Biología, Botánica y Zoología


Evolución del hombre


LA EVOLUCION DEL HOMBRE

Para reconstruir el pasado de los hombres que todavía no habían inventado la escritura sólo es posible apoyarse en técnicas especiales de investigación.  Estas técnicas permiten extraer información de los restos materiales dejados por esos hombres, como por ejemplo sus huesos, los instrumentos que fabricaron con piedras, o los restos de alimentos.
La arqueología es la disciplina que estudia esos restos materiales.  Pero el arqueólogo no se limita a recoger objetos hermosos como si fuera un coleccionista.  Su trabajo consiste en reconstruir la vida de los grupos humanos que dejaron restos materiales: debe deducir su antigüedad, reconstruir las formas de subsistencia, sus costumbres y ritos, su organización social. 

La  excavación arqueológica:

Luego de realizar investigaciones bibliográficas y sobre el terreno, el arqueólogo llega al sitio donde supone que hallará restos materiales de culturas desaparecidas. 

Siglos, milenios de vida humana descansan bajo algunos metros de tierra.  "Toda la historia no escrita de la humanidad se encierra en las hojas superpuestas del libro de la tierra, y la técnica de la excavación tiene como primer objetivo asegurar su lectura correcta", dijo un arqueólogo contemporáneo.  Por esto, la tarea del arqueólogo consiste en ir abriendo ese libro, hoja por hoja, cuidando de no dejar que desaparezca una sola palabra, porque se corre el riesgo de hacer quizás incomprensible el texto.  Para lograrlo, se deben registrar con la mayor precisión posible las características de cada hallazgo (medirlo, dibujarlo, fotografiarlo); y establecer con exactitud el orden de sucesión de las distintas capas de tierra que contienen los restos.

Aparición de los mamíferos


Hace 200 millones de años desaparecieron los grandes reptiles mados dinosaurios y comenzó el desarrollo de los mamíferos.  Eran pequeños animales que dejaron el suelo para trepar a los árboles. El salto a la vida sobre los árboles se debió, posiblemente, a la necesidad de sobrevivir. 

Hace 40 millones de años, entre los mamíferos se desarrollaron diferentes tipos de monos llamados primates.  Los primeros primates fueron animales pequeños, de hábitos nocturnos, que vivían (casi siempre) en los árboles.  Con el tiempo, algunos de éstos fueron cambiando sus hábitos y características físicas: su cráneo fue mayor, creció su cerebro, podían tomar objetos con las manos, adaptarse al día y alimentarse de frutas y vegetales.

Los homínidos 

Se llama así a una de las dos familias de monos en que se dividió el grupo de los primates.  Mientras que en la familia del orangután, del gorila y del chimpancé no hubo cambios, hace 15 millones de años en la familia de los homínidos comenzó la evolución hasta el hombre actual.

El registro fósil más antiguo de un homínido data de hace aproximadamente 12 millones de años. Se encontró en las colinas de Siwalk, Pakistán. También se los ha encontrado en partes de India, Turquía y África Oriental. Era un animal cercano a nosotros porque de los restos se ha podido ver que las muelas son como las de un grupo que incluye a los gorilas, los chimpancés, los gibones y los orangutanes. Estos son los parientes vivientes más cercanos al hombre, y han sido nombrados en conjunto como ramapitécidos.

Los primeros homínidos y el largo camino hacia el hombre

Cuando los arqueólogos buscan restos del pasado encuentran, además de huesos, muchas otras cosas que les hablan de la organización social y los hábitos de los homínidos que vivieron entonces. En el lago Turkana, en África, se ha descubierto uno de los sitios más interesantes en este aspecto. Del cuidadoso análisis de la basura dejada en un campamento usado por Homo habilis se ha podido entender el tipo de alimentación y la utilidad que las diferentes herramientas tenían para aquéllos. A partir de esta información se ha podido saber que sus actividades incluían la recolección de frutos y la caza.

El hombre entonces cazaba en grupos y muy probablemente distribuía la comida que, unos cazando y otros recolectando, diferentes miembros de la comunidad obtenían. Así pues, la vida en comunidades donde se repartían las actividades ya existía hace dos millones de años.

Hace alrededor de 25 años se encontró en la barranca de Olduvai, en África Oriental un cráneo fosilizado de hace aproximadamente 1 750 000 años. Perteneció a un homínido que caminaba erguido y que tenía un cerebro de 800 cm3 para sus ¡40 kilos de peso! Esto significa que comparado con los s este homínido tenía dos veces más de capacidad craneana (el hombre actual tiene un cerebro bastante mayor, de aproximadamente 1 350 cm3, que para los 60-70 kilos de peso promedio es también el doble que el de los australopitécidos). Posteriormente, en 1972 se descubrieron otros restos de estos homínidos en el lago Turkana, África, y se comprobó en forma definitiva que el tamaño del cerebro constituía la mayor diferencia con los australopitécidos.

