Política y Administración Pública


El príncipe; Nicolás de Maquiavelo

EL PRÍNCIPE

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ÍNDICE

  • Portada ………………………………………………………………………..1
  • Índice ………………………………………………………………………….2
  • Palabras clave ………………………………………………………………..3
  • Introducción/ Capitulo I ……………………………………………………...4
  • Capítulos II, III ………………………………………………………………..5
  • Capítulo IIII…………………………………………………………………….6
  • Capítulo V …………………………………………………………………….7
  • Capítulo VI ……………………………………………………………………8
  • Capítulos VII, VIII …………………………………………………………….9
  • Capítulo IX …………………………………………………………………...10
  • Capítulo X …………………………………………………………………... 11
  • Capítulo XI …………………………………………………………………...12
  • Capítulos XII, XIII ……………………………………………………………13
  • Capítulo XIV ………………………………………………………………… 14
  • Capítulo XV, XVI …………………………………………………………….15
  • Capítulo XVII …………………………………………………………………16
  • Capítulo XVIII ………………………………………………………………...17
  • Capítulo XIX ………………………………………………………………….18
  • Capítulos XX, XXI …………………………………………………………...19
  • Capítulos XXII, XXIII ………………………………………………………...20
  • Capítulos XXIV, XXV …………………………………………………….….21
  • Capítulos XXVI, XXVII …………………………………………………….. 22
  • Reflexiones personales ………………………………………………….…23

PALABRAS CLAVE

  • PRINCIPE; Hace referencia a un monarca en el sentido etimológico de la palabra; ya sea un rey, un señor, un caudillo, un jefe militar. Este tiene como fin gobernar un estado
  • PODER; Este es el que busca el Príncipe, lo ansia, y a de conseguirlo por cualquier método, de igual modo tendrá que mantenerlo. Este es el fin de Maquiavelo.
  • CRUELDAD; Es permitida por Maquiavelo, ya que “el fin justifica los medios”, de este modo si es necesario ser cruel para conseguir el fin buscado, conseguir el poder, esta permitido.
  • ASTUCIA; Maquiavelo propone un príncipe astuto, estratega, que no pueda ser derrotado fácilmente por principados vecinos, se debe ser astuto, y utilizar las técnicas necesarias.
  • FUERZA, VIOLENCIA; La fuerza se permite en los procesos de conquista, o cuando sea necesaria, esta completamente permitida si se ve en peligro el principado o para conseguir el dominio del mismo.
  • IMPERIO
  • EJERITOS; Maquiavelo le da una gran importancia a la función de los ejércitos, estos son claves para el mantenimiento de los principados.

INTRODUCCIÓN Y DESARROLLO

La obra comienza con la dedicatoria de Nicolás Maquiavelo a Lorenzo de Médicis, en la dedicatoria encontramos la esencia de la obra: “deseando ofrecerme a Vuestra Magnificencia con un testimonio que pruebe mi acatamiento, no he encontrado, de entre cuanto poseso, cosa alguna de más valor y aprecio que el conocimiento de las acciones de los grandes hombres”, lo que nos da una idea de la intención con que Maquiavelo escribió este libro y que no era otra que volverse a ganar el favor de la familia Médicis y lo retiraran del exilio al que había sido enviado en 1512 cuando esta familia recobró el poder de Florencia.

La obra consta de 26 capítulos cortos, densos y sin elementos sobrantes, bastante concisos, que se pueden dividir en varias partes:

Primera parte; consta de nueve capítulos, estos tratan de la creación de los principados;

CAPITULO I

CUANTOS GENEROS HAY DE PRINCIPADOS , Y PORQUE MEDIOS SE ADQUIEREN.

Normalmente todos los estados y soberanías son republicas o principados ; los principados son las soberanías hereditarias de en una familia y que tienen esa soberanía desde la antigüedad, los principados son estados que para adquirirlos se han tenido que emplear armas propias o ajenas o simplemente comprarlo con oro.

CAPITULO II

DE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS

En este capitulo Maquiavelo habla de cómo un príncipe hereditario tiene todas las de ganar ya que es mas fácil mantener los estados hereditarios ya que ya se esta acostumbrado a la familia y en los estados nuevos no. El príncipe hereditario solamente tiene que seguir el método establecido por sus antecesores y además debe ser amado por sus súbditos para no darles tanta ocasión a estos para que lo intenten apartar del poder , pero aun a si el siguiente príncipe será alguien de la cadena hereditaria y por lo tanto no se pierde la soberanía hereditaria.

CAPITULO III

DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS

Según Maquiavelo lo mas difícil es mantener la soberanía mixta, cuando no es nuevo absolutamente ya que todo príncipe nuevo debe vejar a sus nuevos súbditos.

El nuevo príncipe tiene por enemigos a todos aquellos que ha perjudicado con su ocupación y además necesita la benevolencia de los habitantes para entrar y mantenerse en el poder. No es normal que se pierda con facilidad a un país rebelde ya que el príncipe pone todos los recursos que tiene para contener las rebeliones y asegurarse la conquista.

Un soberano quiere unir sus dos dominios y si se tienen la misma lengua y las mismas costumbres es mucho mas fácil que si no son similares, ya que en el primer caso es mucho mas fácil conservarlo habiendo extinguido la línea de los antiguos príncipes.

