Literatura


Guárdate de los Idus; Lola González


CAPÍTULO 1

El quince de Marzo Membo les dijo a Druso y a Porcia que habían asesinado a Julio César, sobre las once de la mañana, mientras Porcia y Druso leían un rato.

Un mensajero enviado por su tío Mario les dijo que no saliesen de casa y que los criados atrancasen las puertas, que él llegaría a la hora nona.

La legión quería entrar en el vestíbulo, hasta que una voz dijo que allí no había nadie.

Pasó el día hasta que el tío Mario llegó, diciéndoles que el motivo del asesinato de César fue porque quería restaurar la antigua monarquía.

Una conjuración le había asesinado dándole veintitrés puñaladas.

Después tío Mario les dijo que él era uno de los conjurados, y que lo buscaría la legión por todos los sitios. Mario le dio a Druso un pergamino de valor incalculable que debía guardar y proteger, y acto seguido, les dijo que partirían al alba.

Se celebró un ritual para la muerte de Mario, que murió con honor al darle una daga a Druso y cortarle las venas de la mano. Luego pronunció la oración, ya que ahora era el paterfamilias.

Edipuro les dijo lo que debían hacer. Porcia se escondería en la cueva de la casa, ya que era un lugar seguro, y Druso iría con Membo a casa de Cicerón; luego salieron de la casa y caminaron por la calle.

CAPÍTULO 2

Tomaron el camino de la Cuesta Pública. En el primer control les pararon, y pasaron sin dificultad ya que la patraña de Membo a los soldados había dado resultado.

En casa de Cicerón, éste le dijo a Druso que no podía quedarse allí, ya que Marco Antonio le odiaba.

Después de comer Cicerón les comentó que debían irse a casa de Flavio Valerio, que éste le acogería. El viaje en coche se hizo interminable, pero llegaron sin problemas a la casa de los Arrio. Druso se reunió con Flavio después de bañarse en la habitación que le había sido asignada.

Entablaron una larga conversación y después Druso intentó concebir el sueño.

CAPÍTULO 3

Se despertó cuando habló con Membo; le dijo que le habían asignado servicio particular a Druso y que tan sólo tenía diecinueve años.

A primera hora Flavio partió en busca de mi hermana, y regresó con mala cara nada más servir la comida.

Hablaron en su despacho, y Druso se enteró de que Porcia había desaparecido.

Sólo encontró Flavio el diario de Porcia, y Druso lo leyó.

En la primera tira Porcia relataba cómo se suspendió su fiesta y el divorcio de sus padres. En el segundo fragmento relataba cuidadosamente el divorcio de sus padres paso a paso.

En los últimos fragmentos Porcia contaba algunos trances tristes que habían ocurrido en su casa.

Druso sólo acabar de leer llamó a Membo y le avisó de que regresarían a casa esa misma noche.

CAPÍTULO 4

Se escaparon de la casa; y no tardaron mucho en llegar a la residencia de Druso.

Cuando llegaron Membo rompió una ventana y entraron. Sólo llegar registraron toda la casa incluido el refugio, pero allí no había nadie. Membo pensaba que el refugio debía tener otra salida u otra entrada, pero no había presencia de su existencia.

En el viaje de vuelta a casa de los Arrio, divisaron un hombre que era atacado por un encapuchado con una daga; y cuando les escuchó a Druso y Membo, tuvieron que salir corriendo para no ser asesinados ellos también.

Llegaron a la casa y descansaron.

CAPÍTULO 5

Sextina le dijo a Druso que de madrugada habían asesinado a Metelo Sartorio, un importante senador. Éste sería seguramente el que los dos chicos habían visto.

Sextina le entregó un mensaje a Flavio, que nada más leerlo le dijo que mañana habría una cena colectiva en su casa.

Llevó a Druso al despacho y le hizo una serie de preguntas; también le explico que habían asesinado a Sartorio porque creían que él tenía un documento muy valioso ahora poseído por Druso.

Druso repasó las palabras de su tío antes de morir y se durmió.

CAPÍTULO 6

Valeria, la nieta de Flavio Valerio, se casaría en los idus de abril con el célebre Sempronio Cinna, un patricio de cargo cuestor.

Citilla y Calpurnia, dos amigas suyas, tenían envidia del marido que le había tocado.

Servilia, la tía de Valeria y hermana de Flavio, sabía el problema de su sobrina, que no amaba a Cinna. A Servilia le había pasado algo parecido con su esposo, pero en cuestiones de amor el matrimonio no tenía remedio.

CAPÍTULO 7

Los invitados llegaron sobre las cuatro, y en la sala de banquetes se notaba tensión aunque la conversación de los invitados era fluida.

