Literatura


Garcilaso de la Vega


 

GARCILASO DE LA VEGA: CONTINO DE CARLOS I
Nació este eminente poeta, gran señor por su familia como por su ingenio, en la imperial ciudad de Toledo, en 1503, correspondiéndole por la elevada alcurnia de su casa el hábito de la orden de Alcántara.
Desde muy joven siguió las banderas del Emperador Carlos I, mostrando tales bríos y arrestos, que pronto se distinguió entre todos sus compañeros. Estuvo en casi todos los grandes hechos de armas de aquel glorioso reinado, habiéndose particularmente lucido en la defensa de Viena y en el sitio de Túnez, donde fue herido.
En 1525 se casó con Ana de Zuñiga y al año de casarse conoció a Isabel Freyre que era una dama al servicio de la emperatriz de Portugal y se enamoró de ella. De esta mujer también estaba enamorado un poeta portugués llamado Só de Miranda. Isabel Freyre ignoró a los dos y se casó con un noble castellano. Al poco tiempo de casarse ella falleció.
Entonces se volvió a Nápoles, donde a pesar de sus eminentes servicios incurrió en la desgracia del Emperador, por haber protegido los amores de un sobrino suyo, que aspiraba a la mano de una dama que le era muy superior en jerarquía, por lo cual fue desterrado a una de las islas del Danubio, que con tanto donaire había de cantar.   
Garcilaso siempre asumió su condición de soldado de profesión y escritor vocacional. Su trayectoria humana va unida para bien y para mal a la de la constitución del Imperio español, y a la del propio emperador Carlos. Como soldado que era lucha en varias batallas entre las que se encuentran las siguientes: la lucha contra los comuneros, contra los franceses, y contra los turcos. La alternancia entre la guerra y la literatura deja algunos testimonios en la poesía de Garcilaso. De todos modos el autor se siente más inclinado al asunto de la intimidad amorosa. La Canción III es un ejemplo de lo dicho: el poeta ha sido confinado en una isla del Danubio por orden del emperador, lo que le produce pena; sin embargo, es mucho más la causada por otra circunstancia que no se explica en la composición, pero debemos suponer que esta relacionada con el amor. En esta misma Canción él siente una fuerte desazón al pensar que la gente pensara que su muerte se debe al dolor del destierro y no al ocasionado por el mal superior (el amor).
Mas no tardó en volver a la gracia del Emperador, dado que poco después le acompañaba en su expedición al Piamonte, en cuyo ejército tenía bajo su mando once banderas de infantería.
Una vez derrotados los franceses y cuando ya se veían en retirada forzosa, el Emperador perseguía y daba caza; en esta operación ordenó la toma de una torre que se hallaba en un lugar cerca de Frejus, donde desesperadamente se defendían unos cincuenta franceses; Garcilaso fue de los primeros en subir, mas fue herido de una pedrada en la cabeza, y cayó. Lleváronle de allí a Niza, pero no sobrevivió sino veinte días a sus heridas, pues murió en dicho lugar a los treinta y tres años de edad. Era en 1536.
El Emperador, indignado por la pérdida de uno de sus primeros oficiales, que tan joven era y tanto prometía, hizo pasar a cuchillo a todos aquellos franceses que le habían muerto.
Pero si lo corto de su vida le impidió dar de sí todo lo que para la gloria de las armas habría podido, no fue ella tan corta para las letras, pues que ya en vida suya había recibido el título, que la posteridad le ha confirmado, de príncipe de los poetas castellanos.
Sus obras eran conocidas de todo el mundo, y su autoridad tal, que el mismo Cervantes, que no tenía sobrada propensión al elogio, le consideraba como una de las más indiscutibles glorias de las letras patrias. Así, cuando el Licenciado Vidriera se partió para Italia, «los muchos libros que tenía los redujo a unas Horas de Nuestra Señora y un Garcilaso sin comento, que en las dos faldriqueras llevaba». Es decir, que al ingenioso licenciado le era imposible separarse de su gran poeta favorito.
Otros autores han sido más o menos discutidos, y hasta se les ha negado que fuesen verdaderos poetas, y sólo versificadores hábiles; pero la fama y renombre de Garcilaso han sido siempre y son de los más puros e indiscutidos.
Es el primero de los poetas líricos castellanos, sin duda alguna, y representa por sí mismo uno de los géneros más en boga en nuestra literatura: el género bucólico, en el cultivo del cual llegó a tal altura que por nadie ha sido alcanzado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Poesía Garcilasiana
Petrarquismo
Durante un tiempo Boscán y Garcilaso estuvieron en Granada. Allí conocieron a Andrea Navagero (embajador italiano). Cuando el embajador italiano se entero de que estos dos hombres eran poetas les explico que en Italia había otra corriente, y les animó a escribir utilizando endecasílabos.
Garcilaso consideraba que la poesía tenía que estar caracterizada por el refinamiento y la elegancia, pero sin ser demasiado afectada. Para él, lo ideal era la naturalidad en la expresión. Garcilaso en la poesía utilizaba el lenguaje normal que utilizaban los cortesanos de su tiempo. Se considera que Garcilaso es el primer poeta moderno ya que se le puede entender sin adaptarlo.
Garcilaso y los poetas garcilasistas tomaron como modelo poético el cancionero de Petrarca. En el siglo XV se llamó cancionero a todo conjunto de poemas o canciones de varios autores; en cambio, en el sentido petrarquista, el cancionero es el conjunto de poemas un solo autor que narra la historia sentimental o amorosa del poeta.
El cancionero de Petrarca esta dividido en dos grandes partes:
- Un conjunto de poemas dedicados a su amada mientras ésta vivía: las Rimas en vida de Laura.
- Un conjunto de poemas escritos a la memoria de su amada, una vez ella ha muerto: las Rimas a la muerte de Laura.
El conjunto se completa con un soneto que realiza las funciones de prólogo y otro que más que hace las veces de cierre o conclusión.
La obra de Garcilaso muestra una organización similar a la de un cancionero a la manera petrarquista. Y lo mismo que sucede con Petrarca, la historia tiene un punto central de referencia: la muerte de su amada Elisa (Isabel Freyre).

