Literatura


El sí de las niñas; Leandro Fernández de Moratín


Autor:

Poeta, dramaturgo y erudito, que nace en Madrid el 10 de marzo de 1.760. Fue hijo de Nicolás Fernández de Moratín, el más famoso de todos los neoclásicos hispanos. De carácter retraído y tímido, tal vez por su rostro picado de viruela, fue un profundo observador, lo que junto con la sólida cultura recibida le permitió iniciarse y expresarse en la poesía. Se enamoró de una joven, Paquita Muñoz, pero no se decidió al matrimonio (a veces se cree que “el sí de las niñas” lo escribió por su amor con Paquita).

Protegido por Cabarrús, Godoy, y Jovellanos, viajó por Europa, y concretamente por Francia e Inglaterra.

Es muy compleja la personalidad de Moratín: inteligente, burlón, sensual y desamorado por egoísmo. Contó con grandes enemigos pero al mismo tiempo con amigos fieles. Fue afrancesado porque pensó que José Bonaparte podía traer la modernización a España, a la que tanto amó. Atravesó momentos críticos y tuvo que huir a Francia. A su vuelta, ve como triunfan sus comedias en escena, mientras preparaba la edición completa de sus obras. Muere en un viaje que hizo a Francia, en París, el 21 de julio de 1.828.

Obras:

Cultivó la poesía en dos vertientes principales: la satírica y la lírica. En la primera, es notable su sátira contra los vicios introducidos en la poesía española, donde propugna su permanente ideal neoclásico. Como lírico, es uno de los más notables de aquel siglo. En sus versos, por debajo de la frialdad neoclásica, se perciben latidos verdaderos y hondos. Destacan, entre sus poemas, los titulados “A Claudio”, “A don Rodrigo Simón Laso”, “A Jovellanos”, “A los colegiales de San Clemente de Bolonia”, “Elegía a las musas”, “La despedida”, etc., en los que denotaba una dulzura sentimental nada neoclásica. Estos poemas fueron publicados cuando tenía 20 años, con corte clásico y con sello personal, melancólico, prerromántico.

Es el principal autor dramático de la escuela neoclásica española. Sólo escribió cinco comedias, que se caracterizan por el total sometimiento a las reglas, por su doble finalidad de deleite e instrucción moral, por la verosimilitud de sus argumentos. No compuso tragedias, que juzgaba incompatibles con su carácter; prefirió los temas ordinarios de la vida doméstica, para adoctrinar o satirizar. En el teatro se inició con éxito aún mayor que en la poesía. Estrenó “El viejo y la niña” (1.790) en la que planteó el problema de la felicidad matrimonial cuando los cónyuges no se aman ni son de parecida edad. Tema semejante trató en la más famosa de sus obras, “El sí de las niñas”, (1.806), uno de los mejores logros del siglo XVIII, técnicamente perfecta, fina en el desarrollo de la psicología de los personajes y en la lección moral y humana que se trasluce, de dignidad, generosidad y grandeza de amor. En un orden más costumbrista están “La comedia nueva” o “El café” (1.792) ridiculización de los malos literatos dramáticos; “El barón” (1.803), donde defiende la libertad de la mujer para elegir marido, ya que en aquella época abundaban los matrimonios impuestos por interés; y “La mojigata” (1.804), contra la falsa religiosidad.

Por otro lado supero a Molière en las versiones que hizo de “La escuela de los maridos” y “El médico a palos”. La gran valía de Fernández de Moratín como comediógrafo está no sólo en la perfección estructural que dio a sus piezas, sino en haber penetrado con anticipada lucidez en los males del siglo, ponderando los sentimientos y afectos humanos con una intuición casi romántica, y la crítica amable no quita por eso profundidad en los temas y conclusiones que propone.

Fue también autor de varios libros en prosa, como “Epistolario”, pero concretamente “La derrota de los pedantes” (1.789) y “Orígenes del teatro español” (publicación póstuma), fue en los que hizo gala de un depurado estilo, y más altura literaria que sus contemporáneos. Evitó la pedante erudición y se manifestó irónico, agudo y siempre entretenido. Aun cuando desde un punto de vista científico su ensayo teatral y literario esté superado, esto no quita valor documental a la obra, e incluso hay, dentro de la limitación previsible en una obra del siglo XVIII, valores críticos aceptables.

