Historia


España de 1923 a 1939

La crisis de Estado y de sociedad, 1923-1939
1.La dictadura de Primo de Rivera. Orígenes y planteamientos políticos, ideológicos, sociales y económicos.

Las causas del golpe militar: Primo de Rivera y los sectores que le dieron apoyo (militares, terratenientes, la burguesía urbana y también amplios sectores de las clases medias) defendieron su acción como una solución para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social que atravesaba el país. Para los golpistas, entre las razonesque justificaban la necesidad de cambiar la situación hay que destacar:

  • La inestabilidad y el bloqueo del sistema político parlamentario, así como su desprestigio derivado del continuo fraude electoral.
  • El miedo de las clases acomodadas a una revolución social ante el auge de la conflictividad obrera y campesina.
  • El aumento de la influencia del republicanismo y de los nacionalismos periféricos.
  • El descontento del ejército tras el desastre de Annual.

Primo de Ribera contó con el apoyo del ejército y del rey, y en su golpe de Estado influyó también el deseo de evitar que las Cortes exigieran responsabilidades por los hechos de la guerra de Marruecos.

Algunos historiadores apuntan que Primo de Rivera quiso más bien evitar que el régimen político acabara por democratizarse. En cualquier caso, la dictadura fue una solución inconstitucional para frenar la posible del sistema, que podía resultar amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales.

La reorganización del Estado: las primeras medidas del Directorio Militar mostraron su carácter dictatorial:

  • Suspensión del régimen constitucional.
  • Cese de las autoridades civiles.
  • Prohibición de las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos.
  • Disolución de los ayuntamientos, sustituidos por juntas vocales integradas por los mayores contribuyentes de cada localidad y nombradas por los gobernadores civiles.

Todo ello fue acompañado por una represión del obrerismo más radical (cenetistas y comunistas). La regeneración prometida quedó en una gran farsa, y la renovación política se limitó a sustituir a unos caciques por otros.

Ante la sorpresa de la burguesía catalana, que del golpe de Estado tan sólo esperaba el restablecimiento del orden público y la erradicación del terrorismo, el Dictador, presionado por sus compañeros de armas que veían en el nacionalismo catalán una amenaza separatista a la unidad de España, prohibió el uso de la lengua y bandera catalanas, la existencia de partidos catalanistas, la Lliga entre ellos, y la enseñanza de la lengua, historia y literatura catalanas en los centros docentes. La Mancomunidad Catalana fue suprimida en 1925.

Asegurado el orden público y centralizadonuevamente el poder político, Primo de Rivera hizo frente al problema de la guerra en Marruecos. Desde la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, España y Francia compartían el Protectoradode Marruecos,pero la ocupación efectiva del territorio asignado a España, el norte del reino alauita, no resultaba tarea fácil. En las montañas de la cordillera del Rif, los bereberes, dirigidos por un jefe excepcional Abd el-Krim, resistían victoriosamente y en 1921, en Annual, aniquilaron a un ejército español y pusieron en peligro la ciudad de Melilla. El ejército español ansiaba revancha y Primo de Rivera accedió a continuar la guerra. En 1924 ordenó el repliegue de las fuerzas españolas hacia las plazas de Ceuta y Melilla, dejando la mayor parte del terreno en manos de los rifeños. Abd el-Krim cometió entonces el error de atacar la zona francesa del Protectorado y este suceso dio lugar a una decisiva cooperación franco-española. En 1925 el desembarco de las tropas españolas en la bahía de Alhucemas, cogió por sorpresa a Abd el-Krim y en poco tiempo cayó Axdir, capital de la República de Rif, lo que acabaría provocando el finde la guerra en Marruecos y la ocupación española del norte de éste.

A partir de 1926, se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria tras la que se volvería al régimen constitucional, y Primo de Rivera intentó institucionalizar su régimen para darle continuidad y permanencia. Indudablemente, el modelo e influencia del fascismo italianofue muy clara. Se dio paso a un Directorio Civilformado esta vez por más civiles que militares. El proyecto político del Dictador culminó con la convocatoria en 1927 de una Asamblea Nacional Consultiva, de carácter corporativo, pues sus miembros no serían elegidos por sufragio sino por designación entre los ciudadanos pertenecientes a las grandes instituciones públicas (municipios, universidades, administraciones, patronales y representantes obreros).