 


Temática
La evolución temática del cancionero garcilasista corre pareja con la evolución formal de su poesía. Los dos temas principales de la poesía de Garcilaso son: el   amor y la naturaleza.
El Amor
El amor es el tema dominante en la poesía de Garcilaso. La inspiración para su poesía amorosa la encontró el poeta en la pasión que despertó en él Isabel Freyre.
El sentimiento amoroso es vivido por Garcilaso como una experiencia dolorosa, que él acepta resignadamente.
Esta expresión dolorida del sentimiento amoroso fue originada por la actitud indiferente de Isabel Freyre y por el dolor que produjo en el poeta la muerte de su amada.
Como vemos el sentimiento amoroso en Garcilaso presenta una gran autenticidad, característica que confiere a su poesía amorosa uno de sus mayores méritos. Por otra parte, la concepción amorosa se inscribe en la tradición platónica.
La Naturaleza
La naturaleza aparece en las églogas, cuando el poeta ha alcanzado ya su plenitud de estilo. La naturaleza es una naturaleza configurada a través de sus rasgos más positivos de acuerdo con unos modelos de perfección ideal.
Garcilaso utiliza dos formas para describir la naturaleza: el agreste y el idealizado. De todos modos la naturaleza agreste no aparece demasiado. Este tipo de paisaje se caracteriza por las notas de dulzura, estatismo, suavidad y melancólica plasticidad. La naturaleza idealizada de Garcilaso es una naturaleza en la cual los rigores climatológicos y las asperezas geográficas dejan paso a un paraíso de eterna primavera. Entre las convenciones de la época las que más persisten son la del cortesano y la del pastor idealizado. La naturaleza contrasta con el sentimiento de soledad del individuo que esta sumido en el fracaso.
La Mitología
La mitología obedecía a los gustos del momento, y es un modo de adornar y objetivar sentimientos personales. Las historias mitológicas tienen la fuerza indiscutida de la autoridad clásica, a la hora de enjuiciar las acciones de los hombres, o de dar consejo sobre comportamientos. En una obra tan breve como ésta, son relativamente abundantes las recurrencias temáticas. Algunas veces de manera explícita, y otras sin citar expresamente las historias a las que alude, Garcilaso vuelve con frecuencia a los mismos asuntos mitológicos.
En la Égloga III la mitología se convierte en el tema central. Esta égloga es la composición de más acabada perfección formal y artificio de la obra garcilasista.

