Historia


Historia de Barcelona


Barcelona es una ciudad de España.

El área metropolitana de Barcelona se extiende fuera de sus límites comarcales, más allá incluso de la denominada Corporación Municipal Metropolitana de Barcelona alcanzando una extensión próxima a los 3.200 km2 (10% de la superficie de Cataluña), y con una población que ronda los 4,2 millones de habitantes. (71% del total de la población catalana). El municipio de Barcelona se expande por la llanura litoral comprendida entre los ríos Besós, por el Norte, y Llobregat, por el Sur, a los pies del

Montjuïc y el Tibidabo.

La gran actividad industrial de la ciudad (ocupa el 47% de la población activa) da cabida a una gran variedad de sectores: alimentario, papel y artes gráficas, automoción, química y textil. El sector terciario, que ocupa al 50% de la población activa, se manifiesta especialmente desarrollado en el comercio: el puerto de Barcelona ha sido un factor decisivo para la localización y progreso de la industria. En el aspecto financiero, Barcelona comparte el liderato con Madrid, por su importancia y dinamismo (Bolsa de Barcelona. Es así mismo, el centro cultural de Cataluña .

La historia de la ciudad:

El primer establecimiento humano en la zona data de entre 2000 y 1500 a.J.C., próximo al emplazamiento actual del puerto.

Se atribuye a los iberos la fundación de la primera ciudad de Barcelona, en el montículo Táber, aunque fue durante la época cartaginesa cuando comenzó a adquirir cierta importancia. La colonización romana, s. I d. J.C. consolidó el núcleo urbano, Barcino y levantó la primera fortaleza en Montjuïc.

La invasión de los bárbaros ocasionó la destrucción de la ciudad, que tuvo que ser reconstruida y nuevamente fortificada (finales del s. IV). El rey visigodo Ataúlfo la convirtió en capital de su reino (415). En el año 717 los musulmanes tomaron la ciudad, y en 801 Ludovico Pío la reconquistó, naciendo así el condado de Barcelona.

Jaime I el Conquistador instituyó el municipio de Barcelona.

La peste dañó la población de Barcelona en los siglos XIV-XVI.

En el s. XV la ciudad creció con las iniciativas de Alfonso el Magnánimo para la construcción de un puerto (1438) y la fundación de una universidad (1451).

En el s. XVI el bandidaje y la guerra de Separación de Cataluña (1640) la arruinaron. Partidaria del archiduque Carlos de Austria durante la guerra de Sucesión, fue asediada por los ejércitos borbónicos y obligada a capitular (11 de septiembre de1714).

El subsiguiente decreto de Nueva Planta dictado por Felipe V privó a la ciudad de sus instituciones tradicionales de autogobierno, como el Consejo de Ciento, de la ceca, y ordenó el traslado de su universidad a la ciudad de Cervera. A lo largo del s. XIX se dio un gran desarrollo industrial.

La oposición popular a la leva de quintos para la guerra contra Marruecos provocó el amotinamiento de la población que acabó con los dramáticos acontecimientos conocidos como la Semana trágica en 1909.

La primera guerra mundial constituyó una oportunidad favorable para el enriquecimiento de la burguesía.

En 1936 el levantamiento militar fracasó en Barcelona, y la ciudad fue tomada por las tropas franquistas el 26 de enero de 1939.

La crisis que padeció la ciudad durante la posguerra comenzó a ceder y a mostrar síntomas de recuperación en los años cincuenta, con un gran aumento demográfico provocado por la llegada de inmigrantes del Sur de la Península.

A fines de los cincuenta e inicios de los sesenta la ciudad renació a la vida política con la recuperación del movimiento obrero y catalanista. La transición hacia la democracia se consolidó con la aprobación del estatuto de autonomía, que dio a Barcelona la capitalidad, convirtiéndola en sede del gobierno de la Generalitat.