Además de restos de huesos, en esos lugares también se han encontrado pedazos de las herramientas que construyeron estos homínidos, que, aunque de tamaño pequeño, demuestran que tenían un cerebro relativamente grande. Es por esto que se les ha llamado Homo habilis, siendo, además, de los primeros homínidos que aparecieron en el registro fósil a los que ya se les puede llamar hombres. Estos aparecieron hace dos millones de años.

Entre hace dos millones de años y un millón de años nuestro registro de homínidos vuelve a ser pobre. De no encontrar australopitécidos se ha concluido que se extinguieron en ese periodo de tiempo. Los únicos homínidos que quedaron desde entonces pertenecen al género Homo. A su vez, el Homo habilis también desaparece del registro fósil, pero de hace un millón de años se han descubierto una gran cantidad de fósiles que pertenecían a homínidos que usaban herramientas (por lo que se les considera del género Homo), además de que ya conocían el fuego, puesto que en las cuevas que se han excavado hay restos calcinados y quemados de huesos, piedras y pedazos de madera.

Diversas fueron las especies que unieron al hombre actual con los primeros homínido. 

Las especies que representaron verdaderos saltos evolutivos, es decir, verdaderos momentos de cambio, fueron las siguientes:

Australopithecus: fue el primer homínido bípedo (caminaba en dos patas y podía correr en terreno llano).  Poseía mandíbulas poderosas y fuertes molares.  Su cerebro tenía un volumen inferior a los 400 centímetros cúbicos.  De aquí se deduce que el andar erguido se produjo mucho antes que la expansión del cerebro.  El primer australopithecus fue encontrado en la década de 1960 en África oriental. 

Homo habilis: coexistiendo con el australopithecus apareció esta especie de homínidos.  Tenían un cerebro más grande, alrededor de 700 centímetros cúbicos.  Su característica más importante fue el cambio en su forma de alimentación: ya no sólo comían frutas y  vegetales sino también animales. Actualmente los investigadores no están de acuerdo sobre si el homo habilis cazaba intencionalmente y fabricaba utensilios para hacerlo.

 Homo erectus: algunos lo consideraron el representante directo del hombre, pero hoy se sabe que muchos austratopithecus anteriores poseían rasgos semejantes.  Son los primeros homínidos que se distribuyeron ampliamente por la superficie del planeta, llegando hasta el sudeste y este de Asia.  Poseían un cerebro mayor que el del homo habilis: alrededor de 800 centímetros cúbicos.  Conocían el uso del fuego y fabricaron la primera hacha de mano.  El primer homo erectus fue encontrado en java (Oceanía) a fines del siglo pasado.  El hallazgo de restos de homínidos de esta especie en las cavernas de Pekín permitió la reconstrucción de algunos aspectos de su vida. 

Homo sapiens: vivió en Europa, en África y en Asia.  Los hallazgos arqueo­lógicos reflejan cambios importantes en el comportamiento de esta especie: utilización de instrumentos de piedra y hueso más trabajados, cambios en las for­mas de cazar, uso y dominio del fuego, empleo del vestido, aumento en el tamaño de las poblaciones, manifesta­ciones rituales y artísticas.  El represen­tante del homo sapiens más antiguo es el hombre de Neanderthal (Alemania), y en tiempos más modernos, el hombre de CroMagnon (Francia). 

Homo sapiens sapiens: Sus características físicas son las mismas que las del hombre actual.  Su capacidad cerebral es de alrededor de 1400 centímetros cúbi­cos.  Se cree que apareció en Europa hace alrededor de 40.000 años.  El homo sapiens sapiens es el que protagonizó, a partir del año 10.000 a.C., cambios muy importantes en la organización económica y social, como las primeras formas de agricultura y domesticación de animales, y la vida en ciudades.

EVOLUCION DEL CRANEO

 El cráneo humano ha cambiado drásticamente durante los últimos 3 millones de años. La evolución desde el Australopithecus hasta el Homo sapiens, significó el aumento de la capacidad craneana (para ajustarse al crecimiento del cerebro), el achatamiento del rostro, el retroceso de la barbilla y la disminución del tamaño de los dientes.

