Historia


Guerra Civil española (1936-1939)


INDICE

Introducción ................................................................ Pág. 3

Revolución y contrarrevolución.................................. Pág. 4

Centros de poder anarcosindicalista................ Pág. 4

Punto de vista marxista.......................... Pág. 5

Punto de vista anarcosindicalista........... Pág. 5

Los hechos

Formas de cómo ganar la guerra...................... Pág. 6

Marxistas................................................ Pág. 6

Anarcosindicalistas................................. Pág. 6

Los hechos.............................................. Pág. 6

Las colectivizaciones................................................... Pág. 7

La visión de Durruti................................ Pág. 7

Burjalaroz............................................... Pág. 8

El funcionamiento................................... Pág. 9

Bibliografía ................................................................ Pág. 11

INTRODUCCIÓN

Todas las fuentes consultadas para la elaboración de este trabajo coinciden en que la información, además de escasa (por la censura que existía y la dificultad de acceder a determinadas informaciones) es bastante parcial (dada la tendencia de los historiadores de ensalzar o negar hechos y datos según la conveniencia de la corriente política a la que perteneciesen)

En el trabajo intento contar lo que pasó, aunque a veces, por falta de datos objetivos se cuenta lo que dicen las dos principales corrientes (marxista y anarcosindicalista), que a veces son muy dispares, y al final cogiendo los datos comunes a los dos y si hay alguno más se intenta hacer una reconstrucción de cómo era en realidad.

REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN

CENTROS DE PODER ANARCOSINDICALISTA

El tema de la revolución y la contrarrevolución aún hoy día es muy polémico. Realmente, estos centros de poder anarcosindicalistas sólo se dieron en Cataluña y en Aragón. El debate de los historiadores está en que los historiadores comunistas estalinistas no reconocen tal revolución.

Punto vista marxista leninista

Que los historiadores marxistas leninistas no reconozcan la revolución se debe a que no era “su” revolución. Historiadores de reconocido rigor como Pierre Vilar, llevado por su ideología, no han tratado este tema con el rigor histórico que se le reconoce.

En una ocasión, en un debate histórico, haciendo clara alusión al proceso revolucionario que se vivió en España en ésta época dijo que: “en la historia cuentan los hechos que perduran”. Él reconoció que hubo un cambio en el modo de producción, pero el argumento que usó es que no fue dirigido por los comunistas.

PUNTO DE VISTA ANARCOSINDICALISTA

Desde el punto de vista anarcosindicalista y de sus historiadores, se ha tendido a mitificar en exceso aquel proceso revolucionario. Tales mitificaciones, en parte fueron solamente porque sus rivales (los estalinistas) negaban este hecho.

LOS HECHOS

De hecho no tuvieron en cuenta los datos que se han demostrado en recientes estudios monográficos robre este tema, como el de que en las industrias colectivizadas catalanas, los sueldos que pagaba la revolución a los hombres y a las mujeres no eran iguales (beneficiando, naturalmente, a los hombres). Por lo tanto el cambio social pretendido, fallaba en uno de sus principios fundamentales: el igualitarismo.

De todos modos, hubo un gran cambio en el modo de producción en Cataluña y Aragón, por lo cual tiene sentido decir que de hecho hubo una revolución.

FORMAS DE CÓMO GANAR LA GUERRA

LOS MARXISTAS CONTRA LOS ANARCOSINDICALISTAS

Otro tema relacionado con la revolución en la Guerra Civil española es el infinito dilema de sí lo importante era ganar la guerra, o por otra parte, ganarla pero después de haber hecho la revolución.

También es este tema este tema están enfrentados anarcosindicalistas y marxistas, aunque estos últimos en este tema también están apoyados por los historiadores liberales.

Los marxistas defendieron que había que ganar primero la guerra, y después establecer el orden de una república.

Por el contrario los historiadores más críticos y pertenecientes s ideologías anarcosindicalistas, defienden que la única forma de haber podido ganar la guerra sería promover los cambios sociales.

LOS HECHOS

La verdad es que la plataforma burguesa republicana era un proyecto político y social que por desgracia no contó con el apoyo de la burguesía, mayoritariamente pasada al gobierno rebelde. Así, que el proyecto republicano se sostuvo por las pequeñas burguesías industriales y por la clase obrera, lo cual no era lógico porque la forma republicana apenas defendía los intereses del pueblo. Un dato que explica bastante bien esto es la rapidez con la que se tomó la región andaluza, allí los campesinos no debían nada al gobierno republicano por la Reforma Agraria se desarrolló muy lentamente y hasta frenada por los despachos ministeriales.

