Filosofía y Ciencia


Dignidad del Hombre


LA DIGNIDAD DEL HOMBRE

ÍNDICE

  • Introducción al Renacimiento....................................................................................................3

  • El Humanismo..................................................................................................3

  • El Renacimiento y el Humanismo en España.............................................4

  • La dignidad del hombre....................................................................... ......................................5

    • 2.1. Pico della Mirandola........................................................................................6

    • 2.2. Fernán Pérez de Oliva.....................................................................................7

  • Conclusión....................................................................................................................................9

  • Bibliografía..................................................................................................................................10

  • 1. Introducción al Renacimiento

    El movimiento acuñado con el nombre de Renacimiento supone una nueva concepción de la vida y de la realidad tras la oscura Edad Media. Aunque es evidente que el cambio de mentalidad no fue radical sino gradual, no es menos cierto que disciplinas tan distintas como la arqueología y la literatura se unieron con lo cual surgieron una cantidad de autores sin precedentes que se dedicaron a desenterrar la cultura greco-romana y dar un giro a la visión que del mundo se había tenido hasta entonces.

    Pero el cambio no viene producido sólo por la nueva toma de conciencia de los autores sino que, más allá de las nuevas letras, ciencias y costumbres, la política tuvo un papel fundamental. No en vano, ya en los siglos XIII y XIV se inicia un proceso de transformación de las ciudades que culminará con el desarrollo de la burguesía, del comercio y de la industria. El sistema feudal, basado en la economía agraria, se va dejando de lado en toda Europa y aparecen las nuevas nacionalidades. Se va produciendo una centralización del poder en manos de los reyes, que se autoproclaman emperadores para acentuar su autoridad, y surge la noción de Estado.

    Sin embargo, son los burgueses los que, animados por sus ansias de ascender socialmente y situarse a la altura de la rancia nobleza, los que se encargan de promover la cultura, convirtiéndose en mecenas de los artistas. Se va produciendo la secularización de la cultura. En este sentido es ineludible tratar la cuestión religiosa y sus consecuencias durante el período renacentista: figuras como Erasmo y Lutero se alzan para dignificar la vida del hombre en la tierra y para desvincularla de la vida espiritual basada en los dictados de la iglesia católica. Frente a ello se propugna una religiosidad basada en el libre examen en lo que será la Reforma protestante. A consecuencia de esto se produce la Contrarreforma que culmina en el Concilio de Trento y en nuevos planteamientos espirituales.

    1.1. El Humanismo

    El Humanismo es el movimiento cultural más característico del Renacimiento. Su tema central es el hombre. Más aún, se habla de la dignidad intrínseca del hombre más allá de su fe y de la gracia que Dios le quiera dar. Su relación espiritual queda desplazada, tomando ejemplo de la humanidad clásica precristiana, a favor de la autonomía y la personalidad del hombre. El Humanismo es la historia del hallazgo del lugar del hombre por medio de la razón y de la voluntad que le llevará a una expansión y una evolución sin parangón.

    Como resultado de esta revolución aparece un concepto optimista de la naturaleza humana en contraposición con el cristianismo, en cuyo espacio no había iniciativas posibles fuera de Dios. Se llega a la conclusión de que el hombre es la criatura más perfecta que ha nacido de Dios y se le llega a igualar con los ángeles. Se le considera un microcosmos en sí mismo y los diferentes autores de la época varían entre conciliar esta nueva imagen de la vida humana con el cristianismo hasta cercenar esta relación y hacer al hombre, a su virtud y a su energía creadora, más poderoso que la fortuna.

    En al ámbito universitario se crearon a lo largo y ancho de toda Europa los Studia Humanitatis, es decir, los estudios de Humanidades, dentro de los cuales, en contraposición con la escolástica difundida hasta entonces, se leían e interpretaban los clásicos y se estudiaban cinco disciplinas: gramática, retórica, poética, historia y filosofía moral.

