Economía y Empresa
Economia dominicana
CAMBIOS EN LA ECONOMIA DOMINICANA A PARTIR DE 1961
La decadencia del totalitarismo trujillista
El monopolio que ejercía Trujillo sobre las actividades económicas más importantes del país, lo convirtió en el hombre más rico de la nación. La inversión de capital extranjero se redujo, y el dictador comienza a final de su período, a reintegrar la deuda externa que había eliminado totalmente.
A partir de 1958 la crisis económica venía afectando considerablemente al pueblo dominicano con el aumento desproporcionado del desempleo y los artículos de primera necesidad.
A partir del ajusticiamiento de Trujillo, se produjo una aguda inestabilidad política, social y económica; la población se centraba en su deseo de acabar con los remanentes del régimen.
Política económica de Juan Bosch
Bosch, es quien primero plantea una Reforma Agraria. Se interesó además en impedir cualquier tipo de corrupción administrativa.
Bosch, a pocos meses de su gobierno, promulgó una nueva Constitución, de carácter liberal, que contemplaba las siguientes reformas en cuanto a lo económico: prohibió los latifundios privados, calificó el minifundio como antieconómico y antisocial, prohibición de la propiedad de los extranjeros en nuestro territorio, la prometida Reforma Agraria y derecho a los trabajadores a gozar de los beneficios de la empresa.
En 1963 nuestro país sufre un notable desequilibrio económico. El Presidente toma entonces algunas medidas, tales como: recuperación de algunos bienes del Estado que se encontraban en manos de los Trujillo, solicitar a los empresarios anticipar el pago de los impuestos para pagar el sueldo a los empleados, plan de austeridad del gasto público, restricción del gasto público, revocó el contrato del Estado dominicano con la Esso Standard Oil para construir una refinería de petróleo, promulgó la ley tope del azúcar y la miel, obligó a los exportadores a entregar el 100% de las divisas para regular el flujo, creo el Departamento de Control de Precios, firmó un préstamo para construcciones de la presa de Taveras y Valdesia y el muelle de Puerto Plata.
A decir verdad, es casi seguro que el pueblo dominicano no estaba preparado para vivir en la democracia y libertad. Las medidas de Bosch boicotearon la política económica de la burguesía a favor de la clase pobre, lo cual entre otras causas provocan que a sólo 7 meses de gobierno, sea víctima de un Golpe de Estado con falsas acusaciones, poniendo fin a la nueva gestión económica, que incluía la Reforma Agraria.
Golpe de Estado y política económica del Triunvirato
La agitación social y las presiones de diversos sectores nacionales y extranjeros llevaron el gobierno a la derrota. En 1963 se produjo el Golpe de Estado, y el profesor Juan Bosch fue preso y exiliado.
Los golpistas disolvieron el Congreso Nacional y declararon inexistente la nueva Constitución, poniendo en vigencia la Constitución de 1962. Entre las medidas económicas, cabe mencionar la subida de los precios de los artículos de primera necesidad.
El Segundo Triunvirato
Tomaron medidas a favor de la clase empresarial como estrategia para recobrar simpatía y adeptos. Entre éstas, se contemplaba la eliminación de impuestos de numerosos artículos de importación, concedieron préstamos al empresariado dominicano, incrementó los gastos del Estado, estimuló la inversión privada. Estas medidas trajeron consigo un déficit económico en la balanza de pagos y un desorden en la economía nacional.
La situación económica del país era muy precaria, lo que produjo el descontento social y el reclamo de los sectores populares por medio de diversas huelgas.
La guerra de Abril y el gobierno provisional de García Godoy
El Triunvirato sobrevivió precariamente mientras se mostraba su incapacidad administrativa. El comercio ilícito por parte del aparato estatal llegó a tales niveles, que empezó a perjudicar los intereses de los sectores burgueses.
Es difícil esquematizar el aparato económico durante la guerra civil, que buscaba la salida de Donal Reid (Presidente del Triunvirato) y el retorno a la constitucionalidad, es bien sabido que la crisis impregnaba en todos los sectores, pues la población en general se integró a la lucha, dejando de lado sus actividades sociales y económicas.
La Guerra finalizó con las negociaciones de la OEA que objetaban a García Godoy como presidente provisional. La tarea del nuevo Presidente tenía como prioridad la reorganización del Estado para crear las condiciones para la celebración de elecciones en 8 meses.
Aplicó la sustitución de las importaciones, fomentó las exportaciones, liberó de impuestos a los artículos de primera necesidad, etc.
La campaña electoral se caracterizó por el terrorismo en contra de la candidatura de Juan Bosch y en beneficio de Joaquín Balaguer, quien tomó la presidencia el 16 de agosto de 1966.
La economía durante los 12 años de Balaguer
Balaguer procedió a fortalecer el aparato económico nacional. Su política económica se basó en el fomento del sector agrario, incentivo de la producción industrial y estímulo a la inversión extranjera.
El modelo desarrollista se basó en la construcción de infraestructura vial y de grandes obras y planes habitacionales. Fomentó el parasitismo político. El modelo fue aprovechado con los precios relativamente bajos del petróleo, pero altos para el café, azúcar, cacao.
El grueso de los fondos del presupuesto estuvo dirigido hacia la agricultura debido a la necesidad de cubrir la demanda interna y evitar las importaciones. Se introdujeron las leyes agrarias que aplicarían una reforma en el sector agrícola; estas leyes protegían al pequeño campesino por el Estado. Fueron rechazadas por los latifundistas, y su puesta en práctica resultó muy limitada.
El incentivo industrial fue uno de los propósitos fundamentales de los gobiernos de Balaguer. Mediante la ley sobre Incentivo y Promoción Industrial se exoneró del pago de impuesto a las maquinarias y a las materias primas para las nuevas industrias. En poco tiempo, cientos de nuevas industrias se instalaron.
Ya para el 1975 el gobierno se había consolidado en el poder con gran estabilidad y crecimiento económico. Se estableció una clase media que fueron personas beneficiadas por concesiones y privilegios que les otorgó el gobierno.
El gasto público estuvo dirigido fundamentalmente a las obras de infraestructura, además, numerosos consorcios y empresas principalmente norteamericanas recibieron concesiones ventajosas y estímulos para invertir en el país.
A partir de la década de 1970 la economía dominicana sufre un cambio hacia una economía de servicios, pasando de esta forma la agricultura y la ganadería a un segundo plano.
La economía durante el gobierno del PRD
En 1978 fue electo el presidente Antonio Guzmán. Entre sus características se encuentran la ampliación de los gastos corrientes que crearía una demanda inducida para activar la producción y el apoyo a la producción agrícola y agropecuaria. Estos factores en lugar de estimular de desarrollo de los sectores productivos, trajeron consigo una crisis económica, déficit presupuestal, incremento de las importaciones y paralización de proyectos por falta de fondos.