Puede extrañar que, con sólo cinco comedias, Moratín fuese tan admirado en su tiempo. Pero ello se explica por el contexto histórico. A mediados del siglo XVIII, el teatro sufría una grave decadencia. Además de comedias del siglo anterior, se representaban obras traducidas u obras nuevas de infames autores. El ambiente escénico era lamentable. Frente a ello, los ilustrados propugnaban un teatro razonable y sensato, ajustado a las normas clásicas y que abordara temas españoles. Varios autores lo intentaron. Moratín acertó a lograrlo. Su éxito se produjo entre minorías burguesas e instruidas; el público, en general, siguió prefiriendo los espectáculos a que estaba acostumbrado. Moratín sigue interesando hoy a la crítica, especialmente por “El sí de las niñas”, su máximo acierto, así como por su atractivo estilo, claro, llano, “moderno”.

Resumen del argumento:

La acción se desarrolla en Alcalá De Henares, en una posada.

Doña Irene es la madre de Doña Francisca (a quien también se la llama Paquita), y que la obliga a casarse con Don Diego, un señor que vive en Alcalá De Henares. Doña Irene y Rita, una criada de Doña Irene, van a Guadalajara a por Doña Francisca, que estudia interna en un colegio de monjas. Comienza la obra con su tardanza, estando Don Diego y su amigo Simón, un poco preocupados por este retraso. Y es que iban a visitarle y estar un tiempo allí, para que se conocieran mejor Don Diego y Doña Francisca, y se iban muy de mañana de vuelta a Guadalajara. Pero Don Diego no sabe que Doña Irene va a obligar a su hija Doña Francisca a casarse con él, y Don Diego lo descubre esa misma noche. Don Carlos va a ver a Doña Francisca, los dos enamorados, y viendo que no estaba en Guadalajara, la va a ver a Alcalá De Henares, donde la encuentra en una posada. Don Carlos la conoció yendo hacia Zaragoza, pero se paró en Guadalajara, y allí le invitaron al cumpleaños de Doña Francisca, y así se enamoraron. Todas las noches iba Don Carlos a hablar con Doña Francisca a Guadalajara. Recibió una carta de Doña Francisca diciendo que su madre iba a obligarla a casarse con otro señor, Don Diego, que sin Don Carlos saberlo, era su tío. Montó a caballo, y no la encontró en Guadalajara, así que fue a Alcalá De Henares, donde la encontró. Allí, con la señal que tenían para hablar a escondidas, que era dar tres palmadas, despertó a Don Diego y Simón, y vieron que Doña Francisca y Rita estaban levantadas, y es que Don Carlos las echó una carta por la ventana de la posada. La cogieron Don Diego y Simón y la leyeron, y se enteraron de todo. Don Diego mandó a Simón que trajera a ese señor que echó la carta, y se puso a hablar con él. Don Diego le pregunto que porqué le echaba la carta, y él respondió que por que se había enamorado de ella. Más tarde sale Doña Francisca y Rita y descubren a Don Carlos y Don Diego hablando y ellas disimulan que no saben nada. Pero al final sale Doña Irene y le cuentan entre Don Diego y Doña Francisca que ella no está enamorada de Don Diego, sino de Don Carlos. Así que Doña Irene se enfada y la va a pegar, pero sale Don Carlos y la protege, y al final Don Diego y Doña Irene se dan cuenta de que no podían obligar a Doña Francisca a casarse con quien no quiere.

Género literario:

El género literario es el neoclasicismo.

Puede considerarse que el periodo neoclásico en literatura va desde mediados del siglo hasta bien entrado el XIX. No produjo una literatura de gran calidad en general y, en todo caso, no comparable a la del Siglo de Oro ni a la que se escribiría en el XIX.

A la etapa crítica de la primera parte del siglo, en la que se intentó fomentar el buen gusto y atacar las desviaciones y exageraciones posbarrocas, sucede otra de tipo creativo. Comienzan a publicarse y a estrenarse obras dentro de las ideas neoclásicas, procedentes del clasicismo francés del siglo XVII y de las obras teóricas escritas en los últimos cincuenta años. Sin embargo, lo creativo sufrirá un cierto retroceso: interesa más lo crítico y lo educativo. Se trata de instruir y educar al hombre a través de la obra literaria, cualquiera que sea el género y la forma empleados.

De esta forma, se escribe una poesía en la que no se expresan los sentimientos, o sólo aparecen de forma muy suave, con un lenguaje sencillo y poco elaborado, prosaico en muchas ocasiones (como prosaicos fueron también muchos de los temas tratados). Una manifestación del carácter didáctico de buena parte de la poesía neoclásica es el destacado lugar que ocupó la fábula de tipo moral o literario. En el teatro, todavía son más claras las intenciones didácticas de los autores neoclásicos; además de someterse rígidamente a las unidades dramáticas (acción, lugar, tiempo), no se mezclan en absoluto los elementos cómicos y los trágicos. Sin embargo, es en el género dramático donde se consiguen los principales logros estéticos del neoclasicismo. La novela no es un género cultivado por los neoclásicos; la prosa se dirige más al ensayo que a la ficción novelesca.

