Filosofía y Ciencia


El café de los filósofos muertos; Nora K y Vittorio Hössle


Índice

Bibliografía Pag 2

Filósofos más importantes Pag 3

Contenido: Cartas más importantes Pag 8

Citas Pag 16

Bibliografía Pag 16

BIOGRAFÍA DEL AUTOR

Los autores de este libro son 2. Una niña pequeña de 11 años, que refleja la filosofía inocente de los pequeños, Y un profesor de Filosofía. La niña quiere comenzar a explicarse las dudas desde un punto de vista lógico. La explicación del porqué de muchos temas. Temas que hasta esta edad aceptaba como se los explicaban, y a partir de los 11 años trata de explicárselos mediante su propio razonamiento.

Ella se llama Nora y lleva tiempo preguntándose acerca de

varias dudas filosóficas. La primera que le embarga es porqué la idea de dinosaurio permanece mientras que el dinosaurio físico ya no existe. Incluso duda de porqué existe esa idea cuando nadie los ha visto y sólo quedan restos fósiles. Éstas y otras dudas son las que le embargan a esta pequeña, que consulta con un amigo de su madre, Vittorio.

Vittorio es un profesor de filosofía de 30 años. Imparte clases en una escuela. Conoce a la madre de Nora y va a su casa un día a cenar. Viendo las inquietudes de Nora pacta con ella escribirse cartas para que ésta pueda consultar con él sus dudas sobre la filosofía.

A partir de este momento Vittorio y Nora crean dos mundos, un mundo de los sueños y otro de la realidad. Durante el libro pasan con increíble facilidad de un mundo al otro, observando en el mundo de la realidad y resolviendo sus dudas sobre esta realidad en el mundo imaginario de los sueños.

Este libro es único en su género, incluye la mentalidad inocente de una niña. Ésta escribe desde lo más sincero de su corazón. Aunque en un principio las cartas eran mera correspondencia entre ambos. Vittorio creyó conveniente publicarlas y editó este singular epistolario.

Pensamiento de los filósofos más importantes del libro

Agustín de Hipona, San (354-430)

Contienda intelectual

Inspirado por el tratado filosófico Hortensius, del orador y estadista romano Cicerón, Agustín se convirtió en un ardiente buscador de la verdad, estudiando varias corrientes filosóficas antes de ingresar en el seno de la Iglesia. Durante nueve años, del año 373 al 382, se adhirió al maniqueísmo, filosofía dualista de Persia muy extendida en aquella época por el Imperio Romano de Occidente. Con su principio fundamental de conflicto entre el bien y el mal, el maniqueísmo le pareció a Agustín una doctrina que podía corresponder a la experiencia y proporcionar las hipótesis más adecuadas sobre las que construir un sistema filosófico y ético. Además, su código moral no era muy estricto; Agustín recordaría posteriormente en sus Confesiones: "Concédeme castidad y continencia, pero no ahora mismo". Desilusionado por la imposibilidad de reconciliar ciertos principios maniqueístas contradictorios, Agustín abandonó esta doctrina y dirigió su atención hacia el escepticismo.

Descartes, René (1596-1650),

Filosofía

Descartes trató de aplicar a la filosofía los procedimientos racionales inductivos de la ciencia, y en concreto de las matemáticas. Antes de configurar su método, la filosofía había estado dominada por el método escolástico, que se basaba por completo en comparar y contrastar las opiniones de autoridades reconocidas. Rechazando este sistema, Descartes estableció: “En nuestra búsqueda del camino directo a la verdad, no deberíamos ocuparnos de objetos de los que no podamos lograr una certidumbre similar a las de las demostraciones de la aritmética y la geometría”. Por esta razón determinó no creer ninguna verdad hasta haber establecido las razones para creerla. El único conocimiento seguro a partir del cual comenzó sus investigaciones lo expresó en la famosa sentencia: Cogito, ergo sum, “Pienso, luego existo”. Partiendo del principio de que la clara consciencia del pensamiento prueba su propia existencia, mantuvo la existencia de Dios. Dios, según la filosofía de Descartes, creó dos clases de sustancias que constituyen el todo de la realidad. Una clase era la sustancia pensante, o inteligencia, y la otra la sustancia extensa, o física.

La filosofía de Descartes, a veces llamada cartesianismo, le llevó a elaborar explicaciones complejas y erróneas de diversos fenómenos físicos. Estas explicaciones, sin embargo, cobraron valor al sustituir los vagos conceptos espirituales de la mayoría de los autores clásicos por un sistema de interpretaciones mecánicas de los fenómenos físicos. Aunque al principio estuvo próximo a la teoría de Copérnico sobre el Universo, con su idea de un sistema de planetas giratorios moviéndose alrededor del Sol, renunció a esta teoría cuando fue considerada herética por la Iglesia católica. En su lugar ideó una doctrina de los vórtices o torbellinos de materia etérea, en la que el espacio estaba pleno de materia, en diversos estados, girando sobre el Sol.