El soberano que quiera mantener un estado con similitudes a su otro dominio tiene que seguir 2 cosas según Maquiavelo: no alterar las leyes y no aumentar las contribuciones y la segunda es extinguir la antigua dinastía. Uno de los arbitrios más eficaces es fijar en el estado conquistado su residencia y a si se haga mas durable y segura la posesión del estado, a si el soberano esta presente y ve nacer los desordenes y los remedia al instante y esto ayuda a ser amado por sus súbditos y cuando un extranjero quisiera invadir se hallaría detenido por la dificultad suma de quitárselo a un príncipe vigilante que reside en él. Otro método que funciona es llevar colonias al país conquistado las cuales les cuestan poco al príncipe , menos que si estuviera allí gran parte del ejercito y encima son más fieles al príncipe ya que anteriormente se les había despojado de sus posesiones como castigos pero es necesario ganar la voluntad de los hombres o deshacerse de ellos, la seguridad del príncipe exige que la persona agraviada quede reducida al extremo de no poder inspirar recelos en lo sucesivo. El soberano debe constituirse en defensor y jefe de los príncipes vecinos mas endebles y estudiar como debilitar a los mas fuertes. El príncipe deberá atender únicamente a que sus nuevos amigos no tomen mucha fuerza y a si conservara su independencia.

El que no sepa valerse en estos arbitrios, pronto perderá cuanto hubiera adquirido, y experimentara innumerables dificultades y trabajos mientras lo conservase.

Según Maquiavelo y a si termina este capitulo hay una regla que raramente falla: el príncipe que procura el engrandecimiento de otro labra su ruina.

CAPITULO IV

POR QUÉ EL REINO DE DARIO, CONQUISTADO POR ALEJANDRO, NO SE LEVANTÓ CONTRA LOS SUCESORES DE ÉSTE DESPUÉS DE SU MUERTE

En este capitulo Maquiavelo responde a una duda muy grande; siendo tan difícil conservar un estado recientemente conquistado como Alejandro El Grande pudo conquistar todo el imperio de Asia habiendo muerto casi sin tomar posesión de él.

El responde que todos los principados que se conocen han sido gobernados de dos formas muy distintas:

  1. Por un príncipe absoluto y los demás hombres son esclavos. En este modelo nos pone el ejemplo de Turquía. Para apoderarse de Turquía habría que hacer grandes esfuerzos para conquistarlo pero a la vez es muy fácil consérvalo. Es difícil conquistarlo porque como todos son esclavos del príncipe y allegados suyos es muy difícil corromperlos y si eso se lograra se conseguiría muy poca ayuda no pudiendo los mismos inclinar al pueblo a su partido. Los turcos están muy unidos y lo que ayudaría a su derrota es la división y cuando esto sucediera y estuvieran sus ejércitos derrotados y no pudieran reponerse, ya no se tendría que temer mas a la familia del príncipe ya que seria extinguida y después nada tendría que temes del pueblo después de la victoria.
  2. Por un príncipe y por los grandes de aquel mismo estado teniendo también vasallos y señoríos particulares. En este otro modelo pone como ejemplo a Francia. Según Maquiavelo en este tipo de reinos se puede entrar fácilmente y una vez ganados algunos grandes y personas que deseen el cambio se les abren las puertas por estos, lo cual facilitara la conquista del estado; pero luego para conservarlo lo tienen mas difícil porque no basta con extinguir a la familia del príncipe si no que como aun están los grandes del estado que formaran las cabezas de partidos nuevos y como no es posible destruirlos, se pierde la conquista tarde o temprano.

Después de explicar los distintos modos de gobernar, Maquiavelo piensa que el gobierno de Darío es semejante al turco, Alejandro tuvo que luchar mucho para conseguirlo pero una vez conseguido y muerto Darío no tuvo problemas en mantenerlo.

Alejandro conservo todos los estados asiáticos que conquisto, Pirro experimento muchas dificultades para mantener sus conquistas pero estos dos casos contrarios no se deben a la calidad del vencedor si no a la forma de gobierno que tenían los países conquistados.

CAPITULO V

CÓMO HAN DE GOBERNARSE LAS CIUDADES O PRINCIPADOS QUE, ANTES DE SER CONQUISTADOS, SE REGÍAN POR SUS PROPIAS LEYES.

Según Maquiavelo hay tres medios para que el conquistador mantenga los estados adquiridos cuando estos ya están acostumbrados a gobernarse por sus leyes particulares bajo un gobierno liberal:1º- es destruirlos, 2º- fijar su residencia en ellos, 3º- dejarles sus leyes, exigirles un tributo y constituir un gobierno, compuesto de corto numero de personas de confianza que mantengan la paz en el país. El gobierno recién creado no puede subsistir sin el poder y el favor del príncipe.

Cualquiera que llegue a hacerse dueño de una ciudad acostumbrada a gozar de libertad, y no la destruya, debe temer ser destruido por ella.

Cuando las ciudades o provincias están acostumbradas a estar bajo un príncipe, cuya dinastía se haya extinguido, como ya están acostumbrados a la obediencia, y por otra parte privadas de su soberano legitimo, no son capaces de elegir otro, ni tienen disposición de proclamarse libres, es mas fácil de hacerse con ellas sin que hallan revueltas.

