Literatura


El caballero de Olmedo; Lope de Vega


Contexto Político, Social, Cultural, Religioso, Lingüístico y Literario de la Época.

Situación Política

La situación política de este periodo e caracteriza por el absolutismo monárquico y la aparición del valido (personaje que goza de la amistad del soberano y que tiene acceso al gobierno del país). En España, gobiernan los últimos Austrias, que después de la muerte de Carlos II sin haber tenido descendencia, propició la llegada de los primeros reyes borbónicos.

Los reyes del siglo XVII fueron:

  • Felipe III: hijo de Felipe II y Ana de Austria, fue rey de España y Portugal entre 1598 y 1621. Su reinado representa el paso del gobierno personalista al de valimiento (en el que una figura política, el valido, pasaba a desempeñar los principales cargos), a la vez que daba comienzo la decadencia de la hegemonía española en Europa.

Nació en Madrid el 14 de abril de 1578 y fue el último hijo superviviente de Felipe II. Débil y tímido por naturaleza, educado por tutores aristócratas y eclesiásticos, resultó de carácter extremadamente religioso, lo que en política supuso su identificación con la misión divina de la monarquía española.

Al principio de su reinado, el sistema de gobierno siguió siendo el de los primeros Austrias, pero las dificultades para coordinar este sistema, unidas a la escasa capacidad del monarca, llevaron a la sustitución del gobierno personal por el del poder delegado en un valido, o favorito, sin título específico que recayó en manos del Duque de Lerma.

El deterioro de la situación política y la crisis económica, con una imparable inflación, llevaron a Felipe III a sustituir en 1618 a Lerma por su hijo, el duque de Uceda.

En política exterior, la suspensión de pagos de 1607 marcó el inicio de un periodo pacifista. El 9 de abril de 1609 se firmó una tregua de doce años con los Países Bajos, lo que representó, por primera vez, el reconocimiento oficial de la existencia de Holanda. Cuatro años antes se había llegado al final de las hostilidades con Inglaterra, tras la muerte de Isabel I. Por otra parte, el asesinato de Enrique IV de Francia en 1610 supuso la desaparición de un enemigo potencial, ya que su viuda María de Medici se mostró partidaria de la amistad española.

En 1618 finalizó este periodo de paz al apoyar España al emperador Fernando II de Austria contra el elector del Palatinado, Federico V, en lo que fue el comienzo de la guerra de los Treinta Años. En este contexto internacional, coincidiendo con el año de la muerte de Felipe III (el 31 de marzo de 1621) finalizó la tregua con Holanda.

  • Felipe IV: su favorito, el conde-duque de Olivares, contribuyó decisivamente a su formación y aprendizaje del “oficio” real. Inteligente, culto, sensible y capacitado para las tareas de gobierno, Felipe IV adolecía sin embargo de falta de seguridad en sí mismo, y era indeciso y débil de voluntad. Su dedicación al trabajo, admirable en muchos momentos, se veía contrarrestada por su propensión a las diversiones cortesanas. La fuerte influencia que tuvo sobre él Olivares fue reemplazada en 1643 por la de sor María de Jesús de Ágreda, con quien mantuvo una correspondencia constante durante el resto de su vida, un dilatado periodo en el que las desgracias familiares y las de la Monarquía Hispánica incrementaron su tendencia a la melancolía y su sentimiento de culpa.

Casado con Isabel de Borbón (1615), tuvo, además de otros hijos malogrados, al príncipe heredero, Baltasar Carlos (1629) y a la infanta María Teresa (1638), futura esposa del rey de Francia Luís XIV, cuya unión propiciaría, en 1700, el acceso de los Borbones al trono de España. Tras la muerte de la reina (1644) y la del príncipe heredero (1646), Felipe IV se casó con su sobrina Mariana de Austria (1648), de cuyo matrimonio sólo dos hijos alcanzaron la edad adulta. Su reinado, sobre todo en los años de gobierno del conde-duque de Olivares, fue un periodo de lujo, fiestas y exaltación cortesana. En 1633 se inauguró el palacio del Buen Retiro, escenario principal de la corte, planeado por Olivares como el escenario perfecto para proclamar al mundo la grandeza y el triunfo de la Monarquía Hispánica. Aficionado a la música, el teatro, la poesía y la pintura, el rey fue un auténtico mecenas que favoreció la creación literaria, teatral y artística en el momento culminante del siglo de oro.

El reinado de Felipe IV puede dividirse en varias etapas. Una primera, hasta 1643, en que el protagonismo esencial le corresponde a su valido, el conde-duque de Olivares; una segunda en la cual don Luís Menéndez de Haro dirigió los destinos de la Monarquía (1643-1661) y, finalmente, los últimos años del reinado de Felipe IV, hasta 1665.

  • Carlos II: hijo de Felipe IV y Mariana de Austria, fue toda su vida un ser débil y enfermizo, poco dotado física y mentalmente, lo que no le impidió tener capacidad moral y sentido de la realeza. Casado en dos ocasiones, con María Luisa de Orleans (1679) y Mariana de Neoburgo (1689), no logró tener hijos. Su carácter débil le hizo depender, en exceso, de las opiniones o caprichos de su madre y esposas.

Carlos II heredó el trono cuando aún no había cumplido los cuatro años, por lo que, de acuerdo con el testamento de Felipe IV, su madre, Mariana de Austria, ejerció la regencia. El periodo de la regencia (1665-1675/77) estuvo dominado por las luchas entre la reina y sus favoritos y la oposición política, capitaneada por el hermanastro del rey, don Juan José de Austria. En 1676, bajo el influjo de su madre, Carlos nombró primer ministro y grande de España a Valenzuela, lo que provocó la reacción de la aristocracia y el golpe de Estado de don Juan José quien gobernó como primer ministro durante algo más de dos años (1677-1679) hasta su muerte.

El gobierno de don Juan José supuso el fin de la regencia y el inicio del reformismo aristocrático, que fue continuado por sus sucesores, el duque de Medinaceli (1680-1685) y el conde de Oropesa (1685-1691). Tras la caída de éste, la última década del reinado se caracterizó por el debilitamiento del reformismo, el paso al primer plano del problema sucesorio y la intromisión constante de la reina, Mariana de Neoburgo, en la vida política.

Durante la época de Carlos II, las iniciativas reformistas pusieron las bases para la recuperación económica de Castilla. En el exterior, la Monarquía se vio envuelta en cuatro guerras determinadas por el expansionismo de Luís XIV. Sin embargo, no fueron tan largas y agotadoras como las anteriores, y los gobernantes españoles supieron desarrollar, frente a Francia, una hábil política exterior que les llevó a unirse a sus enemigos de la víspera: Países Bajos y Gran Bretaña.

Las frecuentes enfermedades del rey y la falta de sucesión alimentaron durante su reinado las negociaciones entre los príncipes europeos para el reparto de los territorios de la Monarquía.

A pesar de estas negociaciones, la obsesión por mantener unida la herencia de sus antepasados determinó el último testamento de Carlos II, en el que declaró heredero al duque de Anjou, futuro Felipe V. Para ello, hubo de vencer la aversión que durante toda su vida le inspiró todo lo francés, alimentada por las constantes agresiones de Luís XIV.

Situación Social

En los últimos años del siglo XVI y los primeros del siglo XVII, España se ve azotada por la peste. La alta mortandad, las malas cosechas (que diezmaron la población), el bandolerismo, y en general, la mala vida de los habitantes del reino generan tensiones y un sentimiento de desengaño y enfado generalizado.

  • La Nobleza: vive del beneficio de las tierras que, bajo su propiedad, cultiva el pueblo. Su principal interés es mantener y afianzar sus antiguos privilegios. Para ello, se alía con el Clero y la Monarquía para frenar de esta forma el impulso y crecimiento de la Burguesía.

  • El Clero: el hambre, las crisis, las malas cosechas, el bandolerismo y la mala vida en general hace que el número de eclesiásticos sin vocación crezca enormemente porque la gente veía la vida del Clero como una forma segura de tener alimento y unas condiciones de vida aceptables. Además, también tenían el privilegio de no pagar impuestos.

  • La Burguesía: es, con diferencia, la clase social más rica. A pesar de ello, la Nobleza, temerosa, sigue manteniendo el poder político para salvaguardar las diferencias estamentales. El mayor interés de los burgueses es vivir como los nobles.

  • El Pueblo llano: las malas cosechas les obligan a trasladarse a las ciudades donde malviven. Las ciudades se ven inundadas de vagabundos y mendigos. Crece el número de hospitales, hospicios, cárceles y medios de represión. En contraposición con el resto del reino, Cataluña goza de prosperidad y la fuerte inmigración del sur de Francia ayuda a mitigar la baja natalidad.

Situación Cultural

A finales del siglo XVI, surge en Italia una nueva concepción del arte: el Barroco, desarrollado en Europa e Hispanoamérica hasta mediados del siglo XVIII.

El término se formó por cruce de dos palabras: la portuguesa barroco (perla irregular) y la italiana barocco (razonamiento retorcido). Fue un término peyorativo, algo lógico si se tienen en cuenta las condiciones de vida de la época.

Supuso una total ruptura respecto al Renacimiento. Veamos algunas características importantes:

  • En el arte, frente a la naturalidad y la armonía renacentista se oponen la intensidad, la extremosidad y la complicación barroca que culmina con el culteranismo y el conceptismo.

  • Época de intenso realismo frente al idealismo del Renacimiento (recordemos a don Quijote).

  • La creciente influencia de la Iglesia y el papel de la Contrarreforma producen un retroceso hacia el medievo: se vuelve a una concepción teocéntrica del mundo. La Inquisición vigiló toda explicación no divina del mundo lo que hizo cesar todo tipo de investigación científica, en cambio, cobró nuevo impulso el pensamiento ascético.

  • Sentimiento de desengaño, pesimismo, visión negativa del mundo frente al optimismo renacentista:

  • El mundo carece de valor.

  • La vida es inconsistente: es una sombra, una ficción, una ilusión, un sueño.

  • La vida es fugaz, breve: vivir es ir muriendo.

  • La muerte es el paso previo a la verdadera felicidad

  • El hombre está predestinado, el hombre nace con el “pecado original” dentro de su alma, es malo por naturaleza: la vida es una representación teatral en la que los hombres realizan sus papeles y dependiendo de su actuación son salvados o condenados.