Hegel.

En 1801 Hegel coincidía con estos filósofos, la influencia que ejercieron sobre él es evidente en sus escritos.

Metas filosóficas

El propósito de Hegel fue elaborar un sistema filosófico que pudiera abarcar las ideas de sus predecesores y crear un marco conceptual bajo cuyos términos tanto el pasado como el futuro pudieran ser entendidos desde presupuestos teóricos racionales. Tal propósito requería tener en primer lugar en cuenta la realidad misma. Así, Hegel la concibió como un todo que, con un carácter global constituía la materia de estudio de la filosofía. A esta realidad, o proceso de desarrollo total de todo aquello que existe, se refirió Hegel como lo absoluto, o espíritu absoluto. Para él, el cometido de la filosofía es explicar el desarrollo del espíritu absoluto. Esto implica, en primer lugar, esclarecer la estructura racional interna de lo absoluto; en segundo lugar, demostrar de qué forma lo absoluto se manifiesta en la naturaleza y en la historia humana; y en tercer lugar, explicar la naturaleza teleológica de lo absoluto, es decir, mostrar el destino o el propósito hacia el que se dirige.

En el proceso de análisis de la naturaleza del espíritu absoluto, Hegel realizó contribuciones fundamentales en una gran variedad de campos de la reflexión humana, que abarcan la filosofía de la historia, la estética y la ética social. En cuanto a la historia, sus dos categorías explicativas claves son la razón y la libertad. Hegel mantenía que “el único pensamiento que aporta la filosofía … al estudio de la historia es la idea de razón; porque la razón es la soberana del mundo, la historia del mundo, se nos presenta, por tanto, como un proceso racional”. Como proceso racional, la historia es el registro de la evolución de la libertad humana, porque la historia humana es una progresión desde una libertad menor hacia un estado de libertad máxima.

Hobbes, Thomas (1588-1679),

La filosofía de Hobbes representa una reacción contra la libertad de conciencia de la Reforma, que, según afirmaba, conducía a la anarquía. Supuestamente supuso la ruptura de la filosofía inglesa con el escolasticismo, y estableció las bases de la sociología científica moderna al tratar de aplicar a los seres humanos, como autores y materia de la sociedad, los principios de la ciencia física que gobiernan el mundo material. Hobbes elaboró su política y su ética desde una base naturalista: mantenía que las personas se temen unas a otras y por esta razón deben someterse a la supremacía absoluta del Estado tanto en cuestiones seculares como religiosas.

Kant, Immanuel (1724-1804), filósofo alemán, considerado por muchos como el pensador más influyente de la era moderna.

Filosofía de Kant

La piedra angular de la filosofía de Kant, a veces llamada filosofía crítica, está recogida en su Crítica de la razón pura (1781), en la que examinó las bases del conocimiento humano y creó una epistemología individual. Al igual que los primeros filósofos, Kant diferenciaba los modos de pensar en proposiciones analíticas y sintéticas. Una proposición analítica es aquella en la que el predicado está contenido en el sujeto, como en la afirmación `las casas negras son casas'. La verdad de este tipo de proposiciones es evidente, porque afirmar lo contrario supondría plantear una proposición contradictoria. Tales proposiciones son llamadas analíticas porque la verdad se descubre por el análisis del concepto en sí mismo. Las proposiciones sintéticas, en cambio, son aquellas a las que no se puede llegar por análisis puro, como en la expresión `la casa es negra'. Todas las proposiciones comunes que resultan de la experiencia del mundo son sintéticas.

Las proposiciones, según Kant, pueden ser divididas también en otros dos tipos: empírica, o a posteriori, y a priori. Las proposiciones empíricas dependen tan sólo de la percepción, pero las proposiciones a priori tienen una validez esencial y no se basan en tal percepción. La diferencia entre estos dos tipos de proposiciones puede ser ilustrada por la empírica `la casa es negra' y la a priori `dos más dos son cuatro'. La tesis de Kant en la Crítica consiste en que resulta posible formular juicios sintéticos a priori. Esta posición filosófica es conocida como transcendentalismo. Al explicar cómo es posible este tipo de juicios, Kant consideraba los objetos del mundo material como incognoscibles en esencia; desde el punto de vista de la razón, sirven tan sólo como materia pura a partir de la cual se nutren las sensaciones. Los objetos, en sí mismos, no tienen existencia, y el espacio y el tiempo pertenecen a la realidad sólo como parte de la mente, como intuiciones con las que las percepciones son medidas y valoradas.

