Literatura


Freda; Jean Racine


VIDA Y OBRA

Jean Racine es un dramaturgo francés nacido en la Ferté-Milon, Francia, en 1639. Huérfano muy joven, fue educado por sus abuelos en la tradición jansenista. Para conocer mejor al autor y su trayectoria, me parece interesante conocer un poco el jansenismo para comprender cómo éste influyó en su vida y en su obra.

JANSENISMO:

Inicio: Año 1660
Fin: Año 1789

Es, quizá, de los movimientos religiosos que florecen durante el período moderno uno de los más difíciles de definir y delimitar con exactitud, en parte por su falta de homogeneidad interna, inclusive en Francia, en parte por la multitud de significados que adquirió. Surgido en el siglo XVII de la mano de Jansenius (1585-1638), obispo de Yprés, se encuadra por su contenido teológico en la polémica que, desde una centuria antes, mantienen agustinianos y molinistas sobre el modo de conciliar la libertad y la gracia. El jansenismo opta por la postura de aquéllos, defendiendo que la gracia es sólo un don divino, y se enfrenta a los segundos, entre los que se encuentran los jesuitas. Jansenius consigue en Francia el apoyo de su amigo personal el abad de Saint-Cyran, quien, a su vez, convierte al monasterio de monjas reformado de Port Royal, del que era director espiritual, en el centro jansenista por excelencia. Ahora bien, las ideas del nuevo movimiento entraban, asimismo, de lleno en el terreno eclesiástico y político. Es cierto que insistía en la necesidad de la Iglesia, pero negaba a las autoridades eclesiásticas capacidad para representar la voluntad de Dios. Idéntica incapacidad atribuía a los monarcas, lo que situó desde el principio a los jansenistas entre los opositores al absolutismo. Por ello, Richelieu y Mazarino les eran hostiles, al igual que Luis XIV o FelipV, quien propuso su exterminio como una secta peligrosa para el Estado y la iglesia. El jansenismo no tardó en ser condenado por el Papa, pero ello no echó atrás a sus defensores, antes al contrario. A comienzos del siglo XVIII, el rey Sol quiso acabar con el peligro que representaban y arrancó de Clemente XI la Bula Unigenitus (1713), condenando 101 proposiciones de la obra del jansenista Pasquier de Quesnel. Por el contenido no sólo teológico, sino moral y eclesiástico de ellas, significaban algo más que una doctrina sobre la gracia, eran un programa de reformas anticurialista, puritano, que llegaba a pedir la lectura de la Biblia por el creyente en su propio idioma. La condena, en consecuencia, iba más allá de las anteriores y terminó siendo un debate sobre la naturaleza de la autoridad papal, episcopal y parlamentaria. La aparición de la Bula dividió al clero francés en dos grupos: apelantes y constitucionarios, cada uno con sus correspondientes apoyos políticos. Aquéllos consiguieron el de los parlamentos, sobre todo el de París, que vieron una ocasión para enfrentarse al poder absoluto del monarca. Los constitucionarios tuvieron de su lado a la corte y a los obispos, ambos usaron su prerrogativa de decidir sobre los ascensos en la jerarquía eclesiástica para intimidar a los disidentes. Las amenazas no erradicaron el movimiento, pero sí lo descabezaron, de forma que para 1727 todos los obispos que lo apoyaban habían sido depuestos. Como la rebelión continuaba a nivel de clérigos, se consideró oportuno para frenarlos convertir la bula en regla de fe y negar los sacramentos a los jansenistas. Las dos medidas contaron con el apoyo del Papado hasta 1756 en que Benedicto XIV lo retiró contribuyendo a acentuar el clima de relajación en que habían entrado las relaciones entre jansenismo y Monarquía en Francia desde 1740.

Por esas fechas había comenzado su difusión por Europa, favorecida por la coincidencia de sus propuestas cesaropapistas con las de los reformadores ilustrados. Llegó a Italia, de la mano de Muratori; a España; en los Países Bajos sus seguidores fundaron la única Iglesia que hoy sobrevive, mientras que en Austria, los jansenistas llegaron a ocupar el cargo de confesor real y a romper el monopolio de la Compañía de Jesús en la enseñanza teológica.

Espiritualidad.- El jansenismo no intentaba ser más que un agustinismo coherente, dispuesto a reaccionar contra toda acomodación del humanismo y a recordar al hombre su trascendencia. Las bases de su pensamiento son la sagrada Escritura y San Agustín. Entre los puntos concretos de la espiritualidad jansenista recordemos los siguientes:

a) La exaltación de la majestad de Dios y de su trascendencia como dato esencial para plantear correctamente la vida espiritual.

b) En contraste con esta realidad se encuentra la condición humana después del pecado original. La predestinación por parte de Dios es absolutamente gratuita. De estos hechos fundamentales surge la exigencia radical para el hombre de conciliar la misericordia de Dios con su justicia, la gracia y la libertad, el temor y el amor, la ley divina y los acontecimientos de la historia.

c) La visión jansenista del mundo y del hombre es fundamentalmente pesimista; de aquí se deriva su intransigencia respecto a la naturaleza humana, dominada por instintos y sentimientos peligrosos, y también una «fuga mundi » tan radical que presenta en ciertos casos manifestaciones realmente aberrantes.

d) La relación entre Dios y el hombre a través de la oración resulta bastante difícil. El jansenismo insiste mucho en la oración litúrgica, mientras que demuestra cierta indiferencia por la oración personal, especialmente la meditación, que debería estar siempre dominada por sentimientos de temor, de esperanza y de deseo, de arrepentimiento y de dolor por los pecados, y no tanto por los de gozo y de amor.

e) No se excluyen la contemplación y la vida mística, pero se las mira con cierta desconfianza o prevención, ya que no se trata de vías ordinarias para relacionarse con Dios; por eso no hay que facilitarlas, sino más bien desaconsejarlas.

