Literatura


El reino de este mundo; Alejo Carpentier


Narración histórica y narración literaria en

El reino de este mundo de Alejo Carpentier

Lectura sociocrítica

INTRODUCCIÓN

Para la mayoría de los escritores latinoamericanos, describir la realidad americana, ateniéndose a sus rasgos comunes y a sus particularidades históricas, ha sido siempre la razón de ser de sus creaciones literarias. De ahí, nació la novela histórica que, a sus principios, era una novela tradicional es decir que relataba la historia acatando las pautas del discurso historiográfico, guiada por una preocupación pedagógica. Por eso, la novela histórica tradicional se dedicó a retrazar las hazañas de las grandes civilización indígenas y de los episodios de la conquista española.

Pero, ocurrió que esta novela ya no correspondía ni al contexto socio-histórico latinoamericano en constante evolución ni a las aspiraciones de los autores de mediados del siglo XX. Es en este ámbito que aparecerá en la década de los años sesenta la nueva novela histórica, que se dará a conocer más tarde bajo el apelativo nombre del boom hispanoamericano, con la obra precursora de Alejo Carpentier, El reino de este mundo, publicada en 1949.

Con esta novela, Carpentier inicia también el concepto del “realismo mágico” partiendo de su voluntad de apartarse de las normas de la novela realista europea y de la convicción según la cual la realidad hispanoamericana era en sí misma maravillosa y barroca, lo que resumirá en estos términos:

“Yo soy incapaz de `inventar' una historia. Todo lo que escribo es `montaje' de cosas vividas, observadas, recordadas y agrupadas, luego en un cuerpo coherente.” Lo que Vargas Llosa calificará de “verdad muy mentirosa”.

Pues, fiel a estas convicciones, Carpentier propone en El reino de este mundo una relectura crítica de la historia de la revolución negra de Haiti mediante la desmitificación del registro historiográfico oficial, y una escritura astuciosa en la que el tiempo se convierte en una entidad inestable. Esta novela que se encuentra a horcajadas entre la novela tradicional y la nueva novela, marcará el punto de partida para la nueva generación de novelistas hispanoamericanos.

En estas líneas, proponemos hacer un estudio de las relaciones entre la narración histórica y la narración literaria. En otros términos, nuestro trabajo consistirá en interpretar y explicar las correspondencias y las diferencias que existen entre el discurso historiográfico y la narración novelesca de Carpentier, en torno a la temática de la revolución negra de Haiti, según los postulados de la sociocrítica. Sin embargo y pese a todo el empeño que hemos puesto para llevarlo a cabo, se podrá notar en este trabajo algunas insuficiencias y lagunas debidas a nuestra falta de experiencia.

I.- LA HISTORIA ANOVELADA: INTERACCIONES ENTRE LA REALIDAD HISTÓRICA Y LA NARRACIÓN LITERARIA

1. El entorno socio-histórico novelesco

En este apartado nos interesamos por el estudio del entorno socio-histórico en que evoluciona la trama histórica en la novela de Carpentier. Por eso, analizaremos la situación espacio temporal del texto de Carpentier para sacar las correspondencias que existen entre el socio-texto, es decir la sociedad del texto y la sociedad de referencia que es, en nuestro caso, la sociedad haitiana de finales del siglo XIX a la primera mitad del siglo XX.

Ateniéndonos a la teoría sociocrítica, nos apoyaremos esencialmente en el análisis de la sociedad textual para destacar cómo en El reino de este mundo Carpentier reproduce los espacios sociales haitianos.

    • Situación espacial

En El reino de este mundo, se narran los acontecimientos que acaecieron algunos tiempos antes y después de la revolución negra de Haití, y la mayoría de dichos acontecimientos tienen lugar en la isla de Haití entonces colonia francesa.

En esta obra, se encuentran amplios elementos que permiten situar al lector en el universo haitiano de aquel entonces. Los principales lugares representados son la ciudad del Cabo Francés, descrito al principio de la obra, desde su puerto lleno de mundo, de Blancos, de Negros, mulatos y animales que van y vienen en un ambiente de mercado como Ti Noel y su amo Monsieur Lenormand de Mezy:

“entre los veinte garañones traídos al Cabo Francés por el capitán del barco que andaba de media madrina con un criado normando...”

De Port-au-Prince, otro lugar importante tenemos la descripción geográfica de la llanura del norte en la que se construyó el la famosa Ciudadela La Férrière y el palacio de Sans-Souci durante el reino de Henri Christophe:

“en la cima del Gorro del Obispo, hincada de andamios, se alzaba aquella segunda montaña-montaña sobre montaña- que era la Ciudadela La Férrière.”

