Tecnología


Historia de la imprenta


Introducción

Se sabe muy poco de la vida de Johann Gensfleisch zur Laden, más conocido como Gutenberg; ninguna de las obras que se le atribuyen está firmada. No se tiene clara la fecha de su nacimiento, pero se ha determinado que fue hacia 1400 en Maguncia, Alemania. Su primer oficio fue la de orfebre, más tarde, su familia se estableció en Estrasbusrgo donde instaló una empresa de grabados en madera, que sería el punto de partida para el desarrollo futuro de su legado. A partir de 1438 comenzó sus experiencias.

En 1438 Gutenberg se asoció con Andreas Dritzehn para llevar a cabo experimentos de imprenta. Unos diez años más tarde se instaló en Mainz y continúo sus pruebas asociado con el comerciante y prestamista alemán Johann Fust, Éste le prestó ochocientos florines para que instalara la imprenta, fundiera las letras metálicas y comprara el pergamino para imprimir la Biblia. El préstamo consideraba el salario de los ayudantes y el sustento del propio Gutenberg.

Instauraron entonces una imprenta donde posiblemente comenzó a imprimir la gran Biblia sacra latina, así como libros más pequeños. La Biblia de Gutenberg, o Biblia de las 42 líneas, quedó terminada antes de finales de 1455, con la aparente colaboración en su realización de Peter Schöffer,.

Dos años después Fust entregó la misma cantidad nuevamente, para el término del proyecto que contemplaba dos volúmenes del libro sagrado. Pero faltaba la decoración a mano y el empaste de los impresos. Fust molesto finalmente decide ir a los tribunales exigiendo que se le devolviera inmediatamente el dinero. En 1455 La sociedad se deshizo y Gutenberg se vio forzado, al ser insolvente, a ceder sus prensas y tipos a Fust.

Después de su ruptura con Fust, Gutenberg siguió imprimiendo, tanto en Maguncia como en la cercana ciudad de Eltvile. En 1465 Adolfo II, arzobispo de Maguncia y elector de Nassau, se convirtió en su mecenas, como reconocimiento a su invento.

Gutenberg murió el 3 de febrero de 1468 en su ciudad natal, donde se ubica hoy un museo que recrea su prensa y taller.

La evolución de la imprenta desde el método humilde del tampón hasta el proceso de imprimir en prensa parece que se produjo de forma independiente en diferentes épocas y en distintos lugares del mundo. Los libros que se copiaban a mano con tinta aplicada con pluma o pincel constituyen una característica notable de las civilizaciones egipcia, griega y romana. Estos manuscritos también se confeccionaban en los monasterios medievales y tenían gran valor. En la antigua Roma, los editores de libros comerciales lanzaron ediciones de hasta 5.000 ejemplares de ciertos manuscritos coloreados, como los epigramas del poeta romano Marcial. Las tareas de copia corrían a cargo de esclavos ilustrados.

En el siglo II los chinos habían desarrollado y establecido con carácter general el arte de imprimir textos. Igual que con muchos inventos, no era del todo novedoso, ya que la impresión de dibujos e imágenes sobre tejidos le sacaba al menos un siglo de ventaja en China a la impresión de palabras.

Dos factores importantes que influyeron favorablemente en el desarrollo de la imprenta en China fueron la invención del papel en 105 y la difusión de la religión budista en China. Los materiales de escritura comunes del antiguo mundo occidental, el papiro y el pergamino, no resultaban apropiados para imprimir. El papiro era demasiado frágil como superficie de impresión y el pergamino, un tejido fino extraído de la piel de animales recién desollados, resultaba un material caro. El papel, por el contrario, es bastante resistente y económico. La práctica budista de confeccionar copias de las oraciones y los textos sagrados favorecieron los métodos mecánicos de reproducción.

Los primeros modelos famosos de impresión china, producidos antes de 200, se obtuvieron basándose en letras e imágenes talladas en relieve en bloques de madera. En 972 se imprimieron de esta forma los Tripitaka, los escritos sagrados budistas que constan de más de 130.000 páginas. Un inventor chino de esta época pasó de los bloques de madera al concepto de la impresión mediante tipos móviles, es decir, caracteres sueltos dispuestos en fila, igual que en las técnicas actuales. Sin embargo, dado que el idioma chino exige entre 2.000 y 40.000 caracteres diferentes, los antiguos chinos no consideraron útil dicha técnica, y abandonaron el invento. Los tipos móviles, fundidos en moldes, fueron inventados independientemente por los coreanos en el siglo XIV, pero también los consideraron menos útiles que la impresión tradicional con el uso de los bloques.

Johann Gutenberg, nacido en Maguncia (Alemania), está considerado como el inventor de la imprenta en Occidente. La fecha de dicho invento es el año 1450. Algunos historiadores holandeses y franceses han atribuido este invento a compatriotas suyos, acreditando abundantes pruebas. Sin embargo, los libros del primer impresor de Maguncia, y en concreto el ejemplar conocido como la Biblia de Gutenberg, sobrepasa con mucho en belleza y maestría a todos los libros que supuestamente le antecedieron. El gran logro de Gutenberg contribuyó sin duda de forma decisiva a la aceptación inmediata del libro impreso como sustituto del libro manuscrito

Hasta el siglo XIX se habían ido creando algunas tipografías de gran belleza y se había perfeccionado el oficio de la imprenta. Hacia 1800, sin embargo, los avances en el mundo de la impresión hicieron hincapié en aumentar la velocidad. El tercer conde de Stanhope, introdujo la primera prensa de imprimir construida totalmente de acero. En 1803, los hermanos Henry y Sealy Fourdrinier instalaron en Londres su primera máquina de fabricar papel; producía una bobina de papel continuo capaz de hacer frente a una demanda en constante crecimiento. Más tarde, en 1814 Friedrich König inventó la prensa accionada por vapor, revolucionando toda la industria de la impresión. En 1817, Fco. Xavier Mina, liberal español que organizó una expedición para apoyar la lucha de los patriotas mexicanos por su independencia, llevó a México la primera imprenta de acero, en la que imprimió sus periódicos y proclamas. Se considera la primera imprenta que hubo en el estado de Texas, entonces territorio de Nueva España. En la actualidad se encuentra en el Museo del Estado.