 

Fuerte edificación moral en la obra de Racine. Sus personajes, aun cuando delinquen, tratan con todas sus fuerzas de ser héroes éticos: carentes de la gracia de Dios (no son cristianos), se enfrentan con horror a pecados que no pueden evitar, y a feroces remordimientos. Se arguye que el poder que la ética tiene en Racine proviene de su formación en el colegio de Port-Royal, el cuartel de los jansenistas. Para Racine, "el mero pensamiento del crimen se contempla en la obra con tanto horror como el crimen mismo" (prólogo a Fedra).

Racine comenzó la carrera eclesiástica como deseaba su familia, pero finalmente abandonó para dedicarse a la literatura. Se enfrenta a una grave contradicción, los jansenistas luchaban contra la existencia del teatro, y Racine desea dedicarse a él. Por ello renuncia a sus maestros, va en contra de ellos, lo que no exime que en su obra esté presente su educación en esta doctrina. Además con 38 años se arrepiente de haber ido en contra de sus maestros y como arrepentimiento público abandona el teatro.

Racine inició estudios de filosofía y a medida que se alejó de la influencia de sus antiguos maestros jansenistas, se introdujo en círculos de literatos y vividores y compuso, entre 1659 y 1660, una oda y dos tragedias que se han perdido. La vida de Racine estuvo presidida por dos influencias fundamentales: la ética y las obras de los clásicos griegos y romanos.

CLASIFICACIÓN DE SU OBRA:

Durante sus años de estudiante en París, en 1658, Racine compuso poesía convencional y entabló amistad con importantes figuras literarias como el poeta francés Jean de la Fontaine. Pronto logró hacerse un lugar entre los escritores más famosos de la época, como Moliere, Corneille y Nicolás Boileau- Despréaux, el último de los cuales ejerció una especial influencia en su obra. La primera obra de Racine, La Tebaida, fue interpretada en el Palais Royal por miembros de la compañía de Molière en 1664, y su segunda obra, Alejandro, se estrenó al año siguiente.

Convencido de que el montaje de esta segunda obra no había sido el adecuado, Racine la representó nuevamente con la compañía rival en el Hotel de Borgoña, que en lo sucesivo produjo todas sus obras, lo cual fue el origen del conflicto entre Molière y él. Se encrudece la relación entre ellos cuando Racine se enamora de la actriz Malquise Du Parc, que pertenecía a la compañía de Molière, y hace que se incorpore a la del Hotel de Borgoña.

Sus primeras producciones ("La Tebaida" y "Alejandro Magno") no constituyen más que imitaciones del teatro de Corneille. (1664-1665)

Durante los diez años siguientes Racine escribió siete grandes tragedias consideradas obras maestras, todas ellas adaptaciones de obras griegas y romanas. Estas fueron las tragedias:

Andrómaca (1667)

Británico (1669)

Berenice (1672)

Mitrídates (1673)

Ifigenia en Áulide (1674)

Fedra (1677)

Sin embargo, el estreno de sus producciones maestras supuso el abandono de la concepción trágica corneilleana, para interpretarla de manera más libre: Andrómaca (1667) constituyó no sólo la consagración de Racine como autor trágico, sino también la instauración de un nuevo modelo de abstracción diferente al conocido hasta entonces.

Por su parte, Berenice (1670) es la única tragedia en la que Racine hace prevalecer la voluntad sobre la pasión. Como en muchas otras tragedias de la época, la única razón más poderosa que la tendencia a la perfección es la razón de Estado, a la cual el hombre debe sacrificar y subordinar el bien particular.

Su gran momento lo marcan las obras Mitrídates, Ifigenia y Fedra, con las que Racine se convierte en el representante de la tragedia clásica francesa, al lograr reproducir con exactitud y maestría la tragedia de la Antigüedad clásica.

El éxito de Fedra se vio obstaculizado por los enemigos de Racine, que encargaron a un poeta menor francés, Nicolás Padrón, escribir una Fedra rival que obtuvo mayor éxito que la versión del primero gracias al apoyo del duque de Nevers.

A excepción de su única comedia, Los pleiteantes (1668), una sátira sobre los abogados ambientada en el París de la época; todas las obras de Racine se basan en héroes y heroínas de la antigüedad, adaptando su lenguaje y emociones a la Francia del siglo XVII. Sus últimas obras dramáticas fueron las tragedias bíblicas Ester (1689) y Atalía (1691). En 1672, Racine fue elegido miembro de la Académie Française, cuando se encontraba en la cima de su éxito. Cinco años más tarde dejó de escribir teatro y se dedicó a la historia oficial, convirtiéndose en cronista de las campañas militares de Luis XIV. Racine murió el 21 de abril de 1699 en París. Se le considera el principal exponente de la poesía clásica francesa escrita en versos alejandrinos. Sus siete tragedias más famosas figuran aún en el repertorio de la Comédie Française, y la interpretación de sus principales personajes se ha convertido en la máxima prueba para un actor en Francia. Aunque los dramas de Racine contienen numerosas situaciones en las que intervienen intensas pasiones humanas, su estricto formalismo neoclásico, desprovisto de toda emoción espontánea, ha llevado a algunos críticos a calificar su obra de fría y artificial

LAS MUJERES EN LA VIDA DE RACINE

Durante sus años de estudiante en París, compuso poesía convencional y entabló amistad con importantes figuras literarias, como el poeta francés Jean de La Fontaine. Se dedica a frecuentar ávidamente el mundo literario. Racine se interesa por una actriz La Roste, y escribe para ella una tragedia Amasie, que sin embargo nunca fue ni representada ni publicada.

En el Hotel de Borgoña conoce a otra actriz, La Beauchâteau, para quien comienza a esbozar otra tragedia. Les Amours divide, pero sin decidirse a escribirlo.

Du Parc. Actriz de la compañía de Moliere, Racine se la lleva para hacer Andrómaca y también como amante, primer encontronazo con Moliere, pero de la relación con los otros dos autores importantes de la época hablaremos más adelante. Existe un asunto muy turbio entorno a Du Parc, muere envenenada, acusan a Racine, pero no puede demostrarse, se cierra el caso, años más tarde se abre, pero en esa época Racine es historiador real y se cierra rápidamente de nuevo.