Para promover la adhesión al nuevo sistema se creó un partido único, Unión Patriótica, cuya misión primordial era proporcionar apoyo social a la dictadura. Los afiliados procedían de las filas del catolicismo, de los funcionarios y de los caciques rurales. También se reactivó la antigua institución del Somatén(ciudadanos armados voluntarios) para colaborar en el mantenimiento del orden público.

La política económica y social: la dictadura se benefició de la buena coyunturaeconómica internacional, iniciada en los ‘’felices’’ años veinte. En este contexto, el régimen puso en marcha un programa de fomento de la economía española en el terreno industrial y en las infraestructuras (mejora de la red de ferrocarriles y carreteras) aunque apenas se ocupó del problema agrario. La idea rectora fue la nacionalización de importantes sectores de la economía y el aumento de la intervención estatal. Para llevar adelante un ambicioso plan de obras públicas, el régimen de Primo de Rivera se esforzó por recaudar escrupulosamente los impuestos tradicionales. De este modo, los ingresos del Estado crecieron de manera espectacular, y al emplear una abundante mano de obra casi resolvió el problema del desempleo.

Se concedieron grandes monopolios, como el de la telefonía, a la Compañía Telefónica Nacional de España, y la exclusividad en la importación, refinado, distribución y venta de petróleo a Campsa. El mundo agrariosiguió en manos de los grandes propietarios, sin que se emprendiera reforma alguna, aunque sí se promovió el regadío a través de la creación de las Confederaciones Hidrográficas, que pretendían aprovechar al máximo los recursos hidráulicos en las cuencas de los grandes ríos.

En el terreno social, la dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado, la integración de los sectores moderados del movimiento obrero y la represión de las organizaciones más radicales. Con este fin se creó la Organización Corporativa Nacional, que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones y regulaba los conflictos laborales a través de los Comités Paritarios, formados por igual número de patronos y obreros. Su misión era la reglamentación de los salarios y de las condiciones de trabajo y arbitraje en caso de conflicto. El sistema fue bien visto por una parte del movimiento obrero representada por la UGT, que pudo desenvolverse con cierta libertad bajo el régimen, ya que los obreros y campesinos seguidores del PSOE y de la UGT adoptaron una actitud expectante ante el régimen, sin comprometerse en acciones de resistencia activa, mientras que los anarcosindicalistas y comunistas eran perseguidos y obligados a permanecer en la clandestinidad.

La oposición a la dictadura: la oposición estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, los nacionalistas, los comunistas, los anarquistas, determinados sectores del ejército y la casi totalidad de los intelectuales.

La dictadura pretendió controlar mediante la censura a los intelectualesy al mundo universitario, llegando incluso a cerrar universidades. Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez y Menéndez Pidal protagonizaron estos enfrentamientos.

El conflicto político más persistente se produjo, sin embargo, con el republicanismo y los nacionalismos, especialmente en catalán. Las medidas anticatalanas del Dictador provocaron un distanciamiento entre los sectores que como la Lliga habían acogido la dictadura con cierta simpatía.

Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida. También el PSOE cambió su posición hacia 1929, cuando rechazó abiertamente los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la República.

La caída del Dictador:la creciente oposición al dictador se intensificó aún más cuando el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. En esta tesitura, el rey optó por retirar su confianza a Primo de Rivera, quien acabó dimiendo en 1930.

El general Berenguery más tarde el almirante Aznarfueron los encargados de formar sendos gobiernos, con la misión de celebrar unas elecciones que permitieran retornar a la normalidad constitucional. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián, un frente antimonárquico que debería convertirse en el gobierno provisional de la futura República. El gobierno decidió convocar en primer lugar las elecciones municipales. Se intentaba volver a la normalidad como si nada hubiese sucedido, pero Alfonso XIII se había comprometido excesivamente con la dictadura y las elecciones se presentaron como un referéndum a favor o en contra de la monarquía.


General Berenguer Almirante Aznar

2. La II República ante los principales problemas de España: las reformas políticas, sociales y económicas.

El resultado de las elecciones fue equilibrado ya que monárquicos y republicanos obtuvieron un número similar de concejales. El triunfo monárquico se produjo en el ámbito rural, influenciado por el caciquismo, y en las ciudades, donde no había coacciones ni manipulaciones del voto, se produjo el triunfo republicano. La opinión pública estimó que el resultado era un referéndum a favor de la República, y así lo entendió Alfonso XIII, quien redactó un Manifiestoy se exilió aunque sin renunciar a sus derechos de la Corona de España. De este modo, el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República, que puede resumirse del siguiente modo:

  • Bienio reformista (1931-33)
  • Bienio conservador (1933-1935)
  • Frente popular (1936)

El Gobierno Provisional, formado por los representantes de los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián (republicanos, catalanistas de izquierdas y PSOE), dirigió el país desde el 14 de abril hasta la celebración de las primeras elecciones generales, el 28 de junio de 1931. El amplio triunfo de la izquierda, republicanos y socialistas, permitió la formación de un Gobierno dispuesto a poner en práctica un programa de reformas políticas, sociales y económicas.

