Literatura
Esperando a Godot; Samuel Beckett
UN ABSURDO INACABADO
Introducción:
La obra de Beckett sabe a poco cuando cae el telón, o pasamos la última página; nuestra imaginación tiene que dilucidar si finalmente Godot vendrá, o si Vladimir y Estragón se cansarán de esperar en vano, si Pozzo seguirá explotando a Lucky, o si es realmente éste quien esclaviza a aquél.
Imposible conocer el final que se escondía en la mente del autor, lejos de nuestro alcance; quizás nunca concibió ninguno. Tampoco yo solucionaré el problema de este ser incógnito que falta a sus citas y pega a sus sirvientes arbitrariamente, pero sí puedo añadir unas páginas que muestren mi propia visión de la existencia.
Pero cuando la vida es algo tan absurdo como una zanahoria... esperar no es suficiente para solucionar sus problemas.
Se levanta el telón, bienvenidos al Tercer acto:
Propuesta de un final para "Esperamos a Godot"
Mismo escenario, el árbol tiene flores (tipo almendro; se puede usar una red, fácil de retirar), Estragón apoyado en él, descalzo con las manos metidas en los zapatos, mirando alternativamente a uno y a otro; Vladimir, en el lado opuesto hurga en su sombrero.
ESTRAGÓN: ¡Pero no puedo caminar todo el tiempo al revés!,
creo que no podría ni cinco minutos.
VLADIMIR: Bueno, quizás si tienes a alguien que te sujete las
piernas... si alguien camina contigo sería más difícil caerte
ESTRAGÓN: ¡Sí, Didí! ¿Me sostendrías tú?, podríamos ir siempre
juntos, tú boca arriba y yo boca abajo; pondría en ti toda
mi confianza. Sería peligroso, ¡pero muy excitante!, y
cuando nos cansáramos nos sentaríamos en el suelo y yo te
contaría lo que hay abajo, y tú lo que se ve desde arriba.
¡Vamos a probar ahora mismo!
VLADIMIR: Se levanta de un salto ¡Venga! Demos una vuelta
alrededor del árbol; no muy lejos, por si llega Godot.
ESTRAGÓN: Sí, claro, Godot También se levanta, avanzan por
el escenario, él intenta hacer el pino sobre Vladimir con los
zapatos puestos en las manos pero se caen los dos al suelo.
¡Ay, ay!
VLADIMIR: ¡Aparta Gogo! Me estás aplastando
Se separan, quedan sentados de cara al público, los sombreros y
zapatos de Estragón por el suelo
No sé qué a podido salir mal.
ESTRAGÓN: Yo no sirvo para esto, no puedo aguantar mi propio peso.
VLADIMIR: Yo no sirvo para esto, no tengo fuerza para apoyar a
un amigo.
ESTRAGÓN: Era una tontería
VLADIMIR: Una mala idea
ESTRAGÓN: No puedo actuar al contrario de la gente
VLADIMIR: Una majadería
ESTRAGÓN: Siempre nadando a contracorriente, y siempre
ahogándome.
VLADIMIR: Se te iba a caer el sombrero.
ESTRAGÓN: Iba a perder mi sombrero.
VLADIMIR: Se te subiría la sangre a la cabeza.
ESTRAGÓN: Se me quedarían los pies fríos.
VLADIMIR: Y no podrías usar las manos
ESTRAGÓN: Se me caerían las cosas de los bolsillos
VLADIMIR: ¿Llevas algo?
ESTRAGÓN: No... digo sí, bueno que no llevo dinero, ni comida, ni
papel, ni reloj, ni nada que yo haya metido, pero llevo arena,
naftalina y... (buscando con la mano) ¿Quieres buscar tú
mismo?
VLADIMIR: No, por favor, continúa
ESTRAGÓN: Solo hay eso y dos botones, ¡nada que necesite!
Venían con el bolsillo, y el bolsillo con el pantalón ¡Y no he
usado nada de ello desde que lo tengo!.
Tira los botones por la espalda
¡Ala! Fuera, ¡no lo quiero!
VLADIMIR: ¿Por qué has hecho eso? Un día te podían hacer
falta... si estaban ahí era porque podrías utilizarlos, o dárselos a alguien, si renuncias a lo que tienes, y lo que no tienes no lo
tienes... ¿Qué vas a sacar de provecho?
ESTRAGÓN: Estoy seguro de que no iba a usarlos
VLADIMIR: Entonces has hecho muy bien
Por un momento callan, distraídos.
ESTRAGÓN: ¡Ojalá me hubiera partido el cuello!
VLADIMIR: Que ¿al caer?