Esta concepción de la vida y el mundo generó varias actitudes que adoptaron los escritores, entre las que destaco:

  • La queja o protesta (dentro de lo que admita la censura): se aprecia en la literatura satírica y en la burlesca.

  • La angustia vital, cuya manifestación más perfecta la hallamos en la obra de Quevedo.

  • El ascetismo o estoicismo, es decir, renunciar a los placeres de este mundo a la espera del otro mundo.

  • La evasión, ya sea buscando placer en la estética (Góngora y los culteranos) o bien en la diversión (el teatro de Lope por ejemplo).

Situación Religiosa

Fue, en general una época de esplendor para la Iglesia. El Concilio de Trento culmina la Contrarreforma que defiende al Papa y fomenta la formación del Clero en los seminarios.

Situación Lingüística

En el siglo XVII, la lengua presenta pocas variaciones; únicamente consolida los iniciados en el Renacimiento. Continúa la fijación de la lengua castellana.

Algunas de las características más destacables son:

FONÉTICA Y ORTOGRAFÍA

  • No se diferencian los sonidos b/v

  • Los sonidos x, g, j + e, i se pronuncia como j: mexior...

  • Desaparecen los grupos consonánticos latinos ct, gn, sk, mn, pt: pectus/pecho...

MORFOLOGÍA Y SINTAXIS

  • Sustitución del artículo el por la forma la en palabras femeninas que empiezan por vocal, excepto en las palabras que empiezan por a: la espada, el agua...

  • La forma ge de las combinaciones ge la di se convierte por se: se la di.

  • Distinción de los verbos ser y estar.

  • Se fomenta el uso de la preposición a ante complemento directo.

LÉXICO

  • Incorporación de términos extranjeros:

  • Americanismos: huracán...

  • Lusismos: morriña...

  • Italianismos: escopeta...

  • Galicismos: batallón...

  • Admisión de tecnicismos en el lenguaje corriente: privilegio, tasa...

  • Uso de cultismos: palestra, inculcar...

Además, se editan obras dedicadas al estudio y aprendizaje de la lengua: “Origen y principio de la lengua castellana” (1606) de Bernardo Aldrete, donde se analizan los cambios producidos en los sonidos latinos al pasar a la lengua romance; una Gramática de Gonzalo Correas (1626), que propone modificaciones en la ortografía para conseguir mayor afinidad entre pronunciación y escritura; “Tesoro de la lengua castellana o española” (1611), de Sebastián de Covarrubias, diccionario que alude a costumbres y a otros aspectos de la vida española en la definición de las palabras...

Situación Literaria

  • Lírica: prolonga la calidad alcanzada en la época renacentista pero desarrolla una temática y unos artificios mediante tres “monstruos”: Lope de Vega, Quevedo y Góngora.

  • Narrativa: alcanza gran auge. Desaparecen los libros de caballerías, tras el éxito fulminante del Quijote. Se siguen escribiendo novelas pastoriles, bizantinas, moriscas y, sobre todo, picarescas.

  • Prosa didáctica: con Baltasar Gracián y “el Criticón”, la prosa didáctica española alcanzó dimensión europea.

  • Teatro: llega a su máximo esplendor gracias a la “comedia nueva” creada por Lope.

Tendencias:

Tanto en prosa como en verso encontramos dos movimientos que rompen con el “equilibrio clásico” renacentista entre forma y contenido. Estas tendencias son:

  • Culteranismo: se preocupa por el desarrollo de la forma; busca la belleza, la riqueza sensorial, la ornamentación exuberante, la brillante dificultad. Lo caracterizan el léxico culto, el retorcimiento sintáctico y las metáforas audaces. El resultado puede ser de una gran belleza. Góngora fue el poeta más destacado del culteranismo (también conocido como gongorismo).

Así, por ejemplo, Góngora describe a Polifemo: “Un monte era de miembros eminente.”

  • Conceptismo: se preocupa por el contenido, por el fondo. Busca la sutileza, la profundidad, la densidad de ideas (por lo que la forma resulta condensada). Busca dobles sentidos, juegos de palabras... Se loa por su ingenio más que por belleza estricta.

Quevedo hablando sobre el Buscón: “Dicen que era de muy buena cepa y, según él bebía, es cosa para creer.”

Ambas tendencias son cultas lo cual dificulta la lectura (“Escribo no para los muchos” decía Góngora).

Calderón representa a la vez la síntesis final de un largo proceso (el Siglo de Oro de la literatura española) y la entrada en la época moderna del espíritu europeo. Aplica las dos variantes de la poesía española del momento: el conceptismo -poesía de ideas, contrapuestas y enfrentadas paradójicamente, en efectos de sorpresa y deslumbramiento- y, en menor dosis, el culteranismo -poesía de pinceladas visuales, entrechocadas como fuegos artificiales-. Pero lo realmente importante en la obra de Calderón es su inventiva aplicada sobre todo a la creación de variadísimos mundos teatrales.

Las motivaciones (problemática teológica, casuística del honor matrimonial, etc...) constituyen algo consabido: el público y Calderón se encontraban de acuerdo en una serie de preceptos y conceptos que observar. Sobre eso, el autor inventa repetidamente diferentes mundillos, no sólo variando el argumento, sino cambiándolo todo: ambiente, decoración, reglas escénicas, etc... Así, pasa ágilmente del drama teológico a la comedia de enredo, a la comedia de gran fantasía, al auto sacramental, a la comedia mitológica, etc..., y dentro de cada uno de estos pequeños géneros, vuelve a crear en cada caso un nuevo tejido de supuestos para el juego teatral.

Teatralmente, Calderón comenzó a escribir teatro siguiendo el modelo de la comedia lopevegusca; esta imitación constituye su Primera Época. Se distingue la Segunda Época de la Primera porque es la etapa de madurez, donde sin modificar sustancialmente las características de su modelo, sí que aporta ciertos rasgos personales:

  • Enfoques de los asuntos en Calderón más inmediatos (consecuencia de su ideología y sus estudios): Calderón de la Barca fue una persona autodidacta. En sus obras se aprecia una preferencia por lo simbólico e ideológico (Ej.: La vida es sueño y los autos sacramentales).

  • Construcción de sus obras más cuidadas: Lope de Vega era más descuidado que Calderón, quien cuida hasta el más mínimo detalle. Así, es lógico que prefiera la unidad de acción que rechazó Lope. A pesar de eso, Calderón conserva la típica dualidad de la comedia lopeveguesca. Esta doble acción tiene la función de aligerar el contenido ideológico, abstracto o simbólico de sus obras.

  • La comedia en manos de Calderón pierde la espontaneidad y frescura que tenían las obras de Lope: son creaciones más reflexivas, más arte que naturaleza.

  • Calderón responde al gusto más extremado del Barroco: sus versos revelan la preocupación formal de la época y en ellos aparecen todos los artificios que tenía la lengua a disposición de todos los lectores. Calderón utiliza tanto los recursos culteranos como los conceptistas.

Nos ha dejado unas 120 comedias y 80 autos sacramentales, más un bueno número de obras menores (entremeses, loas, jácaras, etc...). Las obras de Calderón se han clasificado según sus diferentes géneros.

  • Comedias de enredo: constituyen el grupo más numeroso. En ellas Calderón explotó los esquemas típicos de la comedia de capa y espada; estas obras solían desarrollarse en un ambiente urbano y versaban sobre enredos amorosos; personajes convencionales que ilustran las ideas de las clases elevadas. A pesar de estos elementos tan manidos, Calderón destaca a la hora de desarrollar la trama; sobresale por su habilidad, manteniendo el interés y el suspense. Eran obras puramente de diversión. Los dos ejemplos más conocidos son La dama duende y Casa con dos puertas mala es de guardar.

  • Dramas religiosos: atrajo a Calderón debido a su oficio de capellán y por su formación. En su Primera Época destaca la obra La devoción de la cruz, escrita para promover la devoción por la cruz. El mágico prodigioso corresponde a su Segunda Época; en esta obra tiende al desarrollo de importantes temas teológicos.

  • Comedia Costumbrista: no es fácil discernir entre ésta y la comedia de enredo. Suele basarse en motivos más populares, de carácter rural. Se pudo muy de moda sobre todo en el primer cuarto del siglo XVII con Lope de Vega. Destaca la “versión” de El alcalde de Zalamea de Lope, al que llegó a superar.

  • Drama Histórico: gracias a él, se ofrecía la propia visión de los acontecimientos presentes acudiendo a lo pasado, para ofrecer un discurso político. Plantean conflictos entre el rey y la nobleza, entre ésta y el pueblo, etc... Se ofrecía una exaltación “patriotera” de España y la monarquía. Calderón exaltó la figura del rey, aunque éste no convencía a casi nadie. En El sitio de Breda, se narra la victoria de España en Flandes. La Cisma de Inglaterra fue censurada por la reforma protestante.

  • Tragedia de Honor: tema típico de algunos dramas de Calderón como El médico de su honra o el Pintor de su deshonra. En estas dos obras, el dramaturgo lleva a sus máximas consecuencias el código del honor de Lope.

  • Comedia Mitológica: la mayoría de estas obras las compuso a partir de 1651, con mucha experiencia ya como dramaturgo; ya tenía fama y el beneplácito del poder. Se representaban en el Palacio del Buen Retiro, construido y habilitado para las fiestas y estas obras. Estas piezas mitológicas le permitían disponer de todos los medios para crear ese espectáculo total; pretendía sorprender a los más difíciles: la Corte, la nobleza, etc... Compuso unas veinte comedias mitológicas, entre las que destacan El mayor encanto amor, Fieras afemina amor, El hijo del Sol, Faetón o Eco y Narciso.

  • Dramas Filosóficos: se nos muestra aquí el Calderón más trascendente, preocupado pos la ortodoxia católica, la fugacidad de la vida, etc... Es una representación exacta del pensamiento barroco. La vida es sueño o En esta vida todo es verdad y toda mentira representan ese pensamiento.

  • Autos Sacramentales: alcanzan su máxima perfección y profundidad con Calderón; les dio más extensión; aplicó en ellos su rigor teológico hasta que él mismo definió sus autos como “sermones puestos en verso”; se inspiró en las Sagradas Escrituras (La cana del rey Baltasar), en temas marianos (La hidalga del valle) y en asuntos mitológicos (El divino Orfeo).

  • Teatro Menor: no tiene autonomía, servía de acompañamiento a la representación teatral, se insertaba entre acto y acto y al final de la obra. Calderón escribió mojigangas, entremeses, etc... El desafío de Juan Rana, Los Guisados, Don Pegote, etc...