  1. Bienio reformista

La Constituciónde 1931 fue muy avanzada para su tiempo:

  • El Estado se configuraba de forma ‘’integral’’, pero se aceptaba la posibilidad de constituir gobiernos autónomos en algunas regiones.
  • El poder legislativo, residía en las Cortes, el poder ejecutivo en el gobierno, formado por el Consejo de Ministros y el jefe de Gobierno, así como el presidente de la República, y el poder judicial se confiaba a unos jueces independientes.
  • Se reconocía una amplia declaración de derechos y libertades, y se garantizaba la igualdad ante la ley, la educación y el trabajo. Se estableció el derecho a voto desde los 23 años y, por primera vez, se concedía el voto a las mujeres. Se estableció un Estado laico, reconociendo el matrimonio civil y el divorcio.

Existieron muchas discrepancias entre la izquierda y la derecha, sobre todo, en lo referente a la religión y a la autonomía. La aprobación de los artículos religiosos provocó la dimisión de los sectores católicos del gobierno, por lo cual Manuel Azañasustituyó en la jefatura del gobierno a Niceto Alcalá Zamora, y pasó a ser presidente de la República.

Cuatro asuntos reclamaban la atención de la izquierda en el poder: las relaciones con el ejército, las relaciones con la iglesia, las reivindicaciones de los partidos nacionalistas y, sobre todo, la solución del problema agrario.

La modernización del ejército: Azaña impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y democrático. Para ello creyó necesario reducir los efectivos militares y el excesivo número de oficiales, poner fin al fuero especial de los militares, asegurar su obediencia al poder civil y terminar con la tradicional intervención del ejército en la vida política.

Para esto promulgó la Ley de Retiro de la Oficialidad, que establecía que todos los oficiales en activo debían prometer su adhesión a la República, pero se les daba la posibilidad de retirarse con el sueldo íntegro si así lo deseaban. Más de la mitad aceptó la oferta. Además se cerró la Academia Militar de Zaragoza y se clausuraron las Capitanías Generales. La reforma fue concebida por algunos sectores, sobre todo por los llamados africanistas, como una agresión a la tradición militar y al poder del ejército.

La cuestión religiosa: el choque del nuevo régimen con la iglesia fue abierto y definitivo. Al proclamar la laicidad del Estado y la enseñanza, el matrimonio civil y el divorcio, la II república se enfrentó y enemistó con la Iglesia española y con el Vaticano. Además, el temor a la influencia que las órdenes religiosas ejercían especialmente en la educación llevó al gobierno a prohibirles la enseñanza. El proceso se completó con la Ley de Congregaciones, que limitó la posesión de bienes a las órdenes religiosas. El enfrentamiento más grave se produjo con los jesuitas, debido a la existencia de un cuarto voto de obediencia al Papa. Acusados de depender de un poder extranjero, la Compañía de Jesús fue disuelta, y sus bienes, nacionalizados.

La Iglesia adoptó una actitud antirrepublicana, y dada su enorme influencia social en las capas medias y populares, llevó a una parte considerable de la sociedad española a identificarse con las posiciones políticas de la derecha, autoproclamada confesionalmente católica.

La reforma del Estado centralista: la Constitución de 1931 no contemplaba la existencia de un Estado federal, pero admitía un cierto grado de descentralización. Cabían, por lo tanto, en el marco constitucional republicano, las aspiraciones autonomistas de los partidos regionalistas y nacionalistas catalanes, vascos, gallegos, etc. La impaciencia del catalanismo político de izquierdas, y representado por Esquerra Republicana, con Francesc Maciáal frente, había llevado, incluso, a la proclamación de una prematura República Catalana en abril de 1931. Pero el Gobierno central había sabido reconducir las aspiraciones nacionalistas hacia la concesión de un gobierno autonómico provisional (Generalitat) cuya primera tarea sería la elaboración de un Estatuto de autonomía.

