Sociología y Trabajo Social
Drogas legales e ilegales
Introducción a las drogas
El fenómeno del consumo de las drogas no puede reducirse a un mero criterio moral, a una dicotomía entre lo bueno y lo mal. Las drogas forman parte indisociable de la historia de la humanidad, acompañan al ser humano desde los principios de su existencia. Se encuentran indicios de su uso desde el Neolítico y datos fiables de su consumo ya hace 4000 años a. C. En todos los grupos sociales y en todas las épocas se han consumido sustancias psicoactivas, capaces de alterar la percepción.
Los diferentes usos que se han hecho de las drogas han estado condicionados por la sociedad, la cultura y el momento histórico. Desde tiempos remotos, las más diversas civilizaciones se han servido de plantas, hongos, cactos y raíces a su alcance para experimentar estados alterados de conciencia. En ocasiones el consumo de las sustancias alucinógenas contenidas en estas plantas tenía fines religiosos y rituales. Se suponía que propiciaba el contacto con al divinidad.
A lo largo de la historia, las sustancias psicoactivas se han utilizado también con fines lúdicos o festivos.
Los bacanales romanos, los carnavales, las fiestas de la cosecha o del nacimiento del nuevo año eran ocasiones especiales en las que se recurría al alcohol y a otras sustancias que ayudaban a romper temporalmente el orden establecido y liberaban al individuo de las tensiones y la monotonía de la vida cotidiana. También tenemos noticia de drogas que se utilizaban para mejorar el rendimiento del trabajo. Los antiguos incas acostumbraban masticar hojas de coca para soportar extremadas jornadas de trabajo sin apenas alimento. La costumbre aun persiste en ciertas zonas de los Andes.
Y por último, y este es un dato de gran importancia, se conoce la utilización de drogas con fines médicos. Gran parte de las drogas conocidas, y seguramente parte de la que quedan por conocer, tienen un efecto terapéutico: ayudan a curar enfermedades o a paliar el dolor.
De hecho, las drogas pueden utilizarse en distintos contextos y con fines muy diversos. Así en nuestra sociedad, el alcohol tiene sobretodo una función lúdica y festiva, mientras que la cocaína se utiliza a menudo para mejorar el rendimiento del trabajo. Y algunos grupos pseudoreligiosos se sirven de sustancias alucinógenas en un contexto ritual para propiciar estados alterados de conciencia que facilitan el contacto con algún supuesto tipo de poder superior, o con una experiencia de conocimiento.
Estos diversos usos de la droga se dan en un mismo entorno cultural y en una misma época. Incluso una misma persona puede consumir diferentes drogas con distintos propósitos.
Con esta breve introducción histórica pretendo evitar discusiones bizantinas sobre si está bien o mal que se consuman drogas. Las drogas existen y seguirán existiendo, de una u otra forma, nos parezca bien o no. No es un asunto sobre el cual tengamos la capacidad de decidir. Pero tampoco podemos dar la espalda a la realidad y pensar que el consumo de drogas no nos afecta, y que si no consumimos drogas o las consumimos de manera muy controlada podremos evitar cualquier tipo de problema.
Por supuesto, tampoco tenemos control sobre los demás. No podemos evitar que personas cercanas a nosotros se droguen.
Lo único que está en nuestra mano es informarnos para tener una visión clara y objetiva sobre que son las drogas, que papel juegan en la sociedad actual, que efectos producen, como podemos detectar signos de drogadicción y que podemos hacer para ayudar en caso necesario.
La droga se ha integrado de tal modo en nuestra vida diaria, que algunos pretenden hacernos creer que se trata de una fatalidad sobre la que carecemos de posibilidades de acción, con la que debemos resignarnos a convivir, con la esperanza de no caer en ella.
La realidad es muy distinta. La drogadicción es tan sólo un síntoma de la incapacidad de superar enormes dificultades que pueden tener un origen afectivo o social.
Pero no es una enfermedad, y mucho menos una enfermedad crónica.