Además, la política de no intervención, fue bastante intervensionista dejando al gobierno republicano sin su apoyo y dejando que las tropas de Hitler y Mussolini hicieran prácticamente lo que quisieran.

LAS COLECTIVIZACIIONES

Carecemos aún de suficientes datos debido a la larga duración de la dictadura franquista impidió abordar a los historiadores temas como este, teniendo que recurrirse a las memorias de los protagonistas y a algunos estudios extranjeros a los que les falta bastante precisión por causa de las dificultades para captar la naturaleza del tema.

LA VISIÓN DE DURRITI

En una entrevista que le hicieron a Durruti (un líder anarquista) en 1936 para la revista Montreal Star dijo lo siguiente: “No espero la ayuda de ningún gobierno del mundo. Nuestra revolución no puede ni debe esperar ayudas de gobiernos” Y cuando el periodista le preguntó si no le preocupaba que si vencían se encontrarían sentados sobre un “montón de ruinas y escombros” Durruti le contestó: “Debería usted saber que los trabaja dores españoles han vivido siempre en chabolas y en madrigueras. Ellos sabrán cómo arreglárselas durante algún tiempo... Además, créame, ellos también saben construir y edificar. No olvide que todos los palacios y edificios de España, de América o de todo el mundo, han sido construidos por los trabajadores. No tenemos miedo alguno a la ruina y a la miseria, porque la conocemos bien. Esta destrucción de la que usted me habla es un problema burgués. Vea: los burgueses están destruyendo sus propias ciudades y sus propios palacios en esta guerra que estamos viviendo. Es su problema. Nosotros no heredaremos sus ruinas, sino la tierra, el campo, el cielo y el mar. Y sobre esa tierra levantaremos un mundo nuevo, un mundo humano. Nosotros portamos en nuestros corazones un nuevo mundo.”

En estas declaraciones se aprecia el lirismo y la potente mentalidad utópica que tenía Durruti. El entusiasmo, la honestidad y la claridad de ideas eran una excepción en los ambientes revolucionarios en los que también había mucho oportunismo y provechos personales, aunque no se puede negar que en los medios anarcosindicales la utopía tuvo mucha importancia. Aunque fuera de Aragón y Cataluña, las utopías anarcosindicales causaban pavor.

BURJALAROZ

Las colectivizaciones agrarias tuvieron una gran expansión en Aragón, uno de los bastiones del anarquismo y donde la famosa Columna Durruti llevó la inspiración revolucionaria. El 11 de agosto de 1936 en el pueblecillo aragonés de Bujalaroz, fue proclamado el siguiente decreto:

  • Como las cosechas son sacrosantas para los intereses del pueblo trabajador y la casta antifascista, deben ser recogidas sin la menor perdida de tiempo.

  • Todos los bienes como frutas, animales y medios de transporte, que pertenezcan a los fascistas, son desde ahora propiedad del pueblo bajo el control de este Comité.

  • En el día de la proclamación de esta proclama queda abolida la propiedad de la tierra de los grandes terratenientes, las cuales pasarán a ser propiedad de este pueblo en la forma que decida este Comité

  • Todos los tractores, segadoras, arados, etc... que pertenezcan a los fascistas, pasan a ser propiedad de este pueblo

  • Como la lucha armada de las milicias es la salvaguardia de las vidas e intereses del pueblo trabajador, los ciudadanos les proporcionarán todo su apoyo incondicional y entusiasta. Tanto moral como material.

  • EL FUNCIONAMIENTO

    Respondiendo a las directrices emitidas en Burjalaroz, en la mayoría de los pueblos aragoneses y sobre todo los cercanos al frente, se estableció un régimen de comunismo libertario. En muchos lugares se abolió el dinero y los suministros eran distribuidos por dos comités: El militar y El del Pueblo, a cambio de unos comprobantes.

