Literatura


El capitán Alatriste; Arturo Pérez-Rerverte


PREGUNTA Nº 1.......................................................................................pág. 4-11

PREGUNTA Nº 2.......................................................................................pág. 12-15

PREGUNTA Nº 3.......................................................................................pág. 16-28

PREGUNTA Nº 4.......................................................................................pág. 29-30

PREGUNTA Nº 5.......................................................................................pág. 31-33

PREGUNTA Nº 6.......................................................................................pág. 34-40

PREGUNTA Nº 7.......................................................................................pág. 41

PREGUNTA Nº 8.......................................................................................pág. 42-43

PREGUNTA Nº 9.......................................................................................pág. 44-53

PREGUNTA Nº 10.....................................................................................pág. 54-55

PREGUNTA Nº 11.....................................................................................pág. 56-59

PREGUNTA Nº 12.....................................................................................pág. 60-62

PREGUNTA Nº 13.....................................................................................pág. 63

BLIBLIOGRAFIA.....................................................................................pág. 64

1º- Anota y comenta los sitios madrileños que se citan en cada capítulo (iglesias, calles, tabernas, corrales, conventos, esquinas...) así como sus usos.

Búscalos en un plano de época y compáralos con otro actual, de manera que se distingan claramente las diferencias entre los dos siglos.

CALLES

- C/Infanta

- C/Toledo

- C/ De Torres

- C/Barquillo

- C/ De Huertas

- C/Montera

- C/ De Correos

- C/Esparteros

- C/Arcabuz

- C/Montera

- C/ De Alcalá

- C/Mayor

- C/Prado

- C/ De los Espaderos

- C/ Del Príncipe

IGLESIAS

- Iglesia de los jesuitas

- Iglesia de San Pedro y San Pablo

- Convento de los Carmelitas Descalzos

- Monasterio de los Jerónimos y el Prado

- Iglesia de San Andrés

- Iglesia de San Felipe

- Convento de Santa Ana

PUERTAS

- Puerta del Sol

- Puerta de la Vega

- Puerta de Santa Bárbara

- Puerta de Guadalajara

PLAZAS

- Plaza Mayor

- Plaza de la Providencia

- Plaza de la Cebada

PUENTES

- Puentes del Manzanares

- Puente Segoviano

OTROS EDIFICIOS

- Casa de Baños de Mendo el Toscano

- Casa de las siete Chimeneas

- Casa de Campo

- Cárcel de Corte

- Taberna del Turco

- Palacio Real

- Colegio de la Compañía de Jesús

- Portillo de las Animas

- Alcázar Real

- Botica de Puerta Cerrada

- Fuente de Acero

- Casa de la Panadería

- Camino de la Hortaleza

- C/ Santa M ª de la Almudena

  • Torre Dorada

CORRALES

- Del Príncipe

- De la Cruz

- La Pacheca

MENTIDEROS

- San Felipe

- Losas de Palacio

- Representantes

Usos de algunos de los citados

C/ Infanta

Va de la C/ de Fuencarral a la Plaza del Rey, bs. de Hernán Cortés, Bilbao, Las Torres y jardines, ds. Del Hospicio y del centro, ps. de San Ildefonso, San José y San Luis.

La tradición está relacionada con la del convento de la Paciencia.

C/ Montera

Tiene gran importancia comercial. La consagración de esta calle al comercio ha terminado por ser tan absoluto, que no solo las tiendas y los entresuelos o pisos primeros los dedicados a él, sino que hay casa enteras cuyos balcones, hasta los más altos, ostentaban las muestras pregoneras de diversos establecimientos. En esta calle se abre el Pasaje del Comercio, vulgarmente llamada de Vurga.

C/ Huertas

De la plaza del Ángel a la plaza de la platería de Martínez, bs. De Cañizares, de Cervantes, de Santa M ª y de alameda, ds. Del Congreso, ps. de Sán Sebastián del Salvados y de San Jerónimo.

C/ de Toledo

Es la gran vía popular, centro de un animado comercio, durante mucho tiempo síntesis y cifra entera para los habitantes de los pueblos de la comarca, que en ella se encontraban su alojamiento y la lonja de cuantas mercancías vinieron a feriar, comprendió también de las regiones que allí desembarcaban sus tipos pintorescos y formaban entre la población de las posadas el mapa vivo de los viejos reinos de España.

Comienza angosta, ornada de sopórtales hasta la calle imperial, y va dilatando su anchura, conforme avanza su extensión. En tiempos de Felipe II se prolongó hasta el Caño de la Serpe y más adelante se destruyeron algunas arquerías y casitas, que por allí había y algunos huertecillos, trasladándose la puerta a la esquina de la C/ Ventosa, donde permaneció hasta que, en tiempo de Fernando VII, fue construida la actual.

C/ Mayor

Desde la que se accede a la Plaza Mayor, en origen un mercado al que se dota de gran envergadura con el proyecto encargado en el S. XVII por Felipe III a Juan Gómex de Mora.

En la calle Mayor nos encontramos con el Ayuntamiento, proyectado por Juan Gómez de Mora, con modificaciones posteriores; en la fachada, se abre el balcón desde el que los reyes contemplaban las procesiones.

C/ Alcalá

También arranca de la plaza del Sol, es una de las más añejas y populares de Madrid, camino hacía Alcalá y antigua cañada real de la Mesta. A ella se asoma la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Puentes del Manzanares

- El de los franceses, que sirve de paso al ferrocarril del Norte.

- Reina Victoria, viene a sustituir al portón que había entre San Antonio de la Florida y la Pradera del corregidor.

- El de la Casa de Campo.

- El de Toledo.

- El de Princesa.

- Más dos portones.

- El de San Isidro.

- Uno nuevo entre el paseo de Florida y el de Comandate Fortea.

Puente de Segovia

Construido en 1582, está formado por nueve arcos de medio punto y sillares almohadillados de granito.

Camino de Hortaleza

Este era el camino del pueblo de Hortaleza y por eso se quedó ese nombre cuando se formó la calle.

En la dilatada extensión de la calle Hortaleza, sólo quedan dignos de especial mención el Convento de los Recogidos de Santa M ª de Magdalena y el Colegio de los Escolapios que se encuentran fronteros. En el Hospital de Peregrinos, sin uso desde 1587, se recogieron mujeres arrepentidas de la mala vida y fueron puestas bajo la protección del Consejo de Castilla.

Cárcel de Corte

Lugar donde se meten a los presos. En ésta y en otras prisiones de la época los presos debían pagarse todos sus lujos incluyéndose la comida.

Casa de las Siete Chimeneas

Fue la residencia del Conde de Bristol, embajador de Inglaterra.

Casa Palacio construida en 1577. Ha sufrido sucesivas ampliaciones y reformas. Aquí vivía el marqués de Esquilache cuando estalló el famoso motín que lleva su nombre.

Se halla entre la C/ Colmenares y la plaza del Rey ostenta su fábrica. Fue el primer edificio que se alzó en lugares vecinos al corro de Buenavista.

Taberna del Turco

Era un bodegón de los llamados de comer, beber y arder, situado en la esquina de las Calles de Toledo y del Arcabuz, a quinientos pasos de la Plaza Mayor.

El local tenía una puerta trasera que daba a una corrala y a otra calle (procedimiento muy útil para esquivar la visita de alguaciles, corchetes, acreedores, poetas, amigos pidiendo dinero y otras gentes maleantes e inoportunas. Destacaba por sus buenos vinos: el de Valdemoro, el moscatel y el oloroso de San Martín de Valdeiglesias.

Puerta de Santa Bárbara

Era una de las salidas de Madrid por la puerta situada donde luego se abrió una glorieta que se llama Plaza de Santa Bárbara.

Puerta del Sol

Espacio urbano popularmente llamado “el ombligo de España”, donde se encuentra, el kilómetro 0 para todas las carreteras españolas. Es uno de los puntos de encuentro más populares de Madrid, donde converge una gran diversidad de gente que va de compras o a visitar cualquiera de los muchos lugares de interés con que cuenta el casco antiguo.

Antiguamente éste era el acceso oriental a la ciudad, custodiado por una puerta y una fortaleza. Hace siglos que ambas fueron reemplazadas por una serie de Iglesias y Conventos; las gradas de San Felipe, en la esquina de la actual C/ Mayor, era el lugar más concurrido de Madrid, que aparece citado por numerosos escritores del Siglo de Oro. En el S.XIX se reordenó la zona en una plaza y sus cafés aglutinaron la vida social de la ciudad. En la actualidad la plaza tiene forma de media luna. El lado meridional está ocupado por un austero edificio de ladrillo rojo, que fue construido bajo la dirección de Ventura Rodríguez en la década de 1760 para Casa de Correos por orden de Carlos III. Su interior es de planta rectangular y se organiza en torno a dos grandes patios.

Iglesia de los Carmelitas Descalzos

El diseño de la iglesia es un homenaje a la arquitectura religiosa del siglo anterior, especialmente al talento del hermano Bautista, introductor de la bóveda encamonada. El planteamiento general nos recuerda la iglesia del Sacramento, comenzada en 1671: Fachada de tres cuerpos, con el central muy destacado y rematado en frantón, mientras los laterales se integran con el monasterio circundante. Destacan la ausencia de torres y el encajonamiento de la cúpula en un sólido prisma cuadrado, solución de gran realismo constructivo, muy experimentada en el S. XVII.

Monasterio de San Jerónimo y el Prado

Los reyes católicos fundaron en el inicio del S:XVI el monasterio al que perteneció la Iglesia de San Jerónimo el Real. A partir del S: XVII virtualmente pasó a formar parte del palacio del Buen Retiro, hoy desaparecido.

Iglesia de San Andrés

En la plaza de San Andrés se alza la Iglesia de San Andrés, a la que se adosan las capillas del Obispo (S. XVI) y de San Isidro (S. XVII).

Casa de la Panadería

Construida en 1590, sufrió una primera transformación en 1617 y, tras el incendio que arrasó la Plaza Mayor fue reconstruida en 1790. En ella se ejercía su actividad en el gremio del pan.

Está situada en la Plaza Mayor.

Casa de Campo

Este antiguo coto real de caza, cuya vegetación cubre unas 1740 hectáreas, (representa la mitad de la superficie verde de Madrid). Se extiende al Oeste de la ciudad. Es uno de los lugares de esparcimiento preferidos por las familias madrileñas y en él se han celebrado tradicionalmente verbenas y comidas campestres.

En el lago se puede remar; también están allí el zoo y el parque de atracciones. Los deportistas disponen de una piscina y pistas de atletismo. En verano se organizan animados conciertos.

Fue comprada en 1562 por Felipe II y utilizada como lugar de recreo de la Familia Real. Fue regalada por la II República al pueblo madrileño.

Portillo de las Animas

Es un cementerio moro. Situado cerca del camino de Toledo y del matadero.

Palacio Real

El Palacio Real de Madrid, grande y elegante, se concibió como un signo del poder de los reyes. En esta plataforma, junto al río Manzanares, se levantó durante siglos al Alcázar Real, que fue pasto de las llamas en 1734. En su lugar, Felipe V encargó al arquitecto italiano Filippo Juvara la construcción de una residencia auténticamente palaciega; la obra, que pasó a manos de Sachetti, duró 26 años y abarcó el reinado de varios monarcas de la Casa de Borbón. La exuberante decoración refleja el gusto de Carlos III y Carlos IV. La familia real utilizó este palacio hasta la abdicación de Alfonso XIII en 1931. El palacio Real se utiliza en la actualidad para actos sociales.

Plaza Mayor

Esta espléndida plaza rectangular, a la que se abren innumerables balcones, está formada por casa de tres pisos rematados con chapiteles en las esquinas. Este singular recinto posee un carácter muy castellano; allí se organizaban múltiples acto, como corridas de todos, fiesta, juicios de la Inquisición, se coronaban reyes, se quemaban herejes , corrían cañas pero destaca principalmente por su movimiento mercantil.

La plaza, comenzada en 1617, reemplazó al antiguo mercado del Arrabal; se terminó en sólo dos años. El arquitecto, Juan Gómez de Mora, fue discípulo de Juan Herrera y siguió el estilo del maestro, en una línea más austera.

La decoración se encuentra en la fachada de la Casa de la Panadería, con frescos alegóricos restaurados recientemente con discutible fortuna. Preside la plaza una estatua ecuestre de Felipe II comenzada por el italiano Juan de Bolonia y terminada en 1616 por su discípulo Prieto Tacca. Se trasladó a este lugar en 1848, procedente de la Casa de Campo. Uno de los principales atractivos de esta plaza son algunos de sus comercios del más tradicional estilo filatélico. La salida meridional conduce a la calle de Toledo, desde donde se puede llegar al Rastro, famoso mercado de objetos usados que se abre los domingos. Por la siguiente esquina bajando un tramo de escaleras, se llega al Arco de Cuchilleros, donde están los tradicionales mesones y el conocido restaurante Casa Botín.

La ordenación de las calles inmediatas repiten la misma tipología de fachadas con sopórtales y balcones.

Corrales del Príncipe, de la Cruz y la Pacheca

Corrales de comedías de Madrid, creados a finales del S. XVI y son utilizados para representar las comedias en el S. XVII.

Se componen de un tablero o teatro para representar, vestuario, gradas para los hombres, bancos portátiles, corredor para las mujeres, aposentos o ventanas con balcones de hierro, ventanas con rejas y celosías, canales maestros y tejados que cubrían las gradas.

La Pacheca fue construida en 1574, el corral del Príncipe en 1582 y el de la Cruz en 1579.

Diferencias entre los dos siglos

La dinastía de los Austrias (promotora de la Plaza Mayor y el Ayuntamiento) y a continuación la de los Borbones ( a quienes se debe la remodelación del Palacio Real, la puerta de Alcalá y otras construcciones) dotaron a la ciudad de un conjunto monumental y una red de enorme magnitud, de la que aún es deudor en gran medida el Madrid actual.

La diferencia de los dos siglos es que en el S. XVII existía un tipo de arquitectura diferente que la del siglo actual. En el S. XVII predomina el arte barroco y ello se refleja en sus obras mientras que en el siglo actual no predomina es arte sino otro. Otra diferencia es que en el S. XVII no existían tantos edificios y monumentos como existen ahora. Muchos de los edificios construidos en el S. XVII hoy ya no existen o han sido reconstruidos o remodelados. Un ejemplo de ello es la Plaza Mayor que ha sufrido numeroso incendios y ha sido remodelada varias veces.

A medida que han ido pasando los años y los siglos Madrid ha ido cambiando y añadiendo monumentos de personajes históricos, edificios, palacios aunque no muchos parques. Ha creado por ejemplo la Puerta de Alcalá, la fuente de las Cibeles, Plaza de Oriente etc.

2º.Anota todas las batallas que los protagonistas citan, sitúalas en un mapa y relaciónalas con los hechos históricos acaecidos por orden cronológico (guerras con tendientes, etc)

Analiza las relaciones de la monarquía española con los países Bajos. Busca los antecedentes y el origen del conflicto, explica su evolución y señala cuando concluyo y como. -Flandes.(1566).Fue el mayor problema que hubo de afrontar España en la segunda mitad del siglo XVI y que condiciono en gran medida los demás aspectos de su política exterior. En esa lucha van íntimamente ligadas las dos características de la Europa de aquella centuria: las inquietudes religiosas y el crecimiento de las ideas nacionales.

Flandes era posesión de la casa de Borgoña. A mediados de siglo tenia unos tres millones de habitantes y conocía una relativa prosperidad económica por su riqueza agrícola, sus talleres textiles y sus actividades comerciales, concentradas en al puerto de Amberes.

Al abandonar aquellas tierras para regresar a España en 1559, Felipe II había dejado encomendadas al gobierno de su hermana natural, Margarita de Parma, a quien asesoraba un consejo dominado por la fuerte personalidad de Granvela, que tenia el grave defecto de no ser natural de los Países Bajos. Los magnates locales, encabezados por el conde de Egmont y el príncipe de orange, Guillermo de Nassau, disgustados por aquella organización administrativa en la que veían un peligro para sus privilegios y autonomía, pidieron la marcha de Granvela. Felipe II acabo por aceptarla, pero no accedió a otros puntos, como la libertad de cultos exigida por los calvinistas, que estaban muy preocupados por la determinación de Felipe II de crear nuevos obispados, hacer cumplir los decretos del concilio de Trento y combatir la herejía.

