Deporte, Educación Física, Juegos y Animación


FIFA (Fédération Internationale De Football Association)


Este artículo fue publicado originalmente en FIFA News en 1979. El autor fue el Dr Wilfried Gerhardt , quien ocupó en este tiempo el puesto de jefe de prensa de la Federación Alemana de Fútbol (DFB).

La historia moderna del fútbol abarca bien 100 anos de existencia. Comenzó en el ano 1863, cuando en Inglaterra se separaron los caminos del "rugby-football" y del "associatcon football" y se fundó la Asociación de Fútbol más antigua del mundo: la "Football Associatcon".

Ambos tipos de juego timen la misma raíz y ambos tienen un árbol genealógico de muy vasta ramificación. Esta prehistoria conoce al menos una media docena de diferentes juegos, en algunos aspectos más o menos similares, que pueden ser el origen del fútbol y de su desarrollo histórico y que han sido interpretados así. Evidentemente, a veces se pueden contestar ciertas deducciones, pero dos cosas son claras: el balón se jugaba con el pie desde hace ya miles de anos y no existe ningún motivo para considerar el juego con el pie como una forma secundaria degenerada del juego "natural" con la mano.

Todo lo contrario: aparte de la necesidad de tener que luchar con todo el cuerpo (empleando también las piernas y los pies) por el balón en un gran tumulto, general mente sin reglas, parece que, ya muy al comienzo, se consideraba una cosa extremamente difícil y, por lo tanto, muy hábil, dominar el balón Con el pie. La forma más antigua, que puede ser considerada como demostrada desde el punto de vista científico, representa una tal prueba de habilidad. Ella se remonta a la China del siglo III y II antes de nuestra era. De la época de la dinastía de Han, existe un libro de instrucción militar en el cual figura, bajo los ejercicios físicos, el "Ts'uh Kúh". Una bola de cuero rellenada Con plumas y pelos tenia que ser lanzada Con el pie a una pequeña red, Con una apertura de 30 a 40 cms., fijada a largas varas de bambú. Una muestra de habilidad que requería seguramente mucha destreza y técnica.

Existe también otra versión, según la cual los jugadores estaban obstaculizados en el camino a su meta, pudiendo jugar la bola con pies, pecho, espalda y hombros - pero no con la mano -, teniendo que salvar los ataques de un contrario. De modo que la técnica artística del balón de nuestros jugadores de élite actuales no es una cosa tan nueva como muchas veces se suele suponer.

Del Lejano Oriente proviene otra forma diferente, el Kemari japonés, el cual se menciona por primera vez unos 500 a 600 años más tarde y que se juega todavía hoy en día. Es un tipo de fútbol en circulo, mucho menos espectacular, pero mucho más digno y solemne. Es un ejercicio ceremonial, que bien exige cierta habilidad, pero que no time ningún carácter competitivo como el juego chino y no representa ninguna lucha por el balón. En una superficie relativamente pequeña, los actores se pasan el balón, sin dejarlo caer al suelo.

Mucho más animados eran el "Epislcyros" griego, del cual se sabe relativamente poco, y el "Harpastum" romano. Los romanos tenían un balón más chico y dos equipos jugaban en un terreno rectangular, limitado con líneas de marcación y dividido con una línea mediana. La pelota tenia que ser lanzada detrás de la línea de marcaci6n del adversario. Se hacían pases, se eludía, los miembros de un equipo tenían ya diferentes tareas tácticas y el público los incitaba, con gritos, en sus rendimientos y resultados. Este deporte fue muy popular entre los anos 700 y 800. Los romanos introdujeron este juego en Bretaña, pero es muy dudoso que pueda ser considerado como el precursor del fútbol, al igual que el "Hurling", que era muy popular entre la población celta y que se practica, todavía hoy, en Cornwell y en Irlanda. De todas maneras, el desarrollo decisivo del juego que hoy conocemos bajo el nombre de fútbol tuvo su origen en Inglaterra y Escocia.