    Paralelamente al movimiento renacentista se produce a mediados del siglo XV un invento, la imprenta, que da el espaldarazo definitivo a la revolución humanista y le sirve para difundirse rápidamente por toda Italia primero y por Europa después mediante la traducción de antologías de textos clásicos.

    1.2. El Renacimiento y el Humanismo en España

    En España hablamos del Renacimiento como un movimiento englobado dentro del llamado Siglo de Oro entendido, en su sentido amplio, desde la publicación de La Celestina en 1499 hasta la muerte de Calderón en 1681.

    Esto significa que daría inicio con el reinado de los Reyes Católicos para tener el punto culminante con Carlos V. Su decadencia se verá con Felipe II y con Carlos III. Se puede hacer una división del Renacimiento español en dos momentos que coinciden con los dos primeros y con los dos últimos reyes: en el primer momento es cuando surge con fuerza el movimiento (como ejemplo baste recordar la creación de la Universidad de Alcalá en 1508 por el consejero real cardenal Cisneros); el segundo, de mayor duración, impide la llegada y el cultivo de las nuevas ideas (se prohibió, por ejemplo, que los estudiantes desarrollaran sus estudios fuera de España).

    En España las ideas renacentistas se introdujeron en una doble vertiente: la Corona de Aragón era la puerta de entrada en la Península Ibérica de las obras y los autores italianos; las ideas de Erasmo, por su parte, entraron gracias al apoyo del propio Carlos V, quien llegó incluso a enfrentarse con la iglesia. Sin embargo, no se dieron en nuestro pais las condiciones óptimas para su desarrollo. Por una parte, no había una burguesía fuerte que avalase la tarea de los artistas como en otros puntos de Europa y esa labor fue desempeñada por los Reyes Católicos y Carlos V. Por otra, desde la segunda mitad del siglo XVI ganó terreno el miedo a la censura de la Inquisición y, por otra parte, el encierro frente a las nuevas ideas.

    Los nombres propios del Humanismo español fueron tres:

    • Nebrija. Su Gramática de la lengua castellana, de 1492, fue la primera en una lengua vulgar. Esta obra es fundamental dado que se sientan las bases para la unificación lingüística, sin la cual no puede completarse, y así lo dice el propio Nebrija, el paso a la sociedad moderna.

    Que siempre fue la lengua compañera del imperio... juntamente comenzaron, crecieron

    y florecieron.

    • Cisneros. Además de ser el fundador de la Universidad de Alcalá es el autor de la Biblia Políglota Complutense, compuesta en seis volúmenes en los idiomas caldeo, hebreo, griego y latín.

    • Vives. Es nuestro humanista más universal y se centró sobre todo en la educación moral. Su objetivo era que la ciencia se convirtiese en algo práctico y para ello escribió obras como Introductio ad sapientiam y De institutione feminae christianae.

    2. La dignidad del hombre

    El tema de la dignidad del hombre ha sido tratado desde la antigüedad, como nos lo dice Kristeller en su obra El pensamiento renacentista y sus fuentes. Desde ella se hace un repaso a los autores más influyentes y cómo es Petrarca quien abre la veda para su tratamiento en un futuro próximo y su estela será la que llegará hasta el Renacimiento.

    En Grecia ya el pensamiento giraba en torno al hombre. Conocemos a Cicerón, Platón y Aristóteles sobremanera. En los dos últimos autores, emblemas de la filosofía antigua, el hombre, su alma y su felicidad eran temas sobre los que volvían constantemente sus pensamientos. La literatura griega, por su parte, aporta mitos bien conocidos como el de Prometeo y la Antígona de Sófocles, y en ambos casos se eleva y alaba al ser humano por ser el inventor de las artes.

