Política y Administración Pública


Federalismo


El Federalista

Por Carlos Barrio

La constitución de los Estados Unidos de América, es la mejor de las constituciones que se publicaron. No solo es una de las más antiguas, sino que también uno de los pocos documentos políticos que infunden respeto y conservan su eficacia y su vitalidad.

Además la constitución norteamericana es la expresión de las ideas políticas y sociales que sustituyeron al antiguo régimen. Aunque ha sido criticada, no ha salido otro documento que la pueda sustituir. En ésta constitución se incluyeron por primera vez una serie de preceptos, sobre la convivencia social y de gobierno, que aunque estuviesen ya escritas en algunos textos políticos, solo se habían aplicado en pequeñas colonias del nuevo mundo.

Es difícil de comprender hasta que punto fueron novedosas todas las ideas de esos pensadores de mediados del siglo XVIII, para gente como nosotros que somos ya parte del siglo XXI, pero gracias a la constitución de los Estados Unidos todos estos sistemas políticos fueron aplicados felizmente. Esto hizo que la constitución norteamericana se volviese famosa, y alcanzara una gran prestigio.

Ese comentario fue la colección de artículos que escribieron para un periódico de Nueva York Alexander Hamilton, James Madison y John Jay. Estos recibieron el título de “El Federalista”.

La constitución de Norteamérica apareció de la siguiente manera. Al acabar la guerra y que se firmara la paz a finales de 1782, sobrevino un movimiento de desilusión, como es común después de una etapa de gran tensión. Las trece colonias, que habían seguido la revolución, entraron en un estado de anarquía, pues todas buscaban su propio bienestar. Se firmaron los “Artículos de Confederación”, pero su congreso no era obedecido, y no se le respetaba. La situación económica era inestable, mucho estados habían quedado sumidos en deudas, había que hacer reajustes en la economía, y todo esto provocó motines y brotes armados.

La victoria que consiguieron no les dio las grandes esperanzas que pensaban obtener con ella, al contrario sentimientos de confusión y desaliento eran los que se sentían por esos tiempos en la recién nacida nación de los Estados Unidos de América. Eso dio a que el Congreso solicitase una reunión en la que se revisaran los artículos de la confederación y se proclamasen reformas para el mantenimiento de la unión.

La convención de la que hablamos se celebró el 14 de mayo, inició su trabajo el 25 de ese mes, y terminó el 17 de septiembre. En vez de revisar los artículos, como se les había asignado, decidieron mejor construir un nuevo sistema de gobierno. Las sesiones de la asamblea, fueron en su mayoría bastante acaloradas por lo que se tuvieron que suspender varias veces. Mientras que todo esto pasaba, la convención estaba terminando una nueva constitución, que solo firmaron 39 de los 55 delegados que asistieron, del número total de 72 que recibieron credenciales.

Aún así todavía hacía falta que los estados dieran su visto bueno, y que fuese ratificada por el pueblo, para que comenzase a regir en caso fuese aceptada por nueve de los estados.

Se desató entonces una campaña en pro y en contra de la nueva constitución, a través de periódicos, papeletas, folletos, etc. En Nueva York se hizo una gran campaña en contra de la nueva constitución, encabezada por el gobernador de dicho estado. Al mismo tiempo un joven abogado de nombre Alexander Hamilton, que había sido secretario de George Washington, decidió escribir en el periódico una serie de artículos apoyando las nuevas ideas que destacaban del nuevo sistema de gobierno. Obtuvo la colaboración de James Madison autor del llamado “Plan de Virginia”, y también se incluyó en el proyecto John Jay que no había formado parte del congreso de Filadelfia.

Con una gran visión y tenacidad los tres jóvenes, se dedicaron a la labor extra de la cual dependió que hoy exista este sistema. Aunque ellos tenían otras labores de mucha importancia, publicaron 77 artículos entre octubre de 1787 y mayo de 1788.

Las Cartas de Publio (así se llamaron sus artículos) adquirieron mucha popularidad, pero no se cree del todo que hayan podido influir en la forma de pensar del pueblo de Nueva York. Si Nueva York le dio su aprobación al plan de Filadelfia, fue por temor a quedarse solo y aislado, conociendo que ya diez estados lo habían aceptado. Pero aún así El Federalista jugó un plan muy especial. Gracias a que la Constitución se aceptó, se pudo probar el gran experimento de un gobierno constitucional.

“El Federalista” es un comentario de la Constitución Norteamericana. Ante todo una interpretación contemporánea, dado que dos de los autores asistieron a las convenciones en las que se discutieron uno por uno cada artículo que contenía la constitución. Al haber salido de éstas repletos, los dos, de notas sobre objeciones y aprobaciones, se les debe tomar en cuenta pues tenían toda la información necesaria para la tarea que ellos emprendieron. Muchos autores y personajes de nuestros tiempos lo siguen considerando como un valioso documento sobre la constitución americana. Pero no solo se debe tomar en cuenta esto, “El Federalista” posee un interés y unos valores generales. Aquí se describen con sinceridad y capacidad los principios de la libertad y los problemas del gobierno.

