Política y Administración Pública


El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial; Samuel Phillips Huntington


RECENSIÓN DEL LIBRO:

huntington, S. P., El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Paidós, Barcelona 1997.

Samuel Phillips Huntington (1927), es un politólogo estadounidense que ejerce de profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard. El 1970 fundó la revista Foreing Policy ("Política Exterior"); en 1977 entró a formar parte del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Su primera obra importante es de 1968: El orden político en las sociedades en cambio. En 1991 publicó La tercera ola. La democratización a finales del siglo XX; pero la obra que ha puesto Huntington en la lista de los investigadores actuales más influyentes es The clash of civilitzations and the remarking of world order ("El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial"), de 1996.

Este libro está basado, y así lo hace saber S. P. Huntington, en un influyente artículo que "ha configurado la totalidad de los debates políticos de estos últimos años" (Foreign Policy), donde presenta un informe incisivo y profético, en la línea del Francis Fukuyama, quien en su obra cumbre “El fin de la historia y el último hombre”, también analizaba las distintas formas adoptadas por la política mundial tras la caída del Muro de Berlín. En ese artículo, nuestro autor defendía que “La política mundial está entrando en una nueva fase en la que la fuente fundamental de conflictos no será ideológica ni económica; las grandes divisiones de la humanidad y las principales fuentes de conflictos serán culturales, entre naciones y grupos de civilizaciones diferentes." (Samuel P. Huntignton: "El Choque de Civilizaciones", artículo publicado en "Foreign Affairs").

El libro está compuesto por cinco secciones en las cuales presenta su análisis de la situación actual: Primeramente, analiza la confrontación entre las culturas, como nunca antes se había dado en la historia. En segundo lugar, discute los diferentes equilibrios que se han dado en el pasado entre las civilizaciones, especialmente la cristiana y la musulmana los procesos cambiantes, los resurgimientos y crepúsculos a los cuales se ven sometidas en las diferentes eras de la historia. En tercer lugar, presenta la evolución de las culturas emergentes. En cuarto lugar, las confrontaciones entre las civilizaciones, en especial entre la Occidental y la Islámica y sus manifestaciones más sobresalientes: Afganistán, la guerra del Golfo Pérsico, China, Norteamérica y sus efectos en los derechos humanos, la economía y la política. Finalmente, S. P. Huntington analiza el futuro de las civilizaciones, para concluir en una renovación de la occidental, basado en los atributos comunes de las civilizaciones, procurando establecer un nuevo orden mundial.

Samuel Huntington inicia su texto presentando como durante las décadas de la guerra fría, los conflictos mundiales tenían raíces de orden ideológico y económico; pues inicialmente el planeta estaba configurado en dos bloques, el occidental o capitalista y el bloque comunista o socialista; y posteriormente, se formó un tercer bloque, el de los denominados “países no alineados”.

Con la caída del bloque socialista era de esperarse que el bloque occidental se impusiese plenamente, pero no ha sido así del todo, sino que, contrariamente, ha emergido un mundo plural, un mundo de civilizaciones. La fuente fundamental de conflictos en el universo posterior a la guerra fría, según Huntington, no tiene raíces ideológicas o económicas, sino más bien culturales: “El choque de civilizaciones dominará la política a escala mundial; las líneas divisorias entre las civilizaciones serán los frentes de batalla del futuro". Y, a medida que la gente se vaya definiendo por su etnia o su religión, Occidente se encontrará más y más enfrentado con civilizaciones no occidentales que rechazarán frontalmente sus más característicos ideales: la democracia, los derechos humanos, la libertad, la soberanía de la ley y la separación entre la Iglesia y el Estado. Así, Samuel Huntington -al tiempo que presenta un futuro lleno de conflictos, gobernado por unas relaciones internacionales abiertamente "desoccidentalizadas"- acaba recomendando un más sólido conocimiento de las civilizaciones no occidentales, con el fin, paradójicamente, de potenciar al máximo la influencia occidental, ya sea a través del fortalecimiento de las relaciones entre Rusia y Japón, del aprovechamiento de las diferencias existentes entre los estados islámicos o del mantenimiento de la superioridad militar en el este y el sudeste asiáticos.

¿Cuáles son las civilizaciones emergentes que resalta Huntington? Él plantea que es evidente que se constata el resurgir islámico (muchos países que en las décadas de la guerra fría asumían el marxismo-leninismo o que formaban parte de los países no alineados, actualmente -nos dice- encuentran su identidad y esperanza en el Islam), la civilización china (la milenaria China recupera el confucionismo, la concepción de la vida del maestro Confucio, del siglo VI antes de Cristo), la civilización japonesa o nipona (formada a partir de la China pero con tradiciones propias), la civilización hindú (que tiene un núcleo cultural de más de tres mil quinientos años), la civilización ortodoxa (emparentada con la Occidental pero que subraya las diferencias), también la civilización budista y, con futuro impreciso, la civilización africana y la latinoamericana.

El politólogo norteamericano, se centra en el análisis de los conflictos que se iniciaron en Europa Oriental entre grupos religiosos y etnias representativas de culturas diferentes a los predominantes en Occidente, verbigracia, en la antigua Yugoslavia, y en el conflicto entre Turquía y el pueblo Kurdo.