Además de estas intuiciones, Kant afirmó que un número de conceptos a priori, llamados categorías, también existen. Dividió las categorías en cuatro grupos: los relativos a la cantidad, que son unidad, pluralidad y totalidad; los relacionados con la cualidad, que son realidad, negación y limitación; los que conciernen a la relación, que son sustancia-y-accidente, causa-y-efecto y reciprocidad; y los que tienen que ver con la modalidad, que son posibilidad, existencia y necesidad. Las intuiciones y las categorías se pueden emplear para hacer juicios sobre experiencias y percepciones, pero, según Kant, no pueden emplearse para que se apliquen sobre ideas abstractas o conceptos cruciales como libertad y existencia sin que lleven a inconsecuencias en la forma de binomios de proposiciones contradictorias, o antinomias, en las que ambos elementos de cada par pueden ser probados como verdad.

Las ideas éticas de Kant son el resultado lógico de su creencia en la libertad fundamental del individuo, como manifestó en su Crítica de la razón práctica (1788). No consideraba esta libertad como la libertad no sometida a las leyes, como en la anarquía, sino más bien como la libertad del gobierno de sí mismo, la libertad para obedecer en conciencia las leyes del Universo como se revelan por la razón. Creía que el bienestar de cada individuo sería considerado, en sentido estricto, como un fin en sí mismo y que el mundo progresaba hacia una sociedad ideal donde la razón “obligaría a todo legislador a crear sus leyes de tal manera que pudieran haber nacido de la voluntad única de un pueblo entero, y a considerar todo sujeto, en la medida en que desea ser un ciudadano, partiendo del principio de si ha estado de acuerdo con esta voluntad”. En su tratado La paz perpetua (1795) Kant aboga por el establecimiento de una federación mundial de estados republicanos.

Kant ha tenido mayor influencia que ningún otro filósofo de la era moderna. La filosofía kantiana, y en especial como la desarrolló el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, estableció los cimientos sobre los que se edificó la estructura básica del pensamiento de Karl Marx. El método dialéctico, utilizado tanto por Hegel como por Karl Marx, fue un desarrollo del método de razonamiento articulado por antinomias que Kant aplicó. El filósofo alemán Johann Fichte, alumno de Kant, rechazó la división del mundo de su maestro en partes objetivas y subjetivas y elaboró una filosofía idealista que también influyó de una forma notable en los socialistas del siglo XIX. Uno de los sucesores de Kant en la Universidad de Königsberg, Johann Friedrich Herbart, incorporó algunas de las ideas kantianas a sus sistemas de pedagogía.

Rousseau, Jean-Jacques (1712-1778), filósofo, teórico político y social, músico y botánico francés, uno de los escritores más elocuentes de la Ilustración.

Escritos filosóficos

En 1750 ganó el premio de la Academia de Dijon por su Discurso sobre las ciencias y las artes (1750) y, en 1752, fue interpretada por primera vez su ópera El sabio del pueblo. Tanto en las obras anteriores, como en su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres (1755), expuso la teoría que defendía que la ciencia, el arte y las instituciones sociales han corrompido a la humanidad, y según la cual el estado natural, o primitivo, es superior, en el plano moral, al estado civilizado (véase Naturalismo). Su célebre aserto: “Todo es perfecto al salir de las manos del Creador y todo degenera en manos de los hombres”, y la retórica persuasiva de estos escritos provocaron comentarios burlones por parte de Voltaire, quien atacó las opiniones de Rousseau y suscitó una eterna enemistad entre ambos filósofos franceses.

Rousseau abandonó París en 1756 y se retiró a Montmorency, donde escribió la novela Julia o La nueva Eloísa (1761). En su famoso tratado político El contrato social o Principios de derecho político (1762), expuso sus argumentos para libertad civil y contribuyó a la posterior fundamentación y base ideológica de la Revolución Francesa, al defender la supremacía de la voluntad popular frente al derecho divino.

Sócrates (c. 470-c. 399 a.C.), filósofo griego fundador de la filosofía moral, o axiología que ha tenido gran peso en la filosofía occidental por su influencia sobre Platón. Nacido en Atenas, hijo de Sofronisco, un escultor, y de Fenareta, una comadrona, recibió una educación tradicional en literatura, música y gimnasia. Más tarde, se familiarizó con la retórica y la dialéctica de los sofistas, las especulaciones de los filósofos jonios y la cultura general de la Atenas de Pericles. Al principio, Sócrates siguió el trabajo de su padre; realizó un conjunto de estatuas de las tres Gracias, que estuvieron en la entrada de la Acrópolis hasta el siglo II a.C. Durante la guerra del Peloponeso contra Esparta, sirvió como soldado de infantería con gran valor en las batallas de Potidaea en el 432-430 a.C., Delio en el 424 a.C., y Anfípolis en el 422 a.C.