El Presidente tomó algunas medidas para encaminar la economía nacional, pero que sumada a los daños causados por el huracán David y la tormenta Federico no tuvo mejoría.
Guzmán fomentó de manera sustancial el apoyo a la producción agropecuaria. Los productos de la dieta diaria estuvieron al alcance del poder adquisitivo de la mayoría de la población. Por último, las empresas estatales fueron proyectadas por el Presidente para ser saneadas administrativamente, tomó préstamos que no lograron resolver los problemas.
Para las elecciones del 1982 el PRD se encontraba dividido, y de los comicios electorales fue electo Salvador Jorge Blanco. Sus medidas económicas giraron en torno a reducir el déficit fiscal y de la balanza de pagos a través de la eliminación de subsidios a los sectores productivos nacionales.
Inició el tránsito hacia la economía de servicios iniciada por Balaguer. Sin embargo la crisis se agravó. Esto trajo como consecuencias el aumento de la inflación, devaluación del peso, alto nivel de desempleo y deterioro de las condiciones de vida. El endeudamiento nacional crece nuevamente con la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, pero que con sus medidas sugeridas la situación empeoró. La inflación se disparó al 700% y se produjo un aumento de los precios de los productos básicos en un 200%.
Las denuncias de corrupción al gobierno de Jorge Blanco fueron orientadas a desacreditar su gobierno y la incapacidad administrativa del PRD destruyendo la poca popularidad que aún conservaba. Balaguer y el partido reformista estuvieron a cargo de estas denuncias de enriquecimiento ilícito. Balaguer se presentó a elecciones como la figura clave para gobernar con eficacia administrativa.
Política económica de los 10 años de Balaguer
El país empezó a beneficiarse de una estabilidad macroeconómica que favoreció el desarrollo. Se redujo el nivel inflacionario, se controló el presupuesto fiscal y se redujo la deuda externa.
El gasto público fue dirigido a la expansión y el crecimiento, centrado en la construcción. De esta forma enfrentó el desempleo, aumentó el flujo de dinero y la capacidad adquisitiva de amplios sectores.
En general, se inició la política neoliberalista. Se produjo un reordenamiento del aparato productivo centrándose en la economía de servicios ya iniciada. El impacto del turismo y las industrias de zonas francas, inician a la República Dominicana en el mercadeo y publicidad de lo que puede ofrecer y servir, en lugar de vender.
Estas industrias generan fuentes de trabajo, promocionando la emigración hacia los focos turistas, algo ya había iniciado hacia la ciudad de Santo Domingo y Santiago.
Las zonas francas surgieron fruto de la inversión extranjera que Balaguer incentivó, por tanto, la mayor parte de sus fondos es dirigido a su país de origen, limitando las ganancias de nuestro país a pequeñas recaudaciones de impuestos.
Con el turismo, existe un fenómeno parecido, teniendo que agregar otros males como el impacto ambiental, transculturación, promoción sexista y denigradora de nuestro país, entro otros. La balanza de trabajos se equilibró considerablemente con este nuevo tipo de industria, aunque hoy día está causando efectos contraproducentes.
La aplicación de estas medidas neoliberales perjudicó la producción agropecuaria. Se acrecentaron los cordones de miseria en las periferias de las grandes ciudades y también se produjo el éxodo migratorio hacia el extranjero.
Medidas económicas de Leonel Fernández
El gobierno de Leonel Fernández inició con debilidad por la fuerte oposición que presentaba en el Congreso. Su programa de gobierno se centró en la modernización del Estado y las instituciones públicas a través de diversas reformas.
El PLD sometió al Congreso un paquete de medidas económicas que incluía el ajuste de los precios de los combustibles a un aumento, aumento del ITBIS, impuesto selectivo al consumo de bebidas alcohólicas y cigarrillos y la unificación
de la tasa de cambio. Propuso un paquete social que eximía de impuestos a los alimentos de la dieta diaria y subsidio a los artículos de primera necesidad. Sin embargo, la oposición del Congreso bloqueó estas iniciativas.
El crecimiento económico se encuentra en la macroeconomía y la inversión extranjera, aunque este crecimiento no significa una reducción de la pobreza. Otros aspectos fueron la gran cantidad de suntuosas obras y creaciones de diversas Secretarías, que fueron cuestionadas por diversos sectores iniciando las denuncias de corrupción en las sobre valuaciones y los contratos grado a grado.
El gobierno de Hipólito Mejía
El 16 de agosto del 2000 el presidente Leonel Fernández entregó su cargo a Hipólito Mejía y Milagros Ortiz.
El gobierno sometió un paquete económico de similares características al sometido durante la anterior gestión, basado en una reforma fiscal y tributaria; con la mayoría del Congreso a su favor estas medidas fueron aprobadas. Este paquete vino acompañado de algunas medidas en los sectores de educación, salud, empleo, agricultura y asistencia social; además aprobó la Ley General de Hidrocarburos y aplicó un subsidio al gas licuado.
II. LA REFORMA AGRARIA
2.1 Concepto
Es sinónimo de reparto o redistribución de la tierra, pero realmente es un proyecto político a gran escala cuyo objetivo es un cambio rápido y radical del régimen de propiedad y explotación de la tierra. Bajo esta denominación de se encuentran múltiples procesos que deben ser contextualizados en relación a tres cuestiones clave: el alcance, las indemnizaciones y la organización.
La reforma puede afectar a todo un país o a parte del mismo, orientarse a grandes parcelas y latifundios o incluir también medianas propiedades, o estar limitada a criterios de rendimiento. Deberá producir en todo caso, una transformación de la estructura de propiedad y explotación. Las tierras pueden ser confiscadas (en las economías socialistas) o expropiadas con indemnización.
2.2 Antecedentes históricos
Durante este siglo diversos países realizaron programas de Reforma Agraria que tenían por objetivo enfrentar la gran propiedad latifundista y democratizar el acceso a la tierra para los campesinos pobres. Hubo reformas agrarias capitalistas que buscaban sobre todo crear un mercado interno bruto para el desarrollo nacional de la industria y transformar a los campesinos sin tierra en pequeños productores autónomos; también hubo reformas agrarias socialistas que distribuían la tierra a los campesinos, pero estuvieron insertos en procesos más profundos de cambio del modo capitalista y por eso incluyeron otros mecanismos como: colectivización del trabajo, de los medios de producción y la nacionalización de la tierra.
Cada Reforma Agraria tuvo su característica peculiar de acuerdo con la realidad histórica de su país y con el grado de organización social de los campesinos. Y la parte de polémica y diferencia en todas ellas, es el proceso de democratización de la tierra y de disminución de la pobreza y desigualdades sociales en el medio rural.