No sucedió lo mismo en el País Vasco, donde la aprobación del Estatuto se retrasó indefinidamente debido a la oposición del republicanismo de izquierdas y de los socialistas enfrentados a los nacionalistas del PNV y carlistas. Tanto los vascos como los gallegos tuvieron que esperar hasta el triunfo del Frente Popular, para conseguir su propio estatuto de Autonomía, y del que poco pudieron gozar pues al poco comenzará la Guerra Civil.

La reforma agraria: el nuevo régimen republicano se enfrentó al más sensible y difícil de los asuntos, el problema agrario. Afectaba, fundamentalmente, a la mitad sur territorio peninsular (Castilla la Mancha; Extremadura y, sobre todo, Andalucía), donde una minoría de latifundistas (propietarios de fincas de gran extensión), aristócratas y burgueses, concentraban una parte considerable de las tierras de cultivo, obteniendo rendimientos mediocres y empleando estacionalmente, como jornaleros o braceros, a una masa de campesinos extremadamente pobres, hambrientos y sumidos en el analfabetismo.

Para resolver este problema, el gobierno promulgó una Ley de Reforma Agraria(1932). El objetivo de la ley no era un cambio radical de la situación del campo ni una colectivización de la tierra, sino la modernización de la agricultura. La ley permitía la expropiación, sin indemnización de las tierras de una parte de la nobleza (los ‘’Grandes de España’’), mientras las cultivadas deficientemente, las arrendadas sistemáticamente o las que, pudiendo ser regadas no lo eran, se podían expropiar indemnizando a sus propietarios.

La aplicación de la Ley se encomendó al Instituto de la Reforma Agraria. Los resultados iniciales de la reforma fueron escasos; las razones estarían en la complejidad de la propia ley, la lentitud y las dificultades burocráticas, la falta de presupuesto y la resistencia de los propietarios, que recurrieron a todo tipo de medios para esquivarla. Los campesinos quedaron decepcionados con los resultados y se orientaron hacia posturas más revolucionarias (ocupación de tierras, incendios de cortijos, reyertas con la Guardia Civil…).

La obra educativa y cultural: el objetivo de la República era promover una educación liberal y laica y garantizar a toda la población, por primera vez en nuestra historia, el derecho a la educación. Se crearon 10000 escuelas y 7000 plazas para maestros. Por otra parte Las Misiones Pedagógicas, formadas por grupos ambulantes de estudiantes, profesores e intelectuales llevaban a las zonas rurales bibliotecas, coros, conferencias, cines y grupos de teatro como La Barraca, organizada por Federico García Lorca.

La labor de gobierno de la coalición republicano-socialista, entre 1931 y 1933, descansó en el apoyo que le brindó una parte de la pequeña burguesía, sectores importante de las clases medias urbanas y el movimiento obrero y campesino vinculado al PSOE y a la UGT. Enfrente tuvo, por un lado, a los terratenientes, nobles y burgueses, a la pequeña burguesía conservadora y sectores de las capas medias, a los pequeños y medianos propietarios agrícolas, a la Iglesia y a la mayor parte de oficiales del ejército y, por el otro, a aquella parte del movimiento obrero y campesino que se identificaba con los ideales de las organizaciones anarquistas (CNT, FAI).

Los problemas de la coalición republicano-socialista:

Una coyuntura económica desfavorable: el cambio de régimen coincidió con la depresión económica mundial. A esto se le sumaron los tradicionales problemas de la economía española y los derivados de la política económica del gobierno republicano (aumento de los salarios industriales y agrícolas), que provocaron un descontento del empresariado industrial y de los grandes propietarios. Por último, el gobierno optó por disminuir el gasto público, pero la disminución de la inversión pública tuvo repercusiones desastrosas sobre los sectores de bienes de inversión (siderurgia, construcción naval, etc.), al reducirse simultáneamente la inversión pública y privada.

La conflictividad social:la lentitud de las reformas emprendidas provocó el desencanto y la impaciencia de los trabajadores. La CNT vio la ocasión idónea para su proyecto revolucionario y fomentó la conflictividad laboral y la insurrección campesina.

Las huelgas, las insurrecciones y las ocupaciones de tierrasfueron en progresivo aumento. En 1932, los anarquistas propiciaron una sublevación de mineros en Cataluña y, en 1933, de campesinos en Andalucía (Casas Viejas). La represión solía ser muy cruenta, como en Casas Viejas donde las fuerzas del orden dieron muerte a doce personas.