  • Zarzuelas: piezas teatrales que hizo sobre todo para fiestas privadas palaciegas por encargo del rey; los actores eran la propia familia real. Suele utilizar la mitología, como en el caso de El golfo de las Sirenas.

El asunto y las fuentes:

El príncipe Segismundo de La vida es sueño duda de la realidad del mundo que le rodea unos años antes de que Descartes se pregunte también si el mundo es una ilusión; incluso cuando este personaje de Calderón se resigna a no saber si sueña o está despierto, está entregándose ya a la única solución que más adelante propondrá Kant: “el espacio y el tiempo pertenecen a la realidad sólo como parte de la mente, como intuiciones con las que las percepciones son medidas y valoradas”.

La vida es sueño es el gran drama filosófico del siglo XVII: donde la preocupación intelectual y moral es honda expresión del espíritu europeo de su época. Calderón lo compuso en 1635, cuando ya había alcanzado la madurez. Existe otra versión, pero es una obra de juventud; la segunda se conoce mucho mejor. Aún existe otra más, que es el auto sacramental que lo convirtió el propio dramaturgo.

Para esta obra, Calderón utilizó elementos y fuentes que ya existían en la época:

-El cuento del durmiente despierto: de origen oriental, parte de Las Mil y Una Noches; en él, un mendigo despierta siendo rey y luego otra vez mendigo.

-La leyenda de Buda y su adaptación cristiana en la Leyenda de Barlaam y Josafat: en la primera, Buda se mantuvo alejado del mundo para que no se produjera lo vaticinado por el brahmán. En la segunda, se predice que Josafat acabará convirtiéndose al cristianismo.

-La tradición de los textos bíblicos, como el Libro de Job, donde se alude al tema del sueño.

-El mito de la caverna de Platón, recogido en su República.

-El estoicismo senequista, heredado de su estancia con los jesuitas.

-La literatura ascética, a la que pertenecía la idea de concebir la vida como un sueño, algo que entroncaba con un tema tan barroco como la inconsistencia de la vida.

La labor de Calderón fue recoger estos elementos y ponerlos en una obra de teatro (La vida es sueño). Así consigue apurar todas las posibilidades gramaticales, ideológicas y humanas.

Fondo Ideológico de Calderón:

  • Fondo Social: en ambos periodos, pero ante todo en el segundo, Calderón se hace eco de las ideas del honor y de respeto al rey (como Lope); por eso extrema las actitudes hasta límites inconcebibles y la lealtad al rey se antepone a la vida y al honor. Así trata Calderón sobre:

- Honor: Es de material tan frágil/que con una acción se quiebra/y se mancha con el aire.

En este sentido, los maridos calderonianos lavan con sangre y castigan con la muerte la menor ofensa.

  • Fondo Moral: sus obras llevan el sello pesimista de la época. Se insiste en:

  • La ineludible caducidad de las cosas.

  • En el concepto negativo del hombre: el hombre lleva consigo el pecado original.

  • El carácter efímero y la falsedad de la vida: ¿Qué es la vida?: un frenesí/¿Qué es la vida?: una ilusión,/una sombra, una ficción;/y el mayor bien es pequeño,/que toda la vida es sueño,/y los sueños, sueños son/, es decir, las glorias terrenas no son más que ilusiones, polvo, humo, sombra, viento, nada.

  • Fondo Teológico: vemos el influjo del neoescolasticismo de los jesuitas en aspectos como el del “libre albedrío” tan debatido en la época.

Calderón solucionó este problema defendiendo la libertad humana frente la predestinación:

“El planeta más impío,

la inclinación más violenta,

sólo el albedrío inclinan,

no fuerzan el albedrío.”

Como consecuencia de las doctrinas tomistas, el aspecto intelectual toma mayor importancia en la religión mientras que en Lope, la religión tenía matices sentimentales y emotivos.

Además, los retorcidos silogismos y razonamientos que realizan los personajes de Calderón, demuestran su mentalidad racionalista.

Argumento y Personajes.

Clotaldo:
El primero de los personajes obstructores que sale en escena es Clotaldo. El espectador descubre bien pronto que es el padre de Rosaura. Las acciones obstructivas de Clotaldo empezaron hace veinte años cuando se enamoró de Violante en Moscovia, determinó seducirla y después la abandonó para buscar su fortuna en Polonia. Al irse, dejó su espada en señal de su fe, pero llevó consigo la honra de Violante y los derechos de ésta, y de la criatura que nació después, a sus puestos sociales de esposa honrada e hija reconocida (Anthony). 
Sin embargo, Clotaldo no es el típico personaje obstructor de una comedia nueva, puesto que él mismo se encuentra en la misma situación existencial que sus dos prisioneros. Primero, su corazón está tan preso como el cuerpo de Segismundo, porque no puede expresar el amor paternal que siente por Rosaura. Segundo, Clotaldo está preso de su concepto de lealtad al rey, que le exige prender a Rosaura. Tercero, Clotaldo está preso de su propia presunción al decidir ocultar su paternidad y huir de la responsabilidad de proclamar que Rosaura es su "hijo". Clotaldo se encuentra, en consecuencia, tan cohibido emocional y físicamente como sus dos prisioneros, aunque sea una cárcel que él mismo haya creado. Al final del Acto, cuando descubre que su hijo ofendido es una hija ofendida (repitiendo la situación entre Violante y Clotaldo), y aún más una hija ofendida por el duque Astolfo, el viejo se ve en el omnipresente "confuso laberinto", totalmente incapaz de extricarse sin ayuda ajena de la cárcel de las emociones, lealtades y circunstancias en que se encuentra. "Descubra el cielo camino," declara Clotaldo, "aunque no sé si podrá / cuando en tan confuso abismo / es todo el cielo un presagio / y es todo el mundo un prodigio".

Astolfo:
El próximo personaje obstructor que sale al escenario es Astolfo, seductor de Rosaura y pretendiente a la mano de Estrella, heredera del trono de Polonia. A Astolfo le importa esconder la misma información que retiene Clotaldo: su relación con Rosaura, en que le ha quitado la honra y la identidad merecida de esposa de él y de duquesa de Moscovia. Los dos hombres están ligados así extrañamente por un mismo hecho irresponsable cometido contra la madre y la hija, y por un mismo secreto que no se revelará hasta las últimas líneas de la comedia.

La salida de Astolfo inicia la segunda escena del Acto I, la cual aparenta ser el inverso de la primera. Esta es en el salón del palacio real de la corte. Está repleta de luz, música marcial, vestidos bizarros y personas refinadas controlando racionalmente un diálogo que desvanece del todo la impresión anterior de caos y desorden elemental. Sin embargo, las primera palabras de Astolfo reiteran el tema y las imágenes del primer momento de “La vida es sueño”. El lenguaje culto y decepcionante usado por él describe el sonido de los arcabuces, los tambores y las trompetas, los pájaros y las fuentes que se oían proclamar la bienvenida de Estrella. Son los mismos cuatro elementos, presentados caóticamente al principio de la comedia en la imagen del hipogrifo, pero aquí dispuestos en orden aparente por la mano del hombre. El fuego es representado por los "rayos" y las "cometas" salientes de las armas de fuego, la tierra por "las cajas y las trompetas," el aire por "los pájaros" (supuestamente enjaulados) y el agua por "las fuentes." Y aquí, como en el principio, los elementos están deformes y fuera de su contexto normal, ya que han formado "clarines de plumas" y "aves de metal." Por esto, este mundo social tampoco está completo en su formación. Es un laberinto de personas informes sin una identidad apropiada tanto como en el monte; pero aquí todo el mundo aparenta formas organizadas y completas, y aparenta el uso de la razón.

Estrella por su parte parece vislumbrar la realidad detrás del orden aparente de la corte, y parece entrever que debajo del disfraz exterior de la ropa cortesana de Astolfo yace una bestia tan feroz como la que parecía ser Segismundo vestido de pieles. "Y advertid que es baja acción," le aconseja a su prometido, "que sólo a una fiera toca, / madre del engaño y traición, / el halagar con la boca / y matar con la intención". Estrella tiene razón, porque después de estas palabras Astolfo echa un discurso claro, directo y racional de la historia previa de su situación actual; pero no descubre ningún secreto ni revela la identidad de la mujer retratada en el pendiente que lleva al cuello.
El discurso de Astolfo es seguido con otro aún más racional y pedante por el último personaje obstructor de la comedia, el rey Basilio, que sí descubre el gran secreto de su hijo Segismundo y los planes que tiene para él.


Basilio:
Curiosamente, no hay ningún personaje en “La vida es sueño” que haya sido analizado tan polémicamente como Basilio. Por ser rey (representante de Dios en la tierra) y padre (árbitro del destino de su progenie), su figura y personalidad dramáticas han sido desmenuzadas por muchos críticos, en particular Fox, quienes algunos presentan a Basilio como un tirano, y otros le consideran un rey bueno.
En términos de la estructura dramática, el papel que más le caracteriza a Basilio es el de Autor. Al nacer su hijo, Basilio "leyó" en las estrellas el "drama" biográfico de su hijo. Según este texto celestial escrito en el cielo, Segismundo sería atrevido, cruel e impío, dividiría el reino en conflictos y vería a su propio padre rendido a sus pies. A Basilio no le gustó el drama escrito así, en su versión original, y decidió enmendarlo radicalmente. En su refundición de la comedia, Basilio borró del primer Acto la crianza y educación del príncipe "dócil y humilde" de "nobleza gallarda," "sangre generosa" y "condición bizarra", como el mismo Segismundo describiría su atajada juventud. En su lugar, Basilio escribió un Acto en que se anunciaba la muerte del príncipe al nacer, pero en realidad el niño fue llevado a una torre oscura para ser criado como un animal del bosque que sólo aprendía regir su comportamiento por sus deseos emocionales. El rey imponía así una "ley escrita" por él mismo sobre la "ley natural" que Dios había destinado a la criatura. Basilio, con esta nueva versión biográfica, no ha funcionado únicamente como un personaje obstructor, sino se ha convertido en algo peor, un usurpador de la comedia escrita en el cielo, tomando para sí el derecho de atajar del todo un plan dramático celestial en que Segismundo sería el heredero del trono de Polonia.