2.3 La Reforma Agraria y Balaguer
Aunque el proyecto de Reforma Agraria fue presentado por Juan Bosch, quien lo impulsa es Balaguer en el segundo período de sus doce años. Anunció la expropiación de terrenos baldíos, la adquisición por el Estado de los terrenos cultivados de arroz que se beneficiaban de canales de riego construidos por el gobierno y de la limitación de la tenencia de la tierra por una persona natural o jurídica hasta 50 mil tareas, considerándose latifundio una mayor extensión, a excepción de las áreas ocupadas en la siembra de la caña.
Las leyes agrarias crearon toda una situación de expectativa en la zona rural y los asentamientos individuales y colectivos se incrementaron en los años siguientes. El programa de Reforma Agraria continuó a pesar de la repulsa de la opinión pública (por la muerte a Florinda Soriano -mamatingó-), pero se circunscribió a la entrega de tierras, y en la mayoría de los casos, títulos, que no motivaban al hombre de campo que exigía en esos momentos igualdad de condiciones con respecto al que vivía en la ciudad.
El gobierno del Dr. Balaguer no se mostró interesado en satisfacer estas exigencias, por el contrario, continuó su política de construcción principalmente en la zona urbana, por lo que el programa de Reforma Agraria devino un fracaso trayendo como consecuencia la emigración del campo a la ciudad.
2.4 Situación de la República Dominicana
Para que de la Reforma Agraria se obtengan los resultados que la motivaron; luego de asignar la tierra a un productor o campesino le debe llegar el crédito y la asistencia técnica, generalmente, esto no sucede así, por lo que los resultados no son tan positivos.
En lugar de resolver los problemas a los productores y producir a gran escala los productor de la canasta familiar, se convierte en una carga para el Estado y por ende para el país.
III. CONSERVACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE
3.1 Historia y medio ambiente en la isla de Santo Domingo
Lo primero que conviene tener en cuenta es que la isla de Santo Domingo - llamada Haití por los indios taínos que la habitaban - era un espacio relativamente domesticado cuando llegaron los primeros europeos hace 500 años. Cuando Colón desembarcó en la isla en 1492, el espacio insular había experimentado los efectos de la acción humana continua a lo largo de casi 4,000 años.
En las crónicas hay indicios de que algunas de las extensas sabanas de la isla eran el resultado del fuego inducido por seres humanos. También existen noticias de que había zonas de la isla que estaban intensamente cultivadas. Al observar la intensidad de los cultivos, Colón comparó la zona norte de Haití con los campos agrícolas de Granada.
Como se ve, los españoles no ocupan una isla virgen y primitiva, sino todo lo contrario, una isla cuyo espacio había estado sujeto a la intervención humana durante un largo período de tiempo.
La antigüedad de la agricultura aborigen no debe, sin embargo, llevarnos al error de creer que toda la isla estaba habitada homogéneamente, como creen algunos historiadores contemporáneos. Lo que sabemos es que la distribución de la población aborigen era bastante extensa, pero que las comunidades tendían a concentrarse en aquellos puntos en donde había agua, pesca y cacería abundante, y en donde esos recursos podían combinarse fácilmente con buenos suelos para cultivar yuca y maíz, que eran las principales fuentes de carbohidratos de los taínos.
El impacto de la población nativa sobre el medio ambiente fue más duradero debido a su antigüedad y continuidad que debido a su intensidad. Es importante recordar que en 1492 la población taína no sobrepasaba el medio millón de personas y, por lo tanto, la relación hombre/tierra era extremadamente baja. Esta baja relación hombre/tierra permitía la recuperación de terrenos afectados por los desmontes y los fuegos, y por ello la isla que encontraron los españoles en 1492 - al tiempo que era una isla domesticada - también contenía grandes espacios vírgenes y deshabitados.
La dominación española alteró completamente el equilibrio existente hasta entonces. Los españoles sometieron a la totalidad de la población nativa a la esclavitud y dedicaron la mayor parte de la mano de obra india a lavar oro en los ríos y a realizar pesados trabajos de construcción en las nuevas ciudades. Otros indios fueron dedicados a tareas agrícolas y forzados a cultivar yuca y maíz en plantaciones, en tanto que otros fueron entrenados y convertidos en peones encargados de cuidar el ganado introducido por los españoles.
El choque de la dominación española hizo desaparecer casi todos los indios en menos de treinta años. Ya en 1520 apenas quedaban menos de 1,000 indios en toda la isla. Para entonces, la población española apenas pasaba de 4,500 perosnas, pues ante la crisis de la desaparición de la mano de obra muchos españoles decidieron abandonar la isla.
La aparición de la industria azucarera marcó una importante transición en la evolución ecológica de la isla, pues aunque los ingenios construidos entre 1520 y 1535 eran pequeños, y aunque el área sembrada de caña nunca podría compararse con las plantaciones modernas, lo cierto es que ejercieron un importante impacto en las zonas bajo su influencia.
El efecto más importante de la primera industria azucarera colonia sobre el medio ambiente fue la deforestación de las zonas en donde se establecieron las plantaciones. Hubo que tumbar montes para sembrar la caña y hubo también que tumbar montes para abastecer la leña a las casas de caldera de los ingenios. Aunque los pequeños ingenios eran pequeñas unidades que no producían más de 100 toneladas de azúcar por año, su continua operación durante casi todo el siglo 16 contribuyó a la deforestación de las zonas periféricas de las plantaciones.
Esta deforestación temprana no parece haber tenido consecuencias permanentes, pues al colapsarse la industria azucarera española a finales del siglo 16 los antiguos campos de caña volvieron a ser cubiertos por la maleza y el espacio de los antiguos bosques talados volvió a ser cubierto por la foresta tropical.
Al desaparecer la industria azucarera a principios del siglo 17, los espacios naturales que habían sido afectados por la acción humana empezaron a recuperarse. Sin embargo, no todo el territorio insular se cubrió nuevamente de
bosques pues todavía quedaban las antiguas sabanas cubiertas de pasto, ahora utilizadas por el ganado. La documentación de la época menciona que durante el siglo 17 la cacería de ganado cimarrón se convirtió en la actividad principal de los habitantes de la isla. Al quedar la isla casi despoblada (un máximo de 7,5000 habitantes a mediados del siglo 17), el ganado tuvo la oportunidad de multiplicarse ampliamente.
En la parte occidental, sin embargo, la abundancia de ganado atrajo la atención de los aventureros franceses, ingleses y holandeses que merodeaban por el mar Caribe acompañando a los piratas que combatían el imperio español. Así, en pocos años, la parte occidental de la isla empezó a ser ocupada por bucaneros cazadores de ganado que pasaban temporadas de hasta seis meses matando reses cimarronas y acumulando sus cueros para ser vendidos luego a negociantes franceses y holandeses en la isla de la Tortuga.