Estos hechos produjeron un enorme desgaste del gobierno, que se vio desacreditado como consecuencia de las duras medidas adoptadas para restablecer el orden público.

La reorganización de las derechas: el centro-derecha se reestructuró alrededor del Partido Radical de Lerroux, que atrajo a campesinos, comerciantes y propietarios agrícolas, no tan opuestos a la República como a su carácter de izquierda. La CEDA, derecha monárquica, católica y conservadora, contó con gran número de afiliados y con un líder indiscutible: José María Gil Robles. Asimismo, Renovación Española (José Calvo Sotelo), los carlistas, y muy especialmente los grupos fascistas de Falange y de las JONS, aunque minoritarios, realizaron una intensa actividad de agitación.

En este contexto, y haciéndose eco de este malestar, el general Sanjurjoprotagonizó un golpe de Estado, pero fracasó. En 1933 se creó la Unión Militar Española (UME)como organización clandestina de militares derechistas y antirreformistas.

En 1933 ya eran evidentes la crisis de la coalición republicano-socialista y el desgaste del gobierno. El jefe del gobierno, Manuel Azaña, dimitió y el presidente de la República disolvió las Cortes y convocó elecciones.

Las elecciones de 1933: fueron las primeras en las que votaron las mujeres, y tuvieron una alta abstención. La izquierda se presentó desunida; los republicanos y los socialistas, enfrentados por los conflictos sociales, presentaron candidaturas separadas; además, importantes masas obreras optaron por la abstención a petición de la CNT. Por el contrario, la derechase presentó unida y organizada. El resultado fue la victoria de los partidos de centro-derecha.

Dos fuerzas políticas obtuvieron los mejores resultados: el Partido Radicalde Lerroux y la CEDAde Gil Robles. Alcalá Zamora confió la formación de gobierno al Partido Radical, aunque contaba con el apoyo parlamentario de la CEDA.

  1. Bienio conservador (1933-1935)

La paralización de las reformas: en el campo se frenó la reforma agraria. Los propietarios mostraron su voluntad de desquitarse de las reformas anteriores y los campesinos respondieron con huelgas.

El gobierno central se enemistó con los nacionalistas vascosal paralizar el proyecto del estatuto vasco impulsado por el PNV.

Asimismo, también intentó contrarrestar la reforma religiosa aprobando un presupuesto de culto y clero. En cuanto al ejército, se aprobó una amnistíapara los sublevados con Sanjurjo. En materia de educación, se redujo considerablemente el presupuesto.

El viraje conservador tuvo como consecuencia una radicalización del PSOE y de la UGT. El sector radical del PSOE y los anarquistas declararon una guerra abierta, que se materializó en huelgas y conflictos. Ante esta situación, el jefe de gobierno otorgó tres cartetas ministeriales a la CEDA.

La revolución de octubre de 1934: la izquierda interpretó la entrada de la CEDA en el gobierno como una derivación hacia el fascismo. Esto provocó una huelga general promovida por la UGT y CNT. La huelga fracasó en la mayor parte de España excepto en Asturias, donde los mineros protagonizaron una revolución social. El gobierno envió desde África a la Legión, al mando del general Franco, para reprimir el levantamiento. La represión fue durísima: más de 1000 mineros muertos, 2000 heridos y 5000 detenidos.

En Cataluña, la revuelta tuvo un carácter más político que en Asturias. El presidente de la Generalitat, Lluis Companys, proclamó la República catalanadentro de la República Federal española, al mismo tiempo que una alianza de partidos y sindicatos de izquierda organizaba una huelga general. Se declaró el estado de guerra. Hubo más de 3000 detenidos, entre ellos miembros del gobierno catalán. Azaña, que se encontraba en Barcelona, también fue encarcelado.

La crisis del segundo bienio: las consecuencias de la revolución de octubre fueron notables. La CEDA aumentó su influencia en el gobierno y se mostró partidaria de aplicar las condenas con rigor. Se suspendió el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Se devolvieron las propiedades a los jesuitas. Pero una fuerte crisis de gobierno estalló en otoño de 1935. El Partido Radical se vio afectado por una serie de escándalos de corrupción. Esto agravó las diferencias en la coalición gubernamental. Los radicales estaban deslegitimados para gobernar. Gil Robles intentó que le nombraran presidente del gobierno, pero Alcalá Zamora se negó y decidió convocar nuevas elecciones para febrero de 1936.