 


Estilo y Lenguaje
El estilo literario de Garcilaso presenta una clara evolución desde una posición próxima a la lírica cancioneril, propia de la poesía de la poesía castellana de finales del siglo XV y sus principios del siglo XVI, hasta la asimilación de las formas y de los procedimientos petrarquistas.

 

El estilo de la poesía de los cancioneros castellanos se manifiesta en la lírica garcílasista a través de los siguientes rasgos:
Frecuencia de rimas agudas.*
Falta de imaginería.*
* Interiorización del sentimiento amoroso
Ausencia del mundo exterior*
El estilo propio de Garcilaso se consolida durante su estancia en Nápoles. Allí, a través de la influencia de Sannazaro, el poeta incorpora a su estilo el epíteto. Este recurso es especialmente utilizado en la descripción de la naturaleza.
Caracterizan a este nuevo estilo poético de plenitud de la poesía de Garcilaso la mayor riqueza léxica y sensorial, y la tendencia a remansar la expresión mediante el desdoblamiento de términos sinónimos.
La pretendida sencillez de Garcilaso nada tiene que ver con la escasez de recursos. Menos aún significa que nos encontremos ante un lenguaje presuntamente natural. Es, mas bien, la integración de los recursos empleados en el cuerpo de la composición lo que produce esta impresión de facilidad.
En la lírica de Garcilaso son comunes es uso de metáforas, hipérbatos (nunca demasiado violentos), aliteraciones, contrastes, enumeraciones yuxtapuestas e insistencias anafóricas.
La metáfora de Garcilaso no llama la atención por su originalidad, sino por su oportunidad. Muchas de ellas  proceden de literatos italianos, a los que el autor sirve de puente con las generaciones siguientes.

 

Métrica
Garcilaso inicia y culmina un nuevo sistema versificatorio, que pasa por momentos de lógica vacilación. También hay que señalar la abundancia de sinéresis en formas como vía o había, que en el interior del verso se pronuncian habitualmente diptongadas. En cuanto a la disposición de los acentos del endecasílabo, Garcilaso, juega con gran versatilidad y dominio.
Influencia Poética
La corriente italianizante, representada por Garcilaso, no supuso la ruptura total con la poesía tradicional española. El introductor de las formas poéticas italianas en España fue Garcilaso, y le siguieron poetas como Diego Hurtado de Mendoza, Gutiérrez de Cetina, Hernando de Acuña y Francisco e Aldana.
La renovación poética no fue unánime entre los poetas españoles había poetas que todavía utilizaban las métricas clásicas castellanas. Cristóbal de Castillejo representa la pervivencia de la tradición. Este poeta cultivaba los metros y estrofas tradicionales. Sin embargo, el hecho de que este poeta utilizara el soneto y la octava real para satirizar a los poetas de la nueva escuela muestra hasta qué punto habían arraigado esas formas.

 

 

 

 

 


Égloga I: El dulce lamentar de dos pastores.

 

La Égloga I es una de las composiciones más sentidas y más famosas de Garcilaso. Aparecen en  ella dos monólogos pastoriles en el marco de una naturaleza idílica

 

La égloga consta de diferentes partes:

 

En los seis primeros versos, nos hace una* explicación, una introducción a lo que nos contará después.
Del séptimo* verso de la primera estrofa a la estrofa 3 nos explica que la égloga está dedicada a un personaje. Éste personaje es el virrey de Nápoles, D. Pedro de Toledo, protector del poeta.
En la estrofa 4 nos presenta el espacio dónde* se desarrolla la acción. También nos explica qué está haciendo Salicio.
De* la estrofa 5 a la 16 hay un monólogo de Salicio.
En la estrofa 17 da la* introducción a Nemoroso.
De la estrofa 18 hasta la 29 encontramos un* monólogo de Nemoroso.
Finalmente, nos dice que los pastores estuvieron* hablando y cantando hasta que se acabó el día.

