Biografía
Emmanuel Mounier
CAPÍTULO I.
MOUNIER Y SU TIEMPO.
“El acontecimiento será nuestro maestro interior. Pensar al filo de los hechos puede tener su parte lúcida y su aspecto ciego, pero pensar sin los hechos, o al margen de los hechos, no sería rigurosamente pensar: no es filosofía lo que es sólo filosofía”. Son palabras que el mismo Mounier utiliza para explicar su pensamiento, nombrado por él como una filosofía de la acción. Para entender un pensamiento como el de Mounier es necesario encarnarte tanto en su vida, como en el contexto histórico; si no es así, solo estudiarás ideas sueltas, pero nunca esa filosofía que se encarna, como la que propone el autor.
Mounier es un hombre de su tiempo, su compromiso con sus coetáneos es el principal objetivo de su filosofía; él escribe para dar una respuesta al hombre y su situación, teniendo muy en claro que la mejor forma de hacer revolución, no es la violenta, sino la intelectual. Es conciente de las revoluciones ocurridas en la Europa del siglo XIX y ve que en su mayoría no dejaron los avances que prometieron, sino que al contrario, todos los des-haberes que acarrea una guerra. Por eso Mounier propone una verdadera revolución, que empiece a cambiar lo más profundo del hombre: su pensamiento. Así, desde su realidad concreta empieza a cambiar y a proponer una nueva forma de pensar.
1.- SU CONTEXTO HISTÓRICO.
Mounier es heredero de un continente lleno de conflictos y divisiones desde el siglo de sus abuelos que sin duda lucharon por formar grandes democracias, pero para formarla no le fueron suficientes todas las revoluciones y guerrillas del siglo XIX, pues apenas abriendo los ojos el siglo XX comienza la I Guerra Mundial. Esto es justo cuando Mounier tenía nueve años, un primero de agosto de 1914, este es uno de los encuentros armados más trágicos de la historia de la humanidad y para su tiempo, el mayor; finaliza en 1918. Francia participa activamente en este conflicto, es de la parte que se llamo de las “Aliadas” que luchaban contra la coalición llamados “Imperios Centrales”. Este río de sangre que bañó con sus cauces todo el continente europeo tiene como fuente el siglo XIX y todos sus conflictos económicos, que explotan por el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Habsburgo. Así, viendo la realidad por la que pasan él y sus compatriotas, Mounier escribe en páginas de oro con letras de sangre: “somos una generación huérfana”, pues en lo que es el crecimiento de él y sus compañeros de infancia y adolescencia falta una generación de varones: sus padres; muchos de los jóvenes contemporáneos a él no los conocen, solo conocen a los abuelos; ellos, sus padres, fueron a la guerra y en muchos de los casos no regresaron.
Este monumento a la bestialidad del hombre construido sobre los prados de la historia es culminado en 1918; pero son tan pocos los momentos de calma que tiene las tierras europeas, porque no tardaron en salir sobre los cielos del tiempo las nubes terroríficas de lo que fue el mayor de los monumentos a la irracionalidad que puede encerrar el ser humano con su ansia de poder, es en el año 1932 cuando las nubes de la II Guerra Mundial abren sus senos y derraman sobre los campos de Europa balas de odio y ambición. Francia, al igual que todo Europa, es bombardeada por distintas corrientes ideológicas, es una época de establecer un sistema de gobierno. Así, el ambiente que se presentó en estos catorce tristes años que hay de espacio entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial no se le puede llamar paz, pero sí pone un poco de calma en el ambiente para que Mounier pueda agarrar su dócil pluma y crear Sprit, pero que no pocas veces el trayecto de su pluma ve interrumpido por que su tinta manchaba fibras más íntimas de los pensamiento pervertidos.
Mounier es testigo y partícipe de las dos lanzas envenenadas de la guerra que fueron lanzadas por el hombre hacia el mimo hombre. Solo gozó de cinco años de relativa paz después de la II Guerra Mundial y antes de su muerte. Pero es sólo así cuando alguien corre por los ríos de la historia accidentados por terrenos llenos de violencia, es cuando se forma un pensamiento capaz de poner las bases para reordenar la jerarquía de valores dentro de la sociedad.
2.- CORRIENTES POLÍTICO-FILOSÓFICAS EN LA FRANCIA DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XX.