“El Federalista” tiene también ciertos errores, que después declararon los autores. Puesto que hecho tan a la carrera, que no hubo tiempo de revisiones, ni que los autores se pusieran de acuerdo en los temas centrales que debían de tratar. En él, un tema se trata varias veces, en distintos lugares se presentan argumentos que no fueron aclarados y otros que no dan una conclusión.

Un error aún mayor, desde un punto de vista teórico, es el que notó Ford, y es que “si la intención de los autores era hacer un estudio sistemático de la constitución, deberían de haber puesto tanto las cosas buenas, como malas de ésta, pero lo que lograron fue un alegato en pro de la aceptación de éste nuevo sistema”.

La compensación a todo éstos errores, es que el documento ha perdurado ya mucho tiempo, y no dudo que se siga imprimiendo. Y algo muy importante es que si los autores hubieran sido más científicos, y hubiesen puesto de por medio todas las partes que ha de tener una producción científica, se hubiera perdido todo el sentido humano, la pasión y la animación, de la cual no carece ésta obra.

Los autores eran grandes conocedores de las ideas políticas que se tenían en ése tiempo, conocían bien las leyes inglesas, y aceptaban a Montesquieu, como una de sus mayores influencias. En sus textos también se podían encontrar ideas claras de autores como Blackstone, Locke, entre otros.

El Federalista posee un carácter eminentemente serio y práctico, ya que es una obra escrita en serio, como no existen en otros tantos ejemplos de obras latinoamericanas. El Federalista no trata de imponer un plan proyectado, ni de probar la Constitución mediante razonamientos indefinidos. Frente a cada problema trata de buscarle una solución más conveniente, que sea útil, factible y que compense a los interesados. Los autores prefieren hablarnos de manera que se tenga en cuenta la experiencia, y no una ideología que contenga frases vacías.

Los gabinetes que han creado constituciones no han tomado mucho aspectos en cuenta. En el libro se muestra un ejemplo muy bueno, en el que dice que al hacer la Constitución los creadores armaban una “Armadura”, con todos los detalle, tratando de que no tuviese un solo hueco por donde pudiese pasar una espada, el error fue que al tratar de consumar una tan bella obra de arte, ésta no estaba hecha a la medida de quien la iba a llevar puesta.

El Federalista no pudo haber sido una influencia para el pensamiento constituyente de México, Centroamérica o Sudamérica, ya que en el período en el cual se escribieron sus constituciones, todavía no se habían hecho traducciones del documento al Español. Por lo que El Federalista, probablemente, no tuvo el menor influjo en los numerosos ensayos de organización.

El tiempo transcurrido entre 1789 y 1914, estuvo repleto de triunfos anunciados por el Federalista, y es que el principio fundamental de un gobierno constitucional, es que el poder del gobierno ha de ser limitado. Usando la terminología de la Europa Continental, tiene que existir un Estado de Derecho. Este principio, pareció más que evidente a los autores del Federalista, tal vez por el concepto que ellos manejaban de GOBIERNO CONSTITUCIONAL. Pues lo que hace la constitución es dar competencias y facultades a cada poder del Estado.

La única forma que se ha encontrado, hasta el momento, de controlar el poder que pudiese ejecutar el Gobierno, es que los gobernantes deriven de la elección de los gobernados, y lo ejerzan solo por un determinado tiempo. Por lo que solo el sistema Republicano Representativo ofrece que se protejan los derechos individuales.

De todas formas, es de todos sabido, que el mundo no está preparado para la forma más difícil de gobierno, la Democracia. El sistema acogido por el Federalista no puede ser llamado de otra manera que no sea democrático, pues es representativo. Admitiendo así a la mayoría de la población, excluyendo solo a Mujeres y Esclavos. Se debe considerar que se ha tenido un gobierno constitucional democrático, pues como vemos los representantes del pueblo no se guían por sus propias reflexiones y consideraciones, sino que por la voz de los votantes.

En sí, el experimento político, en el que se pretende ver como el género humano se puede autogobernar, no ha terminado, tal vez su límite sea la selección de representantes capaces y leales.

Yo me imagino un futuro en el que las personas por medio de un programa de computadora pudiesen votar todas las ideas que expongan los miembros del congreso.

Pienso que es algo tan utópico, que a pocos o a nadie se le haya ocurrido, pero pensemos en el tiempo que empleamos a dedicarnos a la política de nuestra nación. Si hay gente que no acude a las urnas, y eso que es cada cuatro años, ahora pensemos en la posibilidad de emitir un voto al día, a veces lo pasaríamos por alto, o se nos olvidaría, pues realmente no nos interesa a todos por igual.

Pero confío que si algún día se diese esto, los hombres del mañana se educarían en la política desde muy pequeños, enseñándoseles las bases principales e importancia de nuestra actuación para el mejoramiento de nuestro estado.

Creo que también esto solo sería aplicable en pueblos con alto nivel cultural, tecnológico, económico, social, etc. Una gran Red Política Electrónica (Web Based), debería su éxito a éstas condiciones.




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Enviado por:Carlos Barrio
Idioma: castellano
País: Guatemala

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