Filosofía y Ciencia


Ética para Amador; Fernando Savater


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E

xisten cosas en la vida que hay que saberlas porque en ello nos va la vida. Como por ejemplo que saltar del balcón de un sexto piso no es algo bueno para la salud.

Hay ciertas cosas que nos convienen y otras que no. A estas cosas las solemos llamar “bueno” porque nos sienta bien y otras, en cambio, nos sientan mal, por lo que las llamamos “malo”. Todos intentamos adquirir el conocimiento de distinguir entre lo bueno y lo malo, por nuestro propio bien.

Por ejemplo, las dogas; ellas nos convienen, nos dan satisfacciones, nos hacen pasar un buen rato, y nos engañamos pensando que nos dan la felicidad. Pero por otro lado (y en realidad) estas sustancias, no nos convienen en absoluto. Nos perjudican al 100%, nos carcomen por dentro hasta que solo queda la superficie, y ya es demasiado tarde, ya nada tiene sentido, la ilusión de vivir está perdida y ha pasado todo sin darte cuenta.

Otro aspecto es la mentira, que es algo generalmente malo, porque destruye la confianza en la palabra y enemista a las personas; aunque hay veces en las que resulta beneficioso mentir para salir de un mal paso u obtener alguna ventaja. Pero a la larga esas pequeñas mentiras piadosas se vuelven contra ti y no hay solución. Pero el que dice la verdad corre el peligro de que la gente le tome manía, y resulte repelente. En conclusión; lo malo parece a veces resultar más o menos bueno y lo bueno tiene en ocasiones apariencias de malo.

El “saber vivir” no tiene un mismo significado para todos, pues tiene diversos criterios opuestos. Algunos piensan que lo más noble es vivir para los demás, éstos afirman que el dinero sin salud, tiempo libre, afecto sincero o serenidad de ánimo no vale nada; en cambio otros señalan que lo más útil es lograr que los demás vivan para uno, que lo que cuenta es ganar dinero y nada más.

Lo que vaya a ser nuestra vida es el resultado de lo que quiera cada cual. Cada uno se forma, se labra su propio futuro- “de lo que siembres recogerás”- me dijeron una vez-. Hay cosas en la vida que se hacen por el simple hecho de que debes hacerlas, porque nontienes otra opción, otra posibilidad. Y puede que por ello llegues a ser un héroe, aunque en realidad lo has hecho por el simple hecho de hacerlo, pensando únicamente enlo que estás haciendo, no en las consecuencias. Por ello cada cual es libre de hacer lo que quiera.

Hablemos de la libertad, este tema es muy extenso, por lo que resumiremos un poco. No podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero tampoco estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Aquí conviene señalas dos aspectos de la libertad:

*Primero: no somos libres de elegir lo que nos pasa, lo que surge porque sí; sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo.

*Segundo: intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo. No es lo mismo la libertad- de elegir dentro de lo posible- que la omnipotencia- al conseguir siempre lo que uno quiere. Cuanta más capacidad de acción tengamos, mejores resultados podremos obtener de nuestra libertad. No todo depende de mi voluntad, porque en el mundo hay otras muchas voluntades y necesidades que no controlo a mi gusto.

Existen muchas fuerzas que limitan nuestra libertad, pero ésta también es una fuerza en el mundo, nuestra fuerza. Los hombres podemos inventar y elegir nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno y lo que nos parece malo. Así cabe la equivocación. La forma de vivir la vida, ese arte de vivir es la ÉTICA.

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L

as circunstancias nos imponen elegir entre dos opciones que no hemos elegido: hay ocasiones n que elegimos aunque preferiríamos no tener que elegir. Por esto mismo, no hacemos siempre lo que queremos, hay diferentes situaciones en la vida que te obligan a tomar decisiones, por lo tanto, con cada una de estas decisiones vas marcando tu futuro, tu historia.

as circunstancias nos imponen elegir entre dos opciones que no hemos elegido: hay ocasiones en que elegimos aunque preferiríamos no tener que elegir.