Es posible tratarla ayudando a los drogadictos a afrontar y superarlos problemas que de modo tan equivocado habían confiado en resolver por medio de la droga. Es una tarea basada, principalmente en la recuperación de la autoestima y de la confianza en uno mismo. No imaginamos que se supriman totalmente determinadas drogas, lo que equivaldría a despreciar su uso cultural y social, pero podemos evitar la drogadicción.
Lo lograremos ayudando a los adultos, y especialmente a los padres, a reconocer sus propios errores, a la vez que los de sus hijos; enseñándoles a establecer límites, a atreverse a expresar sus emociones y sentimientos, en suma, a ser auténticos. Lo lograremos incitando a los jóvenes a practicar esta misma autenticidad y a introducirla poco a poco en sus familias. Si tenemos siempre tan presente un valor tan indispensable como es la solidaridad, podremos ser protagonistas de la prevención, al tiempo que actuamos como directores de escena de ese drama en el que la vida recobra su sentido.
Dejemos la falsa impresión de fatalidad a aquellos que, por indiferencia, pereza o necedad, están avalando todos los horrores del mundo.
¿qué es la drogadicción?
LA MOTIVACIÓN PERSONAL, ORIGEN DE LA DROGADICCIÓN
Una droga es un producto que modifica nuestra percepción neurosensorial de las cosas y nuestra relación con la vida. Puede tratarse de un excitante, de un calmante o de una sustancia que deforme la realidad. Existen drogas autorizadas o legales, y otras prohibidas o ilegales. El chocolate es una droga, y también lo son el café, el té, la cola y el alcohol. Por tanto no es la ilegalidad lo que define el concepto de droga. Un error frecuente consiste en limitarse a diferenciar las drogas que crean dependencia de las que aparentemente no la crean, concediendo gran importancia al producto.
El producto es en sí mismo secundario.
La causa de la drogadicción no debe buscarse en el producto sino en las motivaciones personales que empujen a consumirlo. Se puede tomar una droga por muchos motivos.
LA NECESIDAD DE HUIR
¿De qué trata de huir el drogadicto? De una realidad diaria insoportable, de unos problemas de origen social o afectivo, o de ambas cosas a la vez.
La drogadicción debida a problemas sociales graves es relativamente reciente. El toxicómano carece de cualquier proyecto de futuro, puede haber fracasado en los estudios, y el único horizonte que tiene ante sí es el paro y la miseria. Se comprende así su necesidad de evasión. Cuando se habla con un drogadicto que huye de una realidad social insoportable, suele decir: << Sobre todo, no quiero volver a mi ciudad; allí lo único que puedo hacer es drogarme, todos los camellos me conocen. Lo que necesito es un curro y una chica que me quiera… una vida normal>>
Cuando el drogadicto se encuentra mal, toma un producto. Enseguida, tiene la impresión de encontrarse mejor y, por consiguiente, desea volver a tomarlo cuanto antes, en mayor dosis y más a menudo.
No hay límites.
El drogadicto es como un bebé, alguien que lo quiere todo y enseguida. No sabe esperar.
La formación de un niño empieza por la tarea de irle marcando los límites que le permitirán respetarse a sí mismo y a los demás. Sin dichos límites, se sumirá en la angustia. Una angustia que puede agravarse y desembocar en la necesidad de huir.
DROGODEPENDENCIA.FLIRTEO CON LA MUERTE
ENAMORADOS DE LA VIDA HASTA MORIR POR ELLA
En contra de lo que suele creerse, los drogadictos no tienen ganas de morir, salvo en ciertos momentos de depresión. De hecho, la muerte los trae sin cuidado, pero necesitan sentirla cerca para saber que están vivos, tal vez, para tener ganas de vivir. Se los puede definir con las palabras del poeta Aragón: << Enamorados de la vida hasta morir por ella >>
Los drogadictos no temen la muerte. Un drogadicto dijo en una ocasión: << Vale más morir como un dios que vivir como una cucaracha >> Y ése es, en efecto, su estilo de morir: por sobredosis.
