Literatura


Federico García Lorca


FEDERICO GARCÍA LORCA

VIDA

Nació en Fuente Vaqueros (Granada), en el seno de una familia de posición económica desahogada. Estudió bachillerato y música en su ciudad natal y, entre 1919 y 1928, vivió en la Residencia de Estudiantes, de Madrid, un centro importante de intercambios culturales donde se hizo amigo del pintor Salvador Dalí, el cineasta Luis Buñuel y el también poeta Rafael Alberti, entre otros, a quienes cautivó con sus múltiples talentos. Viajó a Nueva York y Cuba en 1929-30. Volvió a España y escribió obras teatrales que le hicieron muy famoso. Fue director del teatro universitario La Barraca, conferenciante, compositor de canciones y tuvo mucho éxito en Argentina y Uruguay, países a los que viajó en 1933-34. Sus posiciones antifascistas y su fama le convirtieron en una víctima fatal de la Guerra Civil, en Granada, donde le fusilaron.

Dotado de fuerte temperamento y gran originalidad, es unos de los valores más positivos de la poesía contemporánea y unas de las figuras más representativas de la célebre generación del 27. Poeta que conjuga sabiamente tradición y modernidad. En su producción los grandes temas del amor y la muerte están tratados con gran carga simbólica y aparentemente sencillez formal, por lo que se le ha unido en ocasiones a Rafael Alberti, otra de las grandes figuras de la generación de 27, bajo la denominación de poetas populares.

OBRA ARTÍSTICA

Su primera obra, Impresiones y paisajes, en (1918), prosas de tono modernista, fue fruto de un recorrido por Castilla. En 1921 publicó una antología de sus versos, Libro de poemas; en 1922 escribió el poema de Cantes jondo, publicado diez años más tarde; en 1927 publicó Canciones y en 1928 Primer Romance gitano (Madrid 1928), obra notable por su estilo a la vez popular y refinado, por la impecable técnica (no obstante permitirse los mayores atrevimientos) y por imágenes que sorprenden por su concisión y novedad. De1935 es su obra Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, elegía a la muerte del torero, de gran belleza y musicalidad, con ecos de Jorge Manrique.

De 1929 a 1930, llamado por la universidad de Columbia, residió en Nueva York. Allí escribió la famosísima Oda al rey de Harlem, incluida en su colección Poeta en Nueva York (publicado póstumamente en 1940), y en la que es patente el desgarro de el poeta en contacto con la supercivilización estadounidense. En 1932 hizo un viaje a Galicia, donde su portentosa sensibilidad captó el lirismo de la región, que expresó en Seis poemas galegos (1935).

Entre 1933 y 1934 pudo formar una compañía de teatro universitario, La Barraca, que difundió lo mejor del repertorio clásico español por todo el país. Escribió además los dramas modernistas El maleficio de la mariposa en 1920 y Mariana Pineda en 1927, las farsas, Tragicomedia de don Cristóbal, Retablillo de don Cristóbal (piezas de guiñol), La zapatera prodigiosa, El amor de don Perlimplin y Belisa en su jardín y dos otras vanguardias que él calificaba de dramas irrepresentables: El público (1930) y Así que pasen cinco años (1931), ambas representadas posteriormente.

Sus dramas internacionalmente conocidos son Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), Doña Rosita la soltera (1935), y La casa de Bernarda Alba (1936), obras de gran valor dramático, en las que los temas de amor y muerte y, sobre todo, los de la esterilidad y la frustración, están tratados con honduras y bellezas.

TEATRO

El teatro de Lorca es, junto al de Valle-Inclán, el más importante escrito en castellano durante el siglo XX. Se trata de un teatro de una gama muy variada con símbolos o personajes fantásticos como la muerte y la Luna, lírico, en ocasiones, con un sentido profundo de las fuerzas de la naturaleza y de la vida.

Entre sus farsas, escritas de 1921 a 1928, destacan Tragicomedia de don Cristóbal y Retablillo de don Cristóbal, piezas de guiñol, y sobre todo La zapatera prodigiosa, una obra de ambiente andaluz que enfrenta realidad e imaginación. También pertenece a la categoría de farsa Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. De 1930 y 1931 son los dramas calificados como "irrepresentables", El público y Así que pasen cinco años, obras complejas con influencia del psicoanálisis, que ponen en escena el mismo hecho teatral, la revolución y la homosexualidad, a partir de un complejo sistema de correspondencias.

