Psicología


Frialdad emocional

En un principio…

Se hace difícil poder elegir un tema para la realización de ésta monografía, pues a la hora de hacerlo se abre un gran abanico de posibles temas a profundizar. Al tratar de encauzar un tema me pregunté ¿qué busco reflejar? ¿De que me quiero apropiar y enriquecer?, entre otras interrogantes…

Particularmente me causo mucha ansiedad escoger un tema, por eso antes de empezar considere importante plasmarlo desde un principio.

Ahora si pasare a exponer cual fue el tema que elegí, y cuales fueron los puntapiés iniciales que motivaron la elección del tema y no otro. Leía el diario “El País” del domingo 18 de mayo de 2008 cuando un articulo cautivo mi atención. El mismo se titulaba “Déjame vivir: Suicidio y depresión infantil no avisan”. A decir verdad fue inevitable pensar que este sería, para mí, un tema súper enriquecedor.

La muerte de cualquier hombre

Me disminuye porque soy una parte

De la humanidad.

Por eso no quieras saber nunca

Por quien doblan las campanas…

Están doblando por ti.”

John Donne

¿Por qué elegí el tema? Sin duda lo primero que me llevo a elegirlo fue la curiosidad, el deseo y las ganas que despertó en mí, ya que muy pocas veces escuche o leí algo sobre depresión infantil y mucho menos sobre suicidio por parte de estos. Es que existe una pseudo conciencia social y cultural de que la infancia es una etapa feliz. Tal vez esto es lo que queremos creer y de lo que hasta hoy nos podemos hacer cargo. Sin embargo, se hace cada vez mas notoria la tristeza, el desencanto, la falta de motivación por parte de los niños, y sabemos y tenemos muy claro (creo) que ellos son el reflejo de los actos y errores de nosotros, los adultos. Entonces es esperable que no nos hagamos cargo y preferimos “esconder la basura debajo de la alfombra”.

En este momento surge la forzosa y necesaria pregunta sobre la génesis, la genealogía, las condicionantes determinantes para la “aparición” de la depresión, y cómo ésta pudiera devenir en el acto mismo o en la idea del suicidio, o en el intento de autoeliminación.

Muchas son las causas que pueden llevar a que un niño sufra de depresión a tal punto de ser el suicidio una de las alternativas para poner fin a la desdicha que lo aqueja. Comúnmente se considera que el abuso sexual o físico, la situación de pobreza y más aun de calle es el camino que conduciría a ésta sintomatología. Pues bien, éstas algo influyen, pero también (dice la

psiquiatra infantil Natalia Trenchi, en el articulo primeramente nombrado) son estresantes para el niño el hipercriticismo, padres que solo señalan los errores de los hijos, o, el idealismo, padres que exageran los logros de sus hijos. Estos dos últimos factores afectarían la autoestima del niño, así como también de los adolescentes, pues podrían considerar que sus padres no los quiere tal cuales son.

Si se considera que toda acción esta “cargada” de intencionalidad dirigida hacia una finalidad ¿Cuál será el propósito de la Depresión? El ser humano está en contaste interacción con los demás (sea en el contacto directo o en el pensamiento, o consigo mismo), en este sentido, el deprimido mediante sus quejas y reproches constituye una forma de interacción. Todo el cabal de signos que el depresivo presenta por ejemplo la temática pesimista, las ideas delirantes eventuales, la angustia, los fantasmas de destrucción, constituyen una estructura positiva, es decir la manera como el sujeto mediante estos “recursos” de desorganización reacciona en situaciones de su existencia y su historia.

“El niño madura esencialmente en el marco familiar. El grupo (familia) actúa como placenta extrauterina, proveyendo de afecto y alimento al bebe. Es el medio del despliegue de todo lo psíquico.”1Sin embargo, esto no es siempre así, y si lo fuese hay que ver la forma en que se hace, como es recibido, decodificado ese mensaje por parte del niño. De este modo podemos inferir que, así como el niño se provee de todo eso positivo, lo hará de igual forma con lo negativo de la familia, de lo que lo rodea.

La depresión y el suicidio abarcan más de lo que podemos imaginar, y más aun si se trata de niños. En un principio pensé que la búsqueda

1. Fernández, C. y otros (1993) “¿Seducción de la vida o la muerte?” En: Laproblemática del suicidio en el Uruguay de hoy Tomo I.(p. 61) Montevideo: Roca Viva

bibliográfica seria dificultosa, y sin embargo no fue así. Muchos autores,

grandes pensadores han tratado de entender, explicar, esclarecer el porqué de este fenómeno. Lo más difícil puede ser tratar de unificar todo lo leído, por eso considero pertinente hacer un recorte, y solo hacer alguna mención en aquello que no pretendo profundizar. El recorte estará enmarcado en el hipercriticismo e idealismo como factores estresantes, conllevando así a la depresión, en ciertos casos. Mi intención es poder relacionar estos dos últimos factores con narcisismo e identificaciones.