Desde su designación, el 17 de octubre de 1986, como sede de los XXII Juegos Olímpicos (25 de julio-9 de agosto de 1992), la ciudad recibió un fuerte impulso para su desarrollo. El eje de la actuación urbanística se centró en Montjuïc (anillo olímpico) y en la fachada marítima (villa olímpica, puerto deportivo), así como en realizaciones de infraestructura vial (cinturones de circunvalación), potenciando la obra de los años ochenta en diseño de espacios públicos, plazas y jardines, por lo que la ciudad recibió el premio al diseño urbanístico en el período 1981-1987 de la universidad de Harvard.

El barrio Gótico.

El barrio es como una isla dentro de la ciudad de Barcelona.

Imaginemos una isla pequeña, bien comunicada, que esta muy cerca y ala que puede llegarse fácilmente, paseando, sin afrontar a las olas, teniendo unas fronteras bien marcadas, como tienen las costas de las islas que presumen serlo.

Traspasar estas fronteras por cualquiera de sus puntos significa la inolvidable experiencia de entrar en un mundo distinto. La ciudad apresurada y ruidosa está ahí mismo, pero queda lejos incluso en el espacio y en el tiempo.

Al entrar en el barrio gótico moderamos el paso experimentando una paradójica impresión que es difícil definir: oímos el silencio. No se trata de un silencio total, evidenentemente, pero los sonidos ya no son ruidos: nos llegan atercolpeladamente. Ejercen una marcada acción sedante. Reencontramos un sonido de campanas olvidado, que señala unas horas o llama a los fieles, con una discreción de bandajos antiguos que aprendieron a no ensordecer a nadie. El pasado se nos torna presente en un momento, y es un pasado que reconforta, diríamos que es lo que nos hace bien.

El gótico catalán es sobrio, austero austero, no llegó a enmohecerse como pasó con otros góticos y mantuvo su fuerza sin renunciar a detalles llenos de gracia. Además poseía un sentido de grandeza que nos sorprende a media que nos hemos ido encogiendo como pueblo: La torre del rey Martí, ahora y en lugar de donde está, produce la impresión de un intento de rascacielos medieval, una arquitectura civil que no necesitaba lo religioso para ir trepando piedra sobre piedra. Y la sala del tinell es el testimonio de un pueblo que, sin duda, no se sentía ciudadano de un país pequeño, por descontado, puesto que requería grandes espacios para las reuniones de sus Corts, para los banquetes y grandes solemnidades.

El barrio gótico cubre un área poco extensa. Es un barrio que ha sido víctima de mutilaciones, pero es tan significativo que lo que queda constituye una visita obligada, gratificante, una lección viva de arte e de historia.

La visita al barrio nos ofrece otros atractivos , a veces edificios enteros, construcciones en las que vale la pena entrar , como por ejemplo la catedral porque contemplarla solo por fuera, induce a engaño.

El barrio gótico también fue culpable de pecado de las piedras que cubren otras piedras. Resulta que justo debajo de él están los restos de la Barcelona romana que, por más que cueste reconocerlo, ha perdido su capacidad de lección viva.

Quizá se deba al hecho de que quedó sepultada y ya no le alcanzara la luz mediterránea.

Hay que bajar a ella por escaleras y subterráneos, la lección esta allí, naturalmente, y seria imperdonable no aprovechar la oportunidad de estudiarla, dejándose llevar por las reflexiones que se suscita.

La visita al barrio gótico es densa, no puede liquidarse en un santiamén. Hay que volver una y otra vez, lo cual crea en los barceloneses una especie de hábito que conservan a lo largo de su existencia, como una romería periódica. Para los forasteros es un punto imprescindible del itinerario, un lugar fotogénico, que debe figurar en su álbum.

Los palacios de nuestras instituciones de gobierno, los de nuestra antigua nobleza, los edificios religiosos y civiles, los museos, todo un poco junto y mezclado, abierto a la pública curiosidad.

Los principales ejes viarios son:

El aeropuerto del Prat, situado en el Prat de Lobregat. Internacionalmente conocido. Del que salen diariamente muchos vuelos, a todas partes del mundo.