ESTRAGÓN: Sí, así no sufriría esta vergüenza
VLADIMIR: Pero si solo estamos tú y yo...
ESTRAGÓN: Por eso, para que no me veas así, tan en el suelo, tan
sin botones, tan hambriento, ¡tan miserable!
Se encasqueta su sombrero, como para esconderse
VLADIMIR: Es cierto, pero entonces te habrías perdido a
Godot... ¿Si te doy una zanahoria te sentirás menos miserable?
ESTRAGÓN: No lo sé, pero podría probar a ver, ¿No tienes nabos?
VLADIMIR: Sí, espera Buscando en el bolsillo
No los veo, solo veo zanahorias, toma.
ESTRAGÓN: Ef que la fanajodia afí, dan zoza, no me quida lambre
VLADIMIR: ¿¡Qué dices!?
ESTRAGÓN: Tragando Decía que la zanahoria así, tan sosa, no me
quita el hambre, además era muy corta, y muy amarga ¿de
dónde las has sacado?
VLADIMIR: Venían con el abrigo.
ESTRAGÓN: Bueno, ¿Y qué hacemos ahora?
VLADIMIR: Ahora vamos a buscar tus botones
ESTRAGÓN: ¿Sin echarnos antes una siesta?
VLADIMIR: Sin echárnosla, si no, se nos olvidará, como todo...
ESTRAGÓN: ¿Qué dices?
VLADIMIR: Nada, que busques
Se ponen a buscar, a gatas;, Estragón se termina tumbando y durmiendo al fondo, Vladimir da un par de vueltas hasta acabar delante, con la cara sobre los zapatos del otro. Mientras, aparece Pozzo, con un silbato enorme colgado del cuello, a unos 10 pasos de distancia viene Lucky, cargando todos los bártulos, Vladimir no se da cuenta.
VLADIMIR: Bueno, no he encontrado botones, pero sí unos zapatos.
Vamos a ver (Se quita los suyos y se pone estos pero en los pies contrarios, trata de andar con unos pasos ridículos, vuelve a sentarse) No sé qué ha podido ir mal, qué zapatos más extraños.
POZZO: Será que los lleva mal puestos.
VLADIMIR: ¡Ay!, qué susto, Pozzo, no te había visto
Pozzo utiliza el silbato, Lucky se acerca corriendo, suelta las maletas, le tapa la boca a Vladimir, Estragón se despierta y se acerca también.
LUCKY: Se dice de usted, es educación con un desconocido
ESTRAGÓN: ¡Suelte!, no le ponga la mano encima a mi amigo
VLADIMIR: ¡Usted, usted! Yo a usted le conozco, ¿Verdad que les
conocemos a los dos, Gogo?
ESTRAGÓN: Nunca los había visto en mi vida
VLADIMIR: ¡Claro que sí!, éste es Lucky, él te pateó, y luego pensó
en voz alta, pero le quedó muy mal, debía de estar cansado.
Y este otro es Pozzo, le llevaba de una cuerda y luego otra
más corta y estaba ciego, no nos veía.
POZZO: Claro que no les veía, caballeros, nunca les he visto en mi
vida, y tampoco he usado nunca cuerdas, las odio, me recuerdan a
mi infancia en los cafetales: allí las niñas saltaban sobre las
cuerdas, y se agachaban debajo de las cuerdas, y las cuerdas
arriba, y las cuerdas abajo, y era horrible, tanta cuerda y tantas
niñas, y tanto café por el suelo. Silba de nuevo ¡La silla!.
Lucky recoge la silla del suelo, la despliega y la coloca junto a Pozzo, vuelve atrás y de nuevo lo recoge todo.
VLADIMIR: Entonces ¿Cómo sabía sus nombres? Lucky y Pozzo
ESTRAGÓN: Tengo moretones en las piernas, creo que alguien me
pateo... aunque pudo ser al caerme antes
POZZO: Si usted se calló, es muy probable que se hiciera los
moretones, y si usted conoce nuestros nombres será porque los
habrá oído comentar, sobretodo el mío, es muy posible. Pero como
iba diciendo, allá en los cafetales, había muchas cuerdas, también
había sogas y cordeles, cables y también cordones...
VLADIMIR: ¡Pero eso que importa!
ESTRAGÓN: Déjalo, Didí, es interesante lo que cuenta, y estamos tan
aburridos...
POZZO: Y cadenas y largos hilos... pero ya no utilizo nada de ellos, no
señor, ni siquiera llevo cordones en los zapatos.
VLADIMIR: Si que lleva, ahí están, son negros.
Pozzo utiliza el silbato
POZZO: ¡Tú, cerdo!, Diles que no llevo cordones, ¡vamos, corre!