Las grandes ediciones que publicaban aumentaron aún más en 1829 al aparecer los estereotipos, que permiten fabricar duplicados de planchas de impresión ya compuestas. En 1886 los equipos de composición se perfeccionaron, permitiendo reducir drásticamente el tiempo necesario para componer un libro en comparación con las labores manuales. Por último, la fotografía ha venido a contribuir al desarrollo de los modernos procesos de fotomecánica.

En la década de los cincuenta aparecieron las primeras máquinas de fotocomposición, que producían imágenes fotográficas de los tipos en vez de fundirlos en plomo. Estas imágenes se fotografían con una cámara de artes gráficas a fin de producir unos negativos en película que sirven para obtener las planchas litográficas. Los avances en la tecnología de planchas en los años cincuenta y sesenta, junto con la fotocomposición, pusieron fin a un reinado de 500 años de la tipografía como principal proceso de impresión. La composición tipográfica con tipos de fundición prácticamente ha desaparecido, pero el huecograbado sigue utilizándose de forma habitual. La mayoría de las planchas en relieve se fabrican en la actualidad por procesos fotomecánicos directos.

Los ordenadores o computadoras que se utilizan hoy en oficina y en casa, pueden producir imágenes listas para impresión, reduciendo el tiempo y los costos de los principales procesos de imprenta. Las computadoras se utilizan de forma habitual para crear dibujos, definir tipos, digitalizar y retocar imágenes y fundir todos estos elementos en un único trozo de película o directamente sobre la plancha de imprimir.

La Imprenta

De lo Antiguo a lo moderno:

La referencia más antigua que se conoce como medio de impresión es la utilización de “piedras para sellar”. Estas se utilizaban sobre todo en Babilonia y pueblos de características similares. Su interés se fundamentaba prácticamente como sustituto de la firma o como símbolo religioso.

Estos aparatos estaban formados por sellos y tampones que imprimían sobre arcilla o bien piedras con dibujos tallados. Esta se incrusta en un anillo se coloreaba y se prensaba para así conseguir la impresión.

Esta evolución hasta hoy en día se ha producido de forma independiente tanto en diferentes épocas como en diferentes lugares o civilizaciones, por ejemplo:

En Egipto, Grecia o Roma, los libros se copiaban a mano con tinta.

Posteriormente, esto también se aplicó posteriormente en los monasterios medievales. Ya se lanzaban ediciones de hasta 5000 ejemplares, entre ellos manuscritos coloreados como los “Epigramas” de Marcial.

Los materiales como el papiro o el pergamino no eran muy aptos para imprimir por su fragilidad y su finura. Además como materias primas no eran de fácil acceso (piel de animales...) El papel sin embargo es más resistente y económico.

Primeros ejemplos: 200 d. C, imágenes talladas en relieve en bloques de madera, en el 972 se imprimieron así los sagrados escritos budistas que tienen mas de 130000 paginas. En esta época se llegó al concepto de impresión mediante tipos móviles, que son caracteres sueltos dispuestos en fila, como actualmente. Pero como el idioma chino es tan complejo (entre 2000 y 40000 caracteres), los antiguos chinos no consideraron esta técnica y la abandonaron.

Los fundamentos de la imprenta ya habían sido utilizados por los artesanos textiles europeos para estampar los tejidos, al menos un siglo antes de que se inventase la impresión sobre papel. El arte de la fabricación de papel, que llegó a Occidente durante el siglo XII, se extendió por toda Europa durante los siglos XIII y XIV. Hacia mediados del siglo XV, ya existía papel en grandes cantidades. Durante el renacimiento, el auge de una clase media próspera e ilustrada aumentó la demanda de materiales escritos. La figura de Martín Lutero y de la Reforma, así como las subsiguientes guerras religiosas, dependían en gran medida de la prensa y del flujo continuo de impresos.

La primera reproducción mecánica de ilustraciones se hizo por medio de matrices de madera. Se dibujaba la ilustración sobre la superficie lisa del bloque y se vaciaba la madera a ambos lados de las líneas del dibujo. La imagen en relieve resultante era untada con pigmento o con tinta y se estampaba sobre el pergamino o el papel. El proceso podía repetirse una y otra vez, consiguiendo con una sola matriz numerosas reproducciones idénticas. En algunos casos se utilizaba una única matriz para tallar la página completa de un libro, texto e ilustraciones; los libros realizados con esta técnica se llaman libros xilográficos. Los textos eran forzosamente limitados, por lo que el contenido de casi todos estos libros era simple y tosco, destinado a lectores poco instruidos. Muchos contenían un mensaje religioso como la Biblia pauperum (Biblia de los pobres) y el Ars moriendi (El arte de morir).

La venida de los caracteres móviles permitió imprimir las ilustraciones sueltas grabadas sobre madera cortada a la fibra junto con el texto. La necesidad de un mayor detalle en las ilustraciones favoreció el desarrollo de diferentes técnicas de grabado, entre ellas el “aguafuerte”, sobre planchas de metal, por lo general de cobre. “El grabado al humo”, también conocido como manera negra, que se realiza bruñendo una lámina de cobre y que consigue sutiles gradaciones de luz y sombra, se desarrolló en el siglo XVIII, al igual que la “aguatinta” que permite simular el efecto de la pintura a la acuarela. A finales de siglo se perfeccionó la técnica de la “xilografía” que consiste en grabar, con un cincel metálico, sobre la madera cortada a la testa, consiguiendo imágenes de gran delicadeza que, en muchos casos, aparecen en blanco sobre un fondo oscuro. A finales del siglo XVIII se inventó la “litografía”, que permitía mayor rapidez y un campo más extenso al artista en el terreno de la técnica de la ilustración.

En Roma hay un gran interés por el libro, lo que hace que se cree un circuito comercial. Los esclavos eran los que copiaban la obra (copistas) de alguien que la dictaba. Primero emplearon la corteza de árbol como soporte para escribir, pero el material más común fue el rollo de papiro (s. III a. C). También era frecuente utilizar soportes como tablas de madera encerada en los cuales se utilizaba un estilo puntiagudo como en Grecia.