Veinte años más tarde, Basilio anuncia al mundo su propia refundición de un segundo Acto de su propia comedia. Traerá a su hijo dormido al palacio y le hará una prueba para ver si se queda como príncipe y heredero, hijo de Basilio y marido de Estrella, o si vuelve a ser hombre/fiera en la torre. Son las únicas dos opciones en la versión escrita por Basilio, porque este autor usurpador no piensa permitir una representación de la versión original de la comedia. En otras palabras, Basilio ha escrito un nuevo papel dramático de "Príncipe dócil y humilde" para Segismundo y va a traer al joven al palacio a que ensaye el papel. Si Segismundo lo hace bien, lo puede retener en el drama; pero si lo hace mal, se lo quitará, y Segismundo tendrá que pasar lo que queda de su vida -el tercer Acto de la comedia de Basilio- en la torre oscura.
El Autor verdadero distribuye papeles verdaderos a todos los recitantes para que hagan partes en una comedia titulada Obrar bien que Dios es Dios. El Autor les advierte que tienen que hacer bien su papel porque el premio de la vida eterna depende de las presentaciones en el teatro. Lo que ha hecho Basilio es usurpar el derecho de Dios de repartir los papeles a los seres humanos. Es como si, de repente, en el momento de darles a los recitantes sus partes, entrara Basilio, quitara el papel de Príncipe de las manos de Segismundo, y le diera un "vestido de pieles." Luego, en el Acto II, escrito y dirigido por Basilio, se le da la ropa supuestamente apropiada de Príncipe pero el hombre interior, sujeto todavía a los sentidos y las pasiones, no puede hacer bien su papel, por no saber en qué consiste ser Príncipe. La situación es análoga a la del "hombre natural," la persona sujeta a "la gran ley natural", que se encuentra de pronto bajo una "ley escrita" que no conoce; y en efecto Segismundo ni tratará de regirse por esa ley escrita hasta el tercer Acto, al salir de la cárcel la segunda vez.
Calderón manipula así el clásico caso dramático tan difundido en el Siglo de Oro de poner una comedia dentro de la comedia, formando el metateatro. Aquí, la comedia interpolada es escrita por un usurpador, un intruso que impone su obra sobre el actor sin permiso ni consulta. Y Basilio no es el único culpable de dicha usurpación, puesto que Clotaldo hizo lo mismo a Violante, robándole su derecho al papel de esposa, y Astolfo ha hecho precisamente lo mismo con Rosaura, quitándole su papel de duquesa honrada y causando que se vista de hombre. Después, en el Acto II, Rosaura saldrá en la ropa supuestamente apropiada para ella; pero la mujer interior no habrá alcanzado todavía el papel debido, y por eso Rosaura cambiará su vestido a vaquero, espada y daga en el Acto III, como Segismundo seguirá vestido de pieles. En este sentido, “La vida es sueño” es una comedia en que varios hombres intentan parar El gran teatro del mundo (o, mejor dicho, el ensayo Obrar bien que Dios es Dios), imponiendo sus propias versiones dramáticas en el lugar de las de Dios.
La acción dramática consiste en los esfuerzos por los seres despojados de recuperar sus papeles apropiados. Para los dos, la recuperación requiere un concomitante desarrollo personal.

Segismundo y Rosaura:


El personaje de Segismundo es político, mientras que el de Rosaura es un avance desde un estado emocional análogo al caos primordial hacia uno de plena identidad propia. La llegada a sus metas respectivas es la recuperación de sus papeles de Príncipe y Mujer, papeles que les fueron despojados ilegalmente por usurpadores de sus destinos que trataron de escribir papeles nuevos para los dos.
Ya al final del segundo Acto, Segismundo ha progresado de un estado de encarcelamiento a las pasiones y el mundo natural a un estado más reflexivo y racional (aunque sigue físicamente encarcelado) de resignación. Rosaura, mientras tanto, ha estado luchando para controlar su propio destino. En términos
dramáticos, la imagen de ella que lleva Astolfo colgada del cuello es el equivalente de la vida breve de Príncipe que Segismundo tuvo en el palacio. Los dos -papel y retrato- pertenecen al mundo de la representación. La vida palaciega de Segismundo era una representación dramática hecha por Basilio, y el retrato de Rosaura es una representación pictórica hecha por Astolfo. Son productos ficticios que han robado la identidad de los protagonistas porque los "autores" habían usurpado previamente los papeles apropiados de Segismundo y Rosaura. Al terminar el Acto, ni el uno ni la otra posee más que un simulacro de su papel apropiado: un sueño y un retrato.
Con Rosaura, el problema es social y por eso "cómico," mientras que con Segismundo es político-imperial y por eso "serio." Sin embargo, Calderón trata los dos temas con la misma gravedad y consistencia. El destino de Rosaura es igual de importante a su creador que el de Segismundo, y los dos reciben el mismo espacio dramático-temporal en “La vida es sueño”. A nosotros los espectadores, puede ser que nos parezcan más interesantes y fundamentales las vicisitudes de la vida del héroe Segismundo; pero dicha preferencia es del espectador, puesto que Calderón nunca hace nada para indicar una preferencia por Segismundo, ya que Rosaura recibe un tratamiento igual en todas las técnicas dramáticas de acción, tiempo y lugar. En eso también nuestro autor imita en cierta manera al Autor supremo, el cual en la representación de la vida asegura escrupulosamente que todas sus criaturas tengan una oportunidad igualitaria de hacer bien sus papeles. Además, para el Autor supremo -como para el autor Calderón de la Barca- es igual de importante que Rosaura encuentre su papel apropiado en la vida de esposa a que Segismundo encuentre el suyo de Príncipe. Todos los seres humanos tienen el mismo valor ante su creador en este sentido, porque el autor no puede preferir a uno sobre los otros, puesto que actuar de esta manera limitaría la libertad de acción de la criatura. Calderón en su comedia imita análogamente este comportamiento divino.
La próxima salida de Rosaura en el escenario es a mediados del tercer Acto, cuando Segismundo, todavía vestido de pieles pero controlando sus acciones con las facultades racionales, está en camino de cobrar por la fuerza su legítimo destino. Rosaura sale montada a caballo como al principio de la comedia. Esta vez, no obstante, tiene control del animal, cuyos aspectos son todavía los cuatro elementos, aunque ahora correctamente definidos, "pues el cuerpo es la tierra, / el fuego el alma que en el pecho encierra, / la espuma el mar, y el aire es el suspiro". El caballo sigue siendo un "caos" y un "monstruo”, pero esta vez es controlado por el jinete. Al igual que Segismundo, Rosaura no ha resuelto todavía su problema de la recuperación de la identidad que se le han usurpado, y por eso sale con vaquero, espada y daga.
Las revelaciones de Rosaura, tan profundamente estudiadas por los críticos, abren los ojos a Segismundo. Se da cuenta ya que la torre, el palacio y su situación actual en el campo son verdades, aunque las partes gloriosas parecen sueños. Deduce de esto que todas las glorias de esta vida son sueños, porque son perecederas. Un día no las tendremos con nosotros, y aún la memoria creerá que fueron sueños. ¿Qué es, entonces, lo que no desvanece con el tiempo como si fuera un sueño? Solamente "la fama vividora" que se alcanza obrando bien, a través de la toma de decisiones totalmente ajenas e indiferentes a los deseos personales. En este caso, reconoce que Rosaura está sin honor y que el papel apropiado del Príncipe es de dar honor, no quitarlo.
Esta decisión indiferente de reprimir sus deseos personales para comportarse como un Príncipe es la culminación de su peregrinatio existencial. Ha encontrado su papel en la vida y se ha dedicado a hacer su papel sin miras a las preferencias individuales.
La resolución de la comedia presenta al nuevo príncipe educando a los demás a través de una redistribución de los papeles apropiados a todos los personajes, rectificando así las distribuciones injustas de Clotaldo a Violante y Rosaura, de Astolfo a Rosaura y Estrella y de Basilio a Estrella y su hijo (Basilio -típicamente cegado por su propia versión teatral- no se entera nunca ni de la existencia de Rosaura). Primero, Segismundo rectifica los errores de su padre, levantándole del suelo y humillándose ante él. Después, rectifica los errores de Clotaldo y Astolfo con la entrega de Rosaura a Astolfo, quien -conocida su identidad- la acepta como su legítima esposa. Es la acción que le permite a la joven lograr su verdadero destino personal de hija (de Clotaldo), esposa (de Astolfo) y duquesa (de Moscovia). Luego, Segismundo rectifica el desajuste de papeles con Estrella, casándose con ella. Finalmente, destina al soldado rebelde a condena perpetua por traicionar a Basilio, el rey legítimo, causando las exclamaciones universales: "Tu ingenio a todos admira. / ¡Qué condición tan mudada! / ¡Qué discreto y qué prudente!".
Más allá de esto no puede ir el joven. En efecto, ha logrado restaurar la armonía universal distorsionada y hecha laberinto por los otros hombres en la comedia. Al volverle a Basilio su corona, al casarle a Rosaura con Astolfo, al casarse con Estrella y al encarcelar al soldado rebelde, Segismundo ha logrado el estado político-social a que todos habrían llegado por naturaleza si los personajes obstructores Basilio, Clotaldo y Astolfo no hubieran intentado alterar los asuntos años ha. Si Clotaldo se hubiera casado con Violante, Rosaura habría nacido legítima y habría sido la perfecta pareja para Astolfo. Si Basilio se hubiera educado a Segismundo con prudencia en el palacio, se habría criado bien y se habría casado lógicamente con Estrella. Si Astolfo se hubiera quedado en Moscovia casado con Rosaura, habría sido el duque reinante del ducado.


En resumen, todos los personajes terminan en la comedia con los papeles que habrían tenido aún si los usurpadores no hubieran intentado cambiar el plan original de los asuntos. En este sentido, “La vida es sueño” dramatiza la interrupción de los designios de Dios por ciertos hombres que, por padecer de un sentido erróneo de confianza personal, usurpan el papel del Autor. Por esta razón, “La vida es sueño” no es tanto un "segmento" de El gran teatro del mundo como una ruptura del curso de la serie de acontecimientos. Basilio, Clotaldo y Astolfo le usurpan al Autor su derecho de distribuir los papeles apropiados y convenientes a los participantes, abrogando para sí este derecho y distribuyendo a los demás los papeles que les convengan a ellos mismos por razones personales. Imponen una "ley escrita" formulada por ellos mismos que desvincula a ciertos personajes de la "ley de gracia" que Dios utiliza para distribuir equitativamente la justicia a sus criaturas. No es hasta el final de “La vida es sueño”, cuando Segismundo vuelve a repartir los papeles apropiados y convenientes, que el verdadero Autor Dios pueda seguir con su auto “El gran teatro del mundo”.
El final de “La vida es sueño” es así su principio legítimo. Desde el instante en que cierra la producción, todos los personajes serán responsables de sus destinos; y -como el rico, el pobre, la hermosura, la discreción, el labrador y el rey- todos tendrán al Autor verdadero vigilando sus representaciones para ver si hacen bien o mal sus papeles.