Parte de la pequeña nobleza flamenca y de la burguesía mercantil, adictas al calvinismo, se agruparon en 1565 en una especie de liga, llamada despectivamente por sus adversarios liga de mendigos. Entre la oposición calvinistas y el descontento nobiliario había un punto común: el recelo ante la política de Felipe II, juzgada demasiado intransigente. En agosto de 1566 estallaron incidentes en varias ciudades que pronto degeneraron en túmulos en los que fueron saqueadas varias iglesias (Tournai, Valenciennes,Amberes...) y destruidos altares e imágenes sagradas (furia iconoclasta). La oposición se transformaba en insurrección. La reacción de Felipe II, al recibir tales noticias, fue enérgica: enviar al duque de Alba para sofocar la rebelión. El duque procedió con mano dura: creó un tribunal de los túmulos (llamado por los flamencos el tribunal de la sangre) para castigar a los sediciosos; las primeras y más ilustres víctimas fueron dos magnates flamencos, los condes de Egmont y de Horn (1568).

La insurrección se agravó y pronto revistió el aspecto de una verdadera guerra, cuyo mando asumió, en el campo rebelde, Guillermo de Orange. Éste buscó contra España la alianza de los príncipes protestantes de Alemania, de Inglaterra y de los hugonotes franceses, y armó una flota de piratas, los mendigos del mar, que en 1572 logró apoderarse de varias posiciones clave, entre ellas el puerto de Flesinga, a la entrada de Amberes. Guillermo de Orange obtuvo entonces éxitos importantes en su lucha y se hizo fuerte en las provincias del norte.

En 1573, Luis de Requeséns relevó al duque de Alba con propósito de llegar con los rebeldes a un acuerdo, pero la tentativa fracasó. La guerra volvió, caracterizada por una violencia y una crueldad impresionante. La muerte de Requénses en 1576 abrió un período de anarquía, mal pagadas, las tropas españolas se desmandaron y en 1576 saquearon Amberes, robando todo lo que había que robar y matando a más de siete mil vecinos (furia española).

Guerra de los Países Bajos

Felipe II les prestó especial atención y tuvo que sostener con ellos casi continuas guerras. El comienzo de las luchas tuvo lugar al querer aplicar los decretos del Concilio de Trento. Los nobles flamencos se opusieron y unidos formaron la Liga o Compromiso de Breda en 1565. Gobernaba entonces en los Países Bajos la hermana de Felipe II, Margarita de Parma, con el cardenal Granvela como consejero. Al producirse estos sucesos, Felipe II envió como gobernador al duque de alba que instituyó los abusos. Víctimas de él fueron los condes de Egmont y Horn.

Guillermo de Nassau, príncipe de Orange y jefe de esta rebelión, fue vencido y huyó. Sin embargo, los disturbios no terminaron, ya que los rebeldes eran ayudados en todo por los ingleses, franceses y alemanes.

Ante el poco tacto diplomático de este gran militar, Felipe II le sustituyó por Don Luis de Requésens que intentó cambiar completamente de política, pero también fracasó y murió prematuramente.

Siguió en el gobierno Don Juan de Austria quien convocó los Estados Generales que juraron no reconocerle mientras no salieran de los Países Bajos los ejércitos españoles, lo que realizó con el Edicto Perpetuo o Pacificación de Gante, en 1577.

Habiendo muerto Don Juan de Austria en Namur, en 1578, fue nombrado para sucederle Alejandro Farnesio, hijo de Margarita de Parma. Siguió luchando con Mauricio de Nassau, hijo de Orange. Mejoró bastante la situación, obtuvo varias victorias y conquistó Amberes. Consiguió que las ciudades del Norte, protestantes, en la Unión de Utrech. A pesar de todo no pudo evitar que se separasen las dos provincias de Holanda y Zelanda.

Felipe II, a la muerte de Alejandro Farnesio, deja estos territorios a su hija Isabel Clara Eugenia, casada con el archiduque Alberto, con la condición de que se reincorporasen a la Corona de España en el caso de que a su muerte no hubieran tenido descendencia, como así sucedió.

Tregua de los doce años

Nombre por el que es conocido el acuerdo de cese en las hostilidades entre la Monarquía Hispánica y las Provincias Unidas durante la guerra de los Países Bajos, firmado el 9 de abril de 1609 en Amberes (actual Bélgica). En el transcurso de dicho conflicto, en 1598, Felipe II nombró a su hija Isabel Clara Eugenia (casada con el archiduque de Austria Alberto de Habsburgo) gobernadora de los Países Bajos. De otro lado, las Provincias Unidas (que agrupaban al norte flamenco) se encontraban divididas entre los partidarios de la continuación de la lucha, representados por Mauricio I de Nassau-Orange, y los defensores de la obtención de la negociación, encabezados por Johan van Oldenbarnevelt.

El 18 de abril de 1607, Isabel Clara Eugenia y su esposo el archiduque de Austria acordaron firmar una primera tregua, después de unas negociaciones iniciadas un año antes. Seguidamente dieron comienzo nuevas conversaciones, tras conseguir los archiduques plenos poderes del rey español Felipe III. Del lado hispano, encabezó la delegación Ambrosio de Spínola, y del holandés, hizo lo propio Oldenbarnevelt. Dada las dificultades de llegar a un acuerdo de paz, se obtuvo al menos un pacto de tregua el 9 de abril de 1609. El Rey español (que ratificó la Tregua tres meses más tarde) reconocía la existencia independiente de las Provincias Unidas (las cuales la corroboraban en agosto), que podían comerciar en cualquier territorio hispano, y ambas partes adquirían el derecho a disponer de los territorios conquistados hasta entonces

Guerra de los Treinta Años

Sucesión encadenada de luchas (1618-48) que enfrentaron al emperador y los príncipes católicos alemanes, apoyados por España, con los príncipes protestantes, sostenidos por Francia y las potencias protestantes. Además del conflicto religioso provocado por los intentos contrarreformistas de los emperadores austríacos, se ventilaban también en la lucha las relaciones de poder entre el emperador y los príncipes territoriales alemanes y las rivalidades entre los Austrias y Francia y Suecia por la hegemonía europea. La guerra empezó con la sublevación protestante en Bohemia (Defenestación de Praga, 1618), que ofreció la corona al elector del Palatinado Federico V (protestante); derrotado éste en la batalla de la Montaña Blanca (1620), al año siguiente se renovó la lucha en Holanda, mientras los imperiales vencían repetidamente a los príncipes protestantes. Para contrarrestar estos éxitos, Richelieu empujó primero contra el Imperio a Cristián IV de Dinamarca (1626) y, vencido éste, a Gustavo Adolfo de Suecia, quien batió a los imperiales, pero cayó muerto en Lützen (1632), y sus tropas fueron vencidas en Nördlingen (1634). Francia declaró la guerra a España, apoyó las sublevaciones de Portugal y Cataluña y finalmente derrotó a los tercios españoles en Rocroi (1643). Al año siguiente se iniciaron conversaciones entre el Imperio de una parte y Francia y Suecia de otra. La paz de Westfalia (1648) redujo el poder del emperador a sus dominios austríacos y estabilizó las zonas católicas y protestantes de Alemania; Francia y Suecia obtuvieron algunos territorios. El mismo año, por el Tratado de Münster, España concedió la independencia a Holanda. Francia y España continuaron la lucha hasta la paz de los Pirineos (1659).

Saqueo de Amberes

El 4 de noviembre de 1576 comenzó el saqueo de la ciudad de Amberes a manos de las tropas españolas, descontentas por el impago de sus haberes, durante la llamada guerra de los Países Bajos. Tres días después la violencia cesó, dejando como vestigios los estragos producidos por la que pasó a denominarse 'furia española'.

A principios del XVI, con la llegada de los artesanos judíos que habían sido expulsados de Portugal, se produjo una expansión de la industria del diamante. La vida cultural e intelectual de la ciudad era intensa. Sin embargo, los conflictos religiosos surgidos después de 1576, año en que tuvo lugar el saqueo de la ciudad por parte de los tercios españoles, llevaron a una rápida decadencia de la misma.

Asedio de Ostende

Fortificada por Guillermo el Taciturno en 1583, desempeña un papel importante en la dependencia de los Países Bajos. Sitiada por los ejércitos españoles (1601-1604) mandados por Ambrosio de Spínola, fue al fin conquistada y casi totalmente destruida.

Batalla de Nieuwport

La Batalla de Nieuwport o también llamada batalla de las dunas, ocurrió en el año1600.

Mauricio de Nassau, jefe del ejército de las Provincias Unidas, venció a las tropas españolas del archiduque Alberto en la costa belga, cerca de Nieuwport.

Guerra de Nápoles.

En la última fase de la guerra de los Treinta Años (1648-1659), los recursos financieros napolitanos permitieron la resistencia española, pero las gabelas aumentaron hasta tal punto que el reino se empobreció extremadamente.

Orden cronológico

Países Bajos , Flandes, Amberes, Asedio de Ostende, Tregua de los Doce Años, Guerra de los Treinta Años, Nápoles.

3º.- En el libro se hacen retratos escritos de varios personajes históricos, compáralos con pinturas que los representen y cita el lugar donde se encuentran éstas.

AMBROSIO DE SPÍNOLA: Militar español (Génova, 1569-Castelnuovo di Scrivia, 25-IX-1630). Se puso al servicio de Felipe III y luchó en Flandes junto al archiduque Alberto. La toma de Ostende (1604) por el ejército, bajo su dirección, le valió los títulos de maestre general de las tropas de Flandes, caballero de Toisón de Oro y superintendente de Hacienda. Continuó la campaña en todos los Países Bajos y conquistó diversas ciudades. La mala situación de España le hizo aceptar las negociaciones de paz entre el archiduque y las Provincias Unidas, que culminaron con la tregua de los Doce años. Participó en la guerra de los Treinta Años (1618) y, finalizada la tregua con las Provincias Unidas, inició las hostilidades y ocupó Breda (1625). Regresó a España (1628) para luego volver a Italia (1629), donde apoyó al duque de Saboya frente a los franceses, y tomó Montferrato (1630).

Juan de Tasis y Peralta, CONDE DE VILLAMEDIANA: Poeta español (Lisboa, 1582- Madrid, 1622). En las tertulias literarias de Madrid entabló relaciones con Lope de Vega, los Argensola y Góngora, quien prologó su Niquea. Autor de poesía amorosa de estilo petrarquista, aunque influido por el estilo culterano (Fábula de Faetón, 1617), escribió, asimismo, poemas satíricos, religiosos y patrióticos, en los que consiguió sintetizar los rasgos del conceptismo y del culteranismo.

GREGORIO XV: Papa de nombre Alessandro Ludovisi (Bolonia, 9-1.1554-Roma, 8-VII-1623). Pontífice de 1621 a 1623, de noble familia. Estudiante de humanidades y filosofía en el Colegio Romano. Canonista, arzobispo de Bolonia, nuncio en la Corte de Saboya y cardenal en 1616. Autor de constituciones, ordenaciones y bulas papales, en la Aeterni Patris estableció normas para la elección del romano pontífice, e impuso a los cardenales el voto secreto. En el aspecto político, intentó mantener la paz entre los bloques católico y protestante. Trabajó en la Contrarreforma ayudado por su sobrino Ludovico Ludovisi. Creó una comisión de cardenales encargada de la propagación de la fe (1622), precursora de la actual De Propaganda Fide, y la Congregación de la Inmunidad Eclesiástica. Fundó colegios y engrandeció la biblioteca vaticana con centenares de manuscritos. Canonizó a los santos Ignacio de Loyola, Felipe Neri, Isidro, Francisco Javier y Teresa. A su muerte, fue sepultado en el mausoleo construido para él por su sobrino Ludovico en la iglesia de San Ignacio.

MAXIMILIANO I: Duque de 1597 a 1651 (Munich, 17-IV-1573-Ingolstadt, 27-IX-1651). Hijo y sucesor del duque Guillermo V. Llevó a cabo numerosas reformas en la administración, en el Derecho (Codex Maximilianeus) y en el ejército, y fomentó la contrarreforma. En 1607 su actitud provocó la formación de la Unión Evangélica y, para combatirla, fundó la Liga Católica (1609), cuyas envió en ayuda de Fernando II al estallar la guerra de los Treinta Años. El 8-XI-1620 venció al rey de Bohemia en la batalla de la Montaña Blanca, junto a Praga. En 1629 participó en el edicto de Restitución, y en 1630 en la destitución de Wallenstein. Posteriormente las tropas suecas invadieron su país y tuvo que firmar la paz de Ulm (1647). Por la paz de Westfalia (1648) recibió el Alto Palatinado y el título de elector.

LUIS DE NARVÁEZ: Vihuelista y compositor español (n. en Granada a finales del s. XV, o principios del XVI), En 1538 vivía en Valladolid y era vihuelista del comendador mayor D. Francisco de los Cobos. Desde 1548 acompañó a Felipe II en sus viajes a Flandes, Italia y Alemania, y fue considerado uno de los mejores tañedores de vihuela de su tiempo. Su obra Los seis libros del Delfín de música de cifra para tañer vihuela (1538), con notación en tablatura, fue la primera obra española que incluía piezas identificadas como diferencias o variaciones, y es muy importante para la historia de la música española.

MARÍA CALDERÓN: Actriz española (siglo XVII). Gozó del favor de Felipe IV. Madre de Juan José de Austria. Se la conocía con el sobrenombre de La Calderona.

El cuadro “La Calderona”, óleo anónimo, se encuentra en el museo de las Descalzas Reales, en Madrid.

LUIS DE ALIAGA: Dominico español (Aliaga, 1560-Zaragoza,1630). Logró entrar en la Corte española cuando el duque de Lerma le nombró confesor del rey Felipe III. Con su influencia presionó la expulsión de los moriscos en 1609. Sus intrigas le ayudaron a obtener el cargo de inquisidor general, pero a la muerte de rey Felipe III fue destituido y obligado a abandonar la Corte. Es uno de los presuntos autores de El Quijote de Avellaneda.

RODRIGO CALDERÓN: Político español (Amberes, h. 1570-Madrid, 21-X-1621). Cortesano de Felipe III. Secretario de Cámara; consejero de Estado; conde de Oliva y marqués de Siete Iglesias (1614). Influyó sobre el duque de Lerma, valido del rey, y estuvo a su servicio. A la caída de Lerma (1618), fue detenido y procesado; condenado siendo ya rey Felipe IV, fue ajusticiado.

JUAN RUIZ DE ALARCÓN Y MENDOZA: (1581?-1639), escritor y dramaturgo, nacido en Taxco, Nueva España, expuesto a las duras críticas de sus contemporáneos por ser indiano y por un defecto físico.

A los 20 años llega a Salamanca donde gana el bachillerato en ambos derechos, se traslada a Sevilla, y a pesar de todos los obstáculos, pronto se convierte en uno de los tres mayores dramaturgos del momento junto con Lope de Vega y Tirso de Molina. Vuelve a México en 1613 donde se licencia en Leyes y ejerce el oficio de teniente de Corregidor. Regresa a España, se instala en Madrid donde continua escribiendo teatro hasta que en 1626 lo nombran relator del consejo de Indias. Murió en Madrid.

Entre los dramaturgos de su época Alarcón es el único representante de la burguesía profesional; su mentalidad de abogado explica el tono de su obras que no es demasiado lírico ni místico, y, aunque le interese la magia, es racional, verídico y ordenado. Escribió veinte comedias, entre ellas La amistad castigada, Ganar amigos, La cueva de Salamanca, El semejante a sí mismo, La prueba de las promesas, Las paredes oyen, Mudarse por mejorarse, La verdad sospechosa fue parafraseada por Pierre Corneille. El examen de maridos es quizá su última comedia.

JOHN SMITH: (c. 1579-1631), colonizador inglés de Norteamérica, nacido en Willoughby (Lincolnshire). Tras servir como soldado en el extranjero, se convirtió en accionista de la Compañía de Londres, y fue uno de los miembros de la expedición que en 1607, estableció Jamestown (Virginia), la primera colonia inglesa permanente en el territorio actual de Estados Unidos. Organizó el comercio con los indios y encabezó expediciones para explorar y cartografiar la región que rodeaba a Jamestown. En una de estas expediciones fue capturado por el jefe indio Powhatan y, según su propio relato, se salvó de ser ajusticiado gracias a la intervención de la hija del jefe, Pocahontas.