ACERCARSE AL BORDE
Si se hace ver a un drogadicto los riesgos de sufrimiento en que incurre, es posible que se aparte parcial o provisionalmente de la droga. Pero no sucede lo mismo con el riesgo de muerte. Cuando uno no se siente bien, no se siente existir. Es preciso bordear la muerte para sentirse vivo. Es preciso acercarse a la orilla para pensar: <<sí, estoy vivo >>.
Paradójicamente, un gran número de drogadictos, cuando se enteran de su condición de seropositivos, << reviven >>. La muerte está ahí, puede que su amenaza se aplace más o menos, pero es seguro que se cumplirá. Desde ese momento, la vida para ellos es un verdadero premio. La muerte da a la vida su valor. Y en muchos casos, más de lo que la gente se cree, dejan la droga, trabajan, viven en pareja… la muerte se convierte en algo tangible. La vida también.
Los productos
LAS DROGAS LEGALES
El té, el café, las colas contienen cafeína o teína, que son excitantes. Producen un estímulo intelectual y físico de carácter leve pero real. El consumo excesivo de tales productos puede producir irritabilidad o insomnio.
El tabaco y el alcohol si se abusa de ellos, se comportan como drogas.
Por descontado, los medicamentos contra la angustia (los ansiolíticos) y contra el insomnio (los somníferos) permiten relajarse o dormir.
Pero si se usan de modo inadecuado y en dosis excesivas, se convierten en drogas que producen embriaguez, excitación y agresividad. En caso de sobredosis, pueden tener consecuencias graves ( coma, muerte).
Los antidepresivos, las anfetaminas ( pastillas que quitan el hambre) y, por supuesto, los estupefacientes como la morfina, o la metadona también pueden resultar peligrosos. Los disolventes ( tricloroetileno, éter, pegamentos, gasolina) desprenden vapores tóxicos que, aspirados por el usuario, le producen embriaguez y le hacen perder el contacto con la realidad. También provocan vómitos y vértigo. A medio plazo pueden afectar al cerebro, al hígado y a los riñones. Pero a corto plazo presentan riesgos de muerte por edema pulmonar agudo o por asfixia ( el joven mete la cabeza en la bolsa para reforzar los efectos del producto)
LAS DROGAS LEGALES
- La marihuana y el hachís, fumados para obtener un estado de bienestar y una sensación de relajamiento, pueden producir alucinaciones y trastornos de la atención y de la memoria.
Estos dos productos se fuman para obtener una sensación de bienestar y relajamiento. Pero en dosis elevadas pueden producir alucinaciones, crisis de ansiedad e incluso de pánico. Llegan a perturbar determinadas nociones (la distancia, el tiempo, etc.…), hacen que se pierda la atención y la concentración. Al cabo del tiempo, pueden originar trastornos de la memoria y embotar el pensamiento.
Es importante no trivializar el consumo de derivados del cáñamo, dramatizarlo tendría unos efectos más tóxicos que el propio producto. Hacerlo equivaldría a crear el pánico en las familias, que tienden a colocar a sus hijos la etiqueta de drogados, cuando lo único que han hecho es un experimento que tal vez no tenga continuidad.
En las familias el diálogo debe ser sereno, abierto y permanente.
- El éxtasis, píldoras que por su composición pertenecen al grupo de las anfetaminas, pueden producir en principio alucinaciones y delirio, y más tarde alteraciones del ritmo cardíaco y fuerte confusión mental. También puede desencadenar trastornos psicológicos graves e inducir a cometer actos delictivos.
Suele consumirse en fiestas, discotecas y after hours. Sus consumidores son normalmente jóvenes aficionados a la música tecno, trance, dance, máquina y demás variantes de la música electrónica (aunque se dan en otros casos también). Parece ser que la combinación de estas pastillas con la música electrónica provoca una fuerte sugestión hipnótica. Esta es una de las sensaciones más buscadas en el éxtasis, así como la facilidad de comunicarse y contactar con los demás. El efecto euforizante permite estar muchas horas sin dormir y así resistir al consumo de varias pastillas en una misma noche.
