Historia


Expansión colonial


La expansión colonial

Introducción:

A lo largo de la historia múltiples civilizaciones han intentado conseguir una expansión territorial, aunque no todas han logrado el mismo resultado. De esta forma destacan en la edad antigua diversos imperios como el egipcio (Menes, 3300 a.C.), el de los acadios en Caldea (Sargón, 2700 a.C.), el de los mesopotámicos (babilónicos y asirios) y el de los que surgieron en las costas del mar Mediterráneo (medos, hititas, persas y de Alejandro Magno). Más tarde, en la edad media, surgieron los imperios árabe, sasánida y turco y finalmente los imperios coloniales español, francés, holandés o británico en la edad moderna.

El colonialismo europeo moderno comenzó en el siglo XV con los viajes de los portugueses a lo largo de la costa oeste de África. Sin embargo, el colonialismo alcanzó su momento de máxima importancia desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX. Durante este periodo países como Inglaterra, Francia y Alemania se repartieron el continente africano (donde tan sólo quedaron dos países independientes: Liberia y Abisinia) e intentaron extender sus influencias a otras zonas del mundo como Europa Oriental, Oriente Medio, Extremo Oriente o el Caribe. Por otro lado países como España, Italia, Portugal y Bélgica, aunque también intentaron beneficiarse de este reparto, no lograron tantos territorios.

Factores:

Entre las diversas causas que provocaron la colonización destacan las siguientes:

Crecimiento de la población europea: Provoca una fuerte presión demográfica la cual junto a una alta tasa de paro provocó que gran parte de la población no tuviese otra salida que la emigración a otros continentes.

Factores económicos: La revolución industrial provocó una saturación del mercado europeo, por lo que fue necesaria la inversión de capital en otros países con el objetivo de ser posibles nuevos mercados. Además la creciente industria europea necesitaba cada vez de una mayor cantidad de materias primas.

Razones ideológicas: Países como Gran Bretaña, Italia y España evocan a la historia como justificación mientras que misioneros, tanto católicos como protestantes, se sienten llamados a evangelizar los llamados pueblos “atrasados”.

Razones étnicas: Mientras que parte de la población europea justificaba la colonización como un proceso de civilización existían otras personas como el Conde de Gabineau o Joseph Chamberlain que sostenían que este proceso esta justificado por el hecho de que la raza blanca era superior a las demás

Sed de aventura: La población europea se internaba en los continentes y en los océanos impulsados por una fuerte curiosidad. Este factor ya se había producido siglos atrás durante la colonización de Portugal y España.

Fases de Colonización

Durante la colonización de un territorio se pueden distinguir tres fases: conquista, organización y explotación económica.

Conquista: La superioridad armamentística permitió que las potencias europeas pudiesen controlar los territorios con gran facilidad.

Organización: El control de las colonias solía encontrarse bajo el poder de un gobernador, dado que no todas las decisiones podían ser tomadas por la metrópoli.

Explotación: La metrópolis extrae las materias primas que necesita de colonia y vende en ella los productos manufacturados que producen sus industrias.

Formas de gobierno

Concesión: En algunos países demasiado extensos, como China, las potencias europeas prefirieron obtener ventajas comerciales, instalándose únicamente en sectores estratégicos como puertos o bahías, sin intervenir en la totalidad del territorio.

Colonia: Se consideró el medio indispensable en los países que carecían de una fuerte organización política. Fue el sistema utilizado en casi la totalidad del continente africano. En él se impone absolutamente el mandato d la potencia extranjera.

Protectorado: Se utilizó en aquellos países que ya poseían una administración organizada, a la que se colocaba bajo la tutela del gobierno colonial.

Aunque el protectorado supone el respeto de la integridad del territorio ocupado, la diferencia entre colonia y protectorado en la realidad no difirió mucho.

Imperio inglés

El imperio inglés fue el mayor en cuanto a extensión y poder. Su época de máximo esplendor se conoce como “Época Victoriana”, denominada así en honor a la reina Victoria, cuya gestión monárquica cubrió casi todo el siglo XIX.

Hacia el año 1850 Inglaterra dispone de:

-Una cadena de escalas: Conquistadas en su mayoría a franceses, holandeses y españoles durante los siglos XVIII y XIX: Malta, Corfú y la islas jónicas en el Mediterráneo; Gibraltar, Santa Elena, El Cabo, isla Mauricio, Adén y Ceilán en la ruta de las Indias; Singapur y Hong-Kong en la ruta de China.