Aristóteles, con uno de sus ejemplos afirmó que el hombre es libre porque no le queda otro remedio que serlo, libre de optar en circunstancias que él no ha elegido padecer. Por lo tanto elegirá lo que quiera más, lo que más le convenga. En todas las situaciones que se plantean en la vida, excepto las obligaciones, debemos optar por una propuesta.

Pero a pesar de todo esto, la mayoría de nuestros actos los hacemos casi automáticamente, sin darle demasiadas vueltas al asunto. Por ejemplo todo lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que nos vamos al colegio o a trabajar, como es lavarnos los dientes, o vestirnos, desayunar, etc... Ninguna de estas cosas nos las planteamos, nunca pensamos si las hacemos o no, los hacemos por instinto, por que así nos han enseñado, estamos acostumbrados.

Todas estas acciones las realizamos por algún motivo . Pero, ¿por qué hago esto?, si te lo mandan es una orden, por lo tanto una clase de motivo; otra clase sería el caso en que haces siempre ese mismo gesto, esto sería una costumbre; por otra parte, hay veces que haces las cosas sin motivo, por pura gana, eso son caprichos y para terminar, están los funcionales, que son aquellos que te induces a los gestos que haces como puro y directo instrumento para conseguir algo.

Cada uno de estos motivos inclina ti conducta en una dirección u otra, explica tu preferencia por hacer lo que haces frente a otras muchas cosas que podrías hacer. Las ordenes sacan su fuerza del miedo que se puede tener a las terribles represalias que se tomara contra la persona si no obedece. También al afecto y la confianza, por el bien de la persona, puede ser porque se espera una recompensa. Las costumbres vienen de la comodidad de la rutina y del interés de no contrariar, es decir de la presión de los demás.

Las órdenes y las costumbres vienen de fuera, se imponen sin pedir permiso. Los caprichos vienen de dentro, brotan espontáneamente, te sientes más libre. La costumbre sirve para lo corriente, para la rutina de todos los días.

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E

n ocasiones importantes, cuando no tomamos lo que vamos a hacer verdaderamente en serio, todas estas motivaciones corrientes resultan insatisfactorias: que saben a poco.

Libertad:

* asunto del que se ocupa propiamente la ética.

* poder decir “sí” o “no”; lo hago o no lo hago, digan lo que digan mis jefes o los demás; esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y por lo tanto no lo quiero.

* decidir.

* darte cuenta de que estás decidiendo.

* lo más opuesto a dejarse llevar

* debes intentar pensar al menos dos veces lo que vas a hacer.

* con respecto a las costumbres, si no pienso lo que hago más de una es, quizá me baste la respuesta de que actúo así “porque es costumbre”.

Por lo tanto puede haber órdenes, costumbres y caprichos que sean motivos adecuados para obrar, pero en otros casos no tiene por qué ser así. Una acción nunca es buena sólo por ser una orden, una costumbre o un capricho.

Nadie puede ser libre en mi lugar, es decir: nadie puede dispensarme de elegir y de buscar por mí mismo. Hay que hacerse adulto, capaz de inventar en cierto modo la propia vida y no simplemente de vivir la que otros han inventado para uno. Entre las órdenes que se nos dan, entre las costumbres que nos rodean o nos creamos, entre los caprichos que nos asaltan, tendremos que aprender a elegir por nosotros mismos. Para ser hombres habrá que pensar dos veces lo que hacemos.

MORAL Y ETICA:

* Tiene que ver con las costumbres, pues eso precisamente es lo que significa la voz latina mores, y también con las órdenes, pues la mayoría de los preceptos morales suenan así como “debes hacer tal cosa” o “ni se te ocurra hacer tal otra”.

* Lo primero que hay que dejar claro es que la ética de un hombre libre nada tiene que ver con los castigos ni los premios repartidos por la autoridad que sea, autoridad humana o divina.