La guerra aparece ya en las memoria de las personas, Hitler, para alegría de muchos ya ha muerto y con esto un aire de paz se pude respirar por los campos europeos, sin embargo, es la hora de poner las bases para un gobierno en Francia y esto hace que muchos se levanten con bocinas estridentes queriendo ganar al atención de la aturdida sociedad. Solo baste tener el dato de las elecciones de octubre de 1945 para la Asamblea Nacional Constituyente de Francia y es suficiente para darse cuenta de la situación: se lleva la victoria el Partido Comunista con el 25%, contra el Partido Socialista que tiene un 23% y el Movimiento Republicano Popular (demócratas) con un tanto igual de porcentaje. Es el tiempo del tripartidismo, en esta etapa la autoridad del gobierno es compartida por socialistas, comunistas y republicanos, esto es lo que la historia de Francia conoce como la IV república (1946 - 1958). Es en este ambiente cuando Mounier publica su obra mas grade: ¿Qué es el personalismo?, obra con la cual nuestro autor quiere dar respuesta a los diversos movimientos políticos-filosóficos que se exponían en la Francia de mitad de siglo, entre los cuales destacan el comunismo, fascismo, socialismo, capitalismo, entre otros.
Comunismo:
Corriente ideológica que nace durante el s. XIX por K. Marx; en este pensamiento promueve que los principales medios de producción pertenezcan a la comunidad y no a los individuos. En teoría, pretende que todos tengan lo necesario y lo que les corresponda, pronto no habrá un gobierno pues todo será administrado por la comunidad. Sin duda que su idea mas arraigada es la de dar fin a la propiedad privada y el quitar la religión, porque ésta es el opio de la sociedad. Pero a esto sólo se llegará por medio de la revolución violenta y la lucha de clases. Marx siguiendo la dialéctica invertida de Hegel, reduce la hombre a pura materia y todo (la política, la cultura, la religión y la filosofía) es un reflejo del desarrollo económico de un pueblo. Siguiendo esta lógica no da en ningún momento paso a las realidades trascendentes; es decir, en lo que corresponde al hombre no tiene una visión del espíritu, es sólo materia y sirve como un medio de producción dentro de la estructura de la sociedad, comenta Mounier:
“Hay un marxismo, filosofía totalitaria, que convierte toda actividad espiritual en un reflejo de las circunstancias económicas, ocultando o negando los misterios del ser y del hombre, no considerando otra superficie del hombre que la relacionada con la vida de nutrición y de relación y amenazando a la persona con los propios mecanismo que pueden liberarla”.
Socialismo:
Se determina así al conjunto de teorías y acciones que pretenden disponer un sistema económico-político en que se socialicen los sectores de producción y control estatal de los sectores económicos; éste, al igual que el comunismo, se opone al capitalismo; pero mientras que el comunismo quita totalmente la propiedad privada, el socialismo solo la limita; en el comunismo la religión aparece como algo prohibido, en el socialismo no la prohíbe y aunque su pensamiento no dicte una actitud tan hostil, como el comunismo contra la religión, sin embargo, la religión no deja de ser una organización meramente personal temporal. En este tipo de corrientes todavía la visión que se tiene del hombre es meramente material, en algunos de la cosas se hablará de la trascendencia dentro de la sociedad o de la historia, pero no se habla de una realidad metafísica, en que la persona entre en comunión con seres trascendentes; el hecho de que permita la religión es por el respeto a la libertad de libre albedrío de los ciudadanos.
Es digno de recordar que desde el nacimiento de la Doctrina Social de la Iglesia, que nace de una forma manifiesta a finales del siglo XIX con el Papa León XIII en al Encíclica Rerum Novarum¸ tiene un tinte socialista; cometa Mounier: “siempre habrá una diferencia irreductible entre el socialismo que limita su horizonte al hombre y al cristiano que lo despliega en Dios, por muy elevado humanismo que sea el humanismo del primero. Es falso decir, que el ideal socialista se limita a una cuestión de estómago y que el bienestar material sea para sus protagonistas un fin en sí mismo”.