Smith fue presidente de la colonia de Jamestown desde 1608 hasta 1609, año en que regresó a Inglaterra tras sufrir importantes quemaduras en un accidente. En 1614 volvió a Norteamérica y encabezó una expedición que exploró y levantó mapas de la costa de Nueva Inglaterra. Entre los escritos de Smith destaca su: Historia General de Virginia, Nueva Inglaterra y las Islas Summer (1624).

JORGE VILLIERS, duque de Buckingham: (1592-1628), político inglés, nacido en Brooksby (Leicestershire). Llegó a la corte en 1614 y pronto se convirtió en el favorito de Jacobo I Estuardo, que le nombró secretario privado suyo. Le concedió el título de sir y en 1618 pasó a ser marqués de Buckingham. En 1623, durante su estancia en España, donde trataba de concertar el matrimonio del príncipe Carlos, más tarde rey Carlos I, con una infanta española, Buckingham se convirtió en duque y le fueron otorgados otros honores. Sin embargo, su misión fracasó y provocó la guerra con España. Su poder siguió aumentando hasta convertirse en el verdadero dirigente de Inglaterra hacia 1624, posición que mantuvo con la accesión de Carlos en 1625. Sin embargo, el Parlamento desconfiaba de Buckingham, y utilizó su desastrosa expedición militar a Cádiz, cuando era lord almirante, como excusa para acusarle. Carlos disolvió el Parlamento para evitar un juicio. En 1627, cuando trataba de liberar a los hugonotes en La Rochela, en Francia, Buckingham sufrió otra gran derrota. Al año siguiente, en Portsmouth, donde estaba preparando una segunda expedición a Francia, fue asesinado por un oficial de marina agraviado.

CARLOS ESTUARDO: también Carlos Eduardo, conocido como el Joven Pretendiente (1720-1788), intentó recuperar el trono británico para la familia Estuardo.

Hijo de Jacobo Eduardo el Pretendiente y nieto de Jacobo II de Inglaterra. Nació el 31 de diciembre de 1720, en Roma. En 1744, después de que su padre obtuviera el apoyo del gobierno francés para invadir Inglaterra, se dirigió a Francia para tomar el mando de las fuerzas expedicionarias francesas. El tiempo desfavorable y la movilización de una poderosa flota inglesa para impedir la invasión, hizo que el gobierno francés anulara el plan. Sin embargo, insistió en su decisión de expulsar a Jorge II del trono británico y, en 1745, llegó a Escocia, donde varios clanes de las Highlands le ayudaron (véase Jacobitas). Tomó Edimburgo, derrotó al ejército británico en Prestonpans, y avanzó hacia Derby en el sur, en Inglaterra, antes de ser obligado a retirarse. Sin embargo, en abril de 1746, sus fuerzas debilitadas fueron derrotadas en Culloden Moor. Fue perseguido como fugitivo durante más de diez meses; pero los habitantes de las Highlands nunca le traicionaron y, en septiembre de 1746, huyó a Francia. Dos años más tarde fue expulsado del país de conformidad con una de las disposiciones de la Paz de Aquisgrán (1748), que estipuló que todos los miembros de la Casa Estuardo fueran obligados a salir de Francia. Durante varios años vagó por Europa. En 1750 y en 1754 visitó Londres en secreto. En ambas ocasiones intentó sin éxito obtener apoyo para su causa. En 1766, tras la muerte de su padre, regresó a Italia, donde pasó el resto de su vida. Murió el 31 de enero de 1788 en Roma.

ISABEL DE BORBÓN: (1603-1644), reina de España (1621-1644), esposa del monarca español Felipe IV e hija del rey francés Enrique IV y de María de Medici. En los veinticuatro años que duró su matrimonio (el cual se celebró en 1615, antes de que Felipe subiera al trono español), tuvo seis hijas y un hijo de los que sólo sobrevivieron María Teresa y Baltasar Carlos. María Teresa se casó con el soberano francés Luis XIV, con lo que quedó reforzada la vinculación de la corona española con la francesa. Baltasar Carlos, príncipe de Asturias, murió en 1646, cuando contaba con diecisiete años. Isabel tuvo siempre una actitud de resignación y aires de dignidad ante las continuas y públicas infidelidades de su marido. Se opuso al gran poder que tenía el conde-duque de Olivares, aconsejando a su esposo que limitase sus competencias. En su testamento dejó parte de sus bienes a la fundación de una hospedería para soldados pobres y a una escuela dedicada a la formación de pilotos para la Armada Real.

ENRIQUE IV (FRANCIA): (1553-1610), rey de Francia (1589-1610), que restauró la estabilidad tras las guerras de Religión del siglo XVI. Fue el primer rey Borbón de Francia y también rey de Navarra, con el nombre de Enrique III (1562-1610).

Enrique nació en Pau (entonces Navarra) el 13 de diciembre de 1553. Su padre, Antonio de Borbón, duque de Vendôme y rey de Navarra, era descendiente, en novena generación, del rey de Francia del siglo XIII, Luis IX. Su madre, Juana de Albret, era reina de Navarra y sobrina del rey Francisco I de Francia.

Las guerras de Religión

Aunque fue bautizado como católico, Enrique fue educado siguiendo las directrices calvinistas por su madre. Fue cabeza del movimiento protestante francés (hugonote), que durante la década de 1560 protagonizó una serie de guerras civiles con los católicos. Tras la boda de Enrique, en 1572, con Margarita de Valois, hermana del monarca reinante, Carlos IX, se produjo la matanza de miles de hugonotes en la Noche de San Bartolomé. Enrique salvó su vida convirtiéndose al catolicismo, pero fue prisionero en su propia corte hasta 1576. Después de escapar, rechazó su conversión y asumió el liderazgo de los hugonotes.

Líder militar

El asalto de Enrique a la ciudad fortificada de Cahors en 1580 supuso el lanzamiento de su carrera militar. Obtuvo otra gran victoria en Coutras, en 1587, en el conflicto conocido con el nombre de guerra de los Tres Enriques y, dos años más tarde, formó una alianza con Enrique III (el último rey francés de la dinastía Valois) contra la Liga Santa, dominada por la familia de Guisa. Cuando el monarca Valois fue asesinado por un fanático de la Liga en 1589, Enrique se convirtió en rey de Francia, con el nombre de Enrique IV.

Sin embargo, con el respaldo de España y del Papa, la Liga se negó a reconocer a un protestante como rey de Francia y muchos nobles católicos que habían servido con Enrique III desertaron del ejército real. Enrique logró vencer a los católicos en Arques e Ivry, sitiando la plaza fuerte de la Liga, París, que fue finalmente liberada por un ejército español procedente de los Países Bajos. Enrique provocó, con mucha habilidad, divisiones entre los miembros de la Liga y en 1593 desarmó a sus adversarios al anunciar su reconversión al catolicismo. Un año después sobornó al comandante de la Liga en la capital para que dejara entrar a su ejército. Uno por uno, derrotó o sobornó a todos los magnates de la casa de Guisa que aún resistían. En 1595, cuando declaró de forma oficial la guerra a España, el Papa le concedió la absolución. No pudo seguir confiando en los hugonotes, quienes mantenían unas duras negociaciones para asegurarse un nuevo edicto de tolerancia. Dichas negociaciones se materializaron en el llamado Edicto de Nantes de 1598, al que siguió un tratado de paz con España, gracias al cual, terminó la resistencia a su gobierno.

Reinado de Enrique IV

En 1599 Enrique consiguió la anulación papal de su primer matrimonio y al año siguiente se casó con María de Medici, una prima lejana de la madre de los últimos reyes Valois. Su jefe de ministros, Maximiliano de Béthune, duque de Sully, reorganizó las finanzas y fomentó la recuperación económica de Francia después de décadas de guerra civil. Se estimuló la agricultura, la industria y el comercio; se redujeron los impuestos de los campesinos y la nobleza fue liberada del peso de su deuda mediante la declaración de una moratoria. El sistema por el cual los funcionarios de finanzas y de justicia compraban sus cargos a la Corona quedó formalizado en 1604, sometiendo los cargos al pago de un impuesto conocido como la paulette. Al mismo tiempo, Sully seguía la política de sustituir a los funcionarios reales por otros contratados por las corporaciones de representación local. Hasta 1609 estas medidas estuvieron acompañadas por una política exterior pacífica. Ese año, Enrique inició los preparativos para intervenir en Alemania en contra de la dinastía católica de los Habsburgo, un movimiento al que se opusieron algunos católicos franceses. El rey estaba a punto de reunir a su ejército cuando fue asesinado por un extremista católico, el 14 de mayo de 1610, en la calle Saint-Antoine de París.

ANDRÉS HURTADO DE MENDOZA: (fallecido en 1561), administrador colonial español, virrey de Perú (1555-1561). Primer marqués de Cañete, fue nombrado virrey de Perú por el rey Carlos I en 1555. Durante su mandato, acabó con las guerras civiles entre españoles propiciadas por los seguidores de Hernández de Girón (muerto en 1554). A la muerte en 1556 del gobernador de Chile, Jerónimo Alderete, nombró en este cargo a su hijo García y le encomendó la misión de realizar un mayor control sobre los indios, favorable a la monarquía, en perjuicio de la autoridad de los conquistadores. Envió soldados a expediciones lejanas, como la de Pedro de Ursúa, en 1559, a El Dorado y Omagua, que fracasó. En ese mismo año, creó la audiencia de La Plata, en la provincia de Charcas. En 1561, fue destituido por el rey Felipe II. Le sucedió en el cargo Diego López de Zúñiga y Velasco, conde de Nieva.

GASPAR DE GUZMÁN Y PIMENTEL, conde- duque de Olivares: (1587-1645), político español, valido (principal figura del gobierno español en aquella época) del rey Felipe IV desde 1623 hasta 1643, intentó reformar las estructuras organizativas de la Monarquía Hispánica.

Aprendizaje y ascenso

Hijo del conde de Olivares, perteneciente a una rama menor de la Casa de Medinasidonia, nació en Roma el 6 de enero de 1587. Comenzó a estudiar derecho canónico en la Universidad de Salamanca e inició la carrera eclesiástica, pero la temprana muerte de sus hermanos mayores le convirtieron en heredero del título paterno y hubo de abandonar los estudios universitarios. En 1607, siendo ya conde de Olivares, se trasladó a Sevilla para ocuparse de su patrimonio. En esta ciudad, que vivía su época de máximo esplendor, participó en la vida social y mantuvo una intensa actividad de mecenazgo literario y artístico. Se casó con Isabel de Velasco, dama de honor de la esposa del rey Felipe III, Margarita de Austria, lo cual ayudó después a Olivares a introducirse en el mundo cortesano. Se trasladó a la corte en 1617 como gentilhombre de cámara del príncipe (el futuro monarca Felipe IV), y allí su tío, Baltasar de Zúñiga, actuó como su protector en las intrigas cortesanas que produjeron la caída, en 1618, de Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, y el posterior valimiento del hijo de éste, Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Uceda, al mismo tiempo que se ganaba la confianza del príncipe. Al acceder al trono Felipe IV (1621), aumentó su influencia con el desempeño de los oficios palatinos de sumiller de corps (1621) y caballerizo mayor (1622), que le proporcionaron un acceso casi constante al Rey, aunque, de hecho, fue Zúñiga quien controló los asuntos de gobierno hasta 1622, año de su fallecimiento.

La práctica del gobierno del valido

Ya desaparecido su tío, la visita del príncipe Carlos de Gales, heredero del trono inglés (y futuro Carlos I), en 1623, proporcionó a Olivares la primera ocasión de actuar como favorito del monarca español. Desde entonces, basó su poder en la relación de amistad mantenida con Felipe IV y en la colocación de sus fieles en las instituciones de gobierno. La práctica olivarista consistió en integrar en su grupo al mayor número de nobles y funcionarios y marginar a los que se negaran a colaborar. La posición del valido, siempre provisional ante los posibles cambios del afecto del monarca, padeció una endémica falta de seguridad que afectó a sus comportamientos políticos. En este sentido, fue decisivo el control que ejerció Olivares sobre el reparto de distinciones sociales y recompensas económicas, lo cual le permitió crear una amplia red clientelar que le servía en espera de recibir cargos, honores y beneficios, a la vez que le creó profundas enemistades entre los que se consideraban injustamente rechazados.

Planteamiento y fracaso de las reformas

Olivares, desde el principio de su actuación como gobernante, contó con un programa político reformista, expresado en el Gran Memorial (1624). En este texto elevado al Rey se planteaba un reparto proporcional del coste de la defensa de la Monarquía Hispánica entre todos los reinos (la denominada Unión de Armas), una profunda reforma de la Hacienda castellana y de la estructura institucional del gobierno, medidas todas inspiradas en la mejor literatura arbitrista, de la cual el conde-duque fue atento lector y coleccionista. Asimismo, uno de los principales planes de Olivares consistía en el establecimiento de un sistema bancario nacional que sustituyera la dependencia respecto de los banqueros extranjeros por una red de bancos (llamados erarios). Cuando intentó aplicar sus proyectos encontró la fuerte oposición de las Cortes castellanas y de los otros reinos peninsulares. Las ciudades de Castilla con representación en Cortes temían que la reforma fiscal les hiciera perder las contrapartidas que habitualmente obtenían de la monarquía cada vez que se votaban los subsidios. Mayor recelo levantó en las instituciones de los reinos de la Corona de Aragón el proyecto de la Unión de Armas, pues se interpretó como un ataque a sus fueros que perseguía imponer el modelo castellano y acabar con sus libertades tradicionales. A ello se sumaron los gastos de la guerra de los Países Bajos, que provocaron la bancarrota de 1627, y el peligro de guerra con Francia, constante desde 1630.

Ocaso y caída de Olivares

En 1635, la ruptura de hostilidades con la Francia gobernada por el cardenal Richelieu le obligó a posponer las reformas y a concentrarse en la defensa. La situación empeoró en 1640, año del inicio de la rebelión de Cataluña y de la denominada guerra de Separación de Portugal, provocadas, junto con otros factores, por la animadversión acumulada contra el valido. Con la Monarquía Hispánica al borde de la quiebra, la oposición interna, compuesta fundamentalmente por la aristocracia castellana, se cargó de razones y, finalmente, Felipe IV decidió prescindir de Olivares en 1643. Éste se retiró a Loeches (Madrid), donde publicó el Nicandro, una apología de su gobierno que concitó aún más el encono contra el antes todopoderoso ministro. Felipe IV le obligó a trasladarse a Toro (Zamora), donde murió el 22 de julio de 1645.

DIEGO SAAVEDRA FAJARDO: (1584-1648), diplomático y escritor político español. Nació en Algezares (Murcia) el 6 de mayo de 1584. Desde 1608 en Roma, desempeñó primero diversos cargos en la corte pontificia y más tarde varios destinos diplomáticos en Italia, hasta 1633. Los diez años siguientes pasó a representar los asuntos de la Monarquía Hispánica en diversas cortes alemanas. En 1643 recibió el nombramiento de consejero de Indias pero, a los pocos meses, se le encargaron las difíciles negociaciones de Münster que servirían para poner fin, cinco años más tarde, a la guerra de los Treinta Años; en 1646 renunció, decepcionado, a su cargo. Como escritor político, su producción está determinada por su experiencia internacional. Su obra más famosa, Idea de un príncipe político cristiano en cien empresas (1640), pertenece a la tradición de la literatura de 'regimiento de príncipes' a través de emblemas (imágenes simbólicas unidas a lemas). Murió el 24 de diciembre de 1648 en Madrid.

JUAN RODRÍGUEZ DE FONSECA: (1451-1524), eclesiástico y político español, colaborador de los Reyes Católicos y primer organizador de la política colonial castellana en las Indias.