En cambio en las republicas ocurre lo contrario, y por eso lo mejor es destruirlas o fijar en ellas su residencia.

CAPITULO VI

DE LOS NUEVOS ESTADOS QUE UN PRINCIPE ADQUIERE POR SU VALOR Y POR SUS PROPIAS ARMAS.

Dice Maquiavelo que casi todos los hombres andan por sendas ya trazadas por otros, por lo tanto el hombre sabio debe únicamente seguir los pasos que dieron otros tenidos por superiores.

Para Maquiavelo importa mucho las prendas personales, para mantener un principado absolutamente nuevo pese a las dificultades, del que lo a adquirido, tales como la fortuna y el talento. Gracias a alguno de estos medios se debe allanar la mayor parte de las dificultades. Para Maquiavelo Moisés, Ciro, Rómulo, Teseo etc llegaron a ser príncipes por su valor o talento. La dirección que siguió cada uno de ellos no era diferente a la de Moisés, sus vidas y sus acciones probaran que toda su fortuna consistió en presentárseles una ocasión favorable para introducir la forma de gobierno que parecía mas conveniente a sus nuevos estados, y en haberse aprovechado de ella y a si cuenta como llego cada uno de los anteriormente nombrados a ser príncipes.
Según él, los que llegan al rango de príncipes por medios parecidos a los de estos hombres mantendrán sin dificultad sus dominios, y las dificultades que nacen de las mudanzas que necesitan introducir para establecer su gobierno sobre todo la introducción de leyes nuevas, de forma que es necesario tomar disposiciones para forzar al pueblo a que crea desde ese momento en lo que en principio no creen ya que el pueblo es voluble.

CAPITULO VII

DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUE SE ADQUIEREN CON LAS FUERZAS DE OTRO O POR UN EFECTO DE BUENA FORTUNA.

No les cuesta trabajo conseguir el principado a aquellos que lo consiguen por fortuna sin que se les presente el menor obstáculo, a estos individuos se les concede el honor de ser príncipes por medio de dinero o por gracia de aquel que se lo concede. Todos estos se sostienen por fortuna y gracia del que los ensalza. Estos particulares normalmente no saben mandar. Por otra parte los estados que se forman repentinamente no arraigan ni se consolidan de manera que puedan resistir a menos que se hallen con una fuerza e ingenio sobresaliente y que después de ser príncipes, busquen y encuentren aquellos apoyos que les ayuden.

A continuación Maquiavelo nos pone los ejemplos de Francisco Sforza y el de Cesar Borja.

CAPITULO VIII

DE AQUELLOS QUE SE HAN ELEVADO A LA SOBERANIA POR MEDIO DE MALDADES.

Según este autor hay dos formas mas de llegar al poder; la primera consiste en ascender a la soberanía por medio de alguna gran maldad; y la segunda se efectúa cuando un simple particular es elevado a la dignidad de príncipe de su patria por el voto general de sus conciudadanos, y nos pone dos ejemplos que llaman la atención: el de el siciliano Agatocles y el de Oliveroto de Fermo.

El primero era un particular que llego a los mas alto del ejercito, pretor de Siracusa, gracias a su valía y fortuna; y para lograr mantenerse en el poder llamo a todos los senadores y a los mas ricos de Siracusa y ordeno asesinarles y a si se hizo con el absoluto poder sin la menor oposición del pueblo.

El segundo era huérfano y fue criado por su tío que lo llevo a aprender el arte de la guerra y cuando ya había demostrado su valor y valía volvió a Fermo de donde era el y le dijo a su tío que preparara todo para su regreso, ya estando en Fermo hizo una gran comida para toda la gente importante y allí unos soldados siguiendo las ordenes de Oliveroto asesinaron a todo el mundo incluido Juan, el tío de Oliveroto, y cuando esto sucedió este se fue a palacio del magistrado supremo y obligándole a declararle príncipe. Oliveroto da muerte a todos los que estaban en su contra y hace reformas de leyes.

Del primer hombre Maquiavelo dice que la fortuna prácticamente no influyó ya que llegó a tal poder por sus ascensiones en la vida militar y se sostuvo en la soberanía con multitud de acciones peligrosas. Si por otra parte consideramos la intrepidez en arrostrar los peligros y su habilidad para salvarse de ellos, no se encuentra razón para que se le excluya del número de los capitanes más célebres , a pesar de su inhumanidad, su cruel feroz y de los delitos innumerables.

Para Maquiavelo causa admiración que estas personas y sus semejantes, teniendo que defenderse de los enemigos exteriores, y que sin embargo ninguno de sus conciudadanos conspirase contra su vida, cuando otros príncipes nuevos no han podido nunca mantenerse por razón de sus crueldades durante la paz. Maquiavelo cree que esto proviene del uso bueno o malo de la crueldad, se le puede llamar bien empleada cuando se ejerce una sola vez dictándolo la necesidad de consolidar el poder, y cuando únicamente por utilidad del pueblo se recurre a un medio violento; crueldades mal empleadas son aquellas que, aunque poco considerables al principio, van luego creciendo en lugar de acabarse.