 

El comienzo de la égloga es el claro agradecimiento a su protector el Virrey de Nápoles, en la cual el poeta intercala una explicación de su amigo para ser valorado por los lectores de estos versos.

 

Tú, que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo,
y un grado sin segundo,
agora estés atento, sólo y dado
al ínclito gobierno del estado,
Albano; agora vuelto a la otra parte,
resplandeciente, armado,
representando en la tierra al fiero Marte;
agora de cuidados enojosos
y de negocios libre, por ventura
andes a caza, el monte fatigando
en ardiente jinete que apresura
el curso, tras los ciervos temerosos,
que en vano su morir van dilatando;

 

 Hace un llamamiento a su protector para que escuche el lamento de sus pastores que reflejan claramente los dos sufrimientos del poeta: El amor no correspondido y la muerte de la amada.

 

A continuación comienza una breve introducción al monólogo del primer pastor, Salicio, en la que explica la situación del pastor, nos presenta el lugar de su lamento y el tiempo en el que este esta desarrollado: Es el amanecer en la naturaleza idealizada típica del poeta y el pastor está enclavado en la situación perfectamente lamentándose y dedicando unas palabras a su amada.
Saliendo de las ondas encendido,
Rayaba de los montes el altura(...)
Por donde un agua clara con sonido
Atravesaba el fresco y verde prado, (...)
Se quejaba tan dulce y blandamente
Como si no estuviera de allí ausente
La que de su dolor culpa tenía(...)

 

A continuación comienza la primera estancia, en la que Salicio comienza con una serie de reproches,
¡Oh más dura que el mármol a mis quejas(...)

 

Con ganas de morir al no estar con ella, su vida no tiene razón si ella no está; Siente vergüenza de sí mismo,

 

Que no hay, sin ti el vivir para que sea.
Vergüenza he que me vea
Ninguno en tal mal esta.

 

Al final de la estancia, podemos leer el verso que formará un estribillo final en todas las estancias:
Salid, sin duelo lagrimas corriendo.

 

En la segunda estancia se ve refleja el pesimismo del pastor al ver todo el mundo perfecto, mediante una naturaleza idealizada, y en cambio, todos cambian  a mejor menos el que sigue sintiendo el dolor.
Do su natura o mester le inclina:
Siempre está en llanto esta ánima mesquina,

 

En la siguiente estancia pide a Dios dolor y sufrimiento para su amada por no haber correspondido a su amor,

 

Si en pago del amor yo estoy muriendo,
¿Qué hará el enemigo?

 

La cuarta estancia es de un estilo puro renacentista, el dolor queda enmascarado  por la naturaleza idealizada. Reforzada con una anáfora de amor inconfundible y un el curioso vuelo de la corneja que trae malos augurios si vuela hacia la izquierda,

 

Bien claro me lo decía la
La siniestra corneja repitiendo
 la desventura mía.

 

También en su sueño el río trae mal augurio al estar desviado significando que su amada se va,
Sin saber de cual arte,
Por deusada parte
Y por nuevo camino el agua se iba;

 

Antes toda su amada le arropaba entero de amor abundante, pero ahora está desnudo y sin alguien que le arrope el corazón herido,
Viendo mi amada hiedra,
De mí arrancada, en otro muro asida,

 

En la siguiente estancia el pastor da consejo a los enamorados a no hacerlo porque luego se sufre la tristeza,

 

En la octava estancia el poeta refleja mediante una metáfora lo incomprensible de su juego con él, dando falsas esperanzas al enamorado pastor,

 

La cordera paciente
Con el lobo hambriento
Hará su ayuntamiento,
 y con las simples aves sin ruido
Harán las bravas sierpes y su nido;
Que mayor diferencia comprenhendo
De ti que al has escogido

 


El poeta llega en esta estancia a entrar en el pensamiento amoroso de la duda y la tristeza de porque no le quiere, el típico pensamiento “ que tendrá el que no tenga yo”,

 

En la décima estancia, el poeta refleja su desgracia amorosa al máximo, ya que el pastor deja de tener ganas de hacer nada por que su amor no le da fuerzas,

 

Mas ¡ que cale tener, si derritiendo
Me estoy en llanto eterno!