Además, el trabajo será más fácil, porque el caos y la confusión emocionales e intelectuales que caracterizaban los primeros momentos de la comedia se han convertido en la armonía y la consumación estructural del final, porque todos los personajes se han completado y armonizado con sus papeles, incluidos los personajes obstructores, los cuales, en vez de ser eliminados del esquema final, han sido incorporados y restaurados a sus puestos designados en la sociedad. De ahí puede empezar la comedia verdadera del gran teatro del mundo, en que todos hagan bien el papel que Dios les ha otorgado sin intentar obstruir el camino de nadie a su destino apropiado y sin usurpar el derecho de Dios de asignar los papeles convenientes a sus criaturas.

La vida es sueño ocupa el primer puesto entre los dramas filosóficos de Calderón. Es su obra más universalmente famosa. Su composición data de 1635, cuando el autor está alcanzando su madurez.

Para el asunto de la obra, Calderón aprovechó elementos preexistentes, como la leyenda de Buda (a quien se intentó mantener aislado del mundo, para evitar que se cumplieran las desdichas que predijo su horóscopo) y un cuento de las Mil y una noches (el mendigo que despierta siendo rey, para volver a despertarse otro día como mendigo). Ambas historias eran ya conocidas en nuestra literatura. Por otra parte, la idea de que la vida es como un sueño era frecuentísima en la literatura ascética del momento, y entroncaba con el tema barroco de la inconsistencia de la vida.

El gran papel de Calderón habría de consistir en dar cuerpo escénico a tales elementos, desarrollando y apurando sus posibilidades ideológicas y dramáticas.

Estructura:

La doble acción.

La vida es sueño presenta una doble trama:

  • La historia de Segismundo: su prisión, la prueba a que es sometido, su nuevo encierro, su liberación, su “conversión”.

  • La historia de Rosaura: su llegada a Polonia para reparar su honor, las zozobras de Clotaldo al descubrir que es su hija, etc.

Ambas acciones parecen independientes. La acción central no basta para mantener el interés de los espectadores durante toda la obra, de ahí que Calderón introdujese una peripecia movida, y muy del gusto popular, para aligerar y amenizar la trama.

Recientemente, algunos críticos han defendido la unidad de la obra. Algunos argumentos son:

  • Hay personajes implicados en las dos tramas: Clotaldo, Astolfo, y en cierto modo, Clarín.

  • Las desdichas de Segismundo y de Rosaura son paralelas. Y sus destinos se entrelazan constantemente. La presencia de Rosaura ante Segismundo en los tres actos, y en circunstancias tan diversas, es un lazo entre los distintos “sueños” del príncipe; ello acrecienta la perplejidad de este sobre lo que le acontece.

  • El papel que desempeña Rosaura en la “conversión” de Segismundo. El protagonista, prendado de aquella, deberá, no obstante, vencer su inclinación para erigirse en defensa del honor de Rosaura. Rosaura proporciona a Segismundo el motivo más decisivo para su superación moral y su victoria sobre el destino.

    La obra comienza con la entrada violenta en escena de Rosaura, quien, ataviada de hombre y en compañía del gracioso Clarín, llega a Polonia dispuesta a probar su noble origen tras ser rechazada por Astolfo debido a su origen ilegítimo. Ambos (Rosaura y Clarín) llegan a una torre donde oyen lamentarse a un hombre, Segismundo, quien al verla trata de matarla. Se produce, entonces, la aparición de su guardián, Clotaldo, padre de Rosaura, quien ignora este vínculo. El mismo Clotaldo acoge a Rosaura en el palacio del Rey Basilio. En este punto, asistimos a la explicación del monarca a sus sobrinos (Estrella y Astolfo) y a toda la corte, sobre el verdadero origen de Segismundo y las razones que le llevaron a encerrarlo. Basilio ha decidido devolver a su hijo a su naturaleza real para poner a prueba su comportamiento y la veracidad de los vaticinios del horóscopo. Por su parte, Estrella y Astolfo serán coronados si Segismundo prueba la verdad de esos vaticinios.

    Por otro lado, Rosaura pasa a ser la dama de compañía de Estrella, y a través de diversas estrategias descubre el doble juego de Astolfo y la verdadera identidad de Coltaldo. Mientras, Segismundo adopta en primera instancia un comportamiento tiránico y despótico; por esa razón, Basilio le devuelve a la prisión donde había permanecido encerrado, haciéndole creer, con la ayuda de Clotaldo, que todo fue un sueño. El ejército, sin embargo, se dispone a liberar a Segismundo, pero lo confunden, en primera instancia, con Clarín, al que Clotaldo había encerrado por intentar chantajearle.

    Segismundo se pone al mando del ejército y Rosaura acude a ayudarle rogándole que le ayude a reparar su honor frente a Astolfo. En la lucha muere Clarín. Segismundo, proclamado rey y aprendida la lección de la prudencia que exigen las circunstancias, manda encerrar en la torre al soldado que proclamó la rebelión contra el monarca, perdona a Basilio y Clotaldo, casa a Rosaura con Astolfo y él mismo contrae matrimonio con Estrella.

    La estructura interna de la obra se corresponde con la división en tres actos preconizada por Lope de Vega: planteamiento, nudo y desenlace. La vida es sueño cumple esta división más o menos. Pero no cumple otra de las reglas de unidad de Lope, la unidad de acción. Calderón nos muestra en esta obra una doble acción:

    • La historia de Segismundo: tomada por la principal.

    • La historia de Rosaura: secundaria.

    Pero, en realidad, no se trata de una acción secundaria la de Rosaura, sino que ambas se complementan y se desarrollan de forma paralela, sobre todo desde el acto III. A primera vista, pudiera parecer que estamos ante dos historias independientes, pero hay argumentos que demuestran lo contrario, como el hecho de que en ambas tramas hay personajes implicados (Clotaldo, Astolfo, etc...); además, las penas de Rosaura y Segismundo son paralelas y, así, desde el primer diálogo entre los personajes, el espectador se da cuenta de que los problemas de uno son los mismo que los del otro; sus destinos están entrelazados.

    Temática.

    En esta obra se entrecruzan temas que constituyen algunas de las ideas más debatidas y de las preocupaciones más profundas de la época.

    El punto de partida es el libre albedrío, cuestión que enfrentaba a teólogos y filósofos: ¿en qué medida puede decirse que el hombre es libre, si Dios ya sabe de antemano cuál va a ser su destino?, ¿puede un hombre vencer las inclinaciones con que lo ha marcado la naturaleza? Basilio, basado en un sueño y en un horóscopo, cree saber el funesto destino que los cielos han trazado para Segismundo. Al tratar de neutralizarlo, niega implícitamente la libertad de este. Más adelante, duda, y somete a su hijo a una prueba. Pero Segismundo se muestra como un ser feroz: ¿se cumple el destino?, ¿no ha sido Basilio responsable de ello? El desarrollo de la obra, sin embargo, probará que el hombre es libre y capaz de vencer sus más poderosas inclinaciones. La solución de Calderón se adapta a la doctrina ortodoxa de los teólogos españoles de su tiempo: el hombre posee la “gracia suficiente” para llevar su propia vida por el camino del bien.

    Surgió un nuevo tema. La comparación de la vida con un sueño se relaciona con el tema de la apariencia y la realidad, y, en definitiva, con el sentimiento de la inconsistencia de la vida. ¿Cómo saber qué es realidad y qué es ilusión? Calderón no se detiene a resolver racionalmente el problema. Lo esquiva y descubre una salida moral: “sea verdad o sueño/ obrar bien es lo que importa”. Lo único seguro es preparase para el definitivo “despertar”; por eso afirma que “aun en sueños / no se pierde el hacer bien”.

    • La obra suscita otra cuestión: el problema político de la legitimidad del poder, de la razón de Estado y de la tiranía. Basilio, en nombre de los intereses de su reino, anula los derechos de Segismundo. Este le acusará de “tiranía” por haber obrado contra el “derecho” y la “moral”. Y en nombre de estos principios, se produce la rebelión popular. Pero Segismundo, a su vez, ha estado a punto de convertirse en un tirano que, en nombre de su “gusto”, pisotea normas y personas. Una vez más, Calderón resolverá estas cuestiones con un enfoque moral: Basilio saldrá de su error y Segismundo se convertirá en un modelo de “príncipe prudente”. El desenlace no deja de presentar algún punto sorprendente: Segismundo condena al cabecilla que luchó por él; se condenaba así la rebelión como forma de luchar contra la tiranía. Calderón no hacía sino ilustrar la doctrina llamada “prudencialismo”, que reducía los problemas políticos a problemas éticos.

    • El tema del honor, eje de la “acción secundaria”. Calderón se ciñe a la concepción usual: el deshonor de Rosaura sólo puede repararse haciendo que Astolfo cumpla la palabra dada o dándole muerte. La ley del honor está por encima de todo: Segismundo habrá de acallar su amor y renunciar a Rosaura.

    En conclusión, Calderón ha condensado en La vida es sueño temas centrales de su tiempo. De ahí la importancia de la obra. Ha podido observarse cómo se inclinaba hacia las soluciones más tradicionales y tranquilizadoras que cabía dar a los arduos problemas planteados.

    Técnica y Estilo.

    En La vida es sueño pueden estudiarse todos los rasgos estructurales de la comedia española del Siglo de Oro: ausencia de las unidades de acción, tiempo y lugar; mezcla de lo cómico y lo grave; polimetría, etc.

    Maestría constructiva de Calderón. El planteamiento es virtuosísimo: misterio inicial, aclaración gradual de los problemas de Rosaura y Segismundo, conflictos renovados que mantienen la “suspensión”… En la jornada II, la prueba a que es sometido Segismundo se desarrolla con mano maestra, concebida como una serie de enfrentamientos sucesivos entre el protagonista y los demás personajes. La acción en fin va en “crescendo” durante la jornada III, hasta llegar al inesperado final.