Capitalismo:
Sí el comunismo quiere quitar la propiedad privada, el capitalismo la defenderá y será su bandera de batalla. Dice que los bienes de producción deben ser administrados por particulares y que el estado no debe tener participación en la administración de lo económico. En este sistema se moverán cuestiones como el mercado, la bolsa, la oferta y la demanda, plusvalía, etc. Este es el sistema que hasta nuestros días ha estado latente, en las naciones europeas y el norte de América. En los diversos tiempos de su historia ha evolucionado y se le han agregado ideas nuevas, uno de los ejemplos puede ser México, el cual se dice regir por un sistema neoliberal como un despliegue de éste.
Dentro de lo que se conoce como sus principios radicales está:
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Principio metafísico del optimismo de la libertad: en éste se da una libertad sin disciplina, en la cual, nos dice la experiencia, se provoca que los más fuertes oprimen a los mas débiles.
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Primado de la producción: no es la economía la que está al servicio del hombre, sino el hombre al servicio de la economía.
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Primado del dinero: son la economía y el trabajo los que están al servicio del dinero.
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Primado del beneficio: como un efecto, el beneficio del dinero es el móvil dominante de la vida económica.
2.4 Nacionalismo:
Es una corriente político-filosófica en la que se exalta de una forma exagerada el estado; en ella, éste no sirve al individuo, sino que el individuo sirve al estado. El sentimiento de pertenencia a una nación es llevado a el extremo, por ser afines en creencias, razas, religión, lengua e intereses comunes. De este pensamiento se derivaron otros muy concretos con lo son: NAZI en Alemania, Jacobismo en Rusia y el Fascismo en Italia. Lo mismo que puede pasar con las personas y el individualismo, puede con los estados y el nacionalismo. Todo lo que encuentra a su alrededor y dentro de sí lo quiere poner a su servicio, donde le sirve de fuerza el sentimiento de patriotismo, elevándolo a la nación. “El nacionalismo se sirve del patriotismo como el capital se sirve del sentimiento natural de la propiedad personal, a fin de dar un sistema de intereses o a un egoísmo colectivo un alimento sentimental al mismo tiempo que una justificación moral”.
En sistemas políticos como se pierde la identidad como persona, alguien solo tiene valor en cuanto forma parte de un estado, de manera que todo y todos están el servicio del estado, sus miembros pierden valor en si, sólo sirven en cuanto aporten algo material al estado. En por lo general los que llegan al gobierno es un grupo de personas muy reducido pues llegan a pospuestos de poder de formas injusta y no democráticas. Pues si la sociedad ha sido devaluada en sus miembros más específicos el gobernante no tiene a quien servir, pues entonces el servio de gobierno pierde su razón de ser.
Fascismo:
Es un extremo del nacionalismo, este término fue utilizado por Benito Mussolini, el fundador de este movimiento en Italia. Nace como una respuesta al comunismo que amenazaba Europa después de la Segunda Guerra Mundial, surge con ideas del socialismo, pues en dichas filas anduvo su fundador, después tiene encuentros con los formadores del pensamiento nacionalista como F. Nietzsche y S. Kierkeergard, que fueron quienes formaron el pensamiento de derecha, y hace suyas las tesis de la acción y del vitalismo. Por lo que fue Mussolini conviene decir que tuvo una dictadura en Italia de 1922 a 1944, éste se alió con Adolfo Hitler, y llevó a Italia a una dolorosa destrucción después de la II Guerra Mundial. Uno de los factores que influyó en que se instituyeran estas dictaduras, no solo en Italia sino en muchos países de Europa, es la poca eficacia que mostraban los gobiernos democráticos, en los cuales la extrema pobreza y la escasez de empleos, orillaron a los ciudadanos a aceptar un sistema de gobierno de dictadores. En este tipo de dictaduras había una exaltación de lo irracional y de la fuerza, nuestro autor cita un ejemplo que un senador le dice a Mussolini que defina lo que es estado, a lo que contesta éste: “El honorable Gronchi me ha pedido que defina el Estado, yo solo me contento con gobernarle”. Si bien el nacionalismo tenía un control de estado ad intra, el facisimo por su parte tiene una visión internacional, donde los pueblos se le tienen que someter y estar bajo su poder; en este tipo de gobierno es muy claro que se destruye la nación en sus miembros específicos: los ciudadanos.
3.- SU VIDA.