* Las palabras bueno y malo no sólo se aplican a comportamientos morales, ni siquiera sólo a personas. Para unos, ser buenos significará ser resignado y paciente, pero otros llamarán bueno a la persona emprendedora, original, que no se acobarde a la hora de decir lo que piensa aunque pueda molestar a alguien.

Se puede ser buen hombre de muchas maneras y las opiniones que juzgan los comportamientos suelen variar según las circunstancias. Desde fuera no es fácil determinar quién es bueno y quién malo, quién hace lo conveniente y quién no. Habría que estudiar no sólo todas las circunstancias de casa caso, sino hasta las intenciones que mueven a cada uno. Al que hace lo bueno y conveniente por suerte no le llamaríamos bueno. También la revés: con la mejor voluntad del mundo alguien podría provocar un desastre y ser tenido por monstruo sin culpa suya.

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N

o le preguntes a nadie qué es lo que debes hacer con tu vida: pregúntatelo a ti mismo. Si deseas saber en qué puedes emplear mejor tu libertad, o la pierdas poniéndote ya desde el principio al servicio de otro o de otros, por buenos, sabios y respetables que sean: interroga sobre el uso de tu libertad… a la libertad misma.

La contradicción que encierra la afirmación “haz lo que quieras” no es sino un reflejo del problema esencial de la libertad misma: a saber, que no somos libres de no ser libres, que no tenemos más remedio que serlo. Ésta no es más que una forma de decirte que te tomes en serio el problema de tu libertad, lo que de nadie puede dispensarte de la responsabilidad creadora de escoger tu camino. Pero de todas maneras no se debe confundir con los caprichos. Una cosa en que hagas “lo que quieras” y otra muy distintas que hagas “lo primero que te venga en gana”.

La ética no es más que un interno racional de averiguar cómo vivir mejor. Si merece la pena interesarse por la ética es porque nos gusta la buena vida. Sólo quien ha nacido para esclavo o quien tiene tanto miedo a la muerte que cree que todo da igual, vive de cualquier manera.

Ser humano consiste principalmente en tener relaciones con los otros seres humanos. La buena vid humana es buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena ni humana.

Las cosas pueden ser bonitas y útiles, los animales resultan simpáticos, pero los hombres lo que queremos ser es humanos, no herramientas ni bichos. Y queremos también ser tratados como humanos, porque eso de la humanidad depende en buena medida de lo que los unos hacemos con los otros. No hay humanidad sin aprendizaje cultural y para empezar sin la base de toda cultura. El mundo lingüístico, una realidad de símbolos y leyes sin la cual no sólo seríamos incapaces de comunicarnos entre nosotros sino también de captar la significación que nos rodea. El lenguaje no es una función natural y biológica del hombre, sino una creación cultural que heredamos y aprendemos de otros hombres.

Hay otras formas de demostrar que nos reconocemos como humanos, es decir, estilos de respeto y de miramientos humanizadores que tenemos unos para otros. La humanización es un proceso recíproco. Para que los demás puedan hacerme humano, tengo yo que hacerles humanos a ellos; si para mí todos son como cosas o como bestias, yo no seré mejor que una cosa o una bestia tampoco.

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E

stá bastante claro lo que queremos, darnos la buena vida, pero no o está tanto en que consiste eso de “la buena vida”. Querer la buena vida no es un querer cualquiera, como cuando uno quiere dinero. Todos los quereres son por decirlo así simples, se fijan en un solo aspecto de la realidad: no tienen perspectiva de conjunto. La muerte es una gran simplificadora: cuando estás a punto de estirar la pata importan muy pocas cosas. La vida es siempre complejidad y casi siempre complicaciones. Si rehuyes toda complicación y buscas la gran simpleza no creas que creas que quieres vivir más y mejor sino morirte de una vez. Y hemos dicho que lo que realmente deseamos es la buena vida, no la pronta muerte.