Los científicos piensan que el increíble crecimiento de tamaño del cerebro puede estar relacionado con la mayor sofisticación del comportamiento de los homínidos.

Los antropólogos, por su parte, señalan que el cerebro desarrolló su alta capacidad de aprendizaje y razonamiento, después de que la evolución cultural, y no la física, cambiara la forma de vida de los seres humanos.             

PRINCIPIOS DE LA FORMA DE VIDA DEL SER HUMANO

La lucha por la supervivencia fue, en los tiempos paleolíticos, una lucha del ser humano con el medio natural y con sus competidores de otras especies animales. Como la vida era muy dura, sólo una minoría de seres humanos cumpliría los 40 años de vida y los que llegaran a esa edad seguramente tendrían una vejez difícil, aquejados de dolores de artritis, reumatismo, escorbuto, y amenazados de muerte con cada hueso roto o muela infectada.

La supervivencia de la humanidad durante el Paleolítico se logró en gran medida a la vida comunitaria, su ingenio, sus descubrimientos técnicos y la capacidad social que desarrolló para comunicar y guardar la memoria de su cultura.

La alimentación del hombre prehistórico dependía básicamente de la recolección de plantas, tubérculos y otros vegetales, así como de la ingestión de insectos, huevecillos de insectos y animales pequeños.

Los primeros seres humanos cazaban presas pequeñas, pero con el desarrollo de la vida comunitaria y la tecnología de caza, el Homo erectus pudo convertirse en un depredador de manadas de animales salvajes o grandes, como el mamut y el bisonte, o de peces una vez que inventó redes. El hombre prehistórico no mantenía una dieta equilibrada y en muchos casos su alimento consistía en carne en estado de semiputrefacción.

Los grupos u hordas de esta época vivieron generalmente en cuevas que los protegían del frío y la humedad. Estos lugares también servían como lugar de enterramiento y de cultos y ritos. La aparición del arte rupestre convierte a la cueva en un santuario, que la convierte en el centro del universo familiar. Las cuevas tenían áreas de actividades bien definidas: lugar para encender la hoguera, talleres para el trabajo de piedra, hueso, madera, etc., áreas sagradas para las ceremonias, el culto y la magia, piletas naturales para el agua. En el exterior, había zonas para trabajar y secar pieles, áreas de descuartizamiento, fuegos de protección nocturna y chozas de estación cálida.

Los arqueólogos también han encontrado restos de cabañas que se usaban como vivienda. Hubo de varios tipos, construidas con diversos materiales: huesos, pieles, paja, etc. Los grupos humanos generalmente se asentaban en ciertos lugares donde abundaba la comida, como zonas fértiles y donde vivían los animales de gran tamaño. Algunos de estos asentamientos fueron ocupados durante miles y miles de años.

En esta etapa comenzó una diferenciación de labores entre hombres y mujeres. Como las crías humanas necesitan los cuidados maternos hasta mucho después del nacimiento, las madres humanas estaban mucho más atadas que las de las mayoría de los primates, y los padres cargaron con la tarea de obtener el alimento cazando animales, una actividad prolongada y ardua que no realizaban las hembras porque tenían que cuidar a las crías.

LA TEORIA DE LA EVOLUCION DE CHARLES DARWIN

La evolución es el proceso por el que una especie cambia con el de las generaciones. Dado que se lleva a cabo de manera muy lenta han de sucederse muchas generaciones antes de que empiece a hacerse evidente alguna variación

Antes del siglo XIX existieron diversa hipótesis que intentaban explicar el origen de la vida sobre la Tierra. Las teorías creacionistas hacían referencia a un hecho puntual la creación divina; por parte, las teorías de la generación espontánea defendía que la aparición de los vivos se producía de manera natural, a partir de la materia inerte. Una primera aproximación científica sobre tema es el trabajo de (1924), El origen de la sobre la Tierra, donde e químico ruso propone explicación, vigente aún: de la manera en que a de la materia surgieron primeras formas prebió cas y, posteriormente resto de los seres vivos. En segundo aspecto de la generación espontánea de cual tiene una respuesta convincente desde mediados del siglo XIX. En primer lugar; los experimentos realizados por Pasteur, y, de manera fundamental, con los bajos del naturalista británico Charles Darwin (1859), que en su obra Elorig, las especies aporta una explicación científica sobre la evolución o “descendér con modificación”, término utilizado por el científico para definir este fenómenos