CAPITULO IX

DE LOS PRINCIPADOS CIVILES

Otro modo de adquirir la soberanía consiste en hacerse uno príncipe de su país mediante el favor y la ayuda de sus conciudadanos por lo tanto a estos principados se les da el nombre de civiles. Para conseguirlos hay que tener mucha maña y aprovechar una ocasión favorable, ascendiendo a si a la magistratura suprema del país por voluntad del pueblo o por el apoyo de los grandes o nobles. El apoyo del pueblo sale para omitir el dominio de los nobles y los grandes quieren tener al pueblo oprimido. Lo que decide de donde procede el principado es la fortuna dependiendo de que parte este el peligro. El príncipe que es ascendido por el favor de los grandes suele hallarse rodeado de personas que aun se creen con la misma autoridad y con dificultad se someten; el príncipe que asciende por el pueblo, campea solo, y con dificultad encuentra entre los que andan a su lado quien se atreva a oponerse a su autoridad, y además es muy fácil contentar al pueblo sin cometer injusticias y no como con los grandes que lo que quieren es ejercer la tiranía. El príncipe puede sin mucho trabajo contener en los limites de su deber a los nobles que le son contrarios por ser corto ese numero.

Según el autor hay dos aspectos bajo los que el príncipe debe mirar a los grandes para conocer si están o no enteramente unidos a su causa: aquellos que dan pruebas de adhesión y celo hacia el príncipe deben ser honrados y queridos, siempre que no sean hombres entregados al robo; entre los que rehúsan mostrar demasiado interés por la fortuna del príncipe, habrá algunos que se conduzcan mal por debilidad y cobardía, y otros habrá que lo hagan por cálculo y por miras de ambición. Por esto Maquiavelo aconseja a los príncipes que hay que sacar el partido que se pueda de los primeros, pero que se desconfié de los segundos como de enemigos suyos declarados.

Un ciudadano que asciende al principado civil por favor del pueblo debe cuidar mucho el conservar su afecto; pero si es elegido por los grandes deberá ganarse la voluntad del pueblo para asegurar su supervivencia en poder.

Por lo tanto el príncipe nunca debe ser absoluto ni pretenderlo, debe conducirse de modo que en todo tiempo y en cualquier trance estén persuadidos sus súbditos de que le necesitan y no pueden pasar sin el: ésta será siempre la mejor garantía del celo y de la fidelidad de los pueblos.

Añadido a este primer bloque de nueve capítulos está el capítulo X (De cómo deben medirse las fuerzas de todos los principados) sobre la capacidad de lucha de un estado contra el enemigo exterior.

CAPITULO X

CÓMO DEBEN GRADUARSE LAS FUERZAS DE LOS GOBIERNOS

Para la completa inteligencia de los diferentes gobiernos, importa examinar si el príncipe está en el caso de defenderse sin acudir a sus aliados cuando fuere acometido por los enemigos extranjeros. Solo pueden sostenerse por sí mismos aquellos que se encuentran con la cantidad suficiente de hombres y dinero ya que siempre hay que estar prevenidos ante todas las cosas que mantengan bien abastecidas y fortificadas las ciudades de su residencia porque si ha sabido captar el afecto del pueblo, no tiene nada que temer ya que no parece prudente y acertado asaltar a un príncipe que tiene un buen estado de defensa la ciudad donde reside, y que no esta aborrecido por el pueblo.

En opinión de Maquiavelo un príncipe hábil y juntamente poderoso vence sin dificultad estos obstáculos; por lo tanto el príncipe no debe tener el menor miedo, pues una vez pasado el primer ardor, y viendo los habitantes que todo el daño está ya hecho sin remedio, tanto más interés tomaran en la defensa de su señor cuanto mayores sacrificios tuvieran hechos por él.

Por poca habilidad que tenga el príncipe, conseguirá sin trabajo sostener el valor de lo sitiados, siempre que la plaza no esté falta de víveres ni de medios de defensa.

El capítulo XI no encaja en el resto del libro puesto que habla De los principados eclesiásticos y Maquiavelo reconoce que para él no valen las leyes que rigen el resto de principados.

CAPITULO XI

DE LOS PRINCIPADOS ECLESIÁSTICOS

Los principados eclesiásticos no se adquieren con tanta facilidad como se mantienen ya que no se consigue si no es por mérito o por fortuna. Esta especie de gobierno se funda en las antiguas instituciones religiosas, dando igual como gobierne, que se sigue manteniendo. Los príncipes eclesiásticos son los únicos que poseen estados sin estar obligados a defenderlos, y tienen súbditos sin tomarse el trabajo de gobernarlos, son los únicos cuyas tierras se respetan y son los únicos estados en que el príncipe encuentra felicidad y seguridad.

Ha ido creciendo el poder temporal de la iglesia.

El siguiente bloque lo forman los capítulos XII al XIV, dedicados fundamentalmente al ejército y en el que Maquiavelo expone las distintas clases de tropas que existen y que as únicas realmente válidas para mantener un principado son las topas propias.

CAPITULO XII

DE LAS DIFERENTES ESPECIES DE MILICIA Y DE LOS SOLDADOS MERCENARIOS

En este capitulo Maquiavelo expone los recursos que ofrecen las diferentes clases de milicias tanto para la guerra ofensiva como para la defensiva.