Wittgenstein, Ludwig (1889-1951), filósofo austriaco, uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, que fue reconocido en especial por su contribución al movimiento conocido como filosofía analítica.

Obra filosófica

En la evolución filosófica de Wittgenstein pueden distinguirse dos épocas distintas: un primer periodo, representado por el Tractatus, y otro posterior, representado por las Investigaciones filosóficas. A lo largo de la mayor parte de su vida, sin embargo, Wittgenstein, de modo coherente, concibió la filosofía como un análisis conceptual o lingüístico. En el Tractatus defendió que la “filosofía pretende la clarificación lógica de las ideas”. En las Investigaciones filosóficas, sin embargo, mantenía que la “filosofía es un combate contra el hechizamiento de nuestra inteligencia por medio del lenguaje”.

Investigaciones filosóficas

Wittgenstein llegó a creer, no obstante, que la limitada visión del lenguaje reflejada en el Tractatus era errónea. En las Investigaciones filosóficas defendió que si uno investiga en el presente cómo se utiliza el lenguaje, la variedad de usos lingüísticos se vuelve clara. Las palabras son como herramientas, y como las herramientas sirven para diferentes funciones, así las expresiones lingüísticas cumplen diversas funciones. Aunque algunas preposiciones son utilizadas para representar hechos, otras son utilizadas para ordenar, interrogar, orar, agradecer, maldecir, y así sucesivamente. Este reconocimiento de la pluralidad y flexibilidad lingüísticas llevaron al concepto de Wittgenstein del juego del lenguaje y a la conclusión de que la gente interpreta diferentes juegos de lenguaje. El científico, por ejemplo, está inmerso en un juego lingüístico diferente del teólogo. Además, el significado de una proposición ha de ser comprendida en el ámbito de su contexto, esto es, en los términos de las reglas del juego del cual esa proposición es una parte. La llave para la solución de los rompecabezas filosóficos es el proceso terapéutico de examinar y describir el lenguaje en uso.

Otras obras de Wittgenstein, todas publicadas después de su muerte, son Observaciones sobre los fundamentos de las matemáticas (1956), Los cuadernos azul y marrón (1958), Apuntes 1914-1916 (1961) y Gramática filosófica (1969).

CONTENIDO

El libro está compuesto por un conjunto de cartas escritas entre Nora y Vittorio. La 1ª carta data del 27 de Enero de 1994 hasta la última publicada en el 9 de Diciembre de 1995.

A lo largo de toda la obra Nora va resolviendo sus dudas sobre la filosofía. Las resuelve en un mundo imaginario, en el que hay un café. El nombre del café es el que da título al libro. Se llama el “Café de los filósofos muertos”. En el se encuentran las ideas y teorías de cada filósofo explicadas por ellos mismos.

Entre las cartas más singulares podemos destacar:

“Querido Vittorio:

Mil gracias por el dino de mazapán!!! Me ha dado una gran alegría y lo he puesto en mi mesilla de noche, así puedo verlo continuamente.

De tu libro sólo he podido leer las primeras páginas pero pronto habré acabado con el otro que estaba leyendo y entonces comenzaré con el tuyo.

En el libro sobre filosofía voy ahora por la edad media. Es muy emocionante. Ah, en historia estamos ahora con la imagen de la mujer en la antigua Grecia. Me enfadé mucho por las opiniones que Aristóteles tenía sobre este asunto.

NORA “

Ésta es la 1ª de todas las cartas y la que nos introduce en el libro.

Es una carta que nos presenta a Nora como una niña a la que le gusta leer. Además le gusta conocer la realidad de la historia y parece que le gustan varios temas. Nora parece tener ansia de conocer. Además expresa su sentimiento a favor de las mujeres. Como demuestra con su enfado con Aristóteles.

“Querido Vittorio:

¡Muchas, muchas gracias por esa carta tan interesante! Ahora ya comprendo bastante mejor por qué Aristóteles tenía esa imagen de la mujer. Acepto sus disculpas. Puedes decírselo si vuelves otra vez al Café de los (siempre jóvenes) filósofos fallecidos. Pero entonces dile también que aunque es cierto que vivió en una época anterior, bien hubiera podido tomar ejemplo de Platón, pues él si que tenía una imagen positiva de la mujer. A propósito, ¿conoce Aristóteles a Diotima? Ella fue la que llevó a Sócrates a una importante revelación filosófica, sí, ¡una mujer!.