    Aparecen también momentos líricos en la obra. Buena muestra son los dos grandes monólogos de Segismundo. Son trozos de lucimiento que el autor ha cuidado especialmente. Esos monólogos son como dos columnas en las que se sustenta el edificio ideológico de la comedia. Calderón pone en boca de Segismundo sus pensamientos e ideas.

    La vida es sueño constituye un compendio eminente del estilo calderoniano. La obra contiene tanto artificios culteranos como sutilezas conceptistas. Un rasgo capital de su estilo es su tendencia a la argumentación lógica en diálogos y parlamentos.

    Lenguaje y Métrica.

    En la obra, Calderón alterna los recursos conceptistas y los recursos culteranos. Es por ello que la obra resulta de difícil comprensión porque entre la retorcida construcción, la condensación de ideas y el ingenio de las metáforas, la idea queda escondida debajo de tanto artificio que, bien combinado, produce una belleza incomparable. A pesar de ello, no resulta fácil trazar una línea que separe lo conceptista de lo gongorino pues muchas veces, como ya he dicho, se encuentra mezclado. Aún así, voy a intentar poner ejemplos de cada tendencia:

    • Rasgos culteranos: “Hipógrifo violento,/que corriste parejas con el viento,/¿dónde, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escama,/y bruto sin instinto/natural, al confuso laberinto/de esas desnudas peñas,/te desbocas, arrastras y despeñas?/. (Véase la complicada construcción, las palabras como hipógrifo... claramente rasgos culteranos).

    • Rasgos conceptistas (el doble sentido de las palabras que dirige Rosaura a Clotaldo): “De ti recibí la vida,/y tú mismo me dijiste,/cuando la vida me diste,/que la que estaba ofendida/ no era vida; luego yo/nada de ti he recibido, pues muerte, no vida, ha sido/la que tu mano me dio./.

    La métrica, como ya hemos dicho es irregular. Prosigo con un esquema de la métrica:

    I.1. Torre:

  • silvas (vv. 1 - 102)

  • Llegada de Rosaura y Clarín.

  • décimas (vv.103 - 272)

  • Primer encuentro de Segismundo y Rosaura.

  • romance a-e (vv.273 - 474)

  • Encuentro de Rosaura y Clotaldo.

    I.2. Palacio:

  • quintillas (vv.475 - 599)

  • Encuentro de Astolfo y Estrella.

  • romance i-o (vv. 600 - 985)

  • -Relación de Basilio.

    -Clotaldo promete ayudar a Rosaura (vv. 858 - 985).

    II.1. Palacio:

  • romance e-a (vv.986 - 1223)

  • -Relación de Clotaldo.

    -Chantaje de Clarín a Clotaldo (vv.1166 - 1223).

  • redondillas (vv. 1224 - 1547)

  • Segismundo en Palacio

  • silvas (vv. 1548 - 1723)

  • Segundo encuentro de Segismundo y Rosaura.

  • romance e-e (vv. 1724 - 2017)

  • Intriga secundaria: Rosaura, Astolfo y Estrella.

    II.2. Torre:

  • décimas (vv. 2018 - 2187)

  • Segismundo despierta en la Torre.

    III.1 Torre:

  • romance e-o (vv. 2188 - 2427)

  • La rebelión

    III.2. Palacio:

  • octavas reales (vv. 2428 - 2491)

  • Reacción del bando del Rey.

  • redondillas (vv. 2492 - 2655)

  • Rosaura rechaza la ayuda de Clotaldo.

    III.3. Torre:

  • silvas (vv. 2656 - 2689)

  • Segismundo y Clarín ven llegar a Rosaura.

  • romance o-a (vv. 2690 - 3015)

  • Tercer encuentro de Segismundo y Rosaura.

    Relación de la vida de Rosaura.

  • redondillas (vv. 3016 - 3097)

  • Batalla y muerte de Clarín.

  • romance a-a (vv. 3098 - 3319)

  • Triunfo de Segismundo.

    El concepto de libertad

    en La vida es sueño.

    Definición del concepto de “libertad”:

    • Libertad: del latín libertas; facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo.// estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro.// falta de coacción y subordinación.// facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres.// confianza, franqueza.// pl, osada familiaridad.// falta de obligación.// tomarse la libertad: poder o privilegio que se otorga uno mismo.

    • Sinónimos: espontaneidad, confianza, soltura, licencia, familiaridad, franqueza, sencillez, desembarazo, osadía, sinceridad, albedrío, voluntad, excarcelación, facilidad, libertinaje, autodeterminación, autonomía, emancipación, privilegio, exención, dispensa, permiso, atrevimiento, liberación, independencia.

    • Antónimos: esclavitud, recato, rigidez, torpeza, predestinación, prisión, dependencia.

    • Libertinaje: actitud irrespetuosa de la ley, la ética o la moral de quien abusa de su propia libertad con menoscabo de la de los demás.// desenfreno en el modo de obrar o de hablar.

    • Libre Albedrío: potestad de obrar por reflexión y elección.// facultad de decidirse por una conducta mejor que por otra totalmente posible.// capacidad de autodeterminarse o escoger el motivo por el que uno se decide a obrar o no obrar de una u otra manera.

    • Voluntad: facultad de hacer o no hacer una cosa.// ejercicio de dicha facultad.// libre albedrío o determinación.// intención o deseo de hacer una cosa.// esfuerzo, coraje.

    Cadena perpetúa:

    La segunda de las acepciones que encontramos en la definición anterior del término “libertad”, alude a “la condición del que no está prisionero”. Este es el primero de los tipos de libertad que nos encontramos en La vida es sueño: el hecho de que Segismundo se encuentre encadenado en una prisión real, ignorando el motivo de ese encierro, e incluso ignorando su propia identidad (motivo del encarcelamiento). A esa prisión llegan Rosaura y Clarín, y escuchan las lamentaciones de Segismundo, donde, en ese primer monólogo, expresa esa carencia de libertad, comparándose con todas las criaturas de la naturaleza:

    ¿Qué ley, justicia o razón

    negar a los hombres sabe

    privilegio tan süave,

    excepción tan principal,

    que Dios le ha dado a un cristal,

    a un pez, a un bruto y a un ave?

    Segismundo es un esclavo en el más literal de los sentidos: encerrado, con cadenas, grilletes, sin poder salir al exterior, etc...

    En la Antigüedad, la esclavitud fue considerada como una institución necesaria para la sociedad; se trataba de un grupo social que debía existir por naturaleza. Aquélla (la sociedad) estaba dividida en varios grupos, y uno de ellos eran los esclavos. Hay que pensar, quizás, que si en la época clásica no se hubiera puesto tan de moda la esclavitud, la cultura no habría tenido el auge que entonces tuvo, puesto que, no olvidemos, que los romanos tenían por esclavos (entre otros) a griegos cultos, quienes enseñaban a sus hijos y a ellos mismos todo lo que sabían. Pero todo esto es una mera hipótesis; no hay que atribuir ese mérito a la existencia masiva de esclavos y sí hay que pensar que, sin ellos, se habrían valido de otros medios para desarrollar esa cultura. La esclavitud, pues, nunca puede ser una excusa.

    Las grandes revoluciones, por su parte, contribuyeron a definir la libertad individual e incluso la libertad nacional (Declaración de Independencia de EE.UU., Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, consecuencia de la Revolución Francesa).

    El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En ella, se considera “que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.

    Además, se prohíbe la esclavitud:

    “Artículo 4

    Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.”

    Esta esclavitud que condena la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es la sufrida en primera instancia por nuestro protagonista: una privación de la libertad física. Una esclavitud prolongada, como es el caso de la obra, conlleva, irreparablemente, el embrutecimiento de Segismundo, el comportarse como un animal en el momento en que se ve libre, lo que hace pensar a Basilio que, en efecto, los hados tenían razón. Sin embargo, una vez que se ve devuelto a la prisión, su carácter parece apaciguarse levemente, cuando el ejército acude a liberarle y él se encuentra con Clotaldo:

    Levanta, padre, del suelo,

    que tú has de ser norte y guía

    de quien fíe mis aciertos;

    que ya sé que mi crianza

    a tu mucha lealtad debo.

    Segismundo vs. Destino:

    Lo más inmediato que viene a la mente cuando se nos consulta el significado de “libertad”, es que ésta existe cuando un hombre hace lo que quiere; o sea, él es quien tiene la facultad interior para decidir y moverse. Esta libertad deja de existir cuando hay algo, o alguien, que no nos permite realizar nuestra voluntad. En estos términos, se encuentra el tema del horóscopo o la divinidad.

    En La vida es sueño, Basilio se deja guiar por lo que le predice el horóscopo de Segismundo, y por esta causa le encierra. Desde el momento en que no es él quien decide ese encierro por propia iniciativa, Basilio deja de actuar libremente, lo hace condicionado por lo que otro le ha dicho. Esto es sólo una consecuencia de la ideología de la época en que Calderón desarrolla esta obra; una época donde predomina el teocentrismo. La idea de la existencia de Dios es indiscutible, así como la acción que ejerce sobre nuestros actos. Según esto, estaríamos condicionados por Él (o por las estrellas) y nada de lo que hiciéramos o dejásemos de hacer tendría plena autonomía o libertad.

    Así, pues, esa existencia divina condiciona la nuestra propia. Nietzsche propuso para esto la muerte de Dios: “con la muerte de Dios el hombre se libera de sí mismo, quitando del medio lo que no le había dejado ser hombre”. Para el filósofo alemán, la idea de Dios es lo que impide al hombre ser hombre, llegar a ser el superhombre. Piensa que para que viva el hombre ha de morir Dios, si Dios vive no puede vivir el hombre.

    Volviendo a la obra, llegamos a la conclusión de que la privación de libertad física sufrida por Segismundo es una consecuencia de la falta de libertad “mental” que sufre Basilio al ser condicionado por las estrellas, expresada de manera magistral en el discurso que él mismo hace al final de la jornada I ante sus sobrinos y el resto de la corte:

    Llegó de su parto el día,

    y los presagios cumplidos

    (porque tarde o nunca son

    mentirosos los impíos),

    nació en horóscopo tal,

    que el sol, en su sangre tinto,

    estaba sañudamente

    con la luna en desafío.

    [........................]

    Pues dando crédito yo

    a los hados, que adivinos

    me pronosticaban daños

    en fatales vaticinios,

    determiné de encerrar

    la fiera que había nacido,

    por ver si el sabio tenía

    en las estrellas dominio.