Las rondas, que sirven para que los vehículos que no vayan a entrar a la ciudad, que solo la han de atravesar, no lo hagan por el medio y pasen por las rondas situadas a las afueras de la ciudad. (ver página siguiente)

Los ferrocarriles

El puerto, de gran extensión, es un centro de carga y descarga muy importante para toda Cataluña. Posee muchos edificios destinados al almacenamiento de todo tipo de productos, por ejemplo los alimentos que necesitan conservarse en frío, tienen grandes edificios frigorificos que los almacenan hasta que los vienen a recoger.

El puerto también cuenta con diferentes actividades turísticas. La más famosa es la de ir en las famosas “golondrinas”, que llevan a los turistas a dar un paseo por el puerto.

Los ferrocarriles. Barcelona como capital de Cataluña centralizadas las líneas de ferrocarril. A Barcelona llegan todas las líneas que van al resto de España, Cataluña y alrededores. Barcelona cuenta también con 4 líneas de metro que nos desplazan con facilidad por toda Barcelona.

Diferencia entre tres barrios diferentes.

L'eixample, es un tipo de barrio muy característico por ser una gran extensión estructurada de forma cuadrangular. Las casas están distribuidas entre medianeras en manzana cerrada. La mayoría de edificios son pisos, no hay mucha casa particular.

Otro barrio distinto es el de Pedralbes que son edificios aislados con jardines particulares.

El Casco Antiguo es otro tipo de barrio antiguo en el que nos encontramos casas viejas y calles estrechas y tortuosas.

La fuente de canaletas

Esta fuente ha gozado durante mucho tiempo de un prestigio mítico: decían que quien bebiera de esa agua jamás olvidaría Barcelona. Los tiempos cambian y el agua de la fuente de Canaletas ya no es lo que era antes en cuanto a su propia calidad. Pero todavía tiene devotos que creen en algo.

Allí se levantaban las torres de Canaletas, que desde el siglo XVI hacían llegar a la ciudad los canales de agua. La fuente de Canaletas era una terminal de aguas nutridas por el chorro del Estudi General.

La fuente es el punto de reunión de muchos fanáticos del fútbol. Hace más de medio siglo que asume este papel, y desde luego no es poco, porque la ciudad tiene un club de sus amores (el Barça), que la ha trastornado frecuentemente, para bien y para mal, pero siempre con gran eco popular.

En la Rambla uno puede sentarse y contemplar cómo pasan los demás.

Podemos pasear por ella intentando hacer descubrimientos fantásticos, o ir a buscar libros, diarios y revistas de cualquier rincón del mundo, o quizá objetos que no encantaríamos en ninguna otra parte. Es un mercado originalísmo, donde las posibles adquisiciones no sólo materiales, ya que hay en exposición permanente unos valores de observación humana inapreciables.

Después de caminar por la Rambla, si es posible sin prisas (esto es importante), los que saben aprovecharlo se sienten algo más ricos por dentro, aunque su cartera o su portamonedas no hayan variado sensiblemente de volumen.

Las zonas verdes de Barcelona.

Por la propia forma de Barcelona el único lugar con una gran zona verde es la falda de la montaña del Tibidabo que forma el parque de Collserola.

Además tiene como zonas verdes importantes la montaña de Montjuïc y el parque de la Ciudadela a los que hace pocos años se les añadió todo el frente marítimo de la Villa Olímpica.

En el interior de la ciudad hay bastantes parques y jardines sobre todo en las partes más modernas de la ciudad, teniendo la parte antigua pequeñas plazas.

La ciudad de Barcelona está formada sobre todo por el Eixample, que como se ha comentado son actualmente unas manzanas de casas cerradas, pero que se diseñaron hace más de cien años por el Sr. Cerdá, con una forma diferente de la actual, porque tan solo estaba previsto construir edificios en dos de los lados de cada cuadrado que forman las manzanas, dejando el resto del terreno como zona ajardinada, lo que habría hecho de Barcelona una ciudad completamente ajardinada en su totalidad, pero la especulación ha hecho que éste sueño se deshiciera quedando la ciudad como un conjunto continuo de calles y edificios.




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Enviado por:Anna Regot
Idioma: castellano
País: España

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