Nótese aquí la astuciosa mezcla de metáfora y oximorón es esta frase para poner de manifiesto a la vez la inmensidad de la Ciudadela y su importancia en el nuevo aspecto de la geografía de la ciudad de Port-au-Prince.

La trama histórica de la novela ocurre también en la isla de la Tortuga en la que se refugia Paulina Bonaparte tras la muerte de su marido (p. 86). Esta misma trama nos lleva hasta fuera de las fronteras haitianas como en la colonia vecina de Cuba precisamente en la ciudad de Santiago de Cuba en la que se encuentran Ti Noel y su amo Lenormand de Mezy cuando el general Rochambeau importó centenares de perros para cazar a los esclavos cimarrones. Se nos presenta esta ciudad a través de sus barrios, sus tabernas siempre llenas de mundo vestido de moda y su puerto:

“La noche de su llegada a Santiago de Cuba, Monsieur Lenormand de Mezy se fue directamente al tivoli, el teatro de guano construido recientemente por los primeros refugiados franceses...”

El último espacio representado en la novela de Carpentier es la ciudad italiana de Roma en la que acaban refugiarse la mujer y las hijas del rey Christophe, y el lacayo Solimán:

“...desde la salida de Port-au-Prince, propiciada por comerciantes ingleses, antiguos proveedores de la familia real, las princesas conocían por primera vez en Europa, un verano que les supiera a verano. Roma vivía de puertas abiertas bajo un sol que rebrillaba por todos los mármoles...”

Aparentemente, las largas páginas consagradas al exilio romano de la reina María Luisia, de las princesas Atenais y Amatista, y las extravagancias del lacayo ante un retrato en el mármol de Paulina Bonaparte, no tienen nada que ver con la historia de la revolución negra de Haití, si adoptamos un punto de vista histórico. Pero al considerar sólo el aspecto ficticio de la narración literaria, interesándonos sólo al texto, nos damos cuenta de que los papeles desempeñados por dichos personajes se integran perfectamente en la trama histórica de la novela.

    • Situación temporal

Acabamos de ver que la trama histórica de El reino de este mundo tenía como espacio referencial la isla de Haiti. Ahora vamos a ver si la situación temporal del texto se relaciona con la realidad histórica.

Lo que primero da una idea del tiempo en la novela de Carpentier es la profusión de personajes históricos que actúan a lo largo de la novela, como el rey Henri Christophe, el General Leclerc, Rochambeau, Paulina Bonaparte... Sin embargo, estos elementos sólo pueden orientar a quien conoce esta parte de la historia de Haiti, para los demás, hay que buscar por otra parte.

Si la falta de fechas precisas complica la posibilidad de tener indicios temporales también precisos, la lectura atenta de la novela procura por si misma la cronología necesaria a la comprensión de la historia novelesca aunque desconozcamos la Historia. El hilo conductor de los indicios temporales, el autor les ofrece mediante su protagonista Ti Noel y mediante la propia organización formal de la novela, lo que Genette ha llamado el paratexto, es decir la organización externa y formal del texto. En el caso preciso de la novela de Carpentier, aludimos a la división de la obra en capítulos que ofrecen cada uno una cronología discreta.

Pues, la obra, empieza con la presentación de Ti Noel de niño con su amo, o haciendo preguntas a Makandal en la hacienda del amo en la que es esclavo, sin necesidad de fechar esta época, deducimos que nos encontramos todavía antes de la abolición de la esclavitud en la isla (cap. I). Luego, tras la descripción de las actuaciones de Makandal quien logró escaparse de la plantación de Monsieur Lenormand de Mezy y envenenar a los Blancos, nos encontramos con Ti Noel veinte años más tarde, como lo ilustra esta cita:

“Sobre todo habían transcurrido veinte años. Ti Noel tenía dos hijos de una de las cocineras. La hacienda es más floreciente que nunca.”

Las actuaciones venideras de Boukman, (II, 2), la muerte del general Leclerc, la llegada de los perros cubanos (VI,1 p.79), nos sitúan durante los trágicos y heroicos acontecimientos de la revuelta de los esclavos insurrectos en los que participa Ti Noel.

Luego la alusión al triunfo de Dessalines (III,1, p.97), el coronamiento y la caída de Henri Christophe más tarde, permite comprender que se ha acabado la esclavitud, que el país se ha convertido en un imperio. La novela acaba con Ti Noel agotado por los trabajos forzosos y por la edad ya avanzada, perdido en sus sueños, recuerda el pasado, sentado solito en la casa de su antiguo amo.