Ascenso político y eclesiástico

Nacido en Toro (Zamora), pertenecía a una de las familias más ilustres de Castilla, si bien el tronco de su linaje procedía de Portugal. Sobre su formación humanista y científica, de la que más tarde hizo gala al ejercer sus cargos, no se sabe mucho, pero parece que estudió en Salamanca y tuvo contactos con el gramático Elio Antonio de Nebrija. Se declaró, junto con su familia, partidario de la princesa Isabel (la futura reina castellana Isabel I la Católica) frente a los seguidores de Juana la Beltraneja. Después de 1480, Rodríguez de Fonseca fue encomendado por la reina Isabel I a uno de los hombres más influyentes y preparados de la corte: su confesor fray Hernando de Talavera, de quien recibió formación eclesiástica y política.

A partir de 1492, su carrera eclesiástica de cargos y honores fue imparable: capellán real; arcediano; canónigo y deán de la catedral de Sevilla; obispo de Badajoz (1494); de Córdoba (1499) y de Palencia (1505); arzobispo de Rossano (1511), en el reino de Nápoles; y obispo de Burgos (1514). Estos ascensos reflejan bien a las claras sus grandes dotes personales y la confianza que habían depositado en él los monarcas. Temporalmente, ejerció la diplomacia llevando a cabo misiones delicadas, como tratar las bodas de los hijos de los Reyes Católicos, don Juan y doña Juana (quien sería reina como Juana I), con los herederos de la Casa de Austria (denominación por la que también se conoce, en su relación con la historia española, a la Casa de Habsburgo), Margarita y Felipe (el futuro monarca Felipe I el Hermoso), así como acompañar a la infanta Catalina de Aragón en su viaje matrimonial a Inglaterra (que tuvo lugar en 1501, con el objeto de celebrar la boda de ésta con Arturo, el heredero británico, fallecido al año siguiente).

Humanista y mecenas, fue generoso con sus iglesias catedrales. Mientras fue obispo de Palencia, se construyó el suntuoso trascoro de la catedral, donde fue situado un tríptico encargado en Flandes y en el que se halla el retrato del propio Fonseca. También se construyó la escalera que conduce a la cripta de San Antolín. Cuando ocupó la sede episcopal burgalesa, se levantó en la catedral de Burgos la joya plateresca de la puerta de la Pellejería y la lujosa y muy famosa escalera Dorada.

La primera organización colonial de las Indias

A partir de la primavera de 1493, en que se conoció y celebró el descubrimiento de América, empezó para Rodríguez de Fonseca la etapa más importante de su vida y por la que es más conocido: la relacionada con el Nuevo Mundo. Con fama de eficaz y laborioso, Fonseca fue encargado de organizar el segundo viaje colombino, que puso a punto en tan sólo cuatro meses. El 25 de septiembre de 1493, el almirante Cristóbal Colón zarpaba de Cádiz al frente de una armada de 17 navíos y unos 1.200 tripulantes. Al mismo tiempo, entre Colón y Fonseca, dos personajes muy distintos y con ideas contrapuestas sobre el Nuevo Mundo, comenzaban las primeras diferencias que con el paso del tiempo no hicieron sino crecer. En la raíz de esta rivalidad estaba la forma de organizar las nuevas tierras: mientras que para Colón todo tenía que pasar por sus manos, en una especie de monopolio compartido entre él y la monarquía, Fonseca defendía el protagonismo único y directo de los reyes y del Estado.

Entre 1496 y 1497, la rivalidad entre estos dos personajes se tornó en enfrentamiento abierto. Colón estuvo a punto de lograr que los Reyes Católicos destituyeran a Fonseca al frente de las armadas de Indias. No lo logró, porque su sustituto, Antonio de Torres, exigió demasiado, pero desató abiertamente la hostilidad frente al apellido Colón. Una muestra de esta situación fue la tensa y larga preparación del tercer viaje colombino (más de un año). Después de 1500, con la caída del virrey y su fracaso colonizador, Fonseca y sus hombres de confianza, apoyados por los Reyes, especialmente por Fernando II el Católico, influyeron decisivamente en hechos como la libertad de navegar bajo exclusivo control monárquico y sin intervención colombina (1499), la creación de la Casa de Contratación (1503), las juntas de navegantes de Toro (1505) y de Burgos (1508), la creación de gobernaciones al margen de los Colón (Darién y Castilla del Oro), o el debilitamiento de los privilegios colombinos. Presidió la secretaría de Indias y, en 1523, el organismo que habría de convertirse al año siguiente en el Consejo de Indias. Murió en Burgos en 1524.

FERNANDO DE ROJAS: Acabó la Comedia de Calisto y Melibea y fue nascido en la Puebla de Montalban dicen los versos acrósticos que sirven de presentación a la obra. Durante mucho tiempo se ha especulado sobre la veracidad de la afirmación y la identidad real del autor, pero, aunque no se tenga una gran información sobre Rojas, a la crítica actual le parece incuestionable que el bachiller nació en la Puebla de Montalbán (Toledo) hacia el 1470 en el seno de una familia acomodada de judíos conversos. Puede que no alcanzara el título de bachiller pero sí estudió leyes en la Universidad de Salamanca. También está documentado que fue alcalde, en varias ocasiones, de Talavera de la Reina, y que allí se casó y vivió. Por el inventario de sus bienes se sabe que contaba con una abundante biblioteca de libros jurídicos y profanos, entre ellos, muchos históricos, enciclopédicos e incluso la obra latina del poeta italiano Petrarca; de estas lecturas proceden las abundantes referencias a libros clásicos que, a partir del acto segundo de La Celestina, aparecen en la obra. Murió en 1541 en Talavera de la Reina.

CARLOS I DE INGLATERRA: (1600-1649), rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda (1625-1649), depuesto y ejecutado durante la Guerra Civil inglesa.

El acceso al trono

Nació en Dunfermline (Escocia), el 19 de noviembre de 1600. Al ser el segundo hijo de Jacobo I, Carlos se convirtió en heredero a la muerte de su hermano mayor Enrique, y fue nombrado príncipe de Gales en 1616. En 1623, durante la guerra de los Treinta Años, Carlos visitó España para negociar su matrimonio con la infanta española María, que habría de servir como base para una alianza entre España e Inglaterra. Sin embargo, cuando quedó claro que los españoles no tenían intención de llevar a cabo esta alianza, comenzaron las negociaciones para la boda con la princesa francesa Enriqueta María, e Inglaterra formó una alianza con Francia en contra de España. En 1625, Carlos accedió al trono y se casó con Enriqueta María, pero su matrimonio provocó las iras de sus súbditos protestantes porque la reina consorte era católica.

El enfrentamiento con el Parlamento

Carlos creía en el derecho divino de los reyes y en la autoridad de la Iglesia anglicana. Estas creencias le enfrentaron con el Parlamento y finalmente estalló una guerra civil. Se dejó influir por su gran amigo George Villiers, duque de Buckingham, a quien nombró secretario privado en contra de la opinión pública, y cuyos planes de guerra acabaron ignominiosamente. Carlos disolvió tres parlamentos en cuatro años, debido a la negativa de éstos a cumplir sus arbitrarias medidas. Cuando el tercer Parlamento se reunió en 1628, presentó la llamada petición de derechos, en la que se exigía que Carlos realizara ciertas reformas a cambio de fondos para la guerra. Carlos se vio obligado a aceptar la solicitud. En 1629, a pesar de que el asesinato de Buckingham había acallado las quejas del Parlamento, Carlos lo disolvió y encarceló a varios líderes parlamentarios. El Rey gobernó sin Parlamento durante los once años siguientes. Durante ese tiempo, impuso préstamos, comisiones, impuestos y otras medidas económicas extraordinarias con el fin de hacer frente a los gastos del gobierno.

En 1637, Carlos trató de imponer la liturgia anglicana en Escocia, lo que provocó disturbios por parte de los escoceses presbiterianos. No fue capaz de reprimir la rebelión, y en 1640 convocó el llamado Parlamento Corto, con el fin de reclutar un ejército y reunir el dinero necesario. Este órgano, que estuvo reunido durante un mes (abril-mayo), rechazó sus peticiones, redactó una declaración de quejas públicas e insistió en firmar la paz con Escocia. Obteniendo dinero por diferentes medios, Carlos avanzó contra los escoceses, que habían cruzado la frontera, dirigió su ejército hacia Newburn, y poco después ocupó Newcastle y Durham. Una vez que se le acabó el dinero, el Rey se vio obligado a reunir a su quinto Parlamento, conocido como el Parlamento Largo, en noviembre de 1640. Presidido por John Pym, el Parlamento procedió contra los dos principales consejeros del rey y aseguró el encarcelamiento y posterior ejecución de ambos, el arzobispo de Canterbury, William Laud, y Thomas Wentworth, primer conde de Strafford. En 1641, Carlos aprobó dos leyes que abolían los tribunales de prerrogativas, prohibían los impuestos arbitrarios y aseguraban que el Parlamento no sería disuelto sin su propio consentimiento. El Rey accedió también a una mayor libertad religiosa para los escoceses. Poco después, Carlos se vio implicado en una conspiración para asesinar a los líderes del pacto, entre ellos Archibald Campbell, octavo conde de Argyll. Cuando visitó Escocia en agosto de 1641, prometió a Campbell que se sometería a las peticiones del Parlamento escocés. Estando aún en Escocia, el Rey tuvo conocimiento de una rebelión en Irlanda en la que miles de colonos ingleses fueron asesinados. A su regreso a Londres en el mes de noviembre, intentó que el Parlamento reclutase a un ejército bajo sus órdenes, para reprimir la rebelión irlandesa. El Parlamento, temiendo que esas tropas fueran utilizadas en su contra, se negó y promulgó la que pasó a ser conocida como la `gran protesta', una lista de peticiones de reforma que incluía el derecho del Parlamento a aprobar los nombramientos ministeriales del Rey. Carlos se presentó en la Cámara de los Comunes con un grupo armado y trató de detener a Pym y a otros cuatro miembros. El país se rebeló y el Rey huyó de Londres con su familia. Ambas partes se levantaron en armas.

La Guerra Civil y la decapitación de Carlos I

La primera batalla de la Guerra Civil inglesa, ya inevitable, dio comienzo en Edgehill el 23 de octubre de 1642. Al principio, el triunfo pareció decantarse del lado monárquico, pero tras una serie de derrotas, el propio Carlos se rindió al ejército escocés el 5 de mayo de 1646. Al negarse a aceptar el presbiterianismo, fue entregado (en junio de 1647) al Parlamento inglés. Más tarde escapó a la isla de Wight, pero fue encarcelado allí. Por entonces, se había producido una grave escisión entre el Parlamento y el Ejército. Oliver Cromwell y sus seguidores obligaron al Parlamento a aprobar una ley sobre traición para evitar futuras negociaciones con el Rey.

Finalmente, después de que los parlamentarios moderados fueran expulsados por la fuerza por los partidarios de Cromwell, los restantes legisladores, que formaron el llamado Parlamento Rabadilla (Rump Parliament), nombraron un tribunal para juzgar al Rey. El 20 de enero de 1649, dio comienzo el juicio en Westminster. Carlos rechazó la legalidad del tribunal y se negó a declararse culpable. El 27 de enero fue sentenciado a muerte por tirano, asesino y enemigo de la nación. Escocia protestó, la familia real suplicó y Francia y los Países Bajos intercedieron, pero todo fue en vano. Fue decapitado en Whitehall (Londres) el 30 de enero de 1649. Posteriormente, Oliver Cromwell se convirtió en presidente del Consejo de Estado, un organismo parlamentario que gobernó la nueva Inglaterra republicana.

CRISTÓBAL GÓMEZ DE SANDOVAL Y ROJAS, duque de Uceda: (?-1624), político español, valido (principal figura del gobierno y de la corte) del rey Felipe III, desde 1618 hasta 1621, en sustitución de su padre, el duque de Lerma.

Felipe III creó el ducado de la villa de Uceda para el primogénito de su valido, el duque de Lerma, cuando Cristóbal Gómez de Sandoval estaba también en posesión del título de marqués de Cea. Su descendencia emparentó con la Casa de Osuna.

Debido a su parentesco y ascendencia familiar-clientelar, y desde su condición de sumiller de corps, fue ascendido al más alto grado de la privanza cortesana. No tan capaz como el duque de Lerma, fue tan codicioso como él, aunque gobernara poco tiempo los destinos de la Monarquía Hispánica; concretamente, hasta el fallecimiento de Felipe III, cuando fue reemplazado en el cargo por Baltasar de Zúñiga.

El pacifismo del valido Lerma conformó una facción política contraria, agrupada en torno al nuevo pretendiente al valimiento. Así, la línea dura del intervencionismo militar internacional, encabezada por Zúñiga en el Consejo de Estado, empezó a contar con el apoyo de Uceda. Aunque en un primer momento sus poderes fueron recortados, volvió rápidamente a manejar los asuntos de Estado y toda la administración parecía considerarle como un primer ministro. Sin embargo, ni su posición ni su autoridad fueron tan claras como las precedentes: carecía de las dotes políticas necesarias y en su régimen de mando delegado se advertía un vacío de poder eficaz. Su posición nunca estuvo tan bien definida como la de su padre, no llegó a monopolizar el enlace entre el rey y los consejos, ni alcanzó el control que habría de tener el conde-duque de Olivares sobre Felipe IV.

4º.- Reconstruye cual era la vestimenta de los hombres y las mujeres del s. XVII a través de las descripciones así como las armas que usaban.

VESTIMENTA:

Sombrero: Es una prenda de vestir, que sirve para cubrir la cabeza, y consta de copa y ala.

Antifaz: Máscara de tejido o cartón que sirve para cubrirse el rostro.

Golilla: Pañuelo que se anuda alrededor del cuello y cuyas puntas se enlazan delante o a un costado.

Camisa: Prenda de vestir de tela con mangas, cuello y puños, abotonada por delante, que cubre desde el cuello hasta el nacimiento de las piernas. Las precursoras de la camisa fueron la endymata griega y la túnica romana. Aparecida en la época de los francos, era larga y recta hasta que, en el s. XV, se la dotó de entalladuras que le dieron forma de campana. En el s. XIX adquirió la apariencia actual.

Coleto de cuero o de ante: Vestidura hecha de piel, por lo común de ante, con mangas o sin ellas, que cubre el cuerpo, ciñéndolo hasta la cintura.

Jubón: Vestidura que cubre desde los hombros hasta la cintura, ceñida y ajustada al cuerpo. Se le menciona documentalmente en el año 1377. Alcanzó su mayor uso durante el s. XVI, en el que también fue empleado como parte de la indumentaria femenina.

Ropilla: Vestidura corta, con mangas y brahones, que se vestía sobre el jubón.

Capa: Ropa larga y suelta, sin mangas, que se pone sobre el vestido: era angosta por el cuello, ancha y redonda por abajo, y abierta por delante.

Calzón: Prenda de vestir masculina, que cubre desde la cintura hasta las rodillas. Está dividido en dos piernas o fundas, una para cada muslo; los hay de diferentes hechuras.

Botas: Calzado por lo común de cuero que resguarda el pie y la parte de la pierna.

Especie de borceguí que usan las mujeres.

Borceguí: Calzado que llega hasta más arriba del tobillo, abierto por delante y que se ajusta por medio de correas o cordones.

Basquiña: Saya negra que usan las mujeres sobre la ropa interior para salir a la calle.

ARMAS:

Mandoble: Espada grande.

Tahalí: Tira de cuero u otra materia que va desde el hombro derecho hasta el lado izquierdo de la cintura, donde se juntan los dos cabos y se ciñe la espada.

Arcabuz: Antigua arma de fuego, con cañón de hierro y caja de madera, cuyo disparo se producía prendiendo la pólvora de la carga por medio de una mecha móvil acoplada en la misma arma. Empezó a usarse en el s. XVI, en sustitución de la culebrina, y fue reemplazado a su vez por el mosquete.

Espada: Arma blanca larga, recta, aguda y cortante, con guarnición y empuñadura.

Vaina: Funda para guardar instrumentos, generalmente de material flexible o de metal.

Daga: Arma blanca antigua de hoja corta, con guarnición para cubrir el puño, y gavilanes para cubrir el puño, y gavilanes para los quites. Solía tener dos cortes, pero también la había de uno, tres o cuatro filos.

Vizcaina: Daga estrecha y larga.

Puñal: Arma ofensiva de acero, de dos o tres decímetros de largo, que hiere de punta.