Las cosas que tenemos nos tienen ellas también a nosotros en contrapartida: lo que poseemos nos posee. Lo que tenemos muy agarrado nos agarra también a su modo… o sea que más vale retener cuidado con no pasarse.

Hay que desengañarse de una cosa -aunque sea la mejor cosa del mundo- sólo pueden sacarse… cosas. Nadie es capaz de dar lo que no tiene, ni mucho menos nada puede dar más de lo que es. Si los hombres fuésemos simples cosas, con lo que las cosas pueden darnos nos bastaría. Pera ésta es la complicación de que como no somos puras cosas, necesitamos “cosas” que las cosas no tienen. Cuando tratamos a los demás como cosas, lo que recibimos de ellos son también cosas. Pero de este modo nunca nos darán esos dones más sutiles que sólo las personas pueden dar. No conseguiremos así ni amistad, ni respeto, ni mucho menos amor. Al tratar a las personas como a personas y no como a cosas estamos haciendo posible que me devuelvan lo que sólo una persona puede darle a otra.

A veces uno puede tratar a los demás como personas y no recibir más que coces, traiciones o abusos. Pero al menos contamos con el respeto de una persona, aunque no sea más que una: nosotros mismos.

La ética lo que intenta es averiguar en qué consiste en el fondo, más allá de los que nos cuentan o de los que vemos en los anuncios de la tele, esa dichosa buena vida que nos gustaría pegarnos. A las cosas hay que manejarlas como a cosas y a las personas hay que tratarlas como a personas. A lo mejor ser humanos no es cosa importante porque queramos o no ya lo somos sin remedio… Pero se puede ser humano-cosa o humano-humano, humano simplemente preocupado en ganarse las cosas de la vida y humano dedicado a disfrutar de la humanidad vivida entre personas.

La primera e indispensable condición ética es la de estar decidido a no vivir de cualquier modo: estar convencido de que no todo da igual aunque antes o después vayamos a morirnos. Cuando se habla de “moral” la gente suele referirse a esas órdenes y costumbres que suelen respetarse, por lo menos aparentemente y a veces sin saber muy bien por qué. Pero el verdadero intríngulis está en intentar comprender. Comprender por qué ciertos comportamientos nos convienen y otros no, comprender de qué va la vida y qué es lo que puede hacerla “buena” para nosotros los humanos. Nada de contentarse con ser tenido por bueno, con quedar bien ante los demás, con que nos den aprobado… Pero el esfuerzo de amar la decisión tiene que hacerlo cada cual en solitario: nadie puede ser libre por ti.

Motivo: razón que tienes o al menos crees tener para hacer algo, la explicación más aceptable de tu conducta cuando reflexionas un poco sobre ella.

La primera vez que piensas el motivo de tu actuación la respuesta a la pregunta “¿por qué hago esto?” es el tipo de lo hago por que me lo mandan, porque es costumbre hacerlo, porque me da la gana.

La segunda vez la cosa varía; lo hago porque me lo mandan, pero… ¿por qué obedezco lo que me mandan? Si obedezco porque quien me da las ordenes sabe más que yo, ¿no sería aconsejable que procurara informarme lo suficiente para decidir por mí mismo?

Moral: es el conjunto de comportamientos y normas que solemos aceptar como válidos.

Relativo a las costumbres o a las reglas de conducta. Que es conforme y favorable a las buenas costumbres.

Conjunto de reglas de conducta propuestas por una determinada doctrina o inherente a una determinada condición.

Etica: es la reflexión sobre por qué consideramos válidos los comportamientos y la comparación con otras “morales” que tienen personas diferentes.

Parte de la filosofía que trata de la valoración moral de los actos humanos. Es una disciplina normativa, porque dice cómo debe comportarse el hombre.

Conjunto de normas morales que regulan las actividades humanas.

Humanización: lo que nos convierte en humanos, en lo que queremos ser.

Hacer más humano, menos cruel o menos duro.

Etica para amador

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Enviado por:Begoña Ballester olmos Y Molíns
Idioma: castellano
País: España

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