Es una lástima que Platón no hubiera estado en el café, pues imagino que te habría gustado hablar con él, ¿no? Estoy segura de que tenía rasgos más delicados que Aristóteles. Ah, y no te olvides de decirle a René que sí que he comprendido un poquito eso del sueño y la realidad, que sería más o menos así:

El sueño y la realidad son 2 mundos distintos. El sueño es el mundo de la fantasía, de los pensamientos, y con ambos se forma algo que viene del interior. Para nosotros, la realidad es el mundo de los sentidos. Pero también las ciencias o la historia, o las lenguas. Sin embargo, ¿captamos realmente toda la realidad? Sobre Dios no sabemos casi nada. Y sin embargo está ahí. Por lo tanto, nuestra realidad no es completa, lo mismo que con los sueños, que señalan únicamente algo aproximado. A veces, también de los sueños se aprende algo, y quizá también de la realidad. ¿Es posible que los dos mundos sirvan como preparación para mundos que todavía han de llegar y que no podemos distinguir aún?

Lo que no he entendido del todo es a que se refería René cuando decía: “A veces, Dios nos engaña hacia la verdad””

Nora ha escrito esta postal en una fotografía. Ésta tiene un río como paisaje y en su cauce es donde escribe Nora. La explicación de porque la da el traductor de la forma siguiente:

“Nora ha aprovechado aquí el dibujo que adorna el papel de carta que usa para escribir, que, como se ve, resulta muy apropiado para encauzar cualquier río de pensamientos, para situarse y situarnos en el mundo, o mejor, en los mundos: en el mundo tangible de los sentidos y en el espiritual, que, aún siendo no menos real, todavía debemos conquistar. Aunque desconozcamos, como la misma Nora observa, nuestros mundos futuros, el ser humano se ve impelido a actuar en contra de cualquier corriente fatal que, en aparente paradoja, quiera arrastrarlo a la inmovilidad.”

Desde esta explicación se puede deducir también la inteligencia de Nora al escribir sobre un río. Es una niña que por sus actos aparenta tener mayor edad. Porque no todos los niños tendrían la idea de escribir esa carta sobre la fotografía de un río.

“Querida Nora:

¡En primer lugar, muchas, muchas felicidades por tu cumpleaños! Acabas de llegar a un bonito número, el doce, que es redondo e insinúa una cierta perfección. Poco a poco vas abandonando la infancia para entrar en la edad juvenil, y aunque se avecinan algunos problemas, estoy seguro de que los superarás, que harás mucho de ti y ofrecerás no poco al mundo. Me ha gustado todo lo que has escrito en vuestro periódico de la escuela, pero especialmente el artículo sobre la selva tropical. Analizas los problemas de una forma clara, estás dispuesta a aceptar las consecuencias de tu forma particular de vida y tienes, finalmente, optimismo y empuje para intentar llevar a otros por el camino que te parece correcto. ¡ Si hubiera varias Noras tendríamos un mundo mejor! En todo caso, te deseo para tu nuevo año de vida la misma energía, la misma curiosidad espiritual y la misma bondad de corazón. El librito que te regalo quiere ayudarte a entender mejor las relaciones entre la antigüedad y la cristiandad. No se debe dejar de lado el antiguo Oriente(a Ugarit por ejemplo), pero nuestra propia cultura tiene sus raíces más importantes en la antigüedad y la cristiandad. Es magnífico como el cristianismo logró integrar y sintetizar el pensamiento judío y grecorromano. La última observación de Llull en Madrid apunta a que nuestro tiempo le corresponde la tarea de unir el cristianismo y la religiosidad del Lejano Oriente. ¡Qué adecuado a este respecto que hayas escrito también sobre Corea en vuestro periódico escolar! Hoo Nam te contará todavía mas sobre su país.

Tu carta me ha deparado de nuevo una gran alegría, como naturalmente también vuestra visita. Puesto que esta vez no tenía que salir de viaje hasta la tarde, me quedaba un poco de tiempo para ir al Café, que después de las vacaciones de verano está abierto de nuevo. Había un ambiente estupendo: algunos de los filósofos estaban muy morenos, y todos ellos parecían haber descansado lo suficiente como para mostrarse muy relajados. Cuando me vieron se armó un gran revuelo y todos gritaron a la vez:

-¡El Vittorio de Nora! ¡Sin una carta de la pequeña filósofa éste ya no entra aquí!

Salude con tu carta en la mano y la leí en voz alta. Me interrumpieron varias veces; cuando, por ejemplo, llegué a tu observación de que si todo el mundo engañara ya nadie querría ayudar, Immanuel Kant comentó:

-Esta niña es una anima naturaliter Kanntiana. Ha comprendido muy bien cómo se deben fundamentar los principios morales. Se lleva a cabo el experimento mental de qué pasaría si todo el mundo siguiera una máxima determinada. Si el resultado es imposible o no deseable, la máxima es inmoral.

-Pero ¿cómo sabes tú que es deseable y qué no?- lo interrumpió alguien.