LUCKY: Es cierto, no lleva cordones, yo no los veo, no están, no lleva.
VLADIMIR: ¡Estás loco! Míralos. Comienza a golpearle, como ve que
es inútil, lo deja y se sienta en el suelo, casi llorando.
Y un día y otro más, siempre esperando, y solo consigo unos
Zapatos locos, y ya no sé si tienen cordones o no los tienen; ¿los
tienen Gogo? ¿Me mentirás tú? ¡Vámonos! Esto es una pesadilla...
ESTRAGÓN: Buenas noches señores, nos marchamos.
VLADIMIR: No, espera, esperemos un poco más, esperemos a Godot.
POZZO: ¡Pero mira que eres malparido!, ¡No contraríes a estos
caballeros!, cerdo, trae la fusta, tráela ahora mismo
Lucky la trae y se deja azotar
Bien, señores, creo que ya queda saldada la deuda, y puesto que
querían escuchar una historia...
ESTRAGÓN: Sí, sí, queremos una historia
POZZO: Bien, bien, pero es tan tarde... debo marcharme... no querría
molestarles...
ESTRAGÓN: oh, bueno, si ha de ser así
POZZO: No, no, no ha de serlo, solo si ustedes insisten... venga, es fácil
ESTRAGÓN: Quédese usted, no molesta... ¿Va bien así?
POZZO: Puede hacerlo mejor
ESTRAGÓN: Sí, claro, le queremos con nosotros ¡cuéntenos esa
historia! A mi amigo le animaría mucho ¿Verdad Didi?
VLADIMIR: ¡A mí me da igual todo!
POZZO ¿Qué dice?
ESTRAGÓN: Que le apetecería mucho oírla
POZZO: Bien, entonces acomódense, siéntese ahí, estará más cómodo
ESTRAGÓN: No, si estoy muy bien aquí de pie
POZZO: ¡Le he dicho que se siente! ¡Estará más cómodo! ¡Yo sabré
mejor que usted si va a estar o no va estar cómo, que para eso yo
estoy aquí, y usted está ahí de pie, tan... tan no cómodo!
ESTRAGÓN: Si usted lo dice...
POZZO: Utiliza el silbato Cerdo, recita la historia del trabajo
rutinario ¡ahora!
Vladimir y Estragón se disponen a escuchar, Lucky suelta sus cosas y carraspea, cuando se ve dispuesto recita de cara al público.
LUCKY: Es la historia de un gran sabio, un científico, una lumbrera que
buscaba la piedra filosofal; como toda su vida giraba en torno a la
sabiduría, no le importó dejar su casa y convertirse en ermitaño
cuando le dijeron que la piedra filosofal se encontraba en una
playa lejana, al Este, varios kilómetros. La piedra filosofal se
reconoce porque al tocarla despide calor. El hombre viajó hasta la
playa y se instaló en una rudimentaria cabaña construida por él
mismo, y decidió recorrer la playa cada día e ir tirando las piedras
al agua, hasta encontrar la que buscaba; era un trabajo arduo pero
su interés era tan grande que se decidió a hacerlo: Caminaba de
sol a sol por la playa, recogía una piedra, y la tiraba al mar, recogía
otra piedra, y la tiraba al mar, recogía otra piedra, y también la
tiraba al mar, cogía algún molusco, y lo tiraba al mar, o cogía una
caca de gaviota, y otra vez al mar, pero si cogía una gaviota entera
se la llevaba a su cabaña, para la cena. Recogía una piedra y la
tiraba al mar...
Por fin llegó un día en que cogió una piedra que al tacto era caliente... y la tiró al mar.
POZZO: Bueno... no dicen nada, ¿les ha gustado la historia?
ESTRAGÓN: Pero, ¿ya está? ¿Se quedó el hombre sin la piedra?
POZZO: Sí, eso tengo entendido...
VLADIMIR: y probablemente con cara de bobo
ESTRAGÓN: Con la boca abierta
VLADIMIR: y los ojos como platos
ESTRAGÓN: ¿Qué fue del pobre hombre?
POZZO: ehh... bueno... nunca más se supo de él
VLADIMIR: ¡Vaya, vaya!, curioso ¡Cómo es la vida!
LUCKY: Es la historia de un gran sabio, un científico, una lumbrera que
buscaba la piedra filosofal; como toda su vida gir...
ESTRAGÓN: ¿Y este?
POZZO: Es para complacerme, menudo imbécil, ¡usted! Cállele si quiere,
me empieza a doler la cabeza
ESTRAGÓN: ¿Yo?
VLADIMIR: Recuerda qué pasó la última vez
ESTRAGÓN Sí, ese cerdo me mordió, y también me dio de patadas
¡ahora verá!