    Por otra parte, el Génesis y el Antiguo Testamento ensalzan al hombre y lo comparan con Dios todopoderoso, mientras el resto de animales queda supeditado siempre a la voluntad del hombre, quien debe disponer de ellos para su servicio. En los orígenes del cristianismo se hablaba ya exclusivamente de la salvación de la humanidad, sentando las bases de la dignidad del hombre.

    En la Edad Media la dignidad del hombre consistía, en su vertiente cristiana, en ser una criatura a imagen y semejanza de Dios así como en ser capaz de lograr la salvación, mientras que su valor natural, en sí mismo, era comparable entonces con las otras criaturas del mundo. El mundo terrenal tenía el valor de algo pasajero, mientras que la eternidad próxima era lo que dignificaba al hombre y en aras de ella se debía dirigir la vida del hombre. De ahí ese pesimismo que invadía el espíritu medieval respecto al estado del hombre en la tierra, algo que Lotario, el futuro Inocencio III, dejó plasmado en su Tratado sobre el desprecio del mundo.

    A finales de la Edad Media la figura de Petrarca abrió camino también en este campo, dándole al hombre una dignidad intrínseca más allá de su vida espiritual, aunque no al margen de ella:

    El hombre y el alma son el asunto verdaderamente importante de nuestro pensamiento

    En los siglos XIV y XV es significativo el uso que se empezó a dar por parte de los eruditos renacentistas al término humanidades, referido a las ciencias que se estudiaban. Tomado directamente de Cicerón (por Salutati y Bruni), se acabó refiriendo a los campos de la gramática, la poesía, la historia y la filosofía moral. Y esto es importante porque se estaba dando importancia a lo que los hombres estudiaban de otros hombres, es decir, se estaba ensalzando la labor del ser humano como ser estudioso y que busca en la tierra sabiduría más allá de la salvación de su alma. Se le está dotando de dignidad.

    Aún así se podían enfrentar en la época los diferentes tratamientos que los autores daban al tema de la dignidad del hombre. Así, mientras Facio lo trataba en un contexto religioso, Manetti habla de la razón del hombre, de sus artes y oficios y, lo que es más importante, por su condición natural.

    En la segunda mitad del siglo XV, en Florencia, surge una corriente neoplatónica fundada por Marsilio Ficino e integrada por hombres como Pico della Mirandola. Era la llamada Academia Florentina. En ella, y esto diferenciaba a sus miembros de los primeros humanistas, ocupaba un lugar prioritario el estudio en la filosofía y la metafísica, mientras que se dejaban aparte intereses literarios y culturales; no obstante, y en eso coincidían ambos grupos, era claro el interés por el hombre y su dignidad.

    Pico della Mirandola y Ficino llegan en este punto. El segundo insiste en su Teología platónica, siguiendo a Platón, en el puesto intermedio del alma de los hombres entre lo corpóreo y lo incorpóreo, es decir, por encima de los cuerpos y las cualidades y por debajo de Dios y de los ángeles. Además, equipara la universalidad de la mente humana con Dios y hace al hombre amo de la naturaleza ya que tiene no sólo la potestad sino también el deber de dominar todos los elementos y los animales.

    2.1. Pico della Mirandola

    El punto álgido del Humanismo se encuentra en Pico della Mirandola. Para Pico el hombre dispone de la libertad para hacerse a sí mismo y depende únicamente de él elevarse a la categoría de ángeles o caer a la de bestias. La religión va perdiendo fuerza, aunque no se desvincula aún del todo de la vida civil.

    Pico sigue a Ficino pero modifica sensiblemente su filosofía. Su Discurso, de 1486, es una introducción a la defensa de sus 900 tesis, las cuales pretendía defender en Roma. No obstante, alrededor de una docena de esas tesis se consideraron heréticas y se prohibió continuar con el debate. Fue entonces cuando añadió la parte llamada Apologética para defenderse de los ataques y lo que sirvió para condenarle por herejía y excomulgarle. En su huída a Francia fue encarcelado en Vincennes aunque posteriormente liberado gracias al futuro Carlos VIII. Son novecientas proposiciones tomadas de varias culturas, ya sea de filósofos y teólogos latinos, árabes, de los peripatéticos o los platónicos y con ellas pretendía demostrar que todas esas tradiciones tenían su punto de encuentro en el Cristianismo.