El siglo XX se encuentra en sus primeros suspiros, nunca por su mente pasa todo aquello de lo que será testigo, cuando en el quinto año de que el siglo empezará ha recorer su historia abre los ojos a este mundo Emmanuel Mounier, cobijado por los aires de las montañas del sur de Francia; “Soy un hombre de la montaña”, es una afirmación de Mounier cuando habla de su vida. Nace en Grenoble, una provincia del sur-este de Francia hoy capital del departamento de Isère, en un primero de abril. Su familia es muy conservadora y cristiana, continuamente volteará su mirada hacia atrás para ver el recuerdo de sus abuelos (los cuatro campesinos). Su padre fue farmacéutico, siempre fue de una salud considerable, y ganó lo suficiente para mantener a su familia. Su madre una mujer sencilla y reservada, que enseña a sus hijos y atiende el hogar. Mounier tiene una hermana que se la pasa en el colegio, por lo que Emmanuel vivirá como hijo único durante 19 años. Por su parte, el clima familiar es abierto, se lee mucho, se discute; por otro lado, su familia es seria y piadosa, modesta, marcada con la timidez propia de una familia de provincia. Desde pequeño fue alimentado por la fe cristiana, fuerza que lo acompañó a lo largo de todo su pensamiento.
Fue su tierra natal quien lo vio escribir sus primeras letras, ahí mismo años mas tarde empezó a estudiar filosofía con J. Chevalier, con el cual obtiene la licencia en filosofía. A los 19 años, por iniciativa de sus padres, va a París a estudiar medicina, pero al poco tiempo la abandonó por la filosofía, su verdadera vocación. Es seguro que este cambio de ambiente de una provincia a la ciudad, y de una ambiente de seguridad familiar a la soledad urbana, le marca la vida; a pesar de que encuentra su verdadera vocación en la ciencia del pensamiento, dentro de la universidad tuvo algunos problemas con los profesores ante la indiferencia de una tesis que él quería presentar.
Animado por los místicos españoles toma camino a tierras peninsulares; ahí conoce a Péguy y este se vuelve su autor favorito; es en esta etapa de su vida cuando se plantea el problema si se quiere dedicar a la investigación o una vida del pensamiento que impulsada a la acción; definitivamente prefirió la segunda, ya que por su talento personal y por sus profundas convicciones cristianas se sentía responsable de la crisis de su época.
Es en la tercera década de su vida cuando conoce a Paulette Lecclerc, con quien en 1938 contrae matrimonio y será su esposa hasta su muerte, y la más fiel de todos sus colaboradores. Es con quien tiene la dicha de ser padre, pero solo muy poco tiempo, pues la pequeña Annette, quien solo vive con ellos un año nueve meses, pues la muerte la sorprendió.
En el 1939 es movilizado a ayudar en la guerra, poco tiempo después regresa a su casa por causas de salud. El 15 de enero 1942 es arrestado en su domicilio a causa de su revista, que tiempo atrás había sido prohibida su publicación; es puesto en libertad bajo condición diez meses más tarde. A causa de unas crisis cardiacas mal cuidadas la muerte le sobreviene en el año de 1950, apenas a los 45 años de edad; dejando un legado para el mundo de la filosofía: el ser capaz de hacer una filosofía para el hombre y que este hombre tenga un nombre en medio de la comunidad: Persona.
4.- LOS QUE INFLUYERON ES SU PENSAMEINTO.
Desde pequeño fue envuelto en los pañales del cristianismo, bajo la sombra de una familia católica, es ahí donde tiene una experiencia de comunidad, tal vez desde su misma familia él encuadra lo que después llamará Persona de Personas; esta experiencia de cristianismo comunitario es el cimiento sobre el cual su pensamiento que con el crecerá junto con su vida y llegará a ser el movimiento que parta el recorrido del tiempo; todos los demás pensadores que influyen están sobre esta base.