-No sigamos ahora con esta discusión - rogué-. A Nora le preocupa ahora otro problema, y necesita de toda vuestra ayuda para poder llegar a comprenderlo. Dejad que siga leyendo.

Cuando mencioné eso de que no te gustaba Hobbes, René gritó:

-¡Tiene buen gusto, la niña! También a mí siempre me ha parecido insoportable

Hay que confesar, dicho sea de paso, que Mac se sonrojó(he prestado mucha atención) cuando vino el pasaje de que él te gustaba mucho más. Hobbes, sin embargo, estalló en una espeluznante carcajada cuando leí lo de que tú rechazabas el lema de que el medio justifica los fines. Se tenía que agarrar, como quién dice, la barriga de la risa, hasta que René le gritó que se comportara de una vez.

-Bueno, bueno- dijo-, yo siempre he creído que hay gente como yo que opina que el fin justifica los medios. Pero Nora lo prefiere a la inversa, como en un espejo. ¡Ja, ja, ja, ja!

Y su diferenciación entre enfrentamiento y violencia me parece demasiado rebuscada. Nosotros, los intelectuales, sólo somos muy fuertes en el terreno de los argumentos, por eso pretendemos siempre trasladar la lucha de un enfrentamiento físico a un nivel argumentativo. Está en nuestro interés, lo reconozco, pero brota simplemente de nuestra voluntad de poder. ¡Ja, ja, ja, ja! En caso de que en Turquía existan leyes que permitan la tortura, éstas son naturalmente justas; pues la única medida de la justicia son las leyes. Pero ¿qué se les pasa a esos defensores del derecho natural por la cabeza al pretender establecer otra medida de las cosas? ¡Yo no conozco a otra!

-¡Cállate, hombre repelente!- gritó Immanuel-. No hay duda de que las leyes pueden ser injustas, y de lo que se trata naturalmente es de no temer como un esclavo al Estado, sino de admitir sus leyes como expresión de nuestra libertad responsable y voluntariamente vinculada.

-¿ Libertad voluntariamente vinculada? Demasiado elevado para mí- gritó Hobbes, el cual abandonó el Café carcajeándose con su risa de caballo.

Para ser sincero, me sentí bastante aliviado por haber perdido de vista a este tipo malicioso. No hubiera sabido aportar nada a la discusión sobre la Trinidad. Mientras leía tus observaciones al respecto no se oía volar ni una mosca en el Café. Al final, un hombre gordito con tonsura de monje, un hábito blanco y un abrigo negro se levantó y proclamó:

-Nadie puede entender la Trinidad. Sólo podemos creer en ella. Y tenemos que creer en ella, porque así lo enseña la Iglesia. Quien no crea, ése será condenado.

-Bueno, bueno, Tomás, va demasiado rápido- interrumpió en ese momento... ¿ quién crees que era? Pues naturalmente nuestro amigo Llull, al cual no había visto hasta ese momento y que ahora me hacía un guiño cariñoso-. Dios no puede condenar a nadie que intente comprender algo de verdad pero que fracase en ello. Sí, precisamente porque Dios quiere ser amado, y debido a que nadie puede ser amado sin que se le conozca previamente, también Él tiene que resultar en principio, racionalmente comprensible. Por lo tanto, la Trinidad es explicable de forma racional...

-¡Si es que existe!- gritaron en ese momento Alfarabi y un hombre vestido de rabino que resultó ser Maimónides-.

Sí, por el contrario, no resulta racionalmente comprensible, entonces no existe - dijeron, como siempre, los dos a la vez, el filósofo islámico y el judío.

-Estas loco sin concedes eso- gritó Santo Tomás amedrentado-. Tienes que apelar a tu fe, Ramón.

-Pero entonces ellos apelarán a su fe- replicó Llull-. ¡Cómo voy a esperar de ellos que se muestren en principio dispuestos a aceptar mis argumentos como los mejores si yo mismo no estoy dispuesto a sacrificar mi fe a sus objeciones! Quizá no estemos tan lejos los unos de los otros.

-¡Venga, Ramón, empieza!- dijeron Alfarabi y Maimónides. Ramón echó un vistazo por el Café y reconoció en una mesa, muy atrás, a un señor mayor con una barba larga y vestimenta judía, aunque moderna-. ¡Martín, ven un momento!- lo llamó-. Se trata de un problema bastante peliagudo. Tú serás neutral. Dinos, ¿cuál fue tu experiencia filosófica más importante?

-Bueno, la experiencia yo- tú. A mí me parece que es completamente erróneo categorizarla tal como se hace con las relaciones entre sujeto- objeto. Frente a otra persona me comporto de forma fundamentalmente distinta a como lo hago por ejemplo frente al mundo natural.