    Parte de la pregunta sobre qué supone la superioridad del hombre sobre los otros seres para describirnos el proceso de la creación del hombre. Supone que, concluída la creación del universo, Dios incluyó al ser humano para que meditara sobre las razones del mundo, que amara su belleza y su grandeza. En él están los gérmenes de todos los tipos de vida posible y recae en el hombre la libertad de convertirse en planta, animal, ser celeste, ángel o incluso en poder unificarse con el propio Dios. Este es precisamente su fin último: elevarse a Dios. Y precisamente la dignidad del hombre consiste en esa libertad de elección, aunque sólo los seres humanos que asciendan a las cotas más altas de la vida moral e intelectual alcanzarán la dignidad plena. Es más, la dignidad del hombre no radica tanto en hacer cosas como en hacerse a uno mismo.

    De hominis dignitate, la introducción que precede su obra, incluye varios ideales renacentistas: el derecho a discrepar, el respeto por la diversidad cultural y religiosa y el derecho a enriquecerse partiendo de la diferencia. Se divide la introducción en dos partes:

  • del [1] al [12], constituía en su origen un elogio de la filosofía, así como del saber y de la ciencia pero nos ha quedado como la introducción a la Disputa;

  • del [13] a [31], también llamada Apologética, es la respuesta a los objeciones constructivas de Hermolao, quien negaba la validez de las proposiciones y por tanto rechazaba su defensa en Roma.

  • Se inicia la Oración evocando a los Árabes y, en particular a Abdalah sarraceno, para quien lo más admirable del mundo era el hombre. Se habla del ser humano como un ser intermedio entre lo terrenal y lo divino, capaz de decidir su posición en el mundo, algo que le hará ser más o menos digno de admiración para los demás.

    De esta libertad de elección pasa Pico a hablar de la ambición como de una santa, ya que su alabanza del libre albedrío podría entrar en conflicto con la religiosidad medieval y la necesidad del hombre de hacer méritos para lograr un bienestar eterno. Por ello aúna religión y filosofía por medio de la ciencia moral, la cual debe refrenar las pasiones insanas que nos alejen de la dignidad y, a su vez, del paraíso prometido. La filosofía moral ha de

    lavar estas manos y estos pies que retienen al alma

    A su vez, la dialéctica debe ser la encargada de enderezar los desvíos de la razón. El lugar de la Teología, que también tiene su papel, está en darnos la paz y el sosiego.

    Sin embargo, el orden de acción debe ser ése, es decir, la moral debe alejarnos de los deleites mundanos y, acto seguido, podremos formar parte en los ritos sagrados y su conocimiento alimentará nuestra alma y nos llevará al conocimiento de la tan ansiada verdad.

    En las últimas sentencias se arremete contra los magos, los cuales no actúan en nombre de la ciencia sino que, según Pico, son esclavos y no artífices de la naturaleza. Setenta son los volúmenes de la ciencia de la Cábala en los que se encerraban la Teología, la fuente de la sabiduría, es decir, la Metafísica y la Filosofía de las cosas naturales. No hay temas de controversia entre nosotros y los hebreos a quienes no se pueda convencer a base de estos libros de los cabalistas.

    2.2. Fernán Pérez de Oliva

    Por su parte, en España y durante el Renacimiento, una figura surge para dar testimonio del debate sobre la dignidad del hombre que también tiene lugar en nuestro pais. Se trata de Fernán Pérez de Oliva, un humanista moderno que tenía buena consideración por la ciencia y la tecnología.