Pistola: En el s. XV se llamó pistola a un pequeño arcabuz. Largas y pesadas, estas pistolas no pudieron ser manejadas con una sola mano hasta que no se redujo su tamaño y evolucionó la forma de la culata. Hasta finales del s. XVIII la ignición de estas armas continuaba realizándose por la chispa del pedernal.

5º- En la novela se hace referencia al Consejo de la Inquisición a través de uno de los personajes, recoge y aumenta esta información explicando dicha institución y explica como se desarrollaba un proceso inquisitorial.

Institución judicial del papado, creada en el S.XII para combatir y castigar la herejía, la brujería o cualquier otra manifestación, pública o privada, contraria a la fe católica.

HISTORIA:

El origen de la Inquisición: El tribunal de la Inquisición apareció ante la necesidad de la Iglesia de disponer de un cuerpo especializado en la lucha contra la herejía. A partir de las herejías cátara albigense, la Iglesia pensó en crear un tribunal especial. Sin embargo, no fue la Iglesia la que dio los primeros pasos, sino que ello correspondió a los monarcas de los territorios afectados por la herejía: Ramón V de Tolosa y Pedro II de Aragón. Éstos dictaron leyes y ordenanzas castigando la herejía, con penas que podían llegar a la muerte. Frente a esta actitud decidida a atajar de raíz la herejía, la Iglesia llegó poco a poco a la implantación de medidas radicales. En un principio se estimuló la persecución de herejes (Alejandro III-); con Lucio III se obligó a príncipes y señores a que ayudaran a reprimir la herejía, se exhortó a los obispos para que intervinieran contra ella, y se decretó que los herejes contumaces pasaran a la jurisdicción civil. A partir de este momento comenzó a crearse la estructura necesaria; se aumentó el número de legados pontificios para conocer causas de fe, y franciscanos y dominicos se convirtieron en agentes de Inquisición, aunque este tribunal no tuvo mucha actividad durante la Edad Media y permaneció subordinado a los tribunales ordinarios. En 1226, Raimundo de Peñafort (autor de un manual práctico de inquisidores) logró convencer a Jaime I de la conveniencia de introducir el tribunal en Aragón. Gregorio IX envió una bula papal al obispo de Tarragona, para perseguir herejes (1232)y, diez años después, el Concilio de Tarragona discutió la persecución de los albigenses y las penas que debían corresponder a los herejes: muerte para los impenitentes, excomunión y tortura para los relapsos, cadena perpetua a los dogmatizantes, y abjuración, penitencia y prisión a los reconciliados. La Inquisición logró que desaparecieran las herejías cátara y albigense, a veces con gran crueldad. En la Europa medieval, la Inquisición tuvo desigual implantación: en la Península Ibérica sólo penetró en Aragón; se destacó en Alemania por su barbarie (abusos y crueldad del inquisidor Roberto el Bujarrón, depuesto por Gregorio IX); en el S. De Francia y N. De Italia estuvo muy extendida (peligro cátaro y albigense); en Escandinavia, Inglaterra y el resto de Europa no se implantó. En ocasiones, el tribunal se convirtió en instrumento del poder político, por ej., causa contra los templarios por parte de Felipe el Hermoso (1298-1313), o ajusticiamiento de Juana de arco (1431).

LA INQUISICIÓN EN ESPAÑA:

Si bien el tribunal medieval de la Inquisición no llegó a tener una gran actividad, el creado por los Reyes Católicos marcó profundamente la sociedad española. En 1478, el papa Sixto IV autorizó el establecimiento de la Inquisición, y en 1483 se creó el Consejo de la Suprema y General Inquisición. El principal motivo por el que los Reyes Católicos buscaron un tribunal para combatir y castigar a los herejes lo constituyó el problema de los judaizantes o falsos conversos. En 1480, comenzó a actuar el primer tribunal (Sevilla), que un año después realizaría su primer auto de fe. La actuación de la Inquisición suscito protestas, sin resultado alguno, sobre todo en la Corona de Aragón, dado el importante papel desarrollado por los conversos. Con el decreto de expulsión de los judíos (31-III-1492), la situación se hizo insoportable para los conversos, y la Inquisición comenzó a actuar, aunque su competencia se limitaba a los bautizados. Se distinguen varias etapas en la acción del Santa Oficio. En un principio, durante la época de los Reyes Católicos, actuó contra los judaizantes con extrema dureza (dos tercios del total de condenas a muerte de la historia de la Inquisición). Posteriormente, las actuaciones inquisitoriales fueron adquiriendo un carácter más legalista. EL descenso de judaizantes hizo que la Inquisición persiguiera a los iluministas, eramistas y luteranos. Pero la posible penetración protestante se atajó rápidamente (autos de fe de Valladolid Y Sevilla, 1558-1599), y quedó reducida a núcleos o individuos aislados. La labor de prevención intelectual fue más efectiva; se comenzó la tarea de confeccionar un Index de libros prohibidos y se reforzó la vigilancia en las fronteras, para evitar el paso clandestino de libros ( sobre todo tras la Revolución Francesa).

6º. A lo largo de la lectura y especialmente en uno de los capítulos, Pérez Reverte reconstruye el ambiente literario y la comedia del Siglo de Oro.

Busca información sobre los autores citados centrándote en Calderón, Lope, Quevedo y Góngora. ¿Cómo eran las relaciones entre ellos?

Describe un Corral de Comedias del S.XVII y las representaciones que en el se hacían.

  • Lope de Vega

  • Nació Lope Félix de Vega y Carpio en Madrid el 25 de noviembre del año 1562. Estudió con los jesuitas y en las universidades de Alcalá y Salamanca. Su amor por Elena Osorio fue causa de su destierro a Valencia. Casado cuatro veces, tuvo numerosos amoríos, incluso después de ordenado sacerdote (en 1614). El final de su vida estuvo marcado por las calamidades. Muere el 6 de agosto de 1635 y a su entierro acude una inmensa muchedumbre, corroborando la enorme fama que el dramaturgo había gozado en vida. Fue un excelso poeta que escribió con hondo sentimiento sobre temas religiosos y profanos. Su obra poética está diseminada en su producción teatral o constituyendo libros como las Rimas. Escribió también poemas épicos, novela pastoril. Como dramaturgo es el creador del teatro nacional, rompiendo los moldes clásicos hasta entonces vigentes; y fue tal su fecundidad teatral (se dice que llegó a escribir mil ochocientas obras, de las que hoy conservamos unas quinientas), que se llamó “ Fénix de los Ingenios” y “Monstruo de la naturaleza”. Sus comedias pueden ser clasificadas por los temas que tratan: comedias costumbristas de capa y espada; comedias religiosas. Pero es sobre todo en las comedias de historia y leyenda españolas donde se encuentran las más famosas comedias de Lope.

  • Calderón de la Barca

  • Pedro Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600. Autor de teatro, nació y murió en Madrid, donde residió la mayor parte de su vida. De familia noble, estudió en Madrid, Alcalá y Salamanca, dedicándose en su juventud a la carrera de las armas. Ya mayor (1651) se ordenó capellán vive unos años en Toledo, para regresar a Madrid, donde llega a ser capellán de honor de Su Majestad. Salvo media docena de composiciones poéticas, que merecen ocupar un lugar en la poesía española del S. XVII, su obra es exclusivamente teatral. Escribió más de ciento veinte comedias y más de setenta autos sacramentales. De entre estos últimos, de contenido religioso y que concluían con una exaltación de la Eucaristía. Entre los temas del resto de su producción dramática merecen resaltarse las comedias de enredo y de capa y espada; los dramas de honor; las comedias de carácter religioso. Pero sobre todo, las obras que han dado a su autor dimensión universal son dos: La vida es sueño y El Alcalde de Zalamea.

  • Góngora

  • Luis de Góngora y Argote nació en Córdoba en 1561. De familia noble. Se dedicó a la carrera eclesiástica. A pesar de ser capellán real, sus últimos años se vieron acuciados por la penuria económica, y en 1626 se retiró a Córdoba, donde murió un año después. Su verdadera vocación fue la poesía, llegando a ser una de las cumbres de la lírica europea no sólo del S.XVII, sino de todos los tiempos. No todo fueron alabanzas para su obra, pues entre sus enemigos se contaban Lope de Vega, y sobre todo Quevedo. Además de escribir numerosas letrillas, romances y sonetos de extremada sencillez, es autor de la Fábula de Polifemo y Galatea y de las Soledades, composiciones mayores de la lírica castellana cargadas de imágenes y figuras literarias, con un lenguaje estudiado y rebosante de términos nuevos que rompe con frecuencia la estructura habitual de la frase, lo que, junto con la abundancia de alusiones mitológicos, que dificultan su lectura. Casi olvidado en los siglos posteriores, es recuperado por los poetas contemporáneos, especialmente por la generación del 27, así llamada porque promovió la celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora en 1927.

    D) Alarcón

    Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, (1581?-1639), escritor y dramaturgo, nacido en Taxco, Nueva España, expuesto a las duras críticas de sus contemporáneos por ser indiano y por un defecto físico.

    A los 20 años llega a Salamanca donde gana el bachillerato en ambos derechos, se traslada a Sevilla, y a pesar de todos los obstáculos, pronto se convierte en uno de los tres mayores dramaturgos del momento junto con Lope de Vega y Tirso de Molina. Vuelve a México en 1613 donde se licencia en Leyes y ejerce el oficio de teniente de Corregidor. Regresa a España, se instala en Madrid donde continua escribiendo teatro hasta que en 1626 lo nombran relator del consejo de Indias. Murió en Madrid.

    Entre los dramaturgos de su época Alarcón es el único representante de la burguesía profesional; su mentalidad de abogado explica el tono de sus obras que no es demasiado lírico ni místico, y, aunque le interese la magia, es racional, verídico y ordenado. Escribió unas veinte comedias.

    E) Quevedo

    Francisco Gómez de Quevedo y Villegas nació el 17 de septiembre de 1580 en Madrid. Este excelente prosista y extraordinario poeta, cuya obra versa sobre temas amorosos, filosóficos, religiosos, morales, sociales y políticos, nació en Madrid, hijo de cortesanos. Educado con os jesuitas, estudió en Alcalá y Valladolid. Como secretario del conde de Osuna, residió en Italia, regresando en España cuando su protector cayó en desgracia y tras haber estado a punto de perder la vida en una conspiración descubierta en Venecia y organizada por los españoles. No habían hecho más que comenzar sus infortunios políticos; porque de regreso a la corte, tras haber estado desterrado en sus posesiones, con la protección del conde-duque de Olivares, se enemistó con él y de nuevo cayó en desgracia, siendo encarcelado en el convento de San Marcos ( León). A la caída del valido, fue liberado, pero enfermo por el frío y las penurias pasadas en l a cárcel, murió poco después en Villanueva de los Infantes el 8 de septiembre de 1645. Como escritor, es el más cualificado representante del conceptismo, lo que le llevó a una enemistad profunda con Góngora, representante del culteranismo. Poeta lírico extraordinario, su poesía se cuenta entre las mejores escritas en castellano. Es también poeta “metafísico”, es decir, de una poesía plena de ideas sobre los eternos problemas del hombre. La brevedad de la vida, la amenaza continua de la muerte, etc. Compuso jocosas poesías satíricas. La sátira, el moralismo y el sentimiento lírico afloran también en su obra en prosa.

    F)Vélez de Guevara

    (1579-1644), Dramaturgo y seguidor de Lope de Vega, nació en Ecija (Sevilla). Su obra más conocida es su novela satírica. El diablo cojuelo. Además es autor del drama Reinar después de morir, sobre el tema de Inés de Castro, elevada al trono por Pedro de Portugal tras haber sido asesinada. La serrana de la Vera es un drama feminista en que la protagonista, Gila “mujer varonil”, seducida y abandonada por un capitán, se hace bandolera hasta dar con el capitán, al que mata. Otras obras del autor son: El rey en su imaginación, La Luna de la sierra, Más pesa el rey que la sangre y el diablo está en Cantillana.

    G)Rojas

    Francisco de Zorrilla de Rojas nacido en 1607 y muerto en 1648. Dramaturgo español. Perteneciente a la clase media culta, estudió en Toledo y Salamanca y se trasladó luego a Madrid. Con la comedia Los bandos de Verona se inaguró en 1640 el coliseo del Retiro. Su obra dramática se adscribe al gusto por la violencia que derivaba del teatro de Séneca: al patetismo trágico acompaña un cierto grado de masoquismo, y los personajes femeninos adquieren singular relieve. Su pieza más conocida es la comedia Del rey abajo ninguno, cuya perfección formal es proporcional a su autenticidad. El triunfo del amor sobre el dinero es el tema de Entre bobos anda el juego. Casarse por vengarse es una pieza reveladora de su conocimiento de la psicología femenina. Otros títulos destacables son Donde hay agravios no hay celos, Cada cual lo que le toca, El Caín de Cataluña (comedia histórica sobre el fratricidio de Berenger Ramón), Los áspides de Cleopatra, Morir pensando matar y Los celos de Radomonte o El profeta falso mahoma.

    H)Agustín Moreto

    Agustín Moreto (1618-1669), dramaturgo español seguidor de la escuela de Pedro Calderón de la Barca.

    Nació en Madrid en 1618. Estudió Leyes en la Universidad de Alcalá. Escribió la mayor parte de su obra entre 1642 y 1656. Claro representante de la práctica de la refundición, sus piezas teatrales se basan a menudo en el uso y adaptación de fuentes diversas. Entre sus obras religiosas, se destaca Caer para levantar, escrita en colaboración, y San Franco de Sena. Autor también de teatro histórico, escribió Los jueces de Castilla y El valiente justiciero. Las comedias más interesantes son las de carácter: El lindo don Diego (1662), basada en Narciso en su opinión, de Guillén de Castro. Consigue otorgar riqueza expresiva al tipo del gracioso en obras como Trampa adelante y Las travesuras de Pantoja. Llega a una caracterización de personajes más rigurosa en los entremeses El cortacaras, Doña Esquina y La reliquia. Lo mismo ocurre en su obra más célebre, El desdén con el desdén (1652), en la que, reelaborando fragmentos de cuatro obras de Lope de Vega, revela un acercamiento más fluido a la realidad representada. Murió en 1669 en Toledo

    I)Miguel de Cervantes

    Miguel de Cervantes Saavedra nacido el año 1547 y muerto el año 1616. Nació en alcalá de Henares, residió en varias ciudades- Córdoba, Valladolid, Madrid, etc-. En 1569 marchó a Italia como camarero del cardenal Acquaviva. Se alista en el ejército y combate en Lepanto, perdiendo el movimiento de la mano izquierda a consecuencia de las heridas recibidas. En el viaje de regreso a España es hecho prisionero por los turcos y llevado a Argel, donde permanece cinco años cautivo. Durante este tiempo intenta varias fugas, pero fracasa y es finalmente rescatado por los frailes trinitarios. Ya en España trabaja como recaudador de rentas y víveres para la Invencible, lo que le ocasiona varios procesos y aun el encarcelamiento por irregularidades en las cuentas. Se establece en Valladolid, donde de nuevo va a parar a la cárcel por un accidente ocurrido a la puerta de su casa. En 1606 se instala con su familia en Madrid, ciudad en la que residirá hasta su muerte, ocurrida en 1616, el 23 de abril, tres días antes que la de Shakespeare. Aunque escribe poesía, el mismo Cervantes reconoce que es esa una “gracia que no quiso darme el cielo”. Es más enconmiable su labor como autor teatral: comedias, entremeses incluso tragedias. Pero en ese momento surge el nuevo teatro de Lope de Vega, que eclipsa completamente su figura dramática. La novela es el género en el que escribirá Cervantes lo mejor de su obra. El Quijote resulta la obra maestra en la que se inspiran en los siglos siguientes la narración en prosa hasta dar lugar a la novela como género más utilizado por la literatura en el S.XIX.

    Corral de comedias

    Los primitivos tablados portátiles o las representaciones circunstanciales en patios dan paso al establecimiento de lugares fijos para la representación teatral, sometidos a control y reglamentación y espacialmente técnicamente para la función que les cumple desarrollar. Esto significa que el teatro se someterá a las leyes de la oferta y la demanda, convirtiéndose en espectáculo por el que se paga, y separándose el espacio escénico del espacio de los espectadores, cuya misión no es tanto participar como ver y oír lo que unos profesionales les presentan, haciendo de la separación concepto clave en las nuevas relaciones teatrales.