Estragón se remanga y se dispone a atacar a Lucky, éste, le arroja una maleta y sale corriendo, tras un par de vueltas al escenario, de esconderse tras Pozzo y Vladimir... sale de escena delante de Estragón, sin parar de gritar la historia, cada vez más alto... desaparecen
POZZO: ¡Cielos! ¡Jamás había hecho eso!, Y ahora... se ha marchado de
verdad ¿¡a dónde!?, pobrecillo... no sabrá volver ¡tendré que ir a
buscarlo!.
VLADIMIR: No se preocupe, ya lo traerá Estragón...
POZZO: Totalmente cierto, me quedaré aquí mientras trae a ese cerdo
¡estúpido! Se merece unos latigazos, sí señor, permaneceré aquí, y
luego le azotaré... tiene toda la razón.
Mientras dice esas palabras se levanta y marcha por donde los otros; Vladimir se queda solo, entre un montón de trastos, se tumba y poco a poco se queda dormido mientras dice:
VLADIMIR: Pero vendrá Godot y se acabará la locura, beberé de su
copa y se me olvidará todo... Vendrá Godot.
Bajan las luces, caen las flores del árbol (retirando la red), aparece el muchacho y despierta a Vladimir
MUCHACHO: Señor Alberto, ¡señor Alberto!
VLADIMIR: ¡ay! Me has dado un susto de muerte, Gogo.
MUCHACHO: No, no, lo siento yo...
VLADIMIR: Tú de nuevo... Márchate, ya sé a que vienes, vas a decirme:
Que Godot no ha podido venir, que vendrá mañana, que no me
conoces, ¿es así?
MUCHACHO: Sí señor
VLADIMIR: ¿Cómo te llamas, muchacho?
MUCHACHO: Abel, señor... tengo que irme
VLADIMIR: No... espera
El muchacho sale corriendo
Dile a Godot que me has visto ¡no lo olvides! ¡díselo!
Vladimir, se levanta, se sacude la ropa, se cambia los zapatos de Estragón por los suyos, y se los coloca bien, se cala el bombín, y mira al público
VLADIMIR: Mañana vendrá, y estaremos esperándolo
Se marcha con paso firme, cae el Telón, pero antes de encender las luces desfilan: Estragón, atado con una cuerda que sujeta Lucky, luego Pozzo envuelto en la red de flores, después Vladimir y Estragón agarrados de la mano, riendo, luego el muchacho, muy nervioso, con un candil y otras variaciones...
FIN
Bibliografía:
"ESPERANDO A GODOT", de Samuel Beckett.
Editorial TUSQUETS; Traducción de Ana Mª Moix.
Conclusión:
Además de continuar con el humor absurdo de la obra, en este "Tercer Acto" cada personaje remarca su carácter exagerado y pone de relieve las carencias del hombre y la sociedad: Estragón caracteriza la cobardía, la autocompasión, la ridiculización de los sentimientos y el falso pudor. Vladimir demuestra la inutilidad de todas las acciones, la vanalidad de la vida; también es un cobarde que se aferra a la idea de Godot y se engaña pensando que llegará y solucionará sus problemas, niega sus fallos y los atribuye a otros, no se hace responsable de su vida. Pozzo es el ejemplo de una sociedad hipócrita y clasista, además de pueril. Lucky representa el rencor, la frustración, la imposibilidad de realizarse en la situación actual, pero que tampoco se cambia. El muchacho es, aún más que los demás, un gran cobarde, hacia lo que le rodea, hacia Vladimir... hacia Godot. Son personajes inquietantes en los que no nos identificamos, y el escenario es un lugar indefinido, tampoco se sabe si pertenece al mundo real o es un sueño, o si los personajes están vivos o muertos ya. Siguiendo la línea, he dejado muchos cabos sueltos y planteado incognitas, y he mantenido la estructura de los actos, aunque cerrando el final un poco más. Para escribir el "tercer acto" he tenido que continuar una serie de acciones comenzadas en los actos precedentes; así, continuando el problema de los zapatos, el acto comienza con una absurda solución de utilizarlos en las manos, se recuerdan los "lapsus" de memoria de los personajes y se continúa con la metáfora de la vida en la zanahoria. He incorporado alguna alusión bíblica y he seguido cambiando el árbol, único elemento distintivo del paisaje. Con la historia del trabajo rutinario trato de plasmar mi propia conclusión sobre la ideología de Vladimir y Estragón, gentes que, aprovechando una idea acertada la han viciado tanto e interpretado de tantas maneras que han acabado por destruir su significado.
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Enviado por: | Samarkanda |
Idioma: | castellano |
País: | España |