En el medioevo se aportó con la ilustración de los pergaminos, las páginas llegaron a tener una grandísima importancia como unidad estética. Se empleaban sustancias colorantes más densas, ya que tenían mayor capacidad de absorción y de resistencia. También se le añadió el marco o recuadro alrededor de la viñeta. Otra característica (época de Carlomagno) fue decorarlos en plan muy lujoso, para plasmar así la riqueza soberana y se utilizaban materiales como las letras de oro o plata, el pergamino púrpura o azul y piedras preciosas o marfil para la encuadernación.

Las técnicas fueron meramente manuales hasta la primera técnica de reproducción gráfica, la “xilografía”, de origen mesopotámico. Esta es una de las primeras técnicas de reproducción gráfica mecánica. En su origen se utilizaba para poner sellos a las propiedades. Esta técnica se desarrolló sobre todo en China, donde se obtenían calcos de documentos en piedra grabados mediante el simple procedimiento de impregnar la piedra de tinta y presionar el papel. Pero el original quedaba dañado con esta técnica y por eso se optó en hacerlo sobre una base de madera.

Con esto se obtenía un negativo del original, los caracteres eran en blanco sobre un fondo negro. La xilografía plena consiste en variar la tarea tallando los caracteres en relieve con lo que la copia resulta positiva, con los caracteres en negro y el fondo blanco.

Esta técnica se empleo comúnmente y durante milenios en Japón, China, y Corea. La invención de la imprenta de tipos móviles en Europa Occidental fue el resultado de una inevitable necesidad provocada por el desarrollo de la alfabetización. Entre los siglos VI y XII las copias manuscritas de textos, tanto religiosos como laicos, realizadas por los monjes en los escritos de sus monasterios, eran más que suficientes para atender la escasa demanda. Durante el siglo XII, sin embargo, Europa comenzó a salir gradualmente de lo que los libros de historia llamaban “Edades Bárbaras” y un rebrotar de intensa actividad intelectual provocó el nacimiento de las primeras universidades en Europa: Montepellier (antes de 1137), Vicenza (1204), Padua (1222) y Toulouse (1229), seguidas de una veintena más, entre ellas Bolonia, París y Salerno, durante los cien años siguientes. Además las peregrinaciones y las Cruzadas de la Edad Media dieron ocasión para unos intercambios culturales muy fructíferos.

Esta actividad intelectual trajo consigo inevitablemente una mayor demanda de libros. El número de obras manuscritas del que se disponía resultó pronto insuficiente. Los libros que realizaban los monjes con tanto cuidado resultaban apropiados para las bibliotecas de los monasterios, pero no para satisfacer la demanda de los estudiantes. Es por esto por lo que fue preciso que pareciera un método barato y rápido de reproducción de los textos en tamaños fácilmente transportables.

En cada ciudad universitaria se puso en marcha un sistema de copia que consistía en los siguiente Se separaba el manuscrito en cuadernos y se repartían entre los copistas de la universidad y cada cual copiaba su parte para después unirlas en un sólo ejemplar. Con este proceso en París y Florencia acabó convirtiéndose en un auténtico negocio de librería.

En Holanda existió muy tempranamente impresión de algún tipo, de los que conservamos hasta ocho tipos de impresión distintas, anteriores a Gutenberg, sin embargo, nadie puede negar que el honor a la prioridad se lo debemos a la ciudad de Maguncia y a Johann Gutenberg por el sistema práctico de impresión tipográfica que utilizamos aún hoy

De una cosa podemos estar seguros y es de que, la invención de la imprenta no fue trabajo de alguien concreto sin influencia alguna. Tuvo que ocurrírsele a más de una mente privilegiada que la reproducción de un libro por sustitución a un sistema mecánico en sustitución de la laboriosa copia manual realizada por innumerables copistas, era algo razonable. A Gutenberg se le debe adjudicar el mérito de ser el primero en encontrar una forma factible de llevarse a cabo tal proyecto. Impresor alemán y pionero en el uso de los tipos móviles, es considerado por muchos el creador de la imprenta.

Numerosos han sido los estudios por determinar si fue efectivamente el inventor de la imprenta y de las letras móviles. Algunos han concluido que no, antecedentes corroboran que los babilonios, en la Antigüedad conocieron la impresión con sellos de arcilla y que los chinos, alrededor del año 1041, también imprimieron con ese tipo de letras. Más aún, en la Edad Media se hicieron grabados de páginas enteras usando grabados de madera. Los orfebres ya sabían fabricar buriles y los viñateros de Renania (Alemania) ya utilizaban prensas con tornillo en sus vendimias.

Sin embargo, podemos atribuir a Gutenberg la utilización de tipos móviles de metal, no usados anteriormente, aunque no se sabe con certeza quien fue el primero en implementarlas. Investigadores aseguran que fue el holandés Laurens Coster. Lo que se sabe con seguridad es que Gutenberg construyó, entre 1436 y 1450, un aparato que logró fundir satisfactoriamente las letras metálicas que usó en sus primeros libros. Aun sabiendo que no fue el pionero, es seguro que todavía nadie había reunido estos distintos inventos. El ingenio del impresor alemán lo llevó a desarrollar un artefacto mecánico verdaderamente eficaz para la reproducción de los textos escritos. Así se puede considerar como el verdadero padre del libro moderno. Es por esto por lo que para algunos estudiosos a Gutenberg se le debe distinguir por sus avances en el uso de la imprenta "una técnica para producción en serie con letras metálicas, una nueva aleación metálica para los tipos y la tinta de impresión con pintura.

No sólo en esto radica la importancia de este inventor, también sería conveniente ubicar a Gutenberg como un símbolo porque inauguró la industria editorial en occidente con la Biblia de 1455. El holandés Laurens Conster, con letras móviles de madera, compuso el primer libro del que se tiene noticia. Aunque fue Gutenberg quien concibió y construyó por primera vez la imprenta en su conjunto: confección de matrices, fundición de los caracteres, composición de textos e impresión. Se desconoce con qué metales hizo sus moldes. Actualmente los tipos son de una aleación de plomo con estaño y antimonio, que desde la segunda mitad de l siglo XIX se funden mecánicamente.