Género dramático:

El género dramático romántico por excelencia es el drama histórico, pero se escribieron también tragedias románticas (herederas de las neoclásicas). Y junto a estas obras se continuaron otras formas dramáticas, como los melodramas y las comedias neoclásicas o las comedias de magia, cuyo éxito era enorme.

Tema:

El tema de esta obra corresponde con uno que se daba mucho en aquella época, que era el casar a alguien con la persona la cual no quería, todavía esto se sigue realizando en los países subdesarrollados. Sobre este tema yo creo que una persona ha de tener una libertad física, casarse con quien se quiera y tener una ideología libre.

Tras leerlo descubrí que el título guarda una relación con su contenido. El sí de las niñas, aquí siempre Doña Francisca le dice a su madre lo que ella quiere oír, para no enfadarla.

Recursos:

Aquí en este libro el recurso más utilizado es la ironía:

Figura de dicción en la que las palabras suelen trasmitir un significado contrario a su sentido literal, entre el humor seco y el ligero sarcasmo, o, más sencillamente, figura mediante la cual se dice lo que no se dice. Abundan los ejemplos coloquiales: decir ¡qué bonito! para enfatizar una mala acción o un error. El escritor cubano Virgilio Piñera recurre a la ironía, en su cuento La carne, donde los personajes, ante la escasez de carne, deciden alimentarse cortando filetes de su propio cuerpo.

Personajes:

Son siete, un número normal para el teatro de aquella época, ya que no se usaban demasiados personajes.

Personajes principales:

- Don Carlos: Un señor enamorado de Doña Francisca. La conoce cuando va a

Zaragoza, y se enamora perdidamente de ella, hasta tal punto que la ve

todas las noches. Y tienen una señal para hablar a escondidas, que es dar

tres palmadas. Es un soldado, y es el sobrino de Don Diego.

- Don Diego: Un señor anciano enamorado de Doña Francisca. Como el tiene

mucho dinero y la familia de Doña Francisca no tiene tanto, la madre de

ella la va a obligar a casarse con él. Es el tío de Don Carlos.

- Doña Francisca: Una joven que estudia interna en un colegio de Guadalajara, y

al principio de la obra va a recogerla su madre y Rita, una criada.

Personajes secundarios:

- Doña Irene: La madre de Doña Francisca, y que la obliga a casarse con Don

Diego.

- Simón: Amigo de Don Diego, muy parecido a un criado, pues siempre está al

lado suyo.

- Rita: Criada de Doña Irene, y que acompaña a ésta a por Doña Francisca al

principio de la obra.

- Calamocha: Señora de la posada.

Estructura:

Externa:

  • La obra tiene tres actos, cada uno con un número indeterminado de escenas, pero rodando sobre diez.

  • Actos:

Primero se plantea la historia.

Segundo se desarrolla la historia.

Tercero se produce el desenlace de la historia.

Interna:

Se basa en las disposiciones de los siguientes sucesos en las distintas situaciones. Produce determinados impactos emotivos en el espectador.

  • Actos:

Primero, entran en escena los personajes principales para que los conozca el espectador.

Segundo, diálogos continuos entre distintos personajes de la obra.

Tercero, aparece un nuevo personaje, don Carlos, muy importante en el final de la obra.

Regla de las tres unidades:

  • Unidad de Lugar: Si la cumple, puesto que la historia se desarrolla entera en una posada de la ciudad de Alcalá De Henares.

  • Unidad de Tiempo: Si la cumple, pues la historia se desarrolla en menos de veinticuatro horas, pues empieza una tarde y acaba esa misma noche.

  • Unidad de Acción: La cumple, pues sólo existe una historia que contar en el libro. Es la del amor entre Don Carlos y Doña Francisca, que se quieren, pero no pueden casarse.

En esta obra el ambiente no es importante ya que no se cambia de escenario, siempre es el patio.

Opinión personal:

Esta obra escrita por Moratín esta aceptable para mi no fue una obra en la cual me riese mucho, ni me pareciese muy entretenida, pero si la miras por otro lado puede ser positiva, ya que critica una forma de actuar las personas muy indigna. Pero si gracias a este tipo de obras esta ideología se viene abajo, bienvenida sea.




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Enviado por:Pedro Castillo
Idioma: castellano
País: España

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