 

 La siguiente estancia es muy significativa, ya que su dolor se refleja en la naturaleza típica idealizada copiándolo del poeta clásico Virgilio,

 

Con mi llorar las piedras enternecen
su natural dureza y la quebrantan;
los árboles parece que se inclinan:
las aves que me escuchan, cuando cantan,
con diferente voz se condolecen,
y mi morir cantando me adivinan.
Las fieras, que reclinan
su cuerpo fatigado,
dejan el sosegado
sueño por escuchar mi llanto triste.
Tú sola contra mí te endureciste,
los ojos aún siquiera no volviendo
a lo que tú hiciste.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

 

La última estancia de Salicio es muy dulorosa para el pastor, ya que , hace un llamamiento a su amada para que esta pueda volver a esta naturaleza perfecta que ell quería y a que el se iría, e incluso, con gran dolor  le da una especie de permiso para poder ir con su amado,

 

 

 

Ves aquí a un prado lleno de verdura,
Ves aquí una espasura
Ves auí un agua clara, en otro tiempo cara

 

Entoces leemos la estancia media entre el cantar de Salicio y el nuevo de Nemoroso. El canto de Salicio ha sido un canto de rabia y pasión por el amor no coorepondido que muy bien reflejaría el amor de Garcilaso e Isabel de Freyre.

 

El canto de Nemoroso se produce al alba, pero es un canto más calmado y lleno de profundo dolor, por ello no lo pudieron oír ni los animales más barbaros de su naturaleza idealizada,

 

Lo que canto tras esto Nemoroso
Decidlo vos Piérides que tanto
No puedo yo no oso,

 

En la primera estancia la naturaleza es tan bonita que por un instante se olvida de su desgracia y que sólo recuerde a su amada con el,

 

Torciendo el paso por su verde seno;
Yo me vi tan ajeno
Del grave mal que siento.

 

En esta misma naturaleza vivió momentos entrañables con su amada que ahora no puede olvidar,

 

Acuerdome durmiendo aquí alguna hora,
Que despertando a elisa vi a mi lado.

 

En la tercera estancia refleja perfectamente la belleza de su amada y los echa de menos,

 

Los cabellos que vían
Congran desprecio el oro,
 como al menor tesoro,

 

El pastor ha sido consolado por la soledad y está condenado por ella a una cárcel que es el mundo pues no puede estar con ella en cielo,
 Solo, desamparado,
Ciego sin lumbre en cárcel tenebrosa.

 

Desde que su amada murió, todo es una desgracia, las ovejas no comen, no hay buena cosecha, de nuevo la naturaleza refleja dolor por su muerte,

 

Después que nos dejaste, nunca pace
En hartura el ganado ya, ni acude
El campo al labrador con mano llena.

 

La sexta estancia es una metáfora que refleja la penumbra sobre él cuando ella se fue al igual que el sol al día en el atardecer,

 

De nuevo usa nuevas metáforas: si el labrador mete la mano en un nido y quita un polluelo de la misma manera que la madre se siente, se siente el pastor porque le han arrancado el corazón que es donde ella estaba y su vida se une al dolor,

 

Y aquel dolor que siente
Con diferencia tanta

 

La octava estancia implica un gran descenso emotivo, el dolor por la amada es tal que nada tiene sentido, le han quitado todo lo que le hacia vivir, su gran amor por Elisa,

 

No me podrán quitar el dolorido
sentir, si ya del todo
primero no me quitan el sentido.