La relación anteriormente mencionada la considero pertinente, pues se habla de que la depresión es producto del dolor que produce la perdida de un objeto amado, entiéndase tanto la muerte del ser querido, pero también puede ser el fracaso en la vida del sujeto, la desilusión con respecto a un objeto cargado libidinalmente, o perdidas mas abstractas como son los ideales.

Por lo que puedo concluir hasta el momento es que, la depresión se debe a la pérdida real o imaginaria del objeto ambivalentemente amado con la resultante internalización de agresividad, rabia y culpa.

“… Thanatos se impone a Eros,

Como producto de la frustración y la melancolía.

El sujeto proyecta hacia sí la agresividad

Producto de un complejo de culpabilidad,

Surgido por la identificación con un objeto intoyectado

Y ambivalentemente amado.”

S. Freud

La depresión es el gran mal que afecta a nuestra sociedad hoy en día. En el principio del psicoanálisis fue la histeria, luego la esquizofrenia y hoy la depresión. A mi entender el gran determinador es la sociedad en la que vivían, vivimos y vivirán los seres humanos. Una sociedad que poco a poco (pareciese) va abriendo puerta y habilitando a mas, siendo mas liberal; pero también en la medida en que habilita también reprime y prohíbe, e instaura ideales al igual que lo hace en nuestro psiquismo el Superyó. ¿Esto es mera casualidad? Pues para mí no es así. En este sentido seria una causalidad, producto de la causa-efecto que pasa inadvertida en el ojo nulamente critico y poco experimentado en el asunto. Entretanto, si tenemos en cuenta a Freud, en un principio llamará “conciencia moral” a lo que posteriormente denominara Superyó (que la incluiría pero no seria solo eso), así quedaría, tal vez, un poco mas claro a lo hago referencia.

En la misma línea, la depresión seria mas notoria cuanto mas desdibujado esta el núcleo familiar, sus lazos y sus valores.

Algunas motivaciones consecuentes por la que los niños acudirían al suicidio son intentos de venganza, dejar de ser una molestia, el abuso o maltrato, cualquier síntoma de perturbación familiar, a lo que yo agregaría la falta de padres con una presencia identificatoria para el niño que le sirviese como “modelo”. Quien por un lado sea quien ponga limites, pero que a su vez le muestre otros caminos donde satisfacer sus deseos y necesidades, o sea una posibilidad de desplazamiento o sublimación, si se quiere, de la meta pulsional.

Retomare nuevamente el tema de la depresión y dejare, por un instante, el tema del suicidio infantil, pues creo que seguir este orden permitirá más claridad de las ideas. Así mismo creo pertinente hacer una distinción entre depresión narcisista y depresión derivada del duelo normal. En la primera la perdida se centra en el yo-ideal, mientras que la segunda de las depresiones mencionadas está en juego la perdida de los ideales del yo. La pregunta que subyace es ¿Cuál es, entonces, la diferencia entre yo-ideal e ideal del yo? Según Lacan el yo-ideal constituye una formación esencialmente narcisista, que tiene su origen en la fase del espejo y pertenece al registro de lo imaginario. Por otra parte, ideal del yo seria una instancia de la personalidad que resulta de la convergencia del narcisismo (idealización del yo) y las identificaciones con sus padres, con sus substitutos y con los ideales colectivos. Como instancia diferenciada, el ideal del yo constituye un modelo al que el sujeto intenta adecuarse.2

En general, para el niño “descubrir”, darse cuenta que sus “padres de la infancia” no existen realmente produce una pérdida que devendría en un duelo insuperable, esto se debe a que se rectifica la bipolaridad del objeto: objeto anhelado, objeto inexistente, que desde lo materno como desde lo paterno,