Así tuvo lugar el poblamiento de la parte occidental de la isla en la segunda mitad del siglo 17, pues a medida que el ganado se fue extinguiendo los bucaneros se fueron sedentarizando y se fueron convirtiendo en cultivadores de tabaco.
En la parte oriental controlada por los españoles, entretanto, el único cultivo en gran escala que se quiso introducir fue el cacao en las cuencas de algunos ríos cercanos a las ciudades de Santo Domingo, Higüey y El Seibo. Las plagas acabaron con esas primeras plantaciones de cacao, que tuvieron una vida bastante corta, pues las más antiguas comenzaron en 1640 y no llegaron a persistir más allá de 1666.
En la parte occidental, el tabaco fue la actividad agrícola predominante durante la segunda mitad del siglo 17. Los franceses, que terminaron dominando ese territorio, fueron inicialmente pocos y su actividad agrícolas apenas afectó el medio ambiente. Estando despoblada la parte occidental de la isla, los pioneros franceses se asentaron en las zonas más fértiles, en donde mantenían sus cultivos. Algunos incluso aprovecharon las sabanas para criar ganado manso y vender carne a los demás cultivadores.
Esta situación empezó a cambiar en 1698 cuando se instalaron los primeros ingenios azucareros franceses en la parte occidental de la isla. A partir de entonces, todo cambió.
Puede decirse que el siglo 18 es el período de la gran depredación francesa de la isla, pues no solamente sucumbieron los bosques a la demanda de leña de los ingenios azucareros, sino también a la demanda de madera preciosa de los ebanistas y constructores europeos que descubrieron la caoba de la isla y demandaban cada vez mayores cantidades de ésta y otras maderas.
Para tener una idea de lo que significó la demanda de leña de los ingenios, basca con mencionar que ya en 1716 operaban 100 ingenios en la parte francesa, y que en 1789 su número había aumentado a 750. Para entonces, tanto la tecnología ocmo el tamaño de los ingenios había aumentado. Los ingenios eran más grandes, y la tecnología basada en el tren jamaiquino - aunque más eficiente en el uso del combustible - permitía moler más caña y, por lo tanto, exigía mayores plantaciones que, a su vez, requerían de mayor cantidad de leña para procesar el azúcar.
Los ingenios franceses estuvieron todos establecidos en tierras llanas, generalmente cerca de los puertos de embarque, pero a medida que las plantaciones avanzaron por los valles y llanuras, los plantadores tuvieron que recurrir a los bosques de los cerros y montañas para abastecerse de leña.
Los ingenios azucareros no fueron los únicos responsables de la devastación de los bosques de la parte occidental de la isla. Como hemos dicho, los traficantes de maderas preciosas también fueron responsables y, junto a ellos, los dueños de las plantaciones de añil, que también fue un producto importante en la colonia francesa en el siglo 18.
Solamente los cultivadores de cacao y café - por la naturaleza misma de estos cultivos - tuvieron la capacidad de mantener algunos bosques, aunque terminaron reemplazando el bosque primitivo por estas nuevas plantas importadas. A pesar de que la parte occidental fue una importante productora de café en el siglo 18, no todo su territorio era adecuado para este cultivo y por ello el café que sustituyó el bosque primitivo no pudo contener la deforestación.
La intensa acción depredadora de los franceses en la parte occidental de la isla produjo serios efectos ecológicos que ya eran visibles a finales del siglo 18. A la deforestación siguió la erosión de las zonas más húmedas y hubo espacios en donde la capacidad de la tierra para generar bosques secundarios se perdió definitivamente. El viajero martiniqués Moureau de Saint Méry escribió sobre este fenómeno diciendo que la deforestación había sido tan grave después de un siglo de intensa acción humana sobre el medio ambiente que en aquellos momentos "los arbustos y pastos han ocupado casi todas las montañas de la colonia" y que era difícil encontrar bosques cercanos a los centros de población.
La parte española, entretanto, no fue igualmente afectada. Aunque algunos empresarios españoles se asociaron con inversionistas franceses e instalaron ingenios en las cercanías de la ciudad de Santo Domingo, el número de estas fábricas de azúcar apenas llegó a 11 a finales del siglo 18. Estos ingenios tenían un tamaño similar a los franceses, pero su escaso número les impidió ejercer un impacto significativo sobre el territorio de la colonia española. Su impacto ecológico se redujo a las mismas zonas en donde estaban instalados, esto es, en las cuencas de los ríos Isabela, Haina, Nigua y Nizao.
Por otra parte, la actividad principal de la población española durante todo el siglo 18 fue la crianza de ganado, aunque algunos campesinos cultivaban tabaco en las afueras de Santiago. Ninguna de estas dos actividades ejerció un impacto significativo sobre el medio ambiente en este período.
Ambas colonias también difirieron por el monto de la población y la velocidad de su crecimiento demográfico. La colonia española tuvo un rápido crecimiento demográfico en el curso del siglo 18 y llegó a tener una población de 180,000 habitantes en 1790, para un territorio de más de 60,000 km2. La colonia francesa, por su parte, creció a mayor velocidad que cualquier otra posesión europea en el Caribe. Ya en 1716 su población era mayor de 100,000 habitantes, y en 1789 alcanzaba las 510,000 personas, distribuidas en 452,000 esclavos negros, 28,000 mulatos libres y 40,000 blancos.
Estas cifras no reflejan claramente la dinámica demográfica de la colonia francesa pues la población esclava que vivió en la isla en el siglo 18 fue varias veces mayor, ya que los esclavos morían rápidamente y tenían que se reemplazados por nuevos contingentes importados de África. Los documentos dicen que para mantener la economía colonial de Saint-Domingue funcionando, los franceses tuvieron que importar un promedio de 30,000 esclavos anuales entre 1783 y 1789.
La revolución haitiana que estalló en 1791 y las guerras que le sucedieron alteraron por completo el curso histórico de la isla. Las poblaciones de ambas partes de la isla fueron sustancialmente reducidas después de un largo período de casi 20 años de calamidades. Toda la población blanca, así como numerosos mulatos y más de 150,000 negros perdieron la vida en la parte francesa. En 1805, la población de la parte francesa, ahora convertida en el estado independiente de Haití, era de apenas 305,000 personas. En la parte española, entretanto, la población emigró masivamente a Cuba, Puerto Rico y Venezuela, quedando reducida a 63,000 personas en 1812.
Acabadas las guerras, las poblaciones de ambas partes de la isla empezaron a recuperarse, siguiendo ambas modelos de crecimiento bastante similares en el curso del siglo 19 que empezaron a diferenciarse en el curso del siglo 20, debido a las diferentes dotaciones de recursos de ambas partes de la isla y debido, también, a los diferentes coeficientes hombre/tierra en Haití y la República Dominicana.