El juego que florecía desde el siglo VIII hasta el siglo XIX en las Islas Británicas, practicado en las formas más diversas según el lugar o la región, y que luego se perfeccionó hasta el fútbol que conocemos hoy - y en otra dirección al rugby - se diferenciaba notoriamente en su carácter de las formas conocidas hasta entonces. No estaba regulado, era más violento y espontáneo y no tenia limitación en el número de participantes. Muchas veces se jugaba ardientemente entre pueblos enteros y pequeñas ciudades, a lo largo de las calles, a campo traviesa, a trav6s de zarzales, cercados y riachuelos. Casi todo estaba permitido, tambi6n patear el balón; pero existían seguramente juegos donde no se podía emplear el pie, por la simple raz6n del tamaño y del peso del balón con el que se jugaba. Los pies se empleaban más bien para frenar al adversario (a propósito, el tamaño y el peso del balón fueron determinados reci6n nueve anos depu6s de la primera fijación de las reglas de fútbol en 1863. Hasta ese entonces, se decidía siempre, de caso en caso, cuando se acordaba una competición. Como en un partido entre Londres y Sheffield en 1866, evento donde además se acordó, por primera vez, la fijación de la duración del partido en una hora y media).

A la categoría del "fútbol masivo", sin limitación del número de participantes y sin reglas demasiado estrictas (según un antiguo manual de Workington, Inglaterra, todo estaba permitido para llevar el balón a la meta contraria, con excepción de asesinato y el homicidio), pertenece, por ejemplo, el "Shrovetide Football", que s. practica todavía hoy los martes de carnaval en algunos centros tradicionalistas, tale como Ashbourne en Derbyshire, pero en forma mucho menos brusca y sin el gras número de bajas que debieron ocurrir en los siglos pasados.

Según se cree, este juego time origen anglosajón. Sobre su primera aparición existen varias leyendas. Se cuenta en Kingston-on-Thames y también en Chester que 1 primera vez se jugó con la cabeza cortada de un monarca danés derrotado, el que había sido hostigado por las calles en una marcha triunfal. En Derby, se busca e origen aún más atrás: en una fiesta de regocijo después de una victoria sobre lo romanos en el siglo III.

A pesar de las leyendas de Kingston y Chester, contra el origen anglosajón habla f hecho de que no se hace ninguna mención del juego en la patria de los anglosajones en el continente de esa época y que no figura en la antigua literatura anglosajón sino que aparece sólo antes de la conquista normanda, en una pequeña fuente celta la que hace mención del juego de la pelota.

Sin embargo, existe otra posibilidad de origen: mientras que en los primeros siglos se jugaba este tipo de fútbol masivo en la Isla, en Francia, principalmente e Normanda y Bretaña, se practicaba un juego muy similar. Quizás fue en esta forma que los normandos llevaron la lucha por el balón a Inglaterra.

La imagen es realmente enmarañada y complicada. Mucho más complicada que la reglas simples de este tipo de juego, si es que se puede hablar de reglas.

Lo que sí parece ser cierto, es que, en muchos casos, existían, además de la impetuosidad, la fuerza y la habilidad que se mostraban en forma turbulenta y caóticos herejes, principalmente ritos de fertilidad que tenían un papel muy importante. La pelota simbolizaba el sol. Había que conquistarla para asegurarse una buena cosecha, la cual dependía mucho del sol. Había que llevarla a través de un campo alrededor del mismo para asegurar un buen crecimiento del cultivo y había que defenderla de la intervención de los adversarios.

En este mismo sentido se jugaban partidos entre hombres casados y solteros, tradición que se conservó en algunos lugares de Inglaterra durante siglos, o partidos entre mujeres casadas y solteras en Inveresk (Escocia) a fines del siglo XVII (se cuenta que ganaban siempre las mujeres casadas, quizás por obligación). Parece que tampoco el fútbol femenino es tan nuevo como se suele creer.

Por más que los eruditos disputen sobre el origen del juego y sobre las influencias de los cultos, una cosa no puede ser refutada: el fútbol floreció más de mil anos en Bus diferentes formas primarias justamente en esa zona que consideramos como la patria de nuestro deporte, especialmente en Inglaterra y Escocia, pero también en Irlanda y Gales. Una serie de prohibiciones y advertencias severas y menos severas nos demuestran la gran popularidad que tenia el deporte, muchas veces rechazado por las autoridades, y, a su vez, lo poco que podían hacer las autoridades más altas contra este juego, a pesar de las severas amenazas de castigo, ya que de otra manera no hubiera sido necesario que intervinieran tan frecuentemente.