-Establecimientos comerciales en la costa Africana: Sierra Leona y Gambia, que en el siglo XVIII habían sido centros de la trata de esclavos.

-Colonias de plantación, que suministran productos tropicales: Antillas, Honduras, Guayana.

-Colonias de poblamiento blanco, destinadas por sus condiciones climáticas, a absorber excedentes de población emigrante: Canadá, Australia, Nueva Zelanda, África de Sur, siendo esta última una zona inestable, de continuos conflictos con los bóers.

Entre las principales colonias inglesas destacan la India, Canadá y Australia. De estas tres la más importante fue la India ya que además de ser una fuente de algodón para la industria textil británica era un inmenso mercado para los productos manufacturados europeos. Por otro lado Canadá surtía a Inglaterra de trigo a bajo precio y Australia suministraba la lana.

A principios del siglo XX Inglaterra dispone de un imperio de 33 millones de kilómetros cuadrados con 450 millones de habitantes, lo que suponía aproximadamente la cuarta parte de la población mundial.

La lista de sus posesiones era:

América: aunque perdió las trece colonias que se convirtieron en Estados Unidos, conservaron Canadá, la Guayana británica, las islas Malvinas, Jamaica, las Honduras británicas y las Indias Occidentales británicas.

África: Egipto, Sudáfrica, Gambia, Nigeria, Somalia, Kenia, Rodesia, Sudán y Uganda. Luego de la segunda guerra mundial, Somalia británica, Sierra Leona, África oriental y occidental inglesas.

Asia: Afganistán, Singapur, Beluquistán, Birmania, Málaga e India. También los puertos chinos de Cantón, Shangai y Hong-Kong. Luego de la segunda guerra mundial, Yemen y extremo oriente.

Oceanía: Australia, Nuevas Hébridas, Nueva Guinea británica, Islas Salomón y Nueva Zelanda.

Imperio francés

Francia fue la otra gran potencia que consiguió formar un imperio colonial de importancia mundial.

Había perdido casi todo su imperio colonial como consecuencia de la derrota ante Inglaterra en el siglo XVIII, pero forma un segundo imperio colonial en el siglo XIX.

Hasta 1870 Francia no tenía una política colonial de grandes proporciones, aunque la crisis económica provocada por la derrota ante Prusia, empuja a los sucesivos gobiernos a procurar la recuperación del país con la formación y explotación de colonias. De esta forma, en menor escala que Inglaterra, Francia entra al siglo XX con un imperio que supone el control de algunas líneas comerciales y la abundancia de materias primas y alimentos.

La lista de sus posesiones es:

América: Canadá (antes de serle arrebatada por Inglaterra), Guayana francesa y Haití.

África: Marruecos, Argelia, Túnez, Guinea, Costa de Marfil, Benin, Chad, Sudán, Senegal, Madagascar, Djibuti y Congo francés.

Asia: Indochina y enclaves de India.

Oceanía: Islas de Nueva Caledonia y algunas islas de la polinesia francesa como Tahiti.

Imperio Alemán

A causa de su tardía unificación nacional, Alemania llegó tarde al reparto del mundo. De esta forma debió conformarse con ocupar los territorios dejados de lado por las grandes potencias, siendo el continente africano el que más pudo colonizar, aunque en territorios no ocupados.

Alemania, poderosa bajo los aspectos militar e industrial, pudo ser una mayor potencia colonial, pero por falta de tiempo y resolución no lo logró.

La lista de posesiones alemanas era:

África: Togo, Tangánica, Camerún, Ruanda, Burundi, Namibia y el Golfo de Guinea.

Oceanía: Islas Marianas y Carolinas, archipiélago de Bismarck y el puerto de Kiao-Tchao en China.

Imperio Ruso

Desde mediados del siglo XIX, Rusia comenzó a adquirir territorios en el norte y en el centro de Asia que le permitieron constituir un inmenso Imperio de más de 40.000.000 de km.2.

Por otro lado, y a partir del gobierno del zar Alejandro II se intentó colonizar sistemáticamente toda Siberia con el fin de llegar a la costa del Pacífico (estrecho de Bering). En esta región se instalaron numerosas colonias agrícolas, para promover el aumento de su población. Así se pudo fundar, entre la desembocadura del río Amur y Corea, el puerto de Vladivostok, que constituyó el primer paso del imperialismo ruso en la costa este de su territorio.

