Geografía


Geografía física de los espacios litorales


TEMA 7.- LA VEGETACIÓN EN COSTAS DE EROSIÓN.

  • La vegetación sumergida.

Este tipo de vegetación presenta diferencias notables según el tipo de substrato. Por ser más frecuentes, aunque no exclusivos, en los fondos rocosos de las costas de erosión, lo habitual son las poblaciones de algas bentónicas.

Un buen ejemplo es el del alga parada Cystoreira stricta que, en zonas batidas por el oleaje y con suficiente luminosidad en el nivel superior de la zona infralitoral, origina una banda relativamente contínua, muy evidente en época estival. Esta comunidad de Cystoseria se considera regresiva, situación relacionada o motivada por el elevado nivel de contaminación del Mediterráneo. En la C.V. es apreciable en algunos núcleos dispersos de Castellón y, s.t. en las costas rocosas alicantinas.

Sobre fondos rocosos bien iluminados y aguas bastante calenas, hay comunidades muy ricas en flora benónica, sobre todo de feófitos. La profundidad de la misma depende de la turbidez de las aguas columbretes, cerca de la superficie.

  • Padina psevonia.

Enclaves rocosos protegidos de la insolación directa debida a la verticalidad de los acantilados o a su orientación hacia el norte se dan poblaciones de algas que serán distintas dependiendo que están batidas o no por el oleaje.

  • con una clara influencia de la acción hidrodinámica del oleaje, es decir, en posición más superficial:

Cladophora pellucida o Valonia utrienlaris.

  • en aguas más calmadas, por el contrario, destacan:

Udotea petiolata, Halopteris felicina, entre otras.

En claro avance encontramos comunidades de clorófilos relacionadas con elevados niveles de eutrofización en las que destacan especies de los géneros Ulva y Enteromorpha. En presencia es muy llamativa por la coloración verde brillante de la misma, frente a los colores pardos dominantes en las restantes.

Por último, es la que constituye un rodófito incrustante Lithophyblum incrustaris que coloniza las superficies de acantilado o las paredes de bloques sumergidos, donde es habitual observar el erizo, que encuentra en alimento en esta alga.

  • Zonación de la vegetación en los cantilados.

Debemos señalar, en primer lugar, un nivel mesolitoral sometido a contínuos procesos de emersión - inmersión, en el caso mediterráneo, determinados por el oleaje.

Su amplitud dependerá de éste y de la pendiente, pero de forma genérica se puede distinguir:

  • Un nivel inferior dominado por algas rojas, rodófitos formadores de concreciones calcáreas Lithophyllon incrustaris, por ejemplo sobre las que aparecen otras, también rojas, pero frondosas como Ceramium ciliatum o incluso verdes como Enteromropha compressa. Esta zona mesolitoral es perfectamente visible en el vaivén del oleaje y aparece a modo de un cinturón a lo largo de la costa, a la que dota de un aspecto esponjado de color predominantemente pardo, aunque salpicado ocasionalmente de verde.

  • Esta vegetación contrastada con la que hay encima o por encima de ella. Se trata de una banda aparentemente abiótica en la que lo más característico es su coloración regresiva. En realidad son rocas colonizadas por animales marinos, moluscos gasterópodos como la Littorina neritoides o Littorina punctata. La especie vegetal más característica de esta zona es el liquen Verrucaria sunibalana que es el que le confiere la coloración a este nivel.

Esta zona negruzca alcanza 3 ó 4 metros por encima del nivel del mar, a partir de ahí, ya en la zona supralitoral, donde el oleaje ya no golpea directamente, y donde se reciben los vientos marinos cargados de sal y las salpicaduras. Entre repisas y fisuras se desarrolla una vegetación casmofítica especializada que algunos han calificado de halo-rupestre o halo-rupícola. En esta vegetación destaca el hinojo marino (Crithrimum maritimum) y especies del género Limonium.

Plantas características de la clase Crithmo-Limonietea en la que se engloban las distintas asociaciones propias de los acantilados costeros.

La constante suele ser el hinojo marino, mientras que en cada tramo de litoral o en cada acantilado, es un Limonium distinto el que da carácter de diferenciación a cada una de las asociaciones:

  • El tramo más septentrional hasta Oropesa, aproximadamente, es el Limonium girardianum el elemento de distinción de la asociación Crithmo- Limonietum girardiani.

  • En el cabo de Cullera, es el endemismo valenciano Limonium dufourei el que caracteriza la asociación Crithmo-Limonietum dufourei.

  • En la parte más meridional la asociación es la Crithmo-Helichrysetum decumbentis, en la que además del hinojo marino y la siempreviva (Helichryseum stechas ssp. Decumbeus), destacan dos especies de ensopegalls, Limonium vingatum y Limonium furfuraceum a los que se unen algunos otros al sur.

Todo esto puede ser un buen indicador del elevado valor ecológico y, sobre todo, biogenético de estos enclaves, alto grado de endemismos.

  • Hipposerpis valentina.

  • Scabiosa saxatitis.

  • Succowia balearica.

  • Genista lucida.

Cuando la pendiente es reducida o aparecen rellanos, hay otras especies que también son representadas:

  • Atriplex portalucoides.

  • Arteriscus maritimum.

  • Plantago coronopus.

  • Plantago crassifolia.

  • Senecio auricula.

Especies todas ellas de porte rastrero y escasa resistencia al viento. No faltan situaciones en las que la salinidad, trasladada al substrato, se refleja con la abundancia de plantas halófilas, algunas, como señalaremos, presentes en los saladares y marjales, otras, específicas de esta otra situación como:

  • Atriplex glauca.

  • Suaeda vera

Así como el característico Lycium Intricatum, ya de porte incluso arbustivo. Además, interesa señalar alguna formación herbácea como la del albaldin (Lygeum spartum) que llega a determinar poblamientos monoespecíficos.

  • Contacto con las formaciones litorales.

De esta forma gradual, se pasa de la vegetación que podríamos denominar costera a la propia de los matorrales o comunidades potenciales de cada tramo del litoral.

Las diferencias entre un tipo de vegetación y otra, sus límites, son muy nítidos cuando la pendiente es acusada y las dimensiones del acantilado importantes. Sin embargo, cuando pendiente y dimensiones del cantil no son de consideración, más que de límites habría que referirse a transiciones, a constantes de tipo ecológico en las que se entremezclan elementos de uno y otro tipo.

Así, arbustos como el espino, el propio lentisco o el romero, en emplazamiento muy próximos al mar, adoptan formas que dificultan, incluso, su identificación.

Geografía de los Espacios Litorales. La vegetación en costas de erosión.




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Enviado por:Paco
Idioma: castellano
País: España

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