El socio de Gutenberg, Schöffer, usó ya unas matrices de cobre. Las prensas eran manuales.

Italia fue el segundo país que conoció el invento: en 1464 en Subico, y tres años más tarde en Roma.

También fueron tres obreros alemanes los que en 1470 enseñaron esta técnica en Francia, de donde pasó, en 1479, a Oxford.

La primera obra que parece que salió de la imprenta de España es Obres e trobes en lahor de la Verge Maria, impresa en 1474 en Valencia, en la calle Portal de Valldigna.

Entre los años 1533 y 1534 el invento pasó el Atlántico y se empezó a imprimir en México. En Lima, en 1583, el italiano Antonio Ricardo imprimió el primer libro peruano. Posteriormente se instalaron imprenta en Manila (1593), La Paz (1610), Puebla (1640), Guatemala (1660), La Habana (1707), Ambato (1754), Quito (1760), Nueva Valencia (1764), Santiago de Chile (1776), Guadalajara (1793), Veracruz (1794), Santiago de Cuba (1796) y Puerto Rico (1802). En Nueva Granada, la primera imprenta fue la de los jesuitas, en 1738. Otro taller empezó a funcionar en 1777. Nicolás Nariño fundó su imprenta La Patriótica en 1793.

En Argentina la primera imprenta fue construida en misiones y empezó a funcionar en 1700, y el primer impreso fue el Martirologio Romano. En Córdoba, la primera impresión fue del año 1766. En Buenos Aires la imprenta empezó a funcionar en 1781.

En las colonias inglesas el primer libro impreso fue el que se editó en Cambridge, titulado The freemans´ Oath, en 1639.

Hasta el siglo XVIII no se avanzó demasiado en la técnica impresora. Hasta entonces la incipiente técnica consistía en colocar los caracteres sobre la platina, encima del papel y presionar con la prensa de madera y mármol.

En 1777 Didot construyó una prensa, toda de hierro y del mismo tamaño que la hoja de imprimir, que fue perfeccionándose posteriormente

En 1814 se dio un gran paso en la mecanización de la imprenta con la invención de la máquina de cilindros por König; el molde plano pasaba sobre la superficie cilíndrica donde estaba colocado el papel y el entintado era ya automático.

El invento de la máquina de vapor estimuló y favoreció la rápida industrialización, y gracias a ella se dio el surgimiento, como clase dominante, de la burguesía. Con estos adelantos técnicos y los posteriores, los antiguos maestros impresores fueron, cada vez más, dejando la producción directa en manos de sus obreros. Fueron así naciendo las grandes imprentas nacionales.

En 1854 apareció la máquina de reacción, en la que el papel, impreso por una cara, retrocedía y lo era por la otra. Siguieron los perfeccionamientos y, en 1855, se registraba la primera patente de máquina rotativa por Hue. El molde cilíndrico, obtenido por estereotipia curva, presionaba contra el cilindro imprimiendo por las dos caras. Se usaba ya el papel continuo y se hacían tiradas de 10.000 ejemplares por hora.

En 1884 Mergenthaler patentó la linotipia, en la que la composición y distribución eran automáticas y en la que se fundían líneas enteras. Posteriores perfeccionamientos condujeron a la invención de la monotipia (1887), máquina que separaba las funciones del teclista de las de fundición y fue precursora de la composición automática mediante banda perforada.

Desde comienzos del siglo XX se idearon nuevas técnicas de impresión. La aparición de la fotocomponedora hizo posible la sustitución paulatina de la composición en caliente por la composición en frío, mediante películas. Ello supuso cambiar el crisol de las componedoras mecánicas por una cámara fotográfica, de manera que los textos eran directamente fotografiados en películas, con las cuales se impresionaba las planchas destinadas a la impresión de offsetes o huecograbado. En las fotocomponedoras más modernas, tanto proceso de composición de los caracteres tipográficos y su disposición en cada página como el proceso de filmación se realiza mediante computador. Para imprimir las ilustraciones se obtienen de ellas, mediante métodos fotográficos cuatro películas, que servirán respectivamente para imprimir el amarillo, el cian, el magenta y el negro. El resultado será una imagen con los mismos colores que el original (cuatricromía).

En la impresión del texto, el material principal consiste en tipos móviles y plantas y estereotipos moldeados de los mismos. La colocación de los tipos y la preparación general de la superficie impresora antes de que vaya a la máquina se llama composición.

En el caso de composición a mano el cajista coge los tipos, uno a uno, de las cajas y los coloca tumbados, de izquierda a derecha, en una caja de metal, llamada componedor, medida según el ancho de la cara del tipo escogido. Los tipos se llevan a unas bateas de metal llamadas galeras, y cuando el trabajo en forma de galera (galerada) ha sido recogido, el cajista ordena las planas, disponiendo las galeradas con los planos, grabados, etc., es un bastidor de hierro (forma) de tal modo que las páginas se correspondan y haya los debidos espacios marginales.

Por lo que atañe a la composición a máquina, los tipos de máquina más comunes son: linotipia, intertipia y monotipia. Linotipia e intertipia se emplean, sobre todo, para la impresión de los periódicos, y la monotipia para libros y revistas.

Pocas fueron las modificaciones introducidas en la prensa de imprimir, desde el siglo XV al XIX, siendo sus principales características el tablero, sobre el que se coloca la forma boca abajo, y la hoja plegadera que sujeta el papel que se ha de imprimir. La presión se hace por medio de una palanca o un tornillo en una platina metálica que oprime el papel sobre el tipo entintado y de ese modo transmite la impresión.

En la moderna máquina de platina, el papel se coloca en la platina y es elevado de un lado al otro de la forma, la cual está en posición vertical.

La primera innovación mecánica radical que afectaba a la rapidez y los bajos costes fue la de König el papel se aplica a la forma por medio de un cilindro giratorio que sujeta el papel en su paso a través del tipo. Éste es el tipo normal de máquina empleada hoy para la impresión de libros. La introducción del cilindro impresor desarrolló el factor velocidad. La moderna prensa para periódicos, además de este desarrollo, tiene un cilindro que transporta el tipo, o más bien la plancha.