Con el fin de unir la Rusia europea con la Rusia asiática, se construyó el ferrocarril transiberiano (1891-1901), de más de 6.000 Km., que tiene como punto terminal el puerto de Vladivostok.

Este imperio ruso tenía la ventaja de ser compacto, esto es; Rusia, Siberia y Turquestán formaban una unidad territorial.

La lista de posesiones de Rusia fue:

Asia: Siberia, Turquestán y el Cáucaso.

Imperio estadounidense

Los Estados Unidos de Norteamérica llegaron a su mayoría de edad entre la Guerra Civil y la primera guerra mundial.

La historia de los Estados Unidos se caracteriza por su rápida expansión territorial, el prodigioso desarrollo de la población y de la riqueza y la regularidad de su evolución política, sólo trastornada por la guerra de Secesión.

La evolución del imperio estadounidense se puede dividir en dos fases.

-Formación de la potencia económica: Terminada la guerra de Secesión y restablecida la unidad nacional, el país entró en una era de franco engrandecimiento económico. Debido a la paz y al desarrollo de la navegación a vapor, llegaron otros 13.000.000 de inmigrantes que poblaron ciudades y campos, se construyeron grandes ferrocarriles, se protegió la industria nacional por medio de fuertes tarifas aduaneras, se criaron inmensos rebaños en las praderas, se explotaron las minas de los Apalaches y se extrajo petróleo de Ohio y de la región de los Grandes Lagos, todo lo cual hizo de Estados Unidos la primera potencia mundial en 1914.

-La expansión de los Estados Unidos: El formidable desarrollo económico alcanzado debía repercutir en su política exterior. Antes que esto ocurriera, se decidió no intervenir fuera de América, pero impidiendo la intromisión de repúblicas europeas.

Pero esta política se transformó más tarde en la expansión colonial y mundial.

-Dominación del mar de las Antillas: El predominio en la zona era fundamental para asegurar el futuro.

-La dominación del Pacífico: En 1867, Estados Unidos compró Alaska a Rusia, estableciéndose así en el Pacífico Norte. Luego compraría a Francia el territorio de la Louisiana. En 1898 se anexa las Islas Hawai y pasa a ser dueño de las Filipinas; en 1900 interviene con otras potencias en China y en 1905 impone la paz entre Rusia, su rival en el Pacífico, y Japón.

La lista de sus territorios fue:

América: Puerto Rico, Cuba, Haití, el canal de Panamá y las Grandes Antillas.

Asia: las Filipinas y Hawai y otras pequeñas islas.

Imperio japonés

Aunque en un principio el imperio nipón se había cerrado a las influencias europeas terminó por copiar los progresos materiales del occidente y convertirse en una temible potencia militar e industrial.

En 1853 una flota norteamericana se presentó ante los japoneses, a quienes impresionó de tal modo con sus armas y sus máquinas, que obtuvo la apertura de dos puertos para el comercio estadounidense. Poco después, las demás potencias lograron idénticas concesiones.

La apertura del Japón inició una revolución interior iniciando una etapa denominada “era del progreso o de la luz” durante la cual se produjo en Japón una rápida europeización. Poco después, comenzó la expansión japonesa, casi al mismo tiempo que la estadounidense.

Fue un proceso equivalente a la revolución industrial europea, proceso en el que Japón pudo y supo asimilar el adelanto europeo y hacerlo congruente con su cultura, sin sentir así los graves efectos que produjo la expansión europea en África y el resto de Asia. De esta forma Japón no sólo se transformó en potencia asiática, sino que además salvaguardó su milenaria cultura, base filosófica de su crecimiento y expansión.

Japón expandió sus dominios casi por las mismas razones que motivaron la las expansiones europea y norteamericana, es decir, el crecimiento demográfico y las necesidades generadas por la creciente industrialización En efecto, la población japonesa había crecido de 27.000.000 de habitantes en 1846, a 33.000.000 en 1872.

Los nipones consiguieron aliarse con Inglaterra a comienzos del siglo XX. Este hecho unido a su prodigioso desenvolvimiento económico, los convirtieron en una de las más poderosas potencias mundiales, dejándose sentir en el Pacífico septentrional su hegemonía.




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Enviado por:Eloy Chantada
Idioma: castellano
País: España

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