Además la organización formal del texto propone también una orientación cronológica comprensible. Pues, tenemos la novela dividida en cuarta partes:

    • La primera parte se ubicará hacia los años 1750 aproximadamente.

    • La segunda parte corresponde a la Revolución Francesa hasta 1820

    • La tercera parte nos sitúa entre 1804 y 1820, periodo del reino de Henri Christophe y del exilio de su familia y de la desaparición de Ti Noel, por tal vez no haber podido hacerse una plaza en el reino de este mundo haitiano de aquel entonces.

    • La cuarta parte que situaremos hacia los años 1830-1900 alude a la estancia romana de la familia real y las andanzas inacertadas del lacayo Solimán.

III.2. Representación de los personajes

Lo que salta a la vista de un lector conocedor de la historia de la revolución negra de Haiti a la primera lectura de El reino de este mundo es la presencia de muchos, tal vez demasiados personajes históricos ficcionalizados, y lo que sorprende a la segunda lectura, es cuando aquel lector se da cuenta de que Alejo Carpentier ha olvidado o ignorado en su relato los personajes cumbres de la historia de Haiti.

Olvido, ignorancia o más bien elección voluntaria, es de notar por lo tanto que la novela de Carpentier gira en torno a unos personajes menospreciados por el discurso histórico oficial como Ti Noel, Makandal, Boukman, Paulina Bonaparte o Henri Christophe, y deja por un lado a Toussaint-Louverture, el padre de la revolución negra, a Dessalines, el padre de la independencia, los dos son apenas mencionados. Pues, es a este nivel que aparece ya la primera marca de la ficción, por una orientación que calificaremos de subjetiva del discurso histórico, por parte del novelista.

Para el autor, los tumultuosos amoríos de Paulina con Solimán son más importantes que las hazañas militares del general Leclerc.

Según ciertos críticos, los diferentes personajes de una novela desempeñan principalmente cuatro funciones:

  • Ser un mero elemento decorativo

  • Ser un agente de la acción,

  • Ser el portavoz de las ideas y de las experiencias del autor,

  • Ser entes independientes con vida propia que se le escapan de las manos del autor.

Así pues, ateniéndonos a la lógica del texto, proponemos a continuación un retrato de los personajes básicos de la novela y los papeles que desempeñan en la obra.

  • Ti Noel:

Es sin lugar a dudas el protagonista de la novela, el principal agente de la acción, ya que es a través de sus venturas y desventuras que se describen las duras realidades de la sociedad haitiana pre y post revolucionaria. Ti Noel es primero este joven esclavo sumiso a su amo, fascinado por las historias extraordinarias de la lejana África materializada por Makandal, luego participa en la insurrección liberadora del país, sufre el martirio de la dictadura de Henri Christophe, y acaba su vida en el anonimato de la antigua hacienda de su amo.

  • Mackandal

Es el personaje más misterioso de la obra de Carpentier. Llamado el manco, porque perdió su mano izquierda trabajando en un ingenio azucarero durante las faenas agrícolas, se dedica al ganado, enseña la cultura africana a Ti Noel, antes de escaparse de la plantación de Monsieur Lenormand de Mezy. Cimarrón, hechicero, maestro del vodú, será al origen del envenenamiento que asoló a los Blancos del Cabo, por lo que morirá ahorcado. Tras su muerte, Mackandal se convertirá en héroe mitológico que seguirá apareciendo a sus seguidores metamorfoseado a su antojo en ave o cualquier otro animal. Metamorfosis a las que Carpentier ha consagrado un capítulo entero (I, 6, pp.41-44), en el que la narración literaria se vale del mito para superar la narración histórica.

  • Boukman

Negro jamaicano cimarrón, también conocedor del vodú y líder de la insurrección que dirigió la ceremonia del Bois Caiman de la que partió la primera revuelta organizada por los esclavos quienes firmaron un pacto de sangre con los dioses del vodú para conseguir su libertad. A él también, Carpentier le dedica un capítulo entero basado en el mito, (II, 2 pp. 60-63).

  • Paulina Bonaparte

Paulina anonimada por la historia oficial revive como nunca. Sus actuaciones erótico-amorosas con Solimán el lacayo son mejor descritas que las actividades militares de su afamado esposo (II, 6-7), el autor la sigue hasta su estancia romana, muchos años tras la revolución, a través de las locuras de Solimán (IV,1, pp.142-143).

