes famosos como el actor Rock Hudson, Freddie Mercury, líder del grupo Queen, o el bailarín Rudolf Nureyev. El mundo gay internacional se fortalece al desplazar su atención a la solidaridad y la lucha contra la enfermedad.
Sigue la intolerancia
A pesar de esto, en muchos países prevalece aún la tortura y el asesinato a homosexuales -en Arabia Saudita, por ejemplo, son ejecutados en público-. Sin embargo, cada vez es más frecuente el amparo legal ante la discriminación social a este colectivo. Sudáfrica fue la primera nación del mundo en prohibir la discriminación pro la orientación sexual en su Constitución de 1996 -la legislación mexicana tampoco permite la discriminación por raza, sexo, religión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social-. En este sentido, los nórdicos han sido pioneros a favor de los homosexuales y otros países europeos, como Francia y Bélgica, tienen diversas leyes en las que se reconocen ciertos derechos civiles y legales a estas parejas.
Además, la homosexualidad ha desaparecido de los códigos penales como delito y ya no se trata como una enfermedad que necesite cura: la llamada terapia de aversión, que se aplicaba a aquellos que demostraban conductas homosexuales y que consistía en aplicar descargas eléctricas al paciente cuando se excitaba con la imagen de una persona de su mismo sexo, se abolió en Estados Unidos en 1973. En general, son muchos los países en los que el objetivo de igualdad legal parece estar cercano.
Sin embargo, subyace el problema del cambio de mentalidad: “Se dan casos de gente que es molestada o despedida injustificadamente al saberse que es homosexual”.
Marcando moda
En todo caso, los lugares de ambiente, el look, las artes plásticas o el cine gay ocupan un lugar cada vez mayor y la sociedad heterosexual participa más en esta cultura. El colectivo homosexual ofrece propuestas nuevas que la sociedad acoge con curiosidad o interés, ya que no hay muchos grupos que de innovación.
Por ejemplo, el cuidado de la piel y del cabello se ha extendido a todos los hombres. Pero esto no significa que la aceptación social se haya conseguido. Actualmente, es sólo una curiosidad, que a largo plazo, derivará en respeto a la diferencia.
Esta mayor tolerancia de la sociedad hacia la homosexualidad se refleja también en medios como la televisión. Hoy en día, hay una apertura, antes no se podía tocar el tema gay mas que en programas culturales, pero nunca en uno de ficción.
Aparentemente, la explotación comercial del estereotipo gay en los medios de comunicación no se detendrá pronto.
El hecho de que los estilos de vida homosexuales sean presentados a través de los medios masivos de comunicación con pretendida naturalidad, es el reconocimiento de una realidad a la que nadie puede escapar; esta es una visión más fácil de aceptar por la sociedad.
LA HOMOFOBIA
La homofobia es una enfermedad psico-social que se define por tener odio a los homosexuales. La homofobia pertenece al mismo grupo que otras enfermedades parecidas, como el racismo, la xenofobia o el machismo. Este grupo de enfermedades se conoce con el nombre genérico de fascismo, y se fundamenta en el odio al otro, entendido éste como una entidad ajena y peligrosa, con valores particulares y extraños, amenazadores para la sociedad, y -lo que es peor- contagiosos.
La homofobia, como las demás variantes del fascismo, prepara siempre las condiciones del exterminio. Pasiva o activamente crea y consolida un marco de referencias agresivo contra los gays y las lesbianas, identificándoles como personas peligrosas, viciosas, ridículas, anormales, y enfermas, marcándoles con un estigma específico que es el cimiento para las acciones de violencia política (desigualdad legal), social (exclusión y escarnio públicos) o física (ataques y asesinatos).