Todavía en 1862 la isla de Gonaives estaba cubierta de bosques, una parte de ellos de caoba y otra parte que crecía en las zonas más secas era de bosques de campeche. Lo mismo ocurría con la isla de la Tortuga. Hoy ambas islas tienen escasos bosques.
Informes rendidos por técnicos extranjeros dan cuenta de que en 1954 apenas un 7% del territorio haitiano estaba cubierto de bosques. En 1960, según el agrónomo haitiano Paul Moral, solamente quedaban unas 30,000 hectáreas de bosques en Haití. Se calcula que hoy, en 1994, apenas el 2% del territorio haitiano está cubierto de bosques.
De esos años datan dos estimados acerca del consumo de madera para combustible de los hogares de la población haitiana. Uno realizado en 1953, cuando la población haitiana apenas sobrepasaba los 3 millones de habitantes, dice que en ese año la demanda de leña en Haití oscilaba entre los 8.8 y 11.8 millones de metros cúbicos. Para 1968 se estima que la demanda había aumentado y oscilaba entre 13.1 y 17.5 millones de metros cúbicos por año.
Durante muchos años, el crecimiento y reposición de los bosques secundarios estuvieron proporcionando madera para leña y carbón a los haitianos, pero en los últimos 20 años se han presentado claras señales de que el aumento de la población, por un lado, y el deterioro de los suelos, por otro, están impidiendo a cada vez más amplios grupos de la población obtener madera para combustible en las mismas proporciones que lo hacían anteriormente.
Una parte de la población urbana ha dejado de depender de la leña y el carbón al incorporarse al sector más moderno de la economía y obtener ingresos con qué pagar por el kerosene y el gas propano, pero todavía la población que consume estos derivados de petróleo compone una pequeña minoría del pueblo haitiano. Debido al escaso ingreso monetario de la mayoría de la población y a su residencia rural, el pueblo haitiano sigue dependiendo de la leña y el carbón para cocinar y alumbrarse. La presión sobre los escasos bosques secundarios haitianos es cada día mayor, con el agravante de que Haití no posee alternativas energéticas económicamente costeables dado el grado de desarrollo del país.
La deforestación se agrava porque la población crece y corta los bosques para consumir leña, pero también porque el pueblo haitiano ha tenido que aplicar un modelo de supervivencia que históricamente ha tendido a sustituir los antiguos cultivos comerciales de exportación con cultivos de ciclo corto destinados a la producción de alimentos.
Algunos de estos cultivos de ciclo corto son menos eficientes para retener el suelo durante los intensos aguaceros tropicales, y ello ha contribuido a agravar con la erosión las consecuencias de por sí ya graves de la deforestación. A mayor erosión, la tendencia ha sido a una más lenta reposición de los bosques y, por lo tanto, menor foresta y, en consecuencia, mayor erosión. Como la mayor parte del territorio haitiano está cubierta por cerros y montañas, el resultado ha sido una continua pérdida de los suelos cultivables. En 1938 se calculaba que Haití tenía todavía 540,000 hectáreas de tierras cultivables. Esa cantidad se había reducido a 370,000 hectáreas en 1950 y a 225,000 hectáreas en 1970.
Quedan todavía nichos ecológicos en donde el relieve llano del terreno y los regímenes pluvales y eólicos han permitido la preservación de los suelos y una agricultura altamente productiva, pero fuera de estas zonas el panorama que se presenta en Haití es de una degradación creciente de los suelos y de una acentuada pérdida de las fuentes de agua.
En la República Dominicana, por otra parte, las cosas evolucionaron en forma diferente debido a la diferente dotación de recursos de ambas zonas de la isla, a la escasez inicial de población y a la diferente herencia colonial.
Ya hemos mencionado que la colonia española de Santo Domingo no fue una colonia de plantaciones que demandó leña para fabricar azúcar, ya que sus empresarios no se interesaron por sus bosques de maderas preciosas como hicieron los franceses en Saint-Domingue. En realidad, las primeras exportaciones de caoba comenzaron a realizarse en Santo Domingo entre los años de 1805 y 1809 bajo el gobierno francés de Louis Ferrand, quien, necesitando moneda fuerte para pagar importaciones, abrió los primeros cortes de caoba dominicana.
La caoba se convirtió en un importante renglón de exportaciones durante los primeros 60 años del siglo 19 y su explotación se acentuó durante los 22 años en que la parte dominicana fue gobernada desde Puerto Príncipe entre 1822 y 1844. Durante este período, los cortes de caoba dominicana sirvieron para exportar un promedio de 4 millones de pies cúbicos anuales.
A partir de la independencia, en 1844, y durante los 30 años siguientes, los cortes de caoba continuaron, aunque cada vez más alejados de los cauces de los ríos o de los centros poblados más importantes. Los documentos del siglo 19 muestran que los cortes de caoba que se iniciaron en las cuencas de los ríos del sur de la isla, luego se movieron al norte y más adelante al oeste. Todavía en 1870 y 1880 había empresarios que estaban abriendo nuevos cortes de caoba en el norte y noroeste de la República.
Además de la caoba, otros empresarios cortaban y exportaban guayacán y campeche. Montecristi, por ejemplo, funcionó en la segunda mitad del siglo 19 como un importante centro maderero en donde operaban varias compañías explotadoras de los extensos bosques de campeche de la cuenca del río Yaque del Norte. La cuenca del Yuna también fue colonizada por explotadores de madera en la misma época.
La escasa población de la parte dominicana y su concentración en las tierras llanas del país favoreció la preservación de los suelos en las zonas madereras durante el siglo 19 pues solamente muy pocos individuos se quedaban viviendo en las áreas deforestadas y éstas eran subsecuentemente cubiertas de vegetación y bosque secundario poco tiempo después. Las tierras llanas, en cambio, sí estuvieron sujetas a un intenso proceso de cultivo, particularmente en las zonas tabacaleras inmediatamente al oeste de Santiago y en las zonas productoras de alimentos en el Cibao Central.
A finales del siglo 19, cuando se iniciaron los grandes desmontes en el Cibao Central y Oriental para dar paso a la creación de inmensos cacaotales y cafetales, el bosque primitivo fue sustituido por los nuevos bosques de cacao y café que crecían al amparo de árboles de amapola y gina, especialmente sembrados para dar sombra a las nuevas plantas. En las zonas de café y cacao, la deforestación no llevó necesariamente a la erosión catastrófica, como ocurrió en Haití y como ocurriría más tarde en muchos de la República Dominicana.
Históricamente, pues, la dinámica del cambio ecológico dominicano difiere de la haitiana en el siglo 19 en las siguientes características: a) menos población, aunque las tasas de crecimiento demográfico son más rápidas; b) más tierra disponible por habitante, al tiempo que la calidad de los suelos es mucho más alta pues en general la mayoría de los suelos que entran en explotación son vírgenes; c) más tierras llanas para cultivos, lo cual retrasa la intervención humana en las laderas y montañas; d) tardía explotación de los bosques de pino; y, e) ausencia de una industria azucarera en gran escala, lo cual hizo que la explotación del bosque para el uso de leña fuera más tardía.