 

La siguiente estancia refleja el cariño Nemoroso con su amada que hasta es capaz de guardar parte de sus cabellos y no se despega de ellos como en vida ella no se separó de él,

 

Tengo una parte aquí de tus cabellos,
Elisa, envueltos en un blanco paño,
que nunca de mi seno se me apartan;

 

La décima estancia nos detalla la muerte de su amada, de parto, En la que recrimina a la Diosa Diana, Diosa da la naturaleza, el no haber estado con ellos en ese momento,

 

Verte presente agora me parece
en aquel duro trance de Lucina, (...)
me parece que oigo que la cruda,
inesorable diosa demandabas
en aquel paso ayuda;
y tú, rústica diosa, ¿ dónde estabas?

 

Las siguientes estancias son un claro ejemplo de temática mitológica invocando a diferentes dioses como una vez más a Diana regañándola por no estar allí, a Eudimión eternamente dormido, y el cielo de Venus, diosa del amor, al cual desea irse con  su amada para vivir eternamente con su amada en una naturaleza idealizada,

 

¿ Íbate tanto en perseguir las fieras?
¿ Íbate tanto en un pastor dormido? (...)

 

y en la tercera rueda
contigo mano a mano
busquemos otro llano,

 

La égloga por fin termina con el llanto de ambos pastores que sólo su naturaleza idealizada escuchaba y que en ella habían ocupado todo su día,

 

Nunca pusieran fin al triste lloro
Los pastores, ni fueran acabadas
Las canciones, que sólo el monte oía
Si mirando las nubes coloradas,
Al tramontar del sol bordadas de oro,
No vieran que era ya pasado el día.

 

 

 

Égloga III: Cerca del Tajo en soledad amena.

 

Esta égloga consta de tres partes:

 

Desde el principio hasta la estancia 12 es una* dedicatoria a María de Osorio, esposa de Pedro de Toledo, su protector.
La* segunda parte, que va desde la estancia 13 a la 34, narra las telas que bordan cuatro Ninfas del Tajo (hijas de María de Osorio), y dónde aparece muerta Elisa (Isabel Freire).
La tercera parte va de la estancia 35 al final de la* égloga. Unos pastores vuelven a casa cantando las alabanzas de sus amadas.

 

La gran dedicatoria que ocupa el comienzo de esta égloga es un  gran resumen del vivir y sentir de Garcilaso de la Vega,  que al dedicarle estos versos explica a su protectora el porque de su obra.

 

La gran segunda parte de esta égloga podría estar dedicada a las cuatro hijas de sus protectores. Estas cuatro mujeres se reflejan en cuatro ninfas. Avisadas por una de ellas y removiendo y alterando una naturaleza idealizada salen las otras tres y al salir del Tajo se ponen a tejer una historia cada una;

 

La primera de ellas es Filodece la mayor, teje la* historia del músico Orfeo intentando rescatar del infierno a su esposa Eurídice, que estaba retenida por las divinidades de este, fue restituida por Orfeo que bajó a buscarla allí y la condición para ello era que el no debía mirarla hasta salir de las regiones infernales,  pero no respetó la condición y perdió definitivamente a su esposa, que era requerida por Aristeo y esta al huir fue mordida por una serpiente lo que causó su muerte,

 

Euridice, en el blanco pie mordida
de la pequeña serpiente ponzoñosa,
entre la hierba y flores escondida;
descolorida estaba como rosa
 que ha sido fuera de sazón cogida,
y el ánima, los ojos ya volviendo,
de su hermosura carne despidiendo.

 

La trágica historia de estos dos esposos finaliza con el retiro de Orfeo al monte Hemo,

 

Figurado se vía estensamente
el osado marido que bajaba
al triste reino de la oscura gentek,
y la mujer perdida recobraba;
y como después desto él, impaciente,
por miralla de nuevo, la tornaba
a perder otravez, y del tirano
se queja al monte solitadio en vano.

 

 

 

 

 


Dinamene, la segunda, teje a Dafne perseguida* por Apolo y convirtiéndose en árbol para no ser atrapada, al igual que Garcilaso relata este mito en su soneto XIII, el castigo de Dafne de convertirse en laurel es un reflejo de lo que quizá el poeta deseaba para Isabel de Feyre,

 

Mas a la fin los brazos le crecían,
y ven sendos ramos vueltos se mostraban,
y los cabellos, que vencer solían
 al oro fino, en hojas se tornaban;
en torcidas raices se estendían
los blancos pies, y en la tierra se hincaban.
Llora el amante, y buscael ser primo,
besando y abrazando aquel madero.