Mientras que a lo largo del siglo XX los movimientos por la igualdad han conseguido importantes avances en los derechos de otros colectivos estigmatizados o excluidos, como las minorías raciales o las mujeres, la homofobia sigue perviviendo en la sociedad impunemente, sin que haya una conciencia colectiva de su peligro. Muestra de esta situación es que, por ejemplo, todavía en muchos países las relaciones homosexuales están penalizadas, se escuchan chistes de mariquitas en los medios de comunicación, lesbianas y gays son agredidos por bandas de neonazis, se hacen redadas policiales en los locales de ambiente gays, y sus derechos no están equiparados a los de las personas heterosexuales. Todo el mundo recuerda que los nazis exterminaron a varios millones de judíos; nadie recuerda que también exterminaron a cientos de miles de homosexuales, y que tras la derrota nazi muchos de ellos siguieron en prisión porque en Alemania (antes y después de la 2ª Guerra Mundial) la homosexualidad era delito. A nadie se le ocurre hoy hacer un chiste antisemita en la radio o en la televisión; en cambio, todas las semanas escuchamos chistes homófobos en estos medios. ¿Por qué?
Porque aún no hay instrumentos suficientes para que la homofobia sea nombrada, pensada, combatida con rotundidad. 1997 fue el Año Europeo contra el racismo y la xenofobia, hubo cientos de actos para concienciar a la sociedad contra estas variantes del fascismo; no se celebró ningún acto contra la homofobia. La Real Academia se ha negado a incluir el término "homofobia" en el diccionario, tras solicitarlo varias veces distintos colectivos gays y antirracistas.
CAUSAS DE LA HOMOFOBIA
La homofobia es la hostilidad y el miedo que mucha gente profesa a los homosexuales. Su orígenes son tan inciertos como la homosexualidad misma, pero algunos psicólogos creen que en parte se trata de una defensa que moviliza el individuo para distanciarse de una situación que en el fondo les es demasiado afín. Así es posible que la razón última de algunas palizas brutales o incluso asesinatos de homosexuales, sea en parte destruir o erradicar los impulsos homosexuales intrínsecos que tal vez asoman en el espíritu del agresor.
Homofobia colectiva. Manifestaciones colectivas de la homofobia:
Las religiones occidentales condenan las conductas homosexuales y en consecuencia el homófilo creyente se siente pecador, se persigue y se odia a sí mismo.
Las leyes de muchos estados castigan las prácticas homosexuales, impiden u obstaculizan el trabajo de los homosexuales descubiertos, si son asalariados y mucho más si son empleados de a enseñanza.
La sociedad a veces con base en meras sospechas rechaza al presunto Homosexual y más aún al Homosexual descubierto.
Casi ningún padre recibe con indiferencia y menos con serenidad el descubrimiento o la sospecha de que su hijo o su hija son homosexuales. Algunos padres prefieren tener un hijo asesino o ladrón más bien que marica o lesbiana, no le dicen, lo gritan con sus ojos desorbitados por el miedo.
Son poquísimos los homosexuales que revelan su orientación homófila, casi todos fingen y mienten para demostrar lo contrario, esto es fruto de la persecución y el acoso.
El Homosexual oculta su orientación en el trabajo, no sólo a sus directivas sino a sus socios y aún a sus subalternos, no sólo por vergüenza sino por opresión basada en la opresión externa.
El lenguaje anti-homosexual es brutalmente opresivo. “Marica, maricada” por ejemplo son de los peores insultos generales y sinónimos de estupidez.
El uso de estos vocablos son obsesivos en muchos hombres, quienes desahogan así su homofobia. En cambio los mayores elogios son “verraco, y macho” falsos antónimos de aquellos insultos.
Casi todo el mundo se burla en la calle de los afeminados aunque no sean muy ostentosos y de las lesbianas tipo marimacho, y a veces les gritan insultos y/o los miran con todo tipo de sentimientos diferentes a la aceptación o al menos el respeto.
En los hoteles de clase media no se reciben parejas de homosexuales a menos que se camuflen astutamente; en los hoteluchos o en los de cinco estrellas sí son alojados pero no por aceptación sino por dinero.
Hay bares y fuentes de soda donde no se permite el ingreso de más de dos personas del mismo sexo sean o no homosexuales.
La prensa hostiga y acosa a los homosexuales con crónicas o comentarios insultantes no sólo para los delincuentes sino también para todo ser homotrópico.
Muchos humoristas de la radio y la televisión se ensañan en los homosexuales especialmente en los afeminados.