Aunque según se dice en el siglo VI aparecieron en Europa, procedentes de China, impresos hechos con planchas de madera, que en el Occidente no cristalizó hasta el siglo XV la idea de reproducir los textos por el sistema del entintado de la superficie saliente de la pancha. Luego ya fue más fácil y obvia la transición del dibujo recortado al letrero recortado; finalmente otro gran paso en este proceso fue la construcción de tipos móviles de madera.

Los tipos móviles de metal aparecieron en el año 1540. Los holandeses atribuyeron esta invención a Laurens Coster. En este terreno, ninguna labor tan fina se produjo que puediese aventajar el tipo gótico de la Biblia de 42 líneas, de 1455, atribuido a Gutenberg de Maguncia, que pasa por ser el verdadero inventor de los tipos móviles.

FLEXOGRAFÍA

Se le dio este nombre en 1952 y se trata de una versión actualizada de un procedimiento inicialmente conocido como impresión a la anilina, que se usaba en la industria del empaquetado que necesitaba de tintas de secado rápido. El secado normal por oxidación tenía que sustituirse por un proceso más rápido de evaporación, y para esto la tinta se fabricaba con colores de anilina diluido en alcohol. Los primeros intentos realizados en Gran Bretaña hacia 1890 por Bobby, Baron and Sons, no tuvieron mucho éxito, y la primera máquina realmente práctica parece que la fabricó la empresa alsaciana de Holweg en 1905, y se empleó principalmente para las bolsas de papel. Aun así hasta que no mejoró la calidad de pigmentos, resinas y disolventes no comenzó a generalizarse el uso de este tipo de impresión.

El nombre por el que se conoce este procedimiento actualmente procede del hecho de que esa misma tinta, muy fluida pero de sacado rápido, se usa actualmente en conexión con clisés en relieve de caucho flexible que se montan sobre el cilindro de una rotativa alimentada con papel continuo. Aun se suele usar más para el terreno del envase que para la impresión de libros, dado que los libros tendería a chupar demasiado esa tinta tan líquida y no resultaría rentable.

CLISÉS

Uno de los mayores cambios en el ámbito del impreso ha sido la sustitución de la dura superficie de la lámina de metal por otra más elástica y flexible hecha de caucho o plástico. Aunque ya se había sacado una patente allá por 1853 para hacer láminas de impresión de caucho, la lámina moldeada no se convirtió en algo comercialmente factible hasta que se dispuso de resina fenólicas de ajuste térmico tales como la baquelita que resultaban un material moldeable.

Durante la década de los 30 los clisés de compuestos de caucho natural fueron complementados con diversos materiales sintéticos. Después llegó el desarrollo del clisé termoplástico, y constantemente surgen nuevos materiales en busca de clisés especializados en propósitos particulares.

Para la impresión rotativa se ha descubierto que es más adecuado un clisé de superficie dura y reverso blando, conocido como clisé “Cambridge” por ser esta universidad la que lo desarrolló. Este, aunque fabricado y terminado de forma lisa, puede acoplarse fácilmente alrededor del cilindro de la prensa, que es lo que se le pide normalmente a cualquier tipo de clisé flexible.

Para las litografías “offset” se utilizan habitualmente dos tipos de clisés: el clisé de imagen directa y el clisé pre-sensibilizado. El primero se utiliza principalmente para inscripciones hechas a mano, con tipos o dibujos. Los pre-sensibilizados son generalmente de aluminio o plástico, revestidos con un material sensible a la luz, y se imprime fotográficamente en negativo sobre el clisé. Desde hace poco, la tendencia ha sido sustituir siempre que sea posible el anticuado estereotipo, que ocasionaba inmensos problemas de almacenaje, por equivalentes de plástico de fácil transporte.

El propósito final ha sido eliminar la estereotipia, ya sea realizada sobre láminas de metal, caucho o plástico, y sustituirla por un método de impresión completamente diferente, en el que las máquinas de componer proporcionarían, en vez de líneas de metal, películas transparentes, en negativo o positivo, que puedan usarse directamente sin tener que recurrir al intermediario de los clisés. En otras palabras, sustituir la composición mecánica por la fotocomposición o composición fotográfica.

FOTOCOMPOSICIÓN

Es el cambio más importante de la industria tipográfica desde la introducción de los tipos móviles en el siglo XV, ya que anuncia el final definitivo de las impresiones mediante tipos metálicos. Esta forma de composición data de su fase experimental de finales del siglo XIX. W. Friese-Greene, un pionero del cine, patentó un aparato por medios fotográficos en 1895, pero aparentemente no se construyó jamás ningún prototipo, ya que los intereses del inventor se habían desviado hacia otros campos. Aunque se hicieron muchos experimentos en fotocomposición durante la primera parte de este siglo, y varios sistemas se presentaron como portadores de una solución a este problema, la mayoría de ellos cayeron en el olvido.

En 1896 E. Porzholt patentó una máquina controlada mediante un teclado que fotografiaba caracteres sueltos mediante una luz que reflejaba sobre un clisé sensible, y tres años más tarde se patentó la máquina de alfabeto único de Richards, que se especificaba de uso de la luz transmitida para la formación de imágenes.

Durante el periodo de entreguerras se ensayaron varias máquinas fotocompositoras y una de las más prometedoras fue la Uhertype, invento del ingeniero húngaro Edmond Uher, que se desarrolló en Augsburgo, a partir de 1931, ya que es difícil que una nueva técnica se implante con rapidez, al igual que ocurrió en su tiempo con la imprenta de tipos móviles.

La guerra atrasó estos progresos y a su término nadie volvió a hablar de la Uhertype y aparecieron las patentes de una nueva máquina de fotocomposición sacada en Suiza por Scheffer, en 1937, habiendo sido adquirida por la Intertupe Corporation of America.

Los años de postguera fueron testigos de un rápido progreso con avances de la electrónica. Las fotocomponedoras podían dividirse en dos tipos distintos:

% Las que derivan de forma natural de las maquinas de componer por tipos metálicos entre las que se encuentra la Filsetter “Monophoto”, una máquina “monotype” con una unidad fotográfica que sustituye al fundidor.