Champmeslé. Todos los grandes papeles los escribió para ella, tienen una relación bastante fructífera para los dos, Champmeslé alcanza el gran éxito con Racine, y Racine con ella. Es una musa muy importante para Racine, es una mujer muy misteriosa, tanto como sus personajes. A Champmeslé le entrega su única comedia Los pleiteantes, que fue muy aplaudida.

Madame de Maintenon, esposa del rey, le pide que escriba para sus pupilas una tragedia de argumento bíblico, Racine acepta. Primero publica Esther y luego Athalie. La esposa del rey consigue así que Racine vuelva a escribir tras 12 años de silencio, Racine se sentía en deuda con ella por la protección que le brindó.

RELACIÓN CON LOS AUTORES CONTEMPORÁNEOS

Cuando regresó a París en 1662, dispuesto a reemprender su carrera literaria, pronto se hizo un lugar con los escritores más famosos de la época, como Moliere, Pierre Corneille y Nicolás Boileau, el cual ejerció una especial influencia en su obra. De Corneille no hizo caso de sus consejos sobre cómo debía escribir las tragedias para gustar al público, ya que era una persona muy desconfiada y pensaba que le estaba engañando para que no triunfara. De cualquier forma la idea de plasmar el amor fue un éxito.

Len entrega su primera tragedia a Moliere, La Tebaida, su segunda obra, Alejandro va dedicada al rey. Su nombre comienza a sonar. También entregó Alejandro a la compañía de Moliere, pero no satisfecho con la representación, decide entregársela a la compañía rival, que será la que representará el resto de sus obras, además se lleva consigo a Duparc, una de las actrices de Moliere, que se convierte en su amante, y que también había sido cortejada por Moliere. Moliere se ofende como hombre y como artista y nunca se lo perdonará. Tanto que hace una parodia de la Andrómaca de Racine. Racine como respuesta escribe su única comedia, Los Pleiteantes

CLAVES DRAMÁTICAS

ANTECEDENTES

Junto a los jansenistas, sus maestros, tuvo la oportunidad de estudiar italiano y español. Leía y anotaba con rapidez a sus autores favoritos, Eurípides y Sófocles, su obra está influenciada por los autores clásicos, pero con un toque de actualidad en todas sus obras.

Los personajes legendarios se colocan a nivel humano. Todas sus obras, aunque tengan argumento histórico o legendario, se colocan como dramas domésticos, son de gran simplicidad y belleza.

TEATRO:

GRECIA

Eurípides hizo una obra que se llama Hipólito velado, sabemos el título pero no tenemos el texto, según el título, el personaje de Hipólito cobra mucha importancia. En este texto Fedra se declaraba directamente a Hipólito, Aristófanes tilda a Fedra de mujer pública. Según sabemos Hipólito casto, bello, no llega a conocer el amor, a diferencia de lo que ocurre en la obra de Racine.

Sófocles escribe sobre el mito de Fedra, tampoco se conserva, la tituló Fedra, el asunto era una Fedra víctima del poder absoluto del dios Amor.

Eurípides volvió al mito, escribe Hipólito portador de una corona, esta obra sí se conserva. Coinciden varias cosas con Racine, la estructura fundamental es típicamente griega, en esto se diferencia de la de Racine, quitando esto, tiene prólogo, episodios, epílogo o éxodo… está escrita en cinco partes al igual que Racine. La nodriza es la que comunica a Hipólito el amor que Fedra siente por él. El final también es coincidente, hay perdón para todos los personajes.

Una gran diferencia en Eurípides es que el prólogo y el éxodo lo hacen las diosas Afrodita y Artemis, existe un problema de celos entre ellas, usan como vehículo a Fedra para que se enamore de Hipólito como venganza. Los dioses llenos de defectos inician y terminan la obra, Racine quita a los dioses, pero quedan como concepto.

Existe otra diferencia formal, Fedra en Eurípides escribe una tablilla acusadora, acusando a Hipólito. En Racine es más noble, es la nodriza la que lo acusa, no ella, ella depura, se sacrifica por la verdad.

En Eurípides el último que muere en escena es Hipólito, de esta manera queda como más protagonista. En Racine es Fedra.

ROMA:

Séneca también escribe sobre el mito de Fedra dramáticamente, lo llama Fedra, se conserva la obra. Conforme pasa el tiempo Fedra le resta protagonismo a Hipólito. Hipólito ya ha muerto cuando Fedra muere. También está construida esta obra en cinco actos, la tradición pesa tanto en Séneca que conserva los estásimos. Como diferencia fundamental está que la calumnia la hacen Fedra y la nodriza conjuntamente, e incluso acusan a Hipólito de intentar violar a Fedra.

Tres tópicos fundamentales son originales en Séneca y Racine los aprovecha:

1.- Los rumores: muy importantes en Séneca y en Racine.

Ej. La muerte o no muerte de Teseo

2.- Frescor del bosque: Séneca inventó los momentos de turbación de Fedra, lo hace con discursos que aparecen en el texto -“[…] quién estuviese a la sombra de un bosque []”- Racine toma esto también, en esos bosques podría vivir al margen de la realidad.

3.- El silencio: Racine no sólo lo coge para Fedra sino para la mayoría de sus obras. Todos los sentidos del silencio, su presencia, su ruptura…

Después de Racine son muchos los que escriben sobre Fedra, es un mito muy atrayente.

*Personaje de Aricia: Es innovador en Racine, que introduce este personaje, en las versiones anteriores no existe. Consigue poner a Hipólito en un conflicto similar al de Fedra, aunque secundario. También justifica los celos de Fedra. No lo inventa, lo coge de Virgilio, lo introduce en la forma dramática del mito.

*Bajada a los infiernos de Teseo: lo toma de Plutarco. Racine quiere que su obra esté llena de resonancias infernales. También lo hace en la presentación de Fedra, hija de Pasifae (amores aberrantes) y de Minos (vinculado al infierno). Esto también es innovador, no está en las obras anteriores.