En los sitios públicos se ve reprendido por miradas de reprobación o de irrisión, lo cual ocurre hasta en las metrópolis y aunque el Homosexual no haga nada absurdo o ridículo. Una pareja de amantes del mismo sexo en Colombia no pueden tomarse de la mano en lugares públicos y mucho menos acariciarse como lo hacen tranquilamente los heterosexuales.
A los hechos anteriores se añade la homofobia del mismo Homosexual. La mayoría de ellos sufren sentimientos de culpabilidad y/o inferioridad. Muchos de ellos se castigan con la frustración en el amor, con los autorreproches, a veces con el alcoholismo, o bien castigan sin darse cuenta a la sociedad, entregándose algunos a la tiranía y a la explotación de los demás. La causa de todos estos conflictos es en últimas la represión interna y la fobia social.
Sin embargo la sociedad manifiesta una tolerancia discreta y silenciosa no como resultado del análisis o de los argumentos sino como aquellos absurdos que se admiten como el robo, la corrupción, la violencia.
Causas psicológicas de la homofobia individual:
Según los psicólogos y sexólogos los niños durante los 5 y 6 años aprenden las conductas hetero y homosexuales, a nivel pregenital que la mayoría de ellas “desaparecen” después. Las segundas, mediante estímulos aversivos o de evitación. Con ésto se transmite al niño, la tradición milenaria de miedo ya sea a las prácticas o a las personas homosexuales.
La homofobia en los heterosexuales llega a ser tan vigorosa de ordinario que un psiquiatra australiano Mc Conaghy descubrió que los varones heterofílicos experimentaban la contracción del pene a la vista de hombres desnudos que se tocan los genitales. El científico inventó un aparato para medir la contracción y la expansión del órgano viril cuando el sujeto homo o heterosexual presencia en la pantalla cuerpos descubiertos de hombres o mujeres en movimiento. No expansión de aquel a la vista de varones, explica su desinterés Homosexual. Pero su contracción, revela el miedo físico y la fobia hacia el propio sexo, la cual obviamente es aprendida y no espontánea pues no hay razón natural para que el pene se achique a la vista de otro pene. El sujeto se siente amenazado por éste, se llena de terror ante él, por obra del condicionamiento antiHomosexual.
Este condicionamiento ente hacia el propio sexo y la conducta de aversión hacia los homosexuales deberían ir desapareciendo con los años pero no sucede tal cosa debido a la homofobia colectiva. Algunos individuos maduros y menos asustadizos van perdiendo ese miedo pero la mayoría de las personas empeora o conserva su fobia intacta hasta la muerte, sobre todo las personas de cada cultura en este campo, incapaces de liberarse de los prejuicios aprendidos.
La androcracia masculina (machismo) La andocracia masculina o sea el dominio excesivo de los hombres sobre la mujer divide a la especie en dos clases de seres antagónicos; dominadores y dominados y exige que nadie se salga de la suya, desestimando la que los une “el de seres humanos”. Erróneamente se cree que el Homosexual deja de pertenecer a su sexo y sobre todo que el varón se feminiza y “pierde así la suprema dignidad del varón” al ser penetrado por otro hombre. Esta aparente inferiorización del macho homófilo (lo mismo que la supuesta virilización de la lesbiana) es rechazada por el pensamiento homofóbico con miedo y con ira debido a los prejuicios supermachistas los cuales no toleran la diversidad, la variedad dentro de lo uno y lo otro y pretenden uniformar a todo el mundo de un modo tiránico contrario a la realidad de las cosas a la naturaleza que de suyo es diversificante. Las prácticas homosexuales por sí mismas no virilizan a la mujer ni feminizan al varón.
