Sociología y Trabajo Social


Hambre en el mundo: el 07 por ciento


El

Indice

Definición de hambre: Pág.

Como empezó todo: Pág.

El 0´7 ¡¡¡ ya !!! Pág.

Opinión personal Pág.

El hambre

Conjunto de sensaciones provocadas por la privación de alimento, que incitan al hombre o al animal a buscarlo y que la ingestión de comida hace desaparecer, en el mundo cada año mueren millones de personas y niños por causa de este problema grave que todos debemos solucionar.

Como empezó todo:

Tras el descubrimiento de los campos de exterminio, al final de la Segunda Guerra Mundial, el mundo occidental se aferró a la creencia de que aquello jamás volvería a repetirse porque el flujo constante de información permitiría a la comunidad internacional tomar medidas para atajar cualquier desban a tiempo. El secretismo con que se elaboró la llamada ¨solución final¨ para ejecutar a millones de judíos, y el silencio que rodeó a su aplicación fueron de hecho, las claves de una matanza acelerada y sistemática. El argumento de vencedores y vencidos en aquella guerra era siempre el mismo: “Si no se hizo nada para evitar tal olucausto fue porque no se supo”. El conocimiento del horror, de haber sido posible, habría desencadenado una toma de conciencia generalizada. En otras palabras, la causa de la inacción residió mas en la ignorancia que en la indiferencia.

Pero los amargos acontecimientos ocurridos en medio siglo, entre 1945 y 1995, han demostrado que el hombre puede tropezar con la misma piedra mas veces de las imaginables. Las imágenes de la construcción del Muro de Berlín, de los Gulag o de la Camboya de los jemeres rojos fueron utilizadas para mermar la influencia del comunismo, aunque no hicieron modificar la actitud política indiferente de los países democráticos.

Una vez concluido el paréntesis comunista, las renuncias de ayer se convertían en el preludio de un mañana mas solidario. La guerra del Golfo y la intervención en Somalia anunciaban la entrada en escena de un “Nuevo Orden Mundial”. Las utopías de los derechos humanos , la justicia y la democracia cubrieron por un momento los albores del tercer milenio. Los nubarrones de Bosnia y Ruanda se han encargado de romper el espejismo, convirtiéndose en los primeros eslabones de una cadena que se alarga cada día.

El deber humano obliga a neutralizar a los instigadores de las matanzas, a detener el avance de toda maquinaria de aniquilación sistemática, mientras que el deber de la ayuda humanitaria llama a socorrer a los supervivientes del caos. Estos dos deberes no son incompatibles, pero el segundo ha dejado al primero en el olvido. La razón es muy simple: reconocer el genocidio implica tomar medidas militares para detenerlo. Sin voluntad para resolver el problema, las potencias del Consejo de Seguridad de la ONU han optado por no plantearlo

En el año 1994 pasará a la historia como el de la reinvencion del derecho internacional por parte de la ONU, con unos postulados que invocan un revolucionario derecho de injerencia humanitario. Pero el uso de la fuerza como arma de política exterior sigue basándose, según el derecho, en la existencia de “amenazas para la paz y la seguridad internacional” y no en el sufrimiento de la población civil. Por primera vez después de la Segunda Guerra Mundial, la ONU ha creado un Tribunal Internacional Penal para juzgar a los autores de graves violaciones del derecho humanitario, cometidas en la ex-Yugoslavia. Y se empieza a mencionar esta misma solución para Ruanda.

Los grandes instrumentos jurídicos del “nunca mas”, creados entre 1945 y 1949 bajo los auspicios de la ONU, han permanecido por espacio de cuarenta y cinco años. De los principios legales que liberaron las consciencias de la posguerra, como la libertad de expresión y prensa, el derecho a la existencia sanitaria o el derecho de asilo, no quedan hoy mas que sus nombres. La única fuerza de este derecho reside en las palabras, porque las Naciones Unidas adoptan resoluciones sin ponerlos medios de su aplicación y sin sancionar a los responsables de que estas no lleguen a aplicarse. Así pues, se perfila un nuevo tipo de equilibrio de fuerzas en la diplomacia internacional: por un lado los que se contentan con las palabras, por otro siguen esperando el dinero y la voluntad política para convertirlas en actos sinceros.

El 0´7 !!! Ya ¡¡¡

La petición de que los países industrializados dediquen el 0´7 % de su Producto Interior Bruto (PIB) para colaborar en el desarrollo del Tercer Mundo no es fruto de una moda pasajera sino que arranca desde hace mas de dos décadas. En el año 1972 ya se celebro en Estocolmo la primera conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente. En aquella ocasión se constato que los países pobres acogían el 76 % de la población mundial, poseían la mayor parte de los recursos naturales y, en cambio, solo participaban del 17´8 % de la producción industrial mundial. Para paliar esta situación, las Naciones Unidas reclaman desde entonces que las naciones mas avanzadas cedan un 0´7 % de su PIB para ayudar al desarrollo económico y a la creación de riqueza en el Tercer Mundo. Algunos Estados socialmente avanzados como Noruega o Finlandia han superado este porcentaje, pero la mayoría de los países industrializados de Europa occidental, entre ello España, están muy por debajo de él.

En la conferencia de Río de Janeiro de junio de 1992, donde todos los gobiernos adheridos a la ONU debatieron el futuro del Desarrollo y el Medio Ambiente, se trato de la llamada Agenda 21. En este documento se incluían las medidas a adoptar por los gobiernos, las agencias de la ONU y las organizaciones no gubernamentales (ONG) para asegurar la entrada en el siglo XXI de un planeta armónico y compatible con la supervivencia de todos los seres vivos. Para hacer frente este objetivo, los países del norte se comprometieron a financiar las necesidades mas inmediatas de las naciones del sur a través de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). AL igual que la mayoría de resultados adoptados en la cumbre de Río, todos los textos referidos al desequilibrio Norte-Sur se quedaron, en la practica, cojos de ambas piernas.

Opinión personal

Mi opinión personal sobre este tema es muy difícil de explicar por que no me explico como tan solo con el 0´7 del PIB de los países industrializados podríamos salvar millones de vidas de niños y personas que por nuestra avaricia se mueran y podamos seguir viendo esas espantosas imágenes como las que retrasmiten en las televisiones y en las revistas. Yo creo que con un poco de ayuda de todos convenceremos al mundo que hay que ayudar a los mas necesitados como a los países con problemas de hambruna, pero sin olvidarnos también de los problemas del medio ambiente y contaminación y los problemas de los animales en peligro de extinción, etc. Muchas de los problemas del mundo no encontraría mejora sin la ayuda de las organizaciones humanitarias y las ONG, unas de las mas conocidas es GREENPEACE.




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Enviado por:Luis Torrejón
Idioma: castellano
País: España

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