A pesar de que Charles Darwin ostenta el honor de haber elaborado esta teoría de manera científica y rigurosa, existieron importantes antecedentes (puede mencionarse en este sentido la aportación del propio abuelo de Darwin, Erasmo Darwin) que establecieron las primeras pautas del interés científico por estos temas. Sin duda, hay que destacar los estudios de Jean Baptiste de Monet, caballero de Lamarck (1744-1829), que inauguraron una corriente de pensamiento precursora en el estudio de la evolución de los seres vivos. La tesis fundamental del lamarquismo es la transmisión de los caracteres adquiridos como origen de la evolución; la causa de las modificaciones de dichos caracteres se encuentra en el uso o no de los diversos órganos, tesis que se resume en la siguiente frase: «La función crea el órgano». Lamarck resume sus ideas en Filosofía zoológica (1809), el primer trabajo científico donde se expone de manera clara y razonada una teoría sobre la evolución.

A lo largo de cinco años —entre 1831 y 1836—, Charles Darwin, viajando a bordo del Beagle, recogió datos botánicos, zoológicos y geológicos que le Permitieron establecer un conjunto de hipótesis que cuestionaban las ideas precedentes sobre la generación espontánea de la vida. Durante los veinte años siguientes intentó aplicar estos datos a la formulación de una explicación coherente sobre la diversidad observada.

En 1858, Darwin se vio obligado a Presentar sus trabajos, cuando recibió el manuscrito de un joven naturalista, A. R. Wallace, que había llegado de manera independiente a ¡as mismas conclusiones que él, es decir, a la idea de ¡a evolución por medio de ¡a selección natural. Tanto Darwin como Wallace habían tomado como base la obra de Malthus sobre el crecimiento de la población, en la que se establece que, dicho factor tiende a ser muy elevado, se mantiene constante dado que la disponibilidad de alimento y espacio son limitados; a partir de esta premisa la idea de la competencia. Con esta base argumental se pueden establece dos aspectos fundamentales que sustentan la teoría de Darwin y Wallace. Ambos científicos dan por sentado que los seres vivos pueden presentar clones.

Esta idea, junto con la noción de competencia establecida anterior por Malthus, les lleva a establecer que estas variaciones pueden ser ventajas o no en el marco de dicha competencia. Por otro lado, como resultado de la lucha tiene lugar una selección natural que favorece a los individuos con variaciones ventajosas y tiende a eliminar a los menos eficaces en la consecución de los recursos necesarios para la vida. Sin embargo, existe un punto de discrepancia entre ambos. Wallace nunca compartió la idea de la selección expresada por Darwin en su obra El origen del hombre (1871). Según Darwin algunos caracteres son preservados sólo porque permiten a los macho mayor eficacia en esta relación con las hembras.

A finales del siglo XIX, el llamado neodarvinismo primitivo, que se basa en el principio de la selección natural como base de la evolución, encuentra en el biólogo alemán A. Weismann uno de sus principales exponentes. Esta hipótesis admite que las variaciones sobre las que actúa la selección se transmiten según las teorías de la herencia enunciadas por Mendel, elemento que no pudo ser resuelto Darwin, pues en su época aún no se conocían las ideas del religioso austriaco.

Son pruebas basadas en criterios de morfología y anatomía comparada. Los conceptos de homología y analogía adquieren especial relevancia para la comprensión de las pruebas anatómicas. Se entiende por estructuras homólogas aquellas que tienen un origen común pero no cumplen necesariamente una misma función; por el contrario, las estructuras que pueden cumplir una misión similar pero poseen origen diferente, serían análogas.

De esta manera, las alas de los insectos y las aves serían estructuras análogas, mientras que las extremidades anteriores de los mamíferos, que presentan un mismo origen pero que llevan a cabo funciones diversas (locomotora, natatoria, etc.), constituirían estructuras homólogas. En relación a las pruebas embriológicas, hay que distinguir entre ontogenia las distintas fases del desarrollo embrionario y filogenia, concepto que hace referencia a las distintas formas evolutivas por las que han pasado los antecesores de un individuo, es decir, su desarrollo evolutivo.

En los vertebrados, cuanto más cerca de la fase inicial se sitúan los embriones, más parecidos son; posteriormente, se van diferenciando progresivamente cuanto más cerca de la fase de adulto terminal se encuentran. Otra de las pruebas clásicas es el estudio de los fósiles.

El análisis de los distintos estratos geológicos demuestra la presencia de fósiles de invertebrados en los más antiguos; gradualmente, van apareciendo en los más recientes peces primitivos, y, finalmente, los fósiles correspondientes a los mamíferos y las aves.




Descargar
Enviado por:Markz
Idioma: castellano
País: México

Te va a interesar