En el ano 1314, el alcalde de Londres estuvo obligado a prohibir el fútbol dentro de la ciudad, su pena de cárcel, a causa del ruido que ocasionaba. El rey Eduardo III promulgó en 1331 un decreto enérgico con el cual quiso eliminar el fútbol por provocar escándalo público. En la misma época se emitieron prohibiciones similares en Francia.

Durante la guerra de los cien anos entre Inglaterra y Francia, de 1338 a 1453, el fútbol no era bien visto en la Corte, pero esta vez por otras razones: Eduardo III, Ricardo II, Enrique IV y Enrique V imponían una pena a todos los que practicaban el fútbol, ya que este entretenimiento privaba a Bus súbditos de practicar los mucho más útiles ejercicios militares, principalmente el tiro con arco, puesto que los arqueros eran una pieza muy valiosa e importante en el ejercito ingles.

Todos los reyes escoceses del siglo XV se sintieron obligados a emitir Juras advertencias y prohibiciones contra el fútbol. Muy famoso es el decreto publicado por el parlamento convocado por Jaime I en Perth en 1424: "That no man play at the Fute-ball" (Que ningún hombre juegue al fútbol). Todo esto no sirvió de mucho. El amor por la lucha por el balón no podía ser extirpado.

La locura futbolística fue muy violenta durante la época isabelina en Inglaterra. Al entusiasmo futbolístico local se puede quizás agregar la influencia de la Italia del Renacimiento, ya que los siglos XVI y XVII, principalmente en Florencia, pero también en Venecia y otra ciudades, se conocía una forma de juego propio llamado "calcio". Este juego estaba seguramente mejor reglamentado y era un espectáculo muy impresionante cuando en ciertos días festivos en Florencia se enfrentaban los equipos vestidos con libreas de colores en las manifestaciones de gala.

En Inglaterra, el juego siguió siendo rudo y poco elegante, pero encontró en esa época un seguidor prominente, que lo alababa por otras razones diferentes a las de los jugadores, con su simple placer en la lucha por el balón. Richard Mulcaster, el famoso pedagogo, director de los renombrados colegios de Merchant Taylors' y de St. Pauls, le adjudicó a la causa valores educativos positivos: señaló que el fútbol fomentaba la salud y la fuerza, que había que eliminar las brusquedades y la gran dureza, que seria ventajoso para el juego limitar el número de participantes y que se necesitaba un árbitro severo.

Hasta esa época, la oposición al fútbol se debía a reflexiones prácticas, pues se decía que era el causante de tumultos y danos materiales, como por ejemplo en 1608 en Manchester, donde una nueva prohibición fue justificada con la explicación de que el fútbol causaba muchas roturas de vidrios de ventanas. En el correr del siglo XVI, se sumaron otros ataques: en los lugares donde comenzó a expandirse el puritanismo, se hacia también la guerra a los entretenimientos "libertinos" y, entre ellos, figuraba el deporte en general, con el fútbol a la cabeza. Se lo consideraba, en primer lugar, como un perturbador del descanso dominical. Ataques similares fueron dirigidos también contra el teatro, en el cual los puritanos comprometidos veían una fuente de ocio y de vicio. En esta época comienzan los domingos ingleses sin entretenciones, los cuales se establecieron en la época de la "Commonwealth" y del dominio de los puritanos (pese a que se cuenta que justamente Oliver Cromwell fue un robusto jugador de fútbol en su juventud). De esa época en adelante, el fútbol será una cosa tabú los días domingo, y permaneció así los siguientes trescientos anos, hasta que se lo pudo practicar de nuevo, primero en forma no oficial y luego oficialmente aceptado por la "Football Association", pero dentro de una medida sumamente modesta.

Todas estas influencias no pudieron extirpar el fútbol de la Isla, por más duras que ellas fueran. Por ejemplo, en Derby, las autoridades tentaban continuamente, entre 1731 y 1847, poner fin al fútbol masivo en las calles, teniendo que aplicar al final la ley contra la insurrección para alcanzar su meta.