Guardaron un minuto de silencio en honor a Mario y a Sartorio, y entonces Druso divisó en el banquete al asesino de Sartorio; una tremenda rabia le vino a la cabeza.

Valerio le presentó a varios invitados, entre ellos el asesino, llamado Cinna, y Druso espió a Flavio y escuchó cómo Cinna culpaba a otro de su propio crimen.

Druso pensó que al día siguiente le diría a Valerio que había presenciado el crimen y sabía quién era el asesino.

CAPÍTULO 8

Entraron en la casa malhechores que hirieron de muerte a Flavio y Druso le contó todo lo que sabía, y antes de morir Flavio les advirtió que debían huir de allí.

También le hizo jurar a Druso que salvaría a Valeria de casarse con Cinna, y después partieron cinco días después de la muerte de César, que hoy iba a ser incinerado en el foro.

CAPÍTULO 9

Porcia en las profundidades de la tierra se durmió, para intentar recordar la profecía que le había dicho la Sibila.

En sus sueños recordó todo, desde cuando entró al lugar tenebroso en el que estaba la sibila hasta que le dictó los versos de su profecía.

Nada más despertar recitó los versos sin descanso, y cuando volvió en sí buscaron un pasadizo para huir de las profundidades.

Cuando lo encontraron caminaron durante horas para encontrar un camino correcto que las condujese hacia la superficie. Hicieron un descanso y se durmieron sobre el agua negra.

Cuando Porcia despertó comprobó que ya no estaba en el mismo sitio de antes, y una mujer vestida de blanco le dijo que estaban en el templo de Vesta.

CAPÍTULO 10

Druso y Membo divisaron la incineración de César, y allí estaban Marco Antonio y Cinna. Salieron rápidamente de allí porque la gente estaba con rabia y violencia, y quemaban las casas de los conjurados, aunque no estuviesen allí.

Caminaron y Membo intentó conseguir aluna relación allí que pudiese serles útil.

Era el barrio de la Subura, les alquilaron una casa con salida directa al tejado, justo lo que Membo quería. Tenía dos habitaciones y no tenía cuarto de baño.

Membo volvió de comprar del supermercado y le pagó a la señora propietaria un mes de adelanto.

CAPÍTULO 11

Valeria recibió un sobre de un antiguo criado suyo llamado Mucio.

El criado se echó a llorar cuando ésta le pregunto al criado que cómo estaba su abuelo; debido a las lágrimas, Valeria ya conocía la respuesta.

La carta era de Cinna y decía que Valerio había perecido por la mañana entre otras cosas. Sólo leerla ella envió un correo urgente a Roma que decía que ella se ocuparía de su gobierno y cuidaría de su casa. También decía que salía en ese instante hacia Roma.

CAPÍTULO 12

Quince días después de la muerte de César, Druso salió a bañarse en su nuevo barrio.

Los baños eran por turnos, y Druso se lo cambió a un hombre llamado Demetrio.

Éste le invitó a tomar un vino en la bodega a las cinco.

Cuando Druso llegó a casa ya estaba allí Membo, el cuál le dijo que había encontrado trabajo en una tienda de libros.

A las cinco Membo le acompañó hasta la bodega, en la que estaban Demetrio y tres hombres más.

Druso les contó quién era y qué hacía en ese barrio, y al acabar los amigos de Demetrio le ofrecieron protección. Luego se los presentó a Druso uno por uno y, al sacar el tema de Porcia, le dijeron que la encontrarían si estaba viva.

CAPÍTULO 13

Valeria llegó a la casa de su abuelo en la que estaba Cinna.

Entablaron conversación y, Cinna dijo que debían adelantar la boda, porque Valeria ahora estaba más sola que nunca sin su abuelo.

Valeria se retiró y se encontró con la vieja Sextina, que le habló de Druso y de su relación con Valerio.

Valeria abandonó la habitación antes de escuchar una cosa importante que le tenía que decir la vieja Sextina.

CAPÍTULO 14

Demetrio se reunió con Druso y con Próculo, un centurión romano al servicio de Marco Antonio. Éste último le dijo a Druso que una chica de pelo castaño de unos doce años había sido llevada a las vestales.

Druso quería ir a rescatarla, pero había que pedir cita y dar un motivo y tus datos; y visto el panorama, no era muy conveniente que Druso diese su nombre y datos.

Luco, uno de los amigos de Demetrio, propuso la idea de colarse a escondidas en el templo, pero era una idea muy descabellada.

Al final Membo dijo que como trabajaba en una tienda de libros, de allí sacaría los mapas del templo, la historia y las profecías.

CAPÍTULO 15

Cinna le hizo una propuesta importante, irse Valeria a vivir a su casa, ya que ahora estaba sola sin protección.