HÉROE RACINIANO

Los héroes y heroínas en Racine, son personajes nobles, pero que debido a sus pasiones, a sus sentimientos, se acercan a nosotros hasta ponerse a la misma altura es esta característica la que acentúa el anacronismo en la obra de Racine, son historias antiguas que bien podrían estar pasando ahora mismo. Sus personajes, aun cuando delinquen, tratan con todas sus fuerzas de ser héroes éticos: carentes de la gracia de Dios (no son cristianos), se enfrentan con horror a pecados que no pueden evitar, y a feroces remordimientos. Los héroes son presas de amores inconvenientes, y caen víctimas de sus propios sentimientos.

Mujeres misteriosas, los personajes femeninos de Racine, son de gran complejidad, tienen un lado oscuro y misterioso muy evidente.

Los personajes son nobles, y entre ellos se establece siempre el debate de la pasión, del amor, de la ambición, del dominio.

LAS INTRIGAS

Las intrigas no son en sí complicadas, aumentan en dificultad debido al carácter de los personajes, que sí son de gran complejidad. Abundan los amores no correspondidos, impropios, incestuosos… En el caso de Fedra, Hipólito ama inconvenientemente a Aricia, Fedra lo ama a él del mismo modo. En Andrómaca Orestes ama a Hermione, que ama a Pirro, que ama a Andrómaca, que ama a su difunto Héctor. En Berenice Tito y Berenice se aman, pero Berenice es amada por el rey, Antioco.

TEMAS:

El tema de Fedra es la libertad, la libertad de amar siempre bajo los cánones del honor.

La justicia, la gracia, el temor y el amor, la ley divina y los acontecimientos de la historia.

El amor es tratado por Racine desde todos sus matices, el amor que él concibe es violento, impetuoso, celoso, y a veces delictivo.

El tema del incesto, la traición, la culpa y el amor son centrales y detonantes para el destino de los personajes. De igual manera, la presencia de los dioses es determinante para superar o disminuir los sentimientos.

El gran tema de la obra es efectivamente la libertad, esto vertebra la obra, con lo cual hablaremos en profundidad sobre él en la estructura.

MORAL DE LA OBRA:

Los protagonistas son vencidos por sus pasiones, casi siempre terminan catastróficamente, Fedra se suicida, al comprender lo terrible de sus acciones, si no hay derrame de sangre el final es igualmente desolador. Por tanto se extiende esa moralidad pesimista sobre sus obras, seguramente herencia de sus maestros los jansenistas.

El suicidio es el gran resorte de Racine, pues Racine es un dramaturgo anímicamente violento, brutal y despiadado, su personajes encuentran en el suicidio el recurso predilecto para el triunfo de la libertad al no poder vencer sus pasiones perjudiciales.

ESTILO:

Racine se siente de alguna manera en deuda con sus maestros y por ello en su obra hay una continua búsqueda de la perfección, tanto formal como conceptualmente. Los temas son tratados con gran profundidad. Lo que encaja también perfectamente con las exigencias del Clasicismo.

La obra es un desarrollo de lenguaje, en discursos análogos de tono y complementarios de sentido. En el orden escénico, sus obras son un modelo de sobriedad (no hay que poner nada que no sea necesario. Por extensión, el espacio es esquematizado y el lenguaje lapidario, rotundo y solemne.

El estilo de Racine es simple y sencillo, siempre puro, elegante, armonioso, y, no obstante, fuerte y valiente cuando es necesario. Racine era un hombre sensible, vano, e irritable, con sentimientos profundamente religiosos, y un intelecto perspicaz, flexible, y fuerte. Él despliega en su trabajo poderes casi únicos de análisis psicológico, una maravillosa delicadeza de sentimientos, y un exquisito sentido del arte literario.

En Racine la acción es más bien interior, del alma, es por eso que el lenguaje está lleno de lirismo, se corresponde a su vez con sus ejecutores, personajes nobles en su mayoría. Sigue las unidades aristotélicas, el decoro está presente en su obra.

Utiliza el alejandrino pareado en monólogos como sucesión de aforismos, máximas doctrinales, y sus obras están cargadas de una fuerte edificación moral.

Para llegar a la perfección se nutre de una serie de procedimientos:

-Nunca sobran ni faltan versos

-Orden.

-Monólogos de gran calidad estilística.

-Concentrado. El número de personajes, sabe que un número excesivo de personajes hace que el espectador se pierda, y no capte lo esencial.

-Basándose en las tragedias clásicas, existe un personaje ausente, en el caso de Fedra es Teseo, es el cabeza de familia, y al no estar hace que todo esté en desorden, cuando vuelve se restablece el orden, aunque hay que asumir las catástrofes.

ESTRUCTURA

Fedra responde al modelo clasicista, está estructurada en cinco actos. Combina el diálogo y el monólogo de una forma bastante equilibrada, aunque percibimos cierto predominio del monólogo.

PRIMER ACTO

El primer acto se divide en 5 escenas:

  • Hipólito y Terámenes: 2 hombres

  • Hipólito, Terámenes, Enone: 2 hombres y una mujer

  • Fedra, Enone: 2 mujeres

  • Fedra, Enone, Panope: 3 mujeres

  • Fedra, Enone: 2 mujeres

  • Este acto presenta un claro predominio de los personajes femeninos en su aparición. Fedra y Enone toman aquí mucha relevancia, es el acto en el que Fedra parece estar al límite, su contradicción se hace muy fuerte y le resulta insoportable. De ahí su confesión.