  1. El Frente Popular

Las elecciones de febrero de 1936: para presentarse a las elecciones, los partidos de izquierda(republicanos, socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular, una coalición electoral basada en un programa común. La CNT no participó en el pacto, pero esta vez no pidió la abstención, lo que de hecho significaba el apoyo al Frente Popular. Los partidos de derechaformaron distintas coaliciones, constituidas por la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas (Bloque Nacional). Lerroux se presentaba al frente del Partido Radical y J.A. Primo de Rivera, capitaneaba la lista de Falange Española y de las JONS. Pero las derechas no lograron confeccionar una candidatura única para toda España.

En las elecciones, el Frente Popular obtuvo el 48% de los votos y se convirtió en la fuerza ganadora. Las derechas obtuvieron el 46% y las fuerzas de centro sólo un 5%. Manuel Azañafue nombrado presidente de la República, y Casares Quirogajefe de gobierno.

El Frente Popular: el nuevo gobierno decretó una amnistía–fueron excarcelados unos 30000 presos políticos-. El Gobierno de la Generalitat volvió de nuevo al poder. Se reanudó el proceso reformistay se presentó un proyecto para la reanudación de los asentamientos de campesinos.

Esperanzados, los partidos de izquierda se lanzaron a una movilización popular. En las ciudades se convocaron huelgas para pedir la mejora de las condiciones laborales; en el campo, los jornaleros se adelantaban a la legislación y ocupaban las tierras.

Esta situación fue recibida por las derechascon absoluto rechazo: muchos propietarios de tierras se opusieron a las medidas del gobierno; algunos empresarios cerraron fábricas y la Iglesia volvió a lanzar campañas contra la República. Falange Española asumió un fuerte protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento. Utilizando la ‘’dialéctica de los puños y las pistolas’’ grupos de falangistas formaron patrullas armadas que iniciaron acciones violentas, que fueron respondidas del mismo modo por los militantes más radicales de la izquierda.

Hacia el golpe de Estado: la creación de un clima de violencia era una estrategia que favorecía a los sectores decididos a organizar un golpe de Estado militar. En los primeros momentos, la conspiración militartuvo mala organización hasta que se puso al frente el generalEmilio Mola. Su plan consistía en organizar un pronunciamiento militar simultáneo en todas las guarniciones, siendo claves las de Madrid y Barcelona, con protagonismo especial del ejército de África, al mando del general Franco. Para frenar los rumores copistas, el gobierno trasladó de destino a los generales más implicados (Franco, a Canarias, y Mola a Navarra), pero no se atrevió a destituirlos.

La conspiración contaba con el apoyo de los sectores monárquicos, carlistas, cedistas, falangistas, etc. El 14 de julio se produjo en Madrid el asesinato, a manos de un grupo de izquierdistas de José Calvo Sotelo, en respuesta al asesinato del teniente Castillo, militante socialista. Su muerte aceleró los planes golpistas y la sublevación se inició en Marruecos, y el 18 Franco abandonó Las Palmas de Gran Canaria para ponerse al frente de las tropas sublevadas del norte de África. Simultáneamente, en distintos puntos de la Península los militares se alzaban contra el gobierno republicano, dando origen a una guerra civil que se prolongaría durante tres años.

3. La Guerra Civil

Del golpe de Estado a la Guerra Civil: la sublevación triunfó prácticamente en toda la España del interior, en Galicia, la Andalucía del Guadalquivir y las zonas agrarias donde predominaban la gran propiedad o los pequeños propietarios muy conservadores.

Por el contrario, el alzamiento fracasó donde las fuerzas obreras y de izquierda tenían mayor peso: en las zonas industriales del País Vasco, Cataluña, Madrid, Asturias, Santander y Levante, así como en una parte de Castilla, Extremadura y Andalucía. Al cabo de una semana la evidencia de que el golpe militar no había triunfado originó la división en dos bandos que iban a enfrentarse en una cruenta guerra civil.

El bando de los sublevadosestaba constituido por militares conservadores, monárquicos de derechas, grupos católicos, falangistas, tradicionalistas y por todos aquellos que se habían opuesto a las reformas de la República(burguesía financiera, terratenientes, medianos y pequeños propietarios rurales y urbanos).