  • Henri Christophe

Es el único superviviente de la revolución que participa en la novela como actante y actor, es decir que no es un mero elemento para la orientación histórica como ocurre por ejemplo con Toussaint-Louverture, Rochambeau o Dessalines. Su evolución de esclavo cocinero (II,1, p. 56) durante la colonización a monarca totalitario de Haiti (III, 1-2-3) tras la independencia se acaba con su derrocamiento (III, 6-7).

En suma, en El reino de este mundo, Alejo Carpentier nos ofrece una lectura de la sociedad haitiana de siglo XIX, desde la perspectiva de unos actores de esta historia quienes por razones desconocidas son ocultados por los historiadores.

Así que la narración literaria, es decir la ficción traza su propio camino independientemente de la historia para describir la realidad socio-histórica, pero mediante instrumentos puramente literarios como la transformación del tiempo histórico en tiempo mítico mucho más manejable y la ficcionalisación de personajes históricos apartados por la historiografía oficial, lo que ofrece al novelista unas posibilidades inalcanzables por la narración histórica demasiado normalizada.

En esta obra, los protagonistas de ficción se diferencian de sus figuras históricas por el carácter entre realista y mítico de sus actuaciones. Por ejemplo, el Makandal histórico es un rebelde hechicero que murió quemado, mientras que el Makandal de El reino de este mundo, es un poderoso maestro del vodú que se diluyó en la naturaleza antes de que pudieran matarlo. Es este mismo Makandal quien, con un poder sobrenatural, sigue apareciendo a sus partidarios, bajo diversas formas, más poderoso como nunca. Un segundo ejemplo sería el del General Leclerc. Para la historia, trátase de un general afamado por sus hazañas al servicio de Napoleón, mientras que en la novela no es más que un marido impotente incapaz de satisfacer los deseos de su mujer irresistiblemente atraída por su lacayo negro

3. La revolución haitiana: ¿historia o ficción?

En la segunda parte de esta ponencia, ya hemos puesto de manifiesto la lectura histórica de la independencia de Haiti. Ahora, vamos a ver cómo la narración literaria expone esta misma temática.

Cuando se publica El reino de este mundo en 1949 el mundo sale apenas de la Segunda Guerra Mundial para entrar en la Guerra Fría en un clima de coyuntura económica general. ¿Pues qué relaciones puede tener la obra de Carpentier con estos acontecimientos?

No mucha cosa tal vez, pero si recordamos que dicho periodo corresponde también con el proceso de independencia de los países del Tercer mundo de Asia como la India de Gandhi que acababa de deshacerse del imperialismo británico dos años atrás, aquellos acontecimientos adquieren entonces otra importancia.

Sin querer apartarnos del texto, señalamos sin embargo que la publicación de la obra de Carpentier no es ajena a este contexto social internacional. La profusión de personajes históricos reales y la exactitud de los indicios espacio-temporales a lo largo de la novela son tan sorprendentes que suscitan los siguientes interrogantes: ¿es una novela histórica o una historia anovelada El reino de este mundo?, ¿cómo reconocer la narración literaria, es decir la ficción dentro de tanta Historia?

Algunos críticos ya se han encargado de definir lo que es ficción y lo que es historia. En la obra de Carpentier, salta a la vista que la línea general de la novela es histórica, en el sentido científico de la palabra, y el novelista lo reconoce en estos términos:

“Porque es menester advertir que el relato que va a leerse ha sido establecido sobre una documentación extremadamente rigurosa que no solamente respeta la verdad histórica de los acontecimientos, los nombres de los personajes-incluso secundarios-, de lugares y hasta las calles, sino que oculta, su aparente intemporalidad, una minuciosa cotejo de fechas y de cronologías.”

Pero, si el autor trata de la historia de la revolución negra de Haiti, no lo hace por lo tanto con el papel de un historiador, sino el del novelista que es. Lo que diferencia la narración literaria de la histórica en la obra de Carpentier, es primero el hecho de que ésta concentre su trama en los personajes segundarios, o ocultados por la historiografía como Makandal, Boukman, Ti Noel, o Paulina Bonaparte en vez de Toussaint-Louverture o Dessalines.

Luego, la obra ofrece una visión de la sociedad haitiana en la que se evidencia lo místico y lo mágico lo que corresponde más bien a la visión que tenían los esclavos llevados de África para los que la vida real era el resultado de la unión entre lo visible y lo invisible ilustrado a través de las metamorfosis de Makandal:

Todos sabían que la iguana verde, la mariposa nocturna, el perro desconocido, el alcatraz inverosímil no eran sino simples disfraces. Dotado del poder de transformarse en animal de pezuña, en ave, pez o insecto, Makandal visitaba continuamente las haciendas de la Llanura para vigilar a sus fieles y saber si todavía confiaban en su regreso.”