- El LSD, tomado igualmente por vía oral, provoca intensas alucinaciones que pueden llevar a la locura y al suicidio. Los efectos del LSD pueden desaparecer, para volver meses después de forma espontánea.
La presentación común del LSD es un trozo de papel secante impregnado con el polvo blanco e inodoro de la droga. Se ingiere con un poco de agua.
Actualmente se consume en dosis pequeñas, buscando sobretodo el efecto de euforia, y no una experiencia psíquica y un ritual iniciático, como ocurría en los años sesenta.
- La heroína es un analgésico opiáceo muy potente sintetizado en laboratorios. En 1898 fue ensayada en la policlínica de Bayer para el tratamiento de la tos y la disnea, y durante un tiempo se consideró un fármaco muy eficaz, que además privaba al consumidor de cualquier sentimiento de temor -de ahí su nombre de heroína- y carecía de efectos secundarios. Durante un cuarto de siglo, la heroína se vendió y se consumió libremente.
Derivada de la morfina, la heroína se reveló como un depresor muy adictivo, cuyo consumo desarrolla rápidamente dependencia. Puede consumirse esnifada, fumada o inyectada, dependiendo sobre todo de su grado de pureza. Suele encontrarse en el mercado negro en forma de polvo blanco o marrón, que se vende en bolsitas a las que se da nombre de “papelinas” o “papelas”. En los últimos años se observa una tendencia a una mayor pureza de la heroína que se encuentra en el mercado. Esto permite que muchos consumidores la fumen o la esnifen en lugar de inyectársela, con lo que además evitan problemas de infección y transmisión de enfermedades.
La heroína es la droga por excelencia, la más destructiva y temida, porque conduce a la marginalidad y al aislamiento. Ser “ yonqui” es en sí un modo de vida, y para muchos adictos resulta tan difícil dejar la heroína como abandonar el ritual que lleva su consumo. Los heroinómanos son capaces de renunciar a todo, familia, trabajo y amigos, para entregarse por entero a la droga.
Marianne Faithull, que fue cantante y musa del famoso grupo de rock Rolling Stones, explica así su experiencia: “ La heroína fue un error, un tiempo perdido, algo que no repetiría. Durante una época, mi vida se reducía a esperar al camello, a perder peso y dientes, a frecuentar bandas de pequeños traficantes y a desear la muerte”. “La heroína”, en palabras de otro heroinónamo, “es una novia que te lo da todo pero también te lo quita todo. No puedo vivir sin ella, pero vivir con ella me está matando “
La heroína no es una droga que se tome para divertirse, ya que no facilita ni la relación ni a comunicación ni la relación con los demás. El grupo de amigos puede servir para iniciarse en el consumo de la heroína, pero lo normal es que el adicto después se drogue a solas, o por lo menos por su cuenta, aislado en su mundo.
- La cocaína procede de la hoja de coca. Es un polvo blanco que se <<esnifa>> y a veces se inyecta. Proporciona una estimulación intensa pero breve. De hecho, daña el corazón, destruye el sistema nervioso y deteriora el interior de la nariz. También puede producir como respuesta a ala excitación artificial, estados depresivos graves. En caso de sobredosis, puede producir un accidente cardíaco.
Por sus propiedades estimulantes, la cocaína se rodeó de un aura de glamour y de modernidad, y por su consumo quedó ligado a personas de alto poder adquisitivo: ejecutivos, empresarios, gente del espectáculo. Hoy en día su consumo alcanza a muy diversos estratos sociales, pero para muchos jóvenes sigue siendo una “droga de ricos”
- El crack no es más que cocaína mezclada con productos químicos. Al fumarlo, se produce una crepitación, de donde proviene su nombre. Se presenta en forma de pastillas amarillas que, al arder, desprenden gases tóxicos. Sus efectos son violentos: fuerte estimulación y sobreexcitación con riesgo de inducir a actos peligrosos para el sujeto y para los demás. A menudo, los usuarios padecen problemas respiratorios, pérdida de memoria y períodos depresivos, a veces con tendencias suicidas o violentas.