Ya con raíces enterradas en el cristianismo y durante su vida filósofo tiene encuentros con otros pensadores que concordaban con él, entre ellos se puede destacar J. Maritain, dicho filosofo francés nace en 1882, con él tiene un encuentro Mounier. Maritain es converso al cristianismo, pues su familia es liberal protestante; es en su conversión conoce el tomismo a través del Padre. Clerissac. A partir de este momento su identificación con ésta escuela es tan radical que influye incluso en la nueva visión del tomismo propuesta por la Iglesia. De él tomara Mounier su visión del hombre en cuanto sistema de gobierno, pues no lo pone al servicio de la sociedad, tal como lo afirmaban los totalitarismos, sino que es la sociedad quien está el servicio del hombre, el cual tiene su valor por encima de cualquier organización. Maritain también propone como modelo de comunidad a la Santísima Trinidad, salvado el misterio del dogma, del tal forma que el hombre, la única criatura que Dios ha querido en sí misma, no encuentra su plena plenitud sino en la entrega total al otro, con él tuvo después una discrepancia por su forma de ver la filosofía, y así termina su relación, pero la influencia permanece.
Otro de los que influyó en su pensamiento fue su maestro Chevalier, profesor de la universidad y gran pensador católico, del cual aprendió el pensamiento de Bergson y de Blondel, así como una base muy sólida de Descartes y de Pascal. Pronto se relacionó con otros importantes autores de su tiempo, entre ellos, aparte de los ya mencionados, están Bediaev y Guitton, además conoció otras corrientes filosóficas entre ellas el existencialismo y el marxismo.
5.- SUS PRINCIPALES OBRAS.
Sus escritos van naciendo junto con la problemática que se encuentra en su mundo. Así, el 24 de octubre de 1929 es una fecha negra para la economía mundial, pues la bolsa de valores de Nueva York se cae, es lo que se conoce como crack de Wall Street, a consecuencia de miles de empresas se fueron a la quiebra y las filas de miles de desempleados llenaron las ciudades, esto es lo que fue el fin del liberalismo económico según la visión del s. XIX que se sustituye por un sistema de economía mixta. Pues es a la luz de estos hechos como nace la Revolución Personalista y Comunitaria, en la que todos sus capítulos, excepto el octavo, son iluminados por esta situación. Sus reflexiones fueron saliendo de 1932 hasta 1935, año en que es publicado por primera vez.
Un año después, en 1936 se publica Manifiesto al Servicio del Personalismo, en este se recogen las situaciones que preparan la II Guerra Mundial y la Guerra Civil Española, de la cual Mounier estuvo tan atento en Esprit. El texto de Personalismo y cristianismo es movido también por estas influencias, ésta se publica en 1939.
Acabada de pasar la Segunda Guerra Mundial y en Francia es la época del tripartidismo, es lo que se conoce como la IV República, ya mencionada; la economía de Francia, al igual que la de otros países europeos, está por los suelos. En cuestión política está dividida y el cristianismo esta aburguesado, es en éste contexto cuando surgen obras como: ¿Qué es el personalismo?, en 1947; en 1949 El personalismo y en 1950 La cristiandad difunta. En sus obras se puede dar cuenta que Mounier no renuncia a la teoría, más bien la adquiere desde la práctica.
Los escritos de Mounier son muchos y es bien sabido que su obra más grande es Esprit, la revista fundada por él mismo, por medio de la cual, mientras que los países y las se bombardeaban intentado destruirse, él bombardeaba al mismo tiempo el pensamiento de la juventud de su tiempo para crear una nueva mentalidad que fuera capaz de parar las guerras al reencontrarse consigo mismo y con el otro, como personas que pueden tener una relación “yo-tú”. Es por eso que su revista: Sprit, tiene un lugar especial dentro de sus obras.
Es imposible hablar de la obra Mounier sin hablar de Spirit, la revista fundada por él para trasmitir su pensamiento. Él, decidiéndose a dejar de lado la docencia para llevar su pensamiento a la práctica, decide fundar un sistema donde puede hacer que su pensamiento se extienda, es decir, hacer una revolución desde el pensamiento, llamando en especial a la juventud para que se den cuenta que la realidad puede cambiar.
Espirit no es una obra de Mounier solo, es un trabajo de equipo entre él y sus amigos. Inicia en octubre de 1932, se presenta como el órgano de información de un movimiento, pero que muy pronto, en octubre del mismo año, se separa del movimiento, para esto Mounier y Georges Izard, el animador del movimiento, dan el aviso que se separa de éste.
En una conferencia que da en 1944 Mounier, haciendo un recuento de la historia, divide las etapas de Esprit en cinco, las cuales pueden expresar la evolución de su pensamiento:
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Primera (1932 - 1934): él mismo la declara doctrinaria y deficiente en el terreno político.