Los estereotipos “varonil” y “femenino” . Sería ridículo negar las diferencias entre los dos sexos, pero las de tipo psicológico son en su mayor parte socioculturales e históricas y no biológicas o naturales. Algunas diferencias psicológicas son naturales por supuesto, aunque ciertas feministas radicales, como Evelyn Reed parecen negar aún estas. Elaine Norgan reconoce que en la gran mayoría de los animales y en todos los primates (y el hombre es un primate), los machos son más agresivos que las hembras, y la sociedad animal es regida por aquellos. La hembra del primate, impedida por el feto o por la cría, no podía desarrollar tanta velocidad ni ser tan feroz como el macho. La ternura por sus hijos, más cercanos a ella que al macho, debió de volver a la hembra humana más compasiva y gentil. De estas diferencias derivan algunas otras, pero todas las demás de tipo psicológico, la gran mayoría del total, se fueron formando, exagerando y estereotipando a lo largo de los muchos milenios de patriarcado machista hasta dar origen a los estereotipos dogmáticos que definen lo “varonil” y lo “femenino” como dos polaridades casi absolutas. En la realidad, ningún hombre es 100% “varonil” ni ninguna mujer “femenina”; un levantador de pesas usa lociones perfumadas, y la reina de belleza emite opiniones. En los inicios de la sociedad androcrática, las diferencias psicológicas debieron ser mínimas y máximo el parecido psicológico entre hombres y mujeres.
Sabemos por la historia y la antropología que en muchas sociedades no matriarcales es el varón el que desempeñaba desempeña las labores domésticas. En muchas sociedades, incluso patriarcales, el varón no ocultaba sus emociones, no se avergonzaba del llanto, y usaba larga cabellera que peinaba con gran vanidad. Es en los últimos siglos cuando se ha dado la polarización ideológica total, en virtud de los estereotipos mismos de los prejuicios y si bien en las dos o tres últimas décadas está cediendo en algunos países levemente, todavía es exagerada y deshumanizante.
Los dos estereotipos son injustos con la mujer porque le atribuyen a ésta los peores defectos: cobardía, falta de carácter, deslealtad y hasta inmoralidad, y desde luego torpeza y falta de juicio.
Ninguna de estas condiciones son propias de las mujeres por naturaleza, y aunque algunas de ellas se dan realmente en muchas mujeres, ésto se debe a su gradual inferiorización por el varón, proceso psicológico que empieza desde el primer día de vida. Simone de Beauvoir dice que en los hogares “se fabrican” los femenino y los masculino, y que la “mujer no nace, se hace”. De tanto decírseles a las niñas como deben “ser”, la mayoría de ellas llegan a “ser” como se les enseña. Una mujer que desde la infancia está oyendo que la mujeres son “brutas”, difícilmente puede desarrollar su mente porque está sugestionada (acomplejada) con su propia estupidez. Esta convicción y el confinamiento de la mujer al hogar durante milenios, le impidieron cultivar su inteligencia y sólo en los últimos tiempos se le ha permitido el estudio profesional a la par de hombres, aunque en escala reducida y cediendo siempre al varón las mejores oportunidades y posiciones.
Otro rasgo de lo femenino que es importante destacar es el relativo infantilismo de muchas mujeres en nuestra cultura, o sea el escaso desarrollo intelectual y emocional debido en parte al “lavado cerebral” de la niñez (que las convence de su insignificancia e incapacidad) y en parte a la falta de oportunidades iguales de desarrollo. Tratadas como “animalitos” muchas se vuelven tales, en el sentido de atolondramiento, perplejidad, inmadurez. Aún hoy día, a la mujer no se le permite el pleno desarrollo como persona humana, al interrumpir los estudios tan pronto como resulta la oportunidad de casarse.