    En las zonas de Aragón no ocupadas por los rebeldes se formaron cuatrocientas colectivizaciones que llegaron a involucrar a cerca de medio millón de personas. El sistema entró también en Cataluña y en Levante. Según algunos estudios (llevados a cabo por Gaston Leval), las colectivizaciones agrarias llegaron a afectar a dos millones de personas. La mecánica revolucionaria solía funcionar del siguiente modo: en primer lugar se expulsaban a todos los cargos locales, que eran sustituidos por comités militares o populares, dependientes directamente de las asambleas, de las cuales partían las direcciones a seguir.

    Según dice Leval “El trabajo colectivo comenzó espontáneamente. Luego, dado que el trigo no podía dársele a nadie en particular sin cometer una injusticia con todos, era puesto bajo el control de un comité local para el uso de todos los habitantes, ya sea para el consumo, ya con fines de intercambio para obtener productos manufacturados, como prendas de vestir, zapatos, etc., para los más necesitados. También se hizo necesario cultivar las tierras de los grandes propietarios, que eran las más extensas y fértiles de la región. Las asambleas designaban un delegado para la agricultura, otro para la ganadería y varios más asumiendo las funciones de distribución, intercambios, construcción y conservación de las obras públicas, para el mantenimiento de la salubridad, para organizar la educación y la defensa revolucionaria” sigue afirmando Leval: “Se formaban grupos de trabajadores. En general, estos grupos se dividían según el número de zonas en que se había clasificado el territorio municipal, de modo que se incluyera más fácilmente cualquier clase de trabajo. Cada grupo de trabajadores designaba sus delegados, y estos se reunían con los consejeros de agricultura y de la ganadería en días alternos, o una vez por semana, para coordinar todas las diversas actividades”

    Hay que señalar que la participación en las colectivizaciones fue voluntaria y que el despojo de la propiedad solo se aplicó a los grandes terratenientes, o contra propietarios declaradamente fascistas. En Aragón sobre el 80% de los pequeños propietarios se adhirieron voluntariamente y los que se negaron fueron respetados.

    Estudios recientes han demostrado lo anterior, desmintiendo así las tesis comunistas de “colectivismo forzoso”.

    Gracias as este sistema todas las familias campesinas tenían parcela propia para su consumo, además de cultivar las tierras comunitarias. Era una revolución siguiendo los pasos de la teoría proudhoniana, es decir, partidaria de respetar un poco de propiedad individual y trabajando tierras comunes y por lo tanto lejos de la teoría marxista que se basaba en la estatificación de los bienes y en la uniformidad social.

    En estas zonas los rendimientos de las cosechas fueron un 30% superiores a las anteriores, en un año y sobre todo con los cereales. Las asambleas intentaron aplicar el “a cada uno según sus necesidades” suprimiéndose el dinero y usando el trueque. También hubo zonas en las que se pagaba según las necesidades de las familias. En resumen, contaba más la “necesidad” que la “producción”.

    Este nuevo sistema fue rechazado por comunistas y socialistas. El PSOE y los dirigentes de la UGT se opusieron, apoyando las ideas marxistas. Aunque en las zonas de mayoría de la UGT y hubo colectivizaciones, éstos las apoyaron.

    El mundo de la industria fue mucho más complejo, aunque la revolución también penetró en él.

    En Cataluña fue donde mejor se dio dada la hegemonía de la CNT. Además se trató de impulsar la industria armamentística, dado que en esa zona carecía de abastecimiento.

    En las fábricas en las que los obreros tomaron el poder se mantuvo una situación de normalidad. Además se pagaba “según el trabajo”, lo cual, más que comunismo era un “capitalismo colectivo”.

    Los salarios variaban de una fábrica a otra, incluso dentro de un mismo sector, estas diferencias fueron limándose con el paso del tiempo y debido a unos decretos que se fueron promulgando.

    Más tarde se promulgó otro decreto en el que se normalizaba la situación de las fábricas de más de cien trabajadores.

    En las de menos de cien trabajadores sólo eran tomadas si el dueño era un declarado fascista o si se había ido a la zona de los rebeldes.

    BIBLIOGRAFÍA

    • Historia de España - Instituto Gallach

    Tomo 6: “Época contemporánea”

    Por:

    Antoni Jutglar

    Bernat Muniesa

    Josep Florit

    • Historia 16 - Historia de España nº 100

    Varios autores

    10

    TRABAJO SOBRE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

    • Revolución y contrarrevolución

    • Las colectivizaciones




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    Enviado por:Faiunflai
    Idioma: castellano
    País: España

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