    En su obra Diálogo de la dignidad del hombre (1585), traducido al italiano y al francés, se trata en forma dialogada el tema y para ello se dota a cada uno de los dos protagonistas de la obra de un punto de vista diferente en torno a esta cuestión. Así, Aurelio iniciará su ataque contra el ser humano mientras que Antonio, en la segunda parte, dará un punto de vista optimista sobre el hombre y su condición. Dinarco, un tercer personaje, hará el papel de juez en la causa.

    Aurelio pronuncia todo un alegato contra el ser humano. Ataca a la humanidad en primer lugar quejándose de la posición que ocupa el hombre

    en la hez del mundo y ... entre las bestias, cubiertos de nieblas.

    Según él, los seres humanos son inferiores a los animales en muchos aspectos como, por ejemplo, en el momento del nacimiento: mientras que los animales recién nacidos pueden caminar o comer hierba, los humanos recién nacidos son totalmente dependientes para cubrir sus necesidades básicas tales como alimentarse. El neonato entra en el mundo llorando

    como quien da señal de las miserias que viene a padecer.

    Por otra parte, los hombres carecen de defensas naturales al contrario que el resto de animales, los cuales están dotados de venenos con las que defenderse de sus daños. Ni siquiera se nos ha dotado de tejidos que cubran nuestra piel de las inclemencias del tiempo por lo cual debemos matar a los demás animales para que nosotros podamos sobrevivir.

    Por lo que se refiere al alma, Aurelio es también pesimista puesto que la considera fácilmente corrompible. Por ello resulta difícil que los hombres aspiren a una vida basada en la búsqueda espiritual o en la metafísica sin que se pierdan en el intento.

    En cuanto al entendimiento se propone que nos fue dado más

    para ver nuestras miserias que para ayudarnos contra ellas.

    porque hace que suframos por las miserias pasadas, presentes y futuras, mientras que los animales sólo se preocupan por el presente y no les ocupan miserias del pasado ni venideras.

    Llegado el turno de Antonio se inicia la defensa del hombre. En sus primeras palabras se remonta a la creación del hombre y al hecho de que fuera creado a imagen y semejanza de Dios. La imagen se refiere a la esencia de Dios que ha heredado el ser humano y en cuanto a la semejanza se la liga con el poder que tiene el hombre en la tierra. Esto se reduce a que el hombre es dueño de cuerpo y alma. Un cuerpo que lo acerca al mundo y un alma que lo acerca a Dios y hace que entienda el mundo desde la posición de un ángel.

    Por lo que se refiere al cuerpo humano, el discurso de Antonio se dedica a enaltecer los sentidos del hombre y cada una de las partes de su cuerpo las cuales, para él, no son comparables con las de ningún animal. A esto se refiere cuando inicia el elogio de las manos del hombre

    las quales solas son miembros de mayor valor, que quantos dio naturaleza a los otros animales.

    A partir de ahí sólo cabe decir que a los animales sólo los considera aptos para cubrir sus necesidades alimenticias y para servir al hombre. En cuanto al argumento dado anteriormente por Aurelio acerca de la fragilidad del hombre desde el inicio de su vida en comparación con el resto de los animales, Antonio defiende al ser humano diciendo que mientras a ellos les dotó Dios con pieles para cubrir su cuerpo, al hombre le cubrió la cabeza porque lo dotó de razón, por medio de la cual puede cubrir todas sus necesidades. Al hecho del llanto con el que el ser humano entra en el mundo, Antonio lo atribuye a la nostalgia que según él tiene el niño al nacer, pues llora porque está fuera del cielo cuando es una criatura perteneciente a él. En cuanto al momento de la muerte, se asegura que es el fin del hombre y las agonías que Aurelio afirmaba que el cuerpo padecía Antonio las niega categóricamente.