Pues bien, de todos estos procesos nacieron los mencionados estereotipos sexuales, tenidos como “naturales”. Se toma por “natural” lo que se produce de una opresión milenaria, una manipulación inequilátera. Estos valores morales de los sexos se aprenden en los años formativos con los mismos mecanismos de todo prejuicio. El niño aprende a admirar y valorar todo lo varonil y lo respeta. Del mismo modo aprende a sentir aversión y hasta burla por casi todo lo femenino, excepto por todo lo que es su mamá ya que desde niño se le enseña a respetarla. El varón aprende en el hogar a mirar a la mujer desde arriba, con cariño sí, pero semejante al que so siente por el gato o el perrito faldero y rara vez la mirará en el futuro de igual a igual, pues en el fondo de su mente subestima a la mujer. Esta actitud es injusta si se tiene en cuenta que la mujer ha forjado la mitad de la historia del ser humano en todo sentido. Muchas teorías sostienen que fue la mujer quien inventó la agricultura, la alfarería y las artes manuales. Fue la mujer la que enseñó al hombre el respeto por los débiles, el buen trato a los presos y a los vencidos, el amor a la belleza y al arte, el buen gusto, la elegancia la diplomacia, las buenas maneras. Esta civilización es una obra callada y anónima que los varones no han querido reconocer dados sus llamados “prejuicios andrométricos”. En este sentido cabe reconocer que la iglesia cristiana en lo poco que conserva de su fundador, ha reducido un poco la brutalidad de los dominadores y explotadores de la humanidad.
Machismo y homofobia. De la subestimación hacia todo lo femenino, real o supuesto nace la homofobia. El hombre teme no ser lo suficientemente “varonil” y sospecha de todo lo que pueda volverlo “femenino”. Cree perder su dignidad
al ser penetrado por otro varón. Ser poseído es simbólicamente perder su dominio sobre la mujer. Desea ser “inviolable”. Su afán por perpetuarse en “su hijo” como
heredero de sus bienes y su apellido. En la cultura occidental, la esposa no tiene apellido propio y si en la cultura hispánica lo conserva, es sólo para que su hijo no parezca “ilegítimo”. Es así como en lugar de defender la dignidad como persona o como ser humano, solamente defiende su dignidad de varón, con tanto celo que a los hombres a lo largo de los siglos les ha importado muy poco el lesbianismo, como lo demuestra el hecho de que los códigos estatales, incluso el severísimo del Levítico, no han solido castigar aquel. Los libertinos que se horrorizan ante la homosexualidad, pagan por presenciar “shows” de lesbianismo entre prostitutas, lo que no quiere decir que no se persiga al homosexualismo femenino pero es menos violenta esta lucha puesto que no se basa en la homofobia machista ni en la defensa de la dignidad, sino en exigencias de la lógica en la que pretenden fundamentar la antihomosexualidad con los argumentos de la teoría contra la naturaleza.
La verdadera y más profunda razón de la antihomosexualidad es la falocracia, la sobrevaloración del falo como “causa” prácticamente única de la generación humana.
Ahora bien, el temor de varón a ser “violado” por otro varón se funda en un error: el de creer que deja de ser “varonil”, que se vuelvo “femenino” por ese sólo hecho de la penetración anal u oral. Es un error porque si este acto se realiza con pleno consentimiento y si no es lesivo, el varón penetrado no pierde absolutamente nada de su integridad física o psicológica. Ese acto por sí mismo, aunque se repita a menudo, no lo feminiza en ningún sentido. Es un acto lúdico y placentero, de carácter momentáneo, inspirado de ordinario por el amor (incluso si es un amor fugaz) y a veces por la admiración estética. Ambos copartícipes saben que se trata de un simple juego erótico que no implica dominación ni humillación por sí mismo.
Autoritarismo androcrático y homofobia política Los gobiernos totalitarios persiguen la homosexualidad y en forma brutal. En los de extrema derecha la razón principal es el machismo, como es el caso del régimen hitleriano que despreciaba a la mujer y todo lo femenino con el pretexto de conservar la fuerza “varonil” de la raza aria que le asegurara por las armas el dominio del mundo. En los regímenes totalitarios supuestamente socialistas, controlados todos por el stalinismo, también es la androcracia la causa de su homofobia atroz, pero no en su forma de antifeminismo puro, pues el socialismo propugna en teoría, la igualdad de los sexos; sino por depositar el poder político en el padre de familia en última instancia.