Los principales fundamentos de los estados ya sean antiguos, nuevos o mixtos, son las buenas leyes y las buenas tropas; estos dos elementos del poder político siempre están unidos por eso Maquiavelo decide hablar solamente de las tropas.

Las tropas que sirven para la defensa de un estado son: nacionales, extranjeras o mixtas. En este capitulo se habla de las tropas extranjeras. Para Maquiavelo estas son inútiles y peligrosas porque hay poca unión entre el príncipe y los soldados, los soldados son ambiciosos y no guardan disciplina ni fidelidad; ellas roban al estado en tiempo de paz, como ejecuta al enemigo en tiempo de guerra y sólo sirven con gusto en tiempo de paz, y luego que se declara la guerra es muy difícil sujetarla con rigurosa subordinación .

Maquiavelo expone como han de emplearse estos ejércitos mercenarios por un príncipe o por una republica: en el primer caso debe el príncipe ponerse al frente del ejercito y en el segundo caso , debe la republica dar el mando a uno de sus ciudadanos.

CAPITULO XIII

DE LAS TROPAS AUXILIARES, MIXTAS Y NACIONALES

Se llaman tropas auxiliares las que un príncipe recibe prestadas de sus aliados para socorro o defensa.

Esta especie de milicia puede ser útil a quien la envía, pero siempre es funesta al príncipe que se sirve de ella, porque si es vencida, él es quien sufre la perdida, y si es vencedora, queda a su discreción.

Aquel que quiera ponerse en el estado de no ser vencedor, no necesita mas que valerse de estas milicias, que son peores que las tropas mercenarias, porque forman un cuerpo solamente sujeto a la obediencia de un extraño.

Maquiavelo cree que tanto debe temerse el valor de las tropas auxiliares como la cobardía de las mercenarias; y que un príncipe prudente mas bien querrá exponerse a ser batido con sus propias tropas que vencer con las extranjeras además la milicia extranjera sirve de carga muy pesada, o abandona al que la busca cuando podría ser útil o se vuelve en contra del mismo que se vale de ella.

Para el autor no el príncipe sabio que no conoce los males si no cuando ya no es tiempo de remediarlos. Es máxima generalmente recibida que nada hay tan endeble como el poder que no se apoya en sí mismo, o sea, que no se defiende por sus propios ciudadanos, si no por medio de extranjeros, ya sean aliados, ya sean asalariados; no es difícil poner en pie una milicia nacional .

CAPITULO XIV

DE LAS OBLIGACIONES DE UN PRINCIPE CON RESPECTO A LA MILICIA

El arte de la guerra es el único estudio a que deben dedicarse los príncipes, por ser propiamente la ciencia de los que gobiernan, de sus progresos en ella pende la conservación de sus propios estados y su acrecentamiento. Ciertamente consiste la perdida de los estados en el desprecio de un arte tan importante y ninguna cosa contribuye tanto a que pierda un príncipe la autoridad de que goza como el no ser capaz de ponerse al frente de sus tropas y de nada debe cuidar tanto como de no envilecerse en el aprecio de sus súbditos.

Un príncipe desarmado, para Maquiavelo, no puede tener seguridad ni sosiego en medio de súbditos armados; el príncipe que no conoce el arte de la guerra, no puede granjearse la estimación de sus tropas, ni fiarse de ellas. Tienen pues los príncipes necesidad de dedicarse enteramente al arte de la guerra, el cual exige, junto con un trabajo mental, el estudio de las armas. La caza le ayudara a aprender a utilizar las armas y aprenderá a moverse por su propio territorio aguantando al fatiga. El príncipe también debe leer la historia, poniendo particular atención a las hazañazas de los grandes capitanes, y examinando bien las causas de sus victorias y sus derrotas.

Las cualidades las encontramos en los capítulos XV al XVIII, estos componen la parte más dura y realista de la obra, donde se dan los consejos al príncipe sobre su conducta tanto privada como pública que es la base de los ataques morales contra la obra.

CAPITULO XV

POR QUÉ COSAS LOS HOMBRES, Y EN PARTICULAR LOS PRINCIPES, MERECEN SER ALABADOS O VITUPEADOS

El príncipe que desee serlo con seguridad, debe aprender a no ser siempre bueno, si no a ser lo que exijan las circunstancias y el interés de su conservación.

Es necesario a lo menos que tenga el príncipe bastante prudencia para preservarse de aquellos vicios y defectos que pudieran perderle, debe librarse también de los defectos menores que no pueden comprometer su seguridad ni las posesiones de sus estados. Tampoco debe reparar en que se vituperen en él los vicios que son útiles para la conservación de sus estados; ya que, bien meditadas las cosas, tal calidad, que parece buena y laudable, le perdería inevitablemente, y de tal otra, que aparcera mala y viciosa, dependerá de su conveniencia y seguridad.


CAPITULO XVI

DE LA LIBERTAD Y DE LA PASIMONIA

Maquiavelo piensa que es muy bueno acreditarse un príncipe liberal; pero peligroso también ejercitar la liberalidad de manera que no sea después temido ni respetado. Si el príncipe se muestra liberal en el grado conveniente contentará a pocos y seguirá tenido por avaro; si un príncipe es deseoso de que su liberalidad sea ponderada, no repara en gastos y para mantener esta reputación suele luego verse obligado a cargar de impuestos a sus vasallos y esto como mínimo le hace aborrecible y además al final gana con sus liberalidades mayor numero de enemigos que de amigos.