-¿Y esta otra forma es superior o inferior a lar relación sujeto-objeto, a como lo hago por ejemplo frente al mundo natural?

-¡Superior, naturalmente!- fue la respuesta de todos-. ¿Quién no preferiría relacionarse con otra persona antes que con una piedra?

-Entonces decid: ¿Le atribuimos a Dios capacidades superiores o inferiores?

-Superiores, naturalmente; sí, las mayores que se puedan imaginar.

-Sí, eso es así, Dios no puede relacionarse únicamente de forma pensante con un mundo objetivo, sino que tiene que poseer en sí mismo una estructura interpersonal. En caso contrario, estaría solo y sería incapaz de una relación sujeto-sujeto.

-Lo que dices está bien argumentado- respondió Alfarabi después de un rato-, y tengo que reconocer que tu reflexión me impresiona bastante. Tampoco puedo percatarme todavía de cuál de las dos premisas, a partir de las cuales derivas tu conclusión, hemos aceptado demasiado pronto. Ambas me siguen pareciendo ciertas, pero no me gusta la conclusión, aun cuando sepa naturalmente que la conclusión tiene que ser cierta si las premisas lo son. Mi objeción es la siguiente: vosotros los cristianos, ¿acaso no sois politeístas?, ¿Acaso no creéis en una pluralidad de Dioses?

-¡Qué el único Dios nos libre de eso!- gritó Llull apasionadamente-. Naturalmente que sólo existe un Dios, pero su ser está en sí diferenciado y estructurado. Si Dios es uno, hay en Él un momento unificador, un momento unificado y el acto de la unificación, esto es, una estructura trinitaria. Y el mundo entero, que ha sido creado por Él, refleja esta Trinidad. Tú acabas de mencionar mi argumentación... ¿Acaso no consiste en dos premisas y una conclusión? ¿No tiene el espacio tres dimensiones? ¿No consiste el tiempo en pasado, presente y futuro?

-Un momento, un momento: has cambiado de estrategia de argumentación. Ahora estás hablando de la importancia de la Trinidad para el orden del mundo. Antes hablabas de la intersubjetividad. (A propósito, éste es un argumento bastante nuevo que no he leído nunca en tus obras.) ¡Pero para la intersubjetividad hacen falta dos, no tres!

-¿De verdad? Pensad en la familia. Dos personas que se quieren crean por medio de su amor a una nueva persona, a un niño- intervino de pronto Hegel, el cual se había acercado a la mesa para seguir muy interesado la discusión. Llull, un poco en apuros, callaba mientras tanto.

-¡Pues sí que no sois vosotros listos ni nada!- se rieron los otros tres-. Pero incluso si os concediésemos la Trinidad(sobre lo cual tenemos desde luego que reflexionar bastante todavía, y le recordamos de paso a Tomás que, evidentemente, aún no hemos sido condenados, sino que después de nuestra muerte se os ha remitido a este simpático Café, en donde nos encontramos extremadamente bien), incluso si os concediésemos la Trinidad, repito, las objeciones de Nora respecto a Jesús seguirían siendo muy pertinentes. Tiene algo de pagano atribuirle sin más algo divino a un ser humano.

-En primer lugar- respondió Lull-, es muy importante diferenciar entre Trinidad inmanente y económica, es decir, entre la Trinidad que existía en Dios antes de la creación, y con ello naturalmente también antes del nacimiento de Jesús, la primera ya es de por sí bastante difícil de comprender, y a pesar de ello, más asequible que la segunda. Además, hay que distinguir entre la pregunta de si la encarnación de Dios e de por sí una idea pertinente y si es precisamente Jesús el Dios hecho hombre. A mí personalmente, me parece que lo siguiente habla en favor de la encarnación de Dios: Dios es infinito, y en cuanto infinito tiene que crear algo a través de lo cual se pueda manifestar completamente. Un espacio infinito, un tiempo infinito... todo eso no resulta adecuado para un Dios infinito. De lo que verdaderamente se trata es de divinizar al ser supremo, es decir, al más moral de los humanos.

-Exacto- se adhirió Hegel-, hay que cerrar el abismo entre Dios y el mundo. Y esto sólo se puede lograr si algo intraterrenal es a la vez divino. ¿Y que merece ser divino? El más puro de los seres humanos. Que ése sea el hijo de Dios no quiere decir otra cosa que la ley moral se realizó en él de forma insuperable.

-¿Y qué significa entonces el Espíritu Santo?

-Bueno- continuó Hegel-, que la realización de la voluntad de Dios se inició, no terminó, con la figura de Jesús. La creación del estado de derecho, por un lado, y la amalgama entre filosofía y fe (ah, y naturalmente también la historia de la Iglesia) son obra del espíritu Santo. En estos momentos anda revoloteando muy agitadamente entre nosotros.