Una sociedad basada en la autoridad omnímoda necesita reprimir toda clase de manifestaciones contrarias a sus dogmas. Pero tal autoridad represiva tiene que ejercerse necesariamente en forma piramidal porque el tirano no puede estar en todas partes y necesita a gentes menores. Para que la pirámide social funcione monolíticamente, hay que contar con estructuras coercitivas en su base, las cuales a modo de unidades mínimas o células de la sociedad autoritaria deben ayudar a la irrigación del poder para ser respetar la autoridad tiránica aun en los resquicios del cuerpo social. La autoridad del tirano absoluto es pues ejercida vicariamente en última instancia por cada uno de los jefes de esas unidades mínimas, en decir el padre (varón) de la familia nuclear, encargado de reprimir a su nivel todo brote libertario que ponga en peligro al dictador.
El stalinismo, pese a fundarse en las ideas de Marx y Engels que rechazaban la familia monogámica como pretexto que ha sido para la transmisión de la propiedad privada, ha consagrado y validado de nuevo este tipo de familia androcrática como soporte del estado represor y depositario de la autoridad. Nótese de paso cómo la monogamia no es únicamente económica en su origen sino que sirve Admirablemente para reprimir y dominar a los disidentes. Pues bien, disidentes a nivel de familia son todos los liberacionistas sexuales de cualquier orientación erótica, tanto los jóvenes heretosexuales solteros, o quienes se les prohíbe toda relación sexual libre, como los homosexuales de cualquier edad que no pueden satisfacer sus necesidades eróticas de ninguna otra manera. Esta es la razón principal del neopuritanismo soviético y chino que sorprende y escandaliza a los visitantes heterosexuales, incluso socialistas, del mundo occidental. El cuadro es mucho más tétrico aún en la Cuba actual para los homosexuales pues allí se ha añadido al autoritarismo stalinista la homofobia supermachista del señor Castro, el cual siente asco físico por toda feminización, real o aparente, pese a que hace frecuentes confesiones demagógicas de respeto a la mujer. Si la revolución socialista colombiana ha de ser de la misma orientación que la cubana los homosexuales no tienen nada que ganar con ella, pese a que muchos de éstos le sirven de heraldos gratuitos
Encuestas
Para usted el homosexualismo es:
Un homosexual está capacitado para desempeñarse como:
¿Considera que la identidad sexual es importante en los aspectos laborales?
4. No toleraría usted a:
5. Si alguien muy cercano(a) a usted le confesara ser homosexual, ud:
CONCLUSIONES
La encuesta fue realizada a 30 padres de familia de 11º del Colegio de la Presentación, esto representa un 19% del total (estos menos 3 personas que no accedieron a responder nuestra encuesta alegando ocupación y/o contrariedad por el tema en cuestión).
Los resultados de la encuesta aplicada a los padres de familia del Colegio de la Presentación en Bucaramanga muestran un gran número de contradicciones entre respuesta (no se ve claramente a nivel general, pero en cada encuesta individual se repetían incompatibilidades tales como que supuestamente trataría normalmente a alguien cercano que descubriera ser homosexual, pero al mismo tiempo afirmaban sentir lástima por ellos; esto plantea nuestra pregunta: ¿se trata con normalidad a alguien que nos inspira lástima?; también se presentó bastante que una misma persona respondía que un homosexual está capacitado para ejercer cualquier cargo aunque consideraba -en la siguiente pregunta- que la identidad sexual efectivamente es importante en los aspectos laborales) y respuesta, lo cual deja claro que si bien es un tema que está dejando de ser clandestino, los componentes de nuestra sociedad aún guardan cierto recelo del mismo, desconocimiento de causa, y tabúes culturales muy arraigados. Por ejemplo, aún se piensa que el homosexual debería trabajar netamente en los asuntos estilísticos (se presentó un 13% de personas que creen que un homosexual está capacitado para desempeñarse como peluquero y estilista), así hubiesen dicho de antemano que su opción sexual y de vida es completamente respetable.
Complementando lo dicho anteriormente, sigue siendo común la idea de que el homosexual es un enfermo (7%), un desviado (33%), un aberrado sexual (3%) y hasta un pecador (3%). Esto obedecería al contexto moral que subyace dentro de la sociedad occidental - y oriental también -, que es de un marcado tipo religioso, específicamente judeocristiana y musulmán. Dicho de otra forma, la base moral que ha construido la religión (ya especificada cuál) en la sociedad ha causado la estigmatización de lo diferente, en este caso de conductas sexuales, pues en tiempos de la civilización griega y el imperio romano, cuya religión era diferente, estas prácticas eran netamente toleradas y practicadas.