% La otra categoría se aparta completamente de la concepción de las anteriores máquina de componer tipos y trabaja con un sistema diferente, la Lumitipia, que tiene un teclado muy parecido al de una máquina de escribir electrónica que hace funcionar unos dispositivos electrónicos para la selección del carácter y de su tamaño, y tanto el espaciado como la justificación son automáticos. La información codifica se convierte en impulsos eléctricos que controlan la unidad fotográfica, que es un disco de cristal giratorio que contiene los caracteres de varias fundiciones dispuestos en círculos concéntricos.

Ya en 1946 la Compañía Mergenthaler estuvo experimentando con un tubo de rayo catódico, similar al que se utiliza en televisión, pero en esa época no resultó muy práctico.

Los sistemas de composición e impresión nunca habían variado tanto como en las últimas décadas. Una nueva tecnología ha modificado sustancialmente todo lo que en las artes gráficas venía siendo inmutable desde hacía casi un siglo. En veinte años, de la tipografía se ha pasado a la fotocomposición y al empleo de la informática, y todo hace pensar que la linotipia, el extraordinario invento de Otmar Mergenthaler, será en 1985 poco más que una pieza de museo.

Desde los años sesenta, los avances de la fotografía y la electrónica han revolucionado la impresión. Los nuevos materiales sensibles a la luz, como las resinas de diazonio y los fotopolímeros, han creado superficies de impresión duradera por medios fotográficos y no mecánicos. Los sistemas informáticos permiten fabricar con rapidez películas para transferir imágenes a cualquier superficie de impresión. Incluso se obtienen impresiones o grabados directamente por medio de máquinas que utilizan ciertos tipos de rayo láser o agujas de diamante. Las imágenes generadas en los ordenadores o computadoras se almacenan en bases de datos y se transfieren directamente a las formas de impresión sin ningún paso intermedio. Considerados en conjunto, todos estos cambios han sido bautizados como “la revolución de la preimpresión”.

Esta revolución a tenido dos fases, en primer lugar, la que corresponde a la producción del diario/papel, es decir, la que comprende las nuevas tecnologías que pueden aplicarse a los talleres de composición de textos, a la sala de rotativas o la misma Redacción; y en segundo lugar, la fase que desemboca en los nuevos medios de información electrónicos, cuya puesta en práctica representaría un cambio profundo en la concepción, producción y distribución de la información.

En la primera fase de la informatización de la prensa (que afecta a la producción tradicional del diario/papel) cabe diferenciar tres etapas:

% La etapa que se limita a la sustitución de la tipografía por la fotocomposición

% La que circunscribe a la computerización (parcial o total) de los talleres de fotocomposición

% La etapa presidida por la informatización de la Redacción y del Departamento de Publicidad, con la consiguiente desaparición del papel como soporte de los originales.

Esta nueva tecnología, entendida como el maridaje entre la informática y las diferentes tecnologías específicas de la prensa, ha iniciado así un proceso del todo irreversible, y de su correcta introducción depende la posibilidad de racionalizar los sistemas de producción y, en definitiva la oportunidad de hacer más competitivo el sector.

En la actualidad, la técnica más importante y versátil es una variante de la litografía por offset. Haremos de todos modos, un repaso por todas las técnicas utilizadas en el mundo de la impresión, desde 1945 hasta hoy.

OFFSET

Durante la primera mitad del siglo XX se descubrió que la tinta se podía transferir de la superficie litográfica a una superficie intermedia de caucho y de allí a papel. El elemento intermedio, denominado mantilla, es capaz de transferir la tinta al papel y a otros muchos materiales que no pueden ser impresos de forma directa, incluido el plástico y los metales. Gracias a que la mantilla se adapta a la textura de la superficie que se va a imprimir, la calidad de las imágenes litográficas resulta inigualable.

Es un método de impresión indirecta donde se humedece la placa con agua que está en un cilindro, después se entinta, y la tinta solo se adhiere a la parte expuesta de la placa, se pasa el rodillo de hule, pasa la tinta al papel. Esto sucede por el procedimiento químico donde el aceite es repelente al agua y utiliza dos rodillos en vez de placas de piedra como en la litografía. En ella la lámina no tiene contacto con el papel, sino que la imagen del negativo contenido en un rodillo queda impresa primero en el otro rodillo que la pasará después al papel.

Las placas para la impresión en offset son láminas fotosensibles que se exponen a la luz UV para así obtener el diseño que será plasmado.

LITOGRAFÍA OFFSET MODERNA

La función de la superficie de impresión caliza original corresponde hoy a unas finas planchas de aluminio, aunque también se utilizan otros materiales como acero inoxidable y plástico. Las planchas se enrollan sobre un cilindro y entran en contacto directo con el cilindro de caucho. Una batería de rodillos de goma y metálicos se encargan de llevar la tinta y el agua a la superficie de la plancha. La tinta pasa en primer lugar al cilindro de caucho y de ahí al papel.

Las planchas litográficas constituyen las superficies de impresión más económicas en la actualidad, lo cual ha contribuido enormemente al éxito del proceso. Las planchas de aluminio llevan un fino recubrimiento de material fotosensible, como los fotopolímeros, que experimenta un cambio de solubilidad al quedar expuesto a una fuente intensa de luz azul y ultravioleta. Las imágenes se transfieren a la superficie cuando se expone la plancha a través de un positivo o un negativo de película. Ciertas sustancias se pueden exponer directamente, mediante una cámara de artes gráficas o un rayo láser controlado por computadora, y elimina por tanto el coste de la película y se acelera el proceso de confección de las planchas.

El tamaño de las prensas modernas de offset van desde los duplicadores pequeños alimentados por hojas —usados para pequeños trabajos monocolores como folletos y boletines— hasta las enormes prensas capaces de imprimir millones de ejemplares de revistas, catálogos y productos de embalaje. Ningún proceso puede exhibir una gama tan amplia de aplicaciones.

