Religión y Creencias


El Hombre


1. EL HOMBRE COMO SUJETO: ¿QUÉ ES EL HOMBRE?

Tanto la filosofía como la religión se han preguntado a los largo de la historia esta cuestión antropológica. La primera, propuso algunas definiciones, siempre limitadas, acerca de la realidad del hombre: ej. Una sustancia individual de naturaleza racional (Boecio 480-525); en contraposición, la segunda, dio una respuesta a esta pregunta menos científica: El hombre está hecho a imagen de Dios; de esta forma, no se da una respuesta concreta, sino que se deja en manos de la fe, aunque una cosa si queda nítida: si Dios es amor, el propio hombre también lo es, y, por tanto, esta hecho para amar. Por ello, el hombre ama gratuitamente a sus hermanos, de manera que así, en tanto en cuanto conocemos y amamos a los hombres, conocemos y amamos a Dios (el hombre ama a partir del centro de su vida: Dios). Sólo el amor salva, y amar, significa ponerse al mismo nivel, de tal manera, que no debemos colocarlos en un escalón superior o inferior a otro hermano, porque si no, jamás entraremos en comunión con él y con Dios.

No obstante, esta experiencia de cercanía a Dios, entraña sufrimiento y trabajo constante, ya que la Salvación exige entrega, y la entrega provoca, a menudo, soledad y fracaso, pero jamás se debe de dudar de Dios para seguir teniendo fe en él y caminar hacia su Paraíso más allá de la vida. Además, tal y como hizo Jesús (que fue el ejemplo a seguir para todos los cristianos; nunca dejando de creer en Dios, incluso cuando pensaba que Él lo había abandonado en la Pasión, luchando por divulgar su Palabra y, resistir a la constante tentación.

Pero Dios, para ayudarnos en este duro trabajo, en el día de la Pascua, nos da la fuerza del Espíritu para seguir luchando sin descanso para la meta más importante del ser humano; el Padre.

2. EL HOMBRE COMO UNIDAD

La cultura occidental está claramente imbuida por las teorías platonistas, en las que se separa la idea y la materia, tornándolas totalmente independientes, de tal modo que, la primera es estática en su perfección, y la segunda es una efigie semejante a la idea pero imperfecta. El hombre, en un principio se hallaba en el mundo de las ideas, pero cuando se trasladó al mundo material, se hizo imperfecto, conociendo mediante sus recuerdos el mundo del que antaño había formado parte. Pero, aún yendo más allá, se postula que la parte espiritual es la buena, y la parte carnal es la mala, y frente a esta tesis se encuentra, además de otras disciplinas filosóficas, la Biblia.

Las Sagradas Escrituras postulan la afirmación del hombre como ser unitario, indivisible, y en el que espíritu y carne mantienen una relación de reciprocidad. Se emplean, generalmente, tres palabras para denominar al hombre:

  • Nephes: hace referencia a los sentimientos y a las emociones

  • Basar: indica algo que el hombre tiene en común con el resto de los animales y caracteriza a la vida humana como débil y caduca.

  • Ruah: hace referencia al espíritu; en contraposición con basar, éste es fuerte.

Esto demuestra también, que el hombre es un ser complejo, pero, formando una unidad, en la que, el alma es la forma del cuerpo, se informan mutuamente y piensan juntos (espíritu encarnado-carne espiritualizada).

La Biblia, cuando dice, salvar al hombre, no quiere decir salvar el alma del hombre, sino que quiere salvar al hombre entero; cuerpo y alma (sin caer en ningún pensamiento maniqueo).

3. EL HOMBRE COMO SER RELACIONAL

El ser humano no es capaz de conocerse así mismo observándose, sino que llega a tener autoconciencia de sí mismo, cuando entra en comunión con otro. Por ello, el hombre, por naturaleza, es un ser abierto a la comunicación, abierto a los demás y abierto a entrar en comunión con éstos.

4. EL HOMBRE COMO UN SER ABIERTO A DIOS

El hombre, como ser hecho a semejanza del Padre, está abierto a Éste, a poder entrar en su amor y llegar a la felicidad de la Salvación. Para ello, en vida, el hombre intenta llegar a Dios y estar un poquito más cerca de Éste a través de la oración, pero una oración hecha con el corazón, que llegue al Padre como de un hijo suyo.

5. CRISTO COMO MODELO DE LOS HOMBRES

En Cristo se encarnaría el “hombre perfecto”; Él dio una lección de sumisión al Padre y a su voluntad, en ningún momento le contradijo y, en aquel momento (Pasión) que dudó de Él, rápidamente delegó su confianza en su Palabra.

Jesús fue el único hombre que, aún teniendo sentimientos propios de su naturaleza, su trabajo y sufrimiento siempre hacia el Padre, le llevó a la plenitud.

(A lo largo de este trabajo he ido transmitiendo el modelo de Cristo como el hombre paradigmático, y cuando me he referido a “hombre”, lo he hecho desde este punto de vista.)

oración

Camina pausadamente pero con paso firme que, siguiendo la andadura de Cristo,

con trabajo y sufrimiento hallarás la luz, entrarás en Dios y Él entrará en ti,

y entonces, sólo entonces, hallarás la felicidad en el Reino de los Cielos,

el amor te cubrirá hasta llenarte, respirando bocanadas de sentimiento,

bocanadas que tienen como principio, y como final, al Padre,

que siempre se encuentra al lado de los débiles, protector.

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