Los leales a la Repúblicaestaban constituidos por las clases más populares: obreros y empleados urbanos, pequeña burguesía y campesinado sin tierras. Junto a ellos estaban también las clases medias vinculadas a partidos republicanos, además de un nutrido grupo de intelectuales y artistas.

La internacionalización de la guerra Civil: La guerra Civil española tuvo gran repercusión internacional. Fue vista como una confrontaciónentre las fuerzas democráticasy los regímenes fascistasen ascenso (Alemania e Italia).

Tanto los sublevados como el gobierno legítimo de la República recurrieron al exterior para buscar apoyos. El gobierno de la República pidió colaboración militar y política a Francia, pero tanto ésta como Gran Bretaña, con el fin de evitar una confrontación con Alemania e Italia que condujera a una nueva guerra, suscribieron un acuerdo de No Intervención. Dada la situación, el gobierno de la República tuvo que comprar armas a la Unión Soviética, que también envió personal militar especializado. En el bando republicano, lasBrigadas Internacionalesprestaron una gran ayuda. Fueron fruto de un movimiento de solidaridad antifascista (más de 6000 llegados de todo el mundo).

Los sublevados fueron los más favorecidos por el apoyo extranjero. La ayuda alemana e italiana en armas (aviones, carros de combate, artillería) fue la más importante. Alemania envió a su aviación, la Legión Cóndor.

La zona republicana: la guerra originó en la zona republicana una situación compleja. Por un lado, parte de las fuerzas de izquierda vieron la ocasión de realizar sus anhelos de revolución social. Por otro lado, era necesario concentrar todos los esfuerzos en ganar la guerra porque una derrota suponía el fin de toda esperanza de cambio social.

En el territorio que permaneció fiel a la república, el alzamiento militar provocó la extensión de un clima revolucionario. El elemento militar provocó la extensión de un clima revolucionario. El elemento más significativo fue, sin duda, la colectivización de gran parte de la propiedad industrial y agraria. En los primeros meses de la guerra se desencadenó en la zona republicana una respuesta popular contra todo lo que pudiera tener relación con los llamados ‘’facciosos’’: la Iglesia, la burguesía, los propietarios y las clases acomodadas fueron objeto de una persecución, que se escapó del control del poder republicano (asesinatos de presos políticos de derechas en las cárceles). Estas actuaciones estuvieron impulsadas, sobre todo, por el sector más radical del anarcosindicalismo (CNT-FAI) y del POUM. El resto de las fuerzas políticas mantuvieron posiciones críticas, reclamando la necesidad de un poder estatal fuerte que concentrase sus esfuerzos en ganar la guerra. Esta división dio lugar a un trágico enfrentamiento armado en Cataluña en mayo de 1937, enfrentamiento del que salieron triunfantes los partidarios de ganar la guerra, que desde mayo de 1937 hasta marzo de 1939 tuvieron en el socialista Juan Negrínun jefe de Gobierno que basó su política en la prioridad del esfuerzo militar. Con todo, la unidad de la izquierda nunca fue tan sólida como la de la derecha y, además, llegó cuando ya la guerra se inclinaba del lado nacional.

La zona sublevada: la creación de un Estado totalitario.: para dirigir la guerra fue ganando cada vez más adeptos el general Francisco Franco. El 1 de octubre de 1936 fue nombrado Jefe del gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos.

A partir de octubre de 1936, a diferencia de la zona republicana, existía un mando militar único e incontestado, pero ninguna cohesión política. El proceso de institucionalización del nuevo Estado Franquistaculminó en 1938 con la formación del primer gobierno de Franco.En la persona de Franco se concentraba la jefatura del Estado y la presidencia del gobierno y pasó a ser llamado Caudillo de España.

La construcción del Estado Franquista fue acompañado de una violencia extrema. La represión tuvo un carácter sistemático, planificado y fue ejercida por el ejército, la Falange o las autoridades políticas contra cualquier sospechoso de simpatizar con la izquierda. Una parte de los miles de ejecutados durante la guerra fueron enterrados en fosas comunes.

Las operaciones militares

Al empezar la guerra los sublevados pudieron controlar Navarra, la Rioja, Castilla-León, la mayor parte de Aragón y casi todas las Baleares, Galicia, Canarias, el protectorado español de Marruecos y algunas ciudades andaluzas como Cádiz, Sevilla y Córdoba.