Un príncipe no puede ser liberal, piensa Maquiavelo, si no que haga poco caso de que le tengan como mezquino y avaro. Cuente entonces con que le tendrán por bastante liberal todos aquellos a los que nada les quite; es notable que hayamos visto hacer cosas grandes a los que han tenido opinión de avaros, a si pues, un príncipe para no llegar a ser pobre no debe sentir que se le tenga por avaro ya que el príncipe debe usar con economía de sus bienes y de los de sus súbditos, pero debe ser pródigo de los que tomare al enemigo, si quiere ser amado por sus tropas.

El príncipe demasiado liberal no lo será mucho tiempo, nada debe temer tanto un príncipe como ser aborrecido y despreciado; y la liberalidad conduce a estos dos escollos.

CAPITULO XVII

DE LA CRUELDAD Y DE LA CLEMENCIA; Y SI VALE MAS SER AMADO QUE SER TEMIDO.

Maquiavelo piensa que un príncipe ha de ser clemente, pero a tiempo y con medida. No debe hacerse caso de la nota de la crueldad cuando se trata de contener al pueblo dentro de sus límites de su deber, porque al fin se sabe que ha sido uno más humano haciendo un corto numero de castigos indispensables.

Pocas veces un príncipe nuevo se salva de la nota de cruel, por que esta llena de peligros toda dominación nueva. No es conveniente tampoco que el príncipe tenga miedo de su sombra, ni que escuche con demasiada facilidad las relaciones siniestras que cuenten, antes bien debe ser muy circunspecto tanto para creer como para obrar y con prudencia pues hay un medio racional entre seguridad loca y la desconfianza infundada.

Este autor piensa que es necesario que al príncipe se le ame y se le tema ya que según el lo uno necesita de lo otro. En lugar de que el temor tiene por objeto el apartamiento de una pena o castigo, de cuya idea la impresión que recibe el animo es mas profunda. Sin embargo el príncipe no debe hacerse temer tanto que deje de ser amable y merezca que le aborrezcan, bástale para no ser aborrecido respetar las propiedades de sus súbditos y el honor de sus mujeres.

Frente al ejercito le será útil al príncipe que se le tenga como cruel para poder mantener a la tropa en la obediencia y para evitar toda especie de facción.

Por lo tanto, como conclusión piensa Maquiavelo que como los hombres aman por libertad o por capricho, y por el contrario, temen según el gusto del que los gobierna, un príncipe prudente no debe contar si no con lo que está a su disposición, pero sobretodo cuide de hacerse temer sin llegar a ser aborrecible

CAPITULO XVIII

SI LOS PRINCIPES DEBEN SER FIELES A SUS TRATADOS

Ciertamente es muy laudable en un príncipe la exactitud y fidelidad en el cumplimiento de sus promesas y que no eche mano de sutilezas y artificios para eludirle. Hay muy pocos príncipes que hayan hecho caso de la buena fe, o que escrupulizaran de engañar a otros.

Para Maquiavelo hay dos formas de defenderse: uno con las leyes y el otro con la fuerza. Las leyes son peculiares de las personas y la fuerza de las bestias a si que el príncipe debe saber emplear ambas especies de armas.

De las propiedades de los animales, según el autor, se deberían coger las del leon y las de la zorra: la de uno a ser astuto para conocer la trampa y la del otro a ser fuerte para espantar al lobo.

El príncipe debe ser exacto y celoso en el cumplimiento de su palabra. Todo el arte consiste en representar el papel con propiedad y en saber disimular y fingir porque los hombres son tan débiles y tan incautos que uno se propone engañar a los demás, nunca deja de encontrar tontos que le crean.

Para poder reinar solo hace falta que aparenten las buenas prendas. Debe procurar que le tengan por piadoso, clemente, bueno, fiel en sus tratos y amante de la justicia; debe hacerse también digno de esta reputación pero al mismo tiempo ser bastante señor de si mismo para obrar de un modo contrario cuando sea conveniente; le es tan útil perseverar cuando no hay inconveniente, como saber desviarse de él si el interés lo exige; debe sobretodo hacer un estudio esmerado de ni articular palabra que no respire bondad, justicia, buena fe y piedad religiosa.

Cuando se trata pues de juzgar el interior de los hombres y principalmente el de los príncipes, es preciso atenerse a los resultados: así lo que importa es allanar todas las dificultades para mantener su autoridad; y los medios, sean los que fueren, parecerán siempre honrosos y no faltara quien los alabe.

En los capítulos siguientes, del XIX al XXIII demuestra un conocimiento de los hombres y de la situación política, así como de la psicología del gobernante.

CAPITULO XIX

QUE EL PRINCIPE HA DE EVITAR QUE SE LE MENOSPRECIE Y ABORREZCA.

En este capítulo Maquiavelo decide comprender todas las cualidades bajo un titulo general, diciendo que éste debe guardarse cuidadosamente de todo aquello que le pudiera hacer aborrecido o menospreciado.