    1ª ESCENA. ACTO PRIMERO

    En esta primera escena se nos presenta un Hipólito preocupado por la desaparición de su padre, que siente la necesidad de descubrir qué ha sido de él. Por otro lado Terámenes nos introduce un poco la figura de Teseo aludiendo a la posibilidad de que el rey no desee ser encontrado, que pueda estar con algún nuevo amor. Es Hipólito quien nos señala que Teseo está verdaderamente enamorado de Fedra, asegurando que esta hace mucho tiempo que no tiene rival en el corazón de su padre. Este dato es muy importante para la posterior culpabilidad de Fedra, traicionando el amor de su enamorado marido. Es también Hipólito el que nos apunta la procedencia de Fedra, hija de Pasifae y Minos, su madre se enamoró de un toro blanco que engendró en ella el minotauro, la herencia del pecado, el pecado es pagado por el pecador y por toda su estirpe.

    Confiesa Hipólito su amor por Aricia, su amor prohibido, característica temática de Racine, constante en sus obras y constante de sus personajes, Fedra amará ilícitamente a Hipólito, éste a Aricia, es por lo tanto Fedra una mujer no correspondida, otra característica, los amores no correspondidos. Aricia es otro ejemplo de la herencia del pecado, ella es inocente, pero su estirpe no lo fue, por tanto ella debe pagar el pecado de su estirpe, aun siendo ella inocente.

    Rendirse al amor, es para Hipólito en cierta manera deshonroso, disculpa los errores de su padre en ese campo ya que son solventados por sus grandes hazañas, pero él es consciente de que no puede traicionar a su padre, ni rendirse a una pasión, su culpa no será redimida porque él aún no es dueño de grandes acciones.

    2ª ESCENA. ACTO PRIMERO

    Enone recurre a Hipólito y Terámenes ante la impotencia frente a la locura de Fedra y su terrible desidia. Fedra es presa de un mal aún desconocido. Hipólito hasta ahora ha creído que le inspira aversión a Fedra, ya antes hubo alusión, por parte de Terámenes, al destierro de Hipólito por su madrastra, quiso alejarlo de ella, pero los motivos son desconocidos por el momento.

    3ª ESCENA. ACTO PRIMERO

    Fedra está al límite de sus fuerzas, su lucha interior está haciendo mella en su cuerpo, en sus ganas de vivir. Uno de los rasgos que hará que sintamos temor y piedad por Fedra es que ella se avergüenza de sus sentimientos, su incesto es una pasión mayor, incontrolable, que se apodera de ella, de la que se abochorna, y por la cual se siente culpable y desea morir, para ello se somete al ayuno. Su muerte supondría la subida al trono de Hipólito, Enone nos da este dato. Como podemos comprobar, este acto primero tiene un carácter introductorio, de personajes, de situaciones… Conocemos en este acto que Enone fue la nodriza de Fedra, y su lealtad la llevará a morirse con ella. En este acto percibimos la presión que Enone ejerce sobre Fedra para que confiese lo que la atormenta, Racine vuelca en Enone, personaje de condición inferior, la confesión de Fedra, ya que un momento antes Fedra ha asegurado que se llevaría a la tumba su secreto, son las presiones de Enone las que hacen que Fedra confiese y pronuncie en voz alta las palabras que nunca debieron salir de su boca. El amor prohibido es una baja pasión que pierde a las almas, Fedra alude a esta misma pasión que hizo presa a su madre (de nuevo alusión a la herencia del pecado). Monólogo de confesión de Fedra. Fedra alude a Hipólito como su “altanero enemigo”, continuamente hay muestras de rechazo hacia lo que siente de Fedra, ofreció sacrificios a los dioses para eludir ese amor, pero todo fue inútil, como ella misma asegura es presa de un amor incurable. En este monólogo están los verdaderos motores del destierro de Hipólito, fue un intento de alejarlo de su lado para olvidar.

    Importancia de la honra, Fedra desea la muerte antes que caer bajo su pérfida pasión, debe salvaguardar su honor, el de su amado, el de su esposo, por ello desea la muerte. Somos conscientes del enorme esfuerzo que Fedra hace para desterrar sus sentimientos, con esto Racine consigue que sintamos pena por una mujer esclava de sus pasiones y no la declaremos culpable a la ligera.

    ESCENA CUARTA. ACTO PRIMERO

    Hipotética muerte de Teseo, esto desencadenará el error fatal, la confesión del amor a Hipólito al propio implicado. La muerte de Teseo supone también la coronación de un nuevo rey, Enone ve en esto el motor para alentar a Fedra y que luche por su vida, defendiendo a su hijo para conseguir que suba al trono, esto supone perjudicar a su objeto del deseo, otra enorme contradicción, el amor a su hijo frente al amor que siente por Hipólito.

    ESCENA QUINTA. ACTO PRIMERO

    Enone presenta a Fedra un problema, el deber ante el propio deseo, el deber de defender a su hijo a de triunfar ante su amor por Hipólito y el deseo de muerte de Fedra, ha de ser fuerte y anteponer ese deber a cualquier otra cosa, es lo que se espera de ella. Apunta también Enone algo muy importante, la muerte de Teseo alivia el peso del pecaminoso amor de Fedra, ya no sería tan grande el error. De nuevo pone Racine en boca de Enone lo q ue podría ser el pensamiento de Fedra, pero que si así lo hiciese quizás nos pareciese un tanto despreciable. Fedra asegura que es el amor por su hijo lo que la hace volver a la vida y luchar, pero claramente es la esperanza de que ya muerto Teseo, Hipólito pueda ser suyo.

    SEGUNDO ACTO

    El segundo acto se divide en seis escenas, el número de personajes femeninos y masculinos en este acto se iguala. La segunda y la quinta escena tienen en común la aparición de dos mujeres y un hombre, en la segunda Aricia, Ismene e Hipólito, en la quinta Fedra, Enone, Hipólito, es decir, dos mujeres y sus nodrizas más Hipólito. Las dos mujeres enamoradas de él y sus consejeras.

    La cuarta escena y la sexta, tienen en común que están en escena Hipólito y Terámenes.