Durante varios siglos no se registró casi ningún desarrollo en el fútbol. Este deporte, prohibido durante 500 anos, no pudo ser eliminado, pero tampoco salió de su rudeza, violencia y falta de reglamentación. Recién a comienzos del siglo XIX se vislumbra un cambio: el fútbol fue ganando cada vez más terreno en los colegios, principalmente en los "public schools", y fue en este ambiente que se renovó y refinó.

Pese a todo, el fútbol continuaba siendo un juego sin reglamentación, es decir, no existía una forma determinada de juego. Cada colegio aplicaba sus propias reglas, las cuales divergían, a veces, considerablemente entre sí. A parte de aferrarse a las tradiciones, mucho dependía también de los terrenos de juego a disposición. En los lugares donde se jugaba en patios de colegios, con suelos empedrados y muros, no había lugar para partidos en masa. Es así que los colegios de Charterhouse y Westminster, así como Eton, Harrow, Winchester y Shrewsbury, hacen evidencia, por sus condiciones especiales, de ser la cuna del fútbol, donde era más importante la habilidad en el dribbling que la potencia del tumulto. Por otro lado, los colegios como Cheltenham y Rugby tendían más hacia el juego rudo, donde el balón se podía jugar y hasta llevar con la mano. Todas estas formas primarias experimentaron un auge cuando en los círculos educacionales se dejó de considerar el fútbol como un simple medio de desahogo de la juventud y se comenzó a reconocerle valores educacionales. Primero sirvió para distraer a sus participantes de otros pasatiempos poco deseables, tales como la bebida y los juegos de azar, pero luego se introdujo un modo de ver que llevó a una especie de "culto de juego" en los "public schools". En el fútbol, juego de equipo, se descubrió un excelente medio de fomentar la lealtad, la facultad de sacrificio, la colaboración mutua y la subordinación a la idea de equipo. El deporte comenzó a figurar en los horarios y la participación en el fútbol se hizo obligatoria. Una contribución esencial al respecto provino de parte del Dr. Thomas Arnols, director del colegio de Rugby.

En 1846, se fijaron en Rugby las primeras reglas de fútbol con carácter obligatorio. Sin embargo, el juego se mantuvo rudo: por ejemplo, estaba permitido patear la pierna de adversario debajo de la rodilla, pero no estaba permitido sujetar al adversario y patearlo al mismo tiempo. También estaba permitido jugar con la mano y, desde que en 1823, para sorpresa de su equipo y de los adversarios, William Webb Ellis corrió con el balón debajo del brazo, se permitió llevar también el balón con la mano. Muchos otros colegios adoptaron las reglas elaboradas en Rugby, otros se opusieron a este tipo de fútbol, por ejemplo, Eton, Harrow y Winchester, donde no se permitía llevar el balón con la mano y donde figuraba en primer lugar el dominio de la pelota con ei pie. También Charterhouse y Westminster apoyaron el juego sin las manos, pero no se aislaron como algunos colegios, sino que fueron los puntos de partida para la difusión de su propia versión del juego.

En 1863, el desarrollo se fue acercando a una decisión. En la Universidad de Cambridge, donde en 1848, en el circulo de antiguos estudiantes de diferentes colegios, se había intentado unificar la gran variedad de versiones en un denominador común, se trató nuevamente de hallar esta Base común y fijar reglas aceptables para todos. La mayoría se pronunció contra los métodos rudos, tales como hacer zancadillas, patear la canilla del contrario, etc., y también contra el juego con la mano. La fracción de Rugby se retiró después de estos resultados. Ellos hubieran prescindido de patear la pierna del adversario - cosa que se suprimió más adelante de las reglas del rugby -, pero no querían prescindir del juego con la mano y de llevar la pelota debajo del brazo.

La reunión de Cambridge fue un intento de introducir Orden en el entrevero de las reglas. Pero ei impulso decisivo lo dio una serie de encuentros que tuvieron lugar en los últimos meses del mismo ano 1863 en Londres. Once clubes y colegios londinenses, interesados en darle una base correcta a sus partidos por intermedio de un reglamento válido para todos, enviaron a sus representantes el 26 de octubre de 1863 - el cumpleaños de la Football Association - a la "Freemasons Tavern". Los eternos puntos de discordia - patear la canilla, hacer la zancadilla, llevar el balón con la mano - fueron discutidos en detalle en esta reunión y en otras similares. Finalmente, en la última reunión del 8 de diciembre, los férreos defensores del rugby, que estaban de todas maneras en la minoría, se retiraron definitivamente. No querían participar en un juego donde no estaba permitido hacer la zancadilla o patear las canillas de los adversarios o llevar el balón con la mano. En este punto divergían definitivamente la opiniones. El 8 de diciembre de 1863 fue el día en que el fútbol se separó del rugby. Esta separación fue más evidente seis anos más tarde, cuando en las reglas de fútbol se prohibió en general el juego con la mano (no sólo llevar el balón con la mano).