2. Laplanche, J. y Pontalis, J. (2001) Diccionario de Psicoanálisis. Buenos Aires; Paidós

implican un exceso de investidura y una desinvestidura, respectivamente. En el centro de esta tormenta se ubicaría la depresión, y como consecuencia un sentimiento de “vacío defensivo”. Tal depresión sucumbiría puesto que se ha desboronado una parte de sí. Con esto quiero decir que si, el ideal del yo se forma (ría) principalmente sobre la imagen de los objetos amados, y el superyó

sobre la de los personajes temidos (expone Laplanche y Pontalis en su “diccionario de Psicoanálisis”), así su ambición narcisista de llegar a esos

ideales se verían frustrados, pues seria evidente que no llegaría a tal punto, sentiría que no existiría forma de comportarse frente a lo que espera nuestro superyó (autoridad). Algo así seria lo que expone Bleichmar acerca de la depresión: “es un estado que tiene como condición la perdida de una relación objetal en la cual el contenido ideativo es el que dicha perdida torna imposible la realización de un deseo al que se está intensamente fijado”. La caída de esas imágenes de ideal del yo son su fisura, porque el ideal del yo fabrica la subjetividad al igual que lo hace una banda elástica adquiere formas solo si se estira desde determinados puntos. Y que ese punto de tensión se suelte modifica la subjetividad de forma sustancial.3

Desde otra perspectiva, para Melanie Klein la depresión del niño pequeño surge del sufrimiento, la inquietud causada porque el niño se da cuenta de que el objeto bueno y el objeto malo, la madre buena y la madre mala son en realidad un solo objeto. A esto M. Klein llamara “posición depresiva”. Ella habla de que la depresión es producto del dolor que produce la perdida de un objeto amado, entiéndase tanto la muerte del ser querido, pero también puede ser el fracaso en la vida del sujeto, la desilusión con respecto a un objeto cargado libidinalmente, o perdidas mas abstractas como son los ideales. Con en creciente poder del yo mana la posición depresiva, porque inevitablemente hay un reconocimiento total del objeto que produce en el niño cierta angustia depresiva. Abraham (discípulo de Freud) distingue depresión anormal de la tristeza normal. Así plantea que la persona “normal” piensa en el ser perdido, mientras que el depresivo se encuentra dominado por el sentimiento de culpa. Esto ocurre, pues la hostilidad que sentía por tal objeto ahora se dirige hacia sí mismo. Aparece así, ligado estrechamente el concepto de ambivalencia. Klein considera la actitud depresiva como un acontecimiento

3. Cuaderno de psicólogos de Uruguay, depresión. Montevideo. (p. 20)

normal en la vida de un niño hacia los 6 meses, la “época del destete”. La madre es vista por el niño como dos personas, buena o mala. El niño teme que sus impulsos agresivos instintivos destruyan el objeto bueno e interpreta la perdida del pecho y su leche como el resultado de esos impulsos agresivos, se da así cierto sentimiento de culpa. La incapacidad de resolver esta “actitud

depresiva” puede conducir a una posterior depresión patológica.

En el suicidio se dan sentimientos ambivalentes en el sentido que el niño o adolescente que quiere, intenta o logra concluir el acto lo hace por un lado para acabar con las problemática, generalmente familiares, y por otro para responder a ciertas interrogantes que él va elaborando al ver su entorno, ¿Qué quieren de mi? ¿Qué debo hacer para tener un lugar? Son algunas de sus interrogantes. Deteniéndonos en tal ambivalencia es inevitable no cuestionarse si estos niños tienen idea de la dimensión que adquiere el suicidio consumado en sí. Muchos de estos jóvenes tienen mas un anhelo de terminar, cesar o concluir con estas situaciones que lo perturban mas que el anhelo mismo determinar con su vida, que eso es en definitiva lo que provoca morir; “Por un lado la huida y la consiguiente liberación, por otro el deseo de vivir, es decir, terminar con su situación de conflicto, para preservar la vida. Por eso el acto suicida en la mayorías de las veces es un llamado de atención con la esperanza de producir efectos de cambio en su entorno”4. Freud considera en el mismo camino al suicidio como la relación con un impulso natural de la muerte, a la que denomino Thanatos, entretanto éste se contraponía al impulso de vida, Eros, como producto de la frustración y melancolía. En este caso el niño proyecta hacia sí la agresividad por un complejo de culpabilidad, que surge de las identificaciones con un objeto introyectado y, a su vez, ambivalente amado.