IMPRESIÓN EN RELIEVE

El fundamento del proceso de impresión en relieve es el mismo que el de un tampón de caucho. Se aplica tinta a las zonas más prominentes de la superficie de impresión y a continuación se transfiere al papel o cualquier otro soporte. En la actualidad se utilizan dos formas de impresión en relieve —tipografía y flexografía—, que se diferencian por las características físicas de las superficies de impresión y de las tintas. La tipografía se efectúa utilizando una superficie de impresión de metal o plástico y una tinta de gran viscosidad. La flexografía emplea una superficie blanda de caucho o plástico y una tinta fluida.

TIPOGRAFÍA

La tipografía, la forma más antigua de impresión, nació con el invento del tipo de imprenta metálico y móvil fundido a mediados del siglo XV, y durante cinco siglos fue la única técnica de impresión para grandes tiradas. A mediados del siglo XX, y a pesar de su superioridad en cuanto a claridad de impresión y de densidad de la tinta, la tipografía cedió su predominio al offset por ser un proceso mucho más rápido.

Los estereotipos curvos obtenidos a partir de moldes de papel maché se utilizaron en rotativas tipográficas para imprimir los periódicos diarios hasta principio de los años sesenta, cuando las técnicas de edición sufrieron un cambio radical y las máquinas de composición de fundición fueron sustituidas en gran medida por la tipografía automatizada.

PLANCHAS DE FOTOPOLÍMEROS

A final de la década de 1950 hizo su aparición una forma totalmente nueva de fabricación de planchas de relieve, que utilizaba una sustancia plástica soluble que se endurecía al quedar expuesta a la radiación ultravioleta. Desde entonces se han creado un sinfín de planchas de fotopolímeros. Un grueso recubrimiento de fotopolímero sobre un soporte de metal o plástico se somete a luz ultravioleta a través de una película que sólo permite el paso de la luz por aquellas zonas que se efectuarán la transferencia de tinta. El fotopolímero se va endureciendo, o polimerizando, en dichas zonas y al eliminar el recubrimiento sobrante con agua o cualquier otro disolvente el resultado es una impresión en relieve que se puede montar directamente en cualquier prensa tipográfica.

Otra variante de este proceso consiste en aplicar sobre papel o plástico un fotopolímero líquido que se solidifica cuando queda expuesto a radiación ultravioleta. A continuación se elimina el líquido sobrante. Estas planchas se fabrican en poco tiempo y resultan muy apropiadas para la tirada de periódicos, donde resultan muy importantes los plazos de confección.

Las rotativas de alta velocidad y las planchas de fotopolímeros han hecho posible que la tipografía siga siendo competitiva en determinados sectores, como los periódicos, a pesar de que el offset es el líder indiscutible de los procesos de impresión.

IMPRESIÓN FLEXOGRÁFICA

Las planchas flexibles y las tintas fluidas que se utilizan en la flexografía convierten este proceso en el idóneo para la impresión sobre superficies no porosas como películas y polietilenos. En origen, todas las planchas flexográficas se construían en caucho moldeado, que sigue siendo el material más utilizado cuando se trata de crear sobre un único rodillo de impresión copias múltiples de una misma imagen. Los moldes en caucho son impresiones de las superficies originales en relieve, como los tipos o grabados, y normalmente se utilizan para fabricar varias planchas de caucho. El montaje de un rodillo de impresión con planchas de caucho es un proceso muy largo, ya que hay que montar muchas planchas sobre un único rodillo y cada plancha debe quedar colocada exactamente en la misma posición que las demás.

Durante los años setenta aparecieron las primeras sustancias para las planchas de fotopolímero, que acortaron sensiblemente el tiempo necesario para fabricar y montar un juego de planchas. Esto ha permitido la extensión de dicho proceso a nuevos mercados, sobre todo a la impresión de revistas. Además, en la flexografía se pueden usar las tintas solubles en agua, con lo que resulta innecesario el empleo de disolventes tóxicos.

Las imprentas flexográficas poseen un diseño sencillo, ya que la tinta líquida se aplica a la superficie de impresión sin necesidad de ningún otro complejo sistema de entintado. La impresión se efectúa en rodillos o bobinas de soporte en hojas sueltas y las bobinas impresas se transforman en el producto terminándose en un proceso de fabricación independiente.

Es ideal para bolsas o cualquier cosa de material pástico de gran tiraje (se imprime en rollo).

SERIGRAFÍA

Denominada originalmente impresión con estarcido de seda debido a las pantallas de seda que utilizaba, la serigrafía tiene una gran importancia en la producción de los más diversos objetos industriales, tales como paneles de decoración, tableros impresos, conmutadores sensibles al tacto, recipientes de plástico o tejidos estampados.

Las pantallas para la serigrafía comercial suelen fabricarse por medios fotomecánicos. Sobre un bastidor rectangular se tensa un fino tejido sintético o una malla metálica y se le aplica un revestimiento de fotopolímero. Al exponerlo a través de un positivo de película se produce un endurecimiento en las zonas que no se quieren imprimir. Se lava entonces la sustancia que no ha quedado expuesta y se crean las zonas abiertas en la pantalla. En la prensa, la malla se pone en contacto con la superficie a imprimir, y se aplica la tinta a través de las zonas abiertas del cliché mediante un rodillo de caucho.

Las prensas para la serigrafía van desde los sencillos equipos manuales para estampar a pequeña escala camisetas y letreros hasta las grandes prensas para aplicaciones multicolores y de grandes tiradas. El proceso se caracteriza por su capacidad para imprimir imágenes con buen nivel de detalle sobre casi cualquier superficie, ya sea papel, plástico, metal y superficies tridimensionales. Además es el único proceso importante de impresión que se utiliza de forma habitual para producir imágenes que no están a la vista. Los dibujos de los circuitos en los paneles sensibles al tacto, por ejemplo, están serigrafiados con tintas conductoras especiales.

PROCESOS DE IMPRESIÓN ELECTRÓNICA

Todos los procesos descritos hasta ahora utilizan una superficie fija de impresión que transfiere la misma imagen de tinta en cada uno de los ciclos de la prensa. Los sencillos mecanismos físicos de transferencia de tinta hacen que estos procesos puedan ejecutarse con mucha velocidad. Debido al elevado coste de fabricar un juego de planchas, montarlas en la prensa y tener ésta en funcionamiento hasta que la impresión esté debidamente alineada y los colores sean los correctos, estos procesos requieren una tirada bastante grande para resultar rentables. Para tiradas más reducidas, sobre todo de información cambiante, resultan más prácticos los procesos electrónicos, que no utilizan planchas de impresión y que obtienen buenas reproducciones sin desperdicio de papel.