-¡Oh, repugnante racionalista!- gritó Santo Tomás muy exaltado

-Bien, bien- rió Hegel-, que te quedes en insultos sin pasar a las manos puede considerarse también una prueba de cómo actúa el Espíritu de amor al prójimo.

La cabeza me daba vueltas con todas estas conversaciones tan complicadas. Me alegraba de verdad que al día siguiente me tocara tratar una materia menos problemática en un seminario para ejecutivos. Siguiendo tus huellas, he llegado mientras tanto a Liguria, y pronto partiré hacia Nápoles, una ciudad muy filosófica, donde debo contar con que se produzca algún que otro encuentro.

Te saluda cariñosamente.

VITTORIO”

Esta es una de las cartas más largas del libro. Vittorio escribe a Nora con motivo de su cumpleaños. Éste comenta a Nora como va abandonando la edad infantil, y comienza la juvenil. Le dice también que a partir de ahora tendrá que saber resolverse sus problemas por sí sola.

Vittorio continua describiéndole a Nora su siguiente visita al café. Le cuenta que los filósofos no le dejaban entrar si no llevaba una carta de Nora. Sigue con las reacciones que causó con sus ideas a los filósofos.

Cuando Vittorio leyó la idea que Nora pensaba que si todo el mundo engañaba ya nadie querría ayudar, salió al paso Kant. Cuando habló sobre la aversión que sentía hacia Hobbes, René expuso sus ideas. Y cuando habló sobre la religión Llull, Maimónides, Santo Tomás y Alfarabi discutieron defendiendo sus ideas.

De estas discusiones podemos deducir la variedad de ideas filosóficas que hay sobre un tema. Cualquiera de los expuestos por Nora son discutidos por algunos filósofos. Sobre todo por aquellos a los que afectan las impresiones de Nora.

CONCLUSIÓN

“El café de los filósofos muertos” es un libro novedoso.

La gran diferencia con cualquier libro filosófico radica en que incluye las ideas de Nora. Una niña de tan sólo 11 años. Demuestra una gran capacidad de aprendizaje, que, sumado a su sed de conocimiento, le hace preguntarse varias cuestiones.

Estas dudas son complicadas de responder desde el punto de vista filosófico. Porque desde esa perspectiva hay que razonar todo con lógica. Pero Nora a pesar de los complicados temas de los que habla, entiende perfectamente las respuestas un tanto abstractas de Vittorio. Además es capaz de razonarlas, por lo que le surgen nuevas preguntas. Esta cadena de preguntas termina formando este epistolario tan singular y diferente a cualquier otro.

Este libro puede resultar de una gran ayuda, para niños y mayores que se quieran introducir en la filosofía. El libro presenta varios temas filosóficos explicados de forma tan sencilla que cualquiera podría entender.

Esta sencillez es la que le convierte en un libro interesante para todas las edades. No es normal que un niño de 11 años o que personas de edad muy avanzada se interesen por los libros de filosofía, pero este libro les podría facilitar la compresión.

El libro trata temas difíciles aunque la inocencia y la sabiduría de Nora los conviertan en fáciles.

Las cartas de Nora son las que más llaman la atención y son las más curiosas. Porque resulta cómico ver a una niña hablando de filosofía igual que podría hablar de juguetes. Vittorio, por el contrario, parece más recto, severo y duro en sus explicaciones a Nora. Pero realmente no lo es, ya que siempre trata de explicar a Nora las cosas sencillas y con ejemplos. Los filósofos que aparecen a lo largo del libro, si representan lo opaco e inteligible de la filosofía. Cada vez que algún filósofo trata de explicar sus teorías Vittorio las explica de nuevo en sus cartas, de forma más sencilla y fácil. Por que son bastante difíciles para gente no docta en filosofía.

Además este libro nos enseña la gran variedad de ideas filosóficas que existen. Por que cada tema que Nora nos plantea tiene unos filósofos determinados que lo discuten.

CITAS

Teorías de los protagonistas: Varias Enciclopedias

Cartas: El café de los filósofos muertos

Citas numeradas: El café de los filósofos muertos

BIBLIOGRAFÏA

Enciclopedia Encarta 1999

Enciclopedia Encarta 1998

Enciclopedia Salvat

Enciclopedia Salvat Multimedia

Enciclopedia Castell

Enciclopedia Durvall

Cita 1

Está refiriéndose a las afirmaciones que realizó Aristóteles sobre la mujer.

Existen dudas sobre su existencia, quizás pudo se una invención de la imaginación de Sócrates

Cita 2

Cita 3

Cita 4

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La biografía de los dos autores no está impresa en ninguna enciclopedia ni libro




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Enviado por:José Miguel Pereda Ledesma
Idioma: castellano
País: España

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