La más de las veces una falla a nivel del vínculo precoz con la madre implicaría un desorden de tal unidad, y donde sus efectos pueden ser tremendos para el joven. Esta grieta en tal vínculo puede ser más o menos, e

incluso nula en el transcurso de la infancia. Sin embargo, en la pubertad e inicios de la adolescencia el joven reedita situaciones infantiles, cómo fueron vividas y resueltas, y por tanto como quedo afectado el mismo. En este caso (falla del vinculo madre-hijo) habría una reedición de la angustia vivida en

4. Las problemáticas del suicidio en el Uruguay. Tomo II, p. 11

tiempos precoces. Es en esta nueva etapa (adolescente) que éste está adentrándose donde puede ser dificultoso (y lo es hasta en el mejor de las casos, pues la adolescencia es caracterizada por la transición de varias crisis)

una nueva separación-individuación, que será necesaria y fundamental en la vida de todo ser humano. Pareciese entonces que un intento de autoeliminación o suicidarse fuese una opción para quien no está preparado

para una nueva frustración, y por tanto dolor. Podemos en este curso hablar de

la presencia de un narcisismo patológico donde el sujeto depende, de forma extrema, del objeto externo. Se infiere en este punto una insuficiencia en la formación del yo, una visión difusa del yo-no yo, y por consiguiente una mala resolución de la posición depresiva -al decir de Melanie Klein- y una “fijación” en la posición esquizo-paranoide; o un mal desempeño, por así decirlo, de “la madre lo suficientemente buena” de la que habla Winnicott, madre que permitiría al niño ir diferenciándose del mundo externo del yo-no yo e ir, mediante progresivas frustraciones, constituyendo y fortaleciendo la instancia yoica del niño. El “yo `muy poco integrado´ tiene una capacidad limitada de tolerar a la angustia”. (Laplanche y Pontalis)

La falla entre el vínculo madre-hijo puede ser causada por múltiples factores, donde podemos reasaltar uno en particular, fallas en la narcización materna y los propios conflictos de esa madre que no han sido resueltos, provocando una repetición en la falla del vinculo madre-hijo. En tal caso, esta nueva madre puede no haber logrado una separación de su propia madre conllevando el establecimiento de un vínculo dual que se repetirá en las siguientes relaciones.

En el caso de Pamela (caso clínico presentado en un ateneo, donde esta niña de 13 años como vidrio en un intento de autoeliminación, pero que ella niega) proviene de un núcleo familiar bastante complicado, difuso y desorganizado. La niña no es ajena a ello y mucho menos su intento de quitarse la vida, o como dice su abuela “lo hace para llamar la atención”, es mas, tal acto funciona, la mayoría de las veces como denunciante y realmente como un llamado de atención dey paratoda la familia. Este acto agresivo hacia su propio cuerpo no es exclusivamente para terminar con su vida y poner punto final a sus conflictos, sino que también funciona en un doble sentido, porque de alguna manera atacándose ella ataca al resto del núcleo familiar, pues ella es producto de ellos. Así de forma in-directa trata a su cuerpo de acuerdo a la relación que tiene con sus padres, funciona como una agresión hacia sus progenitores y cuidadores que se vuelve hacia sí para, de alguna forma, sana o no, “hacer notar” que algo no anda bien.

Ahora bien, Paola come vidrio, ya sea con o sin intencionalidad aparente, pero no debemos descartar que existió intencionalidad de dañarse a sí misma, pues sus hipótesis sobre cómo llega a comer dichos fragmentos de vidrio son poco claras y variadas. Posiblemente tales fragmentos de vidrio tendrían correspondencia con la imagen de sí, una imagen y un yo fragmentado, escindido. Si tenemos en cuenta sus deseos de no madurar y hacemos énfasis en que altera su edad quitándose años cabe suponer la sensación de quiebre, y un deseo de cortar y terminar con esta nueva etapa a la que se esta enfrentando. No está de más recordar que en la adolescencia se da cierta reorganización psíquica, o como dice Kestenberg (1998): “Todo se prepara en la infancia y se juega en la adolescencia”; tomando esta cita puede decirse que se ponen en juego en este momento de reorganización mental cómo fueron transitados determinadas etapas como por ejemplo estados depresivos, de dolor, duelo, situaciones edípicas, relacionamiento con los objetos primarios, o sea que lo que concluye de esta reorganización psíquica o de la propia crisis de la adolescencia tendrá siempre un origen desde el trasfondo, desde lo arcaico.

En cuanto al yo de Paola pareciese que estuviese sacudido desde la base, desde el inicio de su constitución, y tal vez tenga que ver con lo que comenta su abuela acerca de que estos padres no estaban preparados para afrontar su rol. Si nos detenemos en estos padres vemos que entre ellos y para con la niña misma los modos de accionar y los recursos con que se manejan en esta familia son bastante conflictivos y violentos, así puede ser que Paola opte por esos mismos medios violentos y agresivos consigo misma para terminar con los sucesivos cambios, así como sus padres mediante estos hechos lograron la separación.