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Segunda (1932 - 1939): es la etapa de los compromisos.
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Tercera: ésta llega hasta el armisticio de 1940.
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Cuarta (marzo a septiembre de 1941): trata de los siete meses de reparación bajo Vichy; en esta etapa se muestran polémicas entre las políticas que circulaban en Francia a principios de la guerra.
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Quinta: esta es la etapa de la post-guerra. Con Espirit resume magistralmente las instituciones de partida: la preocupación por evitar la revolución, por no responder con cierto espiritualismo desapegado a los acontecimientos y de la condición histórica del hombre.
Si se quiere ver un lugar donde Mounier halla plasmado su pensamiento sin dudarlo es su revista, que al paso de los años va evolucionando; es necesario decir que todas las obras de Mounier fueron primero, de alguna forma, publicadas en Esprit y después se recopilaron y se editaron como bibliografía. Uno de sus mayores logros como filósofo es haber renovado la filosofía como ciencia, sacándola de las aulas y llevándola a la vida diaria. “Hacer libros nunca fue su meta, sino hacer hombres”, de antemano Mounier es uno de los autores del siglo XX que propone los medios para escapar de las perversiones de la modernidad, pero sin separase de ella.
Toda la obra de Mounier es construida sobre la columna de la experiencia concreta del hombre de su tiempo; así él da un respuesta práctica a la situación de Europa en su momento. Pero no se le pude considerar como una simple corriente o doctrina filosófica más, sino que es todo un estilo de vida para la humanidad; en el cual devuelve el orden en la jerarquía de valores, poniendo en la cúspide de éstos a la persona en sí misma. Todo su pensamiento tiene un nombre, al cual él le dio vida: Personalismo.
E. MOUNIER, El personalismo Antología Esencial, Sígueme, Salamanca, 2002, pág. 13.
Vale la pena mencionar que las aliadas eran formadas por: Gran Bretaña, Francia Rusia, Estados Unidos, entre otros; contra los Imperios Unidos: Alemania, Austria-Hungría, Imperio Otomano y Bulgaria.
Cfr. Microsoft ® Encarta ® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
Cfr. C. DÍAZ , Prologo/ E. MOUNIER, El Personalismo Antología esencial, Salamanca, Sígueme, 2002, pág. 16 y 17.
Cfr. A. PRADOS, Historia de la Filosofía Contemporánea, Pamplona, EUNSA, 2005, pág. 55 - 65. Cada que se cite esta obra solo se mencionará el autor y se pondrá como Obra Citada en su abreviatura que es Op. cit.
E. MOUNIER, Revolución Personalista y Comunitaria/ El Personalismo Antología Esencial, pág. 127.
Cfr. E. MOUNIER, Revolución Personalista y Comunitaria/ El Personalismo Antología Esencial, pág. 341.
Ibid., 143.
Cfr. E. MOUNIER, Revolución Personalista y Comunitaria/Personalismo Antología Esencial, pág. 170.
Cfr. E. MOUNIER, Personalismo y Cristianismo/ El Personalismo Antología Esencial, pág. 517 - 518.
Ibid., pág. 384.
Cfr. Ibid., pág. 383 - 390.
J. BURGOS, El Personalismo, Madrid, Palabra, 2000, pág. 52. Cada que se cite esta obra se dirá solo el nombre del autor y se marcará como Obra Citada en su abreviatura: Op. Cit.
Cfr. C. DÍAZ, Emmanuel Mounier (Un testimonio luminoso), Madrid, Palabra, 2000, pág. 191.
Cfr. Ibid., pág. 181- 185.
Cfr. J. BURGOS, Op.cit., pág. 52-56.
Cfr. J. BURGOS, Op. cit., pág. 36 -51.
Cfr. Ibid., 52 y 53.
N. B. (Régimen político de carácter colaboracionista instaurado en Francia durante la II Guerra Mundial, establecido en julio de 1940, tras el armisticio franco-alemán, y cuya duración se prolongó hasta agosto de 1944, que recibe su denominación de la ciudad que fue su sede).
Cfr. J. COQ, “Sobre Emmanuel Mounier”, Ixtus 51, (2005), pág. 34 - 51.
Ibid., pág. 34.
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Enviado por: | Oliver Narciso Correa Sandoval |
Idioma: | castellano |
País: | México |