Dentro de sus planteamientos, el autor estudia las características de las ocho culturas que define en su libro, diferentes a la Occidental y dentro de las cuales incluye la latinoamericana, como un medio para comprender su evolución durante la guerra fría, durante el cual estas culturas estuvieron contenidas, y propone medios para el fortalecimiento de las relaciones políticas y económicas Occidente-Oriente para potenciar las vías de comprensión y aceptación de las diferencias y así lograr desarrollar un proceso de convivencia dentro de un nuevo orden mundial.

Este nuevo orden, según S. P. Huntington, tiene sus riesgos. Las civilizaciones emergentes se consideran superiores a la de Occidente, con valores morales más auténticos. Por eso él prevé que, por vía del desafío demográfico (el 2025 más del 25% poblacional mundial será musulmana) o por vía del crecimiento económico (el 2025 Asia incluirá siete de las doce economías más fuertes del planeta) o por vía de la militancia creando inestabilidad, el poder y los controles de la civilización occidental se desplazarán hacia las civilizaciones no occidentales. Así, un choque de civilizaciones, de estas civilizaciones arraigadas a religiones, dominará la política a escala global: en las fronteras entre civilizaciones se producirán las batallas del futuro. Por eso, Huntington dirá que “estamos asistiendo «al final de una era de progreso» dominada por las ideologías occidentales, y estamos entrando en una era en la que civilizaciones múltiples y diversas interaccionarán, competirán, convivirán y se acomodarán unas a otras".

El retorno a las culturas autóctonas o indigenización dificulta hablar de principios éticos y valores universales. Para muchos chinos y para muchos musulmanes la democracia y la misma Declaración Universal de Derechos Humanos son creaciones occidentales, no universales. Ante esta tensa situación, si se quiere evitar peligrosos enfrentamientos, es urgente buscar los atributos comunes en todas las civilizaciones, es decir, tenemos que perseguir, aceptando la diversidad y la moralidad mínima que se deriva de la común condición humana.

La secuencia sería: grandes peligros por la expansión no occidental, pero enorme capacidad de respuesta de Occidente, conquistando nuevos espacios planetarios. Huntington usa términos tales como: "interés nacional", "valores de Estados Unidos", "intereses de Estados Unidos" y expresiones similares, todas ellas concentradas en los resultados, casi siempre favorables, a las perspectivas de Estados Unidos, pues todas las definiciones de lo no occidental suelen ser tácitas o expresamente críticas. Por ejemplo al referirse a Japón dice que son de los más rápidos para ceder ante force majeur (en francés en el original) y cooperar con lo que entienden moralmente superiores y los más rápidos para rechazar el abuso de una hegemonía en retirada, moralmente débil, le califica de oportunistas, y para desmarcarse, más oportunistas todavía. Huntington concede un papel medular a las religiones en las formaciones civilizaciones. Hablando de América Latina festeja el avance protestante arrebatando territorios a los cultos tradicionales católicos; lo cual interpreta como una aproximación de "la civilización latinoamericana" a la modernidad; no a Estados Unidos, desde donde proviene el grueso de las misiones protestantes que transitan desde hace algunas décadas los países vecinos.

El autor fundamenta muy bien estas tesis de origen cultural, religioso, civilizatorio que dejan de lado casi por completo los postulados económicos y políticos como explicación a la reestructuración del orden mundial, de manera que uno puede ser conducido implícitamente a aceptar los criterios de Huntington sin vacilaciones.

La convicción de Huntington de que es necesario que las diferencias existan y preexistan (ya que abogar por la integración de gente culturalmente distinta, llevaría a una guerra de civilizaciones para dirimir cuál de ellas es la mejor, terminando todo en la dominación y sometimiento de una sobre otra) puede levantar llagas morales, pero eso, no nos engañemos, es lo magnífico de este tipo de obras: que uno puede discrepar con un autor, aún teniendo éste grandes tesis que lo respalden. Leer "El Choque De Civilizaciones" es un estupendo ejercicio para revisar nuestras estructuras mentales ante la vida y la sociedad en la que vivimos. Es cierto que a Huntington se le podrá criticar, pero nunca ignorar.

El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha proclamado recientemente en la ONU la necesidad de “Una Alianza de Civilizaciones entre el mundo occidental y el mundo árabe y musulmán. Cayó un muro -dijo-. Debemos evitar ahora que el odio y la incomprensión levanten otro". Ojalá y esta propuesta no sea vana retórica, ni esnobismo de un conveniente talante. Creo que éste es el camino, no el de la imposición y la guerra, la fuerza y el desacato internacional.

Para F. Fukuyama el hecho verdaderamente importante a señalar es que la democracia liberal puede constituir el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y, como tal, el Fin de la historia y el hombre, pues la caída del comunismo y el triunfo de las democracias liberales marcaban el comienzo de la "etapa final" en la que no había más lugar para largas batallas ideológicas.

S. P. Huntington, El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Piados, Barcelona 1997, 112.

Ibídem, 237.

Intervención del Presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en la 59 Asamblea General de la ONU, 22 de septiembre de 2004. Puede verse en: www.spainun.org/pages/home.cfm.




Descargar
Enviado por:Edgar
Idioma: castellano
País: España

Te va a interesar