Con todo, poco a poco, a medida que la población dominicana fue creciendo y que se ampliaron sus necesidades económicas, la demanda de madera para leña y carbón, así como la necesidad de espacio para plantaciones comerciales y para la producción de alimentos, fueron afectando los bosques. En la segunda mitad del siglo 19, por ejemplo, los dominicanos residentes en las zonas llanas de Azua, Baní y San Cristóbal desarrollaron una vigorosa industria de aguardiente y raspaduras y llegaron a mantener funcionando unos 240 trapiches azucareros que consumían grandes cantidades de leña de los bosques circundantes.
A partir de 1875, con la entrada de los primeros ingenios semimecanizados que funcionaban con máquinas de vapor, la demanda de leña fue aún mayor. Bajo el empuje de los grandes ingenios modernos, los bosques de las grandes llanuras del este de la isla empezaron a desaparecer. Una parte desaparició para dar paso a las plantaciones de caña, mientras otra fue consumida en las calderas de los centrales azucareros y de las locomotoras que movían sus trenes.
La industria azucarera que se desarrolló a partir de 1875 y que se expandió desmesuradamente a principios del siglo 20, hizo desaparecer los bosques de las mayores llanuras del país. El paisaje llano y sin árboles de San Pedro de Macorís, La Romana y El Seibo se repitió más tarde en Barahona, Azua y Puerto Plata.
Mientras tanto, los bosques del interior del país quedaron virtualmente intocados, apenas explotados por los artesanos del Cibao que requerían madera de pino para fabricar muebles y viviendas urbanas pues las viviendas rurales se fabricaban de tablas de palma. Aunque hubo algunos esfuerzo en Santiago y La Vega orientados a explotar los bosques de pino de la Cordillera Central en la segunda mitad del siglo 19, esa explotación fue mínima y todavía en 1910 los
viajeros se admiraban del estado prístino de los pinares dominicanos. Según informes de la época, en 1916 había 46 millones de tareas de bosques de distintos tipos en el país.
La introducción de máquinas de vapor favoreció la instalación de pequeños aserraderos en La Vega, Santiago y Santo Domingo a principios del siglo 20 y es entonces cuando puede decirse que el país dejó de importar madera de pino para construcciones. Un nuevo informe de 1922, firmado por el Dr. Canela Lázaro, dio cuenta detallada de la situación de la foresta dominicana en la Cordillera Central y de la importancia de conservarla. Canela Lázaro pidió la creación de áreas reservadas en los nacimientos de los principales ríos del país, y lo mismo hicieron varios viajeros que participaron con él en varios de sus viajes exploratorios por las sierras de la Cordillera Central.
La apertura de las carreteras durante la ocupación militar norteamericana contribuyó al descubrimiento del valor potencial de los bosques dominicanos pues las carreteras acercaron la tecnología maderera a los bosques de pino. Al llegar Trujillo al poder en 1930, ya había varios importantes aserraderos funcionando en Santiago y se señalaba la capacidad del país para ser autosuficiente en madera.
Trujillo descubrió el verdadero valor económico de los bosques dominicanos después de los cálculos que realizó Carlos Chardón, un experto puertorriqueño que preparó para el gobierno un informe en el cual evaluaba la situación y valor de los recursos naturales del país en 1939. A partir de entonces, Trujillo se hizo también industrial maderero asociándose con personas que ya estaban en el negocio o colocando testaferros al frente de nuevos aserraderos de su propiedad.
La Era de Trujillo fue la catástrofe para los bosques dominicanos que cayeron en manos de una oligarquía de aserradores asociados con Trujillo, quienes devastaron en menos de 20 años varios millones de tareas de bosques que habían tomado miles de años en formarse. Estos individuos y sus compañías madereras deforestaron las zonas de San José de las Matas, Jarabacoa, Tireo, El Río, Constanza, La Horma, El Rubio, San Juan de la Maguana y Restauración, entre otras, y no se molestaron en replantar el bosque que talaban.
La deforestación industrial de la Cordillera Central dió lugar a la colonización de los valles intramontanos de Constanza, El Río, Tireo y Jarabacoa, así como al repoblamiento de las zonas de la sierra al oeste de San José de las Matas hasta llegar a Restauración, pasando por El Rubio. Liquidado el bosque, quedaron los trabajadores de los aserraderos convertidos en campesinos itinerantes al servicio de los terratenientes ganaderos, que les entregaban tierras taladas pero cubiertas de bosque secundario, para que las talaran de nuevo y sembraran frijoles o papas por dos o tres años, a cambio de entregarles los fundos sembrados de pastos cuando la pérdida de la fertilidad del suelo los obligara a moverse a otro lote para comenzar de nuevo.
Así fue despoblándose la Cordillera Central de sus pinos originales, que fueron suplantados gradualmente por pastizales que secaron las fuentes de agua e hicieron morir las cañadas y los arroyos en un proceso que se repite y se ha repetido durante años en toda América Latina.
Durante años, los dominicanos pudimos presenciar como en tiempos de cuaresma, que es una época de sequía estacional, las montañas dominicanas quedaban a merced de los fuegos intencionales pegados por los campesinos y ganaderos en una lucha sin cuartel contra el bosque para convertirlo en pastizal. Este proceso se repitió miles de veces en todas partes del país y para finales de la Era de Trujillo ya sus efectos eran evidentes: las montañas sin bosques y los ríos sin agua. En 1967, seis años después de la muerte de Trujillo, se calculó que apenas quedaban 9 millones de tareas de bosques en la República Dominicana, en contraste con los 46 millones que había en 1916.
Los pinares fueron los bosques que más sufrieron la acción de los aserraderos. En el 1939, Chardón calculó que había en el país 12 millones de tareas de pinos. En 1967, cuando el gobierno dominicano por fin clausuró los aserraderos, apenas quedaban 3.5 millones de tareas de pino.
A diferencia de Haití, la República Dominicana todavía no ha perdido todos sus bosques. En adición a los informes de los Dres. Canela Lázaro y Juan Bautista Pérez en 1922, numerosos dominicanos han escrito acerca de la importancia de preservar la foresta nacional y de crear reservas y parques forestales que conserven el potencial de los principales ríos del país.
En algunos casos, esos esfuerzos han culminado en la creación de áreas reservadas como son los diversos parques nacionales. Pero, en general, esos esfuerzos parecen haberse realizado demasiado tarde, a juzgar por los informes de grupos y sociedades ecológicas, así como de numerosos estudios técnicos que dan cuenta de la inmensa pérdida de suelos en casi todo el país, así como de la desaparición de miles de ríos y arroyos que antes regaban y abastecían de peces a la población.