Antes de seguir avanzando creo pertinente decir que el intento o la idea de suicidarse por parte del adolescente puede ser determínate debido a una depresión. Sin embargo no seria esto suficiente. Entre tanto el suicidio, su intento o si idea se darán en la medida que exista un quiebre entre el pensamiento y el acto.

En el caso de Paola podemos pensar un quiebre dado por la insistencia de la familia con que es mentirosa, puede que exista cierta identificación proyectiva si tenemos en cuenta que proyecta en otros la culpa de que ella comiese vidrio, y a demás por declarar abiertamente no sentirse querida. El desequilibrio puede entenderse en la medida que esta niña no cuenta con un terreno favorable que le permita una identidad propia, un sostén que le habilite y la insiste al cambio en vez de remarcar sus frustraciones.

A mi entender en este caso, la desorganización normal y esperada propia de esta etapa se ve trabada debido a que su yo no está lo suficientemente instaurado ni fortalecido, donde la inmovilidad que la muerte le provoca seria la mejor opción para quien no puede manejarse en los avatares de la vida. Por otro lado al no asumir directamente la existencia de ideas suicidas y muchos menos de haber comido intencionalmente vidrio, esto marcaria cierta ambivalencia en el sentido de querer y no querer morir, entre Eros y Thannatos diría Freud. Cabe pesar según esto último que no desea la muerte por la muerte en sí, sino por la inmovilidad que le produciría tal acción, y así terminar con los cambios ansiogenos e inseguros, etc.

Nuestra naturaleza es el movimiento,

La calma total es la muerte”

Pascal

Sin embargo Freud logra mostrar que en el hombre persiste los dos: “el miedo y el deseo de cambio, la atracción y el temor en relación a lo nuevo.

El deseo de inmovilidad.”

Podemos hablar a su vez de ciertas fallas narcisistas pues así se esclarecería, a mi entender, la incapacidad de Paola de enfrentar nuevas situaciones ansiogenas. Para Paola posiblemente pasar a la edad adulta le produce consternación a lo que ella prefiere vencerse no en lo mas seguro, pero si en lo menos movilizador que sería inclinarse por el suicidio, lo que daría cuenta a su vez de una decisión de tipo ansioso; por eso es que considero, de cierta forma, fallas narcisistas en esta niña. No es en vano decir que a los niños se les hace muy difícil expresar lo que sienten, y si particularmente nos atenemos a este caso vemos que ya desde el vamos, desde el inicio, la comunicación está afectada por diferentes razones: es importante, a mi entender, subrayar que su madre es depresiva, que fue violada dos veces y que eso está en duda, que a su vez ésta prefiere y toma como mas importante la religión que su a hija en este caso; a su vez el no tomar en cuenta lo que Paola expresa porque consideran que miente en vez de ver cuales son las razones de esta niña para tomar dicha postura, entre otras. Los trastornos en el humor de esta niña y las decisiones que toma no pueden verse sino como afecciones de la comunicación familiar.

A su vez se están dando dos tipos de pérdidas distintos y que aparentemente la están afectando demasiado, una seria mas una perdida en el lugar generacional, y a su vez la perdida de la figura tanto materna y paternas que no pueden hacerse cargo de ellas y mucho menos asumir el rol protector que les corresponde.

En la exposición de este caso se comenta que ella es la mas desprolija de la familia, y que tiene ataques de crisis agresivos; con esto podemos conjeturar cierta hipótesis esta es: Paola deja de tener cuidados para con ella, se abandona, esto podría sugerir la expresión de un narcisismo tanático que se manifiesta de múltiples formas de auto (descuido personal) y heteroagrasión que se vincularía con el desequilibrio de la dinámica pulsional. Se acentuaría la “pobreza” de la pulsión de vida compensando y reforzando los efectos destructivos de la pulsión de muerte.

A mi criterio Paola tendría que ser derivada a terapia para que en la clínica le preste las condiciones necesarias que le permitan el fortalecimiento de su yo y de todo si psiquismo. Pues como dice Silvia Flechner “comprender al adolescente como una piedra semipreciosa “en bruto”, a veces tan dura e impenetrable como la roca, a la cual solo la gota con su constancia sería capaz de horadarla, otras veces la vida misma la irá puliendo, haciendo resaltar determinados aspectos y dejando otros entre los aspectos misteriosos y desconocidos de todo ser humano”.




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Enviado por:Lorena
Idioma: castellano
País: Uruguay

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