    Esta idea de que nuestros destinos están escritos, el concepto de predestinación, no es nueva. Es casi imposible, una vez leída la obra de Calderón, no pensar en el Edipo rey de Sófocles. En la obra del griego, el rey de Tebas, Layo, al predecirle el oráculo que su futuro hijo le iba a matar y se casaría con su propia madre, nada más nacer aquél, manda que se lo lleven lejos del reino; con esto, Layo pretendía burlar los vaticinios del oráculo. Sin embargo, el mismo oráculo es consultado por Edipo años más tarde, e intentando también burlar al destino, huirá lejos de quienes creía sus padres con tan mala “suerte” que llegará a Tebas y matará a Layo y se casará con Yocasta (su madre), ignorando los verdaderos vínculos que les unen. Así, pues, en esta ocasión se nos muestra al destino como algo sagrado que no se puede burlar ni tomar a la ligera.

    La vida es sueño, por contra, tiene un final harto distinto al de la obra helena. Segismundo no somete a su padre como habían predicho los hados. Aunque si en un principio sí se mostraba cruel y tiránico, no fue por causa del destino, sino por el embrutecimiento causado por su prolongado encierro, al que ya me referí en el epígrafe anterior.

    ¿Qué os admira?¿Qué os espanta,

    si fue mi maestro un sueño,

    y estoy temiendo en mis ansias

    que he de despertar y hallarme

    otra vez en mi cerrada

    prisión? Y cuando no sea,

    el soñarlo sólo basta;

    pues así llegué a saber

    que toda la dicha humana,

    en fin, pasa como sueño.

    Y quiero hoy aprovecharla

    el tiempo que me durare,

    pidiendo de nuestras faltas

    perdón, pues de pechos nobles

    es tan propio el perdonarlas.

    Por tanto, Calderón nos ofrece una visión menos conformista que Sófocles; no hay que resignarse al destino, sino revelarse contra él. Nada rige nuestras acciones, sólo nosotros mismos. Sin embargo, esto no es una renuncia el concepto de Dios como Creador y motor de nuestras acciones. San Agustín lo explica muy bien: “en Dios las cosas no comienzan a ser ni dejan de ser, sino que son eternas”. Con esto nos quiere decir que Dios nos ha dado la voluntad pero sabe qué vamos a hacer con ella, pese a ello somos libres, ya que el poder divino da el libre albedrío, que es igual a la libertad.

    Esta manera de pensar que se deduce del final de la obra entronca con la filosofía estoica reinante en la época, en la que el hombre es considerado parte de un universo controlado por leyes naturales inquebrantables; los estoicos ven el mundo como un todo unitario y armónico, que se rige por la ley universal. La naturaleza está entre el caos de la sociedad y refugiando al hombre de este desorden. El principio activo es el fuego a partir del cual se desarrollan todas las cosas; este fuego produce y penetra todo, es Dios; por lo tanto, el universo, para ellos, es un todo con movimiento y divino, nada escapa a la ley que lo rige todo, los hechos están predeterminados por una cadena inquebrantable.

    Resumiendo: Segismundo es víctima, en un principio, de lo que le han predicho las estrellas a Basilio, o de lo que él ha creído interpretar en ellas. Algunos dirían que es víctima de su propio destino, de la mano de Dios o de la ley universal que lo rige todo. Pero al final de la obra, esos vaticinios no se cumplen, con lo que quedan anuladas las predicciones del horóscopo. En realidad, los hados se han cumplido en parte: el reino se ha visto bañado en sangre así como él ha estado postrado a los pies de su hijo. Desde esta perspectiva, se observa que no era tan descabellada la idea de creer en el horóscopo, puesto que, aparentemente, se cumplieron algunas de esas predicciones. ¿O quizás todas? Puesto que en esa revelación de los hechos que sucederían tras el nacimiento de Segismundo, se decía que el reino se vería bañado en sangre y Basilio a los pies de su hijo; mas nunca se le dijo al monarca que eso significara que aquél iba a ser un rey tirano por propia esencia y naturaleza. Quizás esas consecuencias lo eran del encierro que sufrió Segismundo, pero que los hados no explicaron.

    Por tanto, más que una decisión inevitable, consecuencia de las estrellas, la actuación de Basilio encerrando a su hijo pudo ser una mala interpretación de las mismas. Él mismo, al final de la obra, reconoce su culpa, su imprudencia al encerrar a Segismundo y al liberarlo posteriormente sin calibrar las consecuencias que ese acto podría tener.

    Hay una defensa de la libertad, pero con un margen de “inclinación” de los hados. Calderón aboga por esa libertad; para él, esas fuerzas irracionales no son determinantes en el devenir de los actos de cada uno; inclinan hacia una u otra dirección, pero no condicionan absolutamente nuestros actos. Como escolástico, admite una influencia indirecta de las estrellas y propone una solución: el hombre prudente vence a las estrellas. Segismundo, pues, gana esa batalla final contra el destino.

    Conflicto de intereses:

    Definiendo el control del individuo como la totalidad de las sanciones a las que recurre la sociedad para asegurar que la conducta del individuo se ajuste a lo establecido, podemos decir sin temor a equivocarnos que la sociedad controla constantemente al individuo, desde su más tierna infancia hasta el último instante de su vida.

    Desde este punto de vista, la actitud de Basilio ante las predicciones del horóscopo no deja de ser algo completamente normal para la época en la que se desarrolla la obra. Aunque ahora le culpemos de crédulo y de cosas peores, su comportamiento no tenía nada de raro para el ambiente y la sociedad en la que “vivía”. Él sólo aplicó todas las enseñanzas que adquirió a lo largo de la vida; de no haberlo hecho, probablemente hubiera sido tachado de revolucionario contra el Estado. Así, pues, no actuó con plena libertad, una vez más. Ya no estaba condicionado sólo por el horóscopo, sino que esa consulta y el haber encerrado a Segismundo fueron consecuencia también de unas leyes impuestas por la sociedad.

    Sobre este tema, se expresó muy bien el filósofo alemán Hegel, defendiendo esa privación de libertad por parte del Estado: “la voluntad del Estado prevalece sobre la voluntad individual de las personas en caso de conflicto”.

    Vemos, entonces, que no se puede concebir la libertad plena del hombre desde el momento en que pertenece a una sociedad regida por leyes, normas y prohibiciones. Aunque no seamos conscientes de ello (como tampoco lo era Basilio o cualquiera de los personajes de La vida es sueño) todos actuamos de acuerdo a unas normas o unas modas impuestas por la sociedad y la época en la que vivimos. Cualquier otra cosa sería inconcebible, puesto que, aún sin llegar a los términos de Hegel, considero imposible la idea de una sociedad anárquica, sin prohibiciones, sin límites, etc...

    Individuo y sociedad están en constante conflicto. La sociedad busca la homogeneidad y el individuo reclama su peculiaridad; en ocasiones, al individuo le resulta insoportable la presión social y, a ésta, intolerable la rebeldía individual. Sin embargo, han de aprender a convivir, puesto que uno no es sin el otro.

    Calderón, en este término, dramatiza el tema de la educación y castiga a Basilio por su pecado con un levantamiento. Es por esa “mala educación”, por ese encierro de Segismundo, que éste se comporta como un tirano, vilmente. Desde el momento en que es encerrado y tratado como un animal, como una fiera:

    soy un hombre de las fieras

    y una fiera de los hombres.

    Ya no es culpa de los hados su comportamiento, sino de esa educación, puesto que ésta es la principal influencia que todo ser humano tiene a lo largo de los primeros años de su vida. Así que si Segismundo ha sido tratado como un animal, es lógico y comprensible que, una vez que es puesto en el trono, se comporte como tal, puesto que es la única enseñanza que ha adquirido en la torre donde estaba preso. Al anular todo ejercicio de la libertad en su hijo, a Basilio no le es posible ni legítimo juzgar el resultado de su experimento, lo cuál le hubiese exigido un proceso de educación del príncipe completamente distinto.

    No sólo Basilio actúa condicionado por esas normas y modas, sino que todos los personajes de la obra (todos los individuos, en realidad) hacen o dejan de hacer de acuerdo con lo que les impone la sociedad o con lo que han aprendido en la vida. Es inevitable que Rosaura acuda a Polonia con la intención de vengarse de Astolfo, puesto que le han enseñado que el honor de una dama es lo primero; es igualmente inevitable que Clotaldo, una vez que Segismundo le perdona y le confiesa que va a luchar contra su padre, decida no aliarse a él y ser fiel al rey, puesto que la fidelidad a la corona era algo indiscutible.

    Pues, señor, si el obrar bien

    es ya tu blasón, es cierto

    que no te ofenda el que yo

    hoy solicite lo mesmo.

    A tu padre has de hacer guerra.

    Yo aconsejarte no puedo

    contra mi Rey, ni valerte.

    A tus plantas estoy puesto;

    dame la muerte;

    Por lo tanto, a pesar de que desde este punto de vista los personajes no tienen plena autonomía para obrar como quieran puesto que es la sociedad la que decide por ellos qué está bien y qué no lo está, no es algo criticable desde el momento en que no es posible concebir una sociedad plenamente anárquica en la que cada cual haga su voluntad sin rendir cuentas a nadie. En el instante en que existen dos hombres, ambos deben adaptarse al otro y limitar, así, su propia libertad.

    Es evidente, pues, que la cultura y la sociedad influyen en el comportamiento humano, lo condicionan. Lo que distingue conductualmente al ser humano del animal, es precisamente que no se deja guiar por los instintos, sino que su conducta es más plástica y está mediatizada por la cultura. Las circunstancias refuerzan o atenúan la predisposición genética (o de los astros, para quien lo quiera ver desde esa perspectiva). Ya lo dijo Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias”.

    Conversaciones consigo mismo:

    Kant definía a la persona como “la libertad e independencia frente al mecanismo de la naturaleza entera (...)la persona es la libertad de un ser racional sometido a leyes morales”. Esa independencia, que ya hemos visto que no es plena, queda condicionada en último término por la propia persona; y esta vez, la privación de la libertad es, si cabe, más inconsciente que en los casos anteriores.

    Segismundo, una vez que se deja llevar por la ira que lleva dentro, no es libre, sino que es esa ira, esas pasiones, las que le hacen actuar de una manera o de otra:

    No

    me estorbe nadie, que es vana

    diligencia; y ¡vive Dios!

    si os ponéis delante vos,

    que os eche por la ventana.