En El reino de este mundo, lo religioso, mediante el vodú elemento social fundamental, cobra mayor importancia que los aspectos políticos o económicos, como lo podemos notar a través de la descripción de la cosmogonía del vodú que está invocando Boukman el hougan:

“Ogún de los hierros, Ogún el guerrero, Ogún de las fraguas, Ogún mariscal, Ogún de las lanzas, Ogún-Chango...”

Tal vez movido por una tendencia romántica, Alejo Carpentier menosprecia los intereses militares franceses defendidos por le general Leclerc para describir las fantasmas eróticos de su mujer Paulina con el negro Solimán el masajista:

Cuando se hacía bañar por él, Paulina sentía un placer maligno en rozar, dentro del agua de la piscina, los duros flancos de aquel servidor a quien sabía eternamente atormentado por el deseo, y que miraba de soslayo, con una falsa mansedumbre de perro muy ardido por la tralla

En resumidas cuentas, entre otras cosas, en El reino de este mundo, el novelista cubano ha realzado lo que la historia consideró como subalterno o sin interés. Mediante la ficción literaria, Carpentier ha transformado a unos esclavos Negros anonimados en sujetos históricos quienes protagonizan ellos mismos su propia historia.

Por fin, a través de las descripciones de los sentimientos más ocultos de sus personajes ficcionalizados, el autor permite al lector hacer un viaje virtual unas centurias atrás para vivir con toda su sensibilidad emocional lo que vivieron los Negros haitianos, no desde la perspectiva de los que han sido elevados en el panteón de la historia, sino en la de los de abajo como Makandal, Boukman, y Ti Noel, que sufrieron la esclavitud, lucharon por su libertad, pero murieron olvidados por todos, hasta que se le ocurrió a la pluma de un novelista resucitarles, re-escribiendo su historia.

CONCLUSIÓN

Al llegar al final de nuestro argumentario, es de retener que este trabajo tenía el cometido de destacar las interacciones entre la narración histórica y la narración literaria en El reino de este mundo de Alejo Carpentier para ver cómo esta novela se diferenciaba de un manual de historia.

Por eso, hemos presentado brevemente la vida y la obra del autor, luego nos hemos interesado por la historia de Haiti mediante una radiografía no exhaustiva que nos permitió situar el contexto histórico de los acontecimientos narrados en la novela, antes de interesarnos por fin a la lectura de la historia anovelada. Nuestro estudio se apoyaba en un enfoque sociocrítico que hemos completado con algunos elementos sacados de la sociología de la literatura.

Por lo esencial retendremos que, El reino de este mundo, si es claro que retrata la historia de la revolución negra de Haiti, acatando escrupulosamente los nombres de los personajes reales quienes hicieron esta historia y los lugares exactos en los que transcurrieron los acontecimientos, sin embargo, esta novela es una obra de ficción.

Es una obra de ficción porque ofrece otra visión de la historia , crea sus propios héroes a partir de los actores ignorados por el discurso histórico oficial, y evidencia lo real maravilloso a través de la descripción de los elementos románticos y mítico-religiosos tan evidentes en la sociedad haitiana.

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VARGAS LLOSA, Mario: “¿Lo real maravilloso o artimañas literarias”, in Letras libres, nº 13, enero del 2000, encontrado en www.sololiteratura.com.

CARPENTIER, Alejo, El reino de este mundo, Madrid, Alianza Editorial, (Col. Biblioteca Carpentier), 2004, p. 19.

CARPENTIER, Alejo, op. cit., p.105

ID. p. 74.

IBID. p.137.

GENETTE, Gérard, Seuils, París Ed. Seuils, 1987. Citado por KWEVI-KAYISSA Clotilde-Chantal in

Le paratexte et le socio-discursif, vers une lecture sociocritique de Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, tesis de doctorado bajo la direcció de Edmond CROS, Universidad Paul Valery, Montpellier,1997.

CARPENTIER, Alejo, op. cit., p. 57.

Angelo Marchese y Joaquín Forradellas, Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria, p. 316-317, citado por Hans Denis Bekale, op.,cit. p. 24

CARPENTIER, Alejo, op. cit., prólogo, p. 14.

Id. p.43.

CARPENTIER, Alejo, op. cit., prólogo, p. 62

Id.. op. cit., p.84




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Enviado por:Hans Denis Bekale
Idioma: castellano
País: España

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