En opinión del autor nada hace mas odioso a un príncipe como la violación del derecho de la propiedad y el poco miramiento que tuviese al honor de las mujeres de sus súbditos. Un príncipe es menospreciado cuando se acredita inconstante, pusilánime, irresoluto y afeminado ,( defectos que tendrá que guardar). Sus juicios de particulares deben ser definitivos e irrevocables y de este modo se ganara la estimación y el aprecio de sus súbditos, y evitará los golpes que se intenten dar a su autoridad.

Los que gobiernan mantienen siempre dos especies de enemigos: los exteriores y los interiores. Rechazara a los primeros con buenos amigos y buenas tropas. Es sabido que la paz interior no se turba si no por medio de conspiraciones, las cuales no son peligrosas sino cuando están fomentadas por los extranjeros.

En la historia han habido muchas conspiraciones y por eso se sabe que nunca conspira uno solo, y aquellos que se asocian a las conspiraciones son descontentos que denuncian a loa conjurados y así hacen abortar sus designios.

Según Maquiavelo un príncipe debe manifestar su aprecio por los grandes, pero cuidando al mismo tiempo de no granjearse el aborrecimiento del pueblo.

En conclusión los príncipes están expuestos siempre a los atentados contra su vida pero también es verdad que si tiene al pueblo feliz poco debe de temer contra las conspiraciones.

CAPITULO XX

SI LAS FORTALEZAS Y OTROS MEDIOS QUE `PARECEN UTILES A LOS PRINCIPES LO SON DE VERDAD.

Hay muchos tipos de príncipes:

  • Los que desarman a sus vasallos
  • Los que fomentan la discordia en las provincias
  • Las ha habido que de intento se procuraron enemigos
  • Algunos trabajan para ganar la voluntad de aquellos que en principio de su reinado le parecieron sospechosos.

Para Maquiavelo nunca es bueno que un príncipe nuevo desarme a sus súbditos ya que es imposible volver a armar a todos los hombres en caso de necesidad, mas si se trata de unir dos estados uno nuevo y otro viejo entonces si que convendría que el príncipe desarmara a los vasallos nuevos pero si no es así, un príncipe que desarma a sus súbditos los ofende porque da a entender que no confía en ellos.

En el resto del capitulo explica los distintos tipos de hombres con los que se puede encontrar el príncipe y como debe tratarlos y además explica al príncipe cuando debería tener murallas y cuando no.

CAPITULO XXI

POR QUÉ MEDIOS CONSIGUE UN PRINCIPE HACERSE ESTIMAR

Para Maquiavelo nada influye tanto en que un príncipe sea estimado como las grandes hazañas, y en general las acciones extraordinarias; también es útil a veces decretar castigos ejemplares y conceder recompensas extraordinarias, porque esto causa mucho ruido y produce siempre grande impresión de ánimos. También un príncipe que no sepa ser amigo o enemigo decidido se granjeara con mucha dificultad la estimación de sus súbditos.

El príncipe debe de saber cuales son sus amigos y enemigos y no ir de un bando a otro ni siquiera tomar la neutralidad. Estos deben honrar mucho el talento y proteger las artes y además dar fiestas al pueblo y espectáculos.

CAPITULO XXII

DE LOS MINISTROS

La elección de ministros es una de las cosas mas importantes y que da mejor a conocer la sabiduría de los que gobiernan. Esto se hecha de ver al momento su talento, pues el que tuviere para otros negocios no se descubre si no al paso que se ofrece la ocasión, y ésta no se presenta con frecuencia. La reputación de un príncipe pende muchas veces del merito de la gente que le rodea.

Hay tres especies de talento:

  • Unos que saben descubrir cuanto les importa saber
  • Otros que disciernen con facilidad el bien que se les propone
  • Los que no entienden por sí ni por medio de otros.

Los primeros son sobresalientes, los segundos son buenos y los terceros son absolutamente inútiles. El príncipe que sabe distinguir lo que es útil de lo que es perjudicial puede formar juicio de la conducta de sus ministros observando si se ocupan más en sus intereses propios que en los del estado. Al príncipe le toca cuidar de los intereses del ministro que se olvida de si mismo y colmarle de honras y bienes.

CAPITULO XXIII

CÓMO SE DEBE HUIR DE LOS ADULADORES

En este capitulo el autor nos habla de la adulación que reina en las cortes; vicio el cual los príncipes deben estar siempre alerta y del que no se verán libres, a menos que utilicen la prudencia y mucha habilidad y es muy difícil preservarse de tal contagio. El mejor arbitro que pueden tomar los príncipes para librase de los aduladores es , para Maquiavelo, manifestar que no les ofende la verdad. El príncipe prudente guarda un justo medio, escogiendo hombres sabios como consejeros y permitiéndoles a ellos solos que le digan francamente la verdad sobre las cosas que pregunte y nada más, mas luego determinase a aquello que le dicte su propia opinión, conduciéndose de manera que todas las gentes estén convencidas de que con cuanta mayor libertad se le habla, tanto mas le agrada.

Siempre esta bien al jefe de un estado tener consejeros y consultarlos, pero hacerlo cuando a él le acomode y no cuando quieran sus súbditos. Un error grosero es creer que será menos estimado un príncipe aconsejándose de otros y entonces se le verá incapaz de conocer las cosas por sí mismo.

Los hombres en general son malos y no se inclinan al bien sino obligados por la fuerza: de lo que infiere que la sabiduría sola del príncipe es la que ha de producir los buenos consejos y que los buenos consejos nunca o rara vez suplan la sabiduría del príncipe.