    De los primitivos corrales, no olvidemos el papel de Lope de Rueda en la comercialización del teatro, se pasará a nuevos “locales” construidos expresamente para la representación, con una organización económica y administrativa y con una dotación técnica que influirá en que nuestra comedia áurea fuera lo que fue.

    “Los corrales de comedias eran patios que daban a las casas vecinas. Las ventanas de estos edificios contiguos, provistas ordinariamente de rejas y celosías, según costumbre española, hacían las veces de palcos; su número aumentó mucho con las que especialmente se construyeron. Las del último piso se llamaban desvanes y las inferiores inmediatas, aposentos. Estas ventanas, como los edificios de que formaban parte, eran propiedades de distintos dueños, y cuando no las alquilaban las cofradías, quedaban a disposición de aquéllos, aunque con la obligación anual de pagar cierta suma por disfrutar del espectáculo. Alguno de aquellos edificios contiguos, y por lo común la mayor parte, pertenecían a las cofradías. Debajo de los aposentos había una serie de asientos en semicírculo que se llamaban gradas y delante de éstas el patio. En el patio y cerca del escenario había filas de bancos, probablemente también al descubierto como el patio. En el fondo del corral se construyó un departamento para las mujeres del pueblo que se llamó cazuela. Las damas principales ocupaban los aposentos”

    El corral de comedias es un lugar específico para las representaciones teatrales, con una estructura fija en sus “localidades”, que permite que todos asistan al teatro, pero con distinto grado de comodidad, como ocurre hoy. Es fundamental el hecho de que todos participen en el mismo espectáculo, pero rigurosamente separados.

    Un teatro que no es privativo de un determinado grupo sino que abarca a todos, desde la cumbre de la pirámide, el rey incluido, a la base es un fenómeno sociocultural de capital importancia. La estructura social del corral de comedias prueba esta democratización del espectáculo teatral, pero, a la vez, las marcadas separaciones, motivadas por fuertes diferencias de precios, ponen de relieve la rigidez de la estructura social del espectáculo al que asisten todos, pero estrictamente separados según la sangre y el dinero.

    Esquemáticamente la estructura social del corral de comedias se ajusta al siguiente patrón:

    -Entradas populares: patio, cazuela, bancos y gradas.

    - Localidades para doctos: desván, tertulia.

    - Localidades distinguidas: aposentos y rejas.

    - Localidades oficiales. Entre ellas hay importantes diferencias de precio por los distintos sectores sociales.

    Relaciones entre ellos

    Quevedo andaba siempre en querellas de celos y pullas con varios de sus colegas rivales como Góngora o Juan Ruiz de Alarcón, que se la tenían jurada. Se lanzaban versos de ofensa unos contra otros. Luego contratacaba el otro con otros insultos. Los versos eran anónimos pero se sabía de quién eran. Quevedo lanzaba insultos contra Góngora y Alarcón o mejor dicho con toda persona que pudiera, ya que también lo lanzaba con otras personas. Por dichos versos se veía siempre en riñas un ejemplo de ello es un verso que lanzo contra un fulano que era cornudo y éste se dio por aludido y le fue a rendirle cuentas. La mayoría de sus versos eran críticos sobre todo los que dedicaba a sus rivales de profesión.

    7º- Varios de los protagonistas de la obra hacen referencia a la España de la época y su papel tan delicado en el panorama internacional. Analiza estos comentarios y busca información para saber si los acontecimientos sobre los planes matrimoniales que se relatan fueron ciertos así como su repercusión.

    Uno de los planes matrimoniales mencionados en el libro es del príncipe de Gales Carlos I con la Infanta doña María hermana de Felipe IV.

    Este matrimonio pondría la paz entre dos naciones enfrentadas España e Inglaterra. El matrimonio no estaba bien visto en España por la Inquisición y la Iglesia ya que el príncipe de Gales era anglicano, es decir un hereje y la Infanta era cristiana. También estaban en contra de ese matrimonio el Papa, Francia, Saboya y Venecia, que querían impedir la alianza entre Inglaterra y España. La alianza con Inglaterra pondría bien a España contra Inglaterra.

    Dicho matrimonio no se realizó la Infanta doña María se casó con Fernando III y el príncipe de Gales se casó con Enriqueta M ª de la casa de Francia. Tras el rechazo sufrido por Carlos I de la infanta doña María, Inglaterra firmó una alianza con Francia y declaró la guerra a España, atizando así el fuego que habían intentado apagar con dicho matrimonio. De este matrimonio nació Carlos II y Jacobo II.

    Otro de los planes matrimoniales que habla el libro es el de la hija de Felipe IV con Luis XIII de la casa de Francia para firmar así el acto de defunción de aquella infeliz España a la que había llevado al desastre, gastando el oro y la plata de América en festejos vanos, en enriquecer a funcionarios, clérigos, nobles y validos corruptos y en llenar con tumbas de hombres los campos de batalla de media Europa. Este matrimonio proporcionó en 1700 el acceso de los Borbones al trono de España. De este matrimonio nació Luis, Gran Delfín.

    8º-Elabora árboles genealógicos de las casas reinantes en el momento, en Francia, Inglaterra y España y localiza a los personajes a quienes nombran en el texto.

    España

    Felipe III = Margarita de Austria

    Luis XIII = Ana 1Isabel = Felipe IV= 2 Mariana Carlos Fernando María = Fernando

    de de Cardenal

    Borbón Austria Infante

    Luis XIV = M ª Teresa Baltasar Juan Carlos II 1 Margarita = Leopoldo = 2 Leonor Mariana=

    Carlos José 1 M ª Luisa de Orleans de Felipe IV

    2 Mariana de Neoburgo Neoburgo

    Luis, Gran Delfín Maximiliano = M ª Antonia José I Archiduque

    Manuel Carlos

    de (Carlos VI)

    Baviera

    Luis Felipe V de Anjou José Fernando de Baviera

    Francia

    Antonio de Borbón = Juana Albert

    M ª de Medici = Enrique I

    Luis XIII = Ana de Austria

    2 Fraczoise = Luis XIV = 1 M ª Teresa

    Luis, Gran Delfin

    Inglaterra

    Jacobo I = Ana de Dinamarca

    Enriqueta M ª = Carlos I Isabel = Federico rey de Bohemia

    Carlos II Jacobo II Sofía = Ernesto Augusto de Hannover

    Guillermo III = Reina M ª II Reina Ana = Jorge Jorge I = Sofía de Zeel

    Última de

    Soberana Dinamarca

    Stuart

    1 Guillermina Carlota = Jorge II

    2 Catalina de Branderburgo

    3 Anspach

    Augusta de Sajonia- Gotta= Federico Lewis príncipe de Gales

    Carlota Sofía de Neoburgo Strelitz = Jorge III

    Carolina = Jorge IV Adelaida = Guillermo IV Victoria M ª Luisa = Eduardo

    De de de Augusto

    Brunswich Sajonia Sajonia Coburgo duque de

    Icent

    Carlota Augusta = Leopoldo rey de los belgas Príncipe de Sajonia = Victoria

    Coburg y Gotta,

    Príncipe consorte

    Alejandra de Dinamarca = Eduardo VII

    Victoria M ª, princesa de Teck = Jorge V

    Eduardo Alberto Lady Isabel = Alberto María = Enrique Enrique Jorge

    Príncipe de Gales Angela Margarita Jorge Carlos

    Bowes- Lyon vizconde de

    Lascelles

    9º-Un joven pintor sevillano hace amistad con los tertulianos del mentidero; ¿quién es?; ¿Cuáles son los cuadros a los que se refiere el autor de la novela?. Visita el Museo del Prado y describe los retratos que éste pintor hizo de los personajes citados en el libro.

    El autor al que se refiere la novela es Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nacido el 6 de junio de 1599 en Sevilla y muerto el 6 de agosto de 1660. Velázquez cuenta con más de 115 obras distribuidas por todo el mundo. En el Prado se conservan 49 de ellos.

    El autor de la novela nombra algunos cuadros de Velázquez que son: Las Meninas, Toma de Breda, Felipe IV cazando un jabalí, la Reina Isabel, estos dos últimos no se encuentran en España, el retrato de Góngora, el retrato de Quevedo.

    Descripción de los retratos de los personajes del libro:

    A) Las meninas o la Familia de Felipe IV

    Las Meninas es una de las obras más importantes de Velázquez y de toda la historia de la pintura occidental. Este cuadro fue pintado en 1656 óleo sobre lienzo y mide 310x276 cm. Se mire por donde se mire, todo en él resulta enigmático, desde el por qué hasta el cómo y el para qué de esta composición, cuyo centro incide sobre la entonces niña Infanta Margarita, atendida por dos meninas. Pero completando en sus extremos la línea serpenteante que forman la Infanta y sus meninas, vemos, por un lado, a una enana, conocida como Maribárbola, y a otro un bufonesco enano, Nicolasito Pertusuato, cuyo pie patea a un adormilado perro mastín, mientras que, por el otro, se autorretrata el propio Velázquez en el acto del pintar; un poco más atrás, en un segundo plano, vemos a otros dos sirvientes del cortejo, un guardadamas sin identificar, y a doña Marcela de Ulloa, “guarda menor de damas”, al fondo, aparece la silueta a contraluz de José Nieto, jefe de tapicería de la reina y, después, aposentador, del que, abriendo una puerta, no sabemos si viene o se va; por último, con la imagen reflejada en el espejo del fondo, podemos observar a los mismos reyes que, ocupando el lugar del espectador, observan la escena, o quizás están a punto de penetrar en ella. La escena discurre en el obrador del pintor, una estancia espaciosa y sobria, tan sólo adornada por cuadros, manteniéndose en una medio penumbra, sólo interrumpida por el haz luminoso que, proveniente de una de las ventanas laterales, alumbra, en el primer término, la figura de la Infanta Margarita, la protagonista de la reunión. El magnífico juego de luces laterales alternantes y el transversal foco luminoso que atraviesa frontalmente la escena, que proviene, por un extremo, de los reyes y rebota en el espejo, y, por otro, de la puerta abierta por José Nieto, cuya figura se recorta a contraluz, dan una animación claroscurista, que refuerza el efecto atmosférico de aire pintado. Esta mezcla o superposición de las perpectivas lineal y aérea son las que han fascinado como un portento de representación. El cuadro atrae más por lo que deja sugerido, tanto en el terreno de lo que hoy llamaríamos una realidad virtual, como desde el punto de vista simbólico. El cuadro es un homenaje a la nobleza de la pintura. Se trata de una exaltación de la pintura. Resulta evidente que Velázquez incluye al espectador, como capa de la reflejada imagen espectacular de los reyes, en el cuadro, lo que explica el prestigio de la composición como una representación reflexiva o, si se quiere, una reflexión sobre el arte de representar.

    El tema del cuadro es el rey visitando el taller del artista. Su presencia ennoblece al pintor y la actividad que practica. La pintura es un arte noble porque merece la atención del monarca, fuente de todo poder.

    B)La Rendición de Breda o las Lanzas

    .

    Las Lanzas o Rendición de Breda es una de las más célebres composiciones Velazqueñas, este cuadro fue pintado en el año 1635, para el Salón de los Reinos del recién construido Palacio del Retiro. El cuadro está pintado al óleo sobre lienzo y mide 307x367cm. Representa uno de los episodios victoriosos de la inacabable guerra de Flandes, el acaecido el año 1625 cuando el gobernador de la ciudad de Breda, Justino de Nassau, rindió la plaza al general de los tercios españoles, el genovés Ambrosio Spínola, junto con quién Velázquez ha navegado hacía Italia pocos años antes de pintar este cuadro, el cual refleja la madurez alcanzada ya por el pintor. Bien resuelto compositivamente, brillante en el tratamiento individual de las figuras del primer término, la luz se funde sutilmente como atmósfera y la pincelada, muy libre sorprende por su expresividad. El tema, que representa la generosidad del vencedor con el vencido, se convirtió en representación ejemplar, posteriormente, muy imitada. La anécdota parece que se inspiró en una comedia de Calderón, titulada precisamente Toma de Breda, pero, desde el punto de vista iconográfico, como lo demostró Sánchez Cantón, procede de una estampa mediocre de Bernand Salomón. Destaca, por lo demás, la habilidad de Velázquez para conjugar dramáticamente un abundante número de figuras con actitudes y expresiones muy singulares, a veces muy concurridas por lo que ocurre; otras, más ausentes, pero, siempre y en todas las ocasiones, con una total naturalidad. El cuadro está en el Prado desde 1819.

    C) Retrato ecuestre del Conde Duque de Olivares

    Cuadro pintado en el año 1635; pintado al óleo sobre lienzo con unas medidas de 313x239cm.

    Don Gaspar de Gúzmán, Conde-Duque de Olivares, (1587-1645), valido de Felipe IV entre 1621 y 1643, y bajo cuya protección inició su carrera cortesana Velázquez en Madrid, es, junto al cardenal Richelieu, su mortal enemigo, una de las figuras políticas más interesantes y controvertidas del S XVII europeo. En este retrato ecuestre, que de ser cierto que conmemora la victoria española sobre los franceses en la batalla de Fuenteterrabía, acaecida en 1638, debió de ser pintado por aquel entonces, Velázquez representa al Conde-Duque a caballo, el cual, levantando los cuartos delanteros, en posición de corveta, se lanza al galope en dirección a la batalla, que humea en el paisaje de fondo. El caballero y su montura están representados en diagonal sugiriendo profundidad, uno de los múltiples efectos barrocos de esta composición, cuya suntuosa teatralidad, afectación gallarda y dinamismo resultan muy rubensianos. El Conde-Duque aparece, desde luego, pletórico, en el momento, culminante de su carrera, casi equiparado a una persona de la realeza. El cuadro está en el Prado desde 1819.

    D)De caza ( retrato de Felipe IV)

    Se trata de otro de los hermosos ejemplares que Velázquez pintó para la Torre de la Parada, retratos del rey, su hermano don Fernando y su hijo Baltasar Carlos, los tres en traje de cazadores, de cuerpo entero, armados, acompañados por canes y con su figura recortada sobre fondos de paisaje. Éste, de Felipe IV, pintado entre 1634 y 1636, se singulariza del resto por revelar algunos arrepentimientos en la mano izquierda, las piernas y la escopeta. El cuadro ingresó en el Prado en 1828.

    E)Retrato de Felipe IV

    Parece ser que este retrato fue una reelaboración o una derivación del primero que Velázquez pintó del rey nada más instalarse en la Corte, hacía 1623 ó 1624. El análisis estilístico y el estudio radiográfico, que demuestra muchos arrepentimientos, pone en evidencia que, como fue habitual en Velázquez, el cuadro fue retocado durante años. El rey aparece vestido a la nueva y más sobria usanza, con golilla y capa corta, como dando ejemplo de lo que dispuso en la pragmática contra el lujo. Es un típico retrato de aparato, en el que cada elemento reviste una función simbólica, lo que no le resta cierta elegancia, aunque resulta menos espontáneo y sugerente que el que hizo Velázquez por aquellas fechas del infante Don Carlos. El cuadro figura en el Prado desde 1828.

    F) Retrato de Felipe IV

    Pintado entre 1625 y 1629, este retrato casi de medio cuerpo de Felipe IV fue recordado de otro mayor, no identificado, y presenta cierta discordancia entre el rostro del entonces muy joven monarca, que da la impresión de estar pintado en 1625, y la coraza y banda que adornan el busto, pintados con más fluidez y atrevimiento, un poco a la manera de Rubens, cuya llegada a Madrid, en 1628, produjo una muy positiva conmoción artística en Velázquez. El cuadro se exhibe en el Prado desde 1819.

    G)Retrato de Doña María de Austria

    Pintado en Nápoles el año 1630, cuando Velázquez estaba a punto de regresar a España

    tras su primer periplo italiano, este retrato de doña M ª de Austria, hermana de Felipe IV, se hizo como recuerdo para el monarca, ya que la hasta entonces infanta había contraído nupcias con su primo Fernando de Habsburgo, a la sazón rey de Hungría y posteriormente, nombrado Emperador. La coincidencia en Nápoles con Velázquez obedeció al hecho de ser la ciudad italiana una de las etapas del viaje emprendido por la desposada hacía su nuevo reino. Parece que el retrato, que sólo recoge el busto, fue una especie de boceto para un posterior retrato de cuerpo entero que no llegó a realizarse, lo que no le resta un ápice de finura y encanto. No se sabe la fecha exacta de ingreso en el Museo del Prado, aunque parece probable que ya estuviera allí en 1828.