Otra de las contradicciones encontradas se basa en una “aceptación” de esta conducta, que, según han dicho, es normal y libre en la sociedad. Esta “aceptación” raya con su posición de lástima y un tratamiento lejano hacia con ellos, respuesta marcada constantemente en la encuesta. Para muchos de ellos, esta “aceptación “llega solamente hasta el límite de su círculo familiar; más exactamente, la aceptación de esta conducta en uno de sus hijos o hijas es nula, y de practicarla, el tratamiento pertinente sería de lejos, con lástima o simplemente no volvería a relacionarse con él/ella.
Otros prefieren tener un familiar homosexual, así sean sus vástagos, antes que ver a un militar, un sacerdote, un profesor o un Presidente de la República sodomita (las personas encuestadas respondieron que no tolerarían homosexuales dentro de las esferas de poder; 20% no los tolerarían en el ejército, 10% en la iglesia y 10% como presidentes de la República). Pensamos que muy probablemente este tipo de aseveración esté relacionada con el poder, dado que los personajes ya mencionados detentan un poder amplio en la comunidad y por ello deben guardar una imagen, hasta cierto punto ficticia, en contraposición al ciudadano normal que es subordinado de estos y no ostenta un grado considerable de poder. Para hacerlo más conciso, diremos qué tipo de poder representa cada uno de ellos y su relación con el tema de este trabajo. Así, el militar representa la Fuerza física y coactiva del Estado, es decir, la fuerza bruta; en el común es muy mal visto que sus representantes sean amanerados, dado el imaginario del homosexual como un ser débil, producto de una cultura ciento por ciento machista.
El sacerdote es el encargado de mantener la moral y las buenas costumbres en la sociedad. De ahí que su trabajo sea censurar y evitar todo acto que atente contra ellas, y por ello, sería de una hipocresía mayor que su predica censurante fuese contradicha por un acto que él mismo recriminó. En otras palabras, no se le puede permitir que sea en él el famoso dicho “el cura predica, pero no practica” (aunque sepamos ya que es una verdad que el dicho sea cierto).
El profesor es un instrumento ideológico en cualquier sociedad (13% de los encuestador afirmaron intolerancia hacia un profesor homosexual), puesto que es quien adoctrina a sus alumnos para asumir plenamente sus roles en la estructura social. En un medio donde el machismo es imperante, donde se debe educar al macho como macho, los deslices no deben darse. Además, fuera de los padres, son ellos los segundos que más cerca de los hijos están.
En un Presidente es inadmisible que su identidad sexual sea conocida, por su cargo y representación a nivel internacional del Estado. Siendo Jefe de Gobierno y Jefe de Estado, como es en el caso colombiano, la vida sexual debe ir aparte de la política, o por lo menos escondida (como ya ciertos casos conocidos).
Una mayoría del 60% de los encuestados afirmaron que si alguien cercano les confesara ser homosexual, le seguirían tratando con normalidad; pero nosotras pensamos que eso lo dicen con ligereza mientras no se encuentren en esa situación, porque ya al encontrarse en una circunstancia tal reaccionarían de manera diferente, del dicho al hecho hay mucho trecho.
RECOMENDACIONES
La homofobia tiene una larga tradición en la historia de la humanidad, no tiene un origen único, ni una cabeza visible, ni un objetivo, ni una razón histórica, está enraizada en diferentes culturas, épocas, clases sociales, instituciones. ¿Cómo combatirla? He aquí algunos frentes:
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Desde la infancia: los niños aprenden de lo que ven y oyen. En un hogar donde los padres (o uno de ellos) son homófobos, donde se escuchan comentarios o insultos contra los homosexuales, se está fomentando la futura homofobia de los niños. Esto tiene dos graves consecuencias para ellos: si el niño/niña tiene deseos homosexuales, se verá traumatizado por ese ambiente hostil y será incapaz de poder asumir con naturalidad su deseo; además -independientemente de su opción sexual- estaremos criando a un futuro homófobo, y reproduciendo por tanto un sistema fascista. Los padres deben tomar conciencia de esta situación.