Con todo, la República Dominicana todavía goza de ciertas ventajas en relación con Haití. Su territorio es más llano y recibe más lluvias; sus tierras están mejor conservadas y son todavía más fértiles; su economía es más diversificada y su población es más rica; y sus gobiernos han tenido más éxito en controlar la depredación de los bosques, aún cuando las evidencias indican que son precisamente las autoridades y los grupos asociados a ellas quienes más han participado en la devastación forestal en los últimos 25 años.
Otro elemento de diferenciación parece haber sido la mayor intensidad de la emigración dominicana hacia el extranjero, así como la migración rural/urbana. Más de medio millón de dominicanos han emigrado hacia los Estados Unidos después de la muerte de Trujillo y tal vez 100,000 dominicanos adicionales han emigrado hacia otras partes del mundo, incluyendo Venezuela, Europa y Canadá.
La emigración ha quitado presión al medio ambiente en ciertas zonas rurales en donde la relación hombre/tierra era relativamente alta. Miles de dominicanos abandonaron el campo para siempre con la intención de no regresar jamás. Sus tierras fueron adquiridas por los que se quedaron, quienes a su vez las traspasaron a otros, generalmente ganaderos que las conservan todavía.
Aunque el bosque ha sido sustituido por el pastizal en numerosos lugares de las montañas, y aunque este fenómeno ha sido detrimental para la preservación de los ríos y otras fuentes de agua, sus efectos han sido menos catastróficos que en Haití, en donde las necesidades de tierra de una población campesina urgida por zonas de cultivo han contribuido a reemplazar la vegetación o el pasto por cultivos de ciclo corto que exponen los suelos a una mayor erosión.
Con todo, no puede decirse que la República Dominicana ha logrado controlar el proceso de deterioro de su medio ambiente. Frente a Haití, la situación luce menos deteriorada, pero en realidad dista mucho de ser un modelo de conservación de recursos naturales. En realidad, hace ya muchos años que se observan indicios de que la República Dominicana podría adentrarse en un proceso similar al que ocurrió en la República de Haití si no se adoptan medidas eficaces de preservación de aguas y suelos.
3.2 Los recursos naturales
Los pobladores forman sociedad en base a un territorio dado que les provee de recursos que son aprovechados de diversas formas. Los recursos son aquellos elementos de la naturaleza que el hombre valora y utiliza para satisfacer sus necesidades.
Los suelos dominicanos son de origen aluvional y lacustre. Existe un excesivo uso del suelo que está llevando a su progresivo deterioro. El problema fundamental es la erosión y la pérdida de fertilidad debido a la deforestación y a las prácticas agrícolas inadecuadas.
La minería reviste una gran importancia en la economía nacional, hoy día su explotación desmesurada está provocando su desaparición y agotamiento.
El país cuenta con unos 108 ríos, distribuidos en 14 cuencas hidrográficas importantes; el agua se utiliza en primer lugar para el consumo humano y para el riego y la generación de energía eléctrica. La situación de los recursos hídricos es delicada, pues se han sometido a manejos ineficientes y falta de conciencia humana, lo cual está provocando la desaparición de ríos.
Contamos con numerosas costas de bastante calidad. Esta riqueza marina y costera ha permitido el desarrollo del turismo con condiciones naturales excepcionales.
Se estima que la superficie boscosa de todo el país no sobrepasa el 12% de todo el territorio nacional. Estudios demuestran que nuestros bosques han ido desapareciendo gradualmente por la explotación de maderas preciosas . Esta situación hizo que se tomaran medidas promulgándose la Ley Forestal No. 5856 y creándose la Dirección General Forestal.
3.3 La deforestación: definición e historia en República Dominicana
La deforestación es el proceso de despoblar un terreno de plantas forestales. La República Dominicana empieza a sufrir los efectos de la deforestación primero durante 1916 con el desarrollo de la industria azucarera, y más tarde en la década de los años 40 y 50, con la aparición de los aserraderos. Luego del cierre de éstos, surgieron los incendios forestales causados por la población. Además la práctica de la agricultura itinerante, la ganadería intensiva y extensiva así como también el conuquismo que se lleva a cabo en las grandes zonas cordilleranas realiza deforestaciones en muchas zonas de bosque.
3.3.1 Efectos de la deforestación.-
Entre las funciones básicas de los árboles se encuentra la de devolver la humedad de la lluvia a la atmósfera, lo que irregulariza el caudal de las fuentes y cursos de agua. Las raíces de los árboles también son importantes porque retienen sedimento. Cuando se desnuda la tierra, aumenta la erosión y se origina el arrastre de sedimentos hacia los ríos. Estos sedimentos alteran la ecología de los ríos y también de los ecosistemas marinos cuando éstos desembocan al mar.
3.3.2 Deforestación en República Dominicana.-
Existen datos que demuestran que más de un 80% de las cuencas hídricas del país, muestran indicios graves de degradación y pérdida de suelos por causa de
la erosión. Se calcula que se pierde entre 150 y 1,500 toneladas de suelo por hectáreas por año. Lo ideal sería que ese número no pasara de 10 ton/ha./año.
Algunos casos alarmantes en nuestro país son los altos niveles de sedimentos depositados en las Presas de Tavera, Sabana Yegue, Valdesia y Sabaneta, debido a la deforestación de las cuencas de los ríos que la nutren. También la extracción indiscriminada de materiales de construcción, conjuntamente con la tala de árboles, ha provocado la desaparición de dos importantes ríos de la provincia de San Cristóbal, mientras que otros están en vía de extinción. El país adolece de políticas ambientales claras, y se ha caracterizado por ser tolerante e indiferente a la problemática ambiental.
3.4 La reforestación en República Dominicana
Los bosques dominicanos sufren de deforestación y sus consecuencias, para ello, diversos sectores de la sociedad buscan soluciones alternativas para crear conciencia sobre la importancia de los bosques y reforestar. Entre estos organismos cabe citar la labor de:
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Instituto Forestal
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Secretaría de Estado de Agricultura
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Club Rotario y club INTERACT
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Diversas ONG's
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El gobierno dominicano por medio de campañas y organizaciones pro-preservación los bosques.
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Ébano Verde
CONCLUSIONES
LA ECONOMIA DOMINICANA HA VARIADO SU MODELO DESDE LA EPOCA DE TRUJILLO Y SU POSTERIOR AJUSTICIAMIENTO HASTA NUESTROS DIAS. EL DICTADOR TRUJILLO SIGUIÓ UN MODELO DEL CUAL LA REPUBLICA SE BENEFICIO EN GRAN MANERA; SIN EMBARGO EL MONOPOLIO QUE EJERCIO EN FUNCION DE SU PROPIO ENRIQUECIMIENTO CAUSARON EFECTOS CONTRAPRODUCENTES.