    H) Retrato de Felipe IV, armado, con un león a los pies

    Ingresado en el Prado en 1845 como obra de Velázquez y ayudantes, éste retrato del monarca debió de ser pintado entre 1652 y 1654, siendo pareja del que, con iguales medidas, se hizo de doña Mariana de Austria, la segunda esposa de Felipe IV. Se ha discutido mucho acerca del grado de intervención que tuvo Velázquez en este retrato, pues hay en él no pocas cosas que lo desmienten, pero el rostro y la armadura poseen sello de la maestría del pintor sevillano.

    I)Retrato de Felipe IV

    Realizado probablemente entre 1665 y 1660; esto es: en las postrimerías de la vida de Velázquez, este sobrio retrato del rey, cuya efigie está representada casi en una media figura, es un cruel testimonio de un colapso personal, reflejándose en él, a su vez, el colapso de la monarquía española. Impresiona, sobre todo, al compararse con los primeros retratos que hizo Velázquez del entonces jovencísimo monarca treinta años antes, pero, sobre todo, gracias a la penetración íntima que revela, casi la identificación, me atrevería a decir, entre el pintor y su modelo, pues no era balde habían convivido ambos durante casi cuarenta años. El cuadro ingresó en el Prado en 1827.

    J) Retrato ecuestre de Felipe III

    Pareja del anterior y, por tanto, formando parte de la misma serie con destino al Salón de Reinos, la fecha de su realización se estima en las postrimerías de 1633. En este caso, Felipe III (1578-1621) cabalga sobre un caballo en corveta sobre fondo de paisaje, y. De nuevo, como ocurre con todos los restantes ejemplares de la serie, salvo los de Felipe IV y el Príncipe Baltasar Carlos, parece que la intervención directa de Velázquez estuvo limitada, reservándose la dirección y el control de las obras. Así el caballo manifiesta detalles muy propios del maestro, aunque no tanto o nada en el resto. El cuadro está en el Prado desde 1819.

    K)Retrato ecuestre de Felipe IV

    Uno de los ejemplares de retratos ecuestres, que pintó Velázquez con destino al Salón de Reinos del Palacio del Retiro, Felipe IV y su cabalgadura, otra vez en posición de corveta, están vistos de perfil y completamente rodeados por un vasto paisaje, en el que destaca la hermosa luminosidad grisácea del amplio cielo. Porta el monarca coraza, banda y bastón de mando, y su gallarda con un elegante sombrero emplumado. El paso del tiempo ha dejado ver no pocos de los arrepentimientos que tuvo Velázquez, como los de la cabeza y pecho del rey o los de las patas y cola del caballo. Se cree pintado hacía 1635, mientras que su ingreso en el Prado data de 1819.

    L)Retrato ecuestre de Doña Isabel de Borbón

    Formaba parte este monumento retrato ecuestre de Isabel de Borbón (1602-16449, hija de Enrique IV y M ª de Médicis, reyes de Francia, y esposa de Felipe IV, de una serie que se dispuso para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. Se cree que fue iniciado por Velázquez antes de su primer viaje a Italia, en 1629, y continuado, durante su ausencia, por otro pintor, reservándose el maestro sevillano los retoques y correcciones finales, que pudieron dilatarse hasta 1635-36. Abundan en esta dirección los altibajos de calidad apreciables, ya que la cabeza de la reina y, sobre todo, la parte descubierta del caballo son de una calidad abrumadora, mientras que la amplia falda está ejecutada con minusiocidad aburrida, propia de quién rellena un formulario. Hermosa y jovial, ni Felipe IV, ni la corte de Madrid pudieron reponerse de lo que supuso la muerte de esta reina francesa. Ingresó la tela en el Prado en 1819.

    M) Retrato de Quevedo

    N) Retrato de Góngora

    10º.Busca información del sistema monetario de la época a través de las monedas que se nombran en el texto.

    Con los Reyes católicos, en el arranque de la edad moderna, se inició la homogeneización del sistema monetario peninsular, a partir del modelo aportado por la economía más fuerte: la de la Corona de Castilla. Cada uno de los reinos no castellanos continuó teniendo sus monedas. Pero en 1497, el patrón básico del sistema se fijó en torno al “excelente” (de oro y llamado ducado desde 1504), el real (plata) y la blanca (vellón). La unidad de cuenta el maravedí establecía la relación entre los diferentes tipos de monedas: el ducado, el real y la blanca. Se acuñaron monedas diversas: de dos, cuatro o más ducados; los reales y sus múltiplos- el mayor de los cuales era el real de a ocho- o fracciones, como los medios reales; y otra serie de monedas de vellón. En 1535, se introdujo una moneda de oro de menos peso y ley que el ducado, con la finalidad de igualar la moneda de oro castellana con la de otros países y evitar su fuga al exterior. Dicha moneda fue el “escudo” o “corona”, con lo que el ducado dejó de acuñarse y se convirtió en moneda de cuenta. Los Reyes Católicos fijaron un límite máximo a la cantidad de vellón circulante, con lo que establecieron un sistema estable, que funcionó prácticamente durante todo el S. XVI.

    La acuñación de oro o plata era libre. La monarquía fijaba el peso, ley y valor de las monedas, cualquier particular podía acudir a las diversas cecas existentes en Castilla y acuñar su oro o plata, de la misma forma que podía hacer fundir sus monedas y utilizar dichos metales preciosos para cualquier otro fin. A medida que avanzaba el S. XVI, la plata, que llegaba en cantidades crecientes de las colonias americanas, principalmente de las minas de Potosí, fue imponiéndose como moneda de metal precioso más utilizada, mientras que el oro redujo su circulación. En Castilla desde mediados de S.XVI, la situación monetaria se caracterizó por una inflación importante, lo que incentivó la exportación de metales preciosos. La monarquía realizó múltiples esfuerzos para impedir la salida de metales preciosos del reino. Dichos intentos fueron inútiles, y la plata americana se dispersó rápidamente por toda Europa.

    Entre las causas de este proceso destacaban las siguientes: la abundancia de metal en Castilla incidía en que el valor de la plata, expresado en bienes, fuese muy inferior al resto de Europa, por lo que aquí los precios eran muy superiores, lo que favorecía las importaciones y dificultaba las exportaciones de productos, y así el metal salía para hacer frente a los pagos del déficit. Al mismo tiempo, la propia infravaloración del metal en España respecto de cómo corría en plazas extranjeras, favorecía directamente su salida hacía otros países ( pues las cecas aplicaban tarifas muy bajas y el contenido de metal fino en las monedas castellanas era superior al de las extranjeras). A todo ello se añadían las licencias de exportación que la monarquía concedió a los prestamistas extranjeros, de quienes dependían financieramente, y la enorme salida de remesas monetarias para financiar la política internacional y los continuos enfrentamientos bélicos. En ese contexto, las bancarrotas oficiales fueron frecuentes.

    En el S. XVII, se agravó la situación. Al conocido como “siglo de plata” siguió una reducción de su cantidad y la consiguiente carestía de la misma, además de utilizarse, sobre todo, para saldar el déficit crónico de balanzas de pagos. Las necesidades dinerarias llevaron a la Monarquía Hispánica a abusar de las acuñaciones de vellón, con las que obtenía un beneficio inmediato, gracias a la reducción de su peso y a la eliminación de la plata que existía en el vellón anterior. Fue “la era del cobre”. Lógicamente, el “premio” de la plata aumentó, pero este metal precioso seguía huyendo, puesto que la paridad oro-plata castellana continuaba siendo más alta que la francesa o inglesa. Esta situación de penuria y desorden monetario, que duró hasta la década de 1680, nacía de la crisis crónica de la Hacienda bajo el gobierno de la Casa de Austria.

    Monedas de oro:

    a)El ducado, emitido en 1497 (23 ¾ quilates), que equivalía a 375 maravedíes (1500 pesetas).

    b)El escudo, acuñado a partir de 1537 (22 quilates), que equivalía a 350 maravedíes (1400 pesetas).

    Las dos monedas gozaron de excelente fama en el mercado internacional. “Ducados dobles que vimos en Castilla. La mejor moneda que en el mundo se sabía y corría entre los hombres fue los ducados dobles, o de a dos, que hicieron los católicos reyes don Fernando y doña Isabel, que ganaron a Granada(...) Porque como caía uno o mas dellos en poder de algún extranjero, nunca volví a Castilla; y en Italia, y Alemania, y Francia y otros reinos, los deshacen y acuñan en otros quilates y labores, con grande interés y utilidad y estrañas figuras. Y así constriñeron al Emperador nuestro señor a hacer unas coronas de oro, que andan por España, y de un doblón, que valía dos ducados, hacen tres coronas, y gananse muchos dineros; porque el ducado vale 375 maravedíes y la corona 350 y aun desas coronas parecen pocas ahora, porque todo el oro sacan extranjeros”.

    Moneda de plata:

    El real equivalía a 34 maravedíes (136 pesetas).

    Moneda de vellón:

    La blanca, o sea, dos maravedíes (8 pesetas).

    Un maravedí equivalía a 4 pesetas.

    11º.- Cita y explica las Instituciones de gobierno que aparecen en el libro.

    CORTES: Asambleas políticas surgidas en los estados hispánicos medievales y que, con sensibles modificaciones, pervivieron hasta el s. XVIII. En el s. XIX, al implantarse en España el régimen constitucional, el término pasó a designar a la asamblea o conjunto de asambleas a las que competía el poder legislativo.

    -Historia. Las Cortes nacen cuando en los ss. XII-XIII los monarcas dan entrada en su curia plena, hasta entonces de composición aristocrática (nobleza y alto clero), a los representantes de las ciudades. La transformación de la curia en Cortes es consecuencia del ascenso de una nueva clase social: la burguesía mercantil y artesana, radicada de modo casi exclusivo en los núcleos urbanos. Las más antiguas Cortes conocidas son las convocadas por Alfonso IX de León en 1188, al iniciarse su reinado. En Cataluña la aparición de las Cortes se remonta a 1214; en Aragón, a 1236; en Valencia, a 1240; en Castilla, a 1250; en Navarra, a 1253; y en Portugal, a 1254. Las atribuciones de las Cortes variaron de un estado a otro, y siempre fueron bastante imprecisas. Las Cortes intervenían en la ordenación y administración interior, en la política exterior (tratados de paz, declaraciones de guerra, etc.), en la redacción de nuevas leyes, etc.; pero su principal cometido fue el de votar los impuestos y subsidios solicitados por los monarcas. En la Corona de Aragón las prerrogativas de las Cortes fueron más amplias que en Castilla, hasta de que sólo adquirían rango de ley las disposiciones aprobadas por el rey y las Cortes. También, a diferencia de las de Castilla, las Cortes de la Corona de Aragón lograron ser convocadas con regularidad, así como ejercer un control permanente sobre la autoridad real, a través de las diputaciones. Desde la época de los Reyes Católicos las Cortes castellanas se convirtieron en un órgano administrativo, generalmente sumiso a las exigencias de la monarquía, y en la segunda mitad del s. XVII dejaron de ser convocadas. Las Cortes de la Corona de Aragón continuaron reuniéndose, aunque de forma irregular, hasta principios del s. XVIII, en que fueron abolidas por Felipe V (Decretos de Nueva Planta, 1707-1716); pero el mantenimiento de su anacrónica estructura medieval les restó eficacia. Durante el s. XVIII las Cortes de Castilla -a las que se incorporaron representantes de las ciudades de la antigua Corona de Aragón- perdieron incluso sus atribuciones económicas, y sólo fueron convocadas para solemnizar determinados actos: proclamación del heredero de la Corona, jura del nuevo monarca, etc. Al implantarse el régimen constitucional en España, se adoptó el término Cortes para designar a la asamblea legislativa; aunque los estudiosos de Derecho público no ignoraban la muy distinta naturaleza de las Cortes medievales y de las nuevas Cortes, se mantuvo el nombre para subrayar el entronque de éstas con aquéllas. La composición y atribuciones de las Cortes del s. XIX y del primer tercio del s. XX fueron distintas, según el mayor o menor liberalismo de las constituciones que les habían dado vida. Las Cortes del período franquista fueron creadas por la ley de 17 de Julio de 1492; su función era preparar y elaborar las leyes, aprobar el presupuesto, ratificar los acuerdos internacionales e interpelar a los ministros; pero sin constituir una asamblea parlamentaria, al no poder ejercer un control sobre el Gobierno. Las Cortes estaban formadas por tres clases diferentes de procuradores: los electivos, los nombrados directamente por el jefe del Estado y los que alcanzaban el escaño en función del cargo que desempeñaban en la vida política, académica o religiosa; su presidente era designado por el jefe del Estado, de entre una terna propuesta por el Consejo del Reino. Según la Constitución de 1978, las Cortes representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados (o Cámara Baja) y el Senado (o Cámara Alta). Ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban los presupuestos y controlan la acción del Gobierno. El Congreso de los Diputados se compone de un mínimo de trescientos y un máximo de cuatrocientos diputados, elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, siendo la circunscripción electoral la provincia, y con un mandato de cuatro años. Son electores y elegibles todos los españoles en pleno uso de sus derechos políticos. El Senado, de representación territorial, se compone de cuatro senadores por provincia, elegidos por sufragio universal, igual, libre, secreto y directo, salvo en circunscripciones especiales (provincias insulares, Ceuta y Melilla). Las comunidades autónomas eligen, además de los que les corresponden por las provincias que las integran, un número de senadores proporcional a su población. El Senado es elegido también por un período de cuatro años.

    ORDEN DE SANTIAGO: Orden militar española, constituida el 1-VII-1170 por el leonés Pedro Fernández, apoyado por el rey Fernando II, con el objetivo de luchar contra los musulmanes de la Península, luego con los africanos y, una vez vencidos éstos, contra el Islam en Jerusalén. Adoptó la regla de San Agustín, con votos de castidad y pobreza atenuados. Participó intensamente en la reconquista y en la repoblación (Andalucía y Murcia) llegando a convertirse en una de las órdenes más poderosas, con bienes en otros países de Europa (Flandes, Inglaterra, Francia), y uno de los principales señores de la Mesta. En 1495 los Reyes Católicos unieron el maestrazgo a la Corona, aunque hasta la desamortización conservó su poder económico. Hoy tiene una función meramente honorífica.

    ORDEN MILITAR DE CALATRAVA: Fundada por el monje cisterciense fray Raimundo de Fitero (1155), dependía directamente de la Santa Sede, que la reconoció en 1164. El rey Fernando el Católico se hizo elegir gran maestre (1482); el papa Adriano VI vinculó definitivamente el maestrazgo a los reyes de España (1523), y los bienes y la jurisdicción de la orden pasaron a la Corona. La orden de Calatrava tenía como insignia una cruz roja y adoptó la regla cisterciense. Su misión era la defensa de las fortalezas del sur de la Meseta; el gran maestre residió en Almagro a partir del reinado de Alfonso XI. Su aspecto religioso estuvo envuelto de simbolismos y conocimientos esotéricos. Emplazaban su castillo en tres montañas distintas a modo de triángulo, en una estaba el castillo, en otra los monjes y en otra los torreones de los prisioneros. Las tres montañas se comunicaban subterráneamente; tenían la creencia de que esta disposición los hacía inmortales frente al enemigo, pues conectaban con las fuerzas ocultas y los espíritus luchaban a su favor.

    CONSEJO DE CASTILLA: Consejo de Aragón o Castilla.

    La creación del consejo de Aragón, que venía a reorganizar la Curia Regis de los reyes medievales de la Corona de Aragón, datada en noviembre de 1494. Con vicecanciller, protonotario, tesorero general y algunos consejeros, sus funciones fundamentales se ceñirían a la administración de la justicia y al despacho de asuntos internos, entre el rey y los territorios patrimoniales de su corona. Como el Consejo de Castilla, con el que Fernando quería homologarlo, los letrados- y no la nobleza, que también quedó aquí relegada- controlaban una gestión que el rey quería centralizada, como institución vinculada a la corte, por más que debiera ser representativa de los territorios que conformaban sus reinos.