Por último, en los capítulos XXIV al XXVI , Maquiavelo habla de Italia, de la mala fortuna de los principados italianos y de cómo esta situación ha cambiado, cómo surgen nuevas posibilidades políticas para Italia y clama la figura de un redentor para la Italia dividida en la persona de Lorenzo de Médicis, haciendo una gran manifestación de nacionalismo.

CAPITULO XXIV

POR QUÉ LOS PRINCIPES DE ITALIA HAN PERDIDO SUS ESTADOS
En este capitulo Maquiavelo nos dice que a veces es preferible ser un príncipe nuevo bajo ciertos respectos a la de un príncipe hereditario, porque como se examina con mas atención al sistema de un príncipe nuevo, principalmente si gobierna con tino y sabiduría, este mismo merito suyo le captará el afecto y la estimación de los pueblos mucho mejor todavía que la legitimidad del titulo de su dominio.

Maquiavelo nos habla de los príncipes de Italia concluyendo que estos no debían echar la culpa a la fortuna de haber perdido sus estados, sino a su cobardía y a su falta de previsión..

CAPITULO XXV

¿ QUÉ INFLUJO TIENE LA FORTUNA EN LAS COSAS DE ESTE MUNDO, Y DE QUÉ MODO SE LE PUEDE HACER FRENTE SIENDO ADVERSA?

Maquiavelo compara el poder ciego de la fortuna con un río violento cuando se inunda ya que luego vuelve a su cauce y entonces se ponen medidas para que esto no vuelva a pasar, lo mismo sucede ciertamente con la fortuna, que ejerce su poder y si no se le pone barreras. Los príncipes que fían demasiado en la fortuna, se arruinan cuando ella les abandona. Aquellos que arreglan su conducta a las circunstancias rara vez son desgraciados, porque la fortuna se muda solamente para los que no saben acomodarse al tiempo. Las circunstancias deciden también si en tal o cual ocasión un príncipe se a conducido bien o mal. Hay tiempos en que es necesario valerse de suma prudencia y otros en que el príncipe puede o debe dejar alguna cosa a la casualidad.

CAPITULO XXVI

EXHORTIZACION PARA LA LIBERTAD DE ITALIA DEL YUGO DE LOS EXTRANJEROS

En este último capítulo Maquiavelo da consejos al futuro príncipe de Italia.

Según él nada honra mas a un príncipe nuevo que las instituciones y leyes nuevas que establece, cuando estas son buenas y van acompañadas de un carácter de grandeza. Y también le dice que imite a sus antepasados que libertaron al pis de los extranjeros y sobretodo que debe formar un a milicia nacional por razones ya explicadas si no quiere ser invadido por extranjeros.

Este capitulo termina con unos versos de Petrarca.

REFLEXIONES PERSONALES

Es complejo elaborar reflexiones, conclusiones, opiniones sobre Maquiavelo y “su Príncipe” que no se hayan dicho con anterioridad, empezando porque grandes literatos españoles han dedicado obras exclusivamente para responder a este pequeño ensayo.

El Príncipe, es un libro que impresiona, para bien o para mal, pero lo complicado es que te deje indiferente.

Ante todo, tengo que reconocer su arte en lo que se refiere a la escritura, la forma de expresarse clara y limpia, y a la vez poética que hace de este manual de “estrategia para políticos “sea un libro recomendado para todo el mundo.

Este manual al que se le nombra como indispensable para cualquier político, me impresionó, pero en una primera instancia, estas no fueron unas buenas impresiones, me costaba concebir un gobernante sin escrúpulos, es decir, un lugar donde la moralidad no juegue ningún papel.

De todos modos pienso que esa es la parte fácil de ver del Príncipe, la más contextualizada, lo interesante esta en encontrarle el fondo positivo, lo bueno o genuino que encontramos en ella, y está claro que lo tiene;

De este modo destaco a Maquiavelo como un gran estratega o por lo menos buen conocedor de la situación en que estaba ubicado que le llevo a escribir muchas líneas, en lo referente a estrategias del gobernante que están en vigor en la actualidad, que se siguen dando y permitiendo a pesar del tiempo que a transcurrido del S. XVI al S. XXI.

Las técnicas utilizadas son las que están el vigor, ya que no se concibe la guerra, los militares como algo principal, ni la muerte de tus enemigos como la mejor técnica para librarte de la oposición. Pero se buscan otras técnicas para conseguir el mismo objetivo que según Maquiavelo era la única forma para conservar el poder.

Maquiavelo a sido desprestigiado de muchos modos, ya no en la falta de moralidad de la obra, sino que se habla de que el solo recopilaba lo que pasaba en Italia, también oímos que todo lo que él dice ya se sabía de mucho antes y se había escrito sobre ello, y que solo destaca por su falta de escrúpulos…

Sea como sea… yo personalmente recomendaría este libro a todo el mundo que tenga la capacidad de leerlo, pienso que es muy interesante, te hace reflexionar y darte cuenta de varias cosas que ignorabas, o quizá te llegue a hacer mas “Maquiavélico”, entendiéndolo como persona astuta.




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Enviado por:Alicia
Idioma: castellano
País: España

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