    Es, pues, esclavo de sus pasiones, de la ira. En el momento en que la exaltación hace acto de presencia, Segismundo deja de tener la voluntad para decidir.

    En la época, era habitual esa crítica a las bajas pasiones en cuanto en tanto se refieren a las pasiones amorosas; se condenaba el amor sexual y carnal puesto que no se actuaba con plena libertad, sino que la excitación y la lujuria impulsaban a esos actos deshonestos.

    En los mismos términos se hablaba de la ira, puesto que también se trata de una pasión, de una exaltación incontrolable. Desde el momento en que no se pueden calibrar las consecuencias de esa ira, deja de ser un acto libre, ya que no podemos controlar lo que va a suceder.

    Cuando Segismundo es liberado la primera vez de su encierro por parte de Clotaldo y Basilio y es advertido de su verdadero linaje y de los motivos de su prisión, su enfurecimiento es tal que no le permite reflexionar sobre su nueva situación y decide arremeter contra su padre y hacer uso (y abuso) de su condición de rey. Le ciega la rabia, la ira; no puede controlarse y, como consecuencia de ello, será vuelto a prisión haciéndole creer que todo ha sido un sueño.

    Sin embargo, ese dejarse arrastrar por la ira, es algo comprensible desde el momento en que Segismundo es tratado como una fiera en su encierro,

    como un animal salvaje. Éstos (los animales), es sabido (o se cree que así es) que se mueven por instinto, no deciden voluntariamente lo que hacer o no hacer, no tienen libertad en ese sentido. Del mismo modo, Segismundo actuará por instinto, sin voluntad ni libertad.

    A lo largo de la obra, deberá luchar consigo mismo, con su naturaleza animal interior, con esa fuerza incontrolable que le hace actuar de una determinada manera.

    La reflexión moral que se saca de este pasaje es que hay que saber no dejarse llevar por las pasiones, puesto que las consecuencias de ese dominio no tardarán en llegar. Segismundo aprende la lección y, cuando de nuevo se ve libre de su encierro, no se deja arrastrar por la furia ni la ira, consiguiendo así que la historia tenga un final feliz. Esta capacidad de reflexión de Segismundo y el dominio que muestra de su violencia serán una prueba de la libertad humana. También lo será el hecho de entregar a Rosaura a Astolfo en matrimonio, refrenando así sus pasiones, el amor que ha sentido por ella desde el principio. Todo hombre vive en constante lucha entre la pasión y la prudencia, y ésta debe imponerse a la primera.

    Al principio, Segismundo dice que estaría dispuesto a morir por Rosaura:

    Con cada vez que te veo

    nueva admiración me das,

    y cuando te miro más

    aún más mirarte deseo.

    Ojos hidrópicos creo

    que mis ojos deben ser;

    pues cuando es muerte el beber,

    beben más, y desta suerte,

    viendo que el ver me da muerte,

    estoy muriendo por ver.

    Esta pasión incontrolada debe desaparecer para que Segismundo sea completamente libre y se “humanice”, siendo así total merecedor del trono de Polonia. Este proceso de conversión de Segismundo, no es brusco, no se da, como pudiera pensarse, de forma repentina con el despertar del sueño en el final del segundo acto. La humanización se da desde la primera escena, es una constante lucha entre pasión y razón, que termina con el triunfo de la segunda sobre la primera.

    El vencerse a sí mismo no es tarea exclusiva de Segismundo, sino que es algo que también tendrá que hacer Basilio y el resto de los personajes. Todos deberán combatir las diferentes pasiones y obstáculos que les impidan ser completamente libres.

    UN SUEÑO REAL,

    UNA RELIDAD SOÑADA

    Aunque lo ignora, Segismundo es hijo de Basilio, rey de Polonia, al que las estrellas predijeron la ruina si permitía que su hijo llegara a gobernar; para impedirlo lo encerró en la torre en que lo han hallado Rosaura y Clarín. Basilio encomendó la custodia de Segismundo a Clotaldo, padre de Rosaura, y recientemente ha proclamado como heredero del trono de Polonia precisamente a Astolfo, el seductor de la joven.

    A pesar de sus decisiones anteriores, Basilio decide poner a prueba a Segismundo: ordena que lo narcoticen y que lo trasladen al palacio, para comprobar cómo se rige en libertad. Una vez despierto responde con violencia, como un ser que no domina sus instintos, y su padre cree confirmados los peores presagios. Se le administra un nuevo narcótico y es devuelto a su celda.

    Cuando despierta Segismundo Clotaldo lo convence de que todo ha sido un sueño. Ello tendrá importantes consecuencias, porque llevará al joven príncipe a dudar de toda la realidad: ahora ya no puede saber ni siquiera si su prisión es verdadera, pues podría tratarse también de un sueño. La idea se expresa en los versos con que concluye la segunda jornada:


    Yo sueño que estoy aquí,

    De estas prisiones cargado;

    y soñé que en otro estado

    más lisonjero me vi.

    ¿Qué es la vida? Un frenesí.

    ¿Qué es la vida? Una ilusión,

    una sombra, una ficción,

    y el mayor bien es pequeño,

    que toda la vida es sueño

    y los sueños, sueños son.


    LA REPARACIÓN DEL DAÑO

    Para el desenlace de la obra, Calderón recurre a una revuelta popular: los polacos se alzan contra Basilio, por haber designado heredero al moscovita Astolfo, y reclaman como soberano a Segismundo, quien se pone a la cabeza de los sublevados, aunque sigue dudando si lo que ocurre es verdad o es otro sueño. Tras vencer a los ejércitos de su padre, Segismundo actúa con la prudencia que se puede esperar de un príncipe y reestablece el equilibrio: permite que Basilio siga en el trono, casa a Rosaura con Astolfo y contrae él mismo matrimonio.

    En el desarrollo de la obra es fundamental la evolución del carácter de Segismundo, que pasa de ser una criatura embrutecida, resentida, dominada por pasiones, a convertirse en un ejemplo de prudencia. La clave de esta transformación se encuentra justamente en la aparente irrealidad de todo lo que le ocurre. Segismundo ha aprendido que toda la vida es un sueño y que esa idea debe apartar toda vanidad y toda ambición de su ánimo. Clotaldo le había dicho, tras despertar del supuesto sueño, que “… aun en sueños/ no se pierde el hacer bien”. Ahora Segismundo sabe que hay que actuar rectamente, aun en los sueños. Es significativo que sea esa incertidumbre la que lo guíe por el camino de la prudencia:


    Mas sea verdad o sueño,

    obrar bien es lo que importa:

    si fuere verdad, por serlo;

    si no, por ganar amigos

    para cuando despertemos.


    Detrás de esta idea se alienta una idea común en el cristianismo: la vida terrena es siempre una apariencia, un sueño que se acaba con la muerte, pórtico de una existencia más verdadera, y precisamente por ello conviene actuar rectamente en el sueño que es la vida. Aunque no llegue ha hacerse explícita, tal convicción gravita en torno a la obra y nos permite comprender que haya sido un sueño lo que ha inducido a Segismundo a pasar de salvaje a príncipe prudente y desapegado de las cosas de este mundo, ajeno ya a toda vanidad y a los impulsos de los sentidos:


    ¿Qué os admira? ¿Qué os espanta,

    si fue mi maestro un sueño,

    y estoy temiendo, en mis ansias,

    que he de despertar y hallarme

    otra vez en mi cerrada

    prisión? Y cuando no sea,

    el soñarlo sólo basta;

    pues así llegué a saber

    que toda la dicha humana,

    en fin, pasa como un sueño,

    y quiero hoy aprovecharla

    el tiempo que me durar.


    Ésta es, en última instancia, la lección que propone la vida es sueño, una lección que cala muy hondo en el público porque se ofrece a través de una trama apasionante, repleta de incidentes y sorpresas, encarnada en unos personajes de gran interés, muy matizados, y a través de unos versos ágiles, hermosos y memorables, entre los que se encuentran algunos de los más célebres de todo el repertorio teatral español.

    En La Vida es Sueño encontramos que el dilema de la predestinación y el libre albedrío están inmersos en cada rincón de la obra, a través de un penoso camino de desengaño, es decir, la típica característica del período barroco al cual perteneció Calderón de la Barca, quien escribe una estructura dramatúrgica donde las fuentes se conforman con el objeto de humanización de su personaje principal, Segismundo, primero a través de una instancia oriental y platónica; luego por medio de una instancia estoica más aristotélica y senequista que cristiana en sí.

    Segismundo es encarcelado desde chico con un guardia como única compañía, porque a su padre le vaticinan que será un mal gobernante. Se escapa, es adormecido luego de dar muestras de su ira interior, y vuelta a su confinamiento para salir nuevamente y ejercer su propio destino.

    Ya desde un principio de la obra, Segismundo siente el peso del destino impuesto

    Apurar, cielos, pretendo

    ya que me tratáis así,

    qué delito cometí

    contra vosotros naciendo:

    aunque si nací, ya entiendo

    qué delito he cometido.

    Bastante causa ha tenido

    vuestra justicia y rigor:

    Pues el delito mayor

    del hombre es haber nacido.

    Una vez dormido y vuelto a encarcelar, Segismundo es rescatado por unos soldados que le son leales. Primero vacila entre no creer lo que esta pasando o aceptar ese rescate donde se termina dando cuenta de la realidad

    "Dices bien, anuncio fue:

    y caso que fuese cierto,

    pues que la vida es tan corta,

    soñemos, alma, soñemos

    otra vez; pero ha de ser

    con atención y consejo

    de que hemos de despertar

    deste gusto al mejor tiempo;..."

    Conclusión

    Toda acción sucede en el tiempo por la interrelación de las fuerzas de la naturaleza, pero el hombre perdido en su engaño egoísta piensa que él mismo es el actor.

    O, como diría Hamlet...

    "Soy un juguete del destino"

    Tal como Siddartha, como Segismundo, la apariencia lo domina todo y así vamos, dejándonos llevar con esta sensación de irrealidad, de fantasmagoría, de sutil sueño colapsado.

    Los siglos llevan la impronta de nuestras dudas y nuestras realidades. El sueño nos evade en su categorización exacta. Solo nos quedan unas pocas certezas. La angustia, la hermandad de la falacia.

    La

    ViDa

    eS

    SueÑo

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    Enviado por:David Rodríguez García
    Idioma: castellano
    País: España

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