    1ª ESCENA. ACTO SEGUNDO

    De nuevo la esperanza, es esta obra un canto a la esperanza en muchos momentos. Es Aricia ahora la que esperanzada por la inminente visita de Hipólito espera impaciente su posible libertad. Teseo está muerto, la esperanza está enfocada hacia la bondad de su hijo Hipólito. Aricia alude a que Hipólito hasta este momento huía de ella, procuraba no encontrarla en su camino, los personajes atrapados por un amor prohibido, intentar huir para no caer en ellos, es el mismo caso que Fedra, que desterró a Hipólito para apagar su ardor. Aricia es la encargada de presentarnos el talante de Hipólito, sus valores, virtuoso, orgulloso, receloso de dejarse llevar por las pasiones.

    2ª ESCENA. ACTO SEGUNDO

    Esperanza, libertad, Racine pone en boca de Hipólito tan altos valores. Aricia es libre, libre para amar, libre para decidir. Gracias a la bondad y al amor que Hipólito siente por ella. Y aparece algo extraordinario, la apresada puede ahora ser reina, metabolé, cambio de fortuna. Hipólito es un ser noble, ama a su padre, pero reconoce también sus errores, lo demuestra diciéndole a Aricia que le devuelve el cetro que le pertenece alabando a su estirpe, pero él nunca lo hubiera hecho si supiese que su padre está vivo probablemente, porque ante todo estaría la lealtad debida a su progenitor.

    Una constante es que los personajes se sonrojan porque el corazón domine a la razón, “La razón, según veo, cede al fuego interior”, el hombre que ama es débil según Hipólito. Racine equilibra esto con bellas palabras que definen el amor que Hipólito siente por Aricia.

    3ª ESCENA. ACTO SEGUNDO

    La noticia de la llegada de Fedra, apresura la respuesta de Aricia a la confesión de Hipólito. Ninguna riqueza material es más grande que el amor sería la respuesta de Aricia.

    4ª ESCENA. ACTO SEGUNDO

    Hipólito no desea hablar con Fedra, refuerza aquí Racine la idea de la enemistad y rencor de Hipólito hacia Fedra para que sea mayor la impresión al escuchar las palabras de Fedra, uso de lo inesperado, por la sucesión de hechos hasta este momento, las palabras de Fedra serían las últimas que Hipólito esperara escuchar.

    5ª ESCENA. ACTO SEGUNDO

    Fedra no es directa, desea llegar hasta Hipólito pidiendo piedad hacia su hijo, y disculpándose por el trato dado, desea su benevolencia, está tanteando el terreno, no sabe lo que puede suceder. De nuevo es latente la bondad de Hipólito, de alguna manera intenta justificar la actitud que Fedra tuvo hacia a él, es también la idea de que el amor transforma, e Hipólito está enamorado.

    Tras la confesión, despreciada por Hipólito, Fedra se desprecia aún más, hay de nuevo una clara alusión a la herencia del pecado, sus antepasados fueron “víctimas” de amores vergonzosos. En este monólogo hay claras referencias al tremendo esfuerzo que Fedra hizo para olvidar lo que sentía, y a su impotencia. Racine consigue que la veamos como víctima y no como verdugo.

    ESCENA SEXTA. ACTO SEGUNDO

    Esperanza, el desastre se apodera de todo, la confesión de Fedra, la subida al trono de su hijo, pero hay una leve esperanza, el rumor de que el rey Teseo aún vive. Su marcha provocó el desorden, su vuelta supondría el restablecimiento del orden.

    ACTO TERCERO

    Este acto también presenta prácticamente igualdad de hombres y mujeres. Hay también varios paralelismos. La primera, tercera y cuarta escena se caracterizan por la presencia de dos mujeres en escena, la cuarta y la quinta por tres hombres.

    ESCENA PRIMERA. ACTO TERCERO

    Presenta una Fedra despechada, arrepentida de haber expresado sus sentimientos, y que culpa bastante cruelmente a Enone, su nodriza, este aspecto puede parecernos despiadado, pero no despreciamos completamente a Fedra por estar fuera de sí, a punto de perder la razón, en un momento de terrible turbación, por otro lado comprensible.

    El personaje de Enone a nuestros ojos tampoco es culpable, su ama quería suicidarse, darle esperanza era la única manera de salvarla. Fedra es libre, se siente humillada por el rechazo de Hipólito, pero aún así piensa en la posibilidad de ser amada por él, elige su camino contra todo y contra todos, serán los demás los que trunquen su camino, pero ella lo habrá intentado.

    SEGUNDA ESCENA. ACTO TERCERO

    Fedra implora a Venus que deje de humillarla y se ocupe del hasta ahora invicto Hipólito, ya solo desea que sea suyo, está totalmente despreocupada de lo que realmente pasaría si eso fuese posible, tan sólo está ella y su Hipólito.

    TERCERA ESCENA. ACTO TERCERO

    Enone trae la noticia de que Teseo sigue vivo, tremenda noticia, ahora realmente es vergonzoso el acto de Fedra, haber confesado su amor a Hipólito, es vergonzoso y ella tiene remordimientos, pero no se arrepiente. Expresa Fedra en su monólogo la vergüenza que siente por lo que ha hecho, teme tener que darle explicaciones al marido ultrajado, y recurre de nuevo a la muerte, que sería su única salida, su única vida posible, esto supone el abandono de sus hijos y que mañana tengan que heredar de nuevo la desdicha de su estirpe por sus actos. Enone es la que propone otra salida, la mentira, de nuevo Racine vuelca en un personaje menor socialmente el error, es Enone quien incita a Fedra, pero el motor no es otro que el amor que le tiene, por ello es disculpable también. La permisión de Fedra la justifica Racine porque se encuentra en un momento de turbación, como ella misma asegura.

    ESCENA CUARTA. ACTO TERCERO

    Hay remordimiento en Fedra, por un momento parece que es la confesión verdadera, pero todo desembocará en la mentira.

    ESCENA QUINTA. ACTO TERCERO

    La manera de hablar de Fedra y de Hipólito hace presagiar a Teseo que algo terrible ha sucedido, pero la petición de Hipólito de alejarse de Fedra y dedicar sus esfuerzos a emular las victorias de su padre, llevan a reforzar la que será la tesis de Enone y Fedra, la acusación contra Hipólito. Teseo lo creerá culpable entre otras cosas por su deseo de huir.