    Poco o nada operativo, el Consejo de Aragón en 1494, en que solamente se había vislumbrado su existencia, quizás- pensaba Fernando- en el futuro podría agilizar la dirección de los asuntos italianos- en Cerdeña y Sicilia-, que él veía, sin duda alguna, insertos en aquella corona. Porque Fernando el Católico, en el contencioso con Francia por Italia, reaccionaba ante todo de acuerdo con la tradición política catalano-aragonesa, sirviéndose de sus recursos.

    Valencia, sobre todo, había remitido por aquellos años importantes préstamos, aún a sabiendas de que así paralizaba fondos estructurales destinados a bienes de equipo. A ello había que imputar el reciente fracaso del último de los proyectos de construcción de un verdadero puerto comercial, con muelle de piedra, tan necesario en una capital entonces cosmopolita. Los impuestos que debían sufragar estos gastos habían acabado volatizándose en manos del monarca. No obstante esta ayuda, el rey se veía obligado también a aprovechar tropas y apoyo financiero de Castilla, sin que Isabel en nada perturbase su acción. De pleno consenso, la política de la nueva monarquía adoptaba intereses y estrategias mediterráneas en una acción que sólo aportaba beneficios.

    ARMADA INVENCIBLE: Escuadra española formada por Felipe II para la invasión de Inglaterra. La reina británica Isabel I mantuvo siempre una postura contraria a España y de apoyo a los focos conflictivos que surgían en Europa. En 1585, la reina, que había favorecido a los rebeldes de los Países Bajos, firmó con ellos un tratado en el que se comprometía a prestarles ayuda militar a cambio de la presencia de sus tropas en Brill y Flesinga. En ese mismo año el corso se recrudeció y, en mayo, Felipe II ordenó la captura de todas las naves inglesas ancladas en puertos españoles. En septiembre, Francis Drake inició una campaña de ataque sistemático a las colonias del área del Caribe, poniendo en entredicho el sistema defensivo español en el Atlántico.

    Creación de la Armada

    Para entonces el rey de España había recibido ya la propuesta de Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, de preparar una expedición naval contra Inglaterra, que solventase, a la vez, el problema del control del océano y la revuelta de los Países Bajos. Había consultado también a Alejandro Farnesio, que se había mostrado, aunque cauto, de acuerdo con el proyecto.

    En los meses siguientes, la idea de la invasión de la isla tomó cuerpo. Santa Cruz y Farnesio enviaron al monarca sus planes respectivos para la campaña, que resaltaban, sobre todo el del segundo, la necesidad de una gran armada que neutralizara el poder de la inglesa y asegurara el traslado de los tercios de Flandes a Inglaterra. La falta de un puerto con calado suficiente para que atracaran los galeones inclinó a Felipe II hacía la posibilidad de que éstos realizaran la travesía del canal de la Mancha en barcazas, escoltados por la escuadra.

    En la década de 1580 los ingresos de la Corona procedentes de las Indias fueron ingentes; estos recursos, junto con los que provenían de la Iglesia y de la fiscalidad castellana, hicieron posible la construcción de algunas embarcaciones y el avituallamiento de una poderosa flota.

    Farnesio había fijado la fecha de la invasión para octubre de 1586, pero entonces, los 130 buques y los cerca de 30.000 hombres que compusieron 'La Invencible' no estaban listos, a pesar de que los astilleros aceleraron su actividad y se hicieron toda clase de esfuerzos, económicos y políticos para activar el aprovisionamiento. La ejecución de María Estuardo, en febrero de 1587, precipitó el plan de invasión.

    Derrota

    La Gran Armada debía haber sido mandada por Santa Cruz, un ilustre marino, cuya carrera se había consolidado desde Lepanto hasta el combate de las Azores; pero murió y fue sustituido por Alonso Pérez de Guzmán, séptimo duque de Medinasidonia, capitán general de Andalucía y experto administrador en temas militares y navales, pero sin conocimiento alguno del mar y mucho menos de la guerra naval. El 20 de mayo de 1588 la Armada Invencible salió de Lisboa, bordeando con dificultades la costa hasta La Coruña, donde se pertrechó de agua y alimentos. Hasta el 21 de julio no abandonó este puerto, para entrar, una semana después, en el canal de la Mancha.

    El primer enfrentamiento serio con los ingleses ocurrió a la altura de Calais. Poco más tarde, frente a Gravelinas, la flota británica dispersó a las naves españolas. Los vientos impulsaron hacia el Norte a los restos de la escuadra, que, ante la imposibilidad de volver al Canal y acudir al encuentro de Farnesio, optó por un largo y duro regreso rodeando las islas Británicas. Nuevas tormentas, a la altura de Irlanda, remataron el desastre. Aún así el 70% de las embarcaciones logró llegar al puerto de Santander.

    La derrota de la Invencible se debió a una serie de factores. Indudablemente, Felipe II calculó mal las posibilidades de invasión de Inglaterra y el apoyo de los católicos ingleses; hubo además una falta de coordinación con la infantería flamenca pero, en lo fundamental, se trató de dos conceptos diferentes de guerra naval. España optó por enviar poderosos galeones equipados con artillería pesada de corto alcance, con la intención de dañar la capacidad marinera de los barcos ingleses y abrir la posibilidad de abordaje. Inglaterra apostó por artillería de largo alcance, con lo que sus buques pudieron mantenerse a distancia de los españoles; su mayor movilidad les permitió huir del enfrentamiento.

    España no tuvo pérdidas materiales importantes. En pocos años reconstruyó su potencia naval. Las consecuencias políticas y psicológicas fueron más amplias: la Europa protestante consideró, desde entonces, que el poder español había sido doblegado.

    12º.- Haz un vocabulario con todos los términos que aquí aparecen ordenados por capítulos, pero por orden alfabético:

    ABÚLICO: Que adolece de abulia.

    ABULIA: En cuanto disminución de la voluntad, la abulia se caracteriza por una incapacidad permanente para querer, ya se refiera ese “querer” a tomar una decisión o a realizar un acto. Los abúlicos pueden dividirse en tres grandes grupos: los tímidos e inhibidos; los inestables, incapaces de mantener con firmeza sus proyectos, que cambian continuamente; y los carentes de iniciativa, que se limitan a seguir a los demás.

    ALOJA: Aloya. Bebida preparada con agua, miel y especias finas.

    ÁPICE: Lo más arduo y delicado de un asunto.

    APOSTADERO: Paraje donde hay gente apostada.

    ARCABUZ: Antigua arma de fuego, con cañón de hierro y caja de madera, cuyo disparo se producía prendiendo la pólvora de la carga por medio de una mecha móvil acoplada en la misma arma. Empezó a usarse en el s. XVI, en sustitución de la culebrina, y fue remplazado a su vez por el mosquete.

    ARDITE: Moneda de cobre de 1'6 g. , introducida en Barcelona por Felipe III, en sustitución de los viejos doblers y acuñada durante el s. XVII en diferentes localidades de Cataluña.

    AZUMBRE: Antigua medida de capacidad para líquidos: equivalía a 2 litros y 16 mililitros.

    BASQUIÑA: Saya negra que usan las mujeres sobre la ropa interior para salir a la calle.

    BAYO: De color blanco amarillento. Se aplica por lo común a los caballos y a su pelo.

    BELCEBÚ: Nombre dado a una de las formas de Baal. Fue adorado por los antiguos hebreos en la época del Nuevo Testamento. Era el jefe de los espíritus del mal. Los judíos lo denominaban “dios de las moscas” y “dios del estiércol” (Baal-Zebul/Baal-Zebub). Se cree que es el mismo Baal-Zebub de la ciudad filistea de Ekron. En el Nuevo Testamento tiene la categoría de jefe de los espíritus malignos, pero no es el soberano del infierno y no se le debe confundir con Satanás.

    BELLACO: Malo, pícaro, ruin.

    BORCEGUÍ: Calzado que llega hasta más arriba del tobillo, abierto por delante y que se ajusta por medio de correas o cordones.

    CHACONA: Baile de los siglos XVI y XVII que se ejecutaba con acompañamiento de castañuelas y de coplas.

    COLETO DE CUERO: Vestidura hecha de piel, por lo común de anta, con mangas o sin ellas, que cubre el cuerpo, ciñéndolo hasta la cintura.

    DAMASQUINADO: Incrustación de metales finos sobre hierro, acero o cobre. Se realiza por medio de martilleo, después de haber vaciado los dibujos con ácido o tallado las piezas con buril. Se aplican entonces hilos o láminas finas de metal fino que se quiera embutir, de tal manera que rellenen los huecos realizados.

    DESABRIDO: Dícese de la escopeta y demás armas de fuego que son fuertes y duras al disparar, de manera que dan coz o golpe al tirador.

    DESJARRETADO: Cortar las piernas de un animal con el jarrete.

    ESTARIBEL:

    ESTRATEGA: Persona versada en la estrategia. Historia. En la antigua Grecia, los estrategas eran los jefes de las fuerzas armadas; no solían ser militares de profesión, sino magistrados elegidos por el pueblo para dirigir el ejército y la escuadra. En Atenas, tras las reformas de Clístenes (501-500 a.C.) y de Temístocles (487 a.C.), los diez estrategas, uno por cada uno de las tribus en que se dividía el pueblo ateniense, además del mando del ejército y de la flota, poseyeron amplias atribuciones en materia administrativa, financiera y diplomática; de este modo, los estrategas se convirtieron en los principales magistrados de la ciudad.

    FAJINA: Toque que ordena la retirada de las tropas a sus alojamientos, romper la formación, señalar la conclusión de algún servicio o acudir a la comida.

    FÁMULO: Sirviente en la casa de sus señores.

    FINTAS: Ademán o amago que se hace con intención de engañar a uno.

    GARITO: Casa de juego.

    GAVILANES DE LA GUARDA:

    GOLILLA: Pañuelo que se anuda alrededor del cuello y cuyas puntas se enlazan delante o a un costado.

    HEREJES: Bautizado que profesa una herejía. Quién obra conscientemente contra la doctrina oficial es, según la norma católica, un hereje formal y él mismo de por sí se aparta de la comunión con la Iglesia. Un hereje material es quien de buena fe rechaza algunos contenidos de la doctrina profesada por la Iglesia, sin intentar contradecir el testimonio de Dios, y, no obstante estar en contradicción abierta en tales puntos diferenciadores, conserva la intención de pertenecer a la comunidad de la Iglesia.

    Desvergonzado, procaz.

    JOFAINA: Vasija de gran diámetro y poca profundidad que se utiliza comúnmente para lavarse la cara y las manos.

    JUBÓN: Vestidura que cubre desde los hombros hasta la cintura, ceñida y ajustada al cuerpo. Se le menciona documentalmente en el año 1377. Alcanzó su mayor uso durante el siglo XVI, en el que también fue empleado como parte de la indumentaria femenina.

    LÚCIDO: Claro en el razonamiento, en el estilo, etc.

    LUTERANO: Que profesa la doctrina de Lutero.

    MANCEBÍA: Casa pública de prostitutas.

    MANDOBLE: Espada grande.

    MATARIFE: El que mata las reses.

    MENTIDERO: Sitio o lugar donde se junta la gente ociosa para conversar.

    PÍFANO: Flautín de tono muy agudo, usado en las bandas militares.

    PISAVERDE: Hombre presumido y afeminado, que no conoce más ocupación que la de acicalarse, perfumarse y andar vagando todo el día en busca de galanteos.

    POSTA: Casa o lugar donde están las postas.

    PROCAZ: Desvergonzado, atrevido.

    RESMA: Cierta cantidad convenida de hojas o pliegos de papel. Por lo general, veinte manos, es decir, quinientas hojas. Para la cartulina se usa a veces la resma de 400 a 480 hojas. También se designa como resma un paquete de veinte rollos de papel para empaquetar.

    ROPILLA: Vestidura corta, con mangas y brahones, que se vestía sobre el jubón.

    SANTO Y SEÑA: Palabras o señal que emplean las rondas para que puedan ser reconocidas por los puestos de guardia, y éstos no las confundan con enemigos. También se utiliza para poder identificar los destacamentos propios en condiciones de poca visibilidad.

    SINIESTRA: Aplícase a la parte o sitio que está a la mano izquierda.

    SODOMITAS: Que comete sodomía.

    SODOMÍA: Concúbito entre personas de un mismo sexo, o contra el orden natural.

    SURSUM CORDE: Frase latina que significa “¡arriba corazones!”, y que pronuncia el sacerdote en el prefacio de la misa; se emplea también para exhortar a dirigir la mente a objetos más altos que los que de ordinario nos ocupan.

    TÁLAMO: Cama de los desposados y lecho conyugal,

    TRÉMULA: Se dice de las cosas que tienen un movimiento semejante al temblor.

    TUDESCOS: Capote alemán.

    VIZCAÍNA: Daga estrecha y larga.

    ZAINO: Traidor, falso.

    13º-¿Qué visión tiene Alatriste de la España de su tiempo. Razona tu respuesta y elabora una conclusión sobre la obra.

    La visión que tiene Alatriste de la España de los Austrias dice que era una España corrupta, donde todo podía ser comprado con dinero, salvo la honra nacional. Enemistarse con la Inquisición significaba tortura, hoguera o la muerte. La aristocracia se quedaba con el oro y la plata.

    España era una mezcla de pueblos, lenguas, historias, sangre y sueños traicionados. Era una España desierta, devastada por las guerras, el hambre y la miseria abundaban en toda ella. En la que la vida había que buscarsela a salto de mata o entre dos aceros.

    Conclusión

    La conclusión sacada al leer el libro ha sido que la España de los Austrias era una España corrupta donde todo se movía a traves del dinero. Se podía comprar incluso títulos nobiliarios, todo estaba en venta salvo la honra nacional. Los más débiles es decir, los pobres tenían que ganarse la vida a traves de trabajos corruptos, ya que la miseria y el hambre predominaban en toda España debido al gran gasto de campañas militares y que la aristocracia se quedaba con el oro y la plata procedentes de otros países y otras conquistas. Aunque era una España corrupta, se sometía a unas leyes inamovibles impuestas por la Inquisición y la Iglesia. Si se incumplían esas leyes era motivo de hoguera, tortura o la propia muerte. Esto da a entender que la Iglesia tenía tanta importancia como los propios reyes, ya que estos eran católicos.

    Aunque era una España corrupta y llena de violencia en el exterior era muy temido por los demás países por eso siempre estaba metida en guerras. Lo que conllevaba a un gasto excesivo de dinero y por lo tanto a la miseria del país .

    TITULO: “Historia de España”

    TOMO: Tomo VII.

    EDITORIAL: Instituto Gallach de librería y ediciones.

    TITULO: “Gran diccionario enciclopédico”.

    EDITORIAL: Plaza & Janes.

    TITULO: “Las calles de Madrid”.

    EDITORIAL: Librería.

    TITULO: “Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana”.

    TOMO: Tomo XXVII 1º Parte.

    EDITORIAL: Espasa Calpe S.A.

    TITULO: “Madrid 1700- 1800”.

    AUTOR: Ramón Guerra de la Vega.

    EDITORIAL: Del autor.

    TITULO: “Recuperar Madrid”.

    AUTOR: Ayuntamiento de Madrid (Oficina del plan).

    TITULO: “Diccionario Enciclopédico Salvat”.

    EDITORIAL: Salvat.

    TITULO: “Historia de España”.

    TOMO: Tomos III y IV.

    EDITORIAL: Plaza & Janes.

    TITULO: “Historia de la Literatura Española”.

    TOMO: Tomo II.

    EDITORIAL: Plaza & Janes.

    TITULO: “Gran Atlas Turístico de España y Portugal”.

    EDITORIAL: Nobel S.A.

    TITULO: “Guía de España”.

    EDITORIAL: Diario El País, /Santillana S.A.

    TITULO: “Literatura, comunicación y arte”.

    EDITORIAL: Biblioteca Santillana de consulta; Imago, Asuri, Santillana.

    TITULO: “Guía de Sala” ; “Velázquez”.

    AUTOR: Francisco Calvo Serraller.




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    Enviado por:Amis
    Idioma: castellano
    País: España

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