Dos tragedias rurales son Bodas de sangre, de 1933, y Yerma, de 1934, donde se aúnan mitología, mundos poéticos y realidad. En Doña Rosita la soltera, de 1935, aborda el problema de la solterona española, algo que también aparece en La casa de Bernarda Alba, concluida en junio de 1936, y que la crítica suele considerar la obra fundamental de Lorca. Al comienzo de su carrera también había escrito dos dramas modernistas, El maleficio de la mariposa (1920) y Mariana Pineda (1927).

El mundo de García Lorca supone una capacidad creativa, poder de síntesis y facultad natural para captar, expresar y combinar la mayor suma de resonancias poéticas, sin esfuerzo aparente, y llegar a la perfección, no como resultado de una técnica conseguida con esfuerzo, sino casi de golpe. La variedad de formas y tonalidad resulta deslumbrante, con el amor, presentado en un sentido cósmico, la esterilidad, la infancia y la muerte como motivos fundamentales.

Federico García Lorca dice que el teatro es “uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y el barómetro que mide su grandeza", cree que viene a ser un gran espejo público, donde todo el mundo puede expresar sus sentimientos. También critica las empresas comerciales que poseen los actores y que no tienen criterio ni gusto literario, así como a la gente que se dirige al teatro para “matar el rato” y que no quiere que se le haga pensar en cosas morales, sino que sólo quiere divertirse. Lorca define al teatro como un arte que sale de las páginas para cobrar realidad, que debe tener unos personajes muy caracterizados y que muestren bien sus sentimientos. El teatro ha dado la oportunidad a Lorca de comunicarse plenamente con los demás, y así lo reconoce.

COMENTARIO: LA CASA DE BERNARDA ALBA

Esta obra fue terminada el viernes 19 de Junio de 1936. La obra fue estrenada por Margarita Xirgu en el 1945, aunque el propio Lorca había hecho una lectura en público meses antes de morir. La acción se sitúa pocos años antes de que el libro fuera escrito. El tema de la obra es la pureza espiritual que intenta tener Bernarda y la “cárcel” que representa la casa, vigilada por unos guardas metafóricos, que son las miradas disimuladas de las vecinas. La acotación del acto primero hace referencia a estas ideas, relacionando el blanco con la pureza espiritual y los gruesos muros con dicha “prisión”. La obra es una mezcla entre realismo y simbolismo, no se puede inclinar la balanza hacia ninguno de los dos lados. Por una parte los hechos describen muy bien la realidad de la época y a su vez se distinguen muchos símbolo (Adela simboliza la ingenuidad, Martirio la maldad, Bernarda la autoridad y Pepe el amor). Por eso podemos hablar de un realismo poético, porque además de la realidad pura introduce elementos que hacen reflexionar, propios de la poesía.

El argumento está escrito con energía y siguiendo un hilo muy tenso, el cual no permite que se interrumpa la acción. La obra empieza con la muerte del marido de Bernarda, alejando así cualquier posibilidad de escapar de la autoridad de que ella impone. Después de un tiempo de luto, empiezan los temas del amor y de la esclavitud matrimonial que según Bernarda y demás existe. El futuro matrimonio de Angustias con Pepe es el causante de todas las disputas que siguen, desde esconder un retrato de Pepe hasta la muerte de Adela.

Absolutamente toda la acción se desarrolla dentro de la casa de Bernarda Alba, para resaltar que este es el mundo que las envuelve y que las absorbe sin dejarles escapar. Para Bernarda lo más importante es la opinión de los vecinos. Procura siempre no ser criticada, es lo que se denominaría el antiguo y falso honor.