El avance hacia Madrid:después de cruzar el Estrecho, las tropas de África tenían como objetivo esencial tomar la capital. En septiembre, Franco, convertido en jefe del ejército del sur tras la muerte de Sanjurjo, decidió desviarse para ocupar Toledo y poner fin al cerco del Alcázar, y a finales de octubre se hallaba a las puertas de Madrid. La conquista de la capital podía ser inminente. Miles de hombres y mujeres fortificaban los accesos, mientras nacían consignas míticas como ‘’No pasarán’’. Pese a las incursiones aéreas, Madrid resistió el ataque, gracias también a la llegada de las primeras Brigadas Internacionales.

Fracasado el intento de entrar en la capital, los sublevados emprendieron maniobras para aislar Madrid. Se produjo la batalla del Jarama.En la batalla de Guadalajara, las tropas fascistas italianas de Franco sufrieron una espectacular derrota.

La ocupación del Norte: ante las dificultades para tomar Madrid, Franco decidió concentrar los esfuerzos en la zona norte, Asturias, Cantabria y el País Vasco, que habían quedado en manos republicanas pero aisladas del resto de la península. Los combates se produjeron entre abril y octubre de 1937. En abril la ciudad vasca de Guernicaera arrasada por la aviación nazi, por orden de Franco. Bilbaofue ocupada en junio. En agosto las tropas de Franco entraban en Santander, y más tarde en Asturias.

El avance hacia el Mediterráneo: en febrero de 1938, el ejército de Franco desencadenó la campaña de Aragón, llegando al Mediterráneo por Castellón. El territorio republicanoquedó dividido en dos zonas, una de las cuales era Cataluña, aislada del resto. Franco podría haber concentrado sus fuerzas en atacar Cataluña y quizá haber acabado con la guerra, pero prefirió continuar la ofensiva hacia el Sur.

La batalla del Ebro y la ocupación de Cataluña: el avance de las tropas sublevadas quedó detenido cuando el ejército republicanoreorganizó desde Cataluña sus unidades y desencadenó un poderoso ataque sobre el río Ebro. La única esperanza de la Repúblicaera conquistar territorio y volver a unir las zonas fieles al gobierno republicano.

La batalla del Ebrofue uno de los mayores episodios militares de la guerra. Empezó el 25 de julio y el 16 de noviembre el ejército republicano había sido derrotado.

Franco decidió emprender definitivamente la ofensiva sobre Cataluña. El día 26 de enero entraba en Barcelona.


El final de la guerra: en febrero de 1939 a la República no le quedaba más territorio que Madrid, La Mancha y la región mediterránea desde el norte de Valencia hasta Almería. A comienzos de marzo se produjo en Madrid una sublevación contra el gobierno republicanodirigida por el coronel Casado, responsable de la defensa de la capital. Casado controló Madrid tras una fuerte lucha con las unidades comunistas. El 28 de marzo, las tropas de Franco entraron en Madrid.

En los días posteriores se ocupó toda la zona mediterránea. El 1 de abrilFranco firmó en Burgos el último parte de guerra: ‘’En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. Españoles, la guerra ha terminado’’.

Los efectos de la guerra: la guerra comportó miseria y muertepara miles de personas de uno y otro bando. A las bajas en los combates y las víctimas de la represión, hay que añadir las muertes producidas por la carestía de alimentos. Tambíen se produjo una fuerte reducción de la producción industrial. Además, la guerra significó la destrucción de gran parte de las infraestructuras y las comunicaciones. Los bombardeossobre pueblos y ciudades afectaron duramente a la población civil.

El final de la guerra significó, también el exiliopara cientos de miles de republicanos que se dirigieron a Francia, Méjico y la URRS.

Al terminar la guerra fueron ejecutados decenas de miles de prisioneros republicanos y más de 25000 fueron encarcelados.

La devastación de ciudades, pueblos, fábricas, vías férreas, carreteras, etc., así como la pérdida de las reservas de oro y el endeudamiento provocaron la postración y el retroceso de la economía española, que tardaría años en recuperar su capacidad productiva. La victoria del bando nacional determinó el fin de la II República y el establecimiento de una dictadura militar. La guerra cerró una etapa de la historia española, devolviéndole el poder y la dirección exclusiva del destino del país a los grupos sociales más ligados a la propiedad de la tierra y al capital bancario e industrial, en una palabra, a los terratenientes(nobles y burgueses) y a la burguesía empresarial, que habitualmente venía gobernando España desde la inacabada revolución liberal del S.XIX.




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Enviado por:Jolulimo
Idioma: castellano
País: España

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