Ocho anos después de la fundación, en 1871, la Asociación Inglesa de Fútbol contaba ya con 50 clubes. En este año se celebra la primera competición organizada de fútbol del mundo: la Copa Inglesa, la cual nació 17 anos antes que el campeonato de liga.

Mientras que en el continente europeo y en otras partes del mundo casi no se hablaba de fútbol organizado, en Gran Bretaña se organizaban ya partidos internacionales, siendo disputado el primero en 1872 entre Inglaterra y Escocia. Con el incremento del fútbol organizado y el ya sorprendente alto número de espectadores, se presentaron los inevitables Problemas con los cuales tuvieron que enfrentarse los otros países mucho más tarde: por ejemplo, el asunto del profesionalismo. La primera referencia al respecto data del año 1879, cuando un pequeño club de Lancashire, Darwen, alcanzó dos veces un empate sensacional contra el imbatible Old Etonians, antes de que los famosos aficionados londinenses pudieran asegurarse la victoria. Dos jugadores del equipo de Darwen, los escoceses John Love y Fergus Suter, parecen haber sido los primeros en haber recibido dinero por su arte futbolística. Estos casos se multiplicaron y ya en 1885, la F.A. estuvo obligada a legalizar oficialmente el profesionalismo. Esto fue cuatro anos antes de que se fundaran las primeras asociaciones nacionales fuera del sector británico, la de Holanda y la de Dinamarca.

Después de la Asociación Inglesa de Fútbol siguieron como asociaciones más antiguas del mundo la Asociación Escocesa de Fútbol (1873), la Asociación del País de Gales (1875) y la Asociación Irlandesa, Belfast (1880). Considerando estrictamente el asunto, cuando se jugó el primer partido internacional en la historia del fútbol, los ingleses no tenían ninguna asociación análoga con la que pudieran haber competido. Escocia e Inglaterra se enfrentaron el 30 de noviembre de 1872 en Glasgow, cuando todavía no existía una Asociación Escocesa, la cual se fundó recien tres anos más tarde. Contra Inglaterra jugó el equipo de club escocés más antiguo, el Queen's Park FC.

Fuera de Inglaterra, el fútbol fue expandiéndose, principalmente a causa de la influencia británica, primero lentamente y luego cada vez más rápidamente en todo el mundo. Después de la fundación de las asociaciones de Holanda y Dinamarca (1889), siguieron las de Nueva Zelanda (1891), Argentina (1893), Chile, Suiza y Bélgica (1895), Italia (1898), Alemania y Uruguay (1900), Hungría (1901), Noruega (1902), Suecia (1904), España (1905), Paraguay (1906) y Finlandia (1907). Cuando en mayo de 1904 se fundó la FIFA, siete países hicieron de padrinos: Francia, Bélgica, Dinamarca, Holanda, España (representada por el Madrid FC), Suecia y Suiza. La Asociación Alemana declaró, el mismo día, por telegrama su afiliación.

La comunidad internacional de fútbol fue creciendo continuamente, a veces con reveses y obstáculos. En 1912, la Federation Internationale de Football Association contaba ya con 21 asociaciones; en 1925 con 36; en 1930, ano del primer Campeonato Mundial, con 41; en 1938 con 51; en 1950, cuando a causa de la interrupción ocasionada por la guerra se volvió a competir por tercera vez por un titulo mundial, la FIFA contaba con 73 asociaciones. Hoy time ya 146 asociaciones afiliadas en todo el mundo. En ellas se reúnen unos 300,000 clubes, de los cuales 200,000 sólo en Europa, y juegan unos 600,000 equipos con 16 millones de jugadores que participan regularmente en todo tipo de partidos.




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Enviado por:Enrique Gutiérrez
Idioma: castellano
País: España

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