A principio de la década del año 1980 aparecieron los procesadores de texto, es decir, computadoras diseñadas exclusivamente para el tratamiento de textos. Los procesadores de textos específicos al igual que el software de tratamiento de textos de los ordenadores personales, presentan muchas funciones de edición que facilitan el manejo del texto en cualquier punto del documento, de borrar, de cortar y pegar texto (mover bloques de texto a otro punto) y de buscar y sustituir partes del mismo. Estas funciones permiten al usuario realizar múltiples cambios en un documento sin tener la necesidad de reescribirlo. Además, el software de tratamiento de textos puede incorporar una función de composición de tipos de letra y otra de diseño de página para permitir al usuario diseñar electrónicamente la página a imprimir dando paso a la actividad de oficina conocida como autoedición.

La aparición de la computadora revolucionó el trabajo del periodista que pasa de tener un papel pasivo a uno totalmente activo.

Permite la posibilidad de que desde un pie de terminal el redactor pueda manejar textos e imágenes fijas, por lo que maneja todo el proceso; además, comienza a verse la “premaqueta”, es decir, se puede tener una visión previa del periódico.

El avance de estos videoterminales ha sido constante desde sus inicios, si bien IBM se puede considerar el padre del ordenador, le siguieron máquinas cada vez más complejas como el Fotdlon Position (impresora en frío 260 líneas/minuto), Laser Comp 3000 (400 barridos por cm), Makintosh de “Apple” (en el '73 para el periódico “Detroit News”) entre otros.

El texto editado por el procesador de textos se almacena en un disco magnético o similar para su uso posterior, o se envía a una impresora para producir un documento en papel (copia impresa).

IMPRESIÓN ELECTROFOTOGRÁFICA

Las modernas copiadoras electrostáticas (impresoras Láser) de oficina disponen de una superficie de impresión que se forma instantáneamente mediante la fotografía o escaneado del original. La superficie va recubierta por una sustancia fotoconductora, como el sulfuro de selenio o de cadmio. En la oscuridad, cualquier fotoconductor actúa como un aislante, conservando una cierta carga de electricidad estática. Las zonas de la superficie que se iluminan en una cámara o mediante un rayo láser se convierten en conductoras y pierden la carga. Las demás zonas conservan su carga, atrayendo las partículas de carga contraria de un colorante denominado tóner. El tóner se transfiere entonces a un papel o un plástico mediante fuerzas electrostáticas y no por presión. Este ciclo se repite para cada copia, lo que convierte al proceso en demasiado lento y complejo para aplicaciones de impresión masiva; sin embargo, resulta adecuado para la mayor parte de la ofimática. En el caso de pequeñas cantidades, las impresoras electrofotográficas pueden reproducir originales en color con una calidad de imagen que en las mejores se acerca a la de la litografía en offset.

IMPRESIÓN POR CHORRO DE TINTA

Un conjunto de inyectores de tinta, controlados por computadora, pueden generar imágenes sobre una hoja de papel en movimiento o la banda de una bobina. Las impresoras de chorro de tinta más sencillas se utilizan para imprimir información variable, como la fecha de caducidad en los envases de los alimentos o las etiquetas con la dirección en envíos postales, y a veces se instalan conectadas a los equipos de imprenta tradicionales. Las impresoras en color de chorro de tinta más complejas son capaces de generar reproducciones con calidad litográfica en muy poco tiempo.

IMPRESIÓN POR MICROCÁPSULAS

Esta tecnología utiliza papel impregnado con miles de millones de cápsulas microscópicas de colorantes líquidos. El papel se expone a la luz reflejada de una imagen original y los colorantes contenidos en las cápsulas se endurecen según la cantidad de luz que reciban. El papel expuesto se prensa entonces con unos rodillos de acero contra el papel soporte, y los colorantes que no se han endurecido formando la imagen al depositarse en el soporte. El proceso sirve para obtener pequeñas cantidades de reproducciones en color de alta calidad.

IMPRESIÓN POR SUBLIMACIÓN TÉRMICA Y TRANSFERENCIA DE CERAS

Un conjunto de elementos térmicos, controlados por ordenador, pueden transferir tintas o capas de cera desde una cinta de plástico al papel soporte. El elevado costo de los materiales y la lentitud de los procesos térmicos han limitado su utilización a aplicaciones que sólo precisan muy pocas copias.

La creciente relación entre la impresión tradicional y la electrónica tiene más un carácter complementario que competitivo. Los procesos digitales de impresión en color se utilizan cada vez más para analizar el resultado de las imágenes antes de procesarlas en películas y planchas para la litografía, grabado o impresión en relieve, reduciendo así la probabilidad de introducir cambios una vez que el trabajo se haya enviado a la imprenta.

A partir de la imprenta de Gutenberg sucedieron los años con mejoras y adelantos, pero poco a poco, sin grandes avances. Esto es debido, entre otras cosas, por el costo de los materiales. Sin embargo poco a poco la imprenta ha ido evolucionando hasta, aproximadamente 1945, época en que las nuevas tecnologías han hecho llevar a cabo muy numerosas aplicaciones que han dio mejorando la calidad, costos y velocidad de la imprenta a partir de la era moderna basada en la electrónica.

Bibliografía

Enciclopedia Encarta

Enciclopedia Larousse

Enciclopedia, Salvat

Enciclopedia, Icarito

CLAIRE, Colin. Historia de la Imprenta en Europa. Ollero & Ramos, Editores

Páginas de Internet

http://www.canon.cl

http://www.wikipedia.org

http://www.tepepan.com/mercadografico/las_técnicas_de_impresión.

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http://www.portalplanetasedna.com.ar/la_imprenta.htm

http://www.educar.org/inventos/libro.asp




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Enviado por:Gabriel Gatica Reyes
Idioma: castellano
País: Chile

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