Los tres fragmentos que se recogen en el libro de texto, pertenecen cada uno a un acto diferente. En el primero aparecen cinco personajes de la obra: Bernarda (la madre), Poncia, y tres hijas, que son Martirio, Adela y Magdalena. Observamos con claridad desde un primer momento el pensamiento autoritario de Bernarda, con una actitud déspota ante sus hijas (ejemplos: golpeo de bastón, “aquí se hace lo que yo mando”), a las cuales trata como si fuesen objetos de su pertenencia. También vemos una Bernarda cargada de odio y desprecio hacia sus vecinas, motivado posiblemente por esa obligación moral del "que dirán”. Aunque no podemos obviar que ella ha de ser considerada al mismo nivel que engloba a sus vecinas, ya que sigue el juego de las apariencias como así hacen ellas. Por último aparece una costumbre popular arraigada como es el luto, sin duda alguna con desorbitada importancia en la Casa de Bernarda Alba (“...en ocho años que dure el luto...”). Con respecto a las hijas, se insinúa el deseo de libertad (“...todo, menos estar sentada días y días dentro de esta sala oscura”), acallado por la propia Bernarda (“eso tiene ser mujer”), lo que nos refleja la idea de conformismo ligado a la mujer que quiere establecer en su casa.

En el segundo fragmento aparecen Adela y Poncia. La segunda conoce las aventuras que tienen Adela y Pepe el Romano, este último prometido a Angustias, la hermana mayor. A su vez, Martirio, se había enterado del lío amoroso de su hermana pequeña, por lo que está continuamente recriminándole a Adela su actitud. Este hecho significa el comienzo de la conversación entre Poncia y la hija menor de Bernarda. La criada dice que “ve a través de las paredes”, y por eso se entera de todo. Aconseja a la niña dándole esperanzas a largo plazo -cosa que no haría nunca su madre-, pero sin embargo le recomienda que no se precipite y deje el tiempo correr. No obstante, Adela se niega a aceptar tal propuesta y se niega a redimir sus sentimientos (“...por encima de mi madre saltaría para apagarme este fuego que tengo levantado por piernas y boca.”).

Finalmente encontramos el tercer fragmento, que recoge el final de la obra. Bernarda descubre el idilio entre Pepe y Adela, decidiendo matar al primero. Falla y este huye, pero Martirio, continuando su castigo psicológico sobre la joven Adela, le miente y le dice que Pepe ha muerto (“Se acabó Pepe el Romano”). Se acaba así toda esperanza de libertad para la más pequeña de las hermanas, que no ve otro solución que no sea la muerte. Por ello, se suicida (se ahorca: “Descolgarla”). Bernarda decide entonces dar a entender -por aquello del honor-, que su hija a muerto virgen (“¡Ella ha muerto virgen!”), y les pide a todas que repriman su tristeza y expresen su dolor en privado (“Las lágrimas cuando estés sola”). Al parecer no desea que sus hijas manifiesten cualquier sentimiento interior de cara al exterior, con lo que ellas han de contenerse.

La estructuración de la obra, como comentamos con anterioridad, se realiza en 3 actos. Al existir una unidad espacial de representación (la casa de Bernarda), la diferenciación entre ellas se produce por la desigualdad temporal. La historia comienza al fin de una mañana, presidida por la muerte y el clamor de unas campanas, que sonarán a lo largo de la narración para recordarnos el paso del tiempo. El segundo acto sucede en la siesta, y el tercero, al anochecer.

Concluyendo con el análisis de estos tres fragmentos de la obra de García Lorca, recalcaríamos que estilísticamente resaltan dos rasgos bastante perceptibles: el continuo uso del imperativo por parte de Bernarda, ya que se ve en la obligación de ocupar el lugar del varón (el representante de la autoridad); y el uso de un lenguaje fácil de comprender, cercano al lector y popular en algunas ocasiones (ejemplo: “solería”), que esconde una riqueza compositiva sólo alcanzada por genios de la literatura como Federico García Lorca.

Es sin duda alguna una de las mejoras obras dramáticas del escritor granadino, breve pero llena de contenido, y que sirve para sacar conclusiones morales, alcanzando así el objetivo marcado por el autor, que quería hacernos ver una fotografía documental de ciertas formas de vida arraigadas en los más profundo de nuestra cultura, donde el ideal fundamental era mantener el orden y la reputación de la familia de cara al exterior, produciéndose un choque de voluntades: de la voluntad sorda y rebelde de las hijas llevadas por el ansia de vivir, contra la voluntad dominadora de la madre dependiente del miedo a las murmuraciones.




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Enviado por:Alfonso Martinez
Idioma: castellano
País: España

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