EL CONSUMO DE DROGAS EN ESPAÑA
El Observatorio Español Sobre Drogas es un órgano permanente de estudio e investigación en el ámbito de las toxicomanías y sus repercusiones en la sociedad española. En 1997 realizó una encuesta enmarcada dentro del Programa de Encuestas Nacionales, para determinar el consumo de drogas entre la población española. La citada encuesta se realizó a partir de 12.445 entrevistas en todo el territorio nacional, en una muestra de población con edades comprendidas entre los 15 y los 65 años. estos son, a modo de resumen, algunos de los resultados obtenidos:
Tabaco | Alcohol | Cannabis | Éxtasis |
Ha probado alguna vez |
65.5 | 89.9 | 21.7 | 2.5 |
Ha consumido en el último año |
45.0 | 77.7 | 7.5 | 1.0 |
Ha consumido en el último mes | 40.7 | 60.7 | 4.0 | 0.2 |
Consume a diario | 12.9 | 12.9 | 0.9 |
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¿ CÓMO ACTUA LA DROGA?
LAS ENDORFINAS ATENÚAN EL DOLOR
En nuestro cuerpo, hay unas sustancias químicas llamadas endorfinas que circulan entre dos neuronas y tienen la misión de atenuar el dolor. La producción de endorfinas es un continuo en el que hay mayor cantidad cuando se hacen esfuerzos físicos y muy poca cuando estamos en reposo. Si careciéramos de endorfinas, sentiríamos cada uno de nuestros movimientos; cada dolor, por pequeño que fuera, supondría un verdadero sufrimiento.
EL SÍNDROME DE ABSTINENCIA
Cuando un toxicómano deja de administrarse heroína, su cerebro tarda varios días en enterarse de que el organismo no produce ya endorfinas. Durante ese tiempo, nada protege al heroinómano contra el dolor. Sus sufrimientos son terribles.
Existen medicamentos, muy distintos de los estupefacientes, que pueden servirle de ayuda para atravesar ese periodo tan penoso. Al cabo de una semana, el cuerpo del heroinómano puede prescindir de la heroína. Pero no se ha solucionado ninguno de los problemas de orden psicológico y social que lo afligían. Sigue sin resolverse la eterna cuestión: ¿ De qué quería huir con la heroína?
LA ASISTENCIA: DESDE EL GRITO DE SOCORRO HASTA LA VUELTA A LA LIBERTAD
Tarde o temprano, el drogadicto lanza un grito de socorro. Será preciso entonces conocer las causas de su toxicomanía. ¿ Se trata de un problema afectivo o social?
A continuación, las terapias ayudarán al drogadicto a descubrir sus recursos personales y a utilizarlos para resolver por sí mismo el problema.
Durante el periodo de desintoxicación física, el toxicómano sufre el síndrome de abstinencia lo que exige la intervención para el tratamiento de las complicaciones asociadas la droga o al uso compartido de jeringuillas. Por el contrario, para la asistencia en el plano social o afectivo puede recurrirse a otro tipo de agentes.
Es preciso valorar el peso de la angustia que soporta el toxicómano. La mejor fórmula es la desintoxicación en una residencia donde será escuchado y protegido.
El problema, es que, en España, no hay suficiente número de plazas.
Durante la desintoxicación, NO a la droga, NO a la violencia, nada de salidas sin permiso del equipo de terapeutas. Sí a la capacidad de escucha, al diálogo y a la reconstrucción personal: <<AYÚDATE A TI MISMO>>
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Enviado por: | nusk |
Idioma: | castellano |
País: | España |