 

Climene representa a Adonis, herido por un* jabalí, recibiendo de Venus un último beso. La diosa  amaba a Adonis, que habiendo ido a cazar, hirió a un jabalí, que lo atacó furioso y lo mató.

 

Un puerco entre ellas, de braveza extraña, (...)
Tras esto, el puerco allí se vía herido, (...)
Y el mozo en tierra estaba ya tendido, (...)
las rosas blancas por allí sembradas
tornaba con su sangre coloradas. (...)
Boca con boca coge la postrera
 parte del aire que solía dar vid
 al cuerpo, por quien ella en este suelo
aborrecido tuvo al alto cielo.

 

Nise, la menor de las Ninfas, teje la ribera del* Tajo dónde se hallan y a ella y a sus hermanas cubriendo de flores a otra ninfa muerta, Elisa (Isabel Freire).

 

lo figuró en la parte donde él baña
la más felice tierra de la españa. (...)
aquella ilustre y clara pesadumbre,
de antigüos edificios adornaba. (...)
En la hermosa tela se veían
entretejidas las silvestres diosas (...)
Todas con el cabello desparcido
lloraban una ninfa delicada, (...)
Cerca del agua, en un lugar florido,
estaba entre la hierba degollada,

 

Entre el tejido de la ninfa se el epitafio de la ninfa bella, que es la Elñisa de la primera égloga  que representa a Isabel de Freyre y el Nemoroso representa a Garcilaso de la Vega y ella desea ser llorada en Portugal, especialmente por el otro poeta que la amo, Saa de Miranda,

 

<<Elisa soy, en cuyo nombre suena 
y se lamenta el monte cavernoso,
testigo del dolor y grave pena
en que por mí se aflige Nemoroso,
y llama Elisa; Elisa a boca llen
a responde el Tajo, y lleva presuroso
al mar de Lusitania el nombre mío,
donde será escuchado, yo lo fío. >>

 

Estos cuentos reflejan el avance del amor del poeta e Isabel de Freyre,  su pérdida al este irse con otro, al no quererle esta sera castigada en algunos de sus poemas, La nuerte de esta y el llanto del poeta por ella.

 

A continuación las Ninfas escuchan el canto de dos pastores; Alcino y Tirreno. Tirreno alude a su amada Flérida que para el es  lo mejor que existe,

 

Flérida, para mí dulce y sabrosa (...)
Más blanca que la leche y mas hermosa
que el prado el abril, de flores lleno;

 

Alcino dedica sus palabras a la Hermosa Filis, a la que no quiere cerca,

 

Hernosa Filis, siempre yo te sea
amargo al gusto más que la retama,

 

Ambos pastores se ensalzan el una lucha dialecta por hacer más fuerte su parecer de aquellas damas, Tirreno se alegra al ver a la suya y todo lo relacionado con ella le produce una tremenda alegría,

 

En tal manera a mí, flérida mía,
Viniendo, reverdece mi alegría. (...)
Mas todo se convertirá en abrojos ( la naturaleza que les rodea)
Si dello aparta Flérida sus ojos. (...)
El verde sauz de Flérida es querido,
Y por suyo entre todos escogiólo;

 

En cambio Alcino refleja el odio hacia Filis, que no afecta sino a mal al pastor,

 

Pequña es esta furia, comparada
A la de Filis, con Alcino airada. (...)
Pero si Filis por aquí tornare,
Hará reverdecer cuanto mirare. (...)
Dondequiera mirado, Filis, haya,
Al fresno y a la haya en su aspereza
Confesará que vence tu belleza.

 

La égloga, contenida de numerosas historias de amor terminan con  el adios de las ninfas y los pastores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 




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Enviado por:Luis Pereda Merello
Idioma: castellano
País: España

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