    SEXTA ESCENA. ACTO TERCERO

    Hipólito se lamenta del terrible desastre que ha causado el amor.

    ACTO CUARTO

    Se compone de seis escenas. Es un acto en el que están bastante equilibrados el número de personajes masculinos y femeninos.

    PRIMERA ESCENA. ACTO CUARTO

    Teseo es tajante, es su error, ni siquiera pone en tela de juicio la culpabilidad de su hijo, la da por hecho. El comportamiento de Hipólito frente a él le ha hecho más culpable, ya que Hipólito temía la reacción de su padre por haber confesado su amor a Aricia, y también temía que su padre se enterase de la confesión de Fedra, esa actitud temerosa hace que su padre lo acuse ante la mentira de Enone.

    Enone es la fidelidad, sus actos ilícitos están provocados por el amor que siente por su protegida, a la que ha criado, aunque hay que reprocharle la exageración de sus declaraciones cuando asegura que Hipólito ante la negativa de Fedra levantó su arma contra ella, el exceso de culpa llevará a la necesidad de su purificación mediante la muerte en el agua.

    2ª ESCENA. ACTO CUARTO

    Teseo se equivoca, ve la virtud presente en su hijo, pero está cegado por la ira que le ha causado la confesión de Enone, hay un terrible empecinamiento que causará la muerte de inocentes, característica en la tragedia.

    Teseo precipita a su hijo hacia la muerte con su destierro y con la petición a Neptuno de un justo castigo.

    La nobleza de Hipólito se hace de nuevo latente, a pesar de las injurias y por el respeto que le tiene a su padre, no descubre la mentira de Fedra.

    La verdad no es aceptada por Teseo en su empecinamiento, cree que el amor que Hipólito confiesa por Aricia es una disculpa para no ser acusado de amar a Fedra.

    3ª ESCENA. ACTO CUARTO

    El terrible error de Teseo es implorar a los dioses, en deuda con él, que castiguen a Hipólito. Esta será su carga cuando la verdad salga a la luz.

    4ª ESCENA. ACTO CUARTO

    Fedra nos conmueve, está dispuesta a confesar su culpa, no desea morir sin que Hipólito resulte inocente, pero el mal está hecho y la sangre de inocentes va a derramarse. Aún así habrá un nudo más, la noticia del amor que Hipólito profesaba a Aricia.

    5ª ESCENA. ACTO CUARTO

    Lo que verdaderamente hace daño a Fedra en este momento es la noticia del amor que Hipólito le rinde a Aricia, es en este monólogo una mujer despechada, pasto de la ira, de nuevo Fedra está turbada, duda, su despecho le hace dudar, no sabe si salvar el honor de Hipólito.

    6ª ESCENA. ACTO CUARTO

    Fedra es presa de la locura, los celos la llevan a desear la muerte de Aricia, a pedir su asesinato. De nuevo es tal el momento de turbación y dolor que achacamos ese deseo a su locura, de este modo no la consideramos enteramente culpable.

    En realidad es el amor de Aricia e Hipólito el que ayuda a precipitar la muerte de Fedra, el amor es el auténtico motor de Fedra, por encima del honor, de la fidelidad y de todas las virtudes.

    Fedra acusa a Enone, Enone pagará sus culpas mediante la muerte.

    ACTO V

    1ª ESCENA. ACTO QUINTO

    Hipólito se resiste a manchar el honor de su padre haciendo que florezca la verdad, se sacrifica por él.

    Esta obra es un canto a la virtud, recordemos que algunos críticos aseguran que es el arrepentimiento de Racine por el daño causado a sus maestros los jansenistas. Aricia se opone a huir con Hipólito sin pasar por el altar previamente, el honor es lo más importante. Para Hipólito también es muy importante ya había previsto esto, asegura a Aricia que se casarán antes de huir.

    2ª ESCENA. ACTO QUINTO

    Teseo duda por primera vez, ama a su hijo, es en este momento cuando baja su empecinamiento y recurre a Aricia en busca de la verdad.

    3ª ESCENA. ACTO QUINTO

    Aricia es la encargada de que Teseo sea consciente de su error. Es la causante de la reflexión de Teseo

    4ª ESCENA. ACTO QUINTO

    Monólogo de Teseo. Es la duda, los personajes de Racine dudan, erran, pero finalmente triunfa la verdad, aunque el mal está ya hecho.

    5ª ESCENA. ACTO QUINTO

    Fedra ya ha tomado el veneno, sin Hipólito su vida ha dejado de tener sentido, desea otra vida desde la muerte, es libre.

    La muerte de Enone en el agua es muy significativa, el agua es pura, la inmersión purifica. La muerte de Enone y el deseo de muerte de Fedra hacen caer a Teseo en la certeza de su error.

    6ª ESCENA. ACTO QUINTO

    Muerte de Hipólito, sangre de inocentes derramada, característica de la tragedia. Las muertes siempre son relatadas y no presenciadas, principio de decoro.

    La muerte de Hipólito llevada a cabo por un monstruo salido de las aguas verifica que es la respuesta de Neptuno a las plegarias de Teseo.

    El último deseo de Hipólito es referente a Aricia, su amada, a su protección y libertad, canto al amor, que triunfa sobre la muerte, pues los deseos de Hipólito inocente se verán cumplidos, su padre le hará ese honor.

    7ª ESCENA. ACTO QUINTO

    Fedra confiesa, pero ya ha decidido su propio destino, es libre. Su muerte supone la pureza, es una víctima de Eros, al igual que sus antepasados. Los culpables han pagado, se restablece el orden.

    ESTRUCTURACIÓN MEDIANTE LA TEMÁTICA

    El gran tema de la LIBERTAD se da en cuatro planos diferentes:

    1.- Eje paratextual:

    Fedra es la última pieza teatral pagana de Racine, formaría parte de una trilogía, Mitrídates, Ifigenia y Fedra. Los protagonistas de las tres obras son libres:

    • Mitrídates: Lucha de un hombre contra otro hombre

    • Ifigenia: Un hombre frente a la divinidad

    • Fedra: Un hombre contra sí mismo

    Según este eje hay un argumento externo que nos ayuda a comprender que el tema de Fedra es la libertad.