Ella mintió diciendo que había escrito una carta a su tía Servilia y ésta se trasladaría allí muy pronto. Valeria cada vez odiaba más a Cinna.

CAPÍTULO 16

Una carta llegó para Flavio ya muerto, y la leyó Valeria. Decía que un barco recogería a sus hijos el ocho de mayo en Ostia y que se apenaba mucho de la muerte de Mario.

Valeria llamó a la vieja Sextina y ésta le explicó todo lo que sucedió el día en que los malhechores entraron en casa de su abuelo.

Se confirmaron los temores de Valeria acerca de que su futuro esposo Cinna era una de los asesinos de Flavio Valerio, y por eso la anciana no quería que Valeria contrajese matrimonio con Cinna.

Valeria tenía veintidós días para encontrar a Druso, ya que ese día era quince de abril, un mes más tarde del asesinato de Julio César.

CAPÍTULO 17

Cinna visitó a Valeria y le comentó que había puesto a un arsenal de hombres alrededor de la casa para que la custodiaran. A ella no le hizo mucha gracia.

Trasea, la joven a la que le gustaba Membo y viceversa, quería casarse con Membo, y eso le dio una idea a Valeria, ya que como era el criado de Druso a lo mejor sabría dónde estaba.

Llamaron a un forense para que pregonase un anuncio que decía el lugar y la fecha de una cita con Membo. El forense prometió no revelar la identidad de Valeria, y dicho esto, una copla y numerosos anuncios eran pregonados por la ciudad.

CAPÍTULO 18

Vitelio, otro de los amigos de Demetrio, leyó el anuncio y de algo le sonaba.

Cuando llegó a la bodega vio a Membo, y ya lo tenía claro, Membo era el relatado en el anuncio. Cuando se lo contaron, Membo se creyó que era una encerrona, aunque no estaba seguro.

Fueron todos a cenar a casa de Demetrio, y su mujer Marcia se enfadó. También al oír la conversación de presentarse Membo a la cita dijo que iría ella.

Membo se entristeció al pensar que la del anuncio podía ser Trasea en verdad, pero no pudo ir.

CAPÍTULO 19

En la plaza Marcia se sentó al lado de una anciana. Hablaron y se hicieron preguntas para asegurarse de que ninguna era una impostora y, al final, Sextina le dijo a Marcia que le comentase a Druso que lo estaba buscando y que la nieta de Flavio está en un gran apuro. También le dijo que esta noche fuese a la villa de los Cármenes, que llegase a las doce y entrara por la puerta que él ya sabía. Acto seguido la anciana se retiró.

Demetrio pensaba que le iba a traicionar Sextina, pero ésta nunca lo haría.

CAPÍTULO 20

Llegó a la puerta trasera a medianoche y entró con Sextina al despacho en el que estaba Valeria.

Druso y Valeria hablaron, sobre todo de Cinna y el compromiso que tenía con él.

Druso debía idear un plan para librarse de Cinna, ayudado de sus amigos.

Valeria le entregó la carta de su madre, y Druso le dijo a Valeria que antes debía entrar en las vestales y recuperar a su hermana Porcia.

Cuando amaneció Druso se fue despidiéndose tanto de Valeria como de Sextina.

CAPÍTULO 21

Membo consiguió los mapas, y Druso se tuvo que aprender de memoria cada sala que había. Cuando ya se le quedaron todas en la cabeza, planearon la entrada; Luco le llevaría en su carro, Demetrio rondaría por los alrededores, Vitelio cubriría a Druso en la retirada si era necesario, y Epulón y Próculo se ocuparon de que su sicario operase con ellos.

Druso quería antes visitar a Valeria, y así se hizo, aunque Demetrio estuviese en contra.

Al atardecer ya estaba en casa de los Arrio, donde estaba Valeria.

Druso le pidió que se fuese con él a vivir a España, y ella aceptó.

Al despedirse, Valeria le dijo que la anciana llevaría unas sandalias a arreglar a la tienda de Luco, y que allí iría la hora en que debía ir a buscarla.

Entró al templo, en el que llegó hasta una sala al aire libre en el que había sacerdotisas, y alumnas de éstas. Entre ellas estaba Porcia, y quería llamarla, pero un hombre le descubrió y le dijo que esa acción se pagaba con la muerte.

Druso deseó ver a la máxima vestal y contarle lo ocurrido; relataba que era perseguido y que estaba allí sólo para tener asilo seguro.

Se abrazaron Porcia y Druso, y para la sorpresa de Druso, Porcia no quería regresar a Hispania. Quería ser vestal, renunciar al amor y dice que llegaría a ser la vestal máxima.

Druso le dijo a la vestal máxima lo del documento y se lo entregó.