A LA MUERTE DEL DICTADOR, EL PAIS SE ENCONTRO A LAS PUERTAS DEL NACIMIENTO DE UNA NUEVA FORMA DE VIDA, DONDE IMPREGNARA LA DEMOCRACIA Y LAS LIBERTADES PUBLICAS QUE NO SE EXPERIMENTARON EN TRES DECADAS; LA FUNCION COMERCIAL, QUE ES LO QUE NOS ACOMETE, PODRIAMOS DECIR QUE SE MANTUVO RECESIVA DURANTE LA LUCHA POR EL PROCESO DE DEMOCRATIZACION. DE MANOS DEL TRIUNVIRATO, EL PAIS SUFRIO POR UNA GRAN CRISIS ECONOMICA.
DURANTE LOS 12 AÑOS DEL DOCTOR BALAGUER, SE PROCEDIO A FORTALECER EL APARATO ECONOMICO. SE FOMENTO LA AGRICULTURA, EL INCENTIVO INDUSTRIAL Y EL ESTIMULO A LA INVERSIÓN EXTRANJERA; BALAGUER APLICO LA REFORMA AGRARIA, SIN EMBARGO FUE LIMITADA, PUES EL CAMPESINO EMPIEZA A EMIGRAR A LAS GRANDES CIUDADES EN BUSCA DE MEJORES CONDICIONES DE VIDA Y SERVICIOS.
DURANTE LOS GOBIERNOS DEL PRD QUE LE PRECEDIERON, EL PAIS SUFRIO POR UNA GRAN CRISIS Y DEMANDAS AL GOBIERNO POR MALVERSACIÓN DE LOS FONDOS, AUNQUE INTENTARON IMPULSAR LA AGRICULTURA, EL PRODUCTO INTERNO BRUTO NO COMPENSABA LA BONANZA DE PAGOS Y LA INFLACIÓN SUBIO A NIVELES MUY ALTOS.
LA DESACREDITACION QUE SUFRIERON LOS GOBIERNOS DEL PRD HIZO QUE NUEVAMENTE EL DR. BALAGUER SUBIERA A LA PRESIDENCIA. EN ESTE PERIODO, EL PAIS EXPERIMENTA UN MOTOR NUEVO DE PRODUCCIÓN ECONOMICA: LA ECONOMIA DE SERVICIOS. SE IMPULSA EL TURISMO Y LA INDUSTRIA DE ZONAS FRANCAS, PASANDO LA ECONOMIA DE PRODUCCIÓN A OCUPAR UN SEGUNDO PLANO. NUESTRO PAIS, GOZA DE RECURSOS NATURALES OPTIMOS PARA EL TURISMO, SIN EMABARGO, HOY DIA ESTO NOS HA TRAIDO CONSECUENCIAS Y EFECTOS CONTRAPRODUCENTES.
EN EL POSTERIOR GOBIERNO DEL PLD, SE AFIANZO LA POLÍTICA NEOLIBERALISTA, IMPULSANDOSE LA MACROECONOMÍA HACIA UN CRECIMIENTO, SIN EMBARGO, ESTO NO SIGNIFICA QUE LA POBREZA DISMINUYO; NUESTRO ACTUAL PRESIDENTE, ESTA TRATANDO DE QUE EL APARATO ECONOMICO SE RESTABLEZCA Y DE ESTA FORMA VOLVER A TENER LA AGROPECUARIA EN PRIMER PLANO, ADEMÁS DE UNA ADECUADA REFORMA AGRARIA, PERO ES UNA PENA QUE NUESTRO PAIS, SUMIDO EN EL TURISMO Y LAS ZONAS FRANCAS ESTE SUFRIENDO MUCHO EL CAMBIO RADICAL QUE SE ESTA APLICANDO A NUESTRA ECONOMIA.
YA QUE HEMOS PLANTEADO EL TERMINO -REFORMA AGRARIA- , CABE DECIR QUE SIFNIFICA. LA REFORMA AGRARIA ES EL PROYECTO QUE HACE REPARTICIÓN DE LA TIERRA DE MANERA QUE SE LE PUEDA SACAR BENEFICIOS, LOS PAISES DESARROLLADOS CUENTAN CON REFORMAS QUE FUNCIONAN DE FORMA SOLIDA, PERO LOS PAISES DEL 3er MUNDO TODAVÍA TRATAN DE HACER DE ESTE PROYECTO UNA REALIDAD. EL ESQUEMA ECONOMICO A SEGUIR DEBE PRIORIZAR LA AGRICULTURA, PERO CREEMOS QUE PARA QUE EN NUESTRO PAIS ESE CAMBIO NO SEA TAN BRUSCO, SERIA NECESARIO TRATAR DE EQUILIBRAR UNO CON OTRO: IMPULSAR LA AGRICULTURA, PERO NO DEJANDO DE LADO LA ECONOMIA DE SERVICIOS, QUE AUNQUE TENGA SUS CONSECUENCIAS NEGATIVAS, HAY QUE ADMITIR QUE EL APORTE A LAS FUENTES DE TRABAJO OFRECE ES MUY AMPLIO.
FINALIZAMOS NUESTRO TRABAJO CON EL MEDIO AMBIENTE. NUESTRO PAIS ES RICO EN RECURSOS NATURALES A PESAR DE SU POCA EXTENSIÓN, PERO NO ES UN SECRETO QUE ESTOS RECURSOS -EN SU MAYORIA NO RENOVABLES- ESTAN EN VIA DE EXTINCIÓN. DEBEMOS LUCHAR Y CREAR CONCIENCIA PARA QUE NUESTROS BOSQUES REVERDEZCAN, EL CAUDAL DE LOS RIOS VUELVA A FLUIR CON ABUNDANTE AGUA Y NUESTROS RECURSOS MINEROS NO SEAN MAL MANEJADOS.
ES DEBER DE TODOS APORTAR A LA PRESERVACIÓN DE NUESTROS RECURSOS. EL CIRCULO DE NUESTRA ECONOMIA SE ENCUENRTRA ENTRELAZADO CON NUESTRAS RIQUEZAS. TAMBIEN DEBEMOS SENTAR LAS BASES PARA EL CAMBIO EN NUESTRA POLÍTICA ECONOMICA, DE TAL FORMA EL APARATO PRODUCTIVO BENEFICIARA A TODOS Y NO A LA MINORIA. ES EN NUESTRAS MANOS QUE SE ENCUENTRAN LOS CAMBIOS QUE DEBE EXPERIMENTAR NO SOLO LA ECONOMIA, SINO LA REPUBLICA DOMINICANA EN GENERAL.
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Enviado por: | Bianca Fernandez |
Idioma: | castellano |
País: | República Dominicana |