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Desde la escuela: la escuela es un lugar fundamental de socialización y adquisición de valores; es imprescindible introducir en las escuelas programas educativos tolerantes con las diferentes opciones sexuales y críticos contra la homofobia, y que los docentes se comprometan en esa misma crítica.
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Desde el lenguaje: el lenguaje cotidiano está lleno de expresiones homófobas, que traducen y legitiman ese estado de odio y agresión: maricón, dar por el culo, arepera, tortillera, ir a tomar por el culo, bujarrón, sarasa, moña... la riqueza del castellano en este ámbito es casi ilimitada, fiel reflejo de nuestra igualmente rica tradición homófoba. Hay que denunciar ese lenguaje, desenmascarando su violencia interna, e incluir el término "homofobia" en el diccionario.
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Desde las instituciones: el Estado, el Ejército y la Iglesia son tres instituciones tradicionalmente homófobas. El Estado aprueba el matrimonio entre parejas de distinto sexo, concediendo unos derechos legítimos a estos ciudadanos, y margina por razones de orientación sexual a otras personas, lo cual es inconstitucional. El Ejército persigue activamente a las personas homosexuales cuando están bajo su jurisdicción, e inculca valores homófobos y machistas. La Iglesia Católica, fiel a su histórica tradición de promotora de exterminios, sigue atacando las relaciones homosexuales con declaraciones agresivas, y promoviendo el odio hacia las personas homosexuales. Lo mismo ocurre con la mayoría de las demás religiones del mundo. Por tanto, hay que exigir a estas instituciones que abandonen sus posiciones homófobas y que colaboren a erradicar la persecución contra gays y lesbianas.
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Desde los movimientos sociales y políticos: los grupos de crítica social, tradicionalmente identificados con el nombre genérico de izquierda (socialismo, comunismo, anarquismo, etc), siempre han dejado de lado el problema de la homofobia, cuando no han participado activamente en ella (Castro, Stalin). Las ONGs antirracistas tampoco han tomado conciencia hasta hace poco de la necesidad de incluir el trabajo contra la homofobia como uno de sus objetivos. Los grupos políticos conservadores siempre han estado a favor de la homofobia (Reagan, Tatcher), financiando a grupos parafascistas homófobos, o rechazando iniciativas legales de igualdad (Felipe González, Aznar).
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Desde el mundo académico-científico: el discurso médico tomó el relevo en el siglo XIX a la religión en la tarea de estigmatizar y reprimir ciertas opciones sexuales: de ahí nace a finales del XIX la categoría de homosexualidad como enfermedad, una de las raíces de la homofobia del siglo XX. Los discursos médicos, psiquiátricos, sociológicos, y de la ciencia en general deben abandonar sus estrategias de segregación y dejar de señalar la homosexualidad como algo específico, desviado, anormal o enfermizo.
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Desde los medios de comunicación: la radio, la prensa, la televisión, transmiten continuamente imágenes y contenidos homófobos. Por ejemplo, cuando hay un asesinato, si el asesino es gai, se incluye este dato como relevante en el titular, si es heterosexual se omite. Esa manera de dar una noticia es abiertamente homófoba, y manipuladora. La radio y la televisión emiten chistes que hacen escarnio y burla de lesbianas y gays, e introducen imágenes pintorescas para ridiculizar a los homosexuales. Los profesionales de estos medios deben comprometerse para abandonar ese tipo de prácticas homofóbicas.
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Desde los propios homosexales: gays y lesbianas tienen la responsabilidad de luchar contra la homofobia, organizándose, manifestándose, saliendo del clóset, perdiendo el miedo, reivindicando sus derechos, denunciando las agresiones, haciéndose visibles para atacar a los homófobos, para que el resto de la sociedad sepa que existen y entienda que la lucha contra el fascismo es una lucha de todos.
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