Lo leyeron, había doscientos nombres de ilustres romanos que apoyaban a la conjuración. Druso debía decidir qué hacer con el documento, porque éste le podía salvar la vida. De madrugada decidió, se lo dio a la vestal y lo quemó por órdenes de Druso.

Cuando Druso salió de allí, fue con Demetrio hacia casa, pero Epulón el asesino derribó a Demetrio, y después intentó matar a Druso, pero llegaron los hombres de Vitelio a tiempo. Epulón se escabulló en cercanas callejas.

CAPÍTULO 22

Mandó una carta a Cinna diciéndole que quería verle esa tarde.

A Sextina le encargó llevar las sandalias al Argileto a un tipo llamado Luco.

En la nota ponía que la recogiese en la fuente Yuturna, al mediodía.

Cinna adelantó la boda y se celebraría nueve días después de la fecha actual.

Valeria viviría después de la boda en casa de Cinna y su madre.

Valeria le pidió ir de compras con su madre para elegir algunas sedas para el compromiso.

Cinna afirmó que se lo consultaría a su madre.

CAPÍTULO 23

Marcia habló con Druso del tema del viaje, ésta le preguntó que si iba a regresar.

Respondió que sí, y que entonces ella viviría en su casa y tendría una vejez digna.

Ya estaba todo planeado; Membo y Vitelio irían a Ostia y subirían una barca por el río, Luco iría a recoger a Valeria al punto indicado y, ya de noche, Demetrio les esperaría en el cuarto arco del puente Sublicio y les conduciría hasta la playa.

CAPÍTULO 24

Fluvia, la madre de Cinna, fue a buscar a Valeria para ir de compras, mientras Sextina iba al zapatero con las sandalias y el recado.

Cuando llegaron al barrio Toscazo eligieron seda roja de Alejandría y lino de Dalmacia.

Valeria le pidió a la madre ir a la fuente de la Yuturna, y una vez allí, cuando vio a los hombres de Cinna, le pidió entrar al templo de Vesta, en el que rezó sus plegarias.

Los hombres de Cinna entraron y la encontraron allí durmiendo en el altar.

CAPÍTULO 25

En la entrada de la bodega capturaron a Druso, que fue arrestado y llevado ante Cinna.

Al pedirle el documento Druso dijo que él no lo tenía, que era posible que lo tuviesen las vestales.

Las vestales tenían los testamentos y Druso mintió a Cinna diciéndole que creía que era el testamento de su tío.

Cinna no se lo creyó y mandó estrangularlo al amanecer.

CAPÍTULO 26

Druso estaba en el Luliano, una prisión, y ninguno de sus amigos lo sabía.

Le pidió al guardia del calabozo que diese un recado a sus amigos, un mensaje, y éste, no muy convencido, dijo que sí.

Llegó Próculo, el centurión, y se llevó a Druso mostrando un documento firmado por Marco Antonio.

Salieron a una explanada cruzando una cueva de un acantilado y allí se despidieron.

Como Próculo trabajaba en el despacho de Marco Antonio, cogió un par de sellos y falsificó el documento. Druso se lo agradeció.

Luco, allí con su carro, me subió y emprendimos camino de las vestales.

CAPÍTULO 27

Llegó Druso a las vestales, y Porcia dijo que tenían ellas a Valeria.

Valeria salió de un cuarto y relató a Druso lo sucedido.

Para llegar al cuarto arco del puente, ya no podrían ir por donde estaba planeado, ya que Cinna vigilaría todo, y rodeando la muralla tardarían mucho.

Porcia le dijo que debían ir por las cloacas, en el sistema de alcantarillado que va a parar al río.

Partieron rumbo al cuarto arco por las alcantarillas, y llegaron a ver el curso de agua, que al cabo de un rato era negra.

Llegaron a una parte en la que se dividía el sendero en varios caminos, y fueron por el de la derecha, que era estrecho y muy largo.

Llegaron hasta una zona en la que el sendero se ensanchó, y Druso abrió un enorme agujero en el que había una especie de cráter gigante.

Era la cloaca de debajo del foro, pero aunque Valeria quería salir por allí, debían llegar a la cloaca Máxima.

Siguieron por un camino ancho, en el que oían la voz de Demetrio.

Un hombre surgió de las sombras con una daga, era Epulón, y como la otra vez intentó matar con su daga a Druso.

Lo intentó estrangular y, de repente, su cuerpo cayó rodando por el río Tiber.

Demetrio le había clavado su daga en la espalda.

Salieron al exterior y le cortaron la hemorragia a Valeria, alcanzada por la daga de Epulón.

Se despidió Druso de todos y se alejó en una barca con Valeria tumbada reposando.




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Enviado por:Fernando
Idioma: castellano
País: España

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