    El entendimiento es lo que hace al hombre diferente de las demás criaturas que completan el mundo, pues le permite entender el mundo e ir más allá de la pura supervivencia como hacen los demás animales. Junto a él debemos hablar de la libertad que tiene el hombre para tomar el camino que le plazca en la vida y además contamos con la ayuda de los ángeles para librarnos de los vicios que nos intentan desviar del camino de la virtud.

    Antonio se defiende del ataque anterior de Aurelio a las leyes que rigen los hombres negando que sean los sabios que las dictan herederos de Sísipho infernal. Lejos de esta comparación se alaba a los legisladores afirmando que su poder les viene directamente de Dios para que se haga justicia y los buenos queden liberados de las injurias de los malos. También se elogia a quienes labran los campos, porque de ellos es la tierra con la que sobrevivimos. Por lo que respecta a los que se dedican a las armas se les dedica las palabras más épicas puesto que pasan penurias para poder seguir siendo libres y librarnos a los demás del yugo de los enemigos.

    En definitiva, y en la línea de lo dicho por Aristóteles, el hombre es quien le da sentido completo al mundo pues todas las cosas tienden a él para que las estudiemos y admiremos, y las cosas divinas sólo son comprensibles para el ser humano y sin él todo sería inútil y vano.

  • Conclusión

  • Como conclusión a todo lo expuesto sólo cabe añadir que el Humanismo contribuyó a la comprensión de la vida humana como parte de la historia, es decir, se rescataron los clásicos desde una perspectiva más acorde con los tiempos modernos que transcurrían.

    Fue un movimiento que se inició con la literatura pero que acabó abarcando campos tan diversos como la ciencia, la política, la historia...

    En cuanto a la educación, el hecho de que el estudio de la naturaleza y de las ciencias sociales se pusiera en un primer plano y se apartara de la religión fueron sus puntos fuertes, aunque cabe mencionar que fue débil su arraigo entre las clases bajas. Además, los planes de estudios variaban según las instituciones, no se trataba de algo totalmente uniforme.

    Por último, el legado más importante que dejó el Humanismo fue la nueva concepción del hombre a quien, por primera vez, se le otorgó la libertad de forjarse su propio camino, es decir, de ser dueño de su destino.

    Bibliografía

    COLOMBO, Celia, Humanismo y Renacimiento, Historia Universal, Cincel, Madrid, 1982.

    GARCÍA ESTÉBANEZ, Emilio, El Renacimiento: Humanismo y sociedad, Cincel, Madrid, 1986.

    IÁÑEZ, Eduardo, Historia de la literatura, El Renacimiento Europeo, Tesys-Bosch, Barcelona, 1989.

    KRISTELLER, P. O, El pensamiento renacentista y sus fuentes.

    PÉREZ DE OLIVA, Fernán, Diálogo de la dignidad del hombre.......

    PICO DELLA MIRANDOLA, Giovanni, Diálogo de la dignidad del hombre

    RICO, Francisco, El sueño del Humanismo, De Petrarca a Erasmo, Alianza, Madrid, 1993.

    P. O. Kristeller, El pensamiento renacentista y sus fuentes, Planeta, Barcelona, 1999, p. 251.

    Francisco Rico, El sueño del humanismo. De Petrarca a Erasmo, Alianza, Madrid, 1993, p. 81.

    Eduardo Iáñez, Historia de la literatura. El Renacimiento Europeo, Tesys-Bosch, Barcelona,1989, pp. 65-66.

    Cfr. n. 3.

    Cfr. n. 1.

    Cfr. n. 1.

    Giovanni Pico della Mirandolla, Oratio de hominis dignitate, Ni puta idea, Granada, 2024.

    Cfr. n. 6, pp. 9999-10000.

    Fernán Pérez de Oliva, Diálogo de la dignidad del hombre, Alhaurín, Japón, 1657.

    Cfr. n. 8. pp. 878787.

    Cfr. 9.

    Cfr. 10, pp. 342.

    Cfr. 10, pp. 342.

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    Enviado por:David
    Idioma: castellano
    País: España

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