    Otra razón es el prefacio de Racine. Habla de los jansenistas en el final del prefacio. Se quiere reconciliar con ellos, deja de escribir, escribe este prefacio para reconciliarse con ellos. Interpretamos que la obra de Fedra es la más jansenista de Racine, una obra que entretiene y edifica. Parece ser un símbolo jansenista, todo esto es cierto hasta cierto punto, Fedra es un personaje pagano, y además se suicida, entre otras cosas.

    2. Eje textual:

    La obra está llena de situaciones, de palabras que nos llevan a “libertad”, ya sea por presencia o ausencia de ella. Privación de la libertad en todos los personajes, Ej. Aricia, no tiene libertad física. Todos los personajes están en una isla, depurándose, sobre ellos hay una presión física. Teseo puede estar atrapado en el infierno, y todos son prisioneros de Eros.

    3.- Eje estructural-caracterológico:

    Desde la caracterización del personaje se estructura la obra. Fedra es cuerda y loca al mismo tiempo, si solo fuese una Fedra no funcionaría. Cuando está lúcida lucha contra lo que le aprisiona, es libre para ello. Cuando está turbada es libre para no tener restricciones.

    Hipólito refuerza la intriga principal, tienen un conflicto similar, se enamora de Aricia, pero la diferencia es la resolución. Hipólito no está loco, ante el conflicto aparece la duda, ¿fiel ante Aricia o ante su padre?, finalmente usa la razón y soluciona el conflicto, libremente toma una opción, pero comete un acto de libertad que viendo la obra es un acto de esclavitud, es menos libre que Fedra, agota su pulso frente al destino.

    Fedra, oxímono: loca/cuerda. La caracterización del personaje la hace única y vertebra la obra.

    4.- Eje funcional-estructural:

    La protagonista absoluta es Fedra, todo lo demás son proyecciones de sus deseos.

    Existe una clara búsqueda alternante, unas veces busca la vida, otras la muerte. Siempre hay libertad, en su búsqueda de la muerte lucha por la libertad, no desea ser esclava del amor. Cuando cree muerto a Teseo busca la vida, es también libre.

    ESQUEMA ACTANCIAL

    MOTOR, AYUDANTE OPONENTE

    FEDRA (SUJETO DE LA OBRA)

    1. Honor

    -Matrimonio -Teseo obliga a Hipólito a que

    -Espacio y tiempo OLVIDAR A HIPÓLITO esté en Trecenia

    -Ayuno, muerte -Ausencia de Teseo

    -Silencio -Cualidades de Hipólito

    -Silencio

    (Teseo muerto)

    2. Amor

    -Enone -Hipólito que no la ama

    - Declaración -Aricia, Hipólito ama a Aricia

    POSEER A HIPÓLITO

    (Teseo vive)

    3. Celos

    -Enone miente -Amor

    -Teseo pide a Neptuno castigo -Hipólito es

    -Neptuno DESTRUIR A HIPÓLITO perfecto, inocente,

    -Medias verdades honor

    -Silencio de Fedra

    4.Amor y honor

    MORIR POR HIPÓLITO

    Fedra tiene remordimiento, pero no arrepentimiento, ella no eligió amar, ella luchó con todas sus fuerzas por no tener ese sentimiento.

    Es un auténtico grito de libertad, muere declarando su amor, es un desafío a la moral del grupo. Ha dado un paso en la libertad, al principio de la obra no se atreve ni a nombrar a Hipólito, al final confiesa todo.

    Fedra busca la libertad, la libertad como valor absoluto es una utopía.

    OPINIÓN PERSONAL

    No es de extrañar que tantos autores de todos los tiempos se fijaran en este mito, es Fedra un personaje muy atrayente, en la versión de Racine Fedra es una mujer fatal, una auténtica leona, afronta la vida con valentía, rompe con lo establecido, se atreve a elegir, hoy en día podría ser una lectura recomendada para miles de mujeres que no saben romper con lo establecido, con lo que nos dan por establecido. Como mujer estoy harta de ver personajes femeninos “ñoños”, insulsos, tontitos, este tipo de mujeres son las que atraen mi atención, Fedra, Electra… Ha sido un trabajo complicado, Racine está lleno de recovecos, bajo esa odiosa personalidad se escondía un genio.

    BIBLIOGRAFÍA

    Muchos de los datos aquí aportados han sido extraídos de internet, de páginas muy dispars, muchos de los artículos citaban fuentes que son las que yo puedo aportar.

    DE BURY, Racine y el Drama Clásico francés (Londres, 1845)

    TROLLOPE, Corneille y Racine en la Serie de los Clásicos Extranjeros (Edimburgo, 1881)

    BRUNETIERE, Les Epoques du theatre francais (París, 1892)

    LARROUNERT, en Les grands ecrivains francais (París, 1898)

    STENDHAL, Racine et Shakespeare (París, 1882); SAINTE-BEUVE, Port Royal, VI, (4a. ed., París, 1878)

    DE GROUCHY, Documentos inéditos relativos a Jean Racine (París, 1892)

    LEMAITRE, Impressions de theatre, I, II, IV (París, 1888—)

    FIGUET, Dix-Septieme Siecle.

    Jean Racine: Athalie, H.P. Salomon, Didier, París, 1969

    Jean Racine: Teatro completo, Náñez y Azpitarte, Editora Nacional, Madrid, 1982

    Roland Barthes: Sur Racine, Seuil, París, 1963

    Lucien Goldmann: Le Dieu caché, Gallimard, París, 1956

    Karl Vossler: Jean Racine, Espasa Calpe, Colección Austral, Madrid, 1946.

    Encarta Online: Teatro clásico Francés




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    